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El Corán y textos apócrifos

1) El Nacimiento de Cristo.

Sura 19: 16-35


Y recuerda en la Escritura a María cuando se apartó de su familia hacia un lugar oriental y puso un velo
que la apartase de ellos. Nosotros enviamos para ella a Nuestro Espíritu, que se presentó ante ella con la
forma de un ser humano completo. Ella dijo: «En verdad, me refugio en el Clementísimo de ti, si eres
temeroso de Dios.» Él dijo: «En verdad, yo soy un Mensajero de tu Señor para otorgarte un muchacho
puro.» Ella dijo: «¿Cómo tendré un hijo si no me ha tocado ningún ser humano y no he perdido mi
castidad?» Él dijo: «Así ha dicho tu Señor: ¡Eso es fácil para Mí! Haremos de él una señal para la gente y
una misericordia procedente de Nosotros. Es un asunto decidido.»

Así que ella le concibió y se retiró con él a un lugar apartado. Los dolores del parto la llevaron junto al
tronco seco de una palmera. Ella dijo: «¡Ojalá hubiese muerto antes de pasar por esto y hubiese sido
totalmente olvidada!» Entonces, él la llamó desde debajo de ella: «No estés triste por mi causa. Tu Señor
ha puesto a tus pies un arroyo. Mueve hacia ti el tronco de la palmera y caerán sobre ti dátiles maduros
recién cortados.» «Así que come y bebe y alegra tus ojos. Y si ves a algún ser humano dile:
En verdad, he hecho voto al Clementísimo de ayunar, por tanto hoy no hablaré con nadie.»

Y volvió con él a su gente llevándole en brazos. Ellos dijeron: «¡Oh, María! ¡Ciertamente, has venido con
un grave asunto! ¡Oh, hermana de Aarón! ¡Tu padre no era un hombre malo, ni tu madre era una
transgresora!» Entonces, ella señaló hacia él. Ellos dijeron: «¿Cómo vamos a hablar con un niño que está
en la cuna?» Él dijo: «En verdad, yo soy un siervo de Dios. Él me ha dado la Escritura y me designó profeta
y me ha bendecido dondequiera que yo esté y me ha encomendado la oración y el pago del impuesto
religioso mientras viva y que sea bueno con mi madre. Y no me ha hecho arrogante ni orgulloso. Y la paz
ha estado conmigo el día en que nací y estará el día en que muera y el día en que vuelva a la vida.» Éste
es Jesús el hijo de María, el que proclama la Verdad acerca de la cual dudan. No es propio de Dios tener
un hijo. ¡Glorificado sea! Cuando Él decide un asunto, en verdad, le dice: «¡Sé! y es». Y, en verdad, Dios es
mi Señor y vuestro Señor. Así pues, ¡Adoradle! ¡Ese es el camino recto!

Según el proto-evangelio de Santiago:


Y llegó un edicto del emperador Augusto, que ordenaba se empadronasen todos los habitantes de Belén
de Judea. Y José dijo: Voy a inscribir a mis hijos. Pero ¿qué haré con esta muchacha? ¿Cómo la inscribiré?
¿Como mi esposa? Me avergonzaría de ello. ¿Como mi hija? Pero todos los hijos de Israel saben que no lo
es. El día del Señor será como quiera el Señor.

Y ensilló su burra, y puso sobre ella a María, y su hijo llevaba la bestia por el ronzal, y él los seguía. Y,
habiendo caminado tres millas, José se volvió hacia María, y la vio triste, y dijo entre sí de esta manera:
Sin duda el fruto que lleva en su vientre la hace sufrir. Y por segunda vez se volvió hacia la joven, y vio que
reía, y le preguntó: ¿Qué tienes, María, que encuentro tu rostro tan pronto entristecido como sonriente?
Y ella contestó: Es que mis ojos contemplan dos pueblos, uno que llora y se aflige estrepitosamente, y
otro que se regocija y salta de júbilo.
Y, llegados a mitad de camino, María dijo a José: Bájame de la burra, porque lo que llevo dentro me
abruma, al avanzar. Y él la bajó de la burra, y le dijo: ¿Dónde podría llevarte, y resguardar tu pudor?
Porque este lugar está desierto.

Y encontró allí mismo una gruta, e hizo entrar en ella a María. Y, dejando a sus hijos cerca de ésta, fue en
busca de una partera al país de Belén.

Y yo, José, avanzaba, y he aquí que dejaba de avanzar. Y lanzaba mis miradas al aire, y veía el aire lleno de
terror. Y las elevaba hacia el cielo, y lo veía inmóvil, y los pájaros detenidos. Y las bajé hacia la tierra, y vi
una artesa, y obreros con las manos en ella, y los que estaban amasando no amasaban. Y los que llevaban
la masa a su boca no la llevaban, sino que tenían los ojos puestos en la altura. Y unos carneros conducidos
a pastar no marchaban, sino que permanecían quietos, y el pastor levantaba la mano para pegarles con
su vara, y la mano quedaba suspensa en el vacío. Y contemplaba la corriente del río, y las bocas de los
cabritos se mantenían a ras de agua y sin beber. Y, en un instante, todo volvió a su anterior movimiento y
a su ordinario curso.

Y he aquí que una mujer descendió de la montaña, y me preguntó: ¿Dónde vas? Y yo repuse: En busca de
una partera judía. Y ella me interrogó: ¿Eres de la raza de Israel? Y yo le contesté: Sí. Y ella replicó: ¿Quién
es la mujer que pare en la gruta? Y yo le dije: Es mi desposada. Y ella me dijo: ¿No es tu esposa? Y yo le
dije: Es María, educada en el templo del Señor, y que se me dio por mujer, pero sin serlo, pues ha
concebido del Espíritu Santo. Y la partera le dijo: ¿Es verdad lo que me cuentas? Y José le dijo: Ven a
verlo. Y la partera siguió.

Y llegaron al lugar en que estaba la gruta, y he aquí que una nube luminosa la cubría. Y la partera
exclamó: Mi alma ha sido exaltada en este día, porque mis ojos han visto prodigios anunciadores de que
un Salvador le ha nacido a Israel. Y la nube se retiró en seguida de la gruta, y apareció en ella una luz tan
grande, que nuestros ojos no podían soportarla. Y esta luz disminuyó poco a poco, hasta que el niño
apareció, y tomó el pecho de su madre María. Y la partera exclamó: Gran día es hoy para mí, porque he
visto un espectáculo nuevo.

Y la partera salió de la gruta, y encontró a Salomé, y le dijo: Salomé, Salomé, voy a contarte la maravilla
extraordinaria, presenciada por mí, de una virgen que ha parido de un modo contrario a la naturaleza. Y
Salomé repuso: Por la vida del Señor mi Dios, que, si no pongo mi dedo en su vientre, y lo escruto, no
creeré que una virgen haya parido

Y la comadrona entró, y dijo a María: Disponte a dejar que ésta haga algo contigo, porque no es un
debate insignificante el que ambas hemos entablado a cuenta tuya. Y Salomé, firme en verificar su
comprobación, puso su dedo en el vientre de María, después de lo cual lanzó un alarido, exclamando:
Castigada es mi incredulidad impía, porque he tentado al Dios viviente, y he aquí que mi mano es
consumida por el fuego, y de mí se separa.

Y se arrodilló ante el Señor, diciendo: ¡Oh Dios de mis padres, acuérdate de que pertenezco a la raza de
Abraham, de Isaac y de Jacob! No me des en espectáculo a los hijos de Israel, y devuélveme a mis pobres,
porque bien sabes, Señor, que en tu nombre les prestaba mis cuidados, y que mi salario lo recibía de ti.

Y he aquí que un ángel del Señor se le apareció, diciendo: Salomé, Salomé, el Señor ha atendido tu
súplica. Aproxímate al niño, tómalo en tus brazos, y él será para ti salud y alegría.
Y Salomé se acercó al recién nacido, y lo incorporó, diciendo: Quiero prosternarme ante él, porque un
gran rey ha nacido para Israel. E inmediatamente fue curada, y salió justificada de la gruta. Y se dejó oír
una voz, que decía: Salomé, Salomé, no publiques los prodigios que has visto, antes de que el niño haya
entrado en Jerusalén.

2) La crucifixión

Sura 4: 156-158.

Y por no haber creído en Dios y haber dicho de María una inmensa calumnia y por haber dicho:
«Ciertamente, hemos matado al Mesías, Jesús hijo de María, el Mensajero de Dios.» Pero no le mataron
ni le crucificaron, sino que se hizo que les pareciera eso. Y, los que discuten sobre él, tienen dudas acerca
de ello. No tienen conocimiento de ello, sólo siguen conjeturas. ¡Pero no lo mataron! ¡Eso es seguro! sino
que Dios lo elevó hacia Él.4 Dios es poderosos, sabio.

Según el Apocalipsis de Pedro

"Ven, pues, sigamos adelante con el cumplimiento de la voluntad del Padre incorruptible. Porque he aquí,
los que les traerán juicio vienen y los avergonzarán. Pero a mí no pueden tocarme. Y tú, oh Pedro, estarás
en medio de ellos. No temas a causa de tu cobardía. Sus mentes estarán cerradas, porque el invisible se
ha opuesto a ellos. "

Cuando dijo esas cosas, vi que aparentemente lo agarraban. Y dije: "¿Qué veo, oh Señor? ¿Que eres tú
mismo a quien toman, y que me estás agarrando? ¿O quién es este, alegre y riendo en el árbol? ¿Y es
otro cuyos pies y manos están siendo lastimados?"

El Salvador me dijo: "Aquel a quien viste en el madero, alegre y riendo, este es el Jesús viviente. Pero
aquel en cuyas manos y pies clavan los clavos es su parte carnal, que es el sustituto avergonzado el que
nació a su semejanza. Pero míralo a él y a mí ".

3) La Resurrección

Según el Evangelio de Pedro:

Pero temprano, cuando amanecía el día de reposo, vino una multitud de Jerusalén y los alrededores para
ver la tumba sellada. Pero en la noche en que amaneció el día del Señor, cuando los soldados lo custodiaban
de dos en dos en cada vigilia, hubo una gran voz en el cielo; y vieron que los cielos se abrían y que dos
varones que tenían mucho resplandor habían bajado de allí y se habían acercado al sepulcro. Pero la piedra
que había sido empujada contra la puerta, habiendo rodado por sí misma, se alejó un poco del costado; y
se abrió el sepulcro, y entraron los dos jóvenes. Y así aquellos soldados, habiendo visto, despertaron al
centurión y a los ancianos del pueblo (porque ellos también estaban presentes, resguardando). Y mientras
relataban lo que habían visto, de nuevo vieron a tres varones que habían salido del sepulcro, con los dos
primeros sosteniendo al otro, y una cruz siguiéndolos y la cabeza de los dos llegaban al cielo, pero la del
uno siendo llevado por una mano por ellos iba más allá de los cielos. Y oyeron una voz de los cielos que
decía: "¿Habéis proclamado a los dormidos?" Y se oyó una voz desde la cruz: "Sí".
4) La ascensión:

Sura 3:55.

[Recuerda] cuando dijo Dios: «¡Oh Jesús! Te tomaré! y te elevaré hacia Mí y te purificaré [de las
calumnias] de los que no creen. Y colocaré a los que te siguen por encima de los que no creen, hasta el
Día del Levantamiento. Luego regresaréis hacia Mí y juzgaré entre vosotros sobre aquello en lo que
manteníais diferencias.

5) La visión de los apóstoles según el Evangelio de Judas

Otro día, Jesús se les acercó y le dijeron: “Maestro, te vimos en una visión, porque vimos grandes sueños
en esta noche que pasó ". ["Vimos] una gran casa [en la que] había un gran altar, doce hombres que decimos
que son sacerdotes, y un nombre. Una multitud se dedicaba ellos mismos a ese altar hasta que los
sacerdotes [terminaron de presentar] las ofrendas”.

“[Algunos] ayunan durante dos semanas; otros sacrifican a sus propios hijos, otros a sus esposas, ya que
se bendicen y se humillan unas con otras; otros duermen con hombres; otros trabajan en la matanza; otros
cometen multitud de pecados y transgresiones. Y los hombres que están [al lado] del altar invocan tu
[nombre]. Y porque están ocupados en todas las labores de su sacrificio, ese altar está lleno ". Después de
haber dicho estas cosas, se callaron porque estaban perturbados.

Jesús les dijo: “¿Por qué se han turbado? En verdad les digo, todos los sacerdotes que están al lado de ese
altar invocan mi nombre. Y aún más les digo que han escrito mi nombre en el [. . . ] de las razas de las
estrellas a través de las razas de los seres humanos, y en mi nombre vergonzosamente han plantado árboles
infructuosos ".

Jesús les dijo: “Son ustedes (los apóstoles) quienes presentan los sacrificios en ese altar que vieron. Ese es
el dios al que sirven, y ustedes son los doce hombres que vieron. El ganado que es traído son los sacrificios
es decir, la multitud que lleváis por el camino errado sobre ese altar.

[Los . . . ] se mantendrá; de esta manera usarán mi nombre; y las razas de los piadosos se dedicarán a él. A
continuación, otro hombre estará presente entre [los fornicadores], y otro asistirá a los asesinos de niños,
y otro a los que se acuestan con hombres, a los que ayunan y el resto de impurezas, la anarquía errores y
entre aquellos que dicen: "Somos iguales a los ángeles". Porque se ha dicho a las razas de los hombres,
"Mira, Dios ha recibido tu sacrificio de las manos de un sacerdote", quienes son solo los diáconos del error.
Pero es el Señor quien manda, quien decide quién es señor sobre todas las cosas. Cuando llegue el último
día, éstos serán avergonzados ".

Sus discípulos [dijeron: “Maestro,] purifícanos del [. . . ] que hemos hecho por el engaño de los ángeles ".

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