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Taller de Producción y análisis de Materiales Originales

Resúmen- unidad ¿6?

Pierre Bourdieu página 167-182

Marx:

Desde el punto de vista de algunos economistas existe una diferenciación de aquello que se
considera de orden natural de aquello que no lo es, por ejemplo, las instituciones del modo de
producción feudal son consideradas de forma artificial, en cambio la burguesía (procedente del
actual modo de producción) es de orden natural. También establecen estos parámetros en el
ámbito religioso a través de dos clases: “Toda religión extraña es pura invención humana,
mientras que su propia religión es una emanación de Dios. En tanto que las relaciones de
producción es lo mismo que mencionan con respecto a los otros ejemplos. (167)

No obstante, el autor menciona el carácter de la producción material de la investigación a


través de la perspectiva de Marx cuando afirma que los Individuos que producen en sociedad,
o sea la producción de los individuos socialmente determinada: es naturalmente el punto de
partida.

En tanto que el contrato social de Rousseau (vale la pena destacar que no existe el individuo
aislado de la sociedad) pone en relación y conexión a través del contrato a sujetos por
naturaleza independientes tampoco reposa sobre semejante naturalismo […].(168-9)

Con respecto al tema que aborda en la producción de materiales sostiene que la producción en
un estadio determinado del desarrollo social es la producción de individuos en sociedad.
Podría parecer por ello que para hablar de la producción a secas fuera preciso o bien seguir el
proceso de desarrollo histórico en sus diferentes fases, o bien declarar desde el comienzo que
se trata de una determinada época histórica, por ejemplo, de la moderna producción
burguesa, lo cual es en realidad nuestro tema específico. Pero todas las épocas de la
producción tienen ciertos rasgos en común, ciertas determinaciones comunes. La producción
en general es una abstracción, pero una abstracción que tiene un sentido, en tanto pone
realmente de relieve lo común, lo fija y nos ahorra así una repetición.

Sin embargo, lo general o lo común, extraído por comparación, es a su vez algo


completamente articulado y que se despliega en distintas determinaciones.

Por otro lado, Las determinaciones que valen para la producción en general son precisamente
las que deben ser separadas, a fin de que no se olvide la diferencia esencial por atender sólo a
la unidad, la cual se desprende ya del hecho de que el sujeto, la humanidad, y el objeto, la
naturaleza, son los mismos. En este olvido reside, por ejemplo, toda la sabiduría de los
economistas modernos. Un ejemplo. Ninguna producción es posible sin un instrumento de
producción, aunque este instrumento sea sólo la mano, sin trabajo pasado, acumulado,
aunque este trabajo sea solamente la destreza que el ejercicio repetido ha desarrollado y
concentrado en la mano del salvaje. El capital, entre otras cosas, es también un instrumento
de producción de trabajo pasado y objetivado.

La producción es una rama particular de la producción, no obstante, el autor se contradice


diciendo que no es solo particular, sino que es un organismo social determinado, un sujeto
social que actúa en un conjunto más o menos grande, más o menos pobre de las ramas de la
producción.
Desde la visión de los economistas la palabra “producción” subyace en condiciones generales
de toda producción. Esta parte general incluye o debe incluir: 1) las condiciones sin las cuales
no es posible la producción. Es decir, que se limita solamente a indicar los momentos
esenciales de toda producción. Se limita, en efecto, como veremos, a cierto número de
determinaciones muy simples, estiradas bajo la forma de vulgares tautologías; 2) las
condiciones que hacen avanzar en mayor o en menor medida a la producción, tales como por
ejemplo, el estado progresivo o de estancamiento de Adam Smith.

LA NATURALEZA COMO INVARIANTE PSICOLÓGICA Y EL PARALOGISMO DE LA INVERSIÓN DEL


EFECTO Y DE LA CAUSA (Durkheim).

Los hechos sociales no son el simple desarrollo de los hechos psíquicos, sino que estos últimos
son, en gran parte, la prolongación de los primeros dentro de las conciencias.

El punto de vista contrario expone a cada instante al sociólogo a tomar la causa por el efecto, y
recíprocamente. Por ejemplo, si, como es muy frecuente, se ve en la organización de la familia
la expresión lógicamente necesaria de sentimientos humanos inherentes a toda conciencia, se
invierte el orden real de los hechos; por el contrario, la organización social de las relaciones de
parentesco ha determinado las relaciones respectivas, de padres e hijos.

Lo que ha ocultado a los ojos de tantos sociólogos es la insuficiencia de este método que al
tomar el efecto por la causa, a menudo les sucedió asignar como condiciones determinantes
de los fenómenos sociales ciertos estados psíquicos, relativamente definidos y especiales, pero
que, en realidad, son su consecuencia.

Por otra parte, existe un medio para aislar más o menos completamente el factor psicológico
de modo de poder precisar el alcance de su acción, y es buscar de qué manera afecta la raza a
la evolución social. En efecto, las características étnicas son de orden orgánico-psíquico. Por lo
tanto, la vida social debe variar cuando varían, si es que los fenómenos psicológicos tienen la
eficacia causal que se les atribuye sobre la sociedad.

Por último, el autor llega a una regla que se aplica en determinados contextos:

La causa determinante de un hecho social debe ser buscada entre los hechos sociales
antecedentes, y no entre los estados de la conciencia individual. Por otra parte, se concibe
fácilmente que todo lo precedente se aplica tanto a la determinación de la causa, como de la
función. La función de un hecho social sólo puede ser social, es decir que consiste en la
producción de efectos socialmente útiles.

Por lo tanto, podemos completar la proposición procedente diciendo que: La función de un


hecho social siempre debe ser buscada en la relación que sostiene con algún fin social. (176)

Weber

Desde la perspectiva de Max Weber explica las nociones de la naturaleza con respecto al modo
de producción capitalista a través de las constelaciones históricas. La explicación de la
conducta capitalista por una aura sacra fames que habría alcanzado su grado de intensidad
más alto con la época moderna, combina, contradictoriamente, dos tipos de reducción
histórica: el desmenuzamiento! de las totalidades reales en una multitud de hechos aislados de
su contexto y destinados a ilustrar una explicación trans-histórica; la reducción evolucionista
de un sistema (178)específico de comportamiento a una institución originaria respecto a la
cual no aportaría ninguna novedad esencial.

Por otro lado, en el intento de dilucidar la naturaleza capitalista Weber sostiene que "el
espíritu de la vida económica puede variar al infinito, o en otras palabras: las cualidades
psíquicas que requiere la realización de actos económicos pueden variar de un caso a otro, en
la misma medida que las ideas rectoras y los principios generales que presiden el conjunto de
la actividad económica”.

Desde la capacidad de enriquecerse por parte de aquellos que no tienen los medios de
producción y sólo tiene la posibilidad, en el mejor de los casos, de lograr vender su fuerza de
trabajo, en el cual, deben limitar las ambiciones que generen en torno al ascenso social y
económico para vivir de forma moderada. Por lo que el capitalismo se identifica con la
aspiración a la ganancia lograda con el trabajo capitalista incesante y racional, la ganancia
siempre renovada, a la "rentabilidad”.

El espíritu capitalista, en el sentido que nosotros damos a este concepto, ha tenido que
imponerse en una lucha difícil contra un mundo de adversarios poderosos.

l. El capitalismo no puede utilizar como trabajador al representante práctico del liberum


arbitrium indisciplinado, así como tampoco puede usar (como enseñaba Franklin) al hombre
de negocios que no sabe guardar la apariencia, al menos, de escrupulosidad. La distinción no
está, por tanto, en el grado de intensidad y desarrollo del "impulso" adquisitivo.

Por último, La moderna organización racional del capitalismo europeo no hubiera sido posible
sin la intervención de dos elementos determinantes de su evolución: la separación de la
economía doméstica y la industria donde la evolución se ha orientado en el sentido de que los
establecimientos industriales se han desprendido de una gran economía doméstica (del oikos)
real o señorial; tendencia ésta, que, como ya observó Rodbertus, es directamente contraria a
la occidental, pese a sus afinidades aparentes.(181)

En la actualidad, todas estas características del capitalismo occidental deben su importancia a


su conexión con la organización capitalista del trabajo economía doméstica y la industria.

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