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A inicios de la década del 90 del siglo pasado coinciden en el mundo la crisis del
socialismo, afianzamiento del liberalismo económico y la crisis del populismo; en Perú
confluyen la presencia del terrorismo senderista y la mayor hiperinflación de nuestra
historia, haciendo de los peruanos unos sobrevivientes.
Esta coyuntura económica y política permite a Fujimori (un político pragmático y sin
valores, con lealtades efímeras, de resultados inmediatistas) apropiarse del poder
durante 11 años, posibilitando un duro ajuste económico en agostos de 1990 y luego
el autogolpe de abril de 1992, ambos aceptados sin mayor protesta por la mayoría de
los peruanos.
Al finalizar el gobierno de Fujimori los aranceles habían bajado de 40% a 10%, se
habían privatizado 800 empresas públicas, se había dado un crecimiento anual de 3%
en la economía, y la corrupción comenzó a campear en la política y economía peruana.
El nuevo modelo económico instaurado en Perú, corrió paralelo a tener un Congreso y
poder Judicial controlados, el Servicio de Inteligencia Nacional regulando la cúpula
militar, la manipulación de la prensa, una alianza con la clase empresarial y penetración
del narcotráfico en la economía nacional.
Es en el contexto descrito que la globalización se instaura en el mundo y en el Perú.
La globalización es la integración vertiginosa de todas las economías del mundo en un
solo mercado global; se hizo posible gracias a las tecnologías de la información que
permiten que el dinero y las transacciones comerciales se muevan a la velocidad de la
luz, acelerándose gracias a la revolución en los transportes, donde ya no implica
necesariamente la presencia física del bien para realizar las transacciones; la
globalización también se vio contribuida por el colapso del socialismo, instaurándose
el pensamiento económico neoliberal como el único válido y la democracia occidental
como la nueva ideología dominante en el mundo. Pero de manera paralela ha surgido
una fuerte corriente nacionalista en Europa y el islamismo fundamentalista aparece
como un grave escollo para los intereses económicos y geopolíticos de occidente
desarrollado.
La globalización ha resquebrajado el poder del estado – nación, en tanto la soberanía
económica y política y en su lugar se pretende que aparezcan regiones - estado
productoras y/o consumidoras de bienes, además surgieron corporaciones
empresariales que no tienen nacionalidad definida, que poseen el dominio de la
microelectrónica, biotecnología, telecomunicaciones y del hardware y software
informático.
En varios continentes, como África o regiones de América Latina, la globalización ha
creado una sociedad de ganadores y perdedores, donde el estado ya no actúa como
un “compensador” de esas situaciones, en este escenario el ciudadano retrocede y en
muchos casos sólo se convierte en un emisor de tributos.
La globalización prioriza la información y el conocimiento, convirtiendo al siglo XXI en
el siglo del flujo de conocimiento a través de redes digitales, lo que hoy cuenta es el
capital humano y la capacidad de aprendizaje en entornos virtuales que
paradójicamente se ha convertido en el mayor democratizador de la historia.
Respecto al trabajo, en el contexto de la globalización se pueden distinguir cuatro tipos
de trabajadores: Los grandes ganadores que manipulan información y símbolos; los
trabajadores que proporcionan servicios, que tienden a prosperar en una sociedad
consumista y hedonista; luego los empleado públicos cada vez más reducidos, pues el
estado también se ha reducido, por último los trabajadores rutinarios, que tienden a ser
reemplazados por máquinas.
La globalización convirtió al mundo en una inmensa “aldea cableada”, donde se han
creado formas de gobierno tecnocráticas, y en algunos casos fascistas (como algunas
ex repúblicas soviéticas) o la insurgencia de un nuevo socialismo que no ha logrado
cuajar, y nuevamente entró en crisis, sobre todo en América Latina.
En este ambiente el cambio climático ya es una realidad que afecta a millones de
personas, creando conflictos y una nueva ola migratoria global, de consecuencias aún
no asimiladas.
Desde hace menos de una década las “guerras civiles” en el oriente medio, resultado
de la “primavera árabe” resultado del afán de potencias occidentales de acabar con
gobiernos laicos y autoritarios en oriente medio, e instaurar la democracia occidental
y su modelo económico para controlar el petróleo de esas regiones, han convertido
varias naciones árabes en estados fallidos caóticos (Libia) y desmembrados donde el
fundamentalismo islámico ha encontrado las condiciones ideológicas para su expansión
(Irak, Siria).
Además el inmenso crecimiento económico y científico de la República Popular de
China, y el renacimiento militar y geopolítico de Rusia, frente a la oleada conservadora
del gobierno de Estados Unidos de América del Norte, configuran un futuro complejo
para el planeta y la viabilidad de millones de personas en América Latina, África, Europa
oriental y Asia, que no han podido insertarse adecuadamente en la economía y mundo
globalizado, convirtiéndose en consumidores de escaparates del mundo de hoy.
La Globalización en la Actualidad
En ese mismo segmento, los países agrícolas que lograron el desarrollo tecnológico
introdujeron la modificación genética de las semillas, las cuales fueron también
patentadas y reciben regalías por su uso, mientras que las semillas tradicionales están
a disposición de las grandes empresas que las modifican genéticamente y luego las
venden al mercado a altos precios, acrecentando la brecha existente en los términos
de intercambio entre ambos tipos de países. Sin embargo, depende mucho de los
países no desarrollados adoptar las nuevas tecnologías para superar la brecha
existente.
Además las economías de las naciones factorías de Asía Oriental (Vietnam, Indonesia,
Tailandia) dependen de mano de obra infantil o femenina infravalorada.
Desde el punto de vista social, la globalización se interpreta como una evolución de las
relaciones sociales, en virtud de la evolución de las tecnologías de la información y
comunicación que proporciona a la sociedad la inter culturización en virtud de los
productos, servicios y relaciones con los demás países de mundo. Los aspectos
sociales consideran el fenómeno de la migración producto de la identificación
geográfica de zonas de trabajo que atraen la mano de obra barata, propiciando la
división de la familia y el surgimiento del individuo global o “ciudadano del mundo”.
En éste panorama, cómo el Perú puede aprovechar las ventajas que ofrece la
globalización y cómo puede capear las amenazas que ella presenta:
Si bien son desafíos que deben ser abordados conjuntamente entre los distintos actores
de la sociedad, la política pública juega un rol rector y coordinador para que estos retos
sean abordados con éxito. En esa medida, entre muchas otras posibles y deseables,
resalto tres condiciones de base, más enfocadas en el funcionamiento del Estado y el
manejo de la política pública, para afrontar de la mejor manera estas nuevas tendencias
y fuerzas de la globalización.
Tres condiciones en relación con A) la estructura, forma y estilo de trabajo del aparato
estatal, B) a las requeridas capacidades institucionales a nivel nacional y C) a las
prioridades dentro de la agenda de reforma del país.
El puerto del Callao debe convertirse en un hub portuario subregional de la costa oeste
de América del Sur. ¿Qué necesita el Callao para lograr ésta condición?: distancia,
conectividad, infraestructura portuaria, costos portuarios, tamaño de mercado y
apertura comercial. De esta manera, al analizar cuatro puertos de la subregión —San
Antonio-Chile, Callao-Perú, Buenaventura-Colombia y Guayaquil-Ecuador— se
concluye que el puerto chileno es el que en promedio cuenta con las mejores
condiciones, seguido por el puerto colombiano, quedando el puerto del Perú en tercer
lugar. Al introducir en el estudio los resultados esperados por las mejoras al Muelle Sur
del puerto del Callao, los resultados revelan un considerable impacto positivo.
Sin embargo, este aporte significativo no parece ser del todo suficiente para obtener
un liderazgo en la subregión. Si bien existe una mejora importante en un número de
variables críticas para la consolidación de un hub portuario —principalmente en
infraestructura y costos portuarios—, existen también otros determinantes, como
conectividad y tamaño de mercado principalmente, los cuales no son alterados
considerablemente por la mencionada concesión, y que son rubros en los cuales el
Callao-Perú muestra una desventaja con relación a los demás puertos. No solo basta
mayor inversión en el Puerto vía una concesión para ampliar integralmente la potencia
del puerto como hub subregional. Requiere de un tratamiento multidimensional.
En éste punto cabe ampliar los Tratados de Libre Comercio con más países sobre todo
de la cuenca del pacífico y fortalecer el existente con Estados Unidos, no solo es
necesario que Cancillería o el Ministerio de Comercio Exterior realicen un trabajo para
la implementación. Se requiere de un tratamiento multisectorial. no solo voluntad
política, entusiasmos individuales o capacidad técnica de las autoridades, sino, sobre
todo, de un trabajo conjunto, transversal, coordinado, armónico y eficiente entre las
distintas instituciones del Estado y concertado entre los diferentes actores de la
sociedad: empresa, academia, gobierno y sociedad civil. No solo requiere del deseo y
el ánimo de las autoridades de turno en particular, sino de establecer mecanismos
institucionales de trabajo conjunto.
La modernización del Estado debe responder a las nuevas tendencias económicas del
siglo XXI y a las fuerzas sobre el modo de la inserción del país al mundo. El Estado
debe adquirir, cada vez más, un rol rector o coordinador, donde se promuevan
informales y espontáneos mecanismos de coordinación interagencia y acción
concertada, así como lazos comunicantes —virtuales y presenciales— formales e
institucionales. Es decir, promover una cultura y una estructura sostenible a largo plazo
que trascienda las iniciativas individuales o las voluntades temporales, y que atiendan
eficientemente las demandas interdependientes entre instancias y transversales del
país.
Una de las fuerzas más potentes en los próximos años en el Perú será la creciente
descentralización en la toma de decisiones políticas y económicas. Hace unos pocos
años, las dos terceras partes del presupuesto público se destinaban a Lima y el tercio
sobrante a los demás gobiernos regionales y locales. Hoy, fruto de la bonanza
económica y del canon minero, los gobiernos a nivel descentralizado son los
poseedores de las dos terceras partes del monto total, quedando la capital con un tercio
del presupuesto. Este cambio radical hace de los 25 presidentes regionales, los 195
alcaldes provinciales y las 1600 distritales potenciales forjadores más importantes del
cambio del país en relación con el pasado.
Se resaltan cuatro cambios necesarios para impulsar aún más los efectos positivos de
la apertura comercial vía acuerdos regionales o bilaterales de países en desarrollo:
1. Liberalización del comercio en aquellos productos que los países desarrollados
consideran como sensibles.
2. Extensión de las preferencias comerciales a otros países desarrollados para
incrementar el bienestar de los países.
3. Reformas domésticas relativas al comercio en los países en desarrollo, puedan
ayudar a facilitar el proceso de ajuste estructural.
4. Incorporar elementos de una integración más profunda —inversión, competencia,
laboral, entre otros— genera mayores ganancias en bienestar, pero no necesariamente
significativamente mayores.
La literatura indica dos ideas fuerza. Primero, agilizar las negociaciones con países
desarrollados y profundizar las temáticas, de acuerdo con los intereses compartidos
entre los socios. Y, segundo, priorizar la agenda interna en la reforma de infraestructura,
telecomunicaciones, capital humano, cohesión social, institucionalidad, entre otros. Dos
carreteras paralelas, la apertura de mercados y la competitividad interna, que deben
estar al mismo nivel de importancia, deben efectuarse con la misma calidad y deben
avanzar a la misma velocidad.
Es deseable y crucial que en los próximos años el Perú pueda negociar y
concretar acuerdos comerciales con la Unión Europea, con Canadá, con la
European Free Trade Association (EFTA), con China, con Corea, con
México, con India, entre otros.
Pero tendrá más sentido y efectos diseminados positivos, en términos de
más empleo, más equidad y menos pobreza, concretarlas y tenerlas
vigentes si paralelamente se concretan también las necesarias reformas
internas.