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Vanguardia Liberal
Domingo 16 de Agosto de 2009
Por Euclides Ardila Rueda
Henry Murrain Knudson ama a Bogotá, no sólo porque es la tierra que lo vio
nacer, sino porque además ha sido su casa. Por eso es que ha trabajado por
ella durante los últimos 13 años. Sin quitarle el crédito a su profesor, él ha sido
uno de los grandes responsables de que la Capital de la República ya no sea la
‘Cloaca de Latinoamérica’ y ahora esté convertida en la ‘Ciudad Coqueta’.
Así las cosas, ¿por qué cree usted que aquí han fracasado tales
estrategias, y en cambio vemos que cada día hay más gente que arroja
basura a la calle de una manera indiscriminada, los pasajeros no esperan
el bus en las paradas y los conductores no respetan las ‘cebras’?
Adelantar acciones aisladas, al capricho de determinada entidad, jamás
resolverá los problemas de una ciudad. El cambio en la cultura debe incluir una
transformación profunda que impacte a los valores y a las políticas de un
gobierno. Debe existir un compromiso explícito entre la gente común y
corriente, los comerciantes, los empresarios, las autoridades, los conductores,
los periodistas y demás actores de la vida diaria, para la construcción de la
ciudad que soñamos todos.
¿Cómo hacer que Bucaramanga ‘respire’ seguridad si, por citar sólo una
estadística, aquí ocurren 26 homicidios por cada 100 mil habitantes, una
cifra alta para una ciudad como la nuestra?
La percepción de inseguridad no sólo puede estudiarse desde el punto de vista
de las cifras de asesinatos que ocurran en determinado lugar. También se
deben analizar otros factores que, al igual que los asesinatos, generan
intranquilidad para propios y visitantes. Son muchos los factores que hacen
inseguro a un lugar; es decir, no es sólo el que dispara el que crea
inseguridad; también la fomentan las personas que explotan por todo; los
hombres que se emborrachan y arman peleas por cualquier bobada; y hasta
los conductores ebrios que manejan, se accidentan y matan a otras personas.
Por eso hay que trabajar en la tolerancia, en la convivencia pacífica y, sobre
todo, en la sana resolución de los conflictos.
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