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La discusión sobre la competencia para conocer de demandas de nulidad contra las
decisiones o providencias de los organismos de la administración del trabajo, o de la
administración de condiciones y medio ambiente del trabajo o de la administración de la
seguridad social, ha dejado de lado el problema principal de la existencia de un derecho
administrativo laboral. En efecto, para que pueda aceptarse o rechazarse una competencia
judicial en determinada materia, es necesario previamente determinar si en verdad existe o
no un derecho sustantivo que justifique dicha competencia. En otras palabras, para admitir
la jurisdicción contenciosa administrativa laboral, primeramente se debe analizar si
ciertamente existe un derecho administrativo especial en materia laboral. Y, en segundo
lugar, precisar si constitucional y legalmente es posible una jurisdicción contencioso
administrativa laboral. Debo precisar que incluyo dentro del concepto “laboral” no sólo
las relaciones de trabajo sino también las condiciones y medio ambiente del trabajo y la
seguridad social.
2. Noción:
[[1] Doctor Honoris causa otorgado por el Consejo Universitario de la Universidad de Los Andes, en
septiembre de 2004. Doctor en Derecho, Universidad Católica Andrés Bello, 1976. Abogado (Cum
Laude), Universidad Católica Andrés Bello, 1965. Magistrado de la Corte Suprema de Justicia (Sala
Político Administrativa), 1989-1992. Magistrado de la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo, 1982-1986. Profesor: Universidad Católica Andrés Bello, Universidad Central de
Venezuela y Universidad Santa María. Miembro de la Asociación Mundial de Juristas; Comisión
Andina de Juristas; Individuo de Número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales; Miembro
de Número del Instituto Venezolano de Derecho Social. Miembro del Instituto Internacional y
Comparado del Derecho Agrario, Italia; Miembro del Instituto Latinoamericano del “Ombusdman”.
que la intervención de la Administración no se limita a los casos de despidos de los
trabajadores, sino que consiste en “la función pública de más amplias proporciones y de
innegable interés colectivo” para garantizar el pleno empleo, la estabilidad de los
trabajadores y el control de las condiciones de trabajo.
Yo he señalado que derecho administrativo del trabajo “es aquél que regula la
actividad de la Administración en la aplicación de las normas de la Ley Orgánica del
Trabajo y demás disposiciones de carácter laboral” [2]. La consecuencia de la regulación
por normas laborales de esa función interventora es la existencia de un derecho
administrativo laboral, y, por ende, de una Administración Pública Laboral, de una
actividad administrativa laboral y de procedimientos y actos administrativos laborales.
Además, es un hecho histórico que desde las primeras normas laborales han existido
órganos administrativos que ejercen esa función de intervención. La propia Ley Orgánica
del Trabajo en su Título IX, Capítulo I; se refiere a los organismos administrativos del
Trabajo.
La constituyen los organismos del Estado, distintos a los legislativos y judiciales,
competentes en el ramo de las relaciones del trabajo, de las condiciones y medio ambiente
del trabajo y de la seguridad social. La Sala Político Administrativa de la Corte Suprema
de Justicia en Sentencias del 10.01.1980, Caso “Miranda Entidad de Ahorro y Préstamo”
y del 17.04.1991, Caso “Auto Mercado Santa Rosa de Lima”, admite la existencia de una
Administración del Trabajo. Y de manera específica, la Administración Pública de la
Prevención en el Trabajo, son los organismos que dentro de la Administración del
Estado (criterio orgánico) realizan la función de aplicar la Ley de la materia, para garantizar
la prevención de los infortunios por causa del trabajo y la prestación y el cumplimiento del
régimen prestacional de seguridad y salud del trabajo (criterio material). Asimismo,
Administración Pública de la Seguridad Social son los órganos que dentro de la
Administración del Estado tienen a su cargo la rectoría, la organización, el
funcionamiento y la prestación del servicio público de la seguridad social.
Todo el ordenamiento jurídico que regule las competencias de la Administración en
materia de las relaciones de trabajo, de las condiciones y medio ambiente del trabajo y de
la seguridad social, cabe dentro del ámbito del derecho administrativo laboral. Es decir,
comprende la actividad y la inactividad de los órganos de la Administración en ejercicio de
sus competencias en materia laboral. Esas competencias pueden ser: A) De carácter
normativo: Es decir, las competencias que el legislador atribuye a la Administración para
regular determinadas materias a través de su potestad reglamentaria. Y B) Estrictamente
ejecutivas: Las competencias que el legislador atribuye a los organismos administrativos
del Poder Ejecutivo Nacional para inspeccionar en las relaciones de trabajo, en las
condiciones y medio ambiente del trabajo y en las obligaciones de la seguridad social, y
para dirimir controversias entre patronos y trabajadores, así como para promover o
fomentar el empleo, e, igualmente, para suministrar prestaciones de seguridad social, y,
finalmente, la competencia sancionatoria como consecuencia de su función de inspección y
de control. Así, por ejemplo, son típicas actividades administrativas principales del
ejercicio de las funciones de gestión de prevención en el trabajo, las señaladas en el
artículo 18 de la Ley Orgánica de Prevención Condiciones y Medio Ambiente del
Trabajo[3] (LOPCYMAT), es decir, las funciones de inspección de condiciones de
seguridad y salud en el trabajo para dictar ordenes y plazos de cumplimiento de normativa
vigente violada; la aplicación de las sanciones administrativas establecidas en dicha Ley;
la calificación del grado de peligrosidad de las empresas, establecimientos, explotaciones y
faenas; la investigación de accidentes y enfermedades ocupacionales; la calificación del
origen ocupacional de las enfermedades o accidentes; dictaminar sobre el grado de
discapacidad de los trabajadores; los registros y acreditación de los Comités de Seguridad
Social Laboral; los Servicios de Seguridad y Salud en el Trabajo y de entes o personas
que prestan servicios en estas áreas; y la tramitación de prestaciones de los trabajadores
ante la Tesorería de la Seguridad Social
En razón de esas competencias, teniendo presente el artículo 7° de la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos, puede definirse como acto administrativo laboral, toda
declaración general o particular emitida con las formalidades y requisitos establecidos en la
Ley Orgánica del Trabajo o en la LOPCYMAT y demás disposiciones laborales, por los
organismos administrativos del trabajo, de las condiciones del medio ambiente del trabajo y
de la seguridad social[4]. La Sala Política Administrativa de la Corte Suprema de Justicia,
en Sentencia del 17.04.1991, Caso “Auto Mercado Santa Rosa de Lima”; la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en su Sentencia del 20.11.2002, Caso
“Ricardo Baroni”, y la Sala Plena del Máximo Tribunal, en Sentencia Nº 9 del
02.03.2005, Caso “Conflicto de competencia “Universidad Nacional Abierta”, han
reconocido jurisprudencialmente la existencia de actos administrativos laborales. Por
otra parte, por procedimiento administrativo laboral se entiende, el trámite obligatorio
establecido en la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos y en las leyes
especiales laborales y en las condiciones y ambiente del trabajo para el ejercicio de las
competencias administrativas de la Administración Laboral. Al respecto puede señalarse
que el vigente Reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo[5] en su artículo 5° se refiere a
los procedimientos administrativos laborales. Y la Ley Orgánica del Sistema de Seguridad
Social de 2002, que es un buen precedente, en su Artículo 142, se refería a los
procedimientos administrativos de los regímenes prestacionales del Sistema de Seguridad
Social, que deberán ser breves para hacer efectivo el derecho de las personas a la seguridad
social.
Existen, pues, en materia laboral, los tres elementos que definen al derecho administrativo:
Administración pública laboral, acto administrativo laboral y procedimientos
administrativos laborales.
Cuando el principio de la separación de los poderes públicos del Estado no es exclusivo,
ni excluyente de sus funciones propias, la función jurisdiccional del Estado para dirimir
[3] [3] G.O. Nº 38.236 del 26.07.2005.
Por otra parte, la Sala Constitucional en Sentencia Nº 3.572 del 06.12.2005, Caso
“Recurso de nulidad del Sindicato Único de Trabajadores de PDVSA Gas, S.A.”, precisó
que las convenciones colectivas no son ni actos administrativos ni contratos
administrativos, sino normas contractuales. Por lo que las controversias que surgan de
esas convenciones es de la competencia propia de los tribunales ordinarios laborales.
8. Control de la legalidad de los actos administrativos y el contencioso administrativo
laboral:
Como todo acto administrativo, incluyendo los de contenido jurisdiccional, los actos
dirimentes laborales, no son discrecionales, sino que están sometidos a los principios de
la legalidad material (competencia), formal (procedimiento debido) y teleológica
(finalidad legal), como lo señala la Sentencia de la Sala Constitucional Nº 858 del
05.05.2006, Caso “Amparo de Organización Sindical del Sindicato de Empleados del Sur”.
Inclusive esta Sentencia ha establecido que los actos de las Inspectorías del Trabajo deben
ser dictados con observancia de los Convenios de la OIT. Además, como tales actos
administrativos, también están sujetos al principio de la competencia (Artículos 26 del
Decreto con fuerza de Ley Orgánica de la Administración Pública y 14, numeral 4, de la
Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos), de la formalidad de la motivación
(Artículos 9° y 18, numeral 5, de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos), al
seguimiento del trámite previo (Artículo 7°, ibidem y 49, encabezamiento de la
Constitución), al principio de la no retroactividad (Art. 11, ibidem), a la prohibición o
interdicción de la arbitrariedad (Art. 12 y 14, numeral 4, eiusdem), a las formalidades
documentales (Artículo 18, eiusdem) y a la prohibición de la vía de hecho, es decir, de la
prescindencia del procedimiento legal (Artículo 14, numeral 4; eiusdem). Y, en el caso de
los actos administrativos sancionatorios estos actos están sujetos a los principios de la
tipicidad, de la presunción de inocencia, de la prescripción, de la plenitud probatoria y de
la prohibición de nuevos juzgamientos por los mismos hechos.
Por ello, para el control de la aplicación de estos límites, los actos administrativos son
recurribles en vía administrativa, o directamente por ante la vía judicial. En este aspecto
surge el tema de los medios de impugnación judicial de estos actos administrativos
laborales y de la existencia o no de un orden jurisdiccional contencioso administrativo
laboral. Al respecto, la SC en SS Nº 1318 del 02.08.2001, Caso “Teresa Suárez de
Hernández” y Nº 2862 del 02.11.2002, Caso “Ricardo Baroni”, estableció que ningún
acto de la Administración del Trabajo puede estar excluido del control jurisdiccional de su
legalidad. Vale la pena recordar, como un antecedente, que la Ley Orgánica de
Seguridad Social de 2002 (G. O. Nº 37.600 de fecha 30 de diciembre de 2002), en su
artículo 141, creó la Jurisdicción Especial del Sistema de Seguridad Social, para dirimir las
controversias que se susciten con ocasión de las relaciones jurídicas que deriven de la
aplicación de dicha Ley y demás leyes sobre la materia, y, transitoriamente, hasta tanto no
se lleve a cabo la creación de esta jurisdicción especial, estableció que todo lo relacionado
con las dudas y controversias en materia de seguridad social, serán decididas por la
jurisdicción laboral ordinaria. Lo que ciertamente incluye el contencioso administrativo
en la misma materia.
Hasta esta sentencia, con relación a la competencia para conocer de las demandas de
nulidad contra los actos administrativos dictados por los Inspectores del Trabajo, es
posible distinguir las siguientes etapas:
1ª) 1961-1980: Exclusión de todo control jurisdiccional de los actos de las Inspectorías del
Trabajo (Sentencia de la Sala Político Administrativa de la Corte Suprema de Justicia del
18.06.1963, Caso José L. Negrón y otros vs. General Motors de Venezuela).
2ª) 1980-1992: Control de los actos de la Administración del Trabajo por la jurisdicción
contencioso administrativa (Sentencias de dicha Sala del 10.01.1980, Caso “Miranda
Entidad de Ahorro y Préstamo y del 17.04.1991, Caso “Automercados Santa Rosa de
Lima C.A.”).
3ª) 1992-2001: Control de los actos de la Inspectoría del Trabajo por la jurisdicción laboral
(Sentencia de la misma Sala Nº 61 de fecha 09.04.1992, Caso “Bamundi”).
4ª) 2001-2010: Control de los actos de la Administración del Trabajo por la jurisdicción
contencioso administrativa (Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia Nº 1318 del 02.08.2001, Caso “Teresa Suárez de Hernández” y Sentencia de la
Sala Plena de dicho Tribunal Nº 9 del 02.03.2005, Caso “Resolución de conflicto de
competencia en demanda de la Universidad Nacional Abierta”).
5ª) 2010: Control de los actos de la Administración del Trabajo por la jurisdicción laboral.
(Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y Sentencia de la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia del 23.09.2010). Solo puede agregarse a
esta Sentencia, que los competentes, en primera instancia, serían los tribunales de juicio.
En cuanto a las condiciones de prevención, condiciones y medio ambiente del trabajo, la
Ley de la materia[7], en su Disposición Transitoria Séptima, mientras se crea la
jurisdicción especial del Sistema de Seguridad Social, atribuye competencia a los
tribunales superiores con competencia en materia de trabajo para conocer de los recursos
contenciosos administrativos contemplados en dicha Ley. Ahora bien, la Sala de Casación
Social del Tribunal Supremo de Justicia, en Sentencia Nº 01519 del 14.08.2007, Caso
“Siderúrgica del Orinoco, C.A.”, en una primera oportunidad, reconoció dicha
competencia a los tribunales superiores laborales, pero, en una segunda oportunidad, en
Sentencia Nº 0609 del 06.05.2008, Caso “Moliendas Papelón, S.A.”, por el contrario, negó
tal competencia a estos tribunales, en razón de que la Sala Constitucional, en Sentencia del
02.08.2004, había establecido que el control judicial de la materia administrativa laboral
[7][7] Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo, G.O. Nº 38.236 del
26.07.2005.
correspondía a la jurisdicción contencioso administrativa. La Sala Política Administrativa
de dicho Máximo Tribunal, en Sentencia de fecha 13.05.2008, Caso “Hermanos Papagayo
S.A., sin embargo, había admitido la competencia de los juzgados superiores del trabajo
para conocer de los recursos de nulidad contra las decisiones emanadas del Instituto
Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales.
Por mi parte, considero que después de la doctrina establecida en la Sentencia de la Sala
Constitucional del 23.09.2010, en el Caso “Bernardo Jesús Santeliz Torres y otros en
amparo constitucional vs. Central La Pastora, C.A”, ya no puede haber duda sobre la
constitucionalidad de la Disposición Séptima de la Ley Orgánica de Prevención,
Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo que atribuye a los tribunales superiores
laborales competencia para conocer de los recursos contenciosos administrativos en esta
materia. Sin embargo, pienso que el mismo argumento de dicha Sentencia para atribuir,
dentro de los tribunales laborales que conforman esta jurisdicción, el conocimiento de las
pretensiones antes especificadas a los Tribunales de Primera Instancia del Trabajo y en
segunda instancia, a los Tribunales Superiores del Trabajo, es aplicable también en los
casos en comentarios. Debo precisar, también, que esos tribunales de primera instancia
deben ser los de juicio y no los de mediación o de ejecución.
Por otra parte, la existencia de la jurisdicción contenciosa administrativa laboral, se
incluye dentro de la salvedad que a las leyes especiales se hace en el artículo 1° de la
Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, respecto de la competencia en materia
contenciosa administrativa. Lo cual resulta conforme con el texto del artículo 259 de la
Constitución, que deja a las leyes la organización y regulación de los tribunales
contenciosos administrativos, lo que permite que legalmente exista un contencioso
administrativo general y contenciosos administrativos especiales, como lo son los
contenciosos administrativos tributarios, los contenciosos administrativos agrarios y
ahora, después de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, los contenciosos
administrativos laborales. A esta salvedad debe agregarse, que por Ley de Reforma
Parcial de la Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social (Gaceta Oficial número 5.891
Extraordinario de fecha 31 de julio de 2008), en su artículo 130, mientras dure la
transición hacia la nueva institucionalidad de dicho Sistema, seguirá en vigencia la Ley
del Seguro Social, y ocurre que esta Ley, reformada parcialmente mediante decreto con
fuerza de ley, publicada en Gaceta Oficial Nº 5.976, de fecha 24.05.2010, dispone que las
controversias suscitadas por la aplicación de esta última Ley y su Reglamento, serán
sustanciadas y decididas por los Tribunales del Trabajo, de conformidad con la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo. Con anterioridad, la Ley Orgánica de Seguridad Social
de 2002, en su artículo 141, atribuyó a la jurisdicción laboral lo concerniente a las
controversias derivadas de la aplicación de dicha Ley. Evidentemente que dentro de esas
controversias caben las de naturaleza contencioso administrativa.
A lo anterior se debe agregar la interpretación contenida en la Sentencia de la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, Nº 2.346 del 05.10.2004, Caso “Acción
de amparo de Sutratex vs. Confecciones Dorts C.A”, en el sentido de que también las
demandas por intereses colectivos o difusos por violación de derechos relativos al trabajo,
son de la competencia de los tribunales laborales. Criterio que se ratificó en Sentencia de
la misma Sala Nº 124/2006, Caso “Crisóstomo Cristóbal García Molero vs. Manufacturas
Venezolanas”. Y que refuerza la competencia de estos tribunales en materia de
protección de los derechos laborales fundamentales. Por ello, si bien la Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia, en su artículo 146, atribuye a los tribunales de primera
instancia en lo civil la competencia para conocer de las demandas en protección de los
derechos e intereses colectivos y difusos, sin embargo, según la interpretación de la
Sentencia, antes citada, los competentes, por el contrario, serían los tribunales laborales de
juicio, en el supuesto de violaciones de derechos colectivos o difusos relativos al trabajo.
Quisiera agregar otro comentario, relativo a la competencia de los tribunales laborales
para conocer de los recursos de habeas data. En efecto, este recurso se atribuye, según la
Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia[8], en su artículo 169, de manera general, a
los tribunales contenciosos administrativos municipales, pero en atención a la
interpretación de la Sentencia de la Sala Constitucional del Máximo Tribunal, del
23.09.2010, en el Caso “Bernardo Jesús Santeliz Torres y otros en amparo constitucional
vs. Central La Pastora, C.A.”, antes mencionada, esta competencia en los supuestos de
acciones de habeas data relativos a derechos laborales, correspondería a los tribunales
laborales de juicio.
[8][8] G.O. Nº 39. 522 del 01.10.2010, por la que se reimprimió por error material Ley Orgánica
del Tribunal Supremo de Justicia publicada en la G.O. Nº 5.991 del 29.07.2010, que, a su vez,
había reimpreso dicha Ley publicada en la G.O. Nº 39.483 del 09.08.2010.
demandas que deben tramitarse por el procedimiento breve, por ejemplo, el artículo 65, in
fine, eiusdem, señala que en el caso de estas demandas, el hecho de que se acumulen
pretensiones de contenido patrimonial, no impedirá que el tribunal dé curso
exclusivamente a las acciones de reclamos por servicios públicos, vías de hecho y
abstención. Es decir, que no obstante la incompatibilidad procedimental que contiene la
acumulación, sólo resultan inadmisibles las pretensiones de condena, pero no la demanda
principal. En otras palabras, que el interesado tendrá que esperar el resultado de estas
acciones breves para intentar después la demanda patrimonial. Por una interpretación
racional, puede, concluirse, que en estos supuestos, la incompatibilidad de las
pretensiones de condena deriva de la naturaleza breve de las acciones principales, mientras
que en las demandas de nulidad no existe tal incompatibilidad con las pretensiones
patrimoniales, aunque ambas acciones tengan pautados procedimientos diferentes. A esta
interpretación contribuye el texto del artículo 259 de la Constitución que de manera
expresa señala que los tribunales contencioso administrativos tienen competencia tanto
para declarar la nulidad de los actos administrativos contrarios a Derecho como para dictar
sentencias de condena al pago de sumas de dinero o al pago de daños y perjuicios. Yo
hubiera preferido que la Ley contemplara una disposición relativa a la procedencia de esta
acumulación de estas pretensiones y otra disposición para los casos de protección de
derechos constitucionales fundamentales, que permitiera la aplicación de un
procedimiento sumario
12. Conclusiones. Es indiscutible que en la actualidad, en nuestro sistema jurídico,
existe un derecho administrativo laboral, una justicia administrativa laboral y una
jurisdicción contenciosa administrativa laboral.