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Sobre el seminario:
En el diario hablan de ti y de mí 1
Las noticias que recogemos de los periódicos dan cuenta de los cambios que en las últimas
décadas has acontecido en la sociedad. Como en el resto del mundo, los arreglos familiares
han cambiado fuertemente, no solo por la cantidad de sus miembros, sino también por las
formas de vivir en familia.
Como señala uno de los artículos, cada vez más nos preguntamos ¿Qué tipo de familia es la
familia? ¿Qué significa vivir en familia?
Mientras en la vida real las familias experimentaron en los últimos cincuenta años cambios
inimaginables, vinculados no sólo con la evolución de un tipo de pensamiento sino,
además, con nuevas formas de producción capitalista, los soportes del imaginario social
persisten en aferrarse a la familia tipo (Mamá, Papá, hijos) convirtiéndola en un corset del
que se escapan millones de personas que viven otras escenas.
Sabemos, cuando abandonamos el barco de la familia típica, que hay familia allí donde un
niño o una niña, un hombre y una mujer, mujeres u hombres se sientan incondicionalmente
1
Eclipse de mar. Juan Carlos Bagietto. https://www.youtube.com/watch?v=spf-8ZQnCso
amados. La hay donde acontece ese tipo de afecto que no se pone a prueba, ni depende de
los vaivenes de las personalidades.
No solamente es redundante hablar de una relación entre las familias, la comunidad y las
escuelas, sino que es ya, un significante vacio. Y no solo por los cambio acontecidos en
ambas instituciones sino además, porque la temática ha sido descuidada por los
administradores escolares y también por la investigación educativa. La fuga hacia los
problemas de los sujetos (las infancias, las juventudes, sus trayectorias, el pensamiento de
los profesores 3, entre otros) ha desplazado la mirada del universo institucional escolar y
familiar y de la trama de relaciones (complejas y múltiples) que atraviesan a ambas.
Las familias han estado presentes de maneras diversas en el campo escolar: por un lado,
como un sujeto usuarios de los servicios educativos, con quienes se comparte
responsabilidades educativas en torno a los niños y jóvenes. Por otro lado, “la familia” es
también un contenido educativo cuyo abordaje ha cambiado a lo largo de la historia escolar.
Ambas instituciones se presuponen en mutua colaboración, no obstante, los desencuentros
y las múltiples culpabilizaciones sobre las contingencias relacionadas con las disposiciones
de los niños relacionadas con su “educación”, constituyen un campo de disputa.
El ámbito de la familia es siempre un espacio difícil de objetivar porque representa el
espacio de lo íntimo, de los lazos primigenios, de las primeras afectaciones. La familia
puede definirse como el ámbito de lo doméstico, de lo privado, pero también como espacio
2
Box Dei. Génesis (La biblia) https://www.youtube.com/watch?v=qGp2ggbOKP4
3
La clase adoptará, por razones prácticas, la referencia al genérico masculino, lo cual no implica ocultar las
pautas sexistas propias del idioma castellano.
de poder, como objeto de observación y de intervención pública (Donzelot, 1998) como
estructura social elemental (Levi-Strauss, 1969)
Estas diferentes maneras de ver la familia, nos hace comprender que, si bien esta se define
como una institución, ha sido también generadora de un conjunto de instituciones
subsidiarias que se disputan entre sí la socialización y el gobierno de las nuevas
generaciones. Así “la familia es una institución formadora de futuras generaciones. En
este sentido, es una instancia mediadora entre la estructura social en un momento histórico
dado y el futuro de esa estructura”. (Jelin, 1999:41)
El Derecho de Familia, las Instituciones de Bienestar Social, las Instituciones del Patronato,
muchas agencias de beneficencia, las carteras del Estado dedicadas a la familia, la misma
escuela, son creaciones institucionales que conviven, son solidarias y colisionan con el
espacio familiar con el objetivo de regular el tránsito social de las infancias. En esta
amalgama de instituciones nos encontramos con un sistema familia-infancia inseparable e
indisoluble (Villa y Barletta, 2014) del cual la escuela es parte de su aparato promotor.
Sin embargo, es importante desnaturalizar las ideas hegemónicas que tenemos sobre lo que
significa vivir en familia, para poder comprender las tensiones entre individuos y sociedad
más allá de esta suerte de institución de alcance intermedio que no siempre se desarrolla
como esperamos y no siempre cumple las funciones que le asignamos.
¿Cómo se define el concepto “familia”? 4
Pensar las familias como objeto de estudio requiere, entre otras cosas, ubicarlas en un
contexto socio histórico cultural, pues la
“…unidad familiar no es un conjunto indiferenciado de individuos. Es
una organización social, un microcosmos de relaciones de producción,
de reproducción y de distribución, con una estructura de poder y con
fuertes componentes ideológicos y afectivos que cementan esa
organización y ayudan a su persistencia y reproducción, pero donde
también hay bases estructurales de conflicto y lucha. Al mismo tiempo
que existen tareas e intereses colectivos, los miembros tienen intereses
propios, anclados en su propia ubicación en la estructura social” (Jelin,
1996: 31)
4
Mrs. Robinson. Simon & Garfunkel. https://www.youtube.com/watch?v=9C1BCAgu2I8
La importancia de la definición de Durham es que nos permite establecer una diferencia
entre las “familias empíricas” y las representaciones que todos nosotros tenemos sobre la
familia y que se traduce en lo que denominamos un “ideal de domesticidad”: la idea de una
familia armónica conformada por una madre y un padre amorosos y sus hijos. La autora nos
propone comprender que las relaciones familiares representan una economía política de
relaciones que implican reproducción social y biológica, supervivencia, relaciones de
géneros y de generaciones.
No obstante, la familia es:
“es una organización social, un microcosmo de relaciones de producción,
de reproducción y de distribución, con una estructura de poder y con
fuertes componentes ideológicos y afectivos que cementan esa
organización y ayudan a su persistencia y reproducción, pero donde
también hay bases estructurales de conflicto y lucha” (Jelin, 1996:24)
Más allá de los intereses colectivos de la familia, cada uno de sus miembros tienen
intereses y motivaciones propias, que muchas veces son disímiles y hasta contradictorios.
Así, cada microcosmos familiar implica unidad pero también diversidad entre sus
miembros, de la misma manera que existen múltiples microcosmos familiares que
constituyen las diferencias formas de familias.
Les invitamos a ver el siguiente documental, donde se debaten los siguientes
interrogantes: ¿Es normal una familia con dos abuelos que una que no tiene
ninguno, o una familia con muchos hijos que otra con un solo hijo? ¿Es más
normal una familia con un padre, madre y dos hijos que una que no tiene hijos
y está conformada por dos mujeres? Existen múltiples posturas, no verdades
únicas.
http://www.encuentro.gov.ar/sitios/encuentro/programas/ver?rec_id=104017
Desde una sociología del parentesco, se amplía la idea de unidad familiar, incluyendo no
solo los miembros conyugales sino también las generaciones anteriores, posteriores y
colaterales. La importancia de definir el parentesco radica en manifestar que cada red entre
los integrantes del mismo “contribuye a la inserción de los individuos en el mercado
laboral y los protege contra sus riesgos” (Cicchelli Pugeault y Cicchelli, 1998: 109), es
decir, se descubren otras formas de solidaridad familiar ampliada que excede a la conyugal,
y es esa solidaridad la que contribuye al cumplimiento de sus funciones de reproducción
social, de socialización y de transmisión intergeneracional.
Tradicionalmente, el arreglo familiar que ha predominado es el de la llamada “familia
nuclear” compuesto por una pareja heterosexual y dos o más hijos. La centralidad de ese
modelo subyace en nuestras representaciones y nuestro ideal de familia: es el modelo que
propagan las iglesias, los medios de comunicación, la publicidad, ciertas ficciones
televisivas y otras agencias de imposición cultural. Dicho ideal se pondera en nuestra
sociedad, pero también en nuestras aspiraciones de manera tal que una familia funcional,
exitosa, buen constituida, sana, sagrada, se conforma bajo esa normativa más allá de cuan
es sostenible o no en nuestra vida cotidiana.
Sin embargo, también existen las “familias inconvenientes”. Como mencionáramos, cuando
lo ponderado es la familia nuclear, integrada por una sola unidad conyugal completa
(mamá, papá, hijos), dentro de un modelo patriarcal, el modelo familiar redunda en una
forma de organización social que establece la superioridad del varón sobre la mujer, en la
cual él tiene poder de control y decisión. Se pondera este tipo de familia “...para crear la
integración social mediante valores éticos y morales que asegurarían desarrollo,
estabilidad y cohesión a la nación” (Cosse, 2006: 36). Cualquier transgresión que se aparte
de este paradigma social constituye una amenaza al orden social legitimado, por lo que es
motivo de preocupación política, y de conflicto intrafamiliar y social. De allí deviene un
conjunto de adjetivaciones que convierten a la familia en blanco de intervención social:
familias inconvenientes, disfuncionales, desintegradas, destituyentes. El objeto de dichas
intervenciones fueron y serán, prioritariamente las familias pobres (Donzelot, 1998) a las
que se le opone el modelo e ideal de domesticidad propios de la burguesía, donde varones,
mujeres y niños son llamados a cumplir roles perfectamente asignados en las tareas de
provisión, crianza y sumisión que conforman el universo doméstico.
Estos roles y funciones asignados a cada uno de los miembros de la familia responden al
ideal de domesticidad que “...suponía el logro de un buen matrimonio, en el cual confluían
los sentimientos, la aceptación del entorno social y la posibilidad de ‘forjarse un buen
futuro’ que les permitiese a sus integrantes disfrutar de estatus y prestigio social.” (Cosse,
2006: 31)
Te invitamos a que visites el siguiente site. En él se describe el ideal de
domesticidad de los años 1930. La idea es que te preguntes cuántas de esas
imágenes están sedimentadas en nuestras ideas de familia y matrimonio.
http://misterios.co/2010/11/13/11-reglas-para-ser-una-perfecta-esposa/
Siguiendo a Bravin (2004: 11) quien hace mención al concepto de familia “normal”, la
describe como aquella “(…) que permitiría predecir comportamientos con diferentes
niveles de integración y conflictividad, en el supuesto de que cualquier forma familiar que
se desvíe de este modelo es “anormal”.
La multiplicidad de formas de definir y adjetivar el término familia, pero también la
diversidad de formas de vivir en familia, da cuenta de la complejidad que constituye en sí
dicho término y dicha experiencia. No es nuestra
intención señalar qué ruta seguir en cuanto a
adoptar una definición por sobre otras. Más bien
advertir que la forma en que nos representamos
el ideal de familia es una más de las formas
posibles concretas y empíricas que los sujetos
elegimos para vivir una experiencia comunitaria
íntima conformada por los lazos familiares.
Para pensar: ¿Cómo son las familias que habitamos, qué retrato de
familia elegiríamos para compartir con nuestros colegas, con nuestros
estudiantes?
Queda un cuadro vacio aquí para que elijamos la foto de familia que
queramos compartir:
¿Cuáles son los cambios sociales que han promovido cambios en las
familias?5
Sin duda, la multiplicidad de maneras de definir las familias tal como observamos en el
apartado anterior deviene no sólo de una complejidad sociológica o antropológica sino
también de las contingencias históricas que han significado cambios importantes en la
forma de concebir y construir los lazos familiares.
Al decir de Goode (1963), “(…) la familia no es el objeto pasivo de las mutaciones
sociales, sino un actor que contribuye a definir las modalidades y direcciones del cambio”
(citado en Cicchelli- Pugeault y Cicchelli, 1998: 98)
Al mirar lo familiar desde la constitución de los lazos se evidencia un doble mecanismo de
enlace/separación, identidad/diferencia que funda lo familiar como proceso en el cual se
puede leer el orden político, social y cultural y las mutaciones en dichos órdenes (Amado-
Domínguez, 2004). A lo largo de la historia
“antes que una afinidad sentimental plena, suele ser la violencia el
signo de perpetuación de los linajes y las sucesiones. La violencia
sublimada, simbolizada, permitirá separar a la familia de la horda
primitiva, transformando la violencia y la pulsión de dominio en ternura.
5
Mercedes Sosa. Todo cambia. https://www.youtube.com/watch?v=98XkPHcmCv0
Dicha ternura actuará como equilibrante de las diferencias que
interfieren en las relaciones familiares” (Giberti 2005: 25)
Retomando a Giberti, podemos afirmar que más que “familias” lo que ha predominado en
la historia es un “sentimiento de familia”, la conciencia devenida de la necesidad de vivir
en pequeños grupos diferenciados conforme la sociedad fue cambiando. Así, el pasaje de la
horda a la comunidad, de la comuna rural a la vida urbana, del feudalismo al sistema
capitalista, del artesanado a la producción industrial, del Estado absolutista al Estado de
Bienenestar, del wellfare estate al neoliberalismo, de la ética del trabajo a la estética del
consumo, de la producción en masa a la tecnificación de la vida y las relaciones sociales,
todos estos cambios son promotores de transformaciones identitarias, de relaciones de
géneros y de diálogo intergeneracional que han reconfigurado las dinámicas familiares.
Una serie de cambios históricos han incidido en la actual manera de concebir una
diversidad de formas de vivir en familia al mismo tiempo que un “achicamiento”, un
desdibujamiento de la familia en la vida social. Tal como plantea Beck, (Beck y Beck
Gersheim, 2003) vivimos una retracción de las relaciones familiares frente a la primacía del
individuo, en la medida en que la familia es cada vez menos necesaria para la reproducción
cultural, biológica y económica y cada vez más un espacio de satisfacción y realización
personal del cual se puede entrar y salir a lo largo del ciclo vital.
La crisis de la familia (como señalan algunos autores) es solidaria a la crisis de la
institución que le da origen: el matrimonio. Establecido como pacto entre parientes, su
origen puede rastrearse en la pareja heterosexual con fines reproductivos aunque su
institucionalización deviene de la alianza entre familias o linajes con fines asociativos y
reproductivos sumados a los fines económicos. De allí que el matrimonio se haya
constituido inicialmente como un contrato de intercambio entre dos familias y sus arreglos
económicos en la constitución de un mercado matrimonial, que como un espacio de placer
y de consagración del amor romántico.
Así como el patrimonio constituye la herencia y la preservación de los bienes del padre, el
matrimonio se constituye en la operación de convertir a la mujer en madre para asegurar la
continuidad y el intercambio de patrimonios en una sociedad patriarcal.
En la actualidad, el matrimonio ha perdido en parte el sentido inicial de su
institucionalización pero sigue siendo (en el plano del derecho) el origen de la familia y de
la sociedad conyugal. Dicho plano explica en alguna medida la reivindicación por parte de
la comunidad homosexual por la aprobación del matrimonio igualitario, que sanciona un
derecho relacionado con la vida familiar, le descendencia y la herencia.
Todo lo dicho hasta aquí se traduce en la comprobación de cómo en las últimas décadas,
debido a los cambios económicos, científicos, tecnológicos, políticos e ideológicos, la
sociedad occidental se ha ido alejando del modelo tradicional y ha ido ofreciendo nuevos
tipos de familia y nuevos estilos de vida familiar.
Nuestra vida familiar es heredera del derecho romano y de la cultura cristiana configurando
un modelo familiar basado en una pareja heterosexual encolumnada en la autoridad del
varón, la cual se ejercía sobre la esposa, los hijos y el patrimonio. La pareja conyugal tenía
como función básica la procreación; el hombre era el sostén económico y la esposa la
responsable exclusiva de la crianza de los hijos, en un formato convivencial que incluía
otros parientes. El resto de modelos familiares no tenían reconocimiento social y legal
(Alberdi, 1999; Iglesias de Ussel, 1998)
El progreso industrial fue un poderoso agente de cambio que forzó la emigración de la
población rural a las grandes ciudades y convirtió a la familia en una unidad de consumo
más que de producción. Con el desarraigo de la comuna rural ganó en importancia la
familia nuclear, lo que supuso una pérdida de los apoyos que la familia extensa
proporcionaba. Así, la familia se fue retrayendo al grupo primario: padres-hijos.
El desarrollo del Estado de Bienestar, la emancipación femenina, los progresos en el área
de salud, la reducción de la mortalidad infantil, el aumento de las expectativas de vida y el
control de la natalidad trajeron nuevos cambios en las parejas. La separación de la Iglesia y
Estado supuso un hito histórico que ha posibilitado la aparición los matrimonios civiles, la
legalización del divorcio y la aparición de familias monoparentales y reconstituidas o
derivadas de segundas nupcias. Al mismo tiempo, al conquistarse los derechos de la mujer
y su traducción en leyes, posibilitó una incorporación paulatina de las mujeres a la esfera
pública, al mundo del trabajo, de la política y participación social. La revolución de los
feminismos supuso cambios en la vida familiar, puesto que las tareas y roles que a las
mujeres les fueron tradicionalmente asignados (o prohibidos) han tenido que redistribuirse.
Estos cambios tuvieron como correlato una democratización de la vida familiar, donde la
autoridad paterna se va reduciendo desde el punto de vista cultural y simbólico hasta lograr
una equiparación de los derechos y deberes de ambos cónyuges.
Al mismo tiempo, el reconocimiento de los derechos de los niños han consagrado
reformas legales y el desarrollo de un sistema de protección social que amortigua los
efectos de las relaciones familiares en las nuevas generaciones, ya que los niños dejan de
ser una propiedad absoluta de los progenitores y recentra el lugar del Estado con relación a
las familias y sus necesidades.
La sanción de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, su incorporación a las
legislaciones latinoamericanas y los sistemas de promoción y protección de derechos han
cambio las relaciones entre familia-comunidad-Estado. El derecho de los niños a conocer y
ejercer sus derechos es parte de las responsabilidades que se imponen:
Este video, que les invitamos a ver, ofrece un material interesante para
observar las relaciones entre los niños y sus derechos:
https://www.youtube.com/watch?v=Lnit144yYu8
Los sistemas de protección social (desarrollados en el modelo de Estado Social) ofrecen a
las familias un cierto relevo en las tareas que tradicionalmente habían sido responsabilidad
exclusiva de la familia. El desarrollo del bienestar social hizo que las familias se vean
liberadas de cargas y responsabilidades presentes y futuras y pueden dedicar su tiempo y su
esfuerzo, a actividades de ocio, de crianza de los hijos y a un nivel de desarrollo individual
que fue cambiando también la dinámica de relaciones familiares.
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Whats up? For non blondes. https://www.youtube.com/watch?v=6NXnxTNIWkc
Tipos de hogares. Pueden ser:
De tipo extendido
Con núcleo completo: Pareja + hijos/as y otros parientes de diferentes
generaciones
Sin núcleo completo: jefa o jefe de hogar solo, con o sin hijos/as +
otros parientes
Compuesto jefa/e con o sin cónyuge, con o sin hijos/as + otros no
parientes.
Ensamblado (parejas reincidentes que aportan cada una hijos
propios)
Les recomiendo la lectura de este artículo del diario El País, que aborda de
manera coloquial esta tipología de familias que estamos desarrollando.
http://elpais.com/diario/2005/10/09/eps/1128839212_850215.html
Bibliografía de la clase
Lévi-Strauss, C. (1969) Las estructuras elementales del parentesco. Buenos Aires: Paidos.