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RESEÑAS 173
¿Quién controla el futuro? núa problematizando un mundo digital
que tiende a naturalizarse y que, como
usuarios, solemos asumir y experimentar
LANIER, J. [2013] (2014): de manera acrítica. En esta ocasión, lleva
¿Quién controla el futuro? a cabo un análisis de la actual economía
Barcelona: Debate, 462 pp.
de la información poniendo el foco en los
condicionantes técnicos de las redes
virtuales.
Lanier reconoce la importancia del
control social ejercido a través de inter‐
net “a la antigua usanza”, esto es, impul‐
sando leyes de propiedad intelectual,
espiando a los adversarios políticos o
Los inicios de la revolución digital fue‐ bloqueando el acceso a determinados
ron años de utopismo desbocado, en los contenidos. Pero señala que el poder
que los análisis críticos aparecían con más relevante que se ejerce en la red es
cuentagotas, ocupando habitualmente de tipo económico y no político, y se
un lugar marginal. Se decía entonces que canaliza precisamente a través de algu‐
todo era (y se anticipaba que todo sería) nas de sus características con mayor
positivo y beneficioso si iba acompañado potencial liberador, como los diseños de
de “lo digital”. El tecnoutopismo sigue en código abierto o el acceso libre a los
boga. Pero ha pasado ya tiempo suficien‐ contenidos.
te para comprobar que, como es de so‐
bra conocido, una cosa son las potencia‐ Según explica, el ciberespacio se está
lidades de una innovación tecnológica y organizando prioritariamente en torno a
otra los usos que cada sociedad, en cada un número reducido de lo que denomina
momento histórico, promueve de esas “servidores sirena”, en alusión al mito de
innovaciones. Las perspectivas críticas se Ulises. Estos servidores (controlados por
abren paso, precisamente, cuando los las grandes empresas digitales: Amazon,
usos reales se van alejando de los usos Facebook, Google, etc.) prestan servicios
posibles. online por lo general gratuitos a cambio
de recabar millones de datos sobre nues‐
Jaron Lanier, programador informáti‐ tros comportamientos en la red. Lanier
co conocido sobre todo por encontrarse denuncia la opacidad de estos servidores
entre los precursores de la realidad vir‐ en el manejo de la información que al‐
tual, es uno de los autores de más éxito macenan y advierte –como hacen cada
entre las voces discordantes con los de‐ vez más autores– de la construcción de
rroteros que está tomando la progresiva un gigantesco panóptico virtual.
digitalización de nuestras sociedades.
Como ya hizo en Contra el rebaño digital Pero donde pone el énfasis es en el
(Barcelona: Debate, 2011), en su última hecho de que los servidores sirena obtie‐
obra, ¿Quién controla el futuro?, conti‐ nen sin apenas coste la información que
Mediaciones Sociales, nº 15, 2016, pp. 173‐175. ISSN‐e: 1989‐0494
DOI: http://dx.doi.org/10.5209/MESO.54550
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gestionan. Lo habitual es, como sabemos, usuarios que aportasen a la red datos
que no recibamos ninguna compensación que generasen valor económico recibi‐
económica por permitir que nuestras rían por ellos algún tipo de remunera‐
experiencias, opiniones, hábitos, etc. ción. Su hipótesis es que, de este modo,
queden registrados en internet. Sin em‐ la economía crecería.
bargo, esta cesión gratuita de datos per‐ Tanto el diagnóstico de la situación
sonales genera, para otros, ingentes actual como la alternativa que se propo‐
beneficios. Los servidores sirena se están ne están fundamentados en las constric‐
apropiando de una enorme riqueza in‐ ciones que establece el software en el
formativa (big data), de indudable inte‐ uso de las tecnologías digitales. Lanier
rés para empresas y organizaciones de considera que los problemas que atañen
todo tipo. Mientras, quienes generamos a la economía de la información se deben
esos datos no estamos siendo remunera‐ principalmente a cómo está configurada
dos. De hecho, según Lanier, si la digitali‐ la red y, coherentemente, plantea como
zación de la economía continúa por esta solución una profunda reestructuración
senda, cabe prever que será cada vez del entorno virtual.
mayor la proporción del valor generado
en la red de la que no quede constancia. De nuevo parece olvidarse que los
usos de las tecnologías digitales, antes
Para el autor, estos usos de las tecno‐ que por el software, están mediados por
logías digitales, más allá de poner de la sociedad. El autor señala acertada‐
manifiesto una asimetría flagrante en la mente que son los condicionantes políti‐
relación entre proveedores de servicios y cos y económicos los que determinan
usuarios, tienen implicaciones de hondo cómo las innovaciones se incorporan a
calado que están distorsionando el fun‐ nuestra cotidianeidad. Pero esta premisa,
cionamiento del capitalismo. En concre‐ imprescindible en cualquier aproxima‐
to, pronostica que, a medida que el mo‐ ción crítica a las implicaciones sociales de
delo de negocio basado en los servidores la tecnología, queda en este libro como
sirena se vaya extendiendo a cada vez una simple nota al margen.
más sectores, la concentración de poder
desembocará en una contracción eco‐ El análisis que se ofrece apunta, en
nómica generalizada que pondrá en cambio, a que son los usos actuales de
cuestión la propia supervivencia de las las tecnologías digitales los que, con su
sociedades capitalistas. diseño, está determinando el devenir de
la economía. Pero sucede al revés. Lo
Para evitar esta situación, Lanier plan‐ que Lanier ve como una disfunción del
tea la necesidad de pensar en una nueva capitalismo entra, en realidad, dentro de
configuración de internet que opere con su lógica de funcionamiento, orientado
otra lógica. Su propuesta consiste, resu‐ como es sabido a la obtención del mayor
midamente, en ampliar la monetización beneficio posible.
de los datos que circulan por el mundo
virtual: el acceso a la información ya no El autor explica lo que habría que
sería gratuito, pero en contrapartida los cambiar en la tecnología sin tomar en
Mediaciones Sociales, nº 15, 2016, pp. 173‐175. ISSN‐e: 1989‐0494
DOI: http://dx.doi.org/10.5209/MESO.54550
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cuenta las constricciones inherentes a las
formaciones sociales capitalistas en su
actual fase de desarrollo histórico. Al no
hacerlo, cae en el determinismo de pensar
que a un nuevo diseño de la tecnología le
seguirán transformaciones económicas
profundas. Existe, como defiende el autor,
más de una forma de construir una eco‐
nomía basada en la información. La cues‐
tión es dilucidar si el actual sistema socio‐
económico puede permitírselo. Incluso si,
como en el caso de Lanier, la alternativa
que se propone al modelo vigente persi‐
gue mejorar el capitalismo y no superarlo,
no deberá olvidarse que un cambio tecno‐
lógico nunca será capaz por sí solo de
producir efectos sociales profundos si no
se interviene también en las condiciones
de producción que determinan la utiliza‐
ción de esas innovaciones.
Daniel FRANCO ROMO
Universidad Complutense de Madrid – España
dfrancor@ucm.es
Mediaciones Sociales, nº 15, 2016, pp. 173‐175. ISSN‐e: 1989‐0494
DOI: http://dx.doi.org/10.5209/MESO.54550