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XIX
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En el presente trabajo se intenta dar respuesta a las pautas orientadoras en base a la
Banda Oriental entre los siglos XVIII y XIX, así como extrayendo fragmentos de Levi que
permitan definir la justicia distributiva como fundamento político-legal del feudalismo tardío.
Antes de desarrollar las características políticas del Antiguo Régimen, es preciso hacer
una serie de consideraciones. En primer lugar, destacar que “La victoria del absolutismo y sus
consecuencias es, sin duda, el fenómeno clave del XVIII francés e ibérico.” (Guerra,
1992,p.22). Esta idea refiere a la imposición que terminó logrando el absolutismo sobre los
conflictos con las instituciones de carácter representativo provenientes desde la Edad Media
en estos territorios, tales como las Cortes en España, los Estados Generales en Francia,
pudiéndose agregar el Parlamento en Inglaterra; solamente que en este último no se logró una
institucional.
francés, se les intenta quitar las viejas atribuciones y poderes que les eran conferidos como
carácter dual en cuanto a la relación abstracta de los sujetos con el Estado (monarca
eliminándose la Corte de Aragón). Este último aspecto es uno de los resortes cruciales para la
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instalación del Estado Absolutista, en el cual existía una concentración del poder en el
Para comenzar a describir las características políticas del Antiguo Régimen, es menester
y universal, es decir, se aplica en todos los campos, rompiendo con la práctica del pactismo.
En cuanto a su universalidad, la soberanía del rey se extiende por encima de las leyes, y
De lo antedicho, se desprende una característica importante que refiere al hecho del intento
de someter la Iglesia al control de la Corona, y el ataque a los privilegios, ya que son vistos
despliegue de teorías que darán fundamento a la Monarquía. Una de ellas es la de Hobbes que
exaltación del poder omnímodo del soberano va a la par con una exaltación de la Monarquía
(Guerra,1992.p.76).
insondable separación de las élites modernas y del Antiguo Régimen. De hecho, hubo una
alianza tácita entre ambos, al perseguir objetivos comunes, y tener enemigos comunes (el
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tradicionalismo y la inercia de la sociedad basada en un imaginario de tipo pactista).
ideas modernas penetren en todos los grupos sociales. Esto lo resalta bien Chiaramonte
“En lugar de la pintura tradicional de un nítido combate entre razón y fe, entre Ilustración
las formas de sociabilidad que la caracterizan. En primer lugar, debe destacarse que en el
seno de las mismas la pertenencia a los diferentes grupos no se da por un carácter de tipo
asociativo dependiente de la voluntad del individuo. Por el contrario, existen razones que lo
mismos, lazos de parentesco, lugar físico, un señorío o un grupo étnico. Guerra (1992)
queda ligado a las reglas de pertenencia del mismo. “Todos estos grupos están regidos por la
costumbre, por la ley o por los reglamentos del cuerpo.” (p.88). Asimismo, el vínculo es
rigidez y cohesión de esta estructura es tan tenaz que permite al grupo mantener sus
características a lo largo del tiempo, independientemente de los sujetos que hayan pasado por
él. Está impedido el movimiento de un estamento a otro, a menos que sea por orden real; por
marginalidad. Además, esta organización social está atravesada por un principio fundamental
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que es el de justicia distributiva, puesto que le corresponde a las autoridades estatales la
social. No pretendemos extendernos en este concepto, que será abordado en profundidad más
tipo de sociedad es más evidente en el mundo hispano, (sobre todo en América) que en el
francés, poseyendo además menor cantidad de élites de tipo moderno. Esto resulta interesante
analizar, debido a que es uno de los factores que lleva a que los revolucionarios hispánicos
actúen con mayor cautela y resentimiento ante el radicalismo visto en la revolución francesa.
Para cerrar esta idea, recurrimos a Guerra (1992) cuando afirma que “un conjunto de grupos
yuxtapuestos, superpuestos e imbricados, cada uno con sus derechos y deberes específicos,
con sus “privilegios”-sus leyes propias-, que definen su situación en relación con los otros
La crítica liberal a este ordenamiento social estriba sobre varios pilares. En primer lugar,
en el tipo de sociedades modernas, los vínculos que se dan son de carácter asociativo y
voluntario. Este tipo de asociación no depende del peso de la tradición ni de la ley, sino del
diferencia del orden tradicional, en el protagonismo del imaginario del individuo, y por la
emergencia de nuevos tipos de sociabilidad que se materializan en las tertulias (en el mundo
En este nuevo orden, los vínculos son revocables y voluntarios. Ahora, el carácter esencial
no descansa sobre el grupo al cual alguien se incorpora, sino porque es el individuo ahora el
que se asocia. Resulta de especial interés, así como de cabal importancia la afirmación de
Guerra (1992) de que “estamos en los orígenes de la sociabilidad democrática. Cuando este
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modelo sea adoptado por la sociedad en su conjunto, nacerá entonces la nueva legitimidad, la
voluntad general.
Como dijimos, esta manera de concebir la organización social, así como el carácter
protagónico que adquiere el individuo, nos lleva analizar con mayor detenimiento las nuevas
El desarrollo de estos cambios afecta primero, en el seno del mundo hispánico, a las élites
intelectuales, aunque las mismas eran grupos de carácter minoritario, y, en segundo lugar,
Las principales formas de sociabilidad fueron las tertulias y las Sociedades Económicas de
Amigos del País y las Sociedades patrióticas. Las tertulias, similares a los salones franceses,
son las formas incipientes de sociedades de pensamiento, que albergan en su seno discusiones
agregarse que eran sujetos pertenecientes a la élite intelectual, pues habían clérigos, nobles,
funcionarios y burgueses.
Además de las tertulias, existían otras formas que se enmarcan en estos tipos de
sociabilidad, estas son las academias, sociedades literarias, científicas, patrióticas que ya
poseían estatuto propio. Las tertulias convivirán con estas otras hasta bien entrado hasta el
siglo XIX. Se realizaban en las casas de las familias principales y era normal que asistieran o
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Un detalle importante que transforma la naturaleza misma de las tertulias, es que cuando
se desplazan a grupos y contextos más populares, como fondas, cafés y tabernas se anexan a
ellas grupos de carácter más diverso. Un detalle no menor a tener en cuenta es que las
tertulias no poseían un estatuto prefijado y definido, a diferencia de, como ya se dijo, las
Sociedades de amigos del País se observa una marcada política de las élites con la misión de
“iluminar” e “ilustrar” al resto de la sociedad, con apoyo marcado del Estado. Guerra (1992)
es claro al referirse a esto, cuando afirma que “la Modernidad se propaga casi siempre desde
Es de destacar que en estas nuevas formas de sociabilidad existía una igualdad entre sus
miembros sin importar a qué grupo social pertenecían. Esto es de una importancia crucial,
puesto que contribuyen al avance de la Modernidad, pese a estar impulsadas por el Estado,
por el hecho de que los miembros que llegaban se iban instalando por el orden de llegada, sin
sociedades, en cuya condición afirma, Guerra (1992) que es de “puros ciudadanos (…) estos
Se abría paso a una sociedad nueva, cuyos individuos no se clasificaban según su origen,
donde las autoridades se elegían por el voto de los asociados, y en sus pláticas se colaban
sentido de patriotismo.
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Lo desarrollado anteriormente puede relacionarse con eventos desencadenados en la
extendernos demasiado, ya que es un tema vastísimo que podría abarcar una extensión
notoria, nos interesa poner el foco en el aspecto de la soberanía en el territorio tras la crisis de
la Monarquía.
era un conjunto de reinos unidos bajo la figura del Rey. En 1808 con la invasión
monarquía bonapartista.
Esto lleva a los debates en torno a la soberanía. En sus dos vertientes, unitaria y de los
pueblos. La primera será el camino que seguirán algunas regiones, como Buenos Aires, en la
donde a falta del Monarca, la soberanía recae en los pueblos. “El pueblo” no sería el mero
“conjunto” de personas sino una “comunidad”, un “cuerpo social” o “cuerpo moral.” (Frega,
2007, p. 175). Esta noción permea incluso para el proceso revolucionario y eventos
entre 1813-1816 del Sistema de Pueblos Libres; sin recaer en una autoridad central que
decida por las distintas provincias. Diferente es el camino tomado por Buenos Aires
(impulsado por Cádiz), que, como vieja capital virreinal y ciudad neurálgica en el continente,
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Puede decirse que el Antiguo Régimen descansa sobre un concepto de justicia distributiva,
manteniendo la tenaz diferenciación y jerarquización social. Pero para ingresar de forma más
certera al concepto, debemos observar lo que Levi (2000) aporta a ello. “En una sociedad
gobernada por la justicia distributiva, esto es, por una justicia que aspira a garantizar a cada
Agrega:
del precio según los niveles sociales y las relaciones de los contratantes. Todo intercambio
Todo esto contribuye a forjar una estructura social jerárquica muy rígida. Observando lo
Los sistemas jurídicos de los países católicos y de los islámicos, en tanto tradición jurídica
del judaísmo, han dejado –con grandes variantes, repito- a las interpretaciones
Los jueces interpretan las leyes en base a tradiciones de origen teológico, así como la
Francia, gracias al triunfo de la Monarquía Absoluta, que según Levi (2000) “ha definido
precozmente la supremacía de las instituciones del Estado también al nivel del sentido común
de justicia.” (p.107).
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Levi (2000) introduce luego una noción clave cuando afirma que “el mérito o el demérito
son el centro de esta justicia, sin los cuales, ésta no existe. (…) La ley existe, pero es distinta
Hay (…) una apariencia de libertad absoluta. Pero en ella se oculta un sentido determinado
jerarquizada y corporativa en que no son justos los actos económicos que tienen como
bienestar colectivo y desigual. (…) en el que cada uno tenga lo que le corresponde según
p.111).
equidad o equidades “son la raíz misma de un sistema jurídico que aspira a organizar una
La Iglesia Católica oficia como tutora o rectora en este accionar, agregando un encuadre
Otra noción central del texto de Levi (2000) es el concepto de analogía, describiendo que:
con referencia a la consideración subjetiva del delito, a su diferenciación de acuerdo con los
momentos, los lugares y las personas, a la diferenciación social de conjunto del sistema
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(…) es imposible imaginar una equidad, una solidaridad y una reciprocidad carentes de rigor:
pero se trata de un rigor que requiere una mirada autoritaria que imprima proporción
geométrica en los premios y los castigos, con simultánea atención a la especificidad de los
casos particulares y de las perspectivas globales de mejora moral del sistema político general.
(p.126).
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Referencias.
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