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“Al examinar, después, atentamente lo que yo era, y viendo que podía fingir que no tenía
cuerpo y que no había mundo ni lugar alguno en el que me encontrase, pero que no podía
fingir por ello que yo no existía, sino que, al contrario, del hecho mismo de pensar en dudar de
la verdad de otras cosas se seguía muy evidente y ciertamente que yo era; mientras, que, con
sólo haber dejado de pensar, aunque todo lo demás que alguna vez había imaginado existiera
realmente, no tenía ninguna razón para creer que yo existiese, conocí por ello que yo era una
sustancia cuya esencia o naturaleza no es sino pensar, y que, para existir, no necesita de lugar
alguno ni depende de cosa alguna material. De manera que este yo, es decir, el alma por la
cual soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo e incluso más fácil de conocer que él y,
aunque el cuerpo no existiese, el alma no dejaría de ser todo lo que es”.
a) Resumen:
Fragmento de la cuarta parte del Discurso del Método cartesiano donde el autor plantea la
duda metódica con su epílogo feliz de la verdad absoluta: pienso, luego existo. Se puede fingir
no tener cuerpo, ni que exista el mundo. No se puede obviar que del hecho evidente de
pensar, se sigue el existir. El hombre es una realidad sustancial cuya esencia es pensar y para
realizarla no depende de cosa material alguna. El alma, sede del modo peculiar del ser
humano, es distinta e independiente del cuerpo y más asequible en su acceso cognoscitivo. La
argumentación cartesiana no es un razonamiento sino una intuición del yo como primera
realidad y realidad pensante.
b) Explicación de nociones:
1. Duda y certeza:
La duda es voluntaria y exagerada (se extiende a todo lo que atisba sospecha de duda). Tres
criterios de duda: reales ( los sentidos nos engañan), verosímiles ( no distinguimos el estado de
vigilia y de sueño), hipotético-metodológicos (Dios engañador/geniecillo maligno).
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un razonamiento sino una intuición, la intuición del yo como primera realidad y como realidad
pensante. La esencia de la mente humana es pensar.
Del COGITO puede seguirse el criterio de toda verdad y certeza: toda idea clara y distinta es
verdadera, evidente.
Descartes define la sustancia: “una cosa que existe de tal modo que no necesita de ninguna
otra para existir”. El concepto de sustancia es una idea innata y representa los elementos
estables y permanentes de la realidad.
En la opinión de Descartes hay tres ideas evidentes que se corresponden con las tres
sustancias: Pensamiento o espíritu, el yo o el alma (res cogitans); Dios (res infinita); cosas o
cuerpos materiales (res extensa).
3. Pensamiento e ideas: A partir de esa duda universal, aparece la primera verdad y certeza. La
base primera de la filosofía cartesiana es: “Pienso, luego existo”. (Cogito, ergo sum). El
“COGITO” no es un razonamiento, sino una intuición, la intuición del yo como primera realidad
y como realidad pensante. Al poner Descartes el fundamento de su filosofía en el yo, responde
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a la tendencia esencial del nuevo sentido filosófico manifestado en el Renacimiento: explicar
racionalmente el universo, en función del hombre, en función del yo. El hombre y el yo hay
que definirlos de modo que se hallen bastantes elementos para edificar un sistema del mundo.
La filosofía moderna entra, con Descartes, en su fase idealista y racionalista. El “COGITO” es la
primera existencia o sustancia conocida, la primera naturaleza simple. Es la primera intuición,
el primer acto del conocer verdadero. Del “COGITO” se sigue el CRITERIO de toda verdad: toda
intuición de naturaleza simple es verdadera, toda idea clara y distinta es verdadera, evidente.
El “COGITO” es un acto del SUJETO (el conocimiento), porque soy yo el que piensa. La esencia
de nuestra mente es pensar. Descartes consigue la certeza o seguridad subjetiva de los
conocimientos. Existe una equivalencia entre verdad y certeza.
Las ideas son una mediación inevitable entre el sujeto pensante y las cosas. El pensamiento
opera siempre sobre las ideas (imágenes de las cosas) no sobre las cosas mismas.. Distingue
tres tipos de ideas:
Innatas: las que el entendimiento posee por naturaleza, las “nacidas conmigo”. Ejs.:
pensamientp, existencia, Dios, extensión.
Adventicias: las que provienen de la experiencia externa: Ejs.: árbol, mujer, sol, calor…
Facticias: proceden de nuestra imaginación y voluntad, fabricadas por el sujeto, a partir de
otras ideas. Ejs.: caballo con alas, sirena, dragón.
El auténtico conocimiento, para Descartes, no surge del testimonio de los sentidos (ideas
adventicias) ni del juicio falaz de la imaginación (ideas facticias) sino sólo de la mente pura y
atenta, que mirando en sí misma, logra descubrir sus verdaderos contenidos. El auténtico
conocimiento se logra por medio de las IDEAS INNATAS que la razón encuentra en sí misma. El
contenido que en esas ideas se presenta de modo claro y distinto coincide con la realidad.
La posición antiescéptica de Descartes, su interés por la ciencia le impele al rechazo del error, a
investigar con la finalidad de determinar algo con certeza y a la búsqueda de la verdad.
Descartes define su método:
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Que aumenten gradualmente la ciencia y el conocimiento hasta los límites de la razón.
Descartes señala 4 reglas para dirigir la razón “en orden a procurar la verdad”. Las dos
primeras (parte analítica del método) y las dos últimas (parte sintética del método).
a. Evidencia: aceptar como verdadero sólo lo q es claro y distinto. Una idea es clara si se
presenta manifiesta en la inteligencia que la intuye. Una idea es distinta cuando está
separada de otras ideas y no contiene algo que pertenezca a las otras ideas. A través
de la Intuición (concepto de la mente pura y atenta que surge de la luz de la razón)
llegamos a la evidencia.
b. Análisis: Dividir cada una de las dificultades a examinar en tantas partes como se
pueda y en cuantas se requiera para resolverlas mejor.
c. Síntesis: Conducir ordenadamente mis pensamientos; de los simples y fáciles a los más
complejos. Es el procedimiento ordenado de la geometría. Para Descartes es la
deducción: intuición sucesiva de naturalezas simples y de conexiones entre ellas que
procede descomponiendo el objeto en elementos simples (Análisis) y reconstruyendo
deductivamente el complejo o compuesto a partir de lo simple (Síntesis).
d. Enumeración: Hacer en todo recuerdos integrales y revisiones generales para no
omitir nada.
Estas cuatro reglas componen la parte constructiva-positiva del método cartesiano que reúnen
lo mejor de los métodos de la lógica, del análisis geométrico y del álgebra. Tres nociones
sostienen estas 4 reglas metodológicas y justifican la pretensión de certeza del método:
a. La idea de perfecto e infinito: Esta idea de perfecto e infinito que tiene el sujeto
humano, a pesar de no ser el sujeto ni perfecto ni infinito. La finitud del sujeto es lo
contrario de la infinitud en Dios. Dios es la causa de la idea de infinitud que hay en el
hombre. Descartes parte de la idea de infinito en el ser humano. La idea de infinito en
el hombre es el efecto de una causa que es Dios, ser infinito, que imprime la idea de
infinito en la mente humana. (Usa el principio metafísico de causalidad: todo efecto
tiene una causa).
b. La contingencia del yo: en el hombre, Descartes, encuentra una paradoja: ser un ser
limitado (lo prueba el hecho de nuestras dudas frecuentes) y al tiempo tener la idea de
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infinito en la mente. Esta realidad demuestra que el hombre no es su propio autor. De
haberlo sido, el hombre (que es un ser contingente: lo mismo que es podría no haber
sido) se hubiera hecho perfecto. El autor del hombre es el ser infinito (Dios) que lo
crea finito (duda) y le imprime la idea de infinito (Dios) en la mente (idea innata). El
punto de partida de Descartes es la comprobación psicológica de la paradoja humana
(efecto) para, posteriormente remontarse a la verdadera causa del hombre (el ser
infinito, Dios). Asimismo utiliza el principio metafísico de causalidad: partiendo de la
paradoja humana (efecto) se remonta al ser infinito, creador del hombre (causa).
c. Argumento ontológico: Se inspira en el argumento ontológico de S. Anselmo de
Canterbury (S. XI – XII). Cuando yo tengo la idea de algo. A ese algo le pertenece una
cualidad con claridad y evidencia. Esa cualidad pertenece a ese algo necesariamente.
Ejs: Triángulo: suma de ángulos de un triángulo = 2 rectos. Esa cualidad le pertenece
necesariamente. Dios: como ser infinito: tiene todas las perfecciones, incluida la
existencia. Esa cualidad le pertenece necesariamente. Dios y su existencia, en el
argumento ontológico, es el resultado de una deducción (que para Descartes es una
serie de intuiciones intelectuales).
Dios es la garantía de desechar alguno de los motivos más importantes de duda. Dios
que es bueno y poderoso y que no permite que me engañe.
De esta forma, Descartes supera el Solipsismo (quedarse encerrado en sí mismo) y
puede pasar de la afirmación de la propia conciencia a la existencia del mundo
externo.
Dios, en la filosofía de Descartes, es un recurso que garantiza que pueda aplicar el
criterio de certeza y permitir salir del yo y conocer el mundo. Dios no puede permitir
que lo que yo conciba clara y distintamente, con evidencia, sea falso. Dios garantiza el
conocimiento que tenemos de la realidad.
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Comienza su obra creadora con “Reglas para la dirección del espíritu” (1628), “Tratado del
mundo” (1634), “Discurso del Método” (1637) que consta de 6 partes o secciones: 1ª: Sobre el
hombre, 2ª: Reglas del Método, 3ª: Moral provisional, 4ª: Dios, idea innata, 5ª: Sobre el cuerpo
y el alma, 6ª: Función del intelectual. “Meditaciones metafísicas” (1641) con, asimismo, seis
secciones o partes: 1ª: Cosas dubitables, 2ª: De la naturaleza del espíritu humano, 3ª: De Dios,
que existe, 4ª: De lo verdadero y de lo falso, 5ª: De la esencia de las cosas materiales y 6ª: De
la distinción de cuerpo y alma. “Principios de Filosofía” (1644), “Las pasiones del alma” (1649),
“Geometría” (1637), “Tratado del ser humano” (1634).
R. Descartes, figura estelar en el ámbito filosófico de la Modernidad porque hace del intelecto,
de la razón pura el primer objeto que hay que indagar en la búsqueda de la verdad. Descartes
apela a la claridad y a la distinción para descubrir alguna verdad ajena a la duda. La certeza de
mi yo-pensamiento será el principio metodológico del cual deducir todas las otras verdades.
Con el subjetivismo nace la filosofía moderna. El yo, como inicio novedoso respecto a la
tradición de la filosofía anterior.
Con todo ello y apoyándose también en sus conocimientos matemáticos, dará lugar al
racionalismo (corriente filosófica con la que se inicia la modernidad). A esta se le opone el
Empirismo. La primera contará entre sus filas, en el continente europeo, con autores como B.
Spinoza, G. Leibniz: la otra, en las Islas Británicas, principalmente con J. Locke, G. Berkeley y D.
Hume. Quizás la mejor forma de entender la oposición entre estos dos movimientos filosóficos
sea considerar cómo tratan la cuestión sobre el origen del conocimiento.
El empirismo sostiene que todos nuestros conocimientos proceden, en última instancia, de los
sentidos. Por su parte, el racionalismo defiende que nuestros conocimientos verdaderos
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proceden de la razón; proceden de ideas innatas, esto es, de verdades primeras y evidentes
que la razón encuentra en sí misma.
A partir de aquí, otro rasgo característico de los filósofos racionalistas es que para ellos, Dios es
la garantía última del conocimiento de la realidad. Los racionalistas entienden que la razón es
la única facultad susceptible de alcanzar la verdad. La oposición de la filosofía medieval
(Escolástica) entre razón y fe es sustituida por la contraposición entre verdades racionales
frente a los engaños o ilusiones de los sentidos. La realidad del mundo ya no es evidente, tiene
que ser deducida.
Los racionalistas siguen la tradición de Platón para quien conocer es recordar (Anamnesis): las
ideas están de algún modo “presentes” en el alma humana. Las ideas innatas fundamentan
deductivamente todo el conocimiento. Su característica es la evidencia. En Descartes, las ideas
innatas y, dentro de ellas, la idea de Dios garantizan y son la base para la plena certeza de
todos los saberes, desde la Física hasta la Metafísica.
En la filosofía cartesiana influyó Montaigne: “Nada más libre e inaprensible que el propio yo”.
Descartes: “Nada más cercano e indubitable que la subjetividad”.
Hay que matizar el influjo de S. Agustín: “Si enim fallor, sum” ( Así pues, si me equivoco,
existo), en R. Descartes: “Cogito, ergo sum” ( Pienso, luego existo). Para S. Agustín: el hombre
es un medio para llegar a Dios. Para R. Descartes: el yo, es el punto de partida radical.
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cultural, reina la inactividad y el desinterés creciendo considerablemente el apego a la religión
tradicional.
En el momento histórico que le toca vivir a Descartes tiene ligar un ciclo de esplendor
económico: el campo abastece de las materias primas necesarias a la industria y el comercio
internacional vive un momento de máximo esplendor. La forma más común de gobierno es el
absolutismo, aunque –humanizado y con pretensiones racionalistas- se llame ahora
despotismo ilustrado:”todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. El orden social se caracteriza
por el protagonismo de la burguesía, dueña ya de un alto status social y grandes riquezas.
Culturalmente, se producen grandes cambios y avances. Se da un gran interés por despertar al
pueblo de su ignorancia, de aquí la creación de Academias, Museos y Bibliotecas.
El siglo XVII es el siglo del Barroco, y el Barroco es una época de crisis, de pesimismo, de
movimiento de fugacidad. La economía sigue basándose en la agricultura (aunque el comercio
y las finanzas atraviesan un momento de expansión); se suceden las hambrunas y las
epidemias; la esperanza de vida se sitúa entre los 25 y los 30 años. Constantemente se
producen revueltas sociales. Se van consolidando los Estados modernos, independientes y
soberanos, que se enfrentan por motivos religiosos y por sus afanes imperialistas. El mayor
conflicto en este sentido es la guerra de los Treinta Años (1618 – 1648) entre los Estados
Católicos y Protestantes de Alemania. La Iglesia ha perdido la confianza de sus fieles. Las
universidades entran en decadencia y la vida intelectual se circunscribe al ámbito de los
salones y las academias. La nueva ciencia renacentista ha derribado la visión aristotélica del
mundo. No obstante, la aparición de la imprenta abre nuevos horizontes culturales, pues
extenderá el conocimiento más allá de los muros de las instituciones eclesiásticas. Los
descubrimientos efectuados por los navegantes españoles y portugueses llevan consigo la
aparición de nuevas técnicas e instrumentos de navegación.
Al salir del colegio de La Flèche advierte que lo aprendido en los libros le sirve de poco.
Descubre que la razón es “una” y “la misma” en todos los seres humanos, tras la revelación del
COGITO, ERGO SUM.
Descartes vive una época de crisis, de grandes cambios. El encuentra la certeza en las
matemáticas. La experiencia puede ser engañosa y puede inducirnos a error.