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Tema 5.

Epígrafes 1, 2 y 3

De la narrativa romántica al Realismo en Europa

1. Introducción
El Romanticismo es un movimiento cultural del siglo XIX caracterizado por la libertad
artística. La Revolución Francesa (1789) sienta las bases de este movimiento con las ideas
de libertad, igualdad y fraternidad. A ello se añade el predominio del espíritu sobre la razón
que defiende la filosofía idealista alemana de los siglos XVIII y XIX.
El Realismo es un movimiento artístico que triunfó en Europa a mediados del siglo XIX y
que pretendía retratar la realidad lo más fielmente posible. El Realismo supone una
superación del Romanticismo y es la expresión de la sociedad burguesa que se va
consolidando. Además se ve influenciado por el positivismo, que tiene como postulados
fundamentales la observación y la experimentación.
Aunque coinciden algunos años ambos movimientos (en 1830 se publica la novela realista
Rojo y negro de Stendhal y en 1862 la novela romántica Los miserables de Víctor Hugo),
estos se oponen.

2. Características del Realismo y Romanticismo


2.1. El romántico es un personaje enfrentado a una sociedad que rechaza. Esto implica en
literatura la libertad y el rechazo de toda norma (abandono de la regla de las tres unidades
en teatro, la mezcla de géneros, etc.). Se da el individualismo y subjetivismo. El tema
central es el yo del escritor y sus sentimientos, por lo que la literatura adopta una postura
subjetiva.
En el Realismo, en cambio, el arte no se concibe como expresión personal y libre del autor,
sino como reflejo de la realidad exterior donde se busca la objetividad.

2.2. En el Romanticismo, la rebeldía romántica se traduce en la presencia de personajes


marginados por su enfrentamiento a la norma social (el pirata, el verdugo, etc.). En el
Realismo aparece la descripción de personajes corrientes, cercanos y, a veces, vulgares.

2.3. La insatisfacción romántica provoca la evasión. Se recuperan tiempos pasados y se


presentan lugares exóticos. Aparece una naturaleza que refleja los sentimientos del poeta y
pueden darse elementos sobrenaturales.
En el Realismo, sin embargo, se describen situaciones cercanas, lugares conocidos y
cotidianos. Los lugares descritos no son proyecciones de los sentimientos del autor, sino
que están basados en la observación de la realidad y en el análisis de los datos externos.

2.4. En el Romanticismo hay una exaltación de los valores nacionales que se muestra en el
interés por el pasado de los pueblos y la recuperación de sus raíces. Se hace especial
hincapié en la Edad Media porque había sido la época de gestación de las naciones
europeas. Por su parte, en el Realismo hay interés por la actualidad.

2.5. En el Romanticismo hay una exageración de los sentimientos, que se manifiesta en un


lenguaje plagado de figuras retóricas en el que abundan las exclamaciones.
En cambio, el Realismo busca la verosimilitud y el estilo es sencillo y sobrio.

3. Narrativa romántica
La novela romántica es esencialmente histórica, es decir, está ambientada en el pasado,
normalmente medieval. Dentro de esta novela histórica destacan:
• Walter Scott. Los personajes de Walter Scott son personajes planos, cuya personalidad no
es analizada con profundidad. Sus protagonistas son héroes, que reaccionan siempre con
valentía y nobleza, para que el pueblo pueda identificarse con ellos fácilmente. Destaca su
obra Ivanhoe.
• Alejandro Dumas. Escribió las novelas de aventuras Los tres mosqueteros y El conde de
Montecristo.
• Víctor Hugo. Sus novelas están ambientadas en épocas pasadas, como corresponde al
gusto romántico, pero aportando un elemento nuevo: la conexión de ese pasado con los
temas contemporáneos más importantes. Destacan sus novelas Nuestra señora de París y
Los miserables.

4. Realismo en Europa
Como hemos comentado anteriormente el Realismo triunfó en Europa hacia 1850. El
género dominante será la novela, porque es el más apto para reproducir la realidad. En la
novela realista el retrato psicológico de los personajes, así como la descripción de ambientes
son minuciosos. El narrador suele ser omnisciente, es decir, conoce a sus personajes a
fondo. Para mostrar los sentimientos y pensamientos de los personajes se utilizan el
monólogo interior y el estilo indirecto libre.
Hay un afán de objetividad, por la que el narrador intenta evitar un punto de vista personal,
tan del gusto romántico. No obstante, aparece cierta dosis de crítica al reflejar la sociedad
de la época.

4.1. Principales novelistas realistas


Stendhal. Su capacidad para analizar el alma humana y su estilo claro y preciso, lo
convierten en el iniciador del movimiento realista (junto con Balzac). Con todo, sus héroes
aún conservan el idealismo, la audacia y el individualismo propios del Romanticismo.
Escribió La cartuja de Parma y Rojo y negro.

Balzac. Escribió muchas novelas, algunas de las cuales formaban parte de lo que él llamó La
comedia humana, ya que pretendía hacer un retrato completo y preciso de la sociedad
francesa de su época. Destaca su obra Eugenia Grandet, cuya protagonista encarna a la
joven romántica y soñadora, indiferente hacia lo material.

Flaubert. Es la cumbre del Realismo y precursor del Naturalismo. Se caracteriza por la


documentación minuciosa, la observación de las personas y la expresión de los detalles. El
afán de objetividad le hace mantenerse neutral ante los conflictos que plantea. Escribe
Madame Bovary, donde la protagonista, influida por sus lecturas románticas, desea salir de
la monotonía de su vida.

Dickens. Hace una crítica de la sociedad victoriana, si bien es verdad que se aprecia un
sentimentalismo romántico por medio del cual denuncia las injusticias sobre los más
débiles: niños, pobres, mujeres … Escribe David Copperfield y Oliver Twist.

La novela realista rusa tiene como figuras clave a Dostoievski (autor de Crimen y castigo) y
Tolstói (escritor de Guerra y paz), con quienes la novela psicológica alcanza su apogeo.
Literatura y sociedad. Evolución de los temas y las técnicas narrativas del
Realismo.
Durante el siglo XIX y especialmente en su segunda mitad asistimos en toda
Europa a un nuevo ciclo en el que las obras maestras de la literatura se
acumulan bajo una única forma literaria: la novela.

Sin duda esta supremacía absoluta de la novela estará justificada por una
sociedad que asienta sus cimientos en la preponderancia de la burguesía,
que busca su respaldo en el liberalismo político, que cree en la filosofía
positivista y que, además, rinde culto al progreso científico.

La literatura realista intenta captar y reproducir la realidad, alejándose del


sentimentalismo, la fantasía y el escapismo, propios del Romanticismo, sin
embargo, no pueden considerarse como opuestos, ya que el tránsito de uno
a otro se realizó sin brusquedades ni enfrentamientos.

La novela realista se convierte en la expresión del espíritu nada romántico


de la nueva generación. Esta nueva literatura trata de frenar la libertad
romántica presentado la vida tal como es.

Escriben para el único público posible: la burguesía, que rechaza ya


lo idealista, lo fantástico o lo extremado y pide que se le hable de lo
inmediato, lo cotidiano, lo real. La burguesía se convertirá, en consecuencia,
en protagonista de esta novela.

La interpretación del mundo burgués no está libre de cierta crítica y


desprecio. El relato se centra en la realidad contemporánea, intentando
ofrecer un panorama completo de la vida social, las costumbres y las ideas
del momento. Existe un gran interés por lo vulgar y cotidiano, por lo
popular, por la vida y costumbres contemporáneas. Frente a la lejanía
espacial y temporal del Romanticismo, la novela realista se centra en la
descripción de lo que ocurre en la calle, en los mercados, en la fábrica, en
las tertulias, en el café, en los salones de la burguesía o en las algaradas
revolucionarias. Los lugares son reales, aunque, a veces, escondidos con
nombres falsos.

Asimismo, los protagonistas de las novelas no son héroes, personajes


idealizados, sino seres vulgares, individuos extraídos de la realidad
cotidiana. En estas novelas tenemos siempre un individuo problemático que
aspira a conseguir unos valores auténticos, pero que se encuentra con una
sociedad degradada que le imposibilita encontrarlos. Pese a la derrota del
individuo problemático, no conciben otra respuesta al conflicto que el pacto
entre sociedad e individuo problemático aún a costa de sacrificar éste sus
ideales más puros. Si éstos no son alcanzables en el marco que le ha
correspondido habitar, cabe esperar que ese marco se modifique y se haga
más humano y acogedor para las aspiraciones del YO.

En los escritores realistas se encuentra, por encima de cualquier otro rasgo,


la confianza en la perfección del sistema, de ahí que condenen toda solución
que implique una ruptura con la sociedad. Es frecuente que las novelas sean
un medio para defender unas ideas o dar una visión crítica de la sociedad.
Por eso proliferan las novelas de tesis, en las que el autor defiende una
idea preconcebida, descalificando las tesis contrarias. Es el caso de las
novelas de la primera época de Galdós.
La reproducción exacta de la realidad toma a menudo como modelo los
métodos de observación de las ciencias experimentales, de ahí que exista
un afán de objetividad: el novelista pretende ser el cronista, el notario, el
fotógrafo, el fiel observador de lo que ocurre en el momento y en el lugar de
la acción de sus novelas. La preocupación por la verosimilitud y el realismo
le lleva a documentarse y a informarse acerca de los hechos que va a
contar: acude a las bibliotecas, lee libros históricos, consulta tratados
científicos, está atento a las informaciones de la prensa, recorre los
escenarios en que va a situar su relato, toma apuntes en la calle sobre las
personas y sus costumbres, observa la forma de hablar de sus presuntos
personajes, etc. Por este motivo, encontramos en las novelas un gran
detallismo y minuciosidad en las descripciones. Hay un afán por dar
cuenta del más mínimo pormenor: los paisajes y ambientes que dan “color
local” al relato, los interiores, los gestos y actitudes de los personajes, los
vestidos, la “pintura de las costumbres” y las diversas actividades sociales
(ocupaciones, fiestas y celebraciones de tipo familiar o social,
manifestaciones revolucionarias, etc.). El punto de vista que adopta el
narrador es por tanto objetivo, si bien no le impide conocer y describir el
mundo interior de sus personajes. Es, por tanto, un narrador omnisciente,
“suplantador de Dios”, un ser casi divino, en cuanto que lo sabe todo acerca
de la acción y de los personajes. a veces el narrador se introduce en la
narración, orientando al lector sobre ciertos aspectos del relato, indicándole
que se fije en algún detalle, resaltando la importancia o la emoción de algún
pasaje concreto.

Esta exhaustividad en la caracterización de los personajes, en la descripción


de situaciones, en la narración de los hechos, limita la participación del
lector, que no tiene la posibilidad de ir conociendo e imaginando por sí
mismo los caracteres de los personajes y el valor de las situaciones: todo le
viene explicado, incluso lo que les ocurrió a los protagonistas años después
de terminar la acción de la novela, que a veces se ofrece en un epílogo.

En cuanto al estilo, se observa una progresiva eliminación de la retórica


grandilocuente de los románticos. Los escritores tienen un afán realista en
el tratamiento del lenguaje y el estilo literario va siendo cada vez más
sobrio y preciso, cuando habla el narrador y cuando se reproduce el habla
de los personajes, el lenguaje se adecua a los caracteres y la cultura de los
que habla:; se reflejan los registros populares o vulgares, formas expresivas
del lenguaje coloquial, dialectalismos, extranjerismos, etc. En las novelas
realistas hay una verdadera galería de personajes, cada uno con su lenguaje
peculiar, siempre vivo y expresivo. En las novelas de esta época es
frecuente encontrar el monólogo interior, el estilo indirecto libre y el
modo teatral, una forma dialogística totalmente novedosa en la que los
parlamentos de los personajes son presentados sin intervención de un
narrador y con acotaciones.
A punto de finalizar el siglo, surge una variante de esta tendencia realista El
Naturalismo que es el intento de llevar a sus últimas consecuencias los
postulados realistas: se aplican a las novelas los principios científicos de
moda en la época, como el método experimental, al considerar el
novelista a sus personajes como seres cuyos comportamientos, casi siempre
patológicos, ha de analizar y diseccionar en su relato.

En las novelas naturalistas se plasman las ideas deterministas, al


considerar que el comportamiento no depende de la voluntad del individuo,
sino que está condicionado por la herencia biológica y por el medio social en
que vive: abundan en estas novelas los ambientes sórdidos y los personajes
con comportamientos patológicos o con taras psíquicas (alcohólicos,
psicópatas, prostitutas, marginados). La novela es el reflejo de una
filosofía materialista, que reduce los comportamientos humanos a mera
fisiología, al considerar que lo espiritual no es más que consecuencia de las
leyes biológica.El novelista francés Emile Zola es el teorizador y el máximo
exponente

Tema 5: Principales novelistas europeos del siglo XIX. (supondremos que


se refiere a la segunda mitad, por el título del tema)

El realismo surgió en la Francia de la primera mitad del siglo XIX,


inmersa aún en el Romanticismo. Se inició con autores como Balzac y
Stendhal, y se desarrolló ya como movimiento independiente con
Flaubert, en el contexto de una sociedad urbana e industrial, con una
clase burguesa asentada. Aunque el realismo se extiende a todas las
manifestaciones literarias, su verdadera creación es la novela, como
género más adecuado para reflejar de forma objetiva y con
exhaustividad la realidad contemporánea: la novela es imagen de la
vida.

La novela realista decimonónica significa la consolidación y el triunfo


definitivo del género novelesco, que tiene su origen en el Quijote de
Cervantes; fuente de inspiración de los novelistas europeos posteriores.

En todos los países europeos surgen ahora grandes novelistas


que se esfuerzan por reproducir en sus obras la realidad contemporánea:

En Francia encontramos como:

STENDHAL.

Sus novelas muestran cómo la falta de escrúpulos, el engaño y el


maquiavelismo resultan los medios idóneos de ascenso social por lo que sus
personajes, de espíritu selecto pero de origen humilde, terminan pactando
con la sociedad.

En “Rojo y Negro” y “La Cartuja de Parma”, Stendhal muestra un


estilo seco “tomando como modelo el Código Civil napoleónico”. Esto
condiciona su afán por los detalles exactos.

Pero lo que más sigue desconcertando al lector es la neutralidad


moral del autor, que respalda con la misma energía a sus personajes
cuando son hipócritas que cuando actúan generosamente.

HONORÉ DE BALZAC.

Aunque conservador ideológicamente, sus resultados literarios son


muy progresistas: da más importancia a lo social que a lo individual y lo
psicológico. En este marco plantea el conjunto de su obra, titulada por él
Comedia Humana (un proyecto de 137 novelas pero que dejó en 24).

En su obra aparecen unos dos mil quinientos personajes que


reaparecen en sus novelas sin tener en cuenta los parentescos de los
protagonistas o la transformación de los personajes reales en
imaginarios.

Sus ideas son de signo conservador: apología de las aportaciones


burguesas, admiración ante el mundo industrial... Pero esa mentalidad
retrógrada no sirve sino para distanciarle de la burguesía ya dominante,
dejándole ser más frío y radical. En consecuencia, el resultado narrativo es
progresista.

GUSTAVE FLAUBERT.

Supone la transición hacia el naturalismo. No es que sea


ideológicamente progresista pero tampoco se alía con la burguesía
dominante. Su posición es la del deseo honrado de ser racional y realista.

En el terreno literario su actitud se traduce en la impersonalidad,


capta la vida cotidiana, monótona y sin relieve. Con Madame Bovary (1857)
hay un cambio de rumbo en la novela realista pues se quiebra el pacto
sociedad-individuo problemático pues aquélla siempre destruye a quien no
se adapta.

La sociedad destruye siempre al individuo que no se adapta a sus


reglas de juego pero la inadaptación del individuo no contiene en sí ningún
rasgo heroico, ninguna capacidad de convertirse en germen de
transformación de la realidad.

EMILE ZOLA Y EL NATURALISMO.

Ya no hay individuos problemáticos, hay, tan sólo, individuos


miembros de una especie, determinados por ella, y a los que todo lo que les
ocurre no es en virtud de su problematicidad interior, que es producto de las
determinaciones que sobre ellos ejercen fuerzas como la herencia y el
medio.

El naturalismo de Zola hay que circunscribirlo en la mentalidad


positivista de la época. Zola toma el método experimental de las ciencias y
lo aplica a la novela.

El naturalismo aspiraba así a convertirse en una escritura con


capacidad para resolver problemas de la vida corriente. Pero aparte de esta
concepción cientifista del mundo, no hay que olvidar tampoco la motivación
social, producto de la desilusión por los acontecimientos subsiguientes a la
revolución del 48. Ahora se niega la posibilidad de un pacto entre libertad
individual y realidad social pues ésta impone siempre sus condiciones, de
ahí que la única solución válida sea el estudio empírico de estas. Las
características más específicas del naturalismo son:

1. Liberación de elementos novelescos para convertirse en un estudio


científico de las conductas humanas.

2. El novelista se atiene a los hechos observados por lo que guarda sus


emociones y expone simplemente las cosas que ve.

3. Reflejo de sus aspectos más negativos sin ningún tipo de restricción


moral ni estética.

4. Importa sobremanera el análisis del determinismo hereditario,


fisiológico y ambiental.

En Inglaterra, CHARLES DICKENS es sin duda el autor más


emblemático.Gran observador de la vida, retrata los tipos humildes de la
sociedad con buena dosis de sentimentalismo romántico. Las acusaciones
que lanza contra la sociedad quedan ahogadas por su sentimentalismo
patriarcal.

DOSTOIEVSKI Y EL REALISMO RUSO.

Cuando el naturalismo está decayendo en Europa, la novela rusa se


revitaliza el panorama, con su mirada puesta en el futuro de su país y de la
humanidad, con un optimismo basado en la confianza de la solidaridad
humana.

En sus novelas se dan situaciones límites de angustia, tensión y caos


y los personajes se caracterizan por su carácter imprevisible, irracional,
torturado desde mucho ángulos, complejísimo. Son iniciadores precisamente
de la psicología moderna en la que se entrelazan los sentimientos más
contrapuestos.

En suma, un mundo exaltado, profundo de ideas, personajes que, a


diferencia del realismo francés e inglés, busca una salida a su perturbado
mundo interior, huyendo con firmeza de caer en el nihilismo o la desilusión
pasivos.
Tolstoy fue quien más influyó en la novela realista española. Se
convirtió también en teórico de un cristianismo sin dogmas, basado en la
repulsa a la violencia y en el amor como ley universal. Esto se reflejará en
Galdós que se refugiará en la filosofía del amor para mantener la ligazón
entre los valores individuales y colectivos. Galdós fue uno de los primeros
en leer “Guerra y Paz”, traducida al francés en 1884.

Podemos considerarlo artífice del realismo psicológico, todos sus


personajes están minuciosamente caracterizados.

La novela realista española nace a mediados del siglo XIX sobre la base del
costumbrismo, que le aportó la actitud de observación de la realidad. Los
grandes novelistas de este periodo son Benito Pérez Galdós, Leopoldo Alas
Clarín y Emilia Pardo Bazán

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