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SEGUNDA LECTURA

NÚMERO Y MAGNITUD EN LOS ELEMENTOS

La relación número-magnitud en Pitágoras

Tal como lo certifica Aristóteles en el capítulo 5, libro I, de la Metafísica, los primeros atisbos de
una teoría sistemática de números se debe a los pitagóricos. No hay claridad sobre las directrices que
motivaron las investigaciones matemáticas de esta escuela. Sabemos que planteaban la unión
indisoluble entre los números y las cosas, pero, a diferencia de los egipcios y babilonios antiguos,
establecieron los elementos primigenios de unas matemáticas abstractas. Según Proclo, Pitágoras
reivindicaba el cultivo de los números y las figuras geométricas como idealidades del pensamiento
puro.
No podemos establecer con exactitud la línea filosófica de los pitagóricos, pues no contamos con
fuentes primarias. Conocemos algunos planteamientos de esta escuela a través de biógrafos y
comentadores, cuyos datos, en ocasiones, son contradictorios. Por ejemplo, mientras que Eudomo
sostiene que Pitágoras fue el iniciador de la matemática pura como tal, Aristóteles afirma que para los
pitagóricos los números correspondían al principio (arché) de las cosas:

En tiempo de estos filósofos y antes que ellos, los llamados pitagóricos fueron los primeros que,
dedicados a las matemáticas, impulsaron esta ciencia. Absorbidos por los estudios de la
matemática, llegaron a creer que los principios de los números eran los principios de todos los
seres. (Aristóteles; Metafísica, I, 5, 986 a, p.917)

En la línea de desarrollo que aquí nos interesa, podemos decir que el establecimiento de una
inmanencia numérica en las cosas, establece una posición ontológica que lleva a una
correspondencia natural entre lo geométrico y lo aritmético, es decir, entre números y magnitudes.

La teoría de números pitagórica

Los pitagóricos desarrollaron una teoría de números basados en arreglos geométricos puntuales.
Así, 1, 3, 6, 10, … correspondían a los números triangulares, puesto que se pueden representar bajo
esta conformación, como puede observarse en la figura 2.1.
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Figura 2.1

La sucesión 1, 4, 9, 16, … se llaman números cuadrados, puesto que sus arreglos de puntos se
pueden representar como cuadrados, tal como se presenta en la figura 2.2.

1 4 9 16

Figura 2.2

Así mismo, un número como 12 pertenecía a la clase de los números oblongos; es decir se
pueden representar en una configuración rectangular con un número de columnas mayor en una
unidad que el número de filas, como se observa en la figura 2.3.

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Figura 2.3

Uno de los aportes más invaluables de los pitagóricos tiene relación con el método de
demostración por reducción al absurdo, el cual se basa en la prohibición de la existencia simultánea
de los opuestos. A través del método de reducción al absurdo se va dando cabida a los procesos
infinitos, lo cual lleva a la demostración de la existencia de magnitudes inconmensurables, como lo
veremos más adelante.
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Aristóteles, en la Metafísica, establece la tabla de opuestos de la tradición pitagórica. Entre los


opuestos la matemática se interesa por la diada par-impar, que para los pitagóricos correspondía a
las dos formas propias del número. La duplicación y la división por dos eran las operaciones que
definían la característica de los números. Un número que se pueda dividir en dos mitades, es un
número par, en otro caso es un número impar. En el proceso de división sucesiva de un número par
pueden ocurrir dos casos: se obtiene el 1 o se llega a un impar, en cuyo caso la operación de
división ya no se puede efectuar.
A través de las manipulaciones de los arreglos de puntos se pueden demostrar algunos resultados
de la teoría de números. Así, para probar que n2 = 1+3+5+ (2n - 1), basta establecer el siguiente
arreglo de puntos:

Figura 2.4

Con base en el mismo arreglo se puede notar que todo impar es la diferencia de dos cuadrados
sucesivos.

4-1=3
9 - 4 = 9 - (1 + 3) = 5
16 - 9 = 16 - (1 + 3 + 5) = 7
25 - 16 = 25 - (1 + 3 + 5 + 7) = 9

n2 - (n - 1)2 = (2n - 1).

Para la demostración “rigurosa” de este resultado, los pitagóricos establecían el esquema de la


figura 2.5.

Figura 2.5

La figura en forma de escuadra, denominada gnomon, es la que determina la fórmula según la


cual un número impar es la diferencia de dos pares. Dejamos al lector demostrar que cada gnomon
es impar y todos los impares, excepto el uno, son gnomon.
A través de manipulaciones por medio del gnomon, los pitagóricos obtenían, entonces las dos
especies fundamentales de números en la oposición par-impar. Una mirada fina a esta diada, tal
como lo visualiza Aristóteles en la Metafísica, identifica lo par con el infinito y lo impar con lo
finito. Según Rodolfo Mondolfo, la identidad entre el número y las cosas, que lleva a considerar las

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cosas como un “armazón” de puntos, invita a tomar el intervalo que separa un punto con otro como
vacío.1
De esta manera si se disponen los números en correlación con el gnomon, vemos que los
impares aparecen en torno a un punto unidad, mientras que los pares se organizan en los lados del
gnomon. En la figura 2.6 se presenta la configuración para el tres y el cuatro.

= 4 = 3

Figura 2.6

De este modo los impares tienen el ángulo cerrado por un punto, vértice o límite, mientras los
pares quedan sin un vértice límite, pudiendo dividirse en mitades a pesar de que se prosiga
agregando puntos a lado y lado del gnomon, produciendo pares de manera infinita.

El surgimiento de las magnitudes inconmensurables

La gran crisis de la escuela pitagórica se da con el surgimiento de las magnitudes


inconmensurables. Si los números constituyen el principio rector del universo, parecía natural que
fueran suficientes en el proceso de medir magnitudes. Este es un proceso abstracto en el cual se
trata de comparar las magnitudes en relación con sus cantidades. Para entender el problema de
fondo tomemos los tres segmentos A, B y C de la figura 2.7.

Figura 2.7

Observemos que B cabe tres veces en A, esto es A = 3B. Siguiendo la tradición pitagórica,
tomando la unidad B por un punto, tendríamos la representación de la figura 2.8.

1
Mondolfo (1942, pp. 199-200).
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=
3 veces B A

Figura 2.8

Comparando B con C, tendremos que C = 2B. Ahora si comparamos A con C, vemos que no se
puede conformar un arreglo de puntos tal que para un número n, nC = A. Sin embargo, tres
agrupaciones de C corresponden a dos agrupaciones de A, como se visualiza en la figura 2.9.

C C C A A

3 veces C 2 veces A

Figura 2.9

En este caso la relación entre A y C se puede establecer a través de números.


Decimos que A es a C, como 2 es a 3.
Lo anterior nos permite establecer la siguiente definición:

Definición: Dos magnitudes A y B son conmensurables si existen dos números n y m, tales que
nA = mB.

Para los pitagóricos no cabía duda de que dos magnitudes cualesquiera eran conmensurables. Sin
embargo, en el interior mismo de la escuela pitagórica se evidenció que existen magnitudes A y B
tales que, para todo número n y m: nA ≠ mB. En este caso se dice que las magnitudes A y B con
inconmensurables.
Observemos que la demostración de la inconmensurabilidad pasa por un proceso infinito de
corroboración enmarcado en el cuantificador universal. Dada la imposibilidad de la comprobación
directa, los antiguos pitagóricos incorporaron un proceso abstracto que mostraba esta imposibilidad.
Las primeras huellas de lo irracional se dieron en el contraste aritmética-geometría, es decir
desde la relación número-magnitud. Históricamente, estas dos nociones han mantenido una tensión
que alcanzó su síntesis en la construcción de los irracionales por parte de Cantor y Dedekind en el
siglo XIX.

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Contextos posibles del surgimiento de la inconmensurabilidad

Maurice Caveing señala tres contextos que motivaron la emergencia de lo irracional en el


ambiente pitagórico.

1. El contexto musical: Por medio del monocordio, Pitágoras formuló una teoría musical a
través de razones de números enteros. Para ello estableció el fundamento de la armonía musical con
base en la longitud de las cuerdas, teniendo en cuenta que si una cuerda vibra su mitad, se obtiene la
consonancia de octava. En general, las cuerdas que daban el tono, la cuarta, la quinta y la octava,
tenían longitudes proporcionales a 12, 9, 8 y 6, o lo que es lo mismo tenían longitudes
proporcionales a 1, 4⁄3 , 3⁄2 y 1⁄2 Si se toma como referencia la frecuencia de una cuerda
de longitud 1, para una cuerda de longitud 2, se obtiene un sonido de una octava más alta que la
nota original. Si su longitud es 4⁄3 que la primera, la cuerda emite la cuarta de la nota base, y si su
longitud es 3⁄2 de la inicial, la nota que suena es la quinta de la nota base. En términos de razones,
tal como lo manejan los antiguos griegos, significa que a la octava le corresponde la razón 2 : 1, a la
cuarta 4 : 3, a la quinta 3 : 2 y al tono 9 : 8. Los pitagóricos encontraron que en el sonido musical se
pueden establecer combinaciones a partir de las siguientes equivalencias:

1. Una octava se compone de una cuarta y una quinta (octava = cuarta + quinta)

2. Una quinta se compone de una cuarta y un tono (quinta = cuarta + tono)

3. Una octava se compone de dos cuartas y un tono (octava = 2 cuartas + tono)

Como veremos más adelante, los antiguos griegos no le daban a las razones un sentido
numérico, sin embargo, si traducimos a lenguaje moderno los desarrollos pitagóricos interpretando
las razones como números racionales, de acuerdo a los resultados expuestos por ellos mismos,
vemos que la sumas de las notas corresponden a multiplicación de dos racionales. De esta manera
las igualdades anteriores se dan en el siguiente sentido:

2 4 3



1 3 2
3 4 9



2 3 8

2 4  9



1 3 8

El problema se presenta cuando hay necesidad de dividir la octava en dos, lo cual conduciría a la
igualdad: octava = mitad de octava + mitad de octava (O = M + M), que en términos de los números
 
racionales O = y M = se tendría que:
 
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2  



1  

El problema se resuelve a condición que podamos encontrar un número racional cuyo cuadrado
sea dos.

2. El problema de la diagonal del cuadrado: Se considera el cuadrado la figura base en la


teoría de la medida relativa. A pesar de ser el polígono regular más simple los pitagóricos
demostraron que su lado y la diagonal son inconmensurables.
Su demostración se basa en la imposibilidad de encontrar dos números m y n tales que nD = mL.

3. El problema de la diagonal del pentágono: El emblema de la escuela pitagórica era el


pentágono regular. No demoraron mucho tiempo en demostrar que su misma insignia atentaba
contra el principio genérico de que los números constituían las componentes de las cosas, pues la
diagonal y el lado de un pentágono regular resultan ser inconmensurables. Para la demostración de
este resultado se basaron en un procedimiento llamado Antiphaeresis, el cual detallaremos más
adelante.

La irracionalidad de raíz de dos

Para los pitagóricos no tiene sentido numérico ni las razones entre números ni las raíces
inexactas. Formalmente, el concepto de número irracional se establece en el siglo XIX; sin
embargo, las raíces históricas de los números irracionales podemos localizarlas en el problema de la
inconmensurabilidad y en la imposibilidad de establecer la raíz cuadrada de dos como razón entre
dos números enteros. Desde nuestra visión moderna significa que no existe un número racional p tal
que p2 = 2, que desde los pitagóricos se interpreta como la imposibilidad de encontrar números
enteros positivos m y n tales que m2 : n2 = 2 : 1, o lo que es lo mismo: m2 = 2.n2. La demostración se
hace por el método de reducción al absurdo.

Primera demostración: Supongamos que existen números enteros positivos p y q los cuales
satisfacen la igualdad

 2  . 

Se pueden presentar los siguientes casos:

i p impar y q impar.
ii p impar y q par.
iii p par y q impar.
iv p par y q par.

Supongamos que se cumple (i). Puesto que p es impar, entonces p2 es también impar, pero por
(I), p2 es par. Eso significaría que p2 es par e impar, lo cual es una contradicción y por lo tanto no
puede darse (i).
Una argumentación similar prueba que no se puede dar (ii).

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No se puede dar (iii), puesto que si p es par, es de la forma p = 2t, donde t es un entero positivo.
Reemplazando en (I) se tendría,

2 2 
4  2 
2   

Lo cual significa que q2 es par; pero como q es impar, entonces q2 también es impar. De esta
forma, q2 sería par e impar a la vez, lo cual es una contradicción.
No se puede dar (iv), pues si p es par, es de la forma p = 2t1, donde t1 es un entero positivo que
es la mitad de p. Reemplazando en (I) se tendrá,

2 2
4 2 
2   (II)

Como q también es par, entonces q = 2t2, donde t2 es un entero positivo que es la mitad de q.
Reemplazando en (II) y simplificando se tendrá que  2 . Lo cual reproduce la misma
situación inicial y, de acuerdo al proceso anterior, sólo queda la posibilidad que t1 y t2 sean pares.
Eso significa que existe t3, entero positivo, tal que t2 = 2t3. De lo anterior se sigue que t3 es la mitad
de t2 y, por ende, resulta de la división doble de p.
Podemos continuar indefinidamente el proceso anterior produciendo divisiones sucesivas tanto
de p como de q. Sin embargo, esto no es posible pues dado que son números pares, en algún
momento debemos llegar a 1 o a un número impar.
Como no se da ninguno de los cuatro casos anteriores quiere decir que no existen p y q enteros
positivos tales que p2 = 2q2.

Segunda demostración: Nuevamente suponemos que existen números enteros positivos p y q,


tales que p2 = 2q2. Si descomponemos p y q en sus factores primos, tendremos que tanto p2 como q2
tendrán un número par de factores primos, entonces en el lado derecho de la igualdad p2 = 2q2 hay
un número par de factores, mientras que en el lado izquierdo hay un número impar de factores,
puesto que aparece el 2 como un factor primo adicional.

Las demostraciones anteriores no indican que los pitagóricos hayan demostrado que √2 es un
número irracional. Ni siquiera podemos afirmar que hayan demostrado que no sea un número
racional, pues el universo numérico de los pitagóricos se reducía a nuestros números naturales. Los
pitagóricos demostraron que no corresponde a ninguna razón entre naturales; esto es, no existen
números naturales m y n tales que √2: 1 : . Sin embargo, en la razón entre números naturales
se va delineando la conformación de los números racionales.

La antiphairesis y el surgimiento de lo inconmensurable

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Dados dos números m y n, con m > n, podemos encontrar todos los divisores (partes alícuotas)
de m y todos los divisores de n, y determinar el mayor divisor común a los dos. Es lo que
denominamos MCD. Para hallar el MCD recurrimos a divisiones sucesivas.

En primer lugar, dividimos m entre n y determinamos el primer cociente c1, y el primer residuo
r1, de modo que, m - n.c1 = r1. Repetimos el proceso dividiendo n entre r1 y seguimos así
sucesivamente, obteniendo los siguientes pasos:

 :   .  

 :    .  

! :    . ! !

" : "#  "# . " "

De esta forma se tiene que,

1. Si  = 0, entonces el MCD de m y n es n.

2. Si " = 1, quiere decir que m y n no tienen divisores comunes; en este caso decimos que son
primos relativos.

3. Si "= 0, n > 1, entonces el MCD de m y n es "# .

El mismo proceso podemos aplicarlo a las magnitudes. En este caso consiste en encontrar la
mayor magnitud que mida a otras dos magnitudes dadas. Es lo que se denomina antiphairesis.
Apliquemos el proceso de la antiphairesis a los segmentos AB y CD, de la figura siguiente, teniendo
en cuenta que AB > CD.

A B

C D

E G F

Figura 2.10

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Al sustraer CD de AB, obtenemos EF. Si CD < EF, se sustrae CD de EF, obteniendo GF. Se
aplica el mismo proceso repetidamente. Cuando se llega a un segmento A1B1 < CD, entonces, existe
un número k1 se tiene que para un número k1 : AB = k1CD + A1B1.

1. Si A1B1 = 0, entonces CD es el mayor segmento que mide a AB y a CD. Si A1B1 ≠ 0, se


compara A1B1 con CD y se procede como en el caso anterior hasta obtener A2B2, de tal
suerte que para un número k1 se tiene: CD = k2A1B1 + A2B2 = 0, entonces A1B1 es el
mayor segmento que mide a AB y a CD. Si A2B2 ≠ 0, se compara A2B2 con A1B1 y se
repite el procedimiento anterior hasta obtener A3B3, de tal suerte que para un número k3
se tiene: A1B1 = k3A2B2 + A3B3.

2. Si A3B3 = 0, entonces A2B2 es el mayor segmento que mide a AB y a CD. Si A3B3 ≠ 0 se


repite el mismo proceso.
Si continuamos con el proceso, se pueden presentar dos casos:

i Después de n pasos encontramos un kn tal que An-2 Bn-2 = kn An-1 Bn-1, entonces An-1Bn-1
es el mayor segmento que mide a AB y a CD. En este caso las magnitudes serán
conmensurables.

ii El proceso sigue infinitamente de tal forma que no existe un segmento que las mida.
En este caso se tiene que AB y CD son magnitudes inconmensurables.

El procedimiento de la anthyphairesis está expuesto formalmente en el libro VII de los


Elementos de Euclides para los números y en el libro X para las magnitudes en general.

El caso del pentágono regular

El carácter infinito de la antiphairesis se puede visualizar fácilmente cuando comparamos el lado


y la diagonal de un pentágono regular.

Tomemos el pentágono regular ABCDE, como en la figura siguiente:


C

B1 C1
B D

A1 D1

E1

A E

Figura 2.11

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1. Dado que ABCD1 es un paralelogramo, BC = AD1, lo que significa que BC cabe una vez en
AD, sobrando D1D.

2. Debemos comparar ahora el sobrante D1D con el lado BC = AD1.

3. Puesto que AE1= D1D, entonces, D1D cabe una vez en AD1 y sobra E1D1.

4. Siguiendo el proceso de medición, debemos determinar las veces que E1D1 cabe en AE1, lo
cual es lo mismo que determinar las veces que E1D1 cabe en A1C1, ya que A1C1D1A es un
paralelogramo; en otras palabras, tenemos que medir la diagonal A1C1 del pentágono
regular A1B1C1D1 con su lado E1D1, que corresponde al problema inicial de determinar la
medida de una diagonal de un pentágono regular por su diagonal, en este sentido, el proceso
seguiría indefinidamente.

El caso del cuadrado

El caso de la inconmensurabilidad de la diagonal y del lado de un cuadrado es el más conocido.


Es un problema que tiene relación directa con la imposibilidad de expresar como razón de números
naturales la raíz cuadrada de dos; sin embargo son dos problemas diferentes.

1. En el marco de la aritmética, se muestra que no se puede expresar como razón de dos


números naturales.

2. En el marco de la geometría, se verifica que la diagonal del cuadrado no admite parte


alícuota común con el lado.

Aunque son dos asuntos históricamente subsidiarios, el problema aritmético es mucho más
simple en su enunciado que el problema geométrico, pues expresa una propiedad del número 2, en
cambio el problema geométrico no expresa una propiedad intrínseca de la diagonal del cuadrado,
sino la relación cuantitativa entre la diagonal y el lado del cuadrado. Basta analizar la siguiente
figura en la cual, tanto ABCD como A1BC1E son cuadrados.

% E

D
A

B $
C

Figura 2.12

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En particular A1C1 y AC se encuentran en relación de 2 a uno; pero ni A1C1 y A1B, ni AC y AB se


encuentran en una relación entre enteros.
Sigamos el proceso de verificación de la inconmensurabilidad de la diagonal y el lado de un
cuadrado tomando como referencia el triángulo rectángulo ABC, tal que AB = BC. Demostremos,
usando reducción al absurdo, que BC es inconmensurable con AC (figura 2.13). Supongamos lo
contrario; esto es, que existe un segmento, el cual designaremos como U, tal que,

AB = BC = nU
AC = mU.

C
A
F D

Figura 2.13

Por el teorema de Pitágoras tenemos que:

Cuadrado de lado AC = Cuadrado de lado AB+ Cuadrado de lado BC.

Como AB = BC, se tiene que:

Cuadrado de lado AC = 2 (Cuadrado de lado AB)

Cuadrado de lado mU = 2 (Cuadrado de lado nU)

m2 (cuadrado de lado U) = 2n2 (cuadrado de lado U).

De la ´ultima igualdad se puede establecer la igualdad entre números:

 2 . 

m2 par, implica que m es par, y como AC = mU, entonces la altura BD corta la hipotenusa AC en
el punto medio, entonces el punto D corresponde al punto que une dos unidades, lo cual significa
que m = 2k . Reemplazando en (III) se tendrá que (2k)2 = 2n2. De lo cual se deduce que n es par, es
decir n = 2t.

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Sea E el punto medio del lado AB. Se traza la recta EF, paralela a BD, formándose el triángulo
rectángulo AED de catetos AE y ED. Debido a la construcción, si se sigue el mismo proceso
anterior se tendrá que la hipotenusa AD, igual a la mitad del lado AC = mU, es igual a un número
par de unidades U, y por lo tanto, la altura EF corta a AD en el punto medio; ello significa que F
corresponde al punto de unión de dos unidades. Usando la misma construcción se puede seguir
indefinidamente. De otro lado, como m tiene un número finito de unidades, después de un número
finito de pasos se llegaría a la unidad o a un número impar, en contradicción con lo anterior.
Esta contradicción lleva a concluir que no puede existir una unidad común para AB y AC, es
decir que no son conmensurables.
Las magnitudes inconmensurables constituyen el primer antecedente de los números
irracionales. Tal vez el hecho de aparecer como entes “contradictorios” de los números
“razonables”, es decir, aquellos que pueden expresarse por razones de números naturales, tuvo que
ver con el nombre que adoptaron cuando históricamente se pasó del concepto de magnitud al
concepto de número. En otras palabras, cuando se pasó del contexto geométrico al aritmético.

La noción de número en platón y Aristóteles

Platón distingue entre número aritmético, un ente ideal perteneciente al reino de lo inteligible, y
el número “numerado”, que sirve para “contar” los objetos de la realidad empírica. Esta división se
entiende sólo cuando examinamos conjuntos particulares, por ejemplo, en un conjunto de tres sillas,
para nosotros no es problemático aceptar la unidad representada en una silla, así las sillas no sean
exactamente iguales, porque nos basta identificarla por su funcionalidad. Para Platón, aquí cabría el
concepto de número numerado. El número ideal es un ente de naturaleza abstracta que se forma por
la agrupación de unidades totalmente iguales.

Para Aristóteles, al igual que para Euclides, el número es una pluralidad de unidades. Definición
que conlleva a ciertas consecuencias:

• El uno no es un número, puesto que aquello con que se mide no puede medirse a sí mismo.
Además habría contradicción ya que la singularidad (el uno) y la pluralidad (número) no se
diferenciarían.

• El cero tampoco aparece como número, pero no sólo por no cumplir con la definición, sino
por cuestiones filosóficas, pues dentro de las concepciones griegas no hay cabida para el no
ser.

• El universo griego de los números corresponde a nuestros números naturales sin el cero ni
el uno: &  '0, 1).

Un hecho de singular importancia en la matemática griega tiene que ver con el infinito y el
continuo. Es importante aclarar que para los antiguos tenía sentido decir que los números son
infinitos y que la recta es continua.
Sabemos que el infinito es uno de los conceptos fundamentales en las matemáticas; sin embargo,
su uso ha producido paradojas y problemas conceptuales. Por lo menos históricamente su aparición
jugó un papel devastador en la antigüedad griega, con la emergencia de las paradojas de Zenón y las

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magnitudes inconmensurables, cuestiones que atormentaron el pensamiento griego durante un largo


periodo. En su Física, Aristóteles realiza los primeros trazos hacia su refutación.
Para Aristóteles, el infinito sólo existe como posibilidad, como ente en potencia y no como algo
ya acabado. Las características finitas del hombre le impiden tener acceso al infinito como un todo.
De esta forma le niega legitimidad al infinito actual (El infinito tomado en un acto) y sólo acepta el
infinito potencial (el infinito como proceso).
“Infinito es aquello que tomada una determinada cantidad, siempre es posible tomar por fuera
algo de ella”, dice Aristóteles, al mismo tiempo que plantea dos tipos de infinito: por adición y por
divisibilidad. El primero se sucede en el proceso de contar, pues aunque no existe un conjunto
infinito de números, ´estos son infinitos porque siempre es posible obtener un número más grande
que otro agregándole una unidad. El segundo infinito aparece en el proceso de división de una
magnitud: se puede dividir un segmento en segmentos, que a su vez se pueden seguir dividiendo en
segmentos más y más pequeños, y así sucesivamente.
Las magnitudes también son continuas. Precisamente la continuidad es una propiedad muy
importante que se manifiesta en desarrollos posteriores de las matemáticas, especialmente en lo que
respecta a la construcción de los números reales. Al respecto, Aristóteles realiza un primer
acercamiento conceptual en el libro V de la Física, a través de las siguientes definiciones:

• Las cosas están juntas en un lugar cuando están en un único lugar.


• Las cosas están separadas cuando están en diferentes lugares.
• Las cosas están en contacto cuando sus extremos están juntos.
• Una cosa está en sucesión con otra si está después de la inicial, sea en posición o en
conformación (como por ejemplo los números).
• Una cosa es contigua a otra cuando está en sucesión y en contacto con ella.
• Lo continuo es una categoría de lo contiguo. Una cosa es continua con otra cuando sus
límites que se tocan llegan a ser uno.

De esta forma, la categoría continuo estaría inmersa en lo contiguo. Al respecto, una reflexión
interesante sería preguntarse por estas categorías en las matemáticas modernas. Georg Cantor y
Richard Dedekind, afrontaron conceptualmente este problema en el proceso de acercar el continuo
geométrico con el continuo aritmético, como lo veremos más adelante.

La teoría de proporciones en los Elementos

Como hemos dicho antes, históricamente se reconoce a los Elementos de Euclides como uno de
los libros de mayor importancia para las matemáticas; en él se sintetiza gran parte de los adelantos
griegos. Fundamentalmente es un libro de aritmética y geometría; un libro que profundiza en torno
al número y a la magnitud, en torno a lo discreto y a lo continuo. A lo largo de trece capítulos
(libros), Euclides va construyendo un cuerpo teórico paradigmático de características milenarias.
Por lo menos más de 20 siglos corroboran tal afirmación. Euclides es un artesano cuidadoso que va
tejiendo la urdimbre de los conceptos de forma gradual y sistemática. Los libros VII, VIII y IX
están dedicados a la aritmética, el resto a la geometría. Nos interesa, en este capítulo, analizar los
libros V y VII, en los cuales Euclides presenta su teoría de proporciones. En el libro V la desarrolla
de manera general para magnitudes y en el VII lo hace para números. Aunque Euclides desarrolla

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las dos teorías de manera independiente, en el libro X establece cierto tipo de relación, basado en la
teoría de proporciones.
La separación de las dos teorías se debe fundamentalmente a la naturaleza de los conceptos de
número y magnitud. La magnitud es infinitamente divisible, el número es finitamente divisible; el
número es discreto, la magnitud es continua. Euclides comprende que la teoría de proporciones es la
salida conceptual a la cuestión de establecer relaciones cuantitativas.
Desde una mirada moderna, tal vez nos sea difícil entender a cabalidad la profundidad
conceptual que se esconde en el concepto de proporción, pues si tenemos A : B = C : D, que se
* ,
puede simbolizar como , donde A, B, C y D son magnitudes o números reales, con B ≠ 0 y
+ -
A C
D ≠ 0; indica la división de A entre B, y la división de C con D. La igualdad se da si y sólo
B D
si A.D = B.C, donde el producto está claramente definido. O también podemos decir: A es a B
2 4
como C es a D. Por ejemplo, para nosotros es claro que = puesto que 2 ×16 = 4 × 8 y que
8 16
 √
, ya que 1 . 2 √2 . √2.
√ 
2 4
Obsérvese que para el primer caso = 0.25 y = 0.25 , que también muestra la igualdad.
8 16
En el segundo caso es mucho más complicado por el proceso de división con el número irracional
√2.
El problema de fondo es que Euclides no contaba con definiciones para el producto y la división
de magnitudes. Descartes solucionará este impase siglos después en su Geometría, como lo
detallaremos en la sexta lectura.
Euclides aborda las magnitudes en el capítulo V de los Elementos. La idea central se enmarca en
la comparación entre magnitudes. Aquí se debe avanzar con mucho cuidado, pues las operaciones
no son inmediatas. Especialmente en lo concerniente a la multiplicación y a la división.
Los conceptos básicos, empleados por Euclides, para comparar las magnitudes, son proporción y
razón. A continuación exploramos algunos resultados del libro V de los Elementos.

Definición V.1: Una magnitud es parte de una magnitud, la menor de la mayor, cuando mide a
la mayor.

Definición V.2: Y la mayor es múltiplo de la menor cuando es medida por la menor.

Euclides no definió magnitud, sin embargo, asumimos (y así se percibe en los Elementos) que
Euclides conserva la concepción Aristotélica de magnitud lineal, como un “pedazo” de recta
continuo.

Definición V.3: Una razón es determinada relación con respecto a su tamaño entre dos
magnitudes homogéneas.

“Cantidad” es una noción bastante controversial por su significado. Traducida del griego
πηλιχοτηζ, ha dado lugar a variadas interpretaciones. Los franceses la traducen por grandeur, los
ingleses por size, los alemanes como grösse.

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La palabra “razón” proviene de la griega, λογοζ, que literalmente traduce “logos”. Hay que
tener en cuenta que el logos griego va más allá de lo cuantitativo y abarca los aspectos esenciales de
la racionalidad griega.
De esta manera, la razón entre dos magnitudes da cuenta de la relación cuantitativa entre ellas.
Esta definición muestra la perspicacia del pensamiento griego en toda su extensión, pues sintetiza el
proceso de comparación entre el tamaño o cantidad en una sola palabra: λογοζ. La “razón” se
presenta, entonces, como un proceso fundamental de la inteligencia y constituye una sutil
metaforización de la comparación cuantitativa de dos cosas. Proceso que antropólogos e
historiadores no han dudado en ubicar en las bases del entendimiento conceptual. La simbolización
a:b es un paso adelante, que prefigura nuestro cociente a ÷ b o /⁄0, el cual posee un status
ontológico diferente a las “razones”. Más concretamente, la “razón” es un proceso de comparación
entre magnitudes (segmentos, por ejemplo); pero no se constituye en sí misma como algo acabado.
En contraste con esto, a pesar de que consideramos la división como un proceso, sabemos que el
cociente /⁄0 es a su vez un número. Gramaticalmente, la “razón” es sólo un verbo, mientras el
cociente es sustantivo.

Definición V.4: Se dice que guardan entre sí las magnitudes que, al multiplicarse, pueden
exceder una a otra.

Esta definición es muy importante, puesto que se basa en la propiedad arquimediana, según la
cual, si A y B son dos magnitudes (que pueden ser inconmensurables), entonces siempre existe un
entero n tal que nA > B.
Esta propiedad, como sabemos, significa que todos los segmentos son de un orden de magnitud
comparable, es decir, que no existe ni una magnitud infinitamente pequeña ni una infinitamente
grande, ni tampoco una magnitud de cantidad cero.

Definición V.5: Se dice que una primera magnitud guarda la misma razón con una segunda que
una tercera con una cuarta, cuando cualesquiera equimúltiplos de la primera y de la tercera exceden
a la par, sean iguales a la par o resulten inferiores a la par, que cualquiera equimúltiplos de la
segunda y la cuarta, respectivamente y tomados en el orden correspondiente.

y de la segunda y cuarta, el múltiplo de la primera es mayor, igual o menor que el de la segunda,


según que el de la tercera sea mayor, igual o menor que el de la cuarta.

Esta es la definición esencial del libro V, porque iguala relaciones cuantitativas de una manera
operativa. Desde la actualidad, podemos decir que en ella se encuentra un esbozo de caracterización
de los números reales positivos.
En términos modernos, la definición V.5 establece que si se tienen 4 magnitudes A, B, C y D,
entonces A y B están en la misma razón que C y D - simbólicamente A : B = C : D, cuando para
todo entero n y m se establecen las siguientes implicaciones:

1. Si nA > mB entonces, nC > mD


2. Si nA = mB entonces, nC = mD
3. Si nA < mB entonces, nC < mD

En una visión moderna, Eudoxo, autor de este enunciado, está definiendo lo que conocemos
como una cortadura α en los números racionales; es decir una división de los números racionales en

16
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tres clases: aquellos que son menores que α (pertenecen a I), los que son iguales que α (pertenecen
a II), y las que son mayores que α (pertenecen a III).
Como veremos más adelante, sólo hasta el siglo XIX, el matemático alemán Richard Dedekind
prueba que existen infinidad de cortaduras que no son producidas por números racionales, cada una
de las cuales da origen a un número irracional que se considera completamente definido por ellas.
Se tiene entonces que cada cortadura definida corresponde a un número racional o irracional y
dos números son diferentes siempre y cuando correspondan a cortaduras esencialmente diferentes,
como lo veremos en la novena lectura.

Definición V.6: Llámense proporcionales las magnitudes que guardan la misma razón.

Definición nominal que involucra el término proporción como igualdad entre razones.

Definición V.7: Entre los equimúltiplos, cuando el múltiplo de la primera excede al múltiplo de
la segunda pero el múltiplo de la tercera no excede al múltiplo de la cuarta, entonces se dice que la
primera guarda con la segunda una razón mayor que la tercera con la cuarta

Aquí se está definiendo una relación de orden para las razones.

A : B > C : D si para dos enteros n y m se tiene que nA > mB y nC no es mayor que mD, se dice
que la razón de A con B es mayor que la razón de C con D. Nótese que esta definición establece en
efecto, un orden sobre las razones. Además, la Definición V.5 hace que este orden sea total, puesto
que dadas dos razones A : B y C : D, verificamos que se satisface una de las siguientes opciones:

A : B > C : D ; A : B = C : D; o A : B < C : D.

Definición V.8: Una proporción entre tres términos es la menor posible.

Esta definición se refiere a la llamada proporción continua, que tiene la forma A : B = B : C, en


contraposición con la discreta, que consta de cuatro componentes. Es importante acotar aquí que la
distinción entre discreta y continua, que muchos analistas se la atribuyen a Pitágoras, aparece en el
libro V, de la Ética a Nicómaco de Aristóteles.

Definición V.9: Cuando tres magnitudes son proporcionales, se dice que la primera guarda con
la tercera una razón duplicada de la que guarda con la segunda.

En términos modernos V.9 establece que si A : B = B : C, entonces A : C = A2 : B2.

Definición V.10: Cuando cuatro magnitudes son proporcionales, se dice que la primera guarda
con la cuarta una razón triplicada de la que guarda con la segunda, y así siempre, sucesivamente,
sea cual fuere la proporción.

En términos modernos, la definición V.10 establece que si A : B = B : C = C : D, entonces


A : D = A3 : B3 .

Hay que llamar la atención en el contenido de estas definiciones, especialmente en las


traducciones modernas. Recuérdese que A, B, C y D representan magnitudes cualesquiera; en
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particular, representan segmentos de recta, por lo tanto, en la construcción euclidiana no tiene


sentido la expresión A = A. A, ya que no existe el producto entre segmentos. Lo mismo sucede
2

con A3. Sin embargo, Euclides aquí no está haciendo una trampa teórica, pues la razón duplicada es
mejor traducirla como razón entre áreas y la triplicada como razón entre volúmenes. De esta forma,
se entiende por qué Euclides no puede ir más allá de razones triplicadas, pues carecería de un
referente teórico concreto. En este sentido, la Definición V.9 puede enunciarse de la siguiente
forma: si A es a B como B es a C, entonces, A es a C como el cuadrado de lado A es igual al
cuadrado de lado B (igual para el caso de volúmenes). Lo interesante es que Euclides, a través de
estas dos definiciones, permite establecer proporciones entre razones no necesariamente de la
misma naturaleza. Las razones son entre cantidades homogéneas; pero en proporciones esta
limitación se rompe.
A continuación se presentan otras definiciones, con sus respectivas traducciones a lenguaje
moderno.

Definición V.11: Se llaman magnitudes correspondientes las antecedentes en relación con las
antecedentes y las consecuentes con las consecuentes.

En la proporción A : B = C : D, los antecedentes son A y C, los consecuentes B y D.

Definición V.12: Una razón por alternancia consiste en tomar el antecedente en relación con el
antecedente y el consecuente en relación con el consecuente.

Alternar la proposición A : B = C : D es tomar la proposición A : C = B : D.


En las definiciones 13 a 18 Euclides define alternancia, inversión, composición, separación y
conversión. A continuación demuestra 25 teoremas sobre magnitudes y razones entre magnitudes.
Las demostraciones son de corte retórico, pero rigurosas en el sentido que Euclides acude a los
enunciados precedentes sin usar presupuestos externos. En seguida se presentan algunos enunciados
y su traducción moderna.

Proposición V.1: Si hay un número cualquiera de magnitudes respectivamente equimúltiplos de


cualesquiera otras magnitudes iguales en número, cuantas veces una sea múltiplo de otra, tantas
veces lo serán todas de todas.

En términos modernos: mA1 + mA2 + K + mAn = m( A1 + A2 + K + An ).

Proposición V.2: mA + nA = (m + n)A.

Proposición V.3: n(mA) = (n.m)A.

Con el propósito de analizar el estilo demostrativo que Euclides utiliza en el tratamiento de


magnitudes, detallemos la Proposición V.4, tanto en la versión original, como en su traducción
moderna.

Proposición V.4: Si una primera magnitud guarda la misma razón que una tercera con una
cuarta, cualesquiera equimúltiplos de la primera y la tercera guardarán la misma razón que con

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cualesquiera equimúltiplos de la segunda y la cuarta respectivamente, tomados en el orden


correspondiente.

Demostración: Supongamos que A es a B como G es a D (figura 2.7). Sean E y Z equimúltiplos


de A y G; H y T equimúltiplos de B y D. Entonces la razón de E a H es la misma que la de Z a T.

A
B

K
M

G
D

L
N

Tómese los segmentos K y L equimúltiplos de E y Z y otros cualesquiera M y N equimúltiplos de


H y T. Por ser E equimúltiplo de A como Z lo es de G y se ha tomado K y L equimúltiplos de E y Z,
será K equimúltiplo de A como L lo sea de G, y por la misma razón será M equimúltiplo de B como
N lo sea de D, y puesto que la razón de A a B es la misma que la de G a D, y L y K se tomaron
equimúltiplos de A y G y otras cualesquiera M y N equimúltiplos de B y D, si K es mayor que M,
será L mayor que N; si K es igual a M, será L igual a N y si K menor que M será L menor que N;
pero K y L son equimúltiplos de E y Z, y M y N equimúltiplos cualesquiera de H y T; luego la razón
de E a H es la misma que la de Z a T.

Obsérvese que la representación se hace con casos particulares; sin embargo, se entiende que el
método es genérico. A continuación se presenta una interpretación moderna de esta proposición,
guardando, obviamente, el espíritu euclidiano. La simbología moderna permite agilizar la prueba y
alcanzar el grado de generalidad requerido.
Proposición V.4: Si A : B = C : D, entonces mA : nB = mC : nD.

Demostración: Sean k y s, dos números.

I. Si k(mA) > s(nB), entonces (km)A > (sn)B


Dado que A:B = C: D , se tiene que (km)C > (sn)D y por lo tanto, k(mC) > s(nD).
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II. Si k(mA) = s(nB), entonces (km)A = (sn)B.


Dado que A:B = C: D , se tiene que (km)C = (sn)D.

III. Si k(mA) < s(nB), por argumentos similares a (i) se tiene que (km)C <
(sn)D y por lo tanto, k(mC) < s(nD).

Las proposiciones V.5, V.6 y V.7 se presentan a continuación en terminología moderna:

Proposición V.5: Si A : B = C : D, entonces A : B = A – C : B – D.

Proposición V.6: Si A = B, entonces A : C = B : C y C : A = C : B, para toda magnitud C.

Proposición V.7: A > B, si y solo si A : C > B : C y C : A < C : B, para toda magnitud C.

Históricamente, el libro V representa una salida conceptual al problema de la relación


cuantitativa sin la extensión del universo numérico. Como sabemos, los antiguos griegos no
manejaban el concepto de número racional en general, ni mucho menos el concepto de número
irracional. Eso se presenta como una limitación en los primeros libros, pues se carece de un sistema
de referencia al cual amarrar una teoría de la medida. En el libro V, justamente a partir de la teoría
de proporciones, Euclides logra llenar esa laguna.

De todas formas debemos tener cuidado con los intentos de hacer traducciones de lo antiguo a lo
moderno, porque, como lo afirma Jean Dhombres en su texto Nombre, mesure et continu.
Épistémologie et histoire, no se encuentran en Euclides trazos de una definición consciente de
“producto” de dos razones cualesquiera; además, la palabra “producto” tampoco aparece en ese
sentido. La expresión “composición” de dos razones sólo interviene en la noción de razón doble o
triple que corresponde a la composición de dos o más razones iguales, muy lejos de operaciones
entre nuestros números reales.

Teoría de semejanza en los Elementos

En el libro VI, Euclides incorpora el concepto de semejanza en los siguientes términos:

Definición VI.1: Figuras rectilíneas semejantes son las que tienen los ángulos iguales uno a uno
y proporcionales los lados que comprenden los ángulos iguales.

Definición que Aristóteles había incorporado en los Segundos Analíticos.

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Definición VI.2: Dos figuras están inversamente relacionadas cuando en cada una de las figuras
hay razones antecedentes y consecuentes.

Definición VI.3: Se dice que una recta ha sido cortada en extrema y media razón cuando la recta
entera es al segmento mayor como el segmento mayor es al menor

Esta es una definición muy especial, que modernamente es igual al número irracional ,
denominado número de oro o razón aurea. Como lo anotamos en la primera lectura, corresponde a
la razón existente entre la diagonal y el lado del pentágono regular; esto es: la diagonal del
pentágono es a uno de sus lados como este lado es a la diferencia entre la diagonal y el lado (ver
ejercicio 6).

En las primeras ocho proposiciones, Euclides establece condiciones para la semejanza de


triángulos.

Proposición VI.1: Los triángulos y los paralelogramos que tienen la misma altura son entre sí
como sus bases.

Proposición VI.2: Si se traza una recta paralela a uno de los lados de un triángulo, cortará a los
otros dos proporcionalmente. Y si se cortan proporcionalmente los lados de un triángulo, la recta
que une los puntos de sección será paralela al lado restante del triángulo.

D E

B G

Figura 2.15

Para la demostración se toma como referencia la figura 2.15. Si la recta DE es paralela a BG, se
tendrá que: ∆DBE = ∆DGE (proposición I.37)

Por la proposición V.7, se tiene que ∆DBE : ∆ADE = ∆GDE : ∆ADE.


La proposición VI.1 permite establecer que, ∆DBE : ∆ADE = BD : DA y ∆GDE : ∆ADE = GE :
EA.
Aplicando la Proposición V.11, se obtiene el resultado requerido BD : DA = GE : EA.

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En las proposiciones VI.4 y VI.5 Euclides demuestra que para los triángulos basta una de las
condiciones de semejanza, es decir, demuestra que:

a) Si dos triángulos tienen sus lados iguales o sus lados proporcionales, entonces ellos son
semejantes.

b) Si dos triángulos son semejantes, entonces tienen sus ángulos iguales o sus lados
proporcionales.

A través de las proposiciones VI.10, VI.11 y VI.12, Euclides resuelve el problema de hallar la
cuarta proporcional, la tercera proporcional y la media proporcional.2
En la proposición VI.16 establece relación entre los lados de un rectángulo y su medida. Esta
proposición es históricamente muy importante porque va allanando el camino para considera el área
de un rectángulo como base por altura.

Proposición VI.16: Si cuatro rectas son proporcionales, el rectángulo comprendido por las
extremas es igual al rectángulo comprendido por las medias; y si el rectángulo comprendido por las
extremas es igual al rectángulo comprendido por las medias, las cuatro rectas serían proporcionales.

La teoría de números en los Elementos

Euclides presenta la teoría de números en los capítulos VII, VIII y IX. A diferencia de la teoría
de magnitudes, los números no se presentan de una manera axiomática. Son éstos los únicos tres
libros que Euclides dedica a la aritmética; en ellos estudia lo que modernamente tiene que ver con
operaciones y razones entre números naturales y sus propiedades.

El libro VII consta de 22 definiciones, seguidas de 32 proposiciones, cuyas demostraciones no se


apoyan en argumentaciones geométricas; las pruebas son de corte retórico, fundamentalmente
debido a la ausencia de una representación algebraica apropiada.

Dos de las definiciones que más han sido discutidas y que aquí nos interesan de manera especial
son las de número y unidad, que establece Euclides en el libro VII.

Definición VII.1: Una unidad es aquello en virtud de lo cual cada una de las cosas que hay es
llamada uno.

Definición VII.2: Número es una pluralidad compuesta de unidades.

De estas dos definiciones se puede inferir que la unidad es indivisible y que no corresponde a un
número. Cuestiones que nos llevan, de nuevo, a tomar el marco referencial aristotélico, en el cual
podemos encontrar elementos teóricos que nos aclaran el panorama conceptual euclidiano.

2
Dadas las magnitudes A, B y C, se dice que X es la cuarta proporcional de ellas si, A : B = C : X.
Dadas las magnitudes A y B, se dice que X es la tercera proporcional si, A : B = B : X.
Dadas las magnitudes A y B, se dice que X es la media proporcional si, A : X = X : B.

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Para Aristóteles, nada puede ser numéricamente uno. Esto se debe a que precisamente la esencia
de la unidad consiste en ser el principio del número; es su medida, y la medida primera de cada
género de seres es un principio que nos permite conocer el género, pero no constituye parte del
género, dado que la medida es diferente a lo medido.

...la unidad es el principio de lo cognoscible en cada género. Ahora bien, la unidad no es la


misma en el caso de todos los géneros: en un caso es el intervalo más pequeño, en otro caso la
vocal o la consonante, otra es la unidad del peso y otra la del movimiento. En todos los casos, a su
vez, la unidad es lo indivisible en cantidad o en especie. 3

Dado que los opuestos no pueden gozar del mismo estatuto ontológico, la pluralidad debe ser
puesta en oposición a la unidad. Por lo tanto, la unidad no puede ser un número.

La definición VII.2 está acorde con la caracterización de número que hace Aristóteles en la
Metafísica. Según este filósofo, el número es una multitud medida con la misma unidad y multitud
de medidas. En el mismo sentido, en el siglo I d. C., Nicómaco de Gerasa define número como una
multitud limitada.

Tomando como base esta definición, se tiene que la unidad no sería número, pues no goza de la
propiedad de pluralidad. Además lo medido no se puede confundir con la medida. Al ser la unidad
aquello con que se mide, ella no puede medirse a sí misma.

Desde este punto de vista, notamos que la unidad precede al número, pues éste se forma a partir
de ella. El número se define con base a una unidad previamente establecida e indivisible. La
representación de la unidad es una raya, ya sea horizontal o vertical. Aunque la raya unitaria toma la
forma de un segmento, no se deben confundir; el “segmento” que representa la unidad numérica es
indivisible mientras los segmentos que representan las magnitudes lineales son infinitamente
divisibles.

Si queremos representar números, primero que todo debemos precisar la unidad. La


representación de la unidad por la figura 2.16 no implica que se pueda tomar como un segmento
normal del cual pueda obtenerse la mitad o la tercera parte, etc. Debe tomarse de manera sintética,
como un “todo” indivisible.

A B

Figura 2.16

Así, lo que nosotros representamos por numeral 3, que corresponde al número tres, en Euclides
aparecería como la unión de tres unidades (ver figura 2.17).

C D

A B
3
Aristóteles: Metafísica, Gredos, p. 163
Figura 2.17 23
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CD se forma por la disposición de las tres unidades, una a continuación de otra, lo que evoca el
carácter discreto del número. Más concretamente, entre los números representados por EF y CD, en
la figura 2.18, no existe número alguno, debido a la manera como se va adicionando la unidad.

E F

A B

C D

A B

Figura 2.18

Este es el sentido que tiene la pluralidad en Euclides. Como se ve, la pluralidad euclidiana no
comporta la idea de conjunto o agrupación en sentido moderno. La pluralidad consiste en ir
“pegando” la unidad y tomar luego como un todo el resultado. A su vez, el número visto como un
todo, se puede disgregar en “paquetes” o “cuantos” que comprenden las unidades (ver figura 2.19).

Figura 2.19

La representación del número que se visualiza en la figura 2.14 permite incorporar un algoritmo
de la suma y de la resta, que si bien no define explícitamente, se encuentra implícito en su obra. Es
el proceso de sumar consistente en “adicionar” a la primera pluralidad la segunda, como se visualiza
en la figura 2.20.

A B C D E F

Figura 2.20

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EG representa la suma de AB y CD, que en la actualidad representamos como 2 + 3 = 5

Definición VII.3: Un número es parte de un número, el menor del mayor, cuando mide al
mayor.

Definición VII.4: Pero partes cuando no lo mide.

Definición VII.5: Y el mayor es múltiplo del menor cuando es medido por el menor.

Los enunciados de las definiciones 3 y 5 son iguales a las definiciones V.1 y V.2, con la
diferencia de que en lugar de magnitudes µεγεθοζ, aparece número αξιθµοζ. Desde una visión
moderna el vocablo “parte” se puede traducir como divisor. El vocablo “fracción” no se puede
traducir directamente, en el sentido que represente un número como tal, lo único que se establece
aquí es la definición nominal de un número que no divide a otro.

Definición VII.6: Un número par es el que se divide en dos partes iguales.

Definición VII.7: Un número impar es el que no se divide en dos partes iguales, o difiere de un
número par en una unidad.

Las definiciones VII.8, VII.9 y VII.10 caracterizan propiedades de algunos números; la


Definición VII.12, Euclides incorpora uno de los conceptos de gran riqueza teórica:

Definición VII.12: Un número primo es el medido por la sola unidad.

Dado que la unidad no tiene la categoría de número, no se considera la divisibilidad de un


número por sí mismo. En la Aritmética de Nicómaco se define número primo como aquel que es
incompuesto. En Etimologías, San Isidoro presenta una definición bastante afortunada al definir
número primo como aquel que no tiene ninguna otra parte diferente a la unidad.

Definición VII.13: Números primos entre sí son los medidos por la sola unidad como medida
común.

Esta definición se refiere a nuestros primos relativos.

Definición VII.14: Número compuesto es el medido por algún número.

Definición VII.15: Números compuestos entre sí son los medidos por algún número como
medida común.

En el argot moderno, estos números son los que se contraponen a los denominados primos
relativos; esto es, aquellos que no tienen divisores diferentes que la unidad. En este sentido, Tomas
Vicente Tosca, en el siglo XVII, los define como aquellos que tienen alguna medida común a más
de la unidad.

Definición VII.16: Se dice que un número multiplica a un número cuando el multiplicado se


añade (así mismo) tantas veces como unidades hay en el otro y resulta un número.
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Corresponde al algoritmo fundamental y clásico de producto entre naturales a través de la suma.

Definición VII.17: Cuando dos números, al multiplicarse entre sí, hacen algún (número), el
resultado se llama (número) plano y sus lados los números que se han multiplicado entre sí.

Definición VII.18: Cuando tres números, al multiplicarse entre sí, hacen algún número, el
resultado es un (número) sólido y sus lados son los números que se han multiplicado entre sí.

Las palabras “plano” y “sólido” tienen trasfondo geométrico; esto explica que se consideren
también números lineales, cuando se tenían sólo longitudes. De cualquier forma, aunque débil, es
un primer acercamiento entre lo geométrico y lo aritmético. El producto de dos números
representaría un rectángulo cuyos lados corresponden a los factores del número.

Definición VII.19: Un número cuadrado es el multiplicado por sí mismo o el comprendido por


dos números iguales.

Definición VII.20: Y un (número) cuco el multiplicado dos veces por sí mismo o el


comprendido por tres números iguales.

Definición VII.21: Unos números son proporcionales cuando el primero es el mismo múltiplo o
la misma parte o las mismas partes del segundo que el tercero del cuarto.

Definición VII.22: Números planos y sólidos semejantes son os que tienen los lados
proporcionales.

Definición VII.23: Número perfecto es el que es igual a (la suma de) sus propias partes.

En algunas traducciones se dice que número perfecto es aquel que es igual a la suma de sus
partes alícuotas. Las partes alícuotas de un número corresponden, en lenguaje moderno, a los
divisores del número excluyendo el propio número. Por ejemplo, 8 no es número perfecto, pues sus
partes alícuotas son 1, 2 y 4, cuya suma es 7. El número 6 es perfecto, pues sus partes alícuotas son
1, 2 y 3, que suman precisamente 6.
En la proposición IX.36, se enuncia la ley fundamental de formación de números perfectos,
según la cual, si 2n-1 es primo, entonces 2n-1 (2n-1) es perfecto.
Después de las definiciones, Euclides demuestra algunas propiedades de divisibilidad y luego
hace un tratamiento de las proporciones.

Proposición VII.1: Dados dos números desiguales y restándose sucesivamente el menor del
mayor, si el que queda separado no mide nunca al anterior hasta separar una unidad, los números
iniciales son primos entre sí.

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B Z T A

D H G

Figura 2.21

Para la demostración se toma como referencia la figura 2.21. Sean AB y GD los números dados.
Si no son primos entre sí, algún número E los dividirá. El primer paso consiste en llevar
sucesivamente el menor GD sobre el mayor AB hasta el punto Z, tal que la longitud restante ZA sea
menor que GD. Se repite el mismo proceso con GD y ZA hasta que HG sea menor que ZA y con HG
y ZA hasta que quede una unidad TA. Dado que E mide a GD y GD a BZ, entonces E mide a BZ, y
como también mide al total BA, medirá al resto AZ; pero AZ mide a DH, luego también E mide a
DH y, por medir al total ZA, mide al resto, que es la unidad TA, lo cual es imposible. De esta forma,
los números AB y GD, no tienen un número que los mida, por lo tanto son primos entre sí.

En lenguaje actual, esta proposición indica que si en el proceso de dividir un número por otro,
éste por el resto de la división y así sucesivamente, se llega a la unidad, los dos números son primos
relativos.

En la proposición VII.2, Euclides enseña como calcular el máximo común divisor - m.c.d.-,
entre dos números a través de divisiones sucesivas, como en la proposición VII.1.

La proposición VII.3 es una generalización de la anterior. En la cual se calcula el m.c.d. de tres


números.

La proposición VII.4 es muy importante, pues a través de ella se hace funcional la definición 20
sobre proporciones entre números.

Proposición VII.4: Todo número es parte o partes de todo número, el menor del mayor.

El vocablo “parte” µεροζ, se puede traducir modernamente como submúltiplo o divisor, y el


vocablo “partes”, µερη, como fracción irreducible.

Para su demostración Euclides hace uso del cálculo del m.c.d. incorporado en las
proposiciones anteriores. Sigamos el proceso:

Sean a, b los números dados, con a < b; ellos pueden ser o no primos relativos.

1. Si (a, b) = 1, entonces a es partes de b.

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2. Si (a, b) = d ≠ 1, entonces puede suceder que b divide a a, en cuyo caso, existe n tal que a =
nb y b es parte de a. Si b no divide a a, entonces existen números m y n tales que, a = nd y
b = md, lo cual significa que b sería partes de a.

Este resultado tiene un gran significado histórico, pues, en términos modernos permite
interpretar a = nd, b = md, como,
Como lo dijimos antes, es necesario hacer funcional la definición VII. 20, de tal suerte que dados
cuatro números a, b, c y d, podamos establecer si están en proporción. La proposición VII.4 permite
escribir la definición VII.20 de la siguiente manera:

Definición (alternativa a VII.20): Dos razones a : b y c : d, están en proporción a : b = c : d, si


existen números p, q, m y n tales que a = mp, b = mq; c = np, d = nq.

En términos modernos la definición hace alusión al hecho de que cualquier fracción se puede
simplificar al máximo, de tal suerte que el numerador y el denominador sean primos relativos.
Obsérvese que si a = mp, b = mq; c = np, d = nq, modernamente se puede escribir que:

1  3
, donde ,  1.
2  4

Es decir, p/q corresponde a una fracción simplificada.

Las proposiciones VII.31, VII.32 y IX.14 tienen relación con el teorema fundamental de la
aritmética.

Proposición VII.31: Todo número compuesto es medido por algún número primo.

En esta demostración usa el hecho de que cualquier conjunto de números enteros positivos
tiene un mínimo. Veamos esto: sea a un número compuesto. Eso significa que es medido por algún
número b1. Si b1 es un número primo, la demostración está terminada. Si no lo es, significa que a b1
lo mide un número b2, el cual también mide a a. Si b2 es primo hemos terminado la demostración.
En otro caso, a b2 lo mide un número b3, el cual también mide a a. Siguiendo este proceso, se llega a
un número primo que lo medirá. En otro caso, se tendrá una sucesión infinita '05 )56& , 057 8 05 , de
números que miden a a, lo cual no es posible.
Con base en esta proposición es fácil demostrar la proposición siguiente.

Proposición VII.32: Todo número o es primo o es medido por algún número primo.
Proposición IX.14: Si un número es el menor medido por números primos, no será medido por
ningún otro número primo fuera de los que le median desde el principio.

La proposición 20 del libro IX, nos muestra el uso del infinito. Es interesante precisar que
Euclides no demuestra que el conjunto de los números primos sea infinito, él está demostrando que
son infinitos en sentido potencial, es decir, que dada una colección de primos, siempre es posible
encontrar otro por fuera de ellos. La demostración utiliza de manera delicada todas las herramientas
conceptuales anteriores. Es una demostración en la que Euclides hace gala de un gran despliegue
estético, y que la posteridad no ha dudado en considerar como uno de los resultados culturales más
preciados.

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Proposición IX.20: Hay mas números primos que cualquier cantidad propuesta de números
primos.

La irracionalidad en Euclides

Como hemos dicho antes, en congruencia con la filosofía aristotélica, Euclides considera dos
tipos de cantidades: los números y las magnitudes. Si bien Euclides no instaura los números de una
manera axiomática, su definición de número como pluralidad de unidades hace entrever el método
de generación típico a través de la noción de sucesor, al estilo axiomas de Peano. La definición
euclidiana de número excluye el cero y la unidad, pero establece el “uno” como generador de un
proceso inductivo de conformación de un conjunto infinito. En este sentido, el universo numérico
euclidiano corresponde a los números naturales, excepto el cero y el uno. No hay en la antigüedad
griega un desarrollo teórico de los números reales, sin embargo encontramos algunos tratamientos
que nos permiten ubicar las raíces conceptuales de los racionales y los irracionales en los
Elementos.

Dos aspectos principales separan los números de las magnitudes y hacen que Euclides desarrolle
una teoría de razones y proporciones para números y otra para magnitudes. En primer lugar, dado
que el “uno” constituye la unidad común para todos los números, no tiene sentido la
inconmensurabilidad numérica. No podemos decir lo mismo con las magnitudes lineales, puesto
que no existe un segmento unidad generador. En segundo lugar, mientras que en los números no
tiene problema definir el producto, no es posible para las magnitudes. Precisamente la construcción
histórica de los números reales se posibilita en la medida que podamos operar las magnitudes como
los números. Un avance substancial al respecto sólo se da, después de quince siglos, en la
Geometría de Descartes. Como lo veremos en la sexta lectura, Descartes encontró en Euclides la
clave para su definición de producto entre segmentos.

Los ingredientes primigenios que permitieron incorporar la operación producto para las
magnitudes se pueden vislumbrar en las proposiciones VI.12, VI.16 y VII.19.

En la proposición VI.12 resuelve el problema de hallar la cuarta proporcional; esto es, dadas los
segmentos A,B y C, encontrar un segmento D, tales que la razón entre A y B sea igual a la razón
entre C y D, simbólicamente: A : B = C : D.

En la proposición VI.16 establece que si A : B = C : D, donde A, B,C y D son segmentos,


entonces el rectángulo que tiene por lados A y D es igual al rectángulo que tiene como lados B y C.

En la proposición VII.19 establece el clásico resultado según el cual cuatro números están en
proporción si el producto de medios es igual al producto de extremos: m : n = s : t, si m.t = n.s.

Observemos que la proposición VII.19 se posibilita gracias a la definición de producto entre


números, establecido por Euclides en la Definición VII.14, como lo vimos antes. Pero la operación
producto no tiene sentido para los segmentos. El problema, como lo visualizaron los matemáticos
del siglo XVI y XVII, radica en la diferencia entre el uno y la unidad.
Si aceptamos la multiplicación entre segmentos, tendremos que la proposición VI.16 servirá de
base para establecer la medida del rectángulo en términos de longitudes. De esta manera se va
abriendo paso el cálculo del ´área de un rectángulo como base por altura.
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Sin embargo, más allá de estos aspectos, que sólo aparecen de manera implícita en los
Elementos, Euclides establece un puente de contacto entre número y magnitud en el libro X de los
Elementos en el cual establece las nociones de magnitudes conmensurables e inconmensurables.

Definición X.1: Se llaman magnitudes conmensurables aquellas que se miden con la misma
medida, e inconmensurables aquellas de las que no es posible que haya una medida común.

Si planteamos el segmento inicial como una unidad base, observamos que Euclides está
estableciendo la posibilidad de referenciar el universo de las magnitudes, entendiendo que ese
universo se compone de dos conjuntos disjuntos: los conmensurables y los inconmensurables.

Definición X.2: Las líneas rectas son conmensurables en cuadrado cuando sus cuadrados se
miden con la misma área, e inconmensurables cuando no es posible que sus cuadrados tengan un
área como medida común.

Definición X.3: Con estos supuestos, se demuestra que hay un número infinito de rectas
respectivamente conmensurables e inconmensurables, unas sólo en longitud y otras también en
cuadrado con una recta determinada.

En la proposición X.1, establece la imposibilidad de tener un segmento unidad generador, menor


que cualquier otro segmento, que posea las características del “uno” en los números. Esta
proposición constituye la base del método de exhaución, el cual servirá de base a Arquímedes para
desarrollar algunos aspectos de la cuadratura del círculo y calcular la cuadratura de la parábola,
como lo veremos en la tercera lectura.

Proposición X.1: Dadas dos magnitudes desiguales, si se quita de la mayor una (magnitud)
mayor que su mitad y, de la que queda, una magnitud mayor que su mitad y así sucesivamente,
quedará una magnitud que será menor que la magnitud menor dada.

En la proposición X.2 formaliza el proceso de antiphairesis planteado al inicio de esta lectura,


mediante el cual se demuestra la inconmensurabilidad de magnitudes.

Proposición X.2: Si al restar continua y sucesivamente la menor de la mayor de dos magnitudes


desiguales, la restante nunca mide a la anterior, las magnitudes serán inconmensurables.

En la proposición X.5 establece lo que podríamos denominar el primer acercamiento formal


entre número y magnitud.

Proposición X.5: Las magnitudes conmensurables guardan entre sí la misma razón que un
número guarda con un número.

Para la demostración identifica los dos procesos de medir que antes había especificado para
magnitudes y para números. Sin embargo, el proceso de formalización de estos dos universos de
cantidades duró más de veinticinco siglos y constituye lo que históricamente se conoce como la
constitución del continuo como objeto matemático.

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Bibliografía

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Platón. 1967. Obras Completas. Madrid : Aguilar S. A. Ediciones, segunda edición, 1967.

Seguimiento Lectura 2

1. Describa el impacto de la escuela pitagórica en el desarrollo de las matemáticas.

2. Establezca la influencia de la filosofía de Platón y Aristóteles en las matemáticas de la


antigüedad griega.

3. Compare la Antiphaerisis, aplicada a las magnitudes, con el proceso de divisibilidad


numérica.

4. ¿Cómo incidió la emergencia de la inconmensurabilidad en la cosmovisión pitagórica?


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5. Analice la relación de las proposiciones II.11 y VI. 30, que corresponde a la proporción
áurea.

6. Muestre que el lado y la diagonal del pentágono están en razón áurea.

7. Analice y comente la siguiente demostración de la inconmensurabilidad de la diagonal y el


lado del cuadrado:

Con centro en B se traza la circunferencia ABC. Supongamos que existe un segmento HK


que mide al cateto AB y a la hipotenusa BC; esto es:

AC = AB = n HK
BC = m HK
AB = FB (radios)

FD = AD (tangentes)

FC = BC-FB= BC-AB = m HK – n HK B

FC = (m-n) HK = sHK
Ángulos A y F son rectos
Ángulo D = ángulo B = ángulo C
FD = FC (triángulo FDC es isósceles)
C
DC = AC-AD = AC-FD = AC-FC A D

DC = n HK-s HK = (n-s) HK = t HK.

El mismo argumento se puede seguir con el triángulo isósceles FDC, de tal suerte que HK
mediría al cateto y a la hipotenusa de un triángulo isósceles menor que FDC. El proceso se
puede seguir indefinidamente y se llega a la misma conclusión, lo cual es contradictorio.

8. Sean A, B, C, D, E y F magnitudes, demuestre:

i. A > B, sí y sólo si, para toda magnitud G, A : G > B : G.


ii. A : B = C : D y C : D = E : F, entonces A : B = E : F.
iii. Si A : B = C : D, entonces A : C = B : D.

9. Construir la tercera proporcional a dos rectas dadas.

10. Construir la media proporcional entre dos rectas dadas.

11. Construir la cuarta proporcional entre tres rectas dadas.

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12. Analice la demostración VII.1, y saque conclusiones sobre el estilo y la forma de demostrar
resultados numéricos Euclides.

13. Demuestre la proposición VII.2.

14. Sean a, b, c, d números, demuestre:

i. a : b = c : d implica a : c = b : d
ii. a : c = b : c implica a = b
iii. a : b = c : d implica (a + b) : b = (c + d) : d

15. Demuestre la proposición IX.14, con la cual se culmina la demostración del teorema
fundamental de la aritmética, uno de los pilares de la teoría de números.

16. Demuestre la proposición IX.20, enunciada al final del capítulo.

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