Você está na página 1de 6

1

Título: La Prueba de la Fe y el Favoritismo 1ª Parte. Lugar: Iglesia Cristiana Neza


Pasaje: Santiago 2:1-4 Fecha: 10 de Enero de 2010
Propósito: Confrontar, Auto examinar, Exhortar.
Idea Central: Solo manteniendo los ojos en Cristo es que una persona puede luchar
contra el favoritismo.

En el capítulo 1 de Santiago se observa que el autor hace mucho hincapié en el


comportamiento externo de toda persona que se llama cristiana. Comenzando con un
llamado a tener por gozo cuando se enfrenta la prueba, hasta hacer un llamado
urgente a practicar la verdad bíblica que hemos aprendido.

En general, podríamos resumir el capítulo 1 en 2 secciones fácilmente identificables:


1. La Falsa Religión no se somete a la Verdad de Dios, y
2. La Verdadera religión aplica toda la Verdad de Dios a su vida y busca honrar
a Dios.

La falsa religión se muestra a través de las siguientes características:


1. Cuando hay pruebas, no tiene gozo por ellas, sino un sentimiento de ira
hacia Dios y las cosas
2. Hay inmadurez en la vida de toda persona que no puede ver las cosas bajo la
perspectiva de Dios
3. Hay insensatez, no puede pensar con claridad
4. No tiene una fe firme en Dios y Cristo, duda de si la Palabra de Dios
puede cumplir Sus propósitos
5. Si es pobre, no se deleita en las cosas celestiales, y si es rico, su mirada está
puesta en la cosas terrenales
6. Su vida está marcada por un hábito pecaminoso, no se esfuerza por buscar la
santidad
7. Cuando peca, busca culpar a cualquier persona, o cosa, incluyendo a Dios y
Satanás.
8. No comprende que todas las cosas buenas provienen de Dios
9. No comprende que por la voluntad de Dios hemos nacido de nuevo
10. No recibe la Palabra de Dios con alegría, sino con pesar
11. No practica la Palabra en su vida
12. Tiene un concepto erróneo de la religión que le agrada a Dios, creado por sí
mismo.
Por otro lado, la verdadera religión es opuesta a las características de la falsa religión:
1. Ve con gozo las pruebas, como una oportunidad de purificar su fe en Dios.
2. Trata de ver las pruebas desde la perspectiva de Dios y hay madurez en su
vida
3. Reconoce su insensatez y pide sabiduría a Dios para enfrentar las pruebas.
4. Confía en Dios y Su Palabra, le cree y su fe está firme en Él
5. Si es pobre, confía en el plan eterno de Dios, si es rico, trabaja para el
bienestar de los demás
2

6. Busca la santidad a toda costa, trata de agradar a Dios


7. Reconoce su culpabilidad cuando peca, y no culpa a otras personas
8. Entiende que de Dios solo puede venir lo bueno
9. Entiende el plan de Dios por el cual nos ha dado la vida
10. Recibe con alegría la Palabra de Dios y quienes la proclaman, está dispuesto
a cambiar
11. Vive dependiendo de la dirección del Espíritu Santo, obedeciendo a Dios
12. Entiende el comportamiento que honra a Dios

Hay grandes diferencias entre la verdadera y la falsa religión. No es cuestión de


conveniencias o de puntos de vista. El postmodernismo no afecta lo que la Biblia
enseña en relación al comportamiento del creyente para glorificar a Dios. La Biblia
habla en términos absolutos y por lo tanto merece ser obedecida. Dios no nos da
recomendaciones, el habla y nuestra respuesta siempre debe ser la obediencia.

Cuando permitimos que el objeto de nuestra adoración no sea Dios, sino que sea
cualquier otra cosa, entonces estamos practicando una falsa religión, que está
acomodada a nuestros deseos egoístas.

Por lo tanto cuando Santiago introduce el capítulo 2, explica el lugar correcto en


donde debe descansar nuestra fe. Si nuestra fe no está descansando en Cristo,
entonces nuestra religión es falsa. Pero si por el contrario, entendemos el llamado que
Dios nos hace para depositar completamente nuestra fe en Cristo, cuando Él es el
objeto de nuestra fe, entonces estaremos viviendo el tipo de religión que le agrada a
Dios.

En el evangelio de Mateo 5.2 leemos la siguiente afirmación:


Porque os digo que si vuestra justicia no supera la de los escribas y
fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

En este texto el Señor Jesucristo enseñó que solo existe una forma para que una
persona pueda entrar al reino de los cielos: tener una justicia superior a la de los
escribas y fariseos. Cualquier cosa menor a esta demanda es inútil. Solo una práctica
que supera la apariencia de piedad, una práctica que tiene como centro de su vida a
Cristo, es el tipo de comportamiento que honra a Dios. Lo demás, es basura.

Particularmente en el texto que estudiaremos hoy, vamos a estudiar un atributo de


Dios que comúnmente pasamos por alto. Estamos muy acostumbrados a hablar de la
santidad, amor, soberanía, justicia de Dios (y no quiero decir que este mal), pero
pocas veces prestamos atención a la imparcialidad de Dios, el cual es uno de Sus
atributos que ahora, como hijos Suyos, debemos poner en práctica.

Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento enseñan que Dios no hace acepción de
personas. Seguramente hay quien piensa que Dios es injusto por haber escogido al
pueblo de Israel, y que por lo tanto Israel está exento de las demandas de justicia de
3

Dios. Sin embargo, si leyéramos el Antiguo Testamento, nos daríamos cuenta de la


forma en la que Dios mostró Su ira contra el pecado de Israel, particularmente contra
la idolatría. Los 70 años de cautividad en Babilonia fueron precisamente una forma
en la que Dios mostró Su justicia.

En Deuteronomio 10:17 leemos: “Porque el SEÑOR vuestro Dios es Dios de dioses y


Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible que no hace acepción de personas
ni acepta soborno.”

En otras palabras, Dios no hace distinción de personas. Y también Pedro, en Hechos


10:34-35 cuando visita la casa de Cornelio leemos: “Entonces Pedro, abriendo la
boca, dijo: Ciertamente ahora entiendo que Dios no hace acepción de personas, sino
que en toda nación el que le teme y hace lo justo, le es acepto. La enseñanza clara tanto
en el Antiguo como en el nuevo Testamento, es que Dios es imparcial.

Ahora pensemos por un momento en lo siguiente:


Hace un par de semanas estudiamos Filipenses 1:1-2, y en ese texto observamos 2
doctrinas de gran importancia: la primera fue la doctrina del Señorío de Cristo, y la
segunda fue la de la Unión con Cristo.

Poniendo especial atención a esta última, mencionaba lo siguiente: Cuando usted fue
salvado por Cristo, usted fue unido a Cristo y delante del Padre usted es como Cristo.
Sin embargo en este mundo, aún seguimos luchando contra el pecado, y para vencer
el pecado, debemos parecernos cada vez más a Cristo.

Ahora, si Cristo es Dios, y Dios es imparcial, entonces Cristo es imparcial, y si usted


está unido a Cristo, entonces usted también debe ser imparcial. En la vida cristiana
no existe lugar para preferencias o favoritismos.

No importa de la persona que se trate, es imperativo que mantengamos una fe sana,


alejada de esta práctica divisiva. Ahora, estudiemos Santiago 2:1-4 y veamos el
antídoto contra el favoritismo. El título de esta predicación es La Prueba de la Fe y
el Favoritismo 1ª Parte.

Para entender el antídoto contra el favoritismo, es necesario entender el mandato de


Santiago a los creyentes, así que Veamos primero que el favoritismo es prohibido:
“Hermanos míos, no tengáis vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo con una
actitud de favoritismo.”

Ustedes recordaran, en promedio Santiago da un mandamiento cada 2 versículos, y la


mejor forma de introducir el capítulo 2 es precisamente con uno de ellos.
Al igual que con el resto de la Palabra de Dios, este es un mandato de Dios mismo y
por lo tanto cada uno de nosotros debe poner especial atención al mandato que Dios
nos está dando, debido a que hemos hecho una profesión de negación total a
4

nosotros mismos, lo que implica una aceptación total a la voluntad de Dios, y este
mandato es parte de la voluntad de Dios para su vida.

Pensemos en lo siguiente:
a. ¿Cómo podemos parecernos más y más a Cristo?
b. ¿Cuál es la ruta que debemos seguir para que nuestra vida tenga cada vez más
similitud a la vida de Cristo?

La respuesta inmediata es, siguiendo el ejemplo de Cristo. Pero, ¿Cuál fue el ejemplo
de Cristo? Obedecer al Padre, tal como lo explica en Juan 5:30

Cuando nosotros obedecemos las Palabras de Cristo, entonces estamos obedeciendo


al Padre, y cuando obedecemos al Padre, entonces nos parecemos más a Cristo. Por
eso el Señor Jesucristo, al final de Mateo 5 dice: “sed perfectos, como vuestro Padre es
perfecto”; y en ese contexto es perfecto porque no tiene preferidos o favoritos en su
creación.

Si Dios, siendo Dios, con todos los derechos y privilegios, escoge no tener preferidos
o favoritos, ¿no deberíamos nosotros seguir ese ejemplo? Cuando nos unimos a
Cristo, debemos esforzarnos por actuar de la misma forma que Cristo obró.

Veamos el texto: “…no tengáis vuestra fe…”. Este es el mandamiento. Si tu fe va a


estar depositada en Cristo, entonces no tiene la opción de acunar una actitud de
favoritismo.

Cuando Santiago dice “no tengáis”, la palabra no es una negación enfática. No da la


opción para venir a Cristo y guardar en el corazón un deseo de tener esta actitud de
pecado. Recordemos que cuando venimos a Cristo, renunciamos a todo lo que en el
mundo nos traía satisfacción, todo aquello en lo que encontrábamos deleite para
ahora solo tener un gozo completo, pleno y satisfactorio en Dios. Pero venir a Dios,
recordemos, implica ser más y más como Cristo. Cristo no tiene pecado. Cristo no es
parcial. Cristo no tiene favoritos.

Podríamos pensar que Pedro, Jacobo y Juan fueron los discípulos favoritos de Cristo,
pero al leer los evangelios y el resto del Nuevo Testamento, entendemos que ellos
fueron un grupo de hombres con quienes el Señor trabajó de una forma particular.
Pero no había favoritismo en Él. Entonces el mandato es muy claro.

Ahora, ¿Cuál es la razón por la que no debemos tener nuestra fe en Cristo con
favoritismo? La respuesta es maravillosa: La naturaleza de Cristo.

Observe el texto, ¿Qué dice? “glorioso Señor Jesucristo”. En realidad este es el


antídoto para el favoritismo. La naturaleza misma de Cristo es el antídoto para
cualquier pecado porque la naturaleza de Cristo está en contra de cualquier pecado.
5

Simón Kistemaker dice: “Pablo en 1 Cor. 2:8 usa la expresión el Señor de la Gloria.
Esto es idéntico a la referencia al “Señor de la gloria” que encontramos en Hch.7:2
del discurso de Esteban. Ambos títulos traen a la memoria la gloria del Señor que
posó sobre el tabernáculo en el desierto y lo colmó”.

Santiago se está diciendo que debido a la gloriosa naturaleza de Cristo, es imposible


que ella, Su naturaleza, tenga algún tipo de compañerismo entre el favoritismo y Él.

Otro autor comenta: “Poseer la fe de Jesucristo, es poseer la gloria y la presencia


misma de Dios”.

Solo cuando hemos aprendido a apreciar la gloria de Cristo como lo más valioso,
cualquier cosa en este mundo, cualquier cosa, es nada comparada con el infinito valor
de contemplar la extraordinaria gloria de Cristo. Solo cuando atesoramos a Cristo
como lo más preciado para nuestra vida, entonces podremos quitar nuestros ojos de
las riquezas terrenales.

Si una persona no hace de Cristo su más preciado tesoro, nunca va a poder alejarse de
los placeres que el mundo ofrece, incluyendo el favoritismo. La mayor fuente de gozo
y deleite para el cristiano es apreciar la gloria de Cristo.

El predicador puritano John Owen dijo lo siguiente: “Ver la gloria de Cristo es una
de las experiencias y uno de los más grandes privilegios posibles en este mundo y en el
venidero. Ahora en esta vida al contemplar lo gloria de Cristo, somos transformados
en Su semejanza (2 Cor. 3:18). En la vida venidera, seremos semejantes a Él porque le
veremos tal como Él es (1 Jn. 3:2)”

Solo una persona que tiene una fe genuina, y la deposita de una forma dependiente
en Cristo, es preparada y capacitada por el Espíritu Santo para apreciar a nuestro
“glorioso Señor Jesucristo” a través de esa misma fe.
¿Cómo es su fe en Cristo?

En segundo lugar, veamos que el favoritismo es ejemplificado: “Porque si en vuestra


congregación entra un hombre con anillo de oro y vestido de ropa lujosa, y también
entra un pobre con ropa sucia, y dais atención especial al que lleva la ropa lujosa, y
decís: Tú siéntate aquí, en un buen lugar; y al pobre decís: Tú estate allí de pie, o
siéntate junto a mi estrado; ¿no habéis hecho distinciones entre vosotros mismos, y
habéis venido a ser jueces con malos pensamientos?”
Santiago está explicando de manera concreta el tipo de favoritismo: mostrado hacia
una persona adinerada.

Veamos el ejemplo de Santiago:


Hay 2 personas que tienen una completa oposición en la escala económica. La
primera es material y económicamente rica; y la segunda es pobre.
6

La primera da muestra de su buena posición económica por 2 cosas: primero tiene un


anillo de oro en la mano; y segundo, está vestido de ropa lujosa. La segunda persona
da muestra de su pobreza a través de llevar ropa sucia.
La reacción lógica, desde la perspectiva del mundo es dar una atención especial al
rico, ya que si podemos ganar su favor, entonces podremos obtener muy buenos
beneficios, mientras que si establecemos una amistad con una persona pobre, ¿Qué
beneficio podremos obtener?

Es común que se preste una atención especial a las personas adineradas y se desprecie
a las que no tienen la “apariencia” de ser adineradas. Cuando una persona actúa de
esta forma, está dando muestra de las intenciones y los deseos que hay en su corazón:
el Amor al dinero.

Así como existe un contraste entre la apariencia del rico vestido lujosamente y el
pobre, existe también un marcado contraste entre el deseo genuino de una persona
que busca agradar a Dios a través de confiar plenamente en Él y atesorarlo, y una
persona que no confía en Dios, sino que busca su estabilidad en las cosas materiales,
especialmente las riquezas.

Entonces, cuando se busca la aceptación de la persona adinerada, rechazando o


haciendo a un lado a la persona pobre, entonces se está actuando como un juez.

El Señor Jesucristo dijo en Mateo 7:1 “No juzguéis para que no seas juzgados”.
Nuevamente, no es una recomendación, es un mandato. Tener parcialidad es mostrar
solo interés en la apariencia externa de las personas, pero no pone atención a los
deseos y las intenciones del corazón.

Cuando Santiago usa la palabra “malos pensamientos” es una de las palabras más
fuertes para traducir la maldad. Otra forma de traducir esto, es pensamientos
depravados.
En otras palabras, lo que Santiago quiere decir es que una persona que practica el
favoritismo es una persona que en realidad tiene los deseos más depravados y
destructivos para la persona que está rechazando.

Piense en lo siguiente, si usted tiene una fe similar a la descrita en este texto, entonces
Cristo no es lo más valioso para usted y por lo tanto, su corazón está siendo dirigido
por sus más bajos y depravados deseos, lo cual se está reflejando en la forma en que
usted habla y se comporta.

Dios nos llama a depositar una fe genuinamente en Cristo, aprendiendo a ver Su


gloria, para la gloria de Dios.

Você também pode gostar