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Introducción
El desarrollo al que aspiramos los mexicanos entraña fortalecer la soberanía y
la presencia de nuestro país en el mundo, una economía nacional en crecimiento y
con estabilidad, y una organización social fincada en la democracia, la libertad y la
justicia.
Estos son objetivos que exigen una educación de alta calidad, con carácter
nacional y con capacidad institucional que asegure niveles educativos suficientes
para toda la población. Asimismo, precisan la reafirmación y el acrecentamiento del
compromiso del Estado mexicano con la educación pública. Este documento
contiene el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica que
suscriben el Gobierno Federal, los gobiernos de cada una de las entidades
federativas de la República Mexicana y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación.
La estrategia de modernización del país y la reforma del Estado requieren que
se aceleren, los cambios en el orden educativo. Al igual que en las otras esferas de
la vida nacional, este trabajo implica una nueva relación entre el Estado y la sociedad
y de los niveles de gobierno entre sí y supone, en general, una participación más
intensa de la sociedad en el campo de la educación. En esta articulación moderna
del Estado y la sociedad, los vínculos entre escuela y comunidad adquieren una
importancia especial. De acuerdo con el legado de nuestro liberalismo social, la
educación debe concebirse como pilar del desarrollo integral del país. El liberalismo
social ofrece las pautas de una educación pública de calidad, que prepare a los
mexicanos para el desarrollo, la libertad y la justicia. Es indispensable, entonces,
consolidar un sistema educativo nacional con responsabilidades afines a nuestro
federalismo, con contenidos educativos pertinentes a la formación de mejores
ciudadanos. La modernización hace necesario transformar la estructura, consolidar la
planta física y fortalecer las fuentes de financiamiento de la acción educativa. Es
indispensable propiciar las condiciones para un acercamiento provechoso entre los
gobiernos locales, la escuela y la vida comunitaria que la rodea. En esta tarea habrán
de desempeñar un papel esencial tanto los maestros y su organización gremial,
como los padres de familia.
El Gobierno Federal, los gobiernos estatales, el magisterio nacional y la
sociedad se proponen transformar el sistema de educación básica - preescolar,
primaria y secundaria- con el propósito de asegurar a los niños y jóvenes una
educación que los forme como ciudadanos de una comunidad democrática, que les
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Suscrito el 18 de mayo de 1992 por el secretario de Educación Pública, Ernesto Zedillo Ponce de
León, los gobernadores de las 32 entidades federativas, la secretaria general del SNTE, Profra. Elba
Esther Gordillo y como testigo de honor, el Presidente Carlos Salinas de Gortari.
proporcione conocimientos y capacidad para elevar la productividad nacional, que
ensanche las oportunidades de movilidad social y promoción económica de los
individuos, y que, en general, eleve los niveles de calidad de vida de los educandos y
de la sociedad de su conjunto.
Este Acuerdo Nacional se concentra en la educación básica. Esta comprende
los ciclos fundamentales en la instrucción y formación de los educandos,
preparatorios para acceder a ciclos medios y superiores.
En ellos se imparte el conjunto de conocimientos esenciales que todo
ciudadano debe recibir. A las consideraciones, medidas y programas que contiene
este Acuerdo se ha añadido la educación normal porque es la que capacita y forma
el personal docente de los ciclos de educación básica. La evidencia histórica y las
experiencias recientes demuestran que la correlación entre una educación básica de
calidad y la posibilidad de desarrollo es muy fuerte. La educación básica impulsa la
capacidad productiva de una sociedad y mejora sus instituciones económicas,
sociales, políticas y científicas, puesto que contribuye decisivamente a fortalecer la
unidad nacional y a consolidar la cohesión social, a promover una más equitativa
distribución de ingreso, la fomentar hábitos más racionales de consumo, a enaltecer
el respeto a los derechos humanos, en particular el aprecio a la posición de la mujer
y de los niños en la comunidad, y a facilitar la adaptación social al cambio
tecnológico. Además, una buena educación básica genera niveles nos altos de
empleo bien remunerado, una mayor productividad agrícola e industrial, y mejores
condiciones generales de alimentación y de salud, y actitudes cívicas más positivas y
solidarias.
El Acuerdo Nacional para la Modernización de Educación Básica recoge el
compromiso del Gobierno Federal, de los gobiernos estatales de la República y del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, de unirse en un gran esfuerzo
que extienda la cobertura de los servicios educativos y eleve la calidad de la
educación a través de una estrategia que atiende a la herencia educativa del México
del siglo veinte, que pondera con realismo los retos actuales de la educación, que
compromete recursos presupuestales crecientes para la educación pública, y que se
propone la reorganización del sistema educativo, la reformulación de los contenidos
materiales educativos, y la revaloración de la función magisterial.
Antecedentes
La educación es ámbito decisivo para el futuro de la Nación. La acción
educativa del gobierno y de la sociedad es una de nuestras grandes prioridades.
Existe un claro consenso acerca de la necesidad de transformar el sistema
educativo. Este reclamo social, extendido tanto en la geografía del país como entre
los sectores de la sociedad, es por una educación de calidad. La aspiración es
esencial, además, para cumplir cabalmente con el artículo tercero constitucional cuyo
mandato es por una cobertura suficiente, una mejoría constante en la calidad de la
educación a partir de la obligatoriedad de la primaria, el carácter laico y gratuito de la
que imparte el Estado, su dimensión nacional y su sustento en el progreso científico.
La vocación educativa de México ha significado una preocupación nacional,
permanente y prioritaria desde la creación, en 1921, de la Secretaría de Educación
Pública. Detrás de las demandas enarboladas en 1910 por democracia, igualdad y
justicia, estuvo siempre el anhelo de oportunidades educativas. La estrategia en los
primeros años de vida de la Secretaría de Educación Pública fue multiplicar
escuelas, para obtener un amplio concurso colectivo en las tareas educativas
prioritarias, articular el esfuerzo de los estados y los municipios; en una palabra,
diseñar una educación pública nacional.
En el lapso de siete décadas prácticamente se generalizó el ingreso a la
educación primaria, se realizaron verdaderas cruzadas de alfabetización que llevaron
las primeras letras a casi todos los rincones del país, se construyeron decenas de
miles de escuela, se crearon los libros de texto gratuito, se amplió la educación
secundaria y fueron establecidos centros de educación básica para adultos. También
en ese periodo se multiplicó el número de facultades y centros de investigación de la
Universidad Nacional Autónoma de México, se abrieron universidades en todas las
entidades de la República, y se inició el desarrollo de la educación tecnológica con la
fundación del Instituto Politécnico Nacional. A lo largo y ancho del país han
proliferado museos, salas de conciertos, galerías, teatros, casas de cultura,
bibliotecas públicas e instalaciones deportivas.
Cada generación ha impreso a la tarea educativa el sello justo de su tiempo.
De ahí que, con razón, hablemos de una auténtica hazaña educativa en el siglo
veinte mexicano. Desde 1921 la educación pública ha sido fundamental en la
construcción de país que hoy es México.
Las cifras de esta hazaña son impresionantes. De 1921 a la fecha se ha Ando
un avance notable en la cobertura: la escolaridad promedio pasó de un grado a más
de seis, el índice de analfabetos se redujo de 68% a 12.4%, uno de cada tres
mexicanos está en la escuela y dos de cada tres niños tienen acceso a la enseñanza
preescolar, la atención a la demanda en la primaria es de alrededor de 90% y cuatro
de cada cinco egresados tienen acceso a la enseñanza secundaria. Se ha
establecido una compleja red de modalidades y planteles en todos los niveles. En
educación primaria están inscritos más de 14 millones de niños, y en secundaria más
de 4 millones. Tan sólo en los 19 años de vigencia de la actual Ley Federal de
Educación, el número de alumnos paso de 13.7 a casi 26 millones; el de maestros de
419 000 a poco más de un millón 1 00 000. y el de planteles de 61 000 a más de 165
000.
En esta hazaña educativa corresponde un mérito sobresaliente al magisterio
nacional. Los maestros mexicanos del siglo veinte han dejado constancia de su
dedicación, sus conocimientos y la nobleza de su labor. El maestro ha sido " deberá
seguir siendo- el protagonista de la obra educativa del México moderno. Los retos
actuales de la educación.
El gran esfuerzo educativo mexicano ha mostrado que es capaz de contender
con los problemas de cobertura de la educación básica, incluso ante una demanda
enormemente acrecentada por la dinámica demográfica. Sin embargo, con miras al
nuevo milenio y ante los desafíos del mundo en que vivirán nuestros hijos, es preciso
reconocer las limitaciones que está mostrando hoy el sistema educativo nacional.
No obstante los avances, el reto de la cobertura educativa subsiste. Los
resultados del XI Censo General de Población y Vivienda, relativos al año de 1990.
permiten apreciar limitaciones muy serias de la cobertura educacional en lo que se
refiere a alfabetización, acceso a la primaria, retenci6n y promedio de años de
estudio, y esto acentuado con disparidades regionales muy marcadas.
La calidad de la educación básica es deficiente en que, por diversos motivos,
no proporciona el conjunto adecuado de conocimientos, habilidades, capacidades y
destrezas, actitudes y valores necesarios para el desenvolvimiento de los educandos
y para que estén en condiciones de contribuir, efectivamente, a su propio progreso
social y al desarrollo del país.
Muchas de las grandes tareas educativas de las generaciones de este siglo
implicaron una concentración --y hasta una centralización- de esfuerzos. Hoy, el
esquema fuertemente concentrado no corresponde con los imperativos de
modernización. Debe cambiar, por lo tanto, para atender con eficacia las nuevas
exigencias del desarrollo nacional. El sistema educativo en su conjunto muestra
signos inequívocos de centralización y cargas burocráticas excesivas. Se ha
distanciado recientemente la autoridad de la escuela con el consiguiente deterioro de
la gestión escolar, y se ha hecho más densa la red de procedimientos y trámites. La
responsabilidad de la educación de niños y jóvenes no está siendo cabalmente
compartida por la escuela, los padres de familia y la comunidad. En la práctica,
prevalece una cierta ambigüedad en las atribuciones educativas que conciernen a los
niveles de Gobierno Federal, estatal y municipal. En muchos sentidos, hemos llegado
al agotamiento de un esquema de organización del sistema educativo trazado hace
ya 70 años.
Sin embargo, sería erróneo atribuir la totalidad de los problemas del sistema
educativo a la centralización. No debemos ignorar que, por razones muy diversas,
durante varios años y hasta antes del inicio de la actual administración, las
condiciones financieras del país causaron una prolongada escasez de recursos que
limitó el que hacer educativo y erosionó los incentivos y la rapacidad de motivar al
Magisterio Nacional.
Para atender los retos educativos, es importante distinguir dos campos de
acción: por una parte, aquel que, pese a ser ajeno al sistema educativo, incide
fuertemente en su desempeño, y es el que comprende factores inherentes al
desarrollo general del país que suelen contribuir a la eficacia del proceso educativo y
que, a la vez, son influidos por él. Entre ellos destacan el nivel y el crecimiento del
ingreso per cápita, la distribución del ingreso nacional, el acceso a servicios básicos
como salud, vivienda, energía eléctrica, agua potable, y la calidad de alimentación de
niños y jóvenes. Por ello, toda la política económica y social del Estado mexicano
tiene que estar llamada a colaborar decisivamente en el mejoramiento de la
educación pública. El otro campo incluye los factores propiamente del sistema
educativo, que son a los que se refiere este Acuerdo Nacional.
Las tareas educativas que debemos acometer demandan, en primer término,
el sostenimiento de la política que, en años recientes, ha significado la asignación de
recursos crecientes al sector de educación. Durante los primeros cuatro años de la
presente administración, el gasto en educaci6n del Gobierno Federal se habrá
incrementado en más de 70%, en términos reales. Algo semejante ha ocurrido con el
gasto de los gobiernos estatales. La expansión del gasto público en la educación
habrá de proseguir durante muchos años, hasta que se logre contar con el sistema
educativo que demanda el desarrollo nacional. En este sentido, una política
fundamental para lograr la modernización de la educación básica es el compromiso
del gobierno federal y estatal de continuar incrementando, a tasas
considerablemente superiores a las del crecimiento del producto interno bruto, su
gasto en educación.
Si bien el aumento en los recursos es una condición necesaria para elevar la
calidad del sistema educativo, no es, por sí mismo, condición suficiente. En efecto,
una mayor disponibilidad de recursos significa la ampliación de la cobertura
educativa, pero no implica necesariamente el mejoramiento en la calidad de la
educación; incluso, su efecto en la cobertura puede ser insatisfactorio si los recursos
se vierten a través de un sistema que los utilice inadecuadamente. Por ello, es
indispensable que el aumento de recursos previstos para los próximos años, vaya
acompañado de la aplicación de estrategias que tengan efectos favorables en los
otros puntos neurálgicos del sistema educativo. Entre éstos, hay dos que, con base
en la experiencia de México y otros países, revisten una enorme importancia para la
calidad educativa, y que por tanto deben recibir atención prioritaria. Ellos son: los
contenidos y materiales educativos, y la motivación y preparación del magisterio.
También es de gran importancia rectificar la tendencia manifiesta en los
últimos años a reducir el número de días efectivos de clases en el año escolar. Como
primer paso a partir del próximo ciclo escolar se procurará un incremento equivalente
por lo menos a 10% en los días escolares efectivos, lo que puede lograrse evitando
días sin clase distintos a los que fija el calendario escolar oficial.
Pero más recursos, más días efectivos de clase, programas idóneos, mejores
libros de texto y maestros adecuadamente estimulados, podrían tener efectos
imperceptibles en la cobertura y calidad educativa, si no se dan a través de un
sistema que supere los obstáculos e ineficiencias del centralismo y la burocracia
excesiva que aquejan al sistema educativo nacional. Por eso es importante que la
otra línea fundamental de la estrategia sea la reorganización del sistema educativo.
Por lo anterior, este Acuerdo Nacional entraña en primer lugar, el compromiso
de reconocer en la educación uno de los campos decisivos para el porvenir de la
Nación, así corno reiterar la vigencia del concepto de educación nacional, labrado en
el curso de nuestra historia, y del ejercicio de las facultades y atribuciones que
competen a la Secretaría de Educación Pública para hacerlo efectivo. Dicho
compromiso se expresa en continuar otorgándole a la educación la más alta prioridad
en la asignación del gasto público. Se asume también el compromiso de atender, con
sustento en una creciente canalización de recursos públicos, tres líneas
fundamentales de estrategia para impartir una educación con cobertura suficiente
con calidad adecuada: la reorganización del sistema educativo, la reformulación de
contenidos y materiales educativos, y la revaloración social de la función magisterial.
Este Acuerdo Nacional está inspirado por el propósito fundamental de elevar
la calidad de la educación pública, pero los programas y acciones que aquí se
formulan tendrán también el efecto de promover y mejorar la calidad de educación
que, con apego a las disposiciones vigentes, imparten los particulares. En efecto, del
Acuerdo se derivarán planes y programas de estudio tendientes a una mayor calidad
y, a través de mejores escuelas públicas, se establecerán referentes de una mayor
jerarquía y competitividad educativa para la escuela privada.
Federalismo educativo
Desde el Constituyente de 1824, y en afinidad con los postulados del
liberalismo, el régimen federal ha sido la organización política natural de nuestro país
para lograr, en la rica diversidad de sus regiones, la unidad nacional. Esta
organización fue ratificada y enriquecida por la Constitución Política de 1917. En el
siglo XX el sistema federalista ha sido el medio para conjuntar objetivos, aglutinar
fuerzas y cohesionar labores. En razón de estas virtudes políticas, recurrimos al
federalismo para articular el esfuerzo y la responsabilidad de cada entidad federativa,
de cada municipio y del Gobierno Federal, en nuestro propósito de alcanzar una
educación básica de calidad. Al igual que en tantos otros aspectos del proceso de
modernización que recientemente hemos emprendido los mexicanos, gobierno y
sociedad buscamos afianzar la plena vigencia del espíritu y la norma constitucional.
La Constitución dispone que el Congreso de la Unión, con el fin de unificar y
coordinar la educación en toda la República, expedirá las leyes necesarias
destinadas a distribuir la función social educativa entre la Federación, los estados y
los municipios. En cumplimiento de ese precepto constitucional el Congreso de la
Unión expidió, entre otras, la Ley Federal de Educación. En este marco jurídico
expresamente se señala que la prestación del servicio educativo es una de las
actividades de la función educativa en la que hay concurrencia de la Federación, los
estados y municipios. Consecuentemente se dispone que la Federación pueda
celebrar con los estados y municipios convenios para coordinar o unificar dichos
servicios. Este Acuerdo Nacional fortalece la observancia del régimen legal existente
ajustándose a la concurrencia de atribuciones previstas.
A fin de corregir el centralismo y burocratismo del sistema educativo, con
fundamento en lo dispuesto por la Constitución General de la República y por la Ley
Federal de Educación, el Gobierno Federal y los gobiernos de las entidades
federativas de la República celebran en esta misma fecha convenios para concretar
las respectivas responsabilidades en la conducción y operación del sistema de
educación básica y de educación normal. De conformidad con dichos convenios y a
partir de ahora, corresponderá a los gobiernos estatales encargarse de la dirección
de los establecimientos educativos con los que la Secretaría de Educación Pública
ha venido prestando, en cada estado y bajo todas sus modalidades y tipos, los
servicios de educación preescolar, primaria, secundaria y para la formación de
maestros, incluyendo la educación normal, la educación indígena y los de educación
especial.
En consecuencia, el Ejecutivo Federal traspasa y el respectivo gobierno
estatal recibe los establecimientos escolares con todos los elementos de carácter
técnico y administrativo, derechos y obligaciones, bienes muebles e inmuebles, con
los que la Secretaría de Educación Pública venía prestando, en el estado respectivo,
hasta esta fecha, los servicios educativos mencionados, así como los recursos
financieros utilizados en su operación.
La transferencia referida no implica de modo alguno la desatención de la
educación pública por parte del Gobierno Federal. El Ejecutivo Federal vigilará en
toda la República el cumplimiento del artículo tercero constitucional, así como de la
Ley Federal de Educación y sus disposiciones reglamentarias; asegura el carácter
nacional de la educación y, en general, ejercerá las demás atribuciones que le
confieren los ordenamientos aplicables. Es importante destacar que el carácter
nacional de la educación se asegura principalmente a través de una normatividad
que sea observada y aplicada de manera efectiva en todo el territorio del país. En tal
virtud, el Ejecutivo Federal promoverá y programará la extensión y las modalidades
del sistema educativo nacional, formulará para toda la República los planes y
programas para la educación preescolar, primaria, secundaria y normal, autorizará el
uso de material educativo para los niveles de educación citados, mantendrá
actualizados y elaborará los libros de texto gratuitos para la educación primaria,
propiciará el desarrollo educativo armónico entre las entidades federativas,
concertará con éstas las acciones necesarias para reducir y superar disparidades y
dará atención prioritaria a aquellas regiones con importantes rezagos educativos,
establecerá procedimientos de evaluación del sistema educativo nacional, promoverá
los servicios educativos que faciliten a los educadores su formación y constante
perfeccionamiento, y fomentará permanentemente la investigación que permita la
innovación educativa.
La autoridad educativa nacional se fortalecerá ejerciendo la función
compensatoria entre estados y regiones que nuestros ordenamientos y tradiciones
asignan al Gobierno Federal. Así, dicha autoridad velará por que se destinen
recursos relativamente mayores a aquellas entidades con limitaciones y carencias
más acusadas. De Igual modo, la autoridad nacional seguirá diseñando y ejecutando
programas especiales que permitirán elevar los niveles educativos en las zonas
desfavorecidas o en aquellas cuya situación educativa es crítica. Se hará un esfuerzo
significativo en programas que mejoren la eficiencia terminal de la educación primaria
y reduzcan el analfabetismo en las zonas y entre los grupos de mayor atraso
educativo. A fin de ejercer mejor su función compensatoria, el Gobierno Federal
conservará la dirección y operación de los programas más estrechamente vinculados
a ella.
El Ejecutivo Federal se compromete a transferir recursos suficientes para que
cada gobierno estatal se encuentre en condiciones de elevar la calidad y cobertura
del servicio de educación a su cargo, de hacerse cargo de la dirección de los
planteles que recibe, de fortalecer el sistema educativo de la entidad federativo, y
cumplir con los otros compromisos que adquiere en este Acuerdo Nacional.
Asimismo, convendrá con aquellos gobiernos estatales que hasta ahora han
aportado recursos modestos a la educación, en que incrementen su gasto educativo
a fin de que guarden una situación más equitativa respecto a los estados que
teniendo un nivel similar de desarrollo, ya dedican una proporción más significativa
de sus presupuestos a la educación.
Cada gobierno estatal, por conducto de su dependencia u organismo
competente, sustituirá al titular de la Secretaria de Educación Pública en las
relaciones jurídicas existentes con los trabajadores adscritos a los planteles y demás
servicios que se incorporan al sistema educativo estatal. Así mismo, los gobiernos
estatales, por conducto de su autoridad competente, reconocerán y proveerán lo
necesario para respetar íntegramente todos los derechos laborales de los
trabajadores antes mencionados. Los gobiernos estatales garantizan que los citados
derechos laborales serán plenamente respetados. Por su parte, el Ejecutivo Federal
queda obligado con la responsabilidad solidaria en los términos de ley. De igual
modo, las prestaciones derivadas de régimen de seguridad social de los trabajadores
que se incorporen a los sistemas educativos estatales, permanecerán vigentes y no
sufrirán modificación alguna en perjuicio de ellos.
Los gobiernos de los estados reconocen al Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Educación como titular de las relaciones laborales colectivas de
los trabajadores de base que prestan sus servicios en los establecimientos y
unidades administrativas que se incorporan al sistema educativo estatal.
Al convenirse la transferencia aludida, el Gobierno Federal no se desprende
de ninguna de las responsabilidades que, conforme a la Ley, están a su cargo. Por el
contrario, mediante este Acuerdo Nacional se facilita el cabal cumplimiento de dichas
responsabilidades y quedan establecidas las condiciones para cumplir con otras, así
como para ejercer de mejor manera sus facultades exclusivas. En observancia del
artículo 30 de la Ley Federal de Educación, la Secretaría de Educación Pública
continuará a cargo de la dirección y operación de los planteles de educación básica y
de formación de maestros en el Distrito Federal. Corresponde, por tanto, a dicha
Secretaría ejecutar en el Distrito Federal las acciones convenidas en este Acuerdo.
En lo que concierne a los estados, no adquieren nuevas funciones que
actualmente no tengan conforme a la ley. La transferencia convenida propiciará que
realicen actividades de la función educativa que la Ley señala como concurrentes y
que hasta ahora, en algunos casos, no han realizado por falta de una delimitación
precisa de responsabilidades. Asimismo, será responsabilidad del Gobierno Estatal
proponer a la Secretaría de Educación Pública el diseño de los contenidos regionales
y su adecuada inclusión en los planes de estudio. Los aspectos regionales de los
contenidos educativos deberán asegurar que los estudiantes adquieran un mejor
conocimiento de la historia y geografía, la diversidad ecológica, las costumbres y
tradiciones del estado correspondiente. Al igual que en el caso del Gobierno Federal,
todas las responsabilidades que el Acuerdo Nacional y los respectivos convenios
asignan a cargo de los estados, tienen fundamento en artículos de la Ley. Al
aprovechar nuestra organización federalista para una plena concurrencia de los
niveles de gobierno en el esfuerzo educativo, se fijan condiciones para una
participación más dinámica y comprometida de los municipios base de la
organización política de la Nación. Con ello se logrará animar un más amplio
concurso comunitario en la escuela, ejercer un control social más eficaz sobre la
calidad de educación, y responder consensualmente a los problemas y necesidades
más inmediatos de la escuela. De ahí que, en los términos de este Acuerdo Nacional,
se conviene en involucrar a los municipios en las tareas educativas del futuro y en
promover la creación de concejos municipales de educación, a fin de que exista un
órgano que apoye y fomente de manera eficaz la educación en cada localidad. Los
gobiernos estatales harán lo conducente para que, cada vez en mayor grado, los
mantenimiento y equipamiento a las escuelas sirviéndose de los recursos que, al
efecto, reciban del gobierno estatal y atendiendo a las recomendaciones de dichos
concejos municipales.
Salario profesional
Desde el 1 de diciembre de 1988 y hasta antes del pasado Día del Maestro,
los salarios del magisterio habían recibido importantes incrementos que significaron
para el maestro comenzar a recuperar su poder adquisitivo. Aún tomando en
consideración que el esfuerzo del pueblo y gobierno de México ha sido enorme, es
preciso admitir que lo obtenido es todavía insuficiente para remunerar y motivar
adecuadamente a los maestros. En consecuencia, el Gobierno Federal y los
gobiernos estatales convienen en continuar esforzándose para mejorar las
percepciones del magisterio.
El 15 de mayo pasado, como es habitual en esa fecha, el Gobierno Federal
acordó con el SNTE el otorgamiento de un aumento adicional. Con ese importante
incremento, se alcanza el intervalo de entre tres y cuatro salarios mínimos, señalado
por la propia organización gremial como salario profesional. Con este nuevo esfuerzo
que hace que en la actual Administración se haya acumulado un incremento muy
sustancial - el salario de la plaza inicial, que es el más bajo del escalafón docente y
que en diciembre de 1 988 equivalía a 1.5 salarios mínimos, superará el equivalente
a tres salarios mínimos, y la mayoría de los maestros estará percibiendo un
equivalente superior a 3.5 veces el salario mínimo general del país.
Vivienda
De otra parte, a fin de complementar el salario profesional y contribuir a una
mejora importante en los niveles de vida de los maestros, se integrará un programa
especial de fomento a la vivienda del magisterio en el que se aprovechará los
mecanismos institucionales de apoyo a la construcción de vivienda y las nuevas
oportunidades de financiamiento a que dará lugar el Sistema de Ahorro para el
Retiro. Este programa ofrecerá opciones de construcción y crédito, conjuntará los
esfuerzos de los diversos organismos de vivienda de la Federación y contará con la
participación de los gobiernos estatales y municipales, así como de la iniciativa
privada.
La carrera magisterial
A fin de dar un impulso decidido al arraigo y motivación del maestro, y en
respuesta a la demanda del SNTE el Gobierno Federal y los gobiernos estatales
adoptarán una medida de especial trascendencia: la creación de la carrera
magisterial.
La carrera magisterial dará respuesta a dos necesidades de la actividad
docente: estimular la calidad de la educación y establecer un medio claro de
mejoramiento profesional, material y de la condición social del maestro. De esta
forma, se acuerda el establecimiento de un mecanismo de promoción horizontal para
el personal docente frente a grupo que enseña en los ciclos de la educación básica.
Su propósito consiste en que esos maestros puedan acceder, dentro de la misma
función, a niveles salariales superiores con base en su preparación académica, la
atención a los cursos de actualización, su desempeño profesional, y su antigüedad
en el servicio y en los niveles de la propia carrera magisterial.