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La ética en el ejercicio de la psicoterapia.

Los teóricos definen a la Ética como una ciencia normativa que estudia la
rectitud de los actos humanos, según los principios últimos y racionales, o sea
que estudia el comportamiento del hombre y como este repercute en la
generación del bienestar o el malestar de sí mismo y de los demás.

Bienestar, la OMS define el concepto de salud de la siguiente manera: “es un


estado de bienestar físico, mental y social y no meramente ausencia de una
enfermedad o achaque”.
Aristóteles pensaba que el objetivo final del hombre era alcanzar “el buen vivir”,
pero, para alcanzar esto el hombre debe de adquirir conocimientos, muchos de
los saberes que posee el humano no son inculcados, son aprehendidos
mediante las vivencias. Así que para poder experimentar el buen vivir debemos
de haberla pasado mal, debimos haber sufrido, experimentado dolor y le
debimos haber brindado un significado a este dolor. David Morris (la cultura del
dolor) expresa la importancia del dolor “Necesitamos reconocer que el dolor
puede cumplir múltiples objetivos y poseer diversos significados que
trascienden sus funciones básicas de señalamiento de un daño en los tejidos”
(Morris, 1994, 320).

De igual forma para la OMS define la enfermedad de la siguiente manera: es


algo que irrumpe a modo de algo insólito y positivo que trastorna el curso de la
existencia humana”
La palabra positivo en la definición anterior la podemos interpretar de dos
formas, puede ser positivo por que es un fenómeno material, pero preferimos
pensar que es positivo por que puede ser utilizada para generar conocimiento
por la persona que la sufre y al final puede aprender del dolor que le produjo
este mal. Con esto podemos concluir que para poder llegar al “buen vivir”
debemos de sufrir en ocasiones, debemos de darle un significado constructivo
a ese sufrimiento y al final debemos de compartir ese significado a los demás.
Este último elemento lo propone Morris al finalizar la cultura del Dolor:
“Cualquiera que por experiencia personal haya aprendido lo que son el dolor y
la angustia puede ayudar a que otros que sienten necesidad física obtengan el
auxilio que él mismo ha conseguido”.

¿Acaso no es la labor del terapeuta brindar ese auxilio a la persona que


sufren?
La meta principal de la terapia es generar un cambio en la persona, para que
pueda ser más adaptable su vida, mejoren sus condiciones y pueda alcanzar lo
que Aristóteles proponía “el buen vivir”.

En la película podemos observar como al principio de la terapia, la terapeuta


promueve en la paciente el sentir el duelo que experimenta por la pérdida que
acaba de tener (su ruptura matrimonial), la idea es que la paciente puede
construir con base en su sufrimiento nuevas herramientas de afrontamiento.
Hasta este momento la terapia se muestra con elementos acorde con la ética.

En el momento en el que la paciente decide salir con un Joven de “27” años


(realmente de 23) entra en juego uno de los dilemas éticos que tiene el
terapeuta:
La dignidad del paciente vrs las demandas sociales – el terapeuta debe de
velar siempre por el bienestar del paciente, que se cumplan sus derechos y a la
vez que él cumpla sus deberes; las exigencias sociales no deben de impedir
que el paciente logre alcanzar sus metas y cumpla sus deseos. Sin embargo,
debe de responsabilizar al paciente de sus decisiones y acciones.
En la película observamos como la terapeuta alienta a su paciente a tener una
relación con alguien mas joven que ella, no la juzga e incluso la apoya ante una
situación en la que puede ser criticada por la sociedad (como es el hecho de
que socialmente no es aceptado que una mujer tenga una relación con un
hombre mas joven que ella).

Sin embargo, en la película cuando ella comienza a percibir que el hombre con
el que sale su paciente es su hijo, nos enfrentamos a otro tipo de dilema ético:
El bienestar del paciente vrs las necesidades del terapeuta – así como en el
dilema anterior dijimos que el terapeuta debe de velar siempre por el bienestar
del paciente, en este dilema se debe de ser aun más enfático en el hecho de
proteger el bienestar de la persona que acude a consulta. La persona
consultante acude a terapia ya que posee dificultades, deposita su confianza,
su fe y su información personal en el terapeuta, con lo que el terapeuta debe de
responder a su paciente con respeto, lealtad y profesionalismo.
Retomando el tema del bienestar, este debe de ser una condición igual para
ambas partes durante un proceso terapéutico (paciente-terapeuta). Es una
cuestión delicada, ya que no hay que olvidar que el terapeuta también es una
persona y tiene sus deseos y necesidades. Todo sujeto busca el placer, el
placer es poder satisfacer sus necesidades, sin embargo, no todas sus
necesidades deben de ser satisfechas, las que deben de satisfacerse son las
que tienen congruencia con su propio bienestar y el bienestar de los otros.
Si satisface sus necesidades con acciones que están fuera de los margines
permitidos entra en juego la culpa. Toda infracción a la regla va a generar en el
sujeto la culpa de sus actos y el miedo de ser descubierto y castigado por sus
actos. En el terapeuta debe de prevalecer su Ethos profesional por encima de
sus necesidades individuales.
Ante el conflicto que puede producir situaciones como la presente en la
película la sociedad ha impuesto una serie de reglas que facilitan y perpetúan
un orden social y una sana convivencia. Con esto se reduce la posibilidad de
que el sujeto prefiera su bienestar (al menos en consulta), y así éste ser pone
por encima de sí mismo el bienestar de los otros (de su paciente).
Con estos términos delineados debemos entonces analizar que es lo que
realmente esta terapeuta debió de hacer. Esta situación la llevó a su terapia
personal, en donde su terapeuta le dice “si lo dejas en este momento, te
arrepentirás mas adelante…”.
Continuar con el proceso no fue una decisión que tomo pensando en el
bienestar de su paciente, si no pensando en su propio bienestar. No quiso dejar
la terapia por su orgullo personal y profesional.
Quizás lo peor fue que al avanzar la terapia la terapeuta utiliza a su paciente
para controlar la vida de su hija, para indagar que es lo que hace, como lo hace
y que consecuencias tiene. La terapia deja de serlo y se convierte en un simple
noticiero de lo que hace su hijo semana por semana.

Ante un fenómeno como este hay que preguntarse ¿Cuál sería la postura más
ética en una situación así?
Freud quizás nos puede dar una luz en este tema, él expresa: “El sujeto debe
decidirse entre reconocer el peligro real, inclinarse ante él y renunciar a la
satisfacción pulsional o desmentir la realidad objetiva… a fin de preservar en la
satisfacción” (Freud, S, 1985, 275).
Judith Ladanyi en el libro “Inscribir el psicoanálisis” enfatiza que hay que
“reconocer la realidad, si se trata de la realidad del deseo, toma su verdadera
dimensión, como aquello que puede ser o no: tener un destino, un camino
horrible pero seguro o afrontar que no hay otro camino, que se hace camino al
andar, que es incierto y puede no ser tan satisfactorio” (Ladanyi, J, 1992, 56)

La interpretación que realizamos de las citas esta asociada a que el analista


debe de reconocer sus limitaciones y sin importar la intensidad pulsional
orientada a las satisfacciones propias debemos de renunciar a esta para
preservar la integridad del paciente, ya que el perseguir nuestras propias
necesidades puede al final no ser tan satisfactorio.

Toda esta temática esta ligada al término de Moral.


La moral se refiere a todas aquellas reglas, deberes o formas de actuar que el
ser humano debe de seguir, para ser un ciudadano libre. Esta se compone de:
creencias, normas, vivencias, conocimientos y prácticas.
Entonces, la ética son todas las conductas que promuevan el bienestar de sí
mismo y de los otros y la moral son todas las normativas que debe de acatar el
sujeto para poder vivir en comunidad. Las normas no eliminan la libertad del
terapeuta, en vez de eso responsabiliza al mismo de su proceso, de las
decisiones que tome y las posibles consecuencias que conllevan sus
elecciones.
Una guía para el terapeuta son los códigos de ética, los cuales son una
organización sistematizada del Ethos y del Ethos profesional, esta plantea las
responsabilidades morales que provienen del rol social del profesional y de las
expectativas que los sujetos tienen derecho a exigir en la relación con el
psicólogo.
El código tiene una serie de funciones, para el análisis de esta película nos
centraremos en la función Discriminativa, esta explica como los códigos
pueden ser utilizados para diferenciar los actos lícitos de los ilícitos, las que
están de acuerdo con la ética profesional y los que no están. Con este
instrumento podemos realizar un auto análisis de nuestros comportamientos y
actitudes en los procesos terapéuticos.

Según Ramoneda “la vida de un hombre libre hace necesaria la presencia de


los otros. No hay libertad sin sociabilidad, la libertad significa la capacidad para
elegir. Y elegir significa poder optar tanto por el bien como por el mal”.

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