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UNIVERSIDAD LA GRAN COLOMBIA

“Jean-Jacques Rousseau para vivir en sociedad, los seres humanos acuerdan un


contrato social implícito que les otorga ciertos derechos a cambio de abandonar la
libertad de la que dispondrían en estado de naturaleza.”

Por estos días hay gran conmoción por la adopción de parejas homosexuales, a lo que ha
surgido una pregunta social, sobre si se está de acuerdo o no en la adopción de estas
parejas.- podría decir que la pregunta más indicada no es si se está de acuerdo o en contra de
la adopción de parejas del mismo sexo. La verdadera pregunta es ¿Qué es lo correcto?
Durante la evolución del hombre son muchas las reformas que se han realizado a las
constituciones a nivel mundial, debido al nacimiento nuevos delitos, y a la diversidad de
culturas. Lo que ha permitido una evolución paralela del hombre con el derecho. Desde
Hammurabi a nuestra actualidad, las leyes y los actos legislativos han evolucionado
conforme a su pensamiento, hasta el punto en que nuestra sociedad se encuentra en un
paradigma cultural, a la que el estado legalmente llama comunidad ROM. Esta comunidad
es llamada ROM, y su término proviene de la india en donde no se tenían contempladas
normas legales para estas culturas. El estado colombiano asocio en su carta
magna este término ROM a las comunidades (AFRO, LGTB, INDIGENAS), para
reconocer derechos a estas culturas que no se encuentran directamente en la normatividad.
Si bien es cierto que la comunidad gay ha tenido que llevar un arduo proceso, en la defensa
de sus derechos fundamentales, como el de la igualdad y la equidad. También
es innegable que el estado los ha protegido y cedido hasta cierto punto en sus pretensiones
legales. El problema se encuentra en la supuesta búsqueda que tiene el hombre de
felicidad “El hombre no es nunca feliz, pero se pasa la vida corriendo en pos de algo que
cree que le hace feliz. Rara vez alcanza su objetivo, y cuando lo logra solo consigue verse
desilusionado”1. Todo lo anteriormente expuesto está encaminado a las nuevas pretensiones
que quiere tener la comunidad gay al poseer el derecho de adopción. Si bien los hechos
históricos de la sociedad se fundaron en la ética y los principios en un llamado
contrato social, en donde todos entregamos nuestros derechos a un estado para que vele por
la protección de los mismos, y para que ejerza un control de lo bueno o malo que hay en una
comunidad. De donde puede nacer un pensamiento tan egoísta al creer, que un bienestar
económico es suficiente argumento para tener el derecho adoptar. Medicamente se ha
demostrado que existen factores del hábitat que pueden modificar su fenotipo (rasgos físicos
o de conducta presentes), lo cual indicaría que un niño que se encuentre en convivencia con
una pareja gay, podría intuir que ese modelo de conducta o inclinación sexual de sus padres
es adecuado, y por consiguiente seguir la misma inclinación sexual.
Por otra parte existe un amplio margen de problemas a nivel psicológico de un niño, al no
poder diferenciar un padre y madre. Como también existen problemas del señalamiento
social, que se encuentra en estos momentos en su mayor auge, y es muy conocido como
bullying. O tal vez estas personas de la comunidad gay no han dimensionado los grandes
daños psicológicos de este niño que puede llegar adulto, tener su familia y ¿como
se explica este proceso de que sus dos abuelos o dos abuelas tienen una
relación sentimental? ¿En realidad vale la pena hacer pasar por tantos problemas a un niño,
simplemente en busca de un deseo, capricho o acto de egoísmo? Cuando me refiero a
egoísmo hago referencia a anteponer ideales e intereses propios al del bienestar y futuro del
menor. No basta el afecto o sentido económico para creer que se tiene el derecho de
adoptar.
Durante muchos años el hombre se ha formado en principios, ética y valores, que aun
cuando es difícil su definición han logrado la esencia de lo correcto e incorrecto; basados en
este principio es inherente ir en contra de la naturaleza, como lo es el de tener un padre y
una madre de igual modo jamás se le podrá otorgar el derecho a un hombre de parir, pues
fue la misma naturaleza quien concedió este privilegio a la mujer. Si este fue el principio
que se le atribuyó al hombre en su historia, no debemos hacerlo a un lado cuando es nuestro
legado y es nuestra responsabilidad que prevalezca.

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