Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
El sistema de control central de nuestro cerebro puede reconocer diferentes tipos de mensajes para
determinar niveles bajos de energía para su adecuado funcionamiento, estos mensajes pueden ser
reales o pueden ser diferentes estímulos que los asemejan. Las sensaciones de hambre y sed también
son mensajes que nos dicen que la energía para el funcionamiento se encuentra baja. Para movilizar la
energía que se encuentra almacenada en forma de grasa, se necesita de un estimulo hormonal. Este
proceso toma demasiado tiempo (y un poco de actividad física) para las urgentes necesidades del
cerebro. El cerebro toma energía de sus funciones “hidroeléctricas de las células” o del azúcar (glucosa)
en la circulación. Sus necesidades funcionales de extraer energía de su potencial hidroeléctrico son más
urgentes, no solo la energía formada del agua, también del sistema de transporte, sino además del
microsistema de flujo que hay dentro de las células que dependen exclusivamente del agua.
Por ello las sensaciones de hambre y sed se generan simultáneamente para indicar las necesidades del
cerebro. Nosotros no reconocemos la sensación de sed y por ende se resume en una sola sensación la
del hambre. Nosotros comemos aun cuando el cuerpo lo que nos pide es agua. Las personas que
lograron perder peso tomando agua antes de comer, lograron separar ambas sensaciones, logrando no
comer en demasía al poder satisfacer sus necesidades por agua. Por ello cada vez que sentimos hambre
también debemos de tomar agua ya que no somos capaces de reconocer ambas sensaciones por
separado.
Exceso de comida…
El cerebro humano es aproximadamente 1/50 del peso total del cuerpo. Podría decirse que posee
aproximadamente 3 trillones células nerviosas. Las células del cerebro podría decirse que son
aproximadamente 85% agua. El 20% del flujo sanguíneo del cuerpo es dirigido hacia el cerebro. Esto
significa que el cerebro es capaz de escoger de la circulación lo que es necesario para su funcionamiento
normal. El cerebro es de los órganos que se encuentran activos aun cuando nos encontremos
profundamente dormidos. El se encarga de procesar la información de las diferentes partes del cuerpo,
así como de todo lo que ingresa al organismo.
Para procesar toda esta información y poder alertar las diferentes áreas del cuerpo de una manera
coordinada y exacta el cerebro gasta una gran cantidad de energía. Al mismo tiempo que esto sucede el
cerebro también gasta gran cantidad de energía en la producción de “materia prima” y diferentes tipos
de mensajeros químicos (neurotransmisores) que son producidos en la células del cerebro y luego
transportados a las diferentes terminaciones nerviosas del cuerpo. Una vez más el sistema de
transporte utiliza una gran cantidad de energía en el proceso. Esta gran tasa de consumo energético por
parte del cerebro es la razón por la cual tiene el 20% del flujo sanguíneo de cuerpo.
Las células del cerebro acumulan energía de dos maneras principalmente: en forma de dos moléculas
llamadas ATP y GTP, tal y como las grandes pilas de carbón cerca de las centrales productoras de
electricidad. Cierto tipo de acciones se suplen con energía que proviene de las reservas de ATP que se
encuentran en diferentes partes de la célula, principalmente dentro de su membrana y diferentes
organelas. La membrana celular es por donde la información entra y donde los diferentes mecanismos
se activan. Como parte de la gran exactitud y eficiencia de la célula existe dentro de ella un sistema de
racionamiento de energía, por lo que no todo estimulo que llegue a ella provocara que se libere energía
de las reservas de ATP.
Existe un umbral de liberación de energía según sea el estimulo. El cerebro calcula e interpreta que es
importante para la utilización de energía. Cuando las reservas de ATP se encuentran bajas muchos
estímulos no recibirán respuesta. Este estado de reservas bajas de energía en el cerebro en algunas
células del mismo se refleja con estados de fatiga en ciertas funciones cerebrales. El mismo proceso
ocurre con las reservas de GTP. En algunas situaciones de emergencias moléculas de GTP se pueden
redirigir para darle un impulso mayor al ATP.
El almacenaje de energía en el cerebro depende en gran parte de la disponibilidad de azúcar (glucosa).
El cerebro constantemente se encuentra extrayendo azúcar del torrente sanguíneo para reponer las
reservas de ATP y GTP. Se ha descubierto que el cuerpo humano tiene la capacidad de generar “energía
hidroeléctrica” cuando el agua, por si sola, pasa atreves de la membrana celular y activa ciertas
“bombas” especiales (muy similares a las plantas hidroeléctricas). A la vez el cerebro utiliza dos
mecanismos para satisfacer sus requerimientos energéticos: 1‐ del metabolismo de los alimentos y la
formación de azúcar (glucosa); 2‐de su abastecimiento de agua y sus capacidades de producción de
energía a partir de ella. Por lo que ahora parece ser que el cerebro depende en gran cantidad de la
capacidad de producir energía a partir del agua.
Para satisfacer los requerimientos del cerebro, el cuerpo humano ha desarrollado un delicado balance
para mantener un rango adecuado de azúcar en la sangre. La hace de dos maneras: 1‐estimulando el
consumo de proteína y carbohidratos que se convertirán en glucosa, adicionalmente al azúcar que
consumimos en la dieta; 2‐convirtiendo carbohidratos y proteínas almacenados en glucosa, este último
mecanismo se le llama gluconeogenesis que significa hacer glucosa a partir de otros materiales y toma
lugar en el hígado.
La dependencia de energía a partir de azucares (glucosa) para las funciones cerebrales ha resultado en el
placer de asociar el paladar a los dulces. El organismo ha establecido un sistema de decodificación para
la coordinación de los diferentes órganos, en particular con el hígado, para cuando un sabor dulce
estimula la lengua. Cuando no hay azúcar suficiente en la circulación, el hígado inicia su producción para
mantener los niveles. Al inicio el hígado convertirá carbohidratos luego grasa y luego proteínas.
El cuerpo necesita estar cierto estimulo para iniciar la “quema” de grasa, el cual es un proceso un poco
más lento. Cada gramo de grasa metabolizada provee 9 calorías de energía. Cada gramo de proteína o
azúcar brindan 4 calorías, por ello es que cuando las personas metabolizan las grasas tienen una
disminución en el apetito.
En los niños hay una mayor cantidad de un tipo de grasa que se llama grasa parda. La grasa parda posee
una mayor cantidad de circulación. En la grasa parda, la grasa se metaboliza directamente y produce
calor y energía. Conforme envejecemos la cantidad de grasa parda disminuye por lo que su movilización
o metabolismo es mas difícil. Cuando los músculos son utilizados (musculo aeróbico o entrenado) se
usan para metabolizar la grasa almacenada como primera elección de energía.
Para hacer esto, inician por activar una enzima para romper la grasa que se llama Hormone sensitive
lipase. Se ha demostrado repetidamente en estudios que la actividad de esta enzima se ve después de 1
hora de caminar y se mantiene activa por 12 horas. Una vez que el musculo utiliza la grasa más glucosa
se hace disponible para el cerebro y el cuerpo en general.
Con actividad física repetida la actividad de esta enzima es más pronunciada. Por ende cualquier
programa para bajar de peso debe de incluir actividad física por su efecto directo y prolongado en la
disminución de la grasa corporal. Es también esta enzima la cual en la circulación promueve que se
“limpien” las arterias y venas de acúmulos de grasa.
Los trabajos de escritorio en nuestra vida son cada vez más frecuentes. La fisiología de nuestro cuerpo
aun no se adapta completamente a esta manera de utilizar el organismo. El cuerpo definitivamente
necesita de la actividad física para mantener las funciones normales. Si el cuerpo funciona
adecuadamente, el sabe cuánto y cuando comer sin tener que almacenar grasa. Cada parte del cuerpo
utiliza su ración de energía para mantener una función buena y coordinada, que es para lo que fue
diseñado.
Pero si el cerebro es utilizado más (especialmente por stress) y el cuerpo no se usa proporcionalmente al
suministro de glucosa al cerebro, una persona poco disciplinada va a tener la tendencia a comer con
mayor frecuencia y mayor cantidad. Esto se vuelve más dramático si no sabemos reconocer las señales
de hidratarse que el cuerpo nos envía y en lugar de consumir agua consumimos alimentos. Con el stress
el cuerpo se deshidrata. La razón por la cual tenemos la tendencia a ganar peso es sencilla: comemos
para suplir al cerebro de la energía necesaria para su funcionamiento las 24 horas. Sin embargo cuando
se consumen los alimentos aproximadamente 20% de los alimentos alcanza al cerebro. El resto
gradualmente se almacena si el musculo no lo necesita. Por ende con el consumo de agua, esto no
sucede ya que el exceso de agua se orina.
EXTRACTO DEL LIBRO “YOUR BODY’S MANY CRIES FOR WATER”