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Reflexiones del Año que paso y el que llega

Durante su ministerio temprano en Londres, C. H. Spurgeon al final de cada añ o


recibía un sobre con un papel adentro. En dicho papel había un verso de la
Escritura que usaría como el texto de su sermó n de Añ o Nuevo. Estos textos eran
escogidos para Spurgeon, el joven, exitoso predicador Bautista, por un ministro
anciano en la Iglesia de Inglaterra. Este anciano ministro Anglicano pastoreaba una
pequeñ a iglesia de villa, pero Spurgeon lo admiraba mucho, y por varios añ os
seguidos el gran predicador Bautista dio su sermó n de Añ o Nuevo del verso que el
venerable ministro de otra denominació n había escogido en oració n para él, en el
Añ o Nuevo. É l no decía el nombre del ministro, pero Spurgeon siempre
mencionaba que este anciano sacerdote Anglicano había seleccionado el texto del
cual predicaría ese Añ o Nuevo.
El 3 de Enero de 1864, Spurgeon predicó una vez má s sobre un verso que le fue
dado por aquel anciano ministro. El texto dado para el Añ o Nuevo en 1864 fue:
“Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos
negará” (II Timoteo 2:12).

Quisiera hacer una breve reflexión de este texto.

a. Palabra fiel es esta: Sabemos lo que es tener un canto de adoració n en nuestra


mente, una que expresa nuestro corazó n. Aquí Pablo citó un himno Cristiano
antiguo conocido entre los Cristianos de su época.

b. Si somos muertos con él, también viviremos con él: La canció n comienza con
una promesa de resurrecció n para aquellos que han muerto con Jesú s.

i. La Biblia habla de morir con Cristo de dos maneras:

· La primera es común para todos los Cristianos, y es ilustrada con el


bautismo (Romanos 6:3-5).Cada uno de nosotros puede tener una
experiencia de vida después de la muerte con Jesús, viendo a nuestra antigua
vida morir con Jesús en la cruz, y empezando nuestra nueva vida junto a él
resucitando de los muertos.

· La otra manera en que la Biblia habla de morir con Jesús es, claro está, en el
sentido del martirio – pagando el precio más alto por seguir a Jesús.
Probablemente esta es la idea de Pablo aquí; él está diciendo, “si morimos
con Él no estamos muertos – vivimos con Él.” De manera más significativa,
Pablo escribió esto mientras esperaba su propia ejecución por parte del
gobierno Romano.

ii. “Aquí el contexto parece más bien apuntar a la muerte física como el punto
más alto de sufrimiento por Cristo. La referencia entonces es a la muerte del
mártir vista desde la perspectiva del día de la coronación.” (Hiebert)

c. Si sufrimos, también reinaremos con él: La canció n invita al creyente a


permanecer fiel y vera una recompensa eterna. Este principio nos asegura que vale
la pena soportar las pruebas y dificultades presentes. La recompensa es má s
grande que lo que uno pudiera ganar al rendirse. ¡Reinaremos con él!

i. La Biblia dice que gobernaremos y reinaremos con Jesucristo. Este futuro


destino explica mucho de las dificultades descritas en este pasaje.
Entendemos que Dios nos está entrenando para gobernar y reinar junto a Él
en el mundo venidero.

d. Si le negáremos, él también nos negará: La canció n advierte a que aquellos


que niegan a Jesú s que también será n negados. Por la doctrina o manera de vivir,
uno pudiera negar quién es Jesú s, negar lo que ha hecho por nosotros, o negar lo
que nos ordena hacer.

i. Jesús lo dijo claramente: Y a cualquiera que me niegue delante de los


hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.
(Mateo 10:33)

e. Si fuéremos infieles, él permanece fiel: No podemos negar a Jesús, debemos


mantenernos leales a Él. Sin embargo si uno se aleja, no cambia quien Dios es
– él permanece fiel.

i. Es algo terrible cuando personas que nombraron el nombre de Jesús se


muestran infieles; muchos se han alejado de Jesús debido a la hipocresía de
los que llevan su nombre. Pero toda la infidelidad del mundo no desmiente la
fidelidad de Dios.

ii. “Nuestra infidelidad no puede de ninguna forma perjudicar al Hijo de Dios


y su Gloria. Al ser suficiente en sí mismo, no necesita de nuestra confesión. Es
como si Pablo hubiera dicho, ‘dejen a todos los que desertarán de Cristo pues
no lo privan de nada; cuando ellos mueran, Él permanece inmutable.’”
(Calvin)

iii. Pero el Cristiano puede permanecer fiel mientras Dios le otorgue poder.
Incluso si alguien ha estado vacilando, aún tienen tiempo – pues el Espíritu
de Dios les llama incluso ahora – para que regresen al Dios fiel. Podemos ser
como el hijo pródigo, que volvió en sí, vio Su fidelidad, y regresó a casa, a su
padre que le había sido fiel todo el tiempo.

iv. Cuando un Cristiano, en los días del antiguo imperio Romano, recibió
órdenes de dar dinero para la construcción de un templo pagano, se negó, y
aunque era anciano; lo desvistieron, y dejándolo prácticamente desnudo, le
cortaron todo el cuerpo con lanzas y cuchillos. Empezaron a sentirse mal por
él así que le dijeron, “sólo da un dólar para la construcción del templo.” Pero
él seguía sin querer. Así que se le untó miel, y mientras sus heridas aún
sangraban, le echaron abejas y avispas las cuales le picaron hasta matarlo. Él
podía morir, pero no podía negar a su Señor. El Señor puede darle a usted la
misma fuerza para vivir para Él, incluso como este hombre murió que por Él.
(Francis Spira. Respetado como reformador, Spira sabía la verdad. Pero cuando la
Iglesia Cató lica lo amenazó con la muerte él se echó atrá s. Por temor él abandonó
sus creencias Protestantes. Poco tiempo después se llenó de desesperació n, y
padeció un Infierno mental y espiritual en la tierra. ¡Sus chillidos eran tan horribles
que su descripció n no debe ser escrita! Su condenació n fue una advertencia a la era
en que él vivió .)

Sin embargo todos nosotros podemos decir que Dios ha sido Bueno en gran
manera. Lo que viene en el añ o 2021 no debería angustiarnos, porque hemos
permanecido fieles.

Oí en cierta ocasió n un proverbio japonés que dice: "Cuando llegues a la ultima


pagina del libro, ciérralo". Eso da a entender que hay que abrir otro libro. Hay que
empezar de nuevo. Hay que escribir otra parte de la historia de nuestra vida.

Hace añ os aprendí un hermoso pensamiento acerca del nuevo día, lamento no


recordar su autor. Se llama "El Nuevo Día" y dice así:

"Este es el principio de un nuevo día. Dios me ha dado este día para hacer de el lo
que yo quiera. Lo que haga hoy es importante porque estoy cambiando un día de
mi vida por el. Cuando llegue el mañ ana, este día se habrá ido para siempre,
dejando en su lugar aquello que cambie por el. Quiero que sea algo bueno, no malo;
algo que tenga éxito, no fracaso; algo que valga la pena por lo que pague por el".

Y lo mismo se podría decir del "Nuevo Añ o", Hay personas que no obstante el añ o
nuevo ha empezado, siguen viviendo en el pasado. No pueden olvidar los fracasos
que experimentaron durante ese añ o, tal vez la perdida de un ser querido, un
divorcio, alguna desgracia familiar, en fin, no faltan circunstancias por las cuales
atravesamos el añ o pasado, que quedaron grabadas en nuestra mente y es difícil
olvidarlas, mas no imposible.

El ayer ya paso. El añ o 2020 quedó atrá s. No hay nada que podamos hacer por lo
que ya no existe. Como dice Robert J. Burdette, segú n leí en uno de los boletines
que alguien me envió :

"Existen dos días de cada semana en los cuales no deberíamos preocuparnos. Dos
días que deberían ser libres de cualquier temor y recelo. Uno de esos días es el
ayer, con sus errores e inquietudes, sus aflicciones y sus dolores, sus carencias y
desaciertos. Ayer ha pasado y para siempre, se encuentra má s allá de nuestro
control. Todo el dinero del mundo no puede lograr que Ayer regrese. No podemos
anular ningú n acto que hayamos realizado, borrar una sola palabra expresada o
enmendar un solo error irrevocablemente. Ayer ha pasado y para siempre. Déjalo
ir.

El otro día por el que no deberíamos preocuparnos es Mañ ana, con sus posibles
adversidades, sus preocupaciones, su enorme promesa y pobre ejecució n.
Mañ ana también esta mas allá de nuestro control inmediato. Mañ ana, el sol saldrá
con esplendor o detrá s de nubarrones, pero saldrá . Y hasta que lo haga no vamos a
aventurarnos en el Mañ ana porque aun no ha nacido.

Esto nos deja solo un día: ¡Hoy! Y una persona puede pelear las batallas de solo un
día. Ayer y Mañ ana son preocupaciones inú tiles. Por lo tanto, resolvamos la
jornada no mas que un día a la vez".

Con cuanta razó n Mateo 6:34 dice: "Así, no os afanéis por el día de mañ ana, porque
el día de mañ ana traerá su afá n. Basta a cada día su propio mal". Un himno muy
conocido es aquel que dice "un día a la vez". El autor pide a Dios que le ayude a
vivir día por día. No hay razó n para preocuparnos por aquello que no ha sucedido y
tal vez ni sucederá . Pero el propó sito de este sermó n es de dar gracias a Dios
porque nos permitió vivir un añ o má s. Concedido, tuvimos luchas, problemas,
enfermedades, fracasos, desalientos, pero pensá ndolo bien, todo esto es parte de la
vida. No podemos imaginarnos una vida en donde todo es color de rosa. Cristo
mismo nunca nos prometió un jardín de rosas, por el contrario, El dijo: "En el
mundo tendréis aflicció n; pero confiad, yo he vencido al mundo" (Juan 16:33).

Así que, debemos estar agradecidos con Dios de que, Todavía estamos aquí.
Muchos no vieron el amanecer del nuevo añ o. Pero si estamos leyendo este
sermó n, quiere decir que estamos vivos y disfrutando de un nuevo día y un añ o
nuevo. ¡Oh Si! Tendremos aflicciones y luchas y todo lo antes mencionado, pero
también tenemos la promesa de que Dios estará con nosotros. El ha prometido
nunca dejarnos ni desampararnos. Y así es. Gracias a Dios por ello.

Pero, ¿en que forma demostramos nuestro agradecimiento a Dios por concedernos
un nuevo añ o? Adorá ndole. La primera obligació n (lo cual es un privilegio
también) de los hijos de Dios es adorar a Dios. "El nos hizo y no nosotros a
nosotros mismos" dice el salmo 100:3. Y le adoramos por medio de la oració n, lo
cual es parte de la vida cristiana. Uno no puede pasar días, semanas y meses sin
hablar con Dios, nuestro Creador. También le adoramos cuando leemos la Biblia y
la estudiamos. Es necesario poder leer la Biblia completa, no solo porciones. Una
Biblia que no tenga notas al pie de la pá gina o al margen, tiene aproximadamente
1,000 o 1,200 paginas. Si uno lee tres paginas diarias, en un añ o se puede leer toda
la Biblia. Hay que tomar en cuenta que la Biblia es el alimento espiritual del
cristiano. Si no nos alimentamos espiritualmente, viviremos una vida raquítica y
enclenque y seremos presa fá cil de Sataná s. En la Biblia encontramos el pan y el
agua de la vida  Cristo Jesú s. La Biblia es el guía del viajero, en ella
encontraremos todo lo que nuestra alma pueda necesitar. No podemos vivir sin
ella.

Parte de nuestra adoració n a Dios consiste también en asistir a la iglesia. La iglesia


es la casa de Dios y el cristiano tiene el apoyo moral y espiritual de la feligresía. Es
en la iglesia donde aprendemos que Dios nos ama, que quiere lo mejor para
nosotros. Es en la iglesia donde creceremos en el conocimiento de Dios. Es en la
iglesia donde nuestros himnos y oraciones se elevaran hasta el trono de Dios como
un olor suave y agradable. Es en la iglesia donde podremos decir como el salmista:
"Yo me alegre con los que me decían, a la casa de Jehová iremos" (Salmos 122:1).
Adoramos a Dios también sirviéndole, de acuerdo con los dones y talentos que El
nos ha dado. Cada uno de nosotros tenemos un don que Dios nos dio. Hay que
usarlo para Su servicio. Es un privilegio poder servir a Dios. Cristo mismo dijo que
El vino para servir, no para ser servido. Hay cierta satisfacció n cuando uno puede
servir a Dios, ya sea directamente, tomando pare en los servicios de adoració n, o
indirectamente, ayudando al huérfano, al débil, al enfermo, al desamparado. En fin,
sirviendo al pró jimo, Hay muchas maneras de có mo servir a Dios.

Otra manera de adorar a Dios es haciendo todo el bien posible, a todas las personas
que sea posible, cuantas veces sea posible, entonos los lugares donde sea posible,
segú n solía decir Juan Wesley. Y sobre todo, no hay que hacer cosas buenas que
parezcan malas; ni malas que parezcan buenas.
No podemos cambiar a Dios. Dios es inmutable. Si hay que hacer cambios, deben de
hacerse en nosotros. —R.C. Sproul

Al parecer, los judíos marcaban el paso de un añ o a otro (que acontecía en el


primer día del séptimo mes, aparentemente) con una convocatoria al sonido de
trompetas para una reunió n solemne, donde se ofrecían sacrificios al Señ or.

“Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, al primero del mes tendréis
día de reposo, una conmemoració n al son de trompetas, y una santa convocació n.
Trabajo de siervos haréis; y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová ”. Lev. : 23-25

“En el séptimo mes, el primero del mes, tendréis santa convocació n; ninguna obra
de siervos haréis; os será día de sonar las trompetas. Y ofreceréis holocausto en
olor grato a Jehová , un becerro de la vacada, un carnero, siete corderos de un añ o
sin defecto”. Num 29: 1-2.

“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno
solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengá is” (I Corintios 9:24).

Pablo comparó la vida Cristiana con una carrera atlética. É l dijo: “Corred de tal
manera que lo obtengá is [el premio]” (I Corintios 9:24). Entonces Pablo dijo: “Para
recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible” (I Corintios 9:25).
El premio del Cristiano no es una medalla. Es algo má s alto. ¡El premio es la
recompensa de Jesucristo cuando É l viene a establecer Su Reino!
Pablo dijo que un atleta “de todo se abstiene” (v. 25). Un atleta no engorda. No se
pone perezoso. No pierde su tiempo. El Apó stol Pablo era así. Dijo: “Yo de esta
manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el
aire” (v. 26). No era como un boxeador sin entrenamiento que lanza sus puñ os en
el aire. Y Pablo no estaba demasiado confiado. Sabía que podía fallar. É l dijo, “no
sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (v. 27).
Pablo sabía lo que quería. Puso todo su esfuerzo en ello. Vivió en su propia vida lo
que nos dijo que hiciéramos.
“Corred de tal manera que lo obtengá is” (I Corintios 9:24).

Karl Barth en cierta ocasió n señ aló que los tres pecados primarios y má s bá sicos
de la humanidad caída son el orgullo, la deshonestidad y la Pereza Espiritual. No
estoy seguro que Barth estuviera en lo correcto al jerarquizarlos de esta manera,
pero no cabe duda que son pecados severos sobre los que la Biblia tiene mucho
que decir.

La vida cristiana demanda un arduo trabajo. Nuestra santificació n es un proceso en


el que somos colaboradores de Dios. Contamos con la promesa de la ayuda de Dios
en nuestra labor, pero su ayuda divina no anula nuestra responsabilidad para
asumir el trabajo. “Ocupaos en vuestra salvació n con temor y temblor, porque Dios
es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”
(Filipenses 2: 12-13).

Esta ocupació n no es algo que nos redunde en méritos o nos gane nuestra
justificació n. Es la obra que sigue a la justificació n, la consecuencia de la fe. Los
cristianos perezosos permanecerá n siempre inmaduros porque no se dedican a un
estudio diligente de la Palabra de Dios.

Mis hermanos que el 2021 nuestro propó sito sea el de glorificar a Cristo y el se
encagara de enjugar nuestras lagrimas y asumir nuestras victorias.

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