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Nadin Argañaraz
Para LA NACION
En estas líneas se presenta un análisis comparativo simple de los principales lineamientos de política fiscal que
están llevando adelante la Argentina, Chile, Brasil y Estados Unidos en estos momentos, poniendo énfasis en la
evolución que están teniendo los ingresos fiscales.
La realidad de los ingresos fiscales del gobierno chileno en el primer trimestre de 2009 fue que bajaron un
28,8% en moneda real, con fuertes caídas en los rubros relacionados a la minería (-83,7%). La caída en
términos de PBI se tiene que se aproximó a 2,4 puntos porcentuales.
Teniendo en cuenta la reducción de ingresos junto con la expansión de los gastos, Chile revertiría el superávit
fiscal de 2008 (5,7% del PBI), proyectándose un déficit de 2,9% de su PBI para el corriente año.
Se puso en marcha un Programa de Aceleración del Crecimiento a través de líneas de crédito e inversión
pública, que se financia con el Fondo Soberano de Brasil, una especie de fondo anticíclico creado en diciembre
de 2008 por US$ 6720 millones, equivalente al 0,5% de su PBI.
En el primer cuatrimestre del 2009 el gobierno registró una caída interanual del 1,7% en sus ingresos. En
términos de PBI, la reducción fue del orden de 1,5 puntos porcentuales.
A lo largo del año es factible que el gobierno vea reducido el superávit primario anual en alrededor de un punto
porcentual de su PBI.
Como el lector seguramente se lo estará preguntando, sin la consideración de los aportes personales de las ex
AFJP y de los reembolsos de IVA demorados, los ingresos fiscales del gobierno hubieran crecido solamente 3%,
lo que en términos de PBI implicaría una caída del orden de 1,5 puntos porcentuales.
Analizando la evolución de los últimos cuatro años, que en gran parte coincidieron con un fuerte período de
expansión de la actividad y términos del intercambio favorables, se puede afirmar que el gasto público
prácticamente siempre creció por encima de las variaciones de los recursos fiscales. El superávit primario se
mantuvo, dado que la serie nace con un nivel de ingresos superior al de los gastos. Sin embargo, la brecha se
fue cerrando, y en marzo y abril de este año ya se verificaron las primeras tasas negativas, es decir,
reducciones del propio valor absoluto del superávit. En el primer cuatrimestre se tuvo un superávit primario del
1,5% del PBI, cuando en igual período de 2008 había sido del 3,5%. Por la combinación de ingresos y gastos,
se puede afirmar que la caída en el superávit se explica básicamente por un crecimiento del gasto público mayor
al del PBI nominal y obviamente al de los ingresos fiscales (alrededor del doble).
En la Argentina no hubo una reducción de la presión fiscal, incluso se podría decir que la alícuota del impuesto a
las ganancias (35%) es una de las más altas en América latina, yendo en contraposición con la tendencia
mundial hacia su disminución.
Como se lo describió anteriormente, sin los ingresos fiscales extras, la caída en nuestro país hubiera sido del
orden de 1,5 puntos porcentuales, con escasa diferenciación del resto.
Fuente:
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1136512