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Influencias Recibidas

El punto de partida fue Platón, pero pronto adoptó una actitud crítica frente al
platonismo. No dejó de lado las enseñanzas de Platón, sino que "ató los cabos sueltos" y
desarrolló las ideas de Platón. La idea de participación platónica no explica la verdadera
realidad de la fysis (el movimiento).

Aristóteles admite como Platón y Sócrates que la esencia es lo que define al ser, pero la
diferencia en que la esencia es la forma, que está unida inseparablemente a la materia y
juntos constituyen el ser, que es la sustancia. La afirmación de la importancia del
conocimiento sensible, del conocimiento de lo singular para llegar a lo universal, abrió
posibilidades a la investigación científica.

• Heráclito y Parménides hicieron una explicación muy parcial mediante la unidad


y la pluralidad.
• De Anaxágoras Aristóteles recogió el nous (idea de inteligencia).
• De los pitagóricos valora su dedicación por las matemáticas.

En definitiva, Aristóteles construyó un sistema filosófico propio.

Aristóteles fue discípulo de Platón pero esto no significó que no criticase su teoría de las
Ideas. Para intentar solventar las diferencias entre Heráclito y Parménides, Platón
propuso la existencia de dos mundos: el Mundo Sensible y el Mundo Inteligible. Sin
embargo, su discípulo (Aristóteles) no estaba de acuerdo. Para Aristóteles sólo hay un
mundo y esta teoría le parece absurda por varios motivos:

En primer lugar, se muestra conforme con la idea que la ciencia ha de basarse en


conceptos universales pero no encuentra explicación a por qué éstos han de estar
representados en otra esfera de la realidad. Aristóteles considera absurdo utilizar el
Mundo de las Ideas al juzgar que el Mundo Sensible es suficiente. Como las Ideas no
están en las cosas mismas, no pueden ofrecer ninguna clave explicativa de éstas. Las
Ideas son estáticas, por lo tanto, no se pueden utilizar para explicar el movimiento. Para
Aristóteles las Ideas son inmanentes a las cosas particulares y concretas, que son las que
forman la verdadera realidad. Por último, hace una crítica del concepto de participación
empleado por Platón.

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Metafísica, más allá de lo físico


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El problema del cambio

Para empezar hay que recordar que Aristóteles era un hombre puramente empirista, es
decir, fundamenta los conocimientos humanos en la experiencia.

Una de las primeras preocupaciones de los filósofos fue encontrar una explicación
racional para lo que nos rodea.
• Los presocráticos se percataron de que lo que nos rodea es una realidad diversa
que se halla en continua y perpetua transformación.
• Heráclito recogía que todo se halla en perpetuo cambio y transformación; el
movimiento es la ley del universo.
• Parménides, al contrario, opina que el movimiento es imposible, pues el
cambio es el paso del ser al no ser o la inversa, del no ser al ser. Esto es
inaceptable, ya que el no ser no existe y nada puede surgir de él.
• Platón, supone una especie de síntesis, es decir, una unión o una suma de estas
dos concepciones opuestas: la de Heráclito y Parménides. Por un lado tenemos
el mundo sensible, caracterizado por un proceso constante de transformación y,
por el otro, tenemos el mundo abstracto y perfecto de las ideas, caracterizado por
la eternidad y la incorruptibilidad.

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La realidad sustancial

La realidad, es y existe, es lo que Aristóteles denomina sustancia.

Sustancia: es el principio constitutivo del ser en su totalidad, lo que permanece, lo que


no cambia a pesar de los cambios. Las sustancias es el inhilo (esencia), la forma, los
accidentes...

Las sustancias son los individuos concretos que nos rodean. Todo lo que nos rodea: este
gato, esta casa, son sustancias y constituyen la única y auténtica realidad.

Toda sustancia forma parte del mundo sensible y material. La realidad sustancial
constituye una síntesis de los dos mundos platónicos.

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Listado de sus obras

• Lógica: conjunto de obras llamado Organon


o De las categorías (la isagoge) (w:en:Categories (Aristotle),
w:pt:Categorias (Aristóteles)).
o Peri Hermeneias (de la proposición).
o Primeros analíticos (del silogismo).
o Segundos analíticos (de la demostración).
o Tópicos (de la dialéctica).
o Refutación de los sofistas (de las falacias y paralogismos).

• Poesía:
o Retórica
o Poética
o Tragedia
o Comedia
• Ciencias naturales
o Física
o Del cielo
o De la generación y la corrupción
o Meteorología
o Historia de los animales
o De la parte de los animales

• Filosofía primera o Teología


o Metafísica

• Filosofía práctica
o Ética a Eudemo
o Ética a Nicómaco
o Gran Ética
o Política
o Constitución de los atenienses tina

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Astronomía
Aristóteles, reconocido como uno de los más grandes pensadores que ha habitado la
Tierra, hizo varias observaciones acerca del universo. Instituyó un sistema geocéntrico,
en el cual la Tierra se encontraba inmóvil en el centro mientras a su alrededor giraba el
Sol con otros planetas. Aristóteles habló del mundo sublunar, en el cual existía la
corrupción y la degeneración; y el mundo supralunar, perfecto. Esta teoría de la Tierra
como centro del universo -que a su vez era considerado finito- perduró por varios siglos
hasta que Copérnico en el siglo XVI cambió el concepto e introdujo una serie de
paradigmas, concibiendo el Sol como centro del universo.

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Botánica
Arístoteles sistematiza el reino vegetal dividiéndolo en dos grandes grupos:

• Plantas con flores


• Plantas sin flores (estas serían: musgos, helechos, algas, hepáticas, etc.)

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Filosofía
Aristóteles rechazó las teorías de Platón en las que decía que las ideas eran la auténtica
realidad (ideas innatas) y que el mundo sensible a nuestros sentidos no era más que una
copia insulsa de estas. Aristóteles al contrario de Platón, que no tomaba en cuenta al
mundo real dentro de su filosofía, poseía una teoría que discurría entre el mundo
idealista y el mundo tangible.

En el siglo XX, Ayn Rand se declaró a sí misma heredera de la tradición filosófica


aristotélica.

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Biología
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Generación espontanea

La Generación espontánea es una teoría sobre el origen de la vida. Aristóteles propuso


el origen espontáneo de peces e insectos a partir del rocío, la humedad y el sudor.
Explicó que se originaban gracias a una interacción de fuerzas capaces de dar vida a lo
que no la tenía con la materia no viva. A esta fuerza se le llamó entelequia.

La teoría se mantuvo durante muchos años; Johann B. van Helmont en 1667, la mejoró
y la estudió.

La teoría de la generación espontánea en los términos que fue planteada por Aristóteles
fue refutada por un experimento del químico Louis Pasteur.

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Doctrinas
• La Metafísica: es la ciencia más general, por ser la ciencia del ser en cuanto ser.
Trata sobre la filosofía primera o la teología y es identificada por Aristóteles con
la sabiduría pura.
• La Física: es la ciencia que trata de las sustancias materiales. En la física hace un
estudio de la naturaleza y el movimiento.
• La Antropología: Aristóteles aplicará el hilemorfismo a su concepto del hombre,
que es entendido como un compuesto único formado por un alma y un cuerpo.
• La Ética eudemonista de Aristóteles considera que el fin que busca el hombre es
la felicidad, que consiste en la vida contemplativa. La ética desemboca en la
política. El organismo social de Aristóteles considera al Estado como una
especie de ser natural que no surge como fruto de un pacto o acuerdo. El hombre
es un animal social que desarrolla sus fines en el seno de una comunidad. La
política del hombre se explica por su capacidad del lenguaje, único instrumento
capaz de crear una memoria colectiva y un conjunto de leyes que diferencia lo
permitido de lo prohibido.
• La Lógica: es la disciplina filosófica que estudia la corrección o validez de los
razonamientos. En su lógica, Aristóteles distinguía entre la dialéctica y la
analítica.
o La dialéctica analiza las opiniones a partir de su plausibilidad (su grado
de aceptación por la comunidad), derivando en el examen de su verdad o
falsedad.
o La analítica trabaja de forma deductiva a partir de principios que
descansan sobre la experiencia y una observación precisa.

Aristóteles
Aristóteles, nació en Estagira, Macedonia, el año 384 a. de J.C. y murió en 322 a. de J.C. Fue
discípulo de Platón y maestro de Alejandro Magno. Creó su "Liceo" que fue tan prestigioso
como la "Academia".

Su filosofía se caracteriza por ser un movimiento filosófico y científico basado


en la experimentación. Concepción revolucionaria. En un panorama filosófico
denominado por la ciencia del mundo exterior y la cosmología, creó un
concepto de la sociedad, de la realidad y del hombre totalmente diferente.
Enfatizó la transformación de su sociedad política porque afianzó la libertad
democrática en su obra "Las Constituciones de Atenas", contra Filipo de
Macedonia, quien reaccionó ordenando su muerte, ya que vislumbró que la
democracia terminaría por derrotar al totalitarismo.

En el campo de la metafísica - hasta entonces denominado por Platón - en el


que tenía predominio las ideas y por lo tanto el mundo ideal y dialéctico de la
lógica y el pensamiento sobre la realidad y la experiencia, él decidió crear
bases totalmente diferentes para constituir en ellas la filosofía y la ciencia.

Su gran revolución ideológica la hace precisamente en el campo de la teoría


del conocimiento. Contra todos los filósofos que presumían la validez del
conocimiento, él dice que sin experimentación no hay verdad.

Aristóteles da realidad a las ideas entendiéndolas como la esencia de las cosas


reales - "Nada hay en la mente que no haya estado antes en los sentidos".

Frente a toda metafísica, a la filosofía cosmológica y frente al idealismo


metafísico e intelectualista de Platón, la posición de Aristóteles no puede ser
más radicalmente distinta.

Por la fuerza de su ingenio trascendió su época y se proyecto en el siglo XVII y


XVIII, época en que su tesis es sostenida por los empiristas británicos John
Locke, George Berkeley y Davis Hume, y en cierto modo también Emmanuel
Kant, filósofo alemán creador de la filosofía crítica.

Aristóteles inventa el empirismo, pues considera que todas las filosofías y las
ciencias tienen que partir de las experiencias, es decir, de todas las
sensaciones que nos ofrece el mundo de la percepción y del conocimiento
sensible.
Redescubre la experiencia y la erige en base del conocimiento verdadero. La
percepción que había sido desechada como conocimiento impreciso y
engañoso es decir, el DOXA, para él es el punto de partida necesario y
obligatorio, no sólo de toda la filosofía, sino de todas las ciencias.

El mismo inventó y construyó por primera vez en Occidente casi todas las
ciencias naturales más importantes, tales como la física, la química, la
geografía y también las ciencias sociales más significativas como la ética, la
política y el estudio de la sociedad.

En su obra "Organon", desarrolla una lógica y una epistemología que le


permiten perfeccionar y alcanzar el conocimiento científico a la vez
demostrativo y convalidadamente verdadero.

Creó su lógica para garantizarse un acceso sólido del conocimiento a la


realidad. Cambió el curso de la filosofía al pensar que las ideas y los
pensamientos no eran como lo creyó Platón. Insertó las ideas en el mundo real,
tanto las cosas materiales que se ofrecen al conocimiento sensible, como las
ideas y conceptos. Desde entonces las ideas no flotan en vacío ideal sino que
existen en las cosas mismas de la realidad. Al mismo tiempo que fue el creador
del "empirismo epistemológico", fue también gestor del "realismo metafísico".
Hay una realidad exterior que puede ser accesible al conocimiento empírico.

Aristóteles deja de depender de las ideas y desarrolla su concepción


hilemorfista, que consiste en que las esencias o sustancias de las cosas reales
tienen una realidad DUAL; ellas son : Materia y Forma y en sus relaciones de
unas cosas, causa y/o efecto.

Sobre este concepto de casualidad de : "No hay efecto sin causa" y "todo
efecto debe ser proporcionado a su causa", se construirá toda la ciencia
antigua, moderna y contemporánea.

Sobre el principio de la relación entre materia y forma, se elaboraron la


psicología, la sociología y la política, así como, por supuesto, una nueva
antropología filosófica. Para la esencia del hombre, el cuerpo es la materia y la
forma es el alma.

Aristóteles es el inventor, en Occidente, del concepto del alma como primer


principio, primera fuerza o energía, que da origen a la vida, a la sensación y a
la intelección. La estructura integrada del plano biológico y reflexivo intelectual
del hombre de una manera unitaria y teleológica. En virtud de lo cual, todas las
partes que constituyen el organismo humano están al servicio supremo, del que
éste emplee su finalidad de supervivencia, integridad, perfeccionamiento y
desarrollo individual.

En lo primero que define a Dios como la "suprema causa" y el "motor


fundamental del Universo". Entre sus obras principales, además de la
metafísica, como teoría de las causas primeras, está su : "De Anima" o "Del
Alma", que es el primer tratado científico de la filosofía y de la psicología.
También inventó la lógica o arte y ciencia del pensamiento correcto que
distingue los falsos modos de razonar como los Sofismas y los Paralogismos y
la falacia comprendida en sus libros.

Fue Aristóteles quien introdujo la denominación de Etica para designar lo


concerniente a los principios del bien y del mal; y, de "Filosofía Práctica", para
la disciplina que dicta las reglas a que debe someterse la conducta humana .
Según Aristóteles, la virtud es el objeto de la Etica, mientras que la moralidad lo
es de la Filosofía Práctica. Hay, no obstante, confusiones posteriores debidas a
las traducción; así por ejemplo, CICERON tradujo la palabra griega "ético" a la
latina "moralis", y SENECA llamó a la ética "Philisophia Moralis". Desde
entonces aparecen con más frecuencia estos tres nombres : Etica, Filosofía
Moral y Filosofía Práctica ç, designando, con leves matices de diferencia, la
misma disciplina filosófica. Sin embargo, desde la Antigüedad hasta el
presente, la expresión Filosofía Práctica no se refiere exclusivamente a lo ético,
sino que abarca también la Política, la Economía y el Derecho.

Aristóteles en su obra "Etica de Nicomaco" hizo la primera exposición


sistemática de esta disciplina. Considera como cuestión fundamental la del
"supremo bien, o sea un bien que se desea por sí mismo y por el cual, a la vez,
se desea todos los demás bienes; todos coinciden en que este supremo bien
es la felicidad". Pero ¿en que consiste? . Según Aristóteles, la virtud es un
modo de pensar y de sentir que se mantiene en el justo medio entre el exceso
y el defecto; este justo medio puede ser conocido por la razón, y quien lo
conoce, como el sabio, obra en consecuencia y es feliz; pues, la felicidad no es
sino la actividad de la vida conforme a la razón.

Después de Aristóteles, los Estoicos y los Epicúreos siguen la misma ideas con
muy leves innovaciones. Así, los ESTOICOS consideran que la felicidad
consiste en la "apatía", o sea el estado de una vida serena, libre de las
pasiones que subyugan a los insensatos, y que realizan la acción virtuosa
conforme al deber, que es lo mismo que conforme a la razón. Por su parte los
EPICUREOS (Seguidores de Epicuro) sostienen que el supremo bien es la
felicidad, pero entendida como placer, es decir como diversión, entretenimiento
y satisfacción sin impedimentos. Para lograr la felicidad se necesita mantener
la buena salud del cuerpo y una "inquebrantable tranquilidad del alma no
estorbada por pasiones ni apetitos"; a esto le llamaron "ataraxia", estado
parecido al de la apatía, de los estoicos. También reconocen a la razón como el
medio de conseguir la felicidad, y por eso, también el sabio representa el ideal
de la conducción moral de la vida.

El CRISTIANISMO introdujo una nueva concepción ética basada en los


siguientes principios: 1º.- El hombre tiene la culpa de sus desgracias y
sufrimientos; 2.- Todos los hombres son iguales por ser hijos de Dios, quien los
creó en un acto de puro amor y, por eso, "amar a Dios y al prójimo como así
mismo" es el sentimiento y el deber fundamental; 3º.- La salvación, o dicha
eterna, y la perdición, dependen de la libre voluntad del hombre, pues él puede
elegir el difícil y angosto sendero de la virtud, la misericordia, la beatitud y la
purificación; o el amplio camino del vicio, el placer, el egoísmo, etc. etc., que
finalmente conduce a la perdición; y 4º.- Existe un especie de casualidad ética,
pues "quien siembre vientos cosecha tempestades".
La novedad de la concepción cristiana consiste principalmente en la
importancia básica del sentimiento del amor, del que carecieron la
concepciones griegas de la antigüedad, que fueron eminentemente
racionalistas, que lucieron el brillo de la razón, pero también su frialdad.

Transformaciones de materia y forma:


En la filosofía, Aristóteles distinguía: 1) una parte teórica, relativa
al ser, sus elementos, causas y principios, 2) una parte práctica:
sobre la actividad del hombre, y 3) una parte poética: acerca de la
creación. El objeto de la ciencia es lo general, a lo que se llega
por la razón. Pero lo general existe sólo en lo singular,
sensorialmente perceptible, y puede conocerse sólo a través de lo
singular: es condición de todo conocimiento general, la
generalización inductiva, que no puede realizarse sin la
percepción por los sentidos. Aristóteles admitía cuatro causas: 1)
la materia o posibilidad pasiva de un proceso de formación, 2) la
forma (esencia, el ser del ente), la actualización de aquello que en
la materia está dado sólo como posibilidad, 3) el principio del
movimiento y 4) el fin. En Aristóteles, la naturaleza entera es
concebida bajo el aspecto de consecutivas transformaciones de la
«materia» a la «forma» y viceversa. Sin embargo, veía en la
materia tan sólo un principio pasivo, asignaba la actividad a la
forma y redujo a ésta el principio del movimiento y el fin. La
fuente última de todo movimiento, según Aristóteles, es Dios:
«motor primero e inmóvil». Ello no obstante, la doctrina idealista
objetiva de Aristóteles sobre la «forma», en muchos sentidos es
«más objetiva y más distante, más general, que el idealismo de
Platón y, por tanto, en filosofía natural, con más frecuencia =
materialismo» (V. I. Lenin, t. XXXVIII, pág. 278); «Aristóteles
llega al umbral del materialismo» (Rosental & Iudin).
Para esta conferencia traigo esta separata que pueden
consultar -precio: ¡una peseta! - “Aristóteles: el saber por
excelencia - versión y notas de Julián Marías”. Y es una
publicación que se hizo en Madrid por los estudiantes de la
Facultad de Filosofía y Letras el año 1935 -después de
Cristo, ¡bueno! . Era una revista que hacíamos los
estudiantes y en ella se inició en el Número 1 -la revista no
duró más que un curso porque después vino la guerra civil
y se acabó todo- una sección que consistía en encontrar
algunos textos particularmente interesantes y yo traduje
los dos capítulos primeros del libro primero de la Metafísica
de Aristóteles con una pequeña introducción. Esta semana
la he encontrado y he traído este texto porque es
sumamente curioso – y además se vendía aparte de la
revista, la separata, y costaba una peseta... Claro que la
comida en el restaurante de la Facultad costaba 2 pesetas;
2,30 con vino, lo recuerdo muy bien.

Y es curioso porque en el párrafo primero de esta


traducción, es decir las primeras líneas de la Metafísica,
está ya el estilo de Aristóteles: “Todos los hombres tienden
por naturaleza a saber. Señal de ello es su gusto por las
sensaciones, pues éstas, aparte de su provecho, gustan por
sí mismas, y más que las otras, las de la vista. Pues no sólo
para nuestros quehaceres, sino también cuando no vamos
a hacer nada, preferimos el ver, por así decirlo, a todos los
demás sentidos. Y la causa es que nos hace más notorias
las cosas y pone de manifiesto muchas diferencias”. Este es
el primer párrafo de la Metafísica de Aristóteles, y verán
ustedes cómo en definitiva ahí aparece ya su estilo.

Aristóteles era, como saben ustedes, procedente de


Macedonia, de Estagira. Me acuerdo, una vez, en una carta,
Ortega me decía: “Nuestro maestro, claro, es de Estagira”.
Nació en Estagira el año 384, y murió en Calcis el año 322.
Es decir, él vivió 64 años: una vida normal en la época, no
breve, pero tampoco la longevidad de los 80 años de
Platón. Se pasó a Atenas cuando era muy joven, a los 18
años, y estuvo en la Academia platónica.

Me parece que por unos 19 años permaneció en la


Academia platónica como discípulo de Platón y colaborador
y estoy seguro que la influencia mutua -insisto en mutua-
fue muy grande. Imaginen ustedes lo que debieron hablar
Platón y Aristóteles durante tantos años... A la muerte de
Platón se encargó de la dirección de la Academia Espeusipo
-una figura de segundo o de tercer orden, sin gran relieve-
y abandonó la Academia de Atenas Aristóteles.

Él fue, como saben ustedes, y es una cosa muy importante,


fue maestro de Alejandro Magno. Pero después volvió a
Atenas, al cabo de bastantes años volvió a Atenas y fundó
su propia escuela: el Liceo. Ustedes saben que la tradición
es que se enseñaba paseando, maestro y discípulos, por
eso le llamaban peripatéticos, y se llama Peripato a la
escuela de Aristóteles.

Hay un hecho muy importante que es preciso desarrollar


desde el primer momento, que es que el destino del
aristotelismo ha sido bastante extraño. Después de la
muerte de Aristóteles, se produce un cierto abandono del
pensamiento filosófico en el sentido que habían enseñado
Platón y él, y hay incluso una sustitución de este
pensamiento rigurosamente metafísico, enormemente
creador, por una serie de escuelas que van a ocupar el
espacio de la filosofía platónica y aristotélica, los que se
llamaron los socráticos menores, las escuelas que florecen
después de la muerte de Aristóteles, y que en definitiva
representan un nivel de creación, de tensión filosófica muy
distinto. La academia misma se convierte en un centro más
bien de escepticismo, la palabra “académicos” se entiende
escépticos, “Contra Académicos” es una obra contra los
escépticos. Y en la continuación del Liceo, pasa por manos
tampoco muy creadoras, con insistencia en un pensamiento
informativo, bastante científico, y es curioso el bastante
grande abandono de Aristóteles, que va a tener una
influencia inmensa muchos siglos después.

No olviden ustedes que Aristóteles va a tener un influjo


extraordinario en la Edad Media. Es decir, en la Edad Media,
en parte cuando los textos aristotélicos pasan a través de
persas y árabes al continente de Europa, cuando, por
ejemplo, Averroes hace los comentarios, Averroes, “che"l
gran comento feo” dice Dante, “hizo el gran comentario”,
es decir, hay una influencia que después pasará
normalmente a los cristianos, en su momento hablaremos
de la incorporación del aristotelismo al pensamiento
cristiano medieval, especialmente y sobre todo en Santo
Tomás, que no sabía griego, que no conoció los textos
griegos... Esto es muy importante, no se lee en el occidente
cristiano Aristóteles en griego, se lo lee en la traducción de
Guillermo de Moerbecke, de un modo indirecto. Esa es una
cosa sumamente curiosa; hablaremos en su momento de
esto.

El impulso aristotélico fue inmenso, desde la Edad Media, y


después ocurre, ya adelanto un poco lo que va a pasar, es
que desde el Humanismo, y después en la filosofía moderna
-de Descartes, de los siglos XVI y XVII- hay una reacción
anti-escolástica que envuelve Aristóteles. En definitiva,
resulta que Aristóteles pasa por versiones indirectas -no es
leído normalmente, muy poco, y casi siempre a través de
traducciones al latín, principalmente. Y es curioso como el
Aristóteles escolástico no acaba de ser plenamente
Aristóteles y la reacción anti-aristotélica de los modernos,
desde los humanistas en adelante, va a ser un elemento de
esterilización también.

Es curioso, la utilización escolástica, en el sentido literal de


la palabra, en el sentido que le daba Ortega a todo
escolasticismo, es decir, una doctrina que actúa, y que es
recibida, de otra época, de otra situación, y que tiene su
influjo en circunstancias completamente distintas. A eso,
como forma mental, como forma de transmisión de
pensamiento, le llamaba Ortega escolasticismo, cualquier
tipo de escolástica. Esto ha ocurrido esencialmente con
Aristóteles. Aristóteles no ha sido leído por sí mismo,
directamente, en su texto original, hasta el siglo XIX.

Aristóteles insiste en que todos los hombres tienden por


naturaleza al saber, dice, “por naturaleza”. Cree que hay
una disposición natural, fundamental, constante, en todos
los hombres. Hay, por tanto, diríamos, una vocación natural
y profunda del hombre hacía el saber, el conocimiento.

Pero inmediatamente añade que se trata de las


sensaciones, o de las percepciones, diríamos más bien las
percepciones -con una distinción que la filosofía introdujo
después (él emplea la palabra aísthesis) - y en ese gusto
por las percepciones, por las sensaciones, dice que,
preferentemente, por las de la vista. Y hay algo muy
interesante: que no solamente por su utilidad, por su
provecho, sino también cuando no vamos a hacer nada. Es
decir, cuando se trata de la skholé, la skholé es el ocio. El
hombre tiene ocio y negocio; negotium es la palabra latina
contrapuesta al ocio. Es decir, cuando se hace algo o
cuando no se hace nada. El hombre, también para el ocio,
skholé, luego la palabra escuela, y la escuela es el ocio,
etimológicamente es esto. Pues bien, hay también una
predilección por la vista, y dice que es porque muestra
muchas cosas y muestra muchas diferencias.

En esas pocas líneas, en esas poquísimas líneas que les


acabo de leer, está un pensamiento visual. Aristóteles es un
gran observador: la vista es justamente, entre todas las
vías perceptivas, la más importante. Porque revela,
manifiesta muchas cosas, diríamos nos pone en aletheia, en
la verdad, y muestra muchas diferencias, permite conocer
la realidad en detalle. Eso es capital, y esa función visual la
tiene Aristóteles, que fue un gran observador, es un
hombre de ciencia, es un hombre que se ocupa de las
plantas, de los animales, de los fenómenos naturales, que
hace una Física, -una Física filosófica, naturalmente-, como
parte de ella aparece el tratado De anima, que forma parte
también de la naturaleza. Es decir, en cierto modo es un
naturalista. Es un hombre atento a las cosas, y a las cosas
concretas.

Ustedes piensen que Platón dice que las cosas no son


realmente reales, no son verdaderamente reales. Platón
dice que las cosas son sombras de las ideas, de las ideas
que están en un topos ouranios en un lugar supraceleste, y
las cosas son por participación de las ideas, no son por
tanto verdadera realidad. Nos remontamos de las cosas
sensibles, perceptibles, hasta las almas, las ideas, hasta
nos remontarmos al Bien, la Razón. Del punto de vista de
Aristóteles, es más bien el interesarse inmediatamente,
directamente por las cosas. Y naturalmente va a decir que
las ideas están en las cosas, justamente, y es lo que
llamará eidos. La palabra eidos es una de las palabras más
fundamentales, eidos es idea. Pues bien, esa palabra que
cuando en un texto platónico se suele traducir por idea; en
un texto aristotélico, eidos es más bien especie, pues la
especie está realizada en la cosa, en las cosas.

Es interesante como de Platón y de Aristóteles, o partiendo


incluso del viejo Parménides, pero especialmente de Platón
y de Aristóteles, y más aún de Aristóteles, proceden todas
las especies de conceptos que usamos (recuerden ustedes
cómo hay el ón, el einái...), pero Aristóteles se plantea a
fondo la cuestión que va a ser el drama intelectual de la
filosofía griega; recuerden ustedes ese problema de qué es
el ente, que el ente es uno, es inmóvil, invariable... Por
otra parte, hay la realidad de las cosas, hay el cambio, el
movimiento, la physis, la naturaleza: esto es capital.
Aristóteles da un paso ontológicamente decisivo: dirá tò òn
légetai pollakhôs: el ente se dice de muchas maneras... Y
luego precisará y dirá de cuales maneras fundamentales.

Pero siempre dice a respecto de una misma determinación.


Es decir hay un ser, hay un ente, òn, participio presente del
verbo einai, el verbo ser, pero lleva en sí mismo la
multiplicidad.

El paso decisivo de la ontología aristotélica es precisamente


éste: admitir la unidad –el ente tiene siempre un sentido
capital, un sentido primordial- y se dice de muchas
maneras - lo precisará, después, en cuatro maneras. Es
decir, él asume el núcleo argumental del pensamiento
griego -la unidad, la inmovilidad, la permanencia del ente -
y la pluralidad del cambio, y lo va a hacer, lo va a articular.
En Aristóteles es esencial el análisis de la realidad. Lo va a
hacer con todos los conceptos fundamentales.

Piensen ustedes, por ejemplo, en el gran concepto, que él


lo hace fundamental, que es el concepto de substancia. Y
con substancia han empezado ya a alterar las cosas,
porque Aristóteles dice ousía. La palabra ousía quiere decir
primariamente los bienes, la fortuna, las propiedades de
algo. La ousía es lo que tiene una persona, que tiene por
ejemplo una casa, y unas tierras, unas vacas, esto es su
ousía, fundamentalmente. Y precisamente un concepto muy
importante, el concepto de libertad, eleuthería, está ligado
a eso, el hombre libre es el hombre independiente, que
tiene una ousía, que tiene unos ciertos bienes de los cuales
vive, de los cuales puede disponer. Ese repertorio de
posibilidades de quien tiene algo, eso es la ousía. La
palabra, la usamos en su versión latina, sub-stantia, que
quiere decir lo que está debajo, lo que está de pie, debajo,
aquello que subyace... Hay ahí dos palabras griegas,
hypostasis y hypokeimenon. En realidad, la palabra
substancia es traducción de hipóstasis, lo que está de pie,
debajo. Aristóteles emplea también la palabra
hipokeimenon, lo que sub-yace. Hay la substancia y lo que
es subyacente. ¿Subyacente a qué? A lo que ocurre, a lo
que acontece, a lo que sobreviene, a lo que Aristóteles
llama symbebekos, del verbo symbainein, es decir los
accidentes. La substancia, dirá Aristóteles, subyace a sus
accidentes. Esa mesa que vemos es rectangular, esa mesa
es dura, es de color tal... Predico diferentes atributos de la
substancia, que está subyacente, substante. Esa es
fundamentalmente la substancia, está naturalmente con
accidentes que ella sostiene o soporta.

Lo que pasa es que en Aristóteles el sentido primario no es


ése, no es el de ser substrato, o subyacente, o substante;
no, no: es la riqueza, es la posibilidad, digamos la concreta
realidad de la substancia. La traducción latina, parece que
la hizo Cicerón, que ha pasado naturalmente a las lenguas
modernas, en definitiva debilita el sentido primario de la
palabra ousía. Eso es capital, y hace una rehabilitación
enormemente importante en la historia de la filosofía,
porque claro está que se ha propendido a ver la substancia
como lo substante, lo que está debajo de, lo que es soporte
de accidentes o propiedades, con lo cual se elimina en
definitiva el sentido principal, el sentido radical.

Pero luego Aristóteles igualmente ha tratado de dar un


análisis de cómo funciona esa realidad, de cómo es la
realidad. Por ejemplo, las distinciones que empleamos todo
el tiempo, no ya en la filosofía, sino en la vida nuestra de
cada día: somos aristotélicos en una proporción increíble.
La idea de materia y forma, hýle y morphe, que parece que
se aplica a todo, son conceptos aristotélicos, que son
introducidos justamente para analizar en que consiste una
substancia, lo que es una substancia.

Por ejemplo, las dos palabras dýnamis y enérgeia. Dýnamis


es: posibilidad, potencia. Enérgeia es energía, que, es
curioso, luego la han equiparado con lo dinámico, con
dýnamis, que es posibilidad, pero en Aristóteles se
contraponen. La enérgeia la llamaron los latinos actus,
acto, es decir, actualidad, plena realidad, no potencia, no
mera potencia, no mera posibilidad. Interpretará el
movimiento como la actualidad de lo posible, es decir, la
actualización de la dýnamis, y que la dýnamis pase a ser
enérgeia. Los conceptos de práctica y teoría, que
empleamos todo el tiempo. En Aristóteles se distingue la
poíesis, que es la fabricación, la producción, y lo mismo da
producir una mesa o un soneto, se produce algo y en ese
sentido se es poeta. Pero de otra parte, hay el concepto de
praxis, que es la acción, lo que se age.

Pero, claro, la forma suprema para Aristóteles de praxis, lo


más praxis de todo es la theoría. Vean ustedes cómo se
contrapone la teoría a la práctica, pero si la teoría es lo más
práctico de todo en Aristóteles, es la forma suprema de
praxis, es la contemplación, es la visión.
Y ahí aparecerán las formas de vida, que tendrán una
importancia enorme en el pensamiento aristotélico. Hay el
bios politikós; la vida productiva, hay el bios praktikós; y
hay la forma suprema, el bios theoretikós, la vida teorética,
la vida teórica, que es la más práctica de todas, que
consiste precisamente en la visión, en la contemplación,
aquí aparece plenamente aquella idea visual, de la
visualidad en el pensamiento de Aristóteles.

Esto va a explicar precisamente para él un fenómeno


extraño, pero evidente, recuerden ustedes cómo
distinguían entre la evidencia de la realidad de la evidencia
intelectual. La evidencia intelectual es la cosa que está
delante de nosotros y que nos obliga a pensar, que nos
obliga a investigar. Es decir, esa mesa es evidente, ahí
está, pero podemos entender lo que es, de qué se ha
hecho, de qué se compone, eso no es evidente, tengo que
indagarlo, pero hay la evidencia de la mesa y eso me obliga
precisamente a preguntarme por ella. Porque hay ese
fenómeno de la naturaleza, la physis, que es justamente el
origen del movimiento, que las cosas cambien, que las
cosas llegan a ser y dejan de ser, o cambian de cualidad, o
cambian de cualidad, o cambian de temperatura, todos los
cambios imaginables. O llegan a ser y dejan de ser, que es
la forma más grave, más radical de naturaleza.

Todo eso está en Aristóteles y lo usamos todo el tiempo, no


por ser filosofía. Pocos leen filosofía, pero todos vivimos y
todos usamos una lengua que es aristotélica en una
altísima proporción. Gente que no sabe quien era
Aristóteles ni conoce su nombre (y por supuesto no sabe ni
una palabra de griego), maneja justamente el vocabulario y
el sistema conceptual de Aristóteles todo el tiempo. En ese
sentido, la fecundidad aristotélica es extraordinaria, y
Aristóteles se enfrenta con los problemas con una gran
claridad, con un rigor asombroso. Cuando se lee a
Aristóteles, cuando se lo lee a él mismo directamente, se
tiene la impresión de acercarse a la realidad, de estar como
aproximándose de la realidad, metiéndose en ella misma.
Por ejemplo, cuando Aristóteles habla de substancia, dice
que substancias propiamente son las cosas naturales, son
los hombres, los animales, las plantas o sus partes, la
tierra, el agua. Y hay otras cosas, la mesa, por ejemplo, la
mesa ya no es naturaleza, es apotekhnes. Es algo que se
deriva ya de la técnica: tekhné es arte, el arte de curar, por
ejemplo, es el nombre que se daba a la medicina. Y
entonces son realidades, son substancias segundas, no son
verdaderas substancias.

Y Aristóteles, que tiene ciertas incoherencias, ciertas faltas


de consistencia consigo mismo, cuando va a explicar el
mecanismo de la substancia, o del cambio, cuando va a
explicar como una substancia tiene hyle y morphé, tiene
materia y forma, habla por ejemplo de la estatua. La
estatua, la materia es mármol, por ejemplo, o bronce; y la
forma es la bella Afrodita, o el feo Sócrates. Pero, claro, la
estatua, según Aristóteles, no es una substancia, no es una
verdadera substancia, porque es apotekhnes, es artificial. Y
cuando habla, por ejemplo, del cambio, de la variación,
dice por ejemplo que si yo entierro una cama, y la madera
está viva, no se dan camas, se da un árbol, porque
justamente lo que está vivo, lo que es propiamente
substancia, es la madera de que está hecha la cama, y no
la cama misma, que es apotekhnes. Es curioso es que
precisamente cuando va a explicar, cuando va a poner
ejemplos de substancias y de los mecanismos ontológicos
que regulan la realidad de la substancia, pone ejemplos de
lo que no son substancias, es decir, de las substancias
segundas, de los objetos artificiales.

Esto es algo muy serio... A mí me gustaría preguntar esto a


Aristóteles: ¿por qué pone esos ejemplos? ¿Por qué, en
definitiva, cuando va a ejemplificar y mostrar las
operaciones de la substancia, recurre a lo que según él, por
supuesto según él, no son substancias, no son verdaderas
substancias?

Aristóteles va además a hacer la teoría de los grados del


saber, y empieza por la sensación, que es común a los
animales. En la verdad, algunos animales tienen memoria,
otros no, los que tienen memoria pueden aprender, y hay
ahí un conocimiento ya superior, que es la experiencia, la
empeiria. Y hay luego un conocimiento que obra según
principios, que es la tékhne, el arte, dónde viene la palabra
técnica. Y hay luego el conocimiento científico, la episteme,
que es el conocimiento de la ciencia. Pero él dirá también,
que no todo se conoce por episteme, que hay la visión
noética, recurriendo a un viejo concepto que proviene de
Anaxágoras, noûs, y dirá que hay algo superior a la ciencia,
que es la sophia, la sabiduría, que es episteme kai noûs,
ciencia y visión, visión noética, se llega a la culminación, es
el saber supremo, saber por excelencia.

Y eso acompaña los grados del ser. Y hay un momento, un


concepto capital, que va a tener un valor inmenso y va a
influir después en la teología cristiana de una manera
extraordinaria, que es el concepto de Theos, de Dios. Dios,
precisamente es la forma suprema del ente. Cuando habla
de conocimiento acerca del ente en cuanto tal, en cuanto
ente, la forma suprema del ente es precisamente aquella
que es plena actualidad, que no es posibilidad, que no es
potencia, sino realidad plena.

Y de él, dirá precisamente que es noesis noesios, la visión


de la visión: Dios se ve a sí mismo, Dios contempla a sí
mismo, consiste precisamente en eso. Con lo cual culmina
precisamente esa concepción visual, con la visión que no
es, naturalmente, aísthesis, que no es sensación, que no es
sensible, pero es justamente la visión que Dios tiene de sí
mismo, diríamos, la última realidad, transparencia para sí
mismo.

De modo que he insistido precisamente en el uso habitual


de esos conceptos aristotélicos, que nos entrañan, de que
está impregnada no solamente nuestra cultura occidental
toda, sino nuestra lengua: usamos constantemente el
vocabulario aristotélico para entendernos. Es un grado de
influencia indirecta principalmente, la influencia se hace a
través del latín en gran parte. Primero en el mundo
romano, no demasiado, porque Aristóteles no tiene gran
circulación en el mundo romano. Pero sobre todo en el
mundo medieval, que experimenta evidentemente
alteraciones muy profundas, muy capitales, en definitiva,
los grados más hondos de la ontología aristotélica, en cierto
modo se atenúan, se hacen borrosos, porque se ponen a
servicio de otros propósitos, de otros intereses que son
diferentes. En definitiva, la historia del aristotelismo es muy
complicada, y yo creo que no se puede comprender bien
más que haciendo un uso muy hondo, que está por hacer,
de la razón histórica, y si se estudia lo que ha pasado a
Aristóteles, con su fama, con su nombre, con sus ideas, con
el culto a Aristóteles, evidentemente. No olviden ustedes,
por ejemplo, que Santo Tomás le llama simplemente
Philosophus, el Filósofo, el filósofo por excelencia. Se ha
llegado desde eso, desde esa actitud, al desprecio de
Aristóteles, sobre todo en el Renacimiento, y nuevamente
en el siglo XVIII. Aristóteles se vuelve algo arcaico,
desdeñable, sin importancia. Se tratará mucho, ya muy
entrado el siglo XIX, en volver a Aristóteles mismo, a leerlo
a él, no a los comentarios, sino a los textos, entonces se
descubrirá una dimensión de hondura extraordinaria, que
no me atrevo a decir que conservada. Si ustedes toman el
pensamiento de los últimos 100 años o 150 años, verán
que hasta cierto punto el aristotelismo es vacilante, es
deficiente. Yo creo que hace falta una profunda inmersión
en Aristóteles, no para quedarse en él, pero para llevarlo
dentro, dentro, en su realidad.

No olviden ustedes que Aristóteles es además el creador de


las disciplinas filosóficas; Aristóteles es el verdadero
creador de la lógica, el Órganon. Órganon quiere decir
instrumento, es decir el creador de una serie de tratados
lógicos que siguen vigentes, que en definitiva nos seguimos
nutriendo de ellos. Es que los pasos que se han dado en
lógica más allá de Aristóteles lo tienen como supuesto, y
además son secundarios dentro da la masa inmensa de la
teoría lógica de Aristóteles. La Física, naturalmente, es una
física filosófica, muy distinta de lo que se llama física en la
Edad Moderna, pero en definitiva la Física ha sido la de
Aristóteles, hasta Copérnico y Galileo, ha sido la de
Aristóteles substancialmente, con el grado increíble de
vigencia, mucho más que milenaria, que ha tenido. Y la
ética, las varias éticas que escribe Aristóteles, la más
importante la llamada “Nicomaquea”, la “Ética a Nicómaco”,
el nombre de su hijo. Y la política. En la política, después
de los escritos políticos de Platón -“Político”, la “República”,
“Las Leyes”-, la gran construcción sobre todo intelectual de
la política ha sido la aristotélica, cuya vigencia también se
ha mantenido -con esas épocas de abandono y de
oscuridad que son características del aristotelismo- hasta la
época moderna muy avanzada. Y, desgraciadamente, en
gran parte se ha olvidado. Es evidente que la actualidad
que tiene la política de Aristóteles es algo sobrecogedor, es
algo absolutamente asombroso. Y las teorías de felicidad,
de la eudaimonía, está ligada, justamente ligada a la
sabiduría (diríamos con una tentación de llamarla
intelectualista), en el pensamiento de Aristóteles. Es de una
riqueza y de una profundidad: los textos aristotélicos no
son muy extensos, eran sobrios. La Metafísica de
Aristóteles - yo me acuerdo que Ortega decía con gracia
que todas las grandes metafísicas son metafísicas de
bolsillo. Evidentemente sí, casi todas caben en un bolsillo,
la “Metafísica” de Aristóteles, en su texto griego, en la
edición normal, cabe en el bolsillo de la chaqueta, no es un
gran libro. La densidad, la dificultad de estudiar a
Aristóteles es la de retener cada frase, es tomarla en serio.
Eso es lo que ocurre. Y evidentemente, unas veces se ha
hecho, y otras veces, no, se lo ha parafraseado, se lo ha
disminuido, se lo ha ligado a cosas que no tenían mucho
que ver con él...

Pero en definitiva es un estilo visual, es un pensamiento


visual. No toda la filosofía es visual. La mayor parte de la
filosofía no se ha hecho visualmente, yo he dicho a veces,
parece un poco broma, que cuando un filósofo dice algo
que no está viendo, ya dejó de interesarme: no está
viendo. Ustedes leen, por ejemplo, a muchos autores que
no están viendo lo que dicen, lo están razonando, están
articulando silogismos..., pero no lo están viendo. Olvidaron
a algo muy importante: y es que evidentemente, las
mayores de los silogismos no se piensan, proceden de algo
de intuición, de una visión, que es justamente lo sabe muy
bien Aristóteles. Precisamente por eso dirá que la forma
suprema del conocimiento, la sabiduría, la sophia, es
epistéme kai nous, ciencia y visión. La visión es capital, es
justamente lo que nos inclina a la realidad y nos obliga a
trabajar sobre ella. Pero si no hay esa visión capital, falta el
elemento fundamental. Si ustedes toman la historia del
aristotelismo, verán cómo eso es paradójico: se ha hecho
un uso mínimamente visual de Aristóteles. La mayor parte
de lo que se ha hecho utilizando Aristóteles, en nombre
suyo, desarrollándolo, no era visual. Sería importante
preguntarse por qué, por que razones. En definitiva, porque
los intereses de los que lo manejaban, a parte de que el
conocimiento, insisto, ha sido deficiente, ha sido indirecto,
ha sido en traducciones en la mayor parte de la historia.
Pero aparte de eso, qué es lo que se buscaba, qué es lo que
importaba: se utilizaba Aristóteles como un instrumento.
Hay, naturalmente, el uso de su lógica, que es fantástico.
Sí, pero la lógica es simplemente un instrumento, es un
instrumento para buscar la verdad, es un instrumento para
encadenar las verdades, para inferir unas de otras, eso es
importante. Es importante, sí, pero no se olvide el nous, no
se olvide esa visión.

Dirán ustedes: ¿y Platón? Platón sí, pero a última hora


tiene que apartarse de lo que estamos viendo, tiene que
remontarse a la imaginación de las ideas, que no se
perciben, que no se ven. Tiene que poner la realidad
verdadera en ese tópos hyper ouránios, en ese lugar supra
celeste. Por lo pronto, tenemos el mito de la caverna, las
sombras que vemos, y en esa visión, cuando aquél que
está en la caverna se rebela, y sale, queda pronto cegado
por la luz, por el resplendor de la luz. Como ven ustedes,
hablamos aquí de estilos de hacer filosofía, y el estilo del
gran platónico, el platónico por excelencia, que es
Aristóteles, es sin embargo distinto del estilo de Platón. Y
no olvidamos que va a ser distinto del estilo de los
aristotélicos, de las varias estirpes de aristotélicos que han
existido.

Piensen ustedes: si las filosofías se consideran como


repertorios de doctrinas, como teorías, como sistemas de
conceptos, se tiene una visión que deja fuera los estilos,
que deja fuera lo que son las actitudes desde las cuales
cada filósofo filosofa. ¿Qué es problema para ellos?, ¿qué
es verdad para ellos?, ¿qué es saber a qué atenerse? ¿qué
quiere decir entender?, ¿con qué se cuenta?, ¿qué es lo que
importa?, ¿qué es lo que se busca? A parte de las
doctrinas, que como estamos vendo se encadenan, de
cierto modo proceden unas de otras, se corrigen, se
superan, hay algo fundamental que está ligado a cada
persona, en su época, en su lengua, en su país, en sus
angustias personales, en lo que realmente necesita saber
para vivir.

Para explicar cómo es posible el cambio, Aristóteles


recurre a dos pares conceptuales más:

1. Materia y forma: la sustancia es un compuesto


inseparable de forma y materia. La primera es la
esencia de la cosa, la sustancia segunda, la especie, y
es eterna (se correspondería con la Idea platónica).
Pero para existir necesita materializarse: la materia
recibe una forma y ambos pasan a ser una sustancia.
No puede haber materia sin forma, ni forma sin
materia. Para Aristóteles la forma tiene más
importancia que la materia, pues es al mismo tiempo
esencia (“lo que algo es”) y naturaleza (“principio
inmanente de actividad”), poseyendo además un
carácter supraindividual. Por su parte, la materia es lo
que particulariza o individualiza la especie.
2. Potencia y acto: dentro de cada sustancia hay acto
(“lo que ya es” ese ser) y potencia (“poder llegar a
ser”, algo que todavía no es). La potencia (dynamis)
es de dos tipos: activa (tener la capacidad de producir
algo)y pasiva (posibilidad de pasar de un estado a
otro por efecto de una acción recibida de fuera). La
potencia activa es propia del agente y la pasiva de
quien recibe la acción. En cuanto al acto, Aristóteles
utiliza dos palabras: Enérgeia (acción de aquello que
posee una potencia activa) y Entelécheia
(perfeccionamiento, acabamiento, aquel individuo
que ha desarrollado su fin o télos que estaba en
potencia pasiva).

Ambos pares de conceptos están relacionados entre sí: La


materia es o está en potencia de la forma. A su vez, la
forma es la que actualiza la materia:
“La materia está en potencia porque tiende hacia la forma;
y cuando está en acto es porque posee su forma. […] La
forma es acto.”
Aristóteles

El vigoroso sentido común de este filósofo lo condujo a apartarse de


la creencia de que este mundo no era plenamente real.

Nació en el norte de Grecia, en Estagira, en el año 384 a. C., entre


una familia de tradición científica; su padre había sido médico del
padre de Filipo II de Macedonia. Bajó a Atenas a los 17 años para
estudiar en la Academia de Platón y siguió con el maestro hasta su
muerte veinte años después.

Muerto Platón, fue a vivir en Assos, ciudad costera del Asia Menor
frente a la isla Lesbos, cuyo gobernante estaba interesado en la
filosofía política de Platón e incluso tenía de huéspedes permanentes
a dos discípulos de la Academia recomendados por Platón mismo.
Había allí una escuela en la que Aristóteles enseñó por tres años. A
los cuarenta años fue a vivir a la isla Lesbos donde residía su amigo
Teofrasto y parece que entonces comenzó a recolectar el material
científico con que trabajaría por el resto de su vida. En el año 342, el
rey Filipo de Macedonia lo invitó a ser el tutor de su hijo Alejandro,
servicio que prestó hasta la muerte de Filipo en el 336. Tres años más
tarde volvió a bajar a Atenas para fundar su propia escuela, el Liceo,
llamada así por la proximidad del recinto de Apolo, el Lykeios.
Estableció una biblioteca, tal vez la primera en la historia, y aumentó
su colección de material científico, principalmente biológico, con la
ayuda de sus alumnos.

Cuando en el año 323 llegó la noticia de la muerte de Alejandro,


Atenas quiso liberarse del dominio macedónico y en la marejada
política se inventó un cargo contra Aristóteles –la vieja acusación de
impiedad con que habían matado a Sócrates. Aristóteles se fue a
Calcis en la isla Eubea, donde murió un año después.

El influjo de Sócrates y Platón

Aunque por mucho tiempo Aristóteles aceptó toda la filosofía de


Platón, con su mundo de las ideas como única realidad, con las
transmigraciones del alma, con el conocimiento como recuerdo, su
sentido común lo fue llevando a descubrir y rechazar los errores del
maestro y a quedarse con los aciertos.

Platón había aprendido de Sócrates que la explicación de las cosas


había que buscarla en su fin, en su propósito (la palabra técnica
usada para referirse a este enfoque es teleología, del griego telos,
fin). Aristóteles lo aprendió de Platón y se quedó para siempre con
esa enseñanza. Conocer de qué materia está hecha una cosa nos
deja a mitad del camino de la verdad porque, al fin de cuentas, la
materia original es común a todas las cosas. En cambio, preguntarnos
para qué está hecha una cosa nos lleva a conocer las características
que la distinguen de las demás, nos lleva a conocer su forma peculiar
porque esa forma peculiar es –toda ella– como una flecha apuntada
hacia la función, fin o propósito de la cosa.

El conocimiento de la forma y la explicación del movimiento

El hombre es capaz de conocer la realidad y de hacer ciencia y


filosofía sobre ella. ¿Cómo si todo cambia permanentemente?
Conocer es hacerse una idea de la cosa, pero la idea permanece
inalterada mientras la cosa cambia; algo así sucede con la fotografía
que resulta ser imagen de algo que ya no existe porque, un instante
después, la luz ha cambiado, los colores tienen tonos diferentes y las
nubes otras formas.

Platón había dado por resuelto este problema al transportar la


realidad al mundo de sus "ideas" eternas.

El sentido común de Aristóteles lo mantiene aferrado a lo que ve, oye,


gusta, huele y toca; esa es la realidad, eso es lo que el científico y el
filósofo deben explicar aunque a primera vista parezca inmanejable
por cambiante, inmanejable para la razón humana que trabaja con
conceptos permanentes. Aristóteles resuelve el problema al ir
entendiendo cómo opera la mente humana en su relación con las
cosas de la realidad y, simultáneamente, al ir entiendo mejor la
realidad. Llega así a dos conceptos nuevos, relacionados entre sí y
pilares de su filosofía, el concepto de la forma permanente y el
concepto de potencia (dynamis ).

Para aclarar el concepto de la forma permanente recordemos que


otra manera de referirnos a las exigencias del sentido común de
Aristóteles es afirmar que sólo existe lo individual, lo concreto,
digamos Pedro, Juan, Andrés, este caballo concreto, este otro caballo
concreto, este gato concreto, este naranjo que está aquí, este otro
naranjo que está más allá.

Pensando sobre estos seres individuales –todos distintos entre


sí y todos cambiando sin cesar– la mente humana es capaz de ir
descubriendo ciertas formas de ser comunes a unos y
ausentes en otros, al punto que logra clasificarlos, agruparlos
mentalmente. La mente humana ve en Pedro, Juan y Andrés
una forma común que llama "hombre", diferente a la forma
común al caballo y al gato, y que llama "animal"; a su vez
diferente de la forma común al naranjo de aquí y al naranjo de
más allá, y que llama "árbol".

Estas formas, comunes a varias cosas o seres, existen en la


realidad. La razón humana las descubre en la realidad, no las
inventa. La forma de Juan, la que nos hace decir que Juan es
"hombre", existe tanto como existe Juan, pero no existe sola,
separada de Juan, independiente de Juan. Existe combinada con
otras cosas que también hacen a Juan. También existe en
Pedro, pero combinada con las otras cosas que también hacen
a Pedro. Por eso Juan y Pedro son iguales entres sí en cuanto
hombres, aunque las otras cosas los hagan diferentes: el cuerpo
de Pedro puede ser más grande que el de Juan.

Estas formas que existen en la realidad aunque sólo existan


combinadas con otras cosas, son permanentes, no cambian.
Se las ve primero envueltas de otras cosas y lucen cambiantes;
pero la capacidad inteligente del hombre las desenvuelve
mentalmente, las aparta mentalmente de las otras cosas, las
abstrae, y entonces descubre su permanencia. Ya puede
compararlas, relacionarlas, agruparlas, hacer ciencia y filosofía,
para explicar la realidad, para explicar los seres o cosas
concretas existentes.

Resuelto el problema del conocimiento de la realidad, nos queda algo


más que decir sobre esa realidad en relación a la forma permanente.

Estamos viendo que cada ser o cosa del mundo natural resulta
ser una especie de compuesto. Su forma permanente es uno
de los componentes.

Vista desde otro ángulo, esta misma forma permanente es


llamada substancia (sub - stare; lo que está por debajo). La
palabra griega que usó Aristóteles puede también ser traducida
como "realidad básica". Lo cual significa que los otros
componentes de las cosas no son "básicos" aunque sean reales.
Imaginemos un gato blanco. El gato es una substancia, existe
en sí mismo; lo blanco, en cambio, no existe solo, existe en el
gato. El blanco del gato es real, pero no es algo "básico" porque
necesita estar en el gato o en un caballo o en una pared. El frío
tampoco existe solo, aunque existe en la piedra fría. El calor no
existe solo, aunque existe en la piedra caliente. Una misma
piedra (una misma substancia) puede estar primero caliente y
después fría: el componente substancia no ha cambiado; el
componente calor ha desaparecido y ha aparecido el
componente frío. A estos componentes no "básicos" se les ha
llamado después accidentes, palabra que viene del verbo
latino accido y que más o menos significa caer encima, echarse
sobre algo.

Con las cosas reales compuestas de substancia y accidentes


Aristóteles explica el cambio en las cosas del que todos somos
testigos y que tantos dolores de cabeza había dado a sus
predecesores.

Los filósofos anteriores no habían logrado explicar el cambio


porque confundían la expresión "esta piedra fría se ha puesto
caliente" con la expresión "el calor se ha hecho frío".
Veamos ahora el segundo concepto anunciado antes, el de potencia
(dynamis ), también fundamental para explicar los cambios que
observamos y muy relacionado con lo que acabamos de decir. Para
Aristóteles, con mentalidad de biólogo, todo tiene un propósito, una
función que cumplir; lo manifiesta su forma. Si estudiamos la forma
del ojo comprendemos que su función es ver. El ojo es para ver. Sin
embargo, los ojos de ciertos animales, recién nacidos, no ven. Cierto,
dice Aristóteles, pero sus ojos tienen la capacidad de llegar a ver; son
ojos en potencia. La substancia del ojo no ha recibido todavía todos
los accidentes requeridos. La forma del ojo no ha alcanzado todavía
su plenitud, está en camino, y avanzará por ese camino gracias a una
dynamis que le es natural hasta llegar a ver, hasta llegar ser ojos en
acto.

La plantita nueva de mango, que viene saliendo de la semilla


caída en tierra, tiene un progenitor. Entendemos que el
progenitor es autor (causa) de la nueva planta por dos razones:
le dio el ser y le dio la misión a cumplir. La naturaleza (physis )
de la nueva planta consiste en esforzarse por realizar su propia
forma específica tal como aparece en el árbol maduro
progenitor.

Para Platón y Aristóteles, el fin, el objetivo, el telos de cada cosa tiene


que existir con anterioridad a ella; ese objetivo existente es una
perfección (aunque sea relativa) por cuya influencia tiene lugar la
actividad del mundo natural.

¿Cuál es el fin, el objetivo, el telos del mundo en su conjunto? Dios, la


perfección absoluta.

Cada cosa en este mundo, al realizar lo más adecuadamente


posible su propia forma específica –al ir de la potencia al acto
de su propia forma– imita, en su manera limitada, la perfección
absoluta de Dios. Hacer eso es la naturaleza de las cosas.

La psyche

Los griegos llamaban psicología al estudio de la psyche, el


componente especial que hace vivos a ciertos seres, eso que no
tienen las piedras y sí tienen las plantas, los animales y los hombres.

Platón había hablado de partes del alma. Aristóteles habla más bien
de potencias: nutrición, reproducción, locomoción, apetito,
sensibilidad, pensamiento. Pero estas potencias se manifiestan en los
seres vivos como en una jerarquía de niveles.

Al nivel más básico de los vivos está la capacidad de nutrirse y


reproducirse. Son las capacidades de la psyche vegetativa. Primer
peldaño en la jerarquía de la vida. La función de los vivos es vivir de
acuerdo a su naturaleza –la planta como planta, el animal como
animal, el hombre como hombre– y producir otro ser viviente
semejante a ellos; al hacerlo, participan de lo divino en cuanto les es
posible. Ahora bien, esta facultad vegetativa puede existir y de hecho
existe sin otras facultades de la psyche, pero estas otras facultades
no pueden existir sin la vegetativa.

¿En qué consiste la potencia o facultad sensitiva? Sentir empieza


como una especie de alteración. El que siente padece una acción de
otro. Cuando me toca un objeto caliente mi piel incluso se enrojece.
Por tanto, la facultad sensitiva es una "potencia" que requiere de otro
para llegar al "acto", como sucede con el combustible que no arde por
sí mismo. Lo que lleva al acto de la sensación está fuera del que
siente: los seres visibles, audibles, tocables, gustables, olfateables.
Sin la presencia de estos no puede darse la sensación aunque se
tenga la facultad sensitiva. De ahí que el objeto propio de la
sensación sean los seres particulares y concretos. (El objeto de la
ciencia, en cambio, son los conceptos universales; la mente
inteligente los ha abstraído de los seres concretos; una vez abstraídos
están en cierta forma en la mente del que piensa; por eso pensamos
cuando queremos, pero no sentimos cuando queremos; pensar
depende del que piensa mientras sentir depende de la presencia del
objeto sentido, visto, oído, tocado, etc.)

Pero sentir no es sólo padecer la acción de estos objetos externos; la


luz actúa en el ojo como actúa en el agua de una poza y las formas y
colores se reflejan en ambos, pero la poza no "ve" y el ojo sí. Cuando
el órgano corporal de la visión, el ojo, es materialmente afectado por
el objeto externo, ocurre algo enteramente distinto: la psyche
sensitiva recibe la forma sensible del objeto sin el objeto mismo,
como la cera recibe la impresión del anillo sin el hierro o el oro del
anillo. Este es el acto psíquico propiamente tal.

De forma similar explica Aristóteles la potencia de la psyche


inteligente: al entender, el alma recibe la forma inteligible del
objeto sin el objeto mismo. Pero "recibir" las formas no es lo más
elevado del alma humana ( nous ): lo más elevado no "recibe" nada
porque no es pasivo sino puramente activo, intuye, discurre y juzga
nociones y principios. Las formas inteligibles recibidas más abajo son
el material de su trabajo y no la causa de su trabajo. Por eso los
seguidores de Aristóteles hablaron después de entendimiento pasivo
y entendimiento activo.

¿Qué es el alma?

Aristóteles fue cambiando en su modo de entender el alma. En los


diálogos de su juventud, cuerpo y alma son dos substancias
separadas y aun enemigas, aunque estén unidas externamente; más
tarde, el cuerpo y el alma operan en unidad aunque son seres
independientes; después el alma ya es la fuerza vital con sede en
algún lugar del cuerpo. En el libro De Anima desaparece la dualidad,
alma y cuerpo se funden en una unión en la que el alma es la forma
del cuerpo, la que da al cuerpo su sentido, su propósito.

El alma es "la primera actualidad de un cuerpo natural con capacidad


de vida" (De Anima II, 1). Es, pues, la capacidad de ese cuerpo de
realizar ciertas actividades que llamamos vida.

¿Es separable esta capacidad del cuerpo en que está? ¿Puede existir
independiente de él? Por un lado Aristóteles dice: "el problema de si
el alma y el cuerpo son una sola cosa no es más legítimo que el de si
la cera y la impresión en ella del sello son una sola cosa, o, en
general, si la materia de una cosa es uno y lo mismo que la cosa de la
que es materia" (De Anima II, 1); por tanto, el alma no puede existir
separada del cuerpo; nos referimos a ella como algo distinto del
cuerpo porque alma y cuerpo son mentalmente separables. Por otro
lado Aristóteles también dice en el mismo libro: "Respecto de la
mente o capacidad de pensamiento activo, aún no tenemos pruebas.
Parece ser un género distinto de alma y ser capaz por sí sola de
existencia independiente de lo perecedero". Y en el tratado científico
sobre la Generación de los Animales dice que la razón es la única de
las manifestaciones de la vida "que entra de afuera y es divina".

En consecuencia, para unos comentaristas Aristóteles negó la


inmortalidad del alma humana, para otros, en cambio, no lo hizo. Lo
que sí parece un hecho es que no se dedicó a pensar sobre el tema.
Su afán de entender y explicar este mundo tal vez no dio lugar a
especulaciones sobre el otro. En sus escritos de ética, como veremos,
nos exhorta a dedicarnos a una vida de pensamiento puro porque es
nuestra facultad más elevada, en la que nos parecemos más a Dios.
Sin duda para Aristóteles la inteligencia era algo que el hombre no
compartía con los otros seres vivos y, en cambio, sí la compartía, de
algún modo, con Dios.

Dios

Platón había explicado el movimiento o cambio de una cosa de este


mundo con la acción de otra cosa. Esta última es el motor externo del
movimiento de la primera. ¿Cómo explicaba el conjunto de todos los
movimientos de este mundo? Con un motor externo a todo que
impulsa todos los movimientos incluidos los propios. Es decir, el
motor primero –Dios– es motor de todo movimiento o cambio en el
mundo y también motor de sí mismo. Un motor automotor.

Aristóteles está de acuerdo con el raciocinio de su maestro en cuanto


a la necesidad de un motor externo al mundo para explicar todos los
movimientos del mundo, pero ve una contradicción en el concepto de
automotor.

Todo cambio o movimiento es un proceso: lo que comienza


como capacidad de llegar a ser algo (potencia), termina siendo
ese algo (acto). La planta va creciendo hasta llegar a ser árbol
maduro; pero este proceso es posible porque antes de su inicio
existía un árbol maduro, de la misma especie, que fue quien lo
puso en marcha. Para que nazca un niño tiene que existir antes
un hombre adulto. Para que un líquido llegue a 100 grados de
temperatura debe haber una agente que tenga de antemano
los 100 grados o más.

Afirmar la existencia de un automotor es afirmar que ese ser es


causa de su propio movimiento; por tanto, cuando comienza el
proceso del movimiento, por un lado no tiene la forma hacia la
que va, por otro ya la tiene puesto que es la causa. Todavía no
tiene los 100 grados de temperatura pero al mismo tiempo ya
los tiene.

Aristóteles explica todos los movimientos y cambios del mundo con


un motor externo al mundo pero sin cambio o movimiento dentro de
sí mismo. Dios no está en potencia de nada, es acto puro, perfección
completa, motor inmóvil.

En Dios no hay kinesis (paso de la potencia al acto) pero hay energeia


, la actividad propia de cada naturaleza, y la de Dios es conocer, un
conocer que es vida. Dejemos que Aristóteles mismo nos lo diga:

"Inmóvil en su actividad pura, este ser no está sometido a


ningún cambio... Tal es el principio del cual dependen el cielo y
la naturaleza. Su felicidad es idéntica a los goces supremos que
nosotros sólo podemos gustar un instante, pero que él los
posee eternamente. Su felicidad es su mismo acto.... que es el
acto de la inteligencia soberana, el pensamiento puro
pensándose a sí mismo... Es admirable que Dios tenga la dicha
que nosotros sólo gozamos alguna vez, pero si la posee en
mucho más alto grado, esto es mucho más admirable todavía; y
la realidad es que así la posee. Y posee también la vida. Porque
el acto de la inteligencia es vida. Ahora bien, Dios es este
mismo acto subsistente en sí, tal es su vida eterna y soberana.
Por esta razón se dice que es un viviente eterno y perfecto;
porque la vida que dura eternamente existe en Dios, porque
Dios es esto, la vida misma." (Metafísica, lb. XII, cap. 7 y 9.)

El objeto formal del conocimiento divino sólo puede ser su propia


esencia divina. Añade: es más valioso ignorar que conocer ciertas
cosas inferiores. Algunos interpretan esto como que el Dios de
Aristóteles no conoce al mundo, aunque sea su causa, y es por tanto
un Dios en quien no cabe la Providencia. Otros interpretan que Dios
conoce las cosas del mundo en Sí mismo, en su propia esencia divina.

Ética
Sócrates había preguntado ¿para qué es el ser humano, cuál es su fin,
su función propia, su ergon? Aristóteles responde: el fin del hombre,
como el fin de cualquier otra cosa, es ser lo es. La ceiba es para ser
ceiba, y no piedra. El perro es para ser perro, y no pájaro. El hombre
es para ser hombre, y no perro. El hombre debe actuar como hombre
y no como perro. Entonces ¿cuáles y cómo deben ser las acciones
propias del hombre? Las del hombre como individuo son estudiadas
por Aristóteles en sus libros de ética (Ética Nicomaquea, Ética
Eudemiana, Gran Ética y De las Virtudes y los Vicios). Las acciones
del hombre desde el punto de vista de la organización familiar son
estudiadas en el libro Economía Doméstica, y desde el punto de vista
de la organización de la ciudad (estado) en el libro Política. Para
Aristóteles el estudio de la conducta humana no es ciencia o filosofía
en sentido estricto porque las acciones humana son concretas y no
puede haber ciencia de lo concreto. Aunque su pasión era la ciencia y
la filosofía, el sentido del deber lo llevó a enseñar cómo puede
aplicarse la razón a las cuestiones prácticas.

El tema de la ética es, pues, las acciones del hombre como individuo:
cuáles y cómo deben ser las acciones propias del hombre considerado
individualmente; no la bondad de las "obras" resultantes de esas
acciones, sino la bondad de las acciones mismas, que equivale a decir
la bondad del hombre que actúa.

El enfoque de Aristóteles es eminentemente práctico: "la presente


obra no se propone un fin teórico, como las demás, pues nuestra
investigación no mira... a determinar la naturaleza de la virtud, sino el
medio que hemos de emplear para llegar a ser virtuosos, sin lo cual
su utilidad sería nula." (Ética Nicomaquea, lib. II, c. 2).

"Llegar a ser virtuosos" es llegar a tener la areté humana, alcanzar el


estado que nos permite realizar mejor el fin del ser humano: ser
hombre a cabalidad, teniendo en cuenta el cuerpo y el alma. La
energeia (actividad) propia de quien ha alcanzado el estado óptimo
humano es la felicidad (eudaimonia ).

¿Pero cómo saber qué es lo bueno para el hombre? Aristóteles ha


rechazado el mundo de las ideas de Platón y no puede recurrir a ellas
para darnos la definición de bien, de virtud, de justicia, de
magnanimidad. Él –como siempre– va a buscar la respuesta en la
realidad de las cosas, en este caso en las conductas mismas de los
hombres y en los juicios que los hombres expresan sobre esas
conductas; de ahí que sus escritos sobre ética abunden en
descripciones de personas y situaciones en las que va buscando los
rasgos propios del ser humano; la observación de especímenes
concretos es tan importante para la ética como la de plantas y
animales para la botánica y la zoología; va en busca del hombre tal
como es y va a juzgar su naturaleza con un patrón también humano;
las opiniones de otros, del pasado y del presente, le ayudan a dar con
la naturaleza moral del ser humano.
Aristóteles observa que todos los hombres dicen buscar la felicidad,
pero unos ponen la felicidad en una cosa y otros en otra. ¿Habrá
algunos que acierten más que los otros?

"Hemos pues de considerar cuál es la naturaleza de la virtud."

(Aunque había dicho que no pretendía hacerlo).

"Puesto que en el alma hay únicamente pasiones, capacidades


de acción y disposiciones adquiridas, la virtud debe pertenecer
a una de estas tres clases. Llamo pasiones a la concupiscencia,
la ira, el miedo, la temeridad, la envidia, la alegría, la amistad,
el odio, la añoranza, la emulación, la piedad; en una palabra:
todo aquello que va acompañado de placer o dolor. Llamo
capacidades a nuestras posibilidades de experimentar estas
pasiones... Las disposiciones, en fin, nos sitúan respecto de las
pasiones en una posición buena o mala; por ejemplo, respecto
de la ira, si uno se deja llevar demasiado de ella o demasiado
poco, tenemos malas disposiciones; si nos dejamos llevar de
ella moderadamente, tenemos buena disposición..."

"...ni las virtudes ni los vicios son pasiones, porque no se nos


declara buenos o malos a causa de nuestras pasiones... (en
cambio) a causa de las virtudes y los vicios se nos dispensan
alabanzas o se nos hacen recriminaciones."

Nótese que la fuerza del argumento está en la opinión que la gente


tiene. Pronto veremos, sin embargo, que no es la opinión de
cualquiera o la opinión de la mayoría la que hay que escuchar.

"...la ira y el temor no provienen de nuestra voluntad, mientras


que las virtudes connotan una elección consciente..."

"Estas mismas razones hacen que las virtudes y los vicios no


sean en nosotros meras posibilidades. No se dice que somos
buenos o malos por el solo hecho de poder experimentar
pasiones... Por lo demás, si la naturaleza nos ha dado estas
posibilidades, no es ella la que hace que seamos buenos o
malos..."

"Si, pues, las virtudes no son ni pasiones ni meras posibilidades,


solo queda que sean disposiciones adquiridas." (Ética
Nicomaquea, lib. II, c. 5).

"Sin embargo, no es suficiente decir que es una disposición; hay


que precisar qué clase de disposición es."

"Hay que decir que toda virtud, según la cualidad de que ella es
perfección, es lo que produce esta perfección y la que
proporciona, mejor que nada, el resultado esperado... la virtud
del hombre será una disposición susceptible de hacer de él un
hombre bueno y honesto, capaz de realizar la función que le es
característica."

Pero ¿cómo se llegará a ello?

"...llamo posición intermedia en una magnitud a aquello que se


halla a igual distancia de los dos extremos, y ese punto
intermedio es uno e idéntico para todos; (en cambio) respecto
de nosotros, llamo medio lo que no connota ni
superabundancia ni escasez... (este medio) no es ni único ni
idéntico para todos. Por ejemplo, si diez es la cantidad grande y
dos la pequeña, seis es el medio según la proporción aritmética.
Pero respecto a nosotros no hay que mirar las cosas de esta
manera. No sea que del hecho de que diez minas de alimento
son una ración excesiva y dos minas una ración débil, vayamos
a concluir que el maestro de gimnasia prescribirá seis minas de
alimento para todos lo atletas. Pues esta ración puede ser,
según la persona, excesiva o insuficiente... Así, todo hombre
instruido huye del exceso y del defecto, y busca el término
medio... no en relación al objeto, sino en relación a nosotros."

"...la meta que se propone la virtud puede bien ser un prudente


término medio. Hablo de la virtud moral, que es la que tiene
relación con las pasiones y las acciones humanas, que son las
que connotan exceso, defecto o justo medio. Por ejemplo, los
sentimientos de temor, de confianza en sí mismo, de
concupiscencia, de ira, de piedad, en una palabra, de placer o
de dolor, pueden afectarnos o demasiado o demasiado poco, y
en ambos casos de manera defectuosa. Pero si
experimentamos estos sentimientos en el momento oportuno,
por motivos satisfactorios, respecto de personas que los
merecen, por fines y en condiciones convenientes, nos
mantendremos en un excelente término medio, que es lo
característico de la virtud; de la misma manera, hay en las
acciones excesos, defectos y términos medios."

"Hay que añadir... que las faltas pueden presentar muchas


formas distintas... mientras que, por el contrario, no hay más
que una manera de realizar el bien. Por esta razón es fácil
apartarse de la meta y es difícil alcanzarla."

La virtud es, pues, una disposición adquirida para


cuando hay que decidir, que consiste en buscar un
medio relativo a nosotros, definido por la razón y como
lo definiría un hombre razonable. Y ocupa el término medio
entre dos extremos malos." (Ética Nicomaquea, lib. II, c. 6).

Al mando está la razón: ella señala el punto medio "relativo a


nosotros", de un lado asistida por la disposición adquirida y del otro
por los ejemplos y opiniones de los hombres "razonables". Otras
traducciones usan la expresión "hombres de sabiduría práctica";
Aristóteles mismo usa otro adjetivo para referirse a los hombres que
saben escoger la acción virtuosa: prudentes. La virtud de la
prudencia, como veremos más adelante, es sabiduría práctica.

Mientras tanto aclaremos un poco más el tema de la virtud. Según la


razón que escoge, es un termino medio, pero

"en relación con el bien y la perfección, se halla la virtud en el


punto más alto" (Ib. lib. II, c.6).

Además

"no toda acción, como tampoco toda pasión, admite este


término medio. Es posible que el nombre de algunas de ellas
sugiera inmediatamente una idea de perversidad; por ejemplo,
la alegría experimentada por la desgracia de otro, la
desvergüenza, la envidia y, en el orden de los actos, el
adulterio, el robo, el homicidio. Todas estas acciones... suscitan
la recriminación, porque son malas en sí mismas y no en su
exceso o en su defecto. En ellas no se está jamás en el camino
recto, sino siempre en la falta. Respecto de ellas no se puede
plantear la cuestión de saber si se obra bien o mal; no se puede
preguntar respecto de qué mujer, ni cuándo, ni cómo se puede
cometer adulterio".

No es fácil escoger el punto medio:

"cuanto más nos atraen los objetos por una inclinación natural,
tanto más repugna... el término medio; por ejemplo, cuanto
más nos inclina la naturaleza a los placeres, tanto más
propensos somos a la licencia... (y) dificultoso ser virtuoso.
Alcanzar el medio en cada caso es algo que supone un
esfuerzo... Por consiguiente, es preciso que el que aspira al
justo medio comience por alejarse de lo que dista más de ese
medio."

"Es necesario, pues, examinar en qué sentido nos sentimos


especialmente inclinados... Podemos con facilidad conocer
nuestras inclinaciones por el placer y el dolor que
experimentamos. Es, por tanto, necesario que nos movamos
vivamente en dirección opuesta a aquella a que nos sentimos
inclinados o movidos." (Ib. lib. II, c.8 y 9).

La virtud no consiste en obras virtuosas esporádicas sino que es una


disposición adquirida de la que brotan naturalmente obras
virtuosas. Disposición adquirida, porque no se nace con ella, pero sí
nacemos con la capacidad de adquirirla. Toda persona tiene la areté
humana en potencia. ¿Cómo la va haciendo acto, cómo va mejorando
su forma de ser humano? Con la repetición de actuaciones virtuosas,
con la disciplina de seguir el consejo de los hombres de sabiduría
práctica, se irá adquiriendo la costumbre, el hábito de la virtud.

Nacer con la capacidad de adquirirla no significa nacer con la


seguridad de adquirirla. Podemos escoger acciones malas. Su
repetición nos dará la costumbre del mal. Con lo que vemos que la
virtud no es sólo un saber como decía Sócrates sino una actuación de
la voluntad.

Las virtudes morales presuponen las virtudes del conocimiento, de


las que también nos habla Aristóteles.

"Puesto que la virtud moral es un comportamiento precedido


de elección y esta elección deliberada es una tendencia
acompañada de reflexión, es necesario, en consecuencia,
que la razón sea justa y que la tendencia sea recta... Esta
reflexión y esta verdad tienen, pues, un carácter que dice
relación a la acción." (Ib. lib. VI, c.2).

La prudencia es la virtud de la razón que la hace juzgar con rectitud


el acto que vamos a realizar y nos hace querer hasta el final lo que
así ha sido juzgado bueno. Por eso la gente llama prudentes a los que
tienen "la capacidad de decidir convenientemente lo que es útil y
bueno..., no parcialmente, como en el caso de lo que se refiere a la
salud... sino en general, en lo que concierne a la felicidad". (Ib.
lib. VI, c.5).

Perfilando más el concepto, la prudencia es

"una disposición, acompañada de razón, dirigida hacia la acción


y con referencia a lo que es bueno o malo para el hombre." (Ib.
lib. VI, c.5).

Una disposición de la mente a buscar la acción más acorde con el ser


humano en cada situación. El arte es también una disposición
acompañada de razón, pero dirigida hacia la creación o producción de
algo; la prudencia, en cambio, no mira a la producción de algo sino a
la acción misma, al bien obrar.

Por eso reconocemos prudencia "en Pericles y en personas así:


son capaces de determinar lo que es ventajoso para ellas
mismas y para los hombres... capaces de dirigir una familia o
una ciudad." (Ib. lib. VI, c.5).

"Lo que sobre todo caracteriza al hombre prudente... es la


deliberación bien llevada. ... El hombre de buen consejo es
aquel que, siguiendo los cálculos de la razón, tiende hacia lo
mejor que pueda realizar el hombre. Además, la prudencia no
mira solamente a lo general; le es también necesario conocer
las circunstancias particulares, pues ella tiene en cuenta la
acción y la acción se dirige a los casos individuales". Ib. lib. VI,
c.7).

Confirma lo dicho ver que "...los jóvenes pueden llegar a ser


geómetras, matemáticos, y pueden adquirir habilidad en estas
materias; pero no ocurre lo mismo con la prudencia. La razón
de ello está en que la prudencia mira a los casos particulares
que no son conocidos más que por la experiencia, y el joven es
inexperto" (Ib. lib. VI, c.8).

Si la prudencia es la inclinación de la razón a deliberar con rectitud


sobre los actos humanos concretos, la prudencia es la sabiduría
práctica. Sin ella las virtudes morales quedarían sin guía (Ib. lib. VI,
c.9 y 13). Sin embargo, no es la expresión más alta de la psyche
humana o, como dice Aristóteles "no implica la parte más elevada del
alma". La capacidad más elevada del hombre es la contemplación
de la verdad y su acto o ejercicio es la suma felicidad.

"...esta facultad es... divina o lo que en nosotros hay de más


divino; la actividad de esta parte de nosotros mismos... es lo
que constituye la felicidad perfecta... ella no supone la
búsqueda de ningún bien exterior a ella misma; connota un
placer que le es propio y que es perfecto ya que acrecienta aún
su misma actividad... Ella constituirá realmente la felicidad
perfecta si se prolonga durante toda la vida."

"Sin embargo, una existencia así podría estar por encima de la


condición humana. El hombre no vive ya entonces en tanto que
hombre, sino en cuanto posee un carácter divino... No hay,
pues, que prestar atención a las personas que nos aconsejan,
con el pretexto de que somos hombres, no pensar más que en
las cosas humanas y, con el pretexto de que somos mortales,
renunciar a las cosas inmortales. Sino que, en la medida de lo
posible, debemos hacernos inmortales y hacerlo todo para vivir
de conformidad con la parte más excelente de nosotros
mismos, pues el principio divino, por muy débil que sea en sus
dimensiones, aventaja con mucho a cualquier otra cosa por su
poder y su valor."(Ib. lib. 10, c. 7).

El juicio de Maritain

Aristóteles "supo acomodar a la realidad los principios que Platón


había descubierto y aplicado erróneamente y hacer entrar a sus
grandes concepciones dentro de la mesura y buen juicio
trascendental; y así salvó todo lo que en la filosofía de Platón llevaba
en sí un principio de vida.

Hizo todavía más. Fundó para siempre la verdadera filosofía. Si supo


salvar todo lo bueno y recto que había... fue por haber conseguido
asegurar definitivamente las conquistas de la inteligencia humana en
el terreno de la realidad. Su obra es no solamente el fruto maduro de
la sabiduría griega... sino que contiene igualmente el germen
enteramente formado y dotado de posibilidades ilimitadas, de la
sabiduría humana entera.

Puede decirse que hasta Aristóteles la filosofía se encontraba en


estado de formación embrionaria. En adelante y una vez formada, va
a poder desarrollarse indefinidamente. Inventum philosophicum
semper perfectibile." (1)

Trabajo Práctico sobre Aristóteles:


Aristóteles (384-322 a.C.), filósofo y científico griego, considerado, junto a Platón y Sócrates,
uno de los pensadores más destacados de la antigua filosofía griega y uno de los más
influyentes en el conjunto de toda la filosofía occidental.

Vida

Nacido en Estagira (Macedonia), hijo de un médico de la corte real, se trasladó a Atenas a los
17 años de edad para estudiar en la Academia de Platón. Permaneció en esta ciudad durante
aproximadamente 20 años, primero como estudiante y, más tarde, como maestro.

Tras morir Platón (c. 347 a.C.), Aristóteles partió para Assos, ciudad de Asia Menor en la que
gobernaba un amigo suyo, Hermias, al cual sirvió como consejero y con cuya sobrina e hija
adoptiva, Pitia, contrajo matrimonio. Tras ser capturado y ejecutado Hermias por los persas
(345 a.C.), Aristóteles se trasladó a Pella, capital de Macedonia, donde se convirtió en tutor de
Alejandro (futuro Alejandro III el Magno), hijo menor del rey Filipo II. En el año 336 a.C., al
acceder Alejandro al trono, regresó a Atenas y estableció su propia escuela: el Liceo. Debido a
que gran parte de las discusiones y debates se desarrollaban mientras maestros y estudiantes
paseaban por el Liceo, este centro llegó a ser conocido como escuela peripatética. La muerte
de Alejandro (323 a.C.) generó en Atenas un fuerte sentimiento antimacedonio, con lo que
Aristóteles se retiró a una propiedad familiar en Calcis, en la isla de Eubea, donde moriría al
año siguiente.

Obras

Al igual que Platón en sus primeros años en la Academia, Aristóteles utilizó muy a menudo la
forma dialogada de razonamiento, aunque, al carecer del talento imaginativo de Platón, esta
modalidad de expresión no fue nunca de su pleno agrado. Si se exceptúan escasos fragmentos
mencionados en las obras de algunos escritores posteriores, sus diálogos se han perdido por
completo. Aristóteles escribió además algunas notas técnicas, como es el caso de un
diccionario de términos filosóficos y un resumen de las doctrinas de Pitágoras; de estos
apuntes sólo han sobrevivido algunos breves extractos. Lo que sí ha llegado hasta nuestros
días, sin embargo, son las notas de clase que Aristóteles elaboraba para sus cursos,
delimitados con gran esmero y que cubrían casi todos los campos del saber y del arte. Los
textos en los que descansa la reputación de Aristóteles se basan en gran parte en estas
anotaciones, que fueron recopiladas y ordenadas por sus editores posteriores.

Entre sus textos existen tratados de lógica, llamados Organon (‘instrumento’), ya que
proporcionan los medios con los que se ha de alcanzar el conocimiento positivo. Entre las
obras que tratan de las ciencias naturales está la Física, que recoge amplia información sobre
astronomía, meteorología, botánica y zoología. Sus escritos sobre la naturaleza, alcance y
propiedades del ser, que Aristóteles llamó "primera filosofía", recibieron el nombre de
Metafísica en la primera edición publicada de sus obras (c. 60 a.C.), debido a que en dicha
edición aparecían tras la Física. A su hijo Nicómaco dedicaría su obra sobre la ética, llamada
Ética a Nicómaco. Otras obras esenciales son Retórica, Poética y Política .

Métodos

Quizás debido a la influencia de su padre, que era médico, la filosofía de Aristóteles hacía
hincapié sobre todo en la biología, frente a la importancia que Platón concedía a las
matemáticas. Para Aristóteles, el mundo estaba compuesto por individuos (sustancias) que se
presentaban en tipos naturales fijos (especies). Cada individuo cuenta con un patrón innato
específico de desarrollo y tiende en su crecimiento hacia la debida autorrealización como
ejemplo de su clase. El crecimiento, la finalidad y la dirección son, pues, aspectos innatos a la
naturaleza, y aunque la ciencia estudia los tipos generales, éstos, según Aristóteles,
encuentran su existencia en individuos específicos. La ciencia y la filosofía deben, por
consiguiente, no limitarse a escoger entre opciones de una u otra naturaleza, sino equilibrar las
afirmaciones del empirismo (observación y experiencia sensorial) y el formalismo (deducción
racional).

Una de las aportaciones características de la filosofía de Aristóteles fue la nueva noción de


causalidad. Los primeros pensadores griegos habían tendido a asumir que sólo un único tipo
de causa podía ser explicatoria; Aristóteles propuso cuatro. (El término que usa Aristóteles,
aition, ‘factor responsable y explicatorio’, no es sinónimo de causa en el sentido moderno que
posee esta palabra.)

Estas cuatro causas son: la causa material (materia de la que está compuesta una cosa), la
causa eficiente o motriz (fuente de movimiento, generación o cambio), la causa formal (la
especie, el tipo o la clase) y la causa final (objetivo o pleno desarrollo de un individuo, o la
función planeada de una construcción o de un invento). Así pues, un león joven está
compuesto de tejidos y órganos, lo que constituiría la causa material; la causa motriz o eficiente
serían sus padres, que lo crearon; la causa formal es su especie (león), mientras que la causa
final es su impulso innato por convertirse en un ejemplar maduro de su especie. En contextos
diferentes, las mismas cuatro causas se aplican de forma análoga. Así, la causa material de
una estatua es el mármol en que se ha esculpido; la causa eficiente, el escultor; la causa
formal, la forma que el escultor ha dado a la estatua (Hermes o Afrodita, por ejemplo), y la
causa final, su función (ser una obra de arte).

En todos los contextos, Aristóteles insiste en que algo puede entenderse mejor cuando se
expresan sus causas en términos específicos y no en términos generales. Por este motivo, se
obtiene más información si se conoce que un escultor realizó la estatua que si apenas se sabe
que la esculpió un artista, y se obtendrá todavía más información si se sabe que fue Policleto el
que la cinceló, que si tan sólo se conoce que fue un escultor no especificado.

Aristóteles creía que su noción de las causas era la clave ideal para organizar el conocimiento.
Sus notas de clases son una impresionante prueba de la fuerza de dicho esquema.
Doctrinas

En la siguiente exposición se pueden apreciar algunos de los principales aspectos de las


doctrinas o teorías del pensamiento aristotélico.

Física o filosofía natural

En astronomía, Aristóteles propuso la existencia de un Universo esférico y finito que tendría a


la Tierra como centro. La parte central está compuesta por cuatro elementos: tierra, aire, fuego
y agua. En su Física, cada uno de estos elementos tiene un lugar adecuado, determinado por
su peso relativo o "gravedad específica". Cada elemento se mueve, de forma natural, en línea
recta —la tierra hacia abajo, el fuego hacia arriba— hacia el lugar que le corresponde, en el
que se detendrá una vez alcanzado, de lo que resulta que el movimiento terrestre siempre es
lineal y siempre acaba por detenerse. Los cielos, sin embargo, se mueven de forma natural e
infinita siguiendo un complejo movimiento circular, por lo que deben, conforme con la lógica,
estar compuestos por un quinto elemento, que él llamaba aither, elemento superior que no es
susceptible de sufrir cualquier cambio que no sea el de lugar realizado por medio de un
movimiento circular. La teoría aristotélica de que el movimiento lineal siempre se lleva a cabo a
través de un medio de resistencia es, en realidad, válida para todos los movimientos terrestres
observables. Aristóteles sostenía también que los cuerpos más pesados de una materia
específica caen de forma más rápida que aquellos que son más ligeros cuando sus formas son
iguales, concepto equivocado que se aceptó como norma hasta que el físico y astrónomo
italiano Galileo llevó a cabo su experimento con pesos arrojados desde la torre inclinada de
Pisa.

Biología

En zoología, Aristóteles propuso un conjunto fijo de tipos naturales (especies), que se


reproducen de forma fiel a su clase. Pensó que la excepción a esta regla la constituía la
aparición, por generación espontánea (concepto que acuñó), de algunas moscas y gusanos
"muy inferiores" a partir de fruta en descomposición o estiércol. Los ciclos vitales típicos son
epiciclos: se repite el mismo patrón, aunque a través de una sucesión lineal de individuos.
Dichos procesos son, por lo tanto, un paso intermedio entre los círculos inmutables de los
cielos y los simples movimientos lineales de los elementos terrestres. Las especies forman una
escala que comprende desde lo simple (con gusanos y moscas en el plano inferior) hasta lo
complejo (con los seres humanos en el plano más alto), aunque la evolución no es posible.

Ética

Aristóteles creía que la libertad de elección del individuo hacía imposible un análisis preciso y
completo de las cuestiones humanas, con lo que las "ciencias prácticas", como la política o la
ética, se llamaban ciencias sólo por cortesía y analogía. Las limitaciones inherentes a las
ciencias prácticas quedan aclaradas en los conceptos aristotélicos de naturaleza humana y
autorrealización. La naturaleza humana implica, para todos, una capacidad para formar hábitos,
pero los hábitos formados por un individuo en concreto dependen de la cultura y opciones
personales repetidas de ese individuo. Todos los seres humanos anhelan la "felicidad", es
decir, una realización activa y comprometida de sus capacidades innatas, aunque este objetivo
puede ser alcanzado por muchos caminos.

La Ética a Nicómaco es un análisis de la relación del carácter y la inteligencia con la felicidad.


Aristóteles distinguía dos tipos de "virtud" o excelencia humana: moral e intelectual. La virtud
moral es una expresión del carácter, producto de los hábitos que reflejan opciones repetidas.
Una virtud moral siempre es el punto medio entre dos extremos menos deseables. El valor, por
ejemplo, es el punto intermedio entre la cobardía y la impetuosidad irreflexiva; la generosidad,
por su parte, constituiría el punto intermedio entre el derroche y la tacañería. Las virtudes
intelectuales, sin embargo, no están sujetas a estas doctrinas de punto intermedio. La ética
aristotélica es una ética elitista: para él, la plena excelencia sólo puede ser alcanzada por el
varón adulto y maduro perteneciente a la clase alta y no por las mujeres, niños, "bárbaros" (no
griegos) o "mecánicos" asalariados (trabajadores manuales, a los cuales negaba el derecho al
voto).

Como es obvio, en política es posible encontrar muchas formas de asociación humana. Decidir
cuál es la más idónea dependerá de las circunstancias, como, por ejemplo, los recursos
naturales, la industria, las tradiciones culturales y el grado de alfabetización de cada
comunidad. Para Aristóteles, la política no era un estudio de los estados ideales en forma
abstracta, sino más bien un examen del modo en que los ideales, las leyes, las costumbres y
las propiedades se interrelacionan en los casos reales. Así, aunque aprobaba en aquel tiempo
la institución de la esclavitud, moderaba su aceptación aduciendo que los amos no debían
abusar de su autoridad, ya que los intereses de amo y esclavo son los mismos. La biblioteca
del Liceo contenía una colección de 158 constituciones, tanto de estados griegos como
extranjeros. El propio Aristóteles escribió la Constitución de Atenas como parte de la colección,
obra que estuvo perdida hasta 1890, año en que fue recuperada. Los historiadores han
encontrado gracias a este texto muy valiosos datos para reconstruir algunas fases de la historia
ateniense.

Lógica

En lógica, Aristóteles desarrolló reglas para establecer un razonamiento encadenado que, si se


respetaban, no producirían nunca falsas conclusiones si la reflexión partía de premisas
verdaderas (reglas de validez). En el razonamiento los nexos básicos eran los silogismos:
proposiciones emparejadas que, en su conjunto, proporcionaban una nueva conclusión. En el
ejemplo más famoso, "Todos los humanos son mortales" y "Todos los griegos son humanos",
se llega a la conclusión válida de que "Todos los griegos son mortales". La ciencia es el
resultado de construir sistemas de razonamiento más complejos. En su lógica, Aristóteles
distinguía entre la dialéctica y la analítica; para él, la dialéctica sólo comprueba las opiniones
por su consistencia lógica. La analítica, por su parte, trabaja de forma deductiva a partir de
principios que descansan sobre la experiencia y una observación precisa. Esto supone una
ruptura deliberada con la Academia de Platón, escuela donde la dialéctica era el único método
lógico válido, y tan eficaz para aplicarse en la ciencia como en la filosofía.

Metafísica

En su Metafísica, Aristóteles abogaba por la existencia de un ser divino, al que se describe


como "Primer Motor", responsable de la unidad y significación de la naturaleza. Dios, en su
calidad de ser perfecto, es por consiguiente el ejemplo al que aspiran todos los seres del
mundo, ya que desean participar de la perfección. Existen además otros motores, como son los
motores inteligentes de los planetas y las estrellas (Aristóteles sugería que el número de éstos
era de "55 o 47"). No obstante, el "Primer Motor" o Dios, tal y como lo describe Aristóteles, no
corresponde a finalidades religiosas, como han observado numerosos filósofos y teólogos
posteriores. Al "Primer Motor", por ejemplo, no le interesa lo que sucede en el mundo ni
tampoco es su creador. Aristóteles limitó su teología, sin embargo, a lo que él creía que la
ciencia necesita y puede establecer.

Influencia

Tras la caída del Imperio romano las obras de Aristóteles se perdieron en Occidente. Durante el
siglo IX, los estudiosos árabes introdujeron su obra, traducida al árabe, en el islam. De estos
estudiosos árabes que examinaron y comentaron la obra aristotélica, el más famoso fue
Averroes, filósofo hispanoárabe del siglo XII. En el siglo XIII el Occidente latino renovó su
interés por la obra de Aristóteles y santo Tomás de Aquino halló en ella una base filosófica para
orientar el pensamiento cristiano, aunque su interpretación de Aristóteles fuera cuestionada en
un principio por las instancias eclesiásticas. En las primeras fases de este redescubrimiento, la
filosofía de Aristóteles fue tomada con cierto recelo, en gran parte debido a la creencia de que
sus enseñanzas conducían a una visión materialista del mundo. Sin embargo, la obra de santo
Tomás acabaría siendo aceptada, continuando más tarde la filosofía del escolasticismo la
tradición filosófica fundamentada en la adaptación que santo Tomás hacía del pensamiento
aristotélico.

La influencia de la filosofía de Aristóteles ha sido general, contribuyendo incluso a determinar el


lenguaje moderno y el denominado sentido común, y su concepto del "Primer Motor" como
causa final ha tenido un importante papel dentro de la teología. Antes del siglo XX, decir lógica
significaba en exclusiva hacer referencia a la lógica aristotélica. Hasta el renacimiento, e
incluso después, tanto poetas como astrónomos ensalzaron el concepto aristotélico del
Universo. El estudio de la zoología estuvo basado en la obra de Aristóteles hasta que, en el
siglo XIX, el científico británico Charles Darwin cuestionó la doctrina de la inmutabilidad de las
especies. En el siglo XX se ha producido una nueva apreciación del método aristotélico y de su
relevancia para la educación, el análisis de las acciones humanas, la crítica literaria y el análisis
político.

No sólo la disciplina de la zoología, sino el mundo del saber en general, parece justificar el
comentario realizado por Darwin, quien llegó a afirmar que los héroes intelectuales de su época
"eran simples colegiales al lado del viejo Aristóteles".

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