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Más allá del territorio: la historia regional y local como problema.

Discusiones balances y proyecciones


Sandra Fernández
Introducción

Dentro de la historiografía argentina, los estudios regionales y locales gozan de


dinamismo y vitalidad: los temas son múltiples, los abordajes son originales, hay diferentes
desarrollos, los análisis son sobre diversos procesos y épocas históricas. La perspectiva de
lo local y regional ha estado contenida dentro del campo de la historia social. Debido a que
la evolución no ha sido pareja, los trabajos en cuadrados como estudios regionales y
locales son plurales.
La historia regional y local latinoamericana se ha convertido en una línea
sobresaliente en el campo de la Historia. Su madurez muestra tanto una reacción frente a
aquellos trabajos que hacían énfasis en estudiar los Estados nacionales como una
renovación teórica-metodológica para investigar lo regional y local en el espacio
latinoamericano.
Por su parte, en la historiografía argentina los estudios regionales y locales
comenzaron a ser considerados legítimos recién en los últimos años, gracias a una activa
producción impulsada desde distintas unidades académicas. Entre sus particularidades, se
distinguen tanto intenciones de interpretar un todo a partir de análisis pormenorizados de lo
singular como contribuciones acríticas, las cuales trasladan los estudios regionales y locales
al referente nacional.
Entre las unidades académicas que pueden ser claramente referenciadas a la hora
de abordar esta problemática se distingue la Universidad Nacional del Comahue. Desde
ella se ha iniciado una producción de conocimiento que se ha cristalizado en numerosas
obras en los últimos 20 años. Susana Bandieri es una de las más representativas colegas,
quien ha escrito respecto a la historia de la Patagonia y reflexionado sobre los alcances del
concepto de región y la discusión metodológica en torno a lo local y regional como
problema.
Este libro se interesa por reunir trabajos que muestren el espíritu y los horizontes de
los estudios regionales y locales dentro del campo de la historia, analizando sus derroteros
y alcances. Los textos, donde se ha repensado lo local y lo regional, han sido realizados
por historiadores argentinos a excepción del trabajo de los valencianos Anaclet Pons y
Justo Serna.
● Serna y Pons → Teorizan sobre la categoría lugar y los sentidos que le ha dado la
práctica historiográfica a lo llamado historia local. Revisitan producciones europeas
y estadounidenses para analizar el fenómeno de lo espacial y exponen respecto a la
construcción del tópico de lo local.
● Fernández → Reflexiona sobre cómo ha sido formulada la historia regional y local en la
disciplina y cuáles fueron los hitos que implicaron una evolución de los estudios regionales
resaltando las propuestas teórico metodológicas.
● Bandieri → Analiza los lazos entre la historiografía regional argentina y los diferentes
modelos de interpretación que impactaron en la realidad académica del país. El objeto central
de su análisis es la realidad actual de los estudios de historia regional y local y cómo ha sido
su evolución. Para Bandieri las investigaciones sobre la Patagonia en clave regional permiten
dejar de concebirla como un ámbito territorial ocupada desde un eje Atlántico, para empezar a
considerar exitosa la penetración del Estado nacional sobre los espacios hasta el momento
dominados por los indígenas. También reflexiona sobre la delimitación de lo históricamente
regional.
● Reguera → realiza estudios rurales focalizados en dinámicas de procesos regionales.
Plantea la importancia de la historia local en una escala regional para comprender qué forma
adquieren las articulaciones de los individuos entre sí que hacen funcionar a la comunidad.
Pretende pensar lo local en movimiento, planteando que esto sólo puede ser analizado cómo
se articula comunidad y espacio local.
● Barriera → Estudia la problemática de la ciudad. Analiza la obra de González Lebrero (La
pequeña aldea…) la cual es tomada como excusa generalmente para estudiar los fenómenos
espaciales. Barriera Dispone una hoja de ruta conceptual sobre la “espacialidad” de las
expresiones regionales y locales dentro de los procesos históricos
● Roldán → Estudia la problemática de la ciudad. Realiza una secuencia historiográfica sobre
la historia cultural de las ciudades y la historia de los imaginarios urbanos. Esto le permite
reflexionar sobre los cambios de sentido que han propuesto las ciencias sociales sobre
“ciudad” “urbano” “cultura” e “imaginario” planteando nuevas líneas de análisis y
propuestas.
● Cerio → Estudia la historia reciente. Reflexiona sobre el problema de la conflictividad social
Argentina a fines de los años 1960s planteando el problema de la construcción de las
identidades sociales. Para Cerio la historia regional y local permite relacionar los sujetos y su
contexto y observar la interacción entre ellos
● Aguila → Estudia la historia reciente. Investiga sobre la última dictadura militar Argentina en
la ciudad de Rosario, las cuestiones ligadas a la identidad, la memoria social o colectiva y los
espacios de sociabilidad. Expone sobre cómo la represión y las tramas de lo social se
expresaron en ámbitos regionales definidos de diferentes maneras
● Scalona → Vincula historia regional y local y educación su impacto dentro de los currículos
escolares (la historia regional y local como historia enseñada). Relaciona la teoría y
metodología de la historia con la manera en que se produce la enseñanza de la historia.
Debate sobre la inclusión de lo local en los programas de estudio de la educación formal y
recupera la identidad, cómo se produce su formación y la de la ciudadanía en el contexto de
globalización actual y su relación con el uso de la historia regional y local dentro de los
currículos escolares

Los escritos aquí reunidos demuestran, con sus diferentes enfoques y abordajes, la
heterogeneidad y riqueza de los estudios regionales y locales. Este libro permite empezar a
definir los márgenes de un debate, así como montar un corpus historiográfico compartido en
intereses y objetivos. Este libro es el resultado tanto del compromiso de una generación
(especialmente de la Escuela de Historia de la Universidad Nacional de Rosario) como
producto de una conciencia colectiva respecto a historiadores pensándose en su espacio
institucional, alentando la posibilidad del diálogo, la sistematización de la investigación,
relaciones horizontales y la integración de graduados y alumnos en los programas centros y
proyectos.

Los estudios de historia regional y local. De la base territorial a la perspectiva teórico-


metodológica
Sandra Fernández
Desde los últimos 20 años los estudios regionales y locales constituyen una de las
líneas de trabajo con más crecimiento en la historiografía Argentina. Sin embargo, está
relacionada a un recorte espacial o geográfico restricto, lo que debilita la percepción de esta
línea de trabajo como corpus esencial en nuestra historiografía, sumado al hecho de que
esta producción no intentado atribuirse la función de síntesis o balance.
Generalmente, gran parte de los estudios considerados nacionales son análisis de
realidades ajustadas a ciertos límites, lo que permitió que muchos de estos textos tengan
mayor relevancia que otros que no tenían pretensión de abordar lo nacional y habían
realizado exámenes de un perfil regional y local. De esta manera, muchos análisis
establecidos desde un débil marco nacional eclipsaron la producción de corte regional y
local
Esto nos llevaría a plantear la necesidad de comenzar a considerar la organización
de una “nueva historia nacional” sobre la base de recolectar y sintetizar la numerosa y
cambiante producción sobre la problemática regional y local. Es necesario que nos
preguntemos entonces ¿Es una meta para los historiadores del hecho nacional
concentrarse en amalgamar una gran producción en clave comparativa? ¿Es una
preocupación para estos enfocarse en encuadrar sus escritos en la trama nacional? ¿Para
que hacer una historia nacional?¿Para qué seguir haciendo historia regional o local?
¿Por qué los estudios regionales y locales en Argentina atravesaron un arduo
camino de legitimación? probablemente esto se ha relacionado con el hecho de que las
investigaciones regionales y locales han sido asimiladas al caso estudiado, planteando una
correspondencia con el “espacio”, lo que se ha convertido en un obstáculo a la hora de
delimitar los estudios regionales y locales. Debemos sumar que muchos trabajos son
analizados como una singularidad de la producción, imposibilitando profundizar las
investigaciones realizadas en esta clave.
Antes que detenernos en describir los obstáculos para plantear una visión de la
historia regional y local, es necesario partir de supuestos que otorguen entidad y
especificidad para permitir una aproximación más acertada de estos estudios.
La calificación de regional/local es polisémica, por lo tanto el uso del término es
múltiple: refiere a problemas continentales, dinámicas barriales, pasando por alternativas
provinciales departamentales hasta urbanas. De esta manera, su empleo es habitual a la
hora de diagnosticar problemas, diseñar políticas y hacer interpretaciones académicas.
Dicho esto, vemos que los estudios regionales y locales son relacionados al espacio
permanentemente, sin importar la línea de análisis que se utilice (académica política
económica).
Durante varios años los estudios regionales y locales se pensaron como la oposición
a los nacionales, a la vez que se deslizó la definición de lo regional y local hacia un simple
recorte administrativo. Esto dio como resultado el ejercicio de colocar el recurso territorial
como condición intrínseca para definir los estudios regionales y locales. De esta manera
una realidad social económica y cultural se adaptaría a una forma de división política
administrativa, Por lo tanto la historia regional tendría correspondencia directa con una
historia ligada a una provincia o un departamento y la historia local Se identificaría con una
comarca ciudad o poblado.
Estas formas de definir los estudios regionales y locales también se asociaron a las
condiciones de construcción de las identidades sociales en torno al espacio: la pertenencia
o no a un lugar, el enraizamiento a un sitio. Todas ellas son visiones que representan la
variable del territorio.
Aquella perspectiva (que vincula lo regional/local con el territorio) influyó en los
estudios regionales, especialmente con los aportes de otras disciplinas durante la década
del 60 y principios de los 70. La economía y la sociología, con afán de planificación y
cuantificación, abonaron a analizar regiones desde una dimensión material en función de
ser concebidas como polos de desarrollo. De esta manera, las regiones eran concebidas
como nodos centrales o satélites, lo cual influenció en las interpretaciones relacionadas a
estudios regionales y locales.
Los economistas tendían a regionalizar los espacios, caracterizandolos a partir de
formas de organización de recursos y de la población. La “teoría de la localización”
pretendía explicar las relaciones entre población y recursos y entre zonas urbanas y rurales.
En este mismo momento los conceptos de desarrollo y subdesarrollo llevaban a pensar
dicotómicamente la sociedad (sociedad tradicional/moderna; urbana/ rural). Estas
interpretaciones concebían a la región como una entidad natural, la calificaban como una
unidad física y humana, donde era fundamental el examen de las singularidades regionales,
llevando a pensar que la región natural pre anunciaba la imagen de región histórica. Si bien
esta forma de pensar la región es reduccionista y determinista a nivel material, implicó un
avance para caracterizar el concepto.
Tanto las posiciones psicologistas como perspectivas más relativistas, ponen el
acento en la trama social, pensando lo local y regional también desde un punto de vista
determinista. Ambas posiciones tratan de explicar la identidad partiendo de la idea de que el
individuo se apropia del mundo en conversación con los otros y por lo tanto la identidad es
asumida en tanto el mundo sea real para el individuo. La identidad puede legitimarse o
reafirmarse en relación a otras y, al ser un fenómeno colectivo, necesita crear una
conciencia de comunidad. Más bien se define como un proceso de identificación que se
apropia históricamente. Ahora bien, la manera en que se genera esa identificación nos lleva
a pensar las relaciones de poder, donde el discurso identitario está atravesado por una
identidad hegemónica, revelando a su vez el carácter ideológico de la identidad.
En este sentido, desde la historia regional y local se puede analizar cómo la ciudad,
lo local y lo regional se erigen como lugares para pensar la identidad. Ésta refleja la
contradicción entre lo general y lo particular ya que según el contexto la identidad puede
pasar de lo general a lo particular y viceversa. De esta manera la historia regional y local
permite valorar el cambio histórico desde la densidad de una trama social compleja. El
concepto de identidad aparece atravesado por cómo el espacio es configurado socialmente.
Así, el fin no es sólo analizar la localidad, la comarca o la región sino estudiar determinados
problemas localmente: lo local y lo regional son categorías socialmente espacializadas.
La cuestión del Estado también es un eje en común a la hora de tratar lo local y
regional. Una primera vertiente plantea que la constitución de la historia regional y local
surge en un contexto de rechazo del Estado nacional, lo cual condujo a la historia social a
reorientarse espacialmente, abandonando la perspectiva nacional y reduciendo los límites
geográficos. De este modo, aplicó la idea de que a menor extensión mayor profundización,
es decir, a plantear que el conocimiento histórico necesita acotar su objeto de análisis para
un saber global y total. Una segunda línea adquirió relevancia con la crisis del Estado
nación y la irrupción del concepto de sociedades multiculturales, poniendo en relieve el
debate sobre grupos, etnias y minorías. Cuando se privilegió la relación del Estado nacional
con un único sentido de pertenencia, los discursos de los gobiernos latinoamericanos
habilitaron una sola identidad, negando las diferentes culturas que los conforman como
naciones. Si bien estos dos grandes planteos trazan un perfil en los estudios regionales y
locales no abordan lo regional y local como una perspectiva teórico-metodológica.
La verdadera ruptura dentro de los estudios regionales y locales proviene del cambio
de perspectiva que impuso la historia social. si bien la historia regional y local son líneas de
aproximación al estudio histórico desde la historia social generada a partir de la década de
1960, existe una particularidad en su desarrollo e implementación: su eje no es temático
sino analítico es decir la historia regional no propone un nuevo tema un nuevo objeto sino
una nueva mirada un nuevo abordaje de análisis
El espacio local y el espacio regional no nos dicen nada por sí mismos: aluden a la
necesidad de detectar diversidad y particularidad en un contexto mayor. Por lo tanto, lo local
y lo regional son categorías flexibles que pueden hacer referencia a múltiples dimensiones
espaciales (ya sea un barrio, una ciudad, una comunidad, una comarca etc). El historiador
regional y local debe adoptar un lenguaje y una perspectiva que supere el ámbito identitario.
Su objetivo final no es sólo estudiar una región, un poblado, una ciudad, una comunidad
indistintamente: su tarea fundamental es reflexionar en estos espacios determinados ejes
problemáticos. En la práctica, la historia regional y local ha llegado a dos peligrosos lugares
comunes. Por un lado, se la comprende como un dato parroquial; por otro, se la concibe
como el resultado en pequeño de procesos históricos generales (asimilándola a la historia
de la ciudad o de la provincia).

● Década de 1960s →Renovación historiográfica. Punto de inflexión porque revigoriza


influencias, refrescó el campo metodológicamente y planteó nuevas preguntas. Implicó que
la producción dentro de la historia Argentina tenga nuevos rumbos y otras reflexiones sobre el
pasado nacional
● Años ‘70 → impulsos críticos y generalizadores reavivaron esta dirección de sentido
● Dictadura → implicó la restricción en la producción científica, especialmente en las ciencias
sociales, lo que llevó a detener el movimiento y dinamismo de las investigaciones históricas
● Hacia 1982 → reaparecen tibiamente las investigaciones. Implicó un resurgimiento de foros
de discusión y debate a lo largo del país, especialmente en temas ligados a la historia social.
Llevó a restablecer ámbitos de divulgación y circulación de ideas
● Vuelta a la democracia:
→ permitió recuperar espacios universitarios, normalizar organismos de
investigación, rescatar a colegas de exilios internos y externos y reinstalar aproximaciones a
problemas que habían quedado planteados pero no examinados, como el problema de la
organización y la consolidación del Estado nacional durante el siglo xix y el estudio de los
actores involucrados en este proceso.
→ Así surgieron análisis políticos especialmente sobre la función de Argentina en la
división Internacional del trabajo y la formación del mercado interno, el cual estaba lejos de
percibirse nacional en la segunda mitad del siglo xix. El estudio de la conformación de la
clase dominante Argentina demostró que exámenes centrados en la idea de lo nacional eran
ineficaces.
→ Se realizaron un gran número de investigaciones que explican la consolidación de
grupos dominantes en distintas regiones del naciente estado nacional, mostrando que más que
una burguesía nacional la clase dominante argentina era un cúmulo de burguesías regionales.
Aún así, estás investigaciones planteaban el área pampeana como central mientras las zonas
como Tucumán y Cuyo eran consideradas una reproducción del proceso nacional.
→ Algunos trabajos pusieron en cuestión la concepción de la región como integrada a
un todo mayor y jerárquico (como los de la Universidad del Comahue)
● Fines de los 80 y durante todos los 90 → Se desplaza el interés desde la problemática del esto
nacional hacia problemas de la historia rural rioplatense o de la historia colonial
Estos trabajos permiten discutir los alcances y límites de la forma de hacer historia
regional y local. Si bien estaba superada la noción de que la región preexistir al estudio
histórico era ahora el objeto de análisis el que determina va a la región entonces la región
sólo se define a partir de lo que la investigación expone: lo que da cuenta de las diferentes
regiones son los objetivos investigaciones y periodos
Es necesario superar la condición descriptiva del espacio, introduciendo para ello la
variable microanalítica la cual es capaz de dar cuenta del plano regional y local. Los
estudios regionales y locales, encarados desde análisis exhaustivos de casos, no refieren
anecdóticamente al pasado ni son frutos de investigaciones parciales. Por el contrario,
permiten que la historia demuestre la posibilidad de representar un caso para la
comprensión del todo. La interpretación de la particularidad para esbozar un plano general,
la explicación de lo singular para complejización de la totalidad. Estudiar en no es sin más
confirmar procesos generales. Por lo tanto, no aceptamos la afirmación según la cual lo
local es reflejo de los procesos más amplios. No es una prueba más repetida y archisabida
de lo que ya se conoce, tiene algo que lo hace irrepetible y específico

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