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El libro del profeta Sofonías 

El nombre hebreo Tsefanyah significa Yahweh ha encontrado. Es el único profeta que en el primer versículo
del libro contiene todo su linaje que se remonta hasta un antepasado de la cuarta generación llamado
Ezequías. De ahí se desprende que era tataranieto del rey de Judá Ezequías (716/15-687/6). Por tanto,
Sofonías era primo lejano del rey Josías que estaba en el trono entonces. Sus alusiones a los lugares precisos
de Jerusalén, como la puerta del Pescado, el Barrio Nuevo y el Barrio del Mercado hacen suponer que él
habitaba en dicha ciudad. Probablemente fue el primero de dos profetas del siglo séptimo. Empezó su
ministerio un poco antes que Jeremías y Nahum. Precisa con exactitud la fecha de su ministerio, el reinado
de Josías (640-609 a.C.) Algunas de las prácticas religiosas que denuncia fueron abolidas en la reforma
llevada a cabo por dicho rey a partir del año 629 a.C. Es por eso que se puede fijar, sin riesgo a equivocarse,
el principio de su ministerio por el año 630 a.C. Sin duda fue uno de los profetas que apoyó el movimiento
de reforma de Josías (2 R. 23:2).

1. Su estructura

a) El anuncio del juicio de Dios (1:1-18)


b) Los llamamientos urgentes a Judá (2:1 -3)
c) El alcance del juicio de Dios (2:4-15)
d) Judá no escapará del juicio de Dios (3:1-8)
e) Las promesas de un Dios poderoso (3:9-20)

2. Sus características

2.1. La situación histórica. Josías fue uno de los reyes más piadosos de Judá. Cuando subió al trono,
Judá sufría las consecuencias del reinado de Manasés (686-642 a.C.), el más malvado rey que
gobernó el reino del Sur. La religión del país era el sincretismo, es decir, una mezcla del culto a
Yahweh y de los cultos ofrecidos a otras divinidades. El pueblo mostraba una indiferencia general
hacia Dios. Josías hizo todo lo posible para cambiar la situación, pero el pueblo había avanzado
mucho en su declive espiritual y las reformas del rey obtuvieron como resultado más bien una
práctica religiosa que un cambio de corazón. El hecho de mencionar como algo futuro la destrucción
de Nínive (2:13) indica que escribió este libro antes del año 612 a.C. Probablemente, Nahúm y
Sofonías fueron contemporáneos durante gran parte de su ministerio.
2.2. El día del Señor. Sofonías comprendió que Judá no podría finalmente escapar al juicio de Dios, un
juicio que veía esencialmente en el marco del día del Señor y que afectaría al mundo entero. “Antes
de finalizar las dos décadas posteriores a la profecía de Sofonías, la orgullosa Nínive había sido
humillada (2:13-15) y Josías había muerto en Meguido (2 R. 23:29), Nabucodonosor había batido a
los egipcios en Carquemis, y Siria y Palestina le pertenecían. Pasadas cuatro décadas, Judá misma
había sido arrasada, y el llanto y el clamor se habían levantado desesperadamente desde la puerta
del Pescado, la segunda puerta y Mactes. ¡Realmente fue un día de ira!”(William Sanford Lasor,
Panorama del AT, p.324).
2.3. La persona del profeta. Se presenta por medio de una genealogía que abarca cuatro generaciones y
en este sentido es el único profeta que ofrece tanta información personal. Como hemos dicho era
descendiente de la línea dinástica de Ezequías, Amarías, Gedalías y Cusí. Si hacemos una
comparación de 1:1 con los reyes de Judá tenemos lo siguiente: Manasés y Amarías serían hermanos,
Amón y Gedalías, primos hermanos, Josías y Cusí, primos segundos; y los tres hijos de Josías
              

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(Joacaz, Joacim y Sedequías), todos los cuales reinaron, eran primos terceros de Sofonías. De ahí se
desprende que Sofonías tenía un acceso mayor a la corte que los otros profetas y podía ejercer una
influencia superior en ella. Asimismo, este profeta conocía muy bien el mundo alrededor de Judá.
En 2:4-13, menciona el juicio de Dios sobre cuatro naciones vecinas: Filistea por el oeste, Moab y
Amón por el este, Etiopía por el sudoeste y Asiría por el noreste.

3. Su mensaje

Dos temas dominan el mensaje de este libro: la amenaza de juicio inminente y la esperanza de liberación
final. El juicio sería para la purificación de Judá y que llegara a ser un pueblo bendito por Dios. Veámoslo
con más detalle:
a) Cómo Judá trata a Dios. Actuaba como si Yahweh no existiera (1:6); como si el Señor no se
ocupara de ella (1:12); ni fuera su autoridad suprema (1:4, 5, 9); como si no fuera digno de
confianza (3:2).
b) Dios contra Judá. Él destruirá a los adoradores de ídolos (1:4-6), castigará a sus príncipes
(1:8) y expulsará a los pecadores (1:12).
c) El día de la ira de Dios. Es un día que se acerca rápidamente (1:7-14) del que no podrán
escapar (1:18) porque será un día terrible (1:15-17).
d) El juicio universal de Dios. Alcanzará a todas las naciones (1:18, 2:4-15) y afectará a toda la
naturaleza (1:2-3).
e) La soberanía universal de Dios. Él acepta el culto y la adoración de todas las naciones del
mundo (2:11,3:9-10).
f) El remanente fiel. Finalmente, Dios será honrado por todo el pueblo fiel (3:19-20), una vez
liberado de su pecado (3:11-13). Además, encontrará la seguridad en la protección de Dios
(2:3, 3:13-15), se gozará en la salvación de Dios (3:14) y será una fuente de gozo para Dios
(3:17).

4. Su contenido

El libro consiste de una sola colección de oráculos breves que podemos dividir en tres partes:
a. El día de Yahweh (l:l-2:3)
Amenaza de desolación contra los adoradores de Baal (1:2-6)
Las consecuencias del día de Yahweh (1:7-13)
El juicio está cercano (1:14-18)
Medios para evitar el juicio (2:1-3)
b. El juicio contra las naciones (2:4-15)
Filistea (2:4-7)
Moab y Amón (2:8-11)
Egipto (2:12)
Asiría (2:13-15)
c. El pecado de Jerusalén y su restauración (3:1-20)
Amenaza de castigo para Jerusalén (3:1-8)
Salvación del remanente fiel (3:19-20) a

              

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5. Exposición

Durante el largo reinado de Manasés, la condición religiosa y moral de Judá había degenerado mucho (2 R.
23:11-12, 2 Cr. 33:1-11). Había un santuario en Tofet (lugar de cremación) en el valle de Ben-Hinom en
donde se hacían sacrificios humanos al dios Baal Melek o Moloc. Habían colocado unas imágenes de
caballos con sus carros delante del templo de Yahweh los cuales habían consagrado al sol. El valle de los
hijos de Hinom (Ge-Hinom) es el origen del término gehenna con que Jesús designó al infierno. Hinom es
una alusión al nombre del antiguo propietario jebuseo. Hinom significa “gemido”, por lo que sería el “Valle
del gemido”. Este valle se transformó en un símbolo del pecado y la miseria. Manasés levantó de nuevo los
altares de los lugares altos que su padre Ezequías había destruido. En los atrios del templo de Jerusalén
construyó altares para las constelaciones con nombres de animales del zodíaco, practicó la magia, la
hechicería y la adivinación y consultó a los nigromantes y a espiritistas.
5.1. Prólogo personal (1:1). Ya hemos señalado más arriba la importancia de este v. para conocer la
biografía de este profeta. Pero lo más importante es el llamamiento que recibe de Yahweh a
semejanza de otros profetas. Yahweh le dirige su palabra, de manera que todo lo que sigue lleva el
sello de la revelación e inspiración divina. El nombre de su padre Cusi, significa etíope y no se sabe
muy bien porque Gedalías le puso este nombre. En Jer. 38:7 y 39:16 hay una mención a un etíope
que pertenecía a la casa real y podría referirse a él. En cuanto a los otros nombres ya nos hemos
referido a ellos. Solo cabe mencionar que la frase en días de Josías, aunque puede aludir a cualquier
fecha de su reinado, lo más apropiado es pensar que se empezó su ministerio antes de las reformas
que emprendió dicho rey.

5.2. El anuncio del juicio de Dios (1:2-18). Se trata del anuncio de un juicio universal en el sentido de
que Yahweh, el cual habla directamente, destruirá por completo todas las cosas:

vv. 2-3.Empieza por mencionar aquellas cosas que están sobre la faz de la tierra y sigue
señalando a qué cosas se refiere: incluye a la humanidad, el reino animal, terrestre, marino y
ornitológico. Sin embargo, se concentra en los impíos, lo que implica el juicio sobre el pecado
y sus consecuencias. De alguna manera anticipa el juicio universal, o sea, no solo de todas las
cosas de Judá, sino también con relación al fin del mundo. Cuando leemos Apocalipsis, nos
damos cuenta como los juicios de Dios van desarrollándose de manera progresiva: empieza
por los cuatro jinetes que representan un tipo general de juicio; luego las primeras cuatro
trompetas aluden a los juicios de la naturaleza y las primeras cuatro copas tienen que ver con
juicios terrestres. Los primeros cuatro sellos revelan el poder destructor del pecado en que los
seres humanos reciben las consecuencias de su mal obrar, mientras en la serie de las trompetas
y las copas es Dios quien envía sus propios juicios. La mención de las diversas formas de
vida, los hombres y las bestias, es con el objetivo de señalar la totalidad del alcance del juicio.

v.4. En este versículo el juicio es para Judá y se centraliza en Jerusalén, porque es el lugar de
donde procede la maldad y la idolatría. Y en una frase neo testamentaria, podemos decir que
el juicio comience por la casa de Dios (1 P. 4:17), el templo de Jerusalén, en donde todavía
se hallaban los vestigios del culto a Baal que había florecido durante los reinados de Manasés
y Amón (2 R. 21:1-9,16, 21). Exterminar el nombre de los ministros y sacerdotes idólatras,
era eliminarles a ellos. La religión cananea de los *baales siempre había sido una amenaza
para la fe de Israel.
              

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v.5. El juicio se hace extensivo a los que practicaran la religión de Mesopotamia, los
adoradores de los astros y estrellas cuya divinidad era el dios Milcom. Con esta grafía tenemos
una forma alternativa del nombre de la deidad de los amonitas. La raíz básica es mlk lo que
permite la identificación de las tres formas bíblicas del nombre: (Milkom, Malkam, Molek).
En 1 R. 11:5 se dice que Salomón se casó con una princesa amonita y siguió a (...) Milcom,
ídolo abominable de los amonitas. Josías destruyó el lugar alto que Salomón había levantado
a este dios (2 R. 23:13). Curiosamente, los profetas que predicaron en el reino del norte no
mencionan estos cultos. Observemos que había también un elemento sincretista porque
intentaron combinar el culto a Yahweh con el de Milcom. Como dijo Jesús, con relación a las
riquezas, ninguno puede servir a dos señores (Mt. 6:24). Las consecuencias de esta manera
de obrar fueron desastrosas para Judá.

v.6. Por otro lado, tenemos también a los que se apartaron del verdadero culto a Yahweh, un
pecado que no podía quedarse sin castigo. Por el hecho de haberse inclinado por la falsa
religión pagana ya no buscaban a Yahweh, habiendo caído en la indiferencia, pues ni siquiera
le consultaban.

Vv.7-10. *E1 día de Yahweh. Como hemos visto también por otros profetas, se trata del
día de un juicio terrible, tanto que se insta a callar en la presencia de Yahweh. Un día que es
denominado de sacrificio con los invitados dispuestos. La idea es la celebración de los
sacrificios de paz en el templo que luego podía comerse la carne con los familiares y amigos,
pero en vez de esto se convierte en un día de juicio al pueblo idólatra. No obstante, la condena
mayor es para los príncipes, los hijos del rey o como traduce la NVI los funcionarios y
oficiales del rey. Sea unos u otros, todos serían objeto del castigo divino. El vestido era una
manera de expresar el estilo de vida, la procedencia y la religión de quien lo llevaba, que
podía ser extranjero como extraño. Es una referencia a los que se habían adaptado a las
prácticas paganas, los cuales también incurren en condenación. Luego se añaden todos que
los que saltan la puerta, o evitan pasar por el umbral. La puerta se consideraba como el
dominio de los dioses del hogar que guardaban a sus moradores de los extraños. Eran los que
llenaban de violencia y engaño la casa de sus dioses o el palacio de su señor, o sea, trataban
de burlar a los dioses para enriquecerse. Las referencias a la puerta del Pescado y a la segunda
puerta pueden indicar la ruta de los comerciantes en la ciudad (Neh. 12:39), situada en el
muro norte la primera y era de acceso a segunda (el Barrio Nuevo NVI) (2 R. 22:14). Los
collados eran quizás un sector industrial a las afueras.

v. 11. Continúa con la descripción toponímica mencionando a los habitantes de Mactes (“el
Mortero” según la BJ, “Barrio del Mercado” NVI), un lugar que era conocido al ser un pedazo
de terreno hundido que se cree que formaba parte del valle Tiropeón (“valle de los fabricantes
de queso”). Allí, en una hondonada se reunían los comerciantes extranjeros para hacer sus
negocios, pero todos serían destruidos en el día de Yahweh.

vv. 12-13. Sigue el anuncio del juicio sobre Jerusalén, a la que Dios ha registrado a fondo con
lámparas (esta figura de la linterna describe a Dios como un vigilante nocturno, de manera
que en la Edad Media algunos pintaron a Sofonías como un hombre con una lámpara) para
              

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castigar a los hombres que son como el vino cuando se espesa y forma un sedimento. Entonces
debe pasarse el vino de un recipiente a otro. Esta figura ilustra que cuando el hombre pretende
ser autónomo e independizarse de Dios, pronto se asienta en él la decadencia moral que lo
infecta todo. Tienen el atrevimiento de pensar que Yahweh es indiferente a lo que hacen, sea
bueno o malo o ni para bien ni para mal. Sin embargo, están equivocados sobre el proceder
de Dios, porque Yahweh les castigará, por cuanto sus riquezas formarán parte del botín del
invasor caldeo, sus casas quedarán desérticas, pues ellos mismos serán llevados en cautiverio.
Aunque hubieren edificado casas, no habitarán en ellas, ni podrán beber del vino de las nuevas
viñas. La imagen es de desolación total.

Vv.14-18. Anuncio del día grande de Yahweh. Si en los w. 7-10 hemos hecho referencia
solamente al día de Yahweh, aquí enfatizamos el adjetivo grande del v. 14. El profeta regresa
al tema del alcance del juicio universal que se iba a producir en ese día. Pero le agrega a lo
que había apuntado en los w. 2-3, que sería un día cercano y muy próximo; a toda prisa se
acerca (NVI). El bullicio de voces espantadas es amargo y hasta el más valiente gritará.
Podemos imaginamos la escena: Jerusalén rodeada por los ejércitos enemigos y los que están
dentro gritando espantados. Leyendo Lamentaciones podemos hacemos una idea de lo que
ocurrió y aquí se anuncia. Siguiendo con los vv. 15-17, tenemos una ampliación de lo que
sería aquel día, el cual es designado con unos nombres sobrecogedores en el v.15: en primer
lugar es el día de la ira, angustia y aprieto, alboroto y asolamiento, tiniebla y oscuridad,
nublado y densos nubarrones, día de trompeta y de batalla, de tribulación a los hombres, de
derramamiento de sangre y sus entrañas como estiércol. Este es un cuadro escatológico con
un lenguaje apocalíptico muy vivo y expresivo para tener presente en toda época o generación
por todos aquellos que se olvidan de Dios o le hostigan. Sin embargo, aunque pretendan
esconderse detrás de los muros y torres de las ciudades pensando que estarán seguros, no
conseguirán librarse del juicio divino. El v. 16 describe muy bien lo que sería la invasión de
los babilonios sobre Jerusalén cuando destruyeron la ciudad y el templo en el año 587 a.C.
La ira divina ha sido provocada por haber ofreciendo un culto falso en el templo y aunque era
la casa de Yahweh, había sido profanada (cf. *Ez. 22). Cuando llegue el día de la ira, la
tribulación divina hará presa de los hombres (v. 17), los cuales se darán cuenta de su
incapacidad, pues andarán como ciegos para poder escapar, pero no podrán. Han pecado
contra Yahweh y su sangre será derramada como polvo (figura hiperbólica) y su carne o sus
intestinos como excrementos. En el v. 18, ni la abundancia de las riquezas les podrá librar del
día de la ira de Yahweh. Toda la tierra será consumida con el fuego de su celo, un concepto
que está muy presente en el AT, pero el celo de Dios no es como el de los hombres, sino la
medida de su amor. Aquí el profeta va más allá del juicio sobre Judá, e incluye a toda la tierra,
es decir, el juicio universal, (cf. *Ap. 16:5-9).

Cuestionario para reflexión y aplicación

¿Cuál es el mensaje principal de este libro?


¿Cómo había degenerado el culto en el templo?
¿Qué significa el día de Yahweh?
¿Cómo será el juicio sobre la tierra?
¿Qué relación hay entre los juicios de esta profecía y las de Apocalipsis?
              

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5.3. Los llamamientos urgentes a Judá (2:1-3). Estos versículos son como una cuña insertada aquí con
el propósito de que se paren y hagan una reflexión. Aún pueden tener una oportunidad. Después del
abatimiento por un mensaje tan duro, Sofonías abre una perspectiva luminosa para el pueblo, pues
todavía puede salvarse un remanente. El v. 1 es de difícil traducción y de ahí que sea diferente según
la versión que usemos. Sin embargo, el sentido más preciso lo aporta la NVI: Humíllate hasta el
polvo, nación no quebrantada. Sea la traducción que sea, el sentido indica claramente que se trata
de un llamamiento a la humillación y al arrepentimiento. Les recuerda que ellos no van a resistir
más a Dios, como tampoco lo puede hacer la paja contra el viento. Los humildes son mencionados
en contraste con los orgullosos. El término humilde (hebreo anaw) se usa en el AT para referirse al
adorador que está consagrado a Yahweh y se trata de una actitud hacia Dios, no hacia los hombres.
El humilde no es el débil, sino aquel que se humilla delante de Dios y su humildad se expresa en la
obediencia a la voluntad de Dios, los que habéis puesto en práctica sus normas (NVI).

5.4. El alcance del juicio de Dios (2:4-15). Estos versículos anuncian acontecimientos relativos a las
naciones vecinas fronterizas de Judá. Si tomamos un mapa veremos que primero se refiere a los
pueblos situados al occidente (w.4-7); luego, las naciones del oriente (vv.8-11); en tercer lugar a
Etiopía que estaba al sur (v. 12); y por último al imperio que estaba situado al norte (vv.13-15).
Todos estos países eran enemigos de Judá, pero el profeta se dirige a ellos como si representaran a
todos los enemigos en todas partes que se oponen al pueblo de Dios y resisten la dirección divina.
Yahweh toma la determinación de destruir el poder de estas naciones y humillar a los orgullosos,
tanto si están en Judá como en otros países. Vamos a ver cada grupo por separado:
5.4.1. Las naciones filisteas (vv.4-7). A través de ellas habían entrado sucesivas oleadas
procedentes del continente europeo. A partir del 1200 a.C. el comercio pasaba por estas tierras
al ser costeras con el Mediterráneo. Toda la región estaba dominada por una liga de cinco
ciudades (Jos. 13:3) de las que aquí se mencionan cuatro (v. 4). La primera es Gaza, Era la
marcaba el límite sur de Canaán. Fue conquistada por Josué (Jos. 10:41), pero se perdió todavía
en vida del caudillo israelita (Jos. 13:3). Judá la volvió a capturar (Jue. 1:18). Fue en esta
localidad donde Sansón arrancó las columnas del templo. Como era una localidad estratégica
porque era la ruta comercial de Egipto al oeste de Asia, se la menciona en muchas ocasiones,
pero el juicio de Dios caería sobre ella y sería desamparada, siendo asolada en el año 96 a.C. en
cumplimiento de esta profecía. La segunda es Ascalón, la cual fue conquistada por Judá (Jue.
1:18), pero se independizó como las otras ciudades de la región, aunque fue tomada tanto pro
egipcios como por los babilonios. Finalmente la capturó el macabeo Jonatán y en ella nació
Herodes el Grande. La tercera es Asdod, conocida sobre todo porque tenía el templo de Dagón
al que fue llevada el arca (1 S. 5:1 y ss). Una vez conquistada por los babilonios cayó en el
abandono. Fue saqueada por Sargón II de Asiría, en cumplimiento de lo que dice aquí y eso
ocurrió a pleno día (711 a.C.). La cuarta es Ecrón, estaba ubicada en la frontera entre Judá y
Dan (Jos. 15:11,45-46,19:43). Allí llevaron el arca cuando fue cuando fue sacada de Gat y de
allí enviada a Bet-semes. Su divinidad era Baal-zebub (2 R. 1:2-3). También sucumbió delante
de los asirios y sería desarraigada. El v. 5 viene a confirmar la localización geográfica que
hemos mencionado, en que se pronuncia un ¡ay! contra los que moran en la costa. La mención
              

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a los cereteos es debida a que se trataba de un pueblo establecido cerca de los filisteos en el sur
de Palestina. Este es el único lugar donde se menciona Canaán como tierra de los filisteos.
Probablemente, sea debido a que cuando los asirios ocuparon toda la tierra al oeste del Jordán,
menos Judá, Canaán quedó limitada a la región que ocupaban los filisteos. El v. 6 expresa el
cambio drástico en que las tierras de la costa vendrían a ser tierras de pastores, lo que
metafóricamente muestra la desolación, pues los pastores suelen llevar sus rebaños lejos de los
núcleos de población. Además, aquí tenemos una indicación de la futura restauración de Judá,
bajo la idea del remanente. Pero no se trataba solamente de la futura reconstrucción del pueblo
de Dios, sino que mirando a un futuro más lejano podemos intuir la creación del *nuevo
Israel, el verdadero pueblo de Dios, la iglesia, la suma de los remanentes juntamente con la
plenitud de los gentiles que constituyen el verdadero pueblo de Dios, la iglesia.

5.4.2. Moab y Amón (vv. 8-11). Ambas naciones estaban situadas al este de Judá, eran de origen
semítico y descendientes de Lot (Gn. 19:36-38). Cuando Israel pidió poder atravesar sus tierras
después de salir de Egipto, le fue denegado. Un rey famoso era Balac el cual llamó al profeta
Balaam para que maldijese a Israel que se había establecido al otro lado del río Arnón. Cuando
Israel se preparaba para cruzar el Jordán, acamparon en los campos de Moab (Nm. 22:1). Allí
fueron seducidos por mujeres moabitas y madianitas, las cuales les indujeron a participar en
prácticas idolátricas (Nm. 25). También hay que tener presente que fue una mujer moabita una
ascendiente del Mesías. Amón, fue el hijo menor de Lot que tuvo con su hija. Israel no conquistó
Amón, pero los amonitas fueron condenados por haberse unido a los moabitas en la contratación
de Balaam (Dt. 23:3-6). Se narran varios episodios en las Escrituras como ambos pueblos
actuaron muchas veces contra Judá. La mención a Sodoma y Gomorra se usa como ejemplo de
destrucción y también por el hecho de la relación con Lot, el cual fue salvado de manera
misericordiosa, mientras ambas ciudades fueron destruidas y aquí con referencia a sus
descendientes. Los vv. 10 y 11, expresan los motivos del castigo: a) por su soberbia; b) por
haber afrentado al pueblo de Dios; c) por su idolatría; d) para a atraer a las naciones de la tierra
a la adoración a Dios

5.4.3. Etiopía (v. 12). El profeta dirige ahora su atención al sur de Judá. En hebreo el nombre es
Kus (Gn. 10:6, un hijo de Cam) y se refiere a Nubia, una región del sur de Egipto, en la parte
norte de lo que hoy es Sudán. Los escritores clásicos llamaban a esta región Etiopía, pero no
debe confundirse con la actual Etiopía que queda más al sur. Aquí puede referirse a Egipto, pues
en el año 720 a.C., Etiopía conquistó Egipto y durante unos 60 años la dinastía 25ª etíope
controló el valle del Nilo. También puede ser un nombre representativo de las partes más
antiguas de la tierra que simbolizaría la ilimitada extensión de la soberanía de Dios, pues el v.
anterior se refiere al dominio universal de Yahweh (todas las tierras de las naciones). En el
caso de referirse a Egipto, esta profecía pudo tener cumplimiento en la invasión babilónica bajo
Nabucodonosor del 568 a.C. confirmada por la frase seréis muertos con mi espada.
 

5.4.4. Asiria (vv. 13-15). Llegamos al imperio que estaba situado al norte de Judá. Este imperio,
              

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desde su origen, siempre fue un enemigo del pueblo de Dios. Esto se pone en evidencia en los
libros de los profetas Jonás y Nahum, tal como estudiamos en su día. Después de la invasión de
Judá por Asiria, durante cincuenta años había tenido que pagar muchos tributos y sufrieron
considerablemente a causa de ellos. Esta profecía se cumplió de manera precisa cuando el
imperio que había dominado la tierra, fue destruido y su capital Nínive convertida en un desierto
y todos los animales del campo se tendieron en ella transformándola en su redil para pasar la
noche. Esto sucedió en el año 609 a.C., cuando su territorio fue tomado por los babilonios.
Asiria se creía invencible con una autoconfianza desmedida: Yo, y no más (v.15). No se dieron
cuenta que eso solo puede decirlo el Señor: Yo soy Yahweh, y ninguno más hay; no hay Dios
fuera de mí (Is. 45:5, 6, 18, 21). La ciudad que había sido el orgullo de los asirios fue asolada y
hecha guarida de fieras, un montón de ruinas en medio de un paraje inhóspito. Cualquiera que
pasare por delante de sus ruinas se mofaría y la amenazaría con sus puños.

Cuestionario para reflexión y aplicación


¿Cuál es el alcance del juicio de Dios?
¿Qué debían buscar los humildes de la tierra?
¿Qué importancia tiene el concepto del remanente tanto en el AT como el NT?
¿Cómo se distribuye el juicio de las naciones?
¿Qué aprendemos sobre la soberanía de Dios en este capítulo?

5.5. El pecado de Jerusalén y su restauración (3:1-20). Aunque no se menciona el nombre de la ciudad,


sin embargo, por lo que leemos en el resto del capítulo, no cabe duda que se trata de Jerusalén. Este
capítulo está dividido en dos partes. En la primera (vv. 1-8) se describe los pecados de Jerusalén y
el juicio de Dios sobre ella. En la segunda (vv.9-20), tenemos un cuadro en donde se presenta la
restauración de un remanente de Judá después del exilio babilónico en que el pueblo ha sido
purificado, pero la profecía va más allá y nos traslada a la nueva Jerusalén en que Yahweh está en el
centro como Rey soberano.

5.5.1. Los pecados de la ciudad de Jerusalén (vv.1-2). En el v.1, la interjección ¡Ay de la ciudad!
es un preludio del juicio de Dios sobre ella, pues se caracteriza por su inmoralidad con tres
palabras: a) rebelde. Señala la deslealtad contra Dios. Se trata de una actitud de rechazo de la
voluntad de Dios para hacer la suya propia; b) Contaminada. En el sentido moral, sus habitantes
habían abandonado la santidad y se contaminaron con las prácticas paganas introducidas en ella;
c) Opresora. En lugar de actuar con justicia, se había apoderado de la ciudad la injusticia y el
abuso de poder. ¿Cuál fue la causa de este declive moral y espiritual? En el v. 2 tenemos la
respuesta: Abandonó la escucha de la palabra de Dios y en consecuencia no aceptó la corrección
de sus malos caminos. Menospreció la ley de Dios para vivir de manera independiente, pues
dejó de confiar en Yahweh. Cuando se deja de confiar en Dios, un abismo se abre delante del
insurrecto. La falta de confianza en Yahweh le condujo a alejarse de Dios en lugar de acercarse
              

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a él en adoración. La actitud del que quiere vivir al margen de Dios (el ateo práctico), no solo
señala la condición pecaminosa del individuo, sino que cada vez más le aparta de su Creador y
se hunde en la perdición. Como dijo un autor: “o la lectura de la Biblia nos aleja del pecado o
el pecado nos alejará de la Biblia” y lo mismo podemos decir, si cambiamos el término Biblia
por el de escuchar a Dios.

5.5.2. Los pecados de los dirigentes de Jerusalén (vv.3-4). En esta porción se nombran cuatro
grupos de dirigentes de la ciudad, que es tipo de la nación. En primer lugar, se menciona a los
príncipes, no los hijos del rey, sino los funcionarios principales o autoridades (NVI).
Metafóricamente, se les llama leones rugientes, es decir, que como animales depredadores y
carroñeros se apoderaban de sus presas y daban buena cuenta de ellas. El segundo grupo son los
jueces, los gobernantes (NVI) o magistrados civiles, los cuales son llamados lobos nocturnos,
pues igual que estos animales son rápidos en atrapar su presa, así ellos actuaban con nocturnidad
cuando administraban justicia y eran tan miserables que no dejaban nada para otra ocasión. De
los dirigentes civiles pasamos a los religiosos. Empieza por los profetas, que tenían la
responsabilidad de entregar la palabra de Dios al pueblo, pero en lugar de esto daban un mensaje
liviano, sin peso, para ganarse el favor del pueblo y sus dirigentes, diciéndoles lo que querían
escuchar. Además eran prevaricadores, un término que procede de un verbo hebreo que significa
“fluir a chorros”, como por ejemplo el agua (cf. Gn. 49:4, Jue. 9:4, vagabundos, maleantes).
Como se trata de profetas, en el término están combinadas la desconfianza y la locuacidad. Otros
lo traducen como traicioneros (NVI) o desvergonzados (BI). En segundo lugar, tenemos a los
sacerdotes, que tenían la misión de enseñar la ley al pueblo, pero en lugar de eso la falsearon,
es decir, modificaban los mandamientos. En consecuencia, contaminaron el santuario
profanando las cosas santas, el lugar donde se presentaban los sacrificios.

5.5.3. La actitud diferenciada del Señor (vv.5-8). El contraste entre la manera de actuar de Dios y
la que hemos visto del pueblo es abismal. Yahweh es justo, los moradores de la ciudad y los
dirigentes son injustos. El Señor hace lo que es recto y bueno, ellos no, pues eran perversos y
sinvergüenzas. El anuncio del juicio de las otras naciones, expuesto en el capítulo anterior, debía
servir de exhortación a Judá. El v. 6 es un resumen del juicio de Dios contra las naciones
limítrofes de Judá. Yahweh pensaba que el pueblo iba a reaccionar positivamente en el temor
al Señor, aceptando la corrección, lo que implicaría su arrepentimiento y que Yahweh no
ejecutara su castigo, pero ellos se empeñaron en corromper todas sus obras. En consecuencia,
v. 8, Yahweh les invita a esperarle hasta el día el que va a ejecutar su juicio sobre las naciones,
lo que implícitamente es una llamada a volverse a él. Pero, además, este versículo contiene una
indicación que va más allá de los acontecimientos próximos, ya que no solamente su ira caerá
sobre las naciones y su pueblo rebelde, sino que apunta hacia el juicio final, pues por el fuego
de mi celo será consumida toda la tierra. Dice Winward: “Los eventos inmediatos no
constituyen el fin, sino que son heraldos del clímax”.

5.5.4. La restauración de Jerusalén (vv.9-13). El panorama cambia por completo y del juicio
pasamos a una perspectiva universal de restauración de la esperanza de los redimidos y al mismo
tiempo se proyecta hacia la nueva Jerusalén en la que un remanente purificado y humilde se
              

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verá libre de todo lo malo que le condujo al cautiverio. El v. 9 está en futuro y se inicia con una
frase ambigua: en aquel tiempo. La locución que sigue no es como si Dios fuera a darles la
capacidad de hablar mejor, sino que adorarían a Dios con un corazón limpio (cf. Is. 19:18). Se
terminará la reprobación de Babel, cuando Dios confundió el lenguaje de toda la tierra (Gn.
11:9) y en su lugar todos le sirvan de común acuerdo. El v. 10 menciona una región que está
más allá de Kus (Etiopía) para referirse a los pueblos que estaban más alejados, pues para los
hebreos era la región que ellos consideraban como la más distante que podían imaginar. El
pueblo disperso de Judá será recogido y traerá ofrendas de adoración a Dios, una referencia al
retorno del cautiverio. Pero siguiendo con la dimensión futura este pasaje, lleva nuestro
pensamiento a las palabras de Jesús en Jn. 10:16 y 11:52. El v. 11 contiene una promesa relativa
a la purificación que el cautiverio conseguirá, pues Jerusalén ya no se rebelará contra Yahweh,
pues los soberbios serán extirpados de la ciudad, citada con la frase mi santo monte, expresión
sinónima de Sion. Y en el v. 12, en lugar de los soberbios, Dios pondrá al humilde y pobre, el
cual confiará en Yahweh. Observemos el cambio: en 3:1, la ciudad es declarada rebelde,
contaminada y opresora y aquí todo lo contrario: humilde y pobre. Además, no confiaban en
Yahweh y en la restauración tienen plena confianza en el Señor. El término humilde, se refiere
a uno que es humilde en la desgracia, o sea, humillado, mientras que en 2:3, el término se refiere
al que es de carácter humilde. Ambas palabras en el hebreo vienen la misma raíz, pero se
diferencian: la primera es ani y la segunda anaw. En el v. 13 se presentan dos nuevas
características del remanente de la ciudad restaurada: no hará injusticia ni dirá mentira, ni en
su boca se hallará lengua engañosa. En relación con la humildad del versículo anterior, hay
una nueva manera de hablar por la que se debe diferenciar la persona regenerada (cf. Stg. 3:2 y
ss.).

5.5.5. La restauración de Israel (vv.14-20). En la parte final de la profecía tenemos una serie de
promesas de la relación de Yahweh con su pueblo y unas características relativas a la renovación
de este, cuya mayor expresión es la invitación al canto por los imperativos de gozo (gózate y
regocíjate): a) Yahweh es el Rey de Israel (15). Tiene su razón de ser, por cuanto ha cumplido
con la función que le corresponde como rey: ha apartado sus juicios y ha echado fuera a los
enemigos del pueblo prometiendo su seguridad, pues nunca más verás el mal. b) Yahweh, como
guerrero en medio de su pueblo (vv.16-17ª). Siguiendo con la idea de la seguridad, vemos al
Señor en medio de su pueblo alentando su espíritu (no se debiliten tus manos RVR60, no te
desanimes NVI). La vigorosa presencia de Yahweh, como guerrero victorioso (NVI y LBLA)
es el que da la victoria a su pueblo salvándole. c) Yahweh, expresa su amor por su pueblo (17b-
18ª). El gozo del Señor es como el del esposo por la esposa, una figura bastante usual en el AT.
La NVI traduce estos versículos así: Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se
alegrará por ti con cánticos, como en los días de fiesta. La frase te renovará en su amor, sigue
la Septuaginta, pero el texto hebreo dice él callará en su amor, casi como la RVR60. En su
amor guardará silencio (LBLA), y la BI-C dice per l’amor que et té no et vol blasmar.
(“blasmar” significa reprobar, condenar, censurar, vituperar, denostar). Eaton, hace este
comentario: “Aquí se lo representa, además, como el prometido, que por su amor a la prometida,
Sion, ya proclama su gozo, ya cae en un éxtasis de silencio”. La primera parte del v. 18 entraña
dificultades de traducción, pues el hebreo es obscuro, por lo que las versiones difieren: en
              
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RVR60, se entiende que Dios reúne a los fastidiados quitándoles el oprobio del exilio y al
regresar puedan celebrar las fiestas en el templo. En cambio la NVI y DHH, traducen como en
días de fiesta, pues van directamente a la alegría de los cánticos de los días festivos. La BI, dice
que el Señor reunirá a los que estaban lejos de Jerusalén, privados de fiestas y entristecidos, con
referencia a los deportados que lejos de su país, no podían asistir al culto del templo de Jerusalén.
Con todos estos aspectos, podemos hacernos una idea más clara sobre la voluntad de Dios para
su pueblo restaurado. Como resumen podemos tomar LBLA: Reuniré a los que se afligen por
las fiestas señaladas, tuyos son, Oh Sion, el oprobio del destierro es una carga para ellos. (Las
palabras Oh Sion y del destierro están suplidas) Por eso es bueno, usar diversas versiones si
queremos conocer el sentido más exacto de cualquier texto y mucho más cuando es obscuro. El
v. 19, expresa la acción del poderoso guerrero del v. 17, que se ocupará personalmente de los
que les oprimen, salvará a la oveja que cojea y juntará a la descarriada, (dos metáforas que están
muy presentes también en el NT, como por ejemplo en Is. 53: 6, Ez.34:4; Mt. 9:36, 10:6, Lc.
15:4-7), dando a su pueblo fama y renombre entre los que les avergonzaron. Por último el v. 20,
contiene la promesa de restauración de los cautivos los cuales serán reunidos y llevados de
vuelta a su tierra. Así, en la misma profecía que se anuncia el castigo de Judá, por otro lado Dios
ya les promete que regresarán de su exilio, cuyo cumplimiento tuvo lugar en el año 536 a.C.,
que es el tema de los dos profetas que siguen, Hageo y Zacarías. Cierra la profecía con una
afirmación contundente: dice Yahweh.
Conclusión
El libro del profeta Sofonías nos ha mostrado uno de los atributos divinos, su justicia, de la que ninguno
puede escapar, incluido su pueblo que ha caído en la idolatría y ha menospreciado a su Dios. El día de
Yahweh será un día terrible para Judá, un día de juicio, del que tampoco escaparán las naciones que han
deshonrado al pueblo de Dios. Sin embargo, en las peores circunstancias, Dios tiene siempre un remanente
fiel que le sigue y le honra, al cual van dirigidas las promesas de Dios. Al mismo tiempo que Dios anuncia
el juicio, proclama también la restauración de su pueblo a su tierra. El Señor ama a su verdadero pueblo, el
remanente fiel y lo salvará. Él lo ha dicho y lo cumplirá. Démosle gloria a su nombre. AMÉN.

Cuestionario para reflexión y aplicación


¿En qué aspectos refleja la situación de Jerusalén de aquel tiempo la situación de nuestra
sociedad hoy?
¿Qué responsabilidad tienen los dirigentes en la conducta del pueblo?
¿Cómo se relaciona la pureza de labios con nuestra adoración?
¿En qué nos afecta la soberanía de Dios?
¿Cómo explicar el amor de Dios por su pueblo pecador?
¿Cómo podríamos mejorar nuestro culto de adoración para convertirlo en una genuina fiesta
espiritual?

              
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*Baal El
En la mitología cananea se denominaba así (El) a la deidad principal. Se lo conocía como «padre de
todos los dioses», el dios supremo, «el creador», «el bondadoso». Por lo general, (El) se representa
como un toro, con o sin alas. También se le llamaba Eloáh o Elah y su esposa principal era Asera
(Astarté, Athirat o Ishtar).Su hijo Baal era representado como un joven guerrero, pero también como
un toro joven (un becerro). En el templo de El-Il-Dagan (en Ugarit), Baal y el dios El estaban juntos.
La consorte de Baal era la diosa Tanit, la patrona de Cartago. Baal era el dios de la lluvia. Poco se
sabía de la adoración a Baal hasta que las excavaciones de Ugarit (la moderna Ras Shamra, situada en
la costa de Siria, frente al extremo nordeste de la isla de Chipre, sacaron a la luz muchos objetos
religiosos y cientos de tablillas de arcilla. Se cree que muchos de esos documentos antiguos —
conocidos ahora como los Textos de Ras Shamra— son las liturgias o las palabras de aquellos que
participaban en los rituales de las fiestas religiosas. En los Textos de Ras Shamra se alude a
Baal, llamado también Aliyan (prevaleciente). Baal como «Zebul [‘príncipe’]) de la Tierra»
y «el Jinete de las nubes». Estos nombres armonizan con una representación de Baal en la que se le
muestra sosteniendo en la mano derecha un garrote o maza y en la mano izquierda un relámpago que
acaba en una punta de lanza. También se le representa llevando un yelmo con cuernos, lo que parece
indicar una estrecha relación con el toro, símbolo de la fertilidad.

Antes que los hebreos entraran en la tierra prometida, Dios les advirtió contra la adoración de los
dioses de Canaán (Dt.6:14-15), pero Israel se entregó a la idolatría de todos modos. Durante el reinado
de Acab y Jezabel, hubo un incremento de la adoración a Baal en Israel. Dios directamente confrontó
el paganismo a través de su profeta Elias. En primer lugar, Yahweh mostró que él, no Baal, controlaba
la lluvia mediante el envío de una sequía que duró tres años y medio (1 R. 17:1). Luego Elias tuvo un
enfrentamiento en el Monte Carmelo para probar de una vez por todas quién era el Dios verdadero.
Durante todo el día, 450 profetas de Baal pidieron a su dios que enviara fuego del cielo -seguramente
una tarea fácil para un dios asociado con los relámpagos — pero no hubo ninguna voz, ni quien
respondiese ni escuchase (1 R. 18:29). Después de rendirse los profetas de Baal, Elias ofreció una
oración, y Dios respondió inmediatamente con fuego del cielo. La evidencia era abrumadora y los
israelitas se postraron y dijeron: ¡Yahweh es el Dios, Yahweh es el Dios! (1R.18:39). En Mateo 12:27,
Jesús llama a Satanás "Beelzebú", vinculando el diablo a Baal-zebub, una deidad filistea (2 R. 1:2).
Los baales del Antiguo Testamento no eran más que demonios disfrazándose como dioses, y toda
idolatría es en última instancia, un culto del diablo (1 Co. 10:20).
 

              
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*El día de Yahweh


Es una frase escatológica que se conoce también por el día o en aquel día. El uso más antiguo de esta frase lo
hallamos en Am. 5:18-20, que demuestra que en aquella época ya era de uso corriente. Para el pueblo significaba
que vendría un día en que Yahweh intervendría para poner a Israel al frente de las naciones, sin tener en cuenta si
era fiel a Dios o no, es decir, por el simple hecho de constituir parte formal de la nación. Pero estaban equivocados
(cf. Sof. 1:12) y por eso Amos declara que el día sería de juicio para Israel. Además, lo vemos también en Is. 2:12
y ss.; Ez. 13:5; Jl. 1:15,2:1-11, Sof. 1:7,14; Zac. 14:1). Otros profetas, no solamente se refirieron al pecado de Israel,
sino también al de otras naciones, a las que Yahweh castigaría por su maldad y brutalidad, como hemos visto al
estudiar Habacuc con relación a Babilonia (cf. Is. 13:6,9). También con Egipto (Jer. 46:10), Edom (Abd. 15),
muchas naciones (Jl. 2:31, 3:14). El día de Yahweh, es pues, el día o tiempo en que Dios interviene para castigar
el pecado, cuando este ha llegado a su culminación. El castigo puede llegar por medio de una invasión (Am. 5-6,
Is. 13, Ez. 13:5), expresado como un desastre natural, como la incursión de langostas que simbolizan el ejército
caldeo (Jl. 1-2). En el NT, el día del Señor, se refiere a la segunda venida de Cristo (2 Ts. 2:2) y la frase día de
nuestro Señor Jesucristo, u otra equivalente, aparece en las epístolas paulinas (1 Co. 1:8, 5:5, Fil. 1:6, 10; 2:16).
Dicha venida será inesperada (1 Ts. 5:2; 2 P. 3:10), no obstante, antes tendrán lugar una serie de acontecimientos
(2 Ts. 2:3 y ss), como por ejemplo, la gran apostasía y la manifestación del hombre de pecado.

              
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*Comentario a Ezequiel 22
En este capítulo están claramente destacados tres oráculos que empiezan con la habitual Frase: Vino
a mí palabra de Yahweh, diciendo. En el primero, el profeta debe mostrar las abominaciones de la
ciudad derramadora de sangre. En el segundo la ciudad convertida en escoria debe ser fundida y en el
tercero la acusación va dirigida contra los profetas, los sacerdotes y los príncipes. El juicio llegará por
estos motivos:

Por haber derramado sangre (w. 2-6). Puede tratarse de cualquier lance de su historia, pero como
se relaciona con los ídolos, la alusión más probable es al ofrecimiento de víctimas humanas que había
contaminado la vida religiosa del pueblo con prácticas abominables propias de los despiadados
cananeos y que Israel había asumido, pero también los gobernantes habían contribuido al
derramamiento de sangre.

Es el colmo de la maldad que hará que el castigo de Dios se acerque en su día. Se trata de una expresión
para señalar el día del juicio sobre Jerusalén cuando será entregada a las fuerzas invasoras y las
naciones liarán oprobio y escarnio de ella. Será el fin de sus días y sus años que se cumplió con la
destrucción acaecida en el año 587 a.C.

Por todas sus abominaciones (w. 7-13). El catálogo de ellas impresiona vivamente porque afecta a
todos los ámbitos de la sociedad. Empieza por el ámbito familiar con el desprecio de los padres.
Cuando la familia, el núcleo básico de la sociedad es atacada la corrupción está asegurada, como
estamos comprobando en la actualidad. Además los muy necesitados, como el extranjero (el
inmigrante), el huérfano y la viuda, era tratado con violencia uno y despojados de lo poco que tenían
otros. Este cuadro pone de manifiesto que la sociedad no ha cambiado con los siglos y cuando se da
la espalda a Dios menospreciando todo lo santo, se dispara la crueldad de los hombres. Los
calumniadores eran los que incitaban a derramar sangre mediante falsas acusaciones. Las aberraciones
sexuales no son un signo de la degradación general que se hace patente en el siglo XXI, sino que ya
se daban en una ciudad como Jerusalén en el siglo VI a.C. ¡El adulterio y la violación eran prácticas
habituales! A todo esto debe añadirse el soborno para cometer asesinatos y la práctica de la usura y
los altos intereses. La clave para este estado de cosas se halla en una sencilla pero contundente frase:
te olvidaste de mí, dice Yahweh el Señor. Cuando se descarta a Dios de la vida del ser humano, esta
no se queda vacía, sino que se llena de todo tipo de aberraciones. Pero Dios tiene algo que hacer: batir
sus manos, es decir, mostrar su desprecio por la conducta del pueblo.

¿Estará preparada la ciudad para el juicio? (w. 14-16). El castigo que se avecina será muy duro y
el Señor quiere llevarlos a una reflexión sobre el futuro inmediato que le aguarda. Ahora que ellos, de
una manera tan desafiante desprecian todo lo que Dios ama, cuando proceda contra ellos, ¿podrán
mantenerse firmes? Aunque no se da la respuesta a las preguntas es obvio que su fortaleza será
derribada por cuanto serán dispersados y llevados lejos de su tierra. Pero el juicio será beneficioso a
la larga ya que el exilio actuará de catarsis haciendo desaparecer toda esta inmundicia. La causa del
castigo y consiguiente degradación frente a las naciones se halla en la misma ciudad porque ella segará
              
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lo que ha sembrado.

Por haberse convertido en escoria (w. 17-22). En el segundo oráculo, el pueblo de Dios aparece
como la escoria que se desprende de los metales después de que estos pasan por un proceso de
fundición. Cuando un metal es purificado en el crisol de un homo de fundición se despoja de unas
impurezas que se denominan escoria y como un desecho ha venido a significar lo inútil y despreciable.
La comparación es altamente instructiva y no deja lugar a dudas sobre la intención divina con este
mensaje: la reunión de todos los metales, es decir, todo el pueblo en la ciudad de Jerusalén, tiene como
objetivo fundirlos, es decir, juzgarlos con el furor de su ira. Sin embargo, a diferencia de otros profetas
(Mal. 3:3), aquí no se contempla la posibilidad de separar el metal de la escoria, sino que todo se funde
en el homo indicando lo terrible del juicio de Dios.

Por la inmoralidad de sus dirigentes (w. 23-31). El tercer oráculo, va dirigido a la tierra como
conjunto de todo el pueblo; destaca de entre sus moradores a aquellos que se suponía debían cumplir
adecuadamente con su función o ministerio, pero están contaminados igualmente de toda la
inmoralidad que caracterizaba a aquella sociedad. Menciona en primer lugar a los profetas, luego los
sacerdotes y por último los príncipes. Los primeros tenían la responsabilidad de comunicar la palabra
de Dios a sus hermanos, pero les profetizaban vanidad y mentira diciéndoles que les transmitían un
mensaje de parte de Dios cuando este no había hablado. A la luz del resto de las Escrituras no podemos
incluir entre estos falsos profetas a Jeremías porque era el único que se había mantenido fiel a lo que
Dios le había revelado.

              
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*Apocalipsis 16:5-9
Las cuatro primeras copas, como las cuatro primeras trompetas (8:6-12) están previstas en el mismo
orden: sobre la tierra, el mar, las aguas de los ríos y las fuentes y el sol. La diferencia es que el anuncio
de las trompetas solamente afecta a un tercio de cada dominio de la creación, mientras que las copas
dañan la totalidad. Sobre la tierra, las gentes han sufrido una úlcera maligna y pestilente, el mar y las
aguas han sido cambiadas en sangre, hasta el punto que todo ser viviente muere; y el calor intenso del
sol produce serias quemaduras.

El ángel de las aguas (vv. 5-7). Probablemente se trata del último ángel que ha vertido su copa sobre
las aguas de la tierra, el cual celebra la justicia divina y justifica la acción de la ira de Dios, el eterno
y santo Dios, atributos que aparecen varias veces en este libro. El anuncio del justo juicio de Dios,
puede parecer muy severo, pero los pecadores lo merecen por las maldades que han cometido.
Responde una voz desde el altar. Literalmente, oí al altar que decía Señor Dios Todopoderoso,
verdaderos y justos son tus juicios. No se trata de un nuevo ángel que interviene (“otro” en RVR60),
sino de la voz de los mártires que estaban debajo del altar (cf. 6:9). Sus oraciones serían contestadas
cuando el Señor vindica su causa delante de todo el universo.

Derramamiento de la cuarta copa (vv. 8-9). Entre las maldiciones por la desobediencia que Dios
anunció a Israel, se encuentra la que dice: Yahweh te castigará (...) con calor sofocante y sequía (Dt.
28:22), como consecuencia de los efectos del sol. Esta copa afecta al sol, exactamente igual que la
cuarta trompeta, con la diferencia que esta fue parcial, oscureciendo un tercio del sol, la luna y las
estrellas. En cambio, cuando el ángel derrama la cuarta copa de la ira de Dios, al cual se le permitió
quemar con fuego a la gente (NVI). Todos los malvados sufrieron terribles quemaduras y ni aun así
se arrepintieron de sus pecados ni reconocieron la gloria de Dios, sino que blasfemaron su nombre.
Dios, en su gracia, todavía en medio de su juicio final busca el arrepentimiento del impío, pero este le
da la espalda. Actualmente ha aumentado la conciencia ecológica de mucha gente, de manera que
referirse al deterioro de la tierra, el mar y el sol y sus consecuencias para el ser humano, como el
agujero en la capa de ozono, no extraña a nadie que Dios vaya a juzgar a la humanidad por medio de
estas plagas porque en parte ya están aquí. La preservación de la capa de ozono para estar protegidos
de las radiaciones solares que son nocivas para el hombre se trata de una preparación necesaria cuando
se acerca el tiempo de la renovación de todas las cosas, que incluye la tierra. En el calentamiento
global intervienen dos factores principales: por un lado están las causas naturales producidas por las
variaciones en la órbita de la tierra alrededor del sol y las manchas solares, pero por otra parte está la
intervención del ser humano por medio del consumo de hidrocarburos que lanza gran cantidad de CO2
a la atmósfera. Según la NASA, “la década que acaba de finalizar fue la más caliente para el planeta
desde que hay registros científicos, que se remontan a finales del siglo XIX”.

              
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*El remanente de Israel (Ro. 11:1-27)


El apóstol Pablo expone en este capítulo tres cosas fundamentales: que la exclusión de los judíos en cuanto al número
no es total (1-10); que por la trasgresión de los judíos vino la salvación a los gentiles (11-20); que la exclusión de los
judíos en cuanto al tiempo no es final (21-27). Dicho así puede parecer fácil, pero entraña sus dificultades.

1. El rechazo de los judíos no es total (w.1-10)


El apóstol formula preguntas retóricas que le permiten desarrollar el argumento introduciendo la idea del
remanente que es crucial en todo el capítulo si queremos entender algunas cosas difíciles, como decía Pedro, al
referirse a escritos de Pablo.

1.1 La salvación de los judíos (1-6). Dios se reserva siempre un remanente, como en los tiempos de Elias:
me he reservado siete mil hombres que no han doblado la rodilla delante de Baal (v.4). Pero debemos
tener presente que este remanente salvo lo es solamente por la gracia de Dios (v.5) no por pertenecer a
una determinada raza. Cuando hablamos de la salvación de los judíos muchas veces perdemos de vista
este hecho y creemos que por el mero hecho de pertenecer a Israel ya son el pueblo de Dios y no es así.
Para ser pueblo de Dios todos, judíos y gentiles tenemos que arrepentimos y creer en Cristo para recibir
la salvación. La pregunta del versículo primero debe ser contestada negativamente, como lo hace Pablo.
Él también era israelita de la descendencia de Abraham y de la tribu de Benjamín. ¿Y que había hecho
Pablo? Cuando el Señor fue a su encuentro en el camino a Damasco tuvo que reconocerse pecador y
creer en Cristo. Como él otros israelitas han sido salvos acogiéndose a la gracia de Dios. Eso sucedió
entonces, a lo largo de los siglos y sucede hoy, cuando ha habido y hay un remanente de judíos que han
creído en Cristo y son salvos escogidos por gracia, de la misma manera que los gentiles (v.5). La frase
“aun en este tiempo” indica la gravedad de aquella hora, el primer siglo, cuando se produjo el rechazo
de la nación (Mt. 21:43) por su incredulidad.
1.2 No todo Israel es Israel (vv. 7-10). Es decir, no todos los judíos pertenecen al pueblo de Dios como ya
dijo Pablo en 9:6-8. Israel no alcanzó lo que buscaba, su propio camino de salvación por las obras, pero
los escogidos sí lo han alcanzado. ¿Qué significa esto? Que existe un contraste radical entre Israel como
etnia, pueblo o nación y los judíos como individuos, como personas que necesitan ser salvas. El apóstol
se apoya otra vez en el AT para fundamentar sus enseñanzas. Ahora cita el Sal. 69:22-23 para indicar
como la palabra del evangelio tiene un doble efecto en los judíos: a unos salva y a otros los endurece,
como ya estaba profetizado.

2. La trasgresión de los judíos y la salvación de los gentiles (vv.11-16).


2.1 La salvación de los gentiles. En la sabiduría infinita de Dios, la incredulidad de Israel servirá para
promover la salvación de los gentiles. Esto a su vez provocará los celos de los judíos para hacer salvos
a algunos de ellos (v. 14). Hay una alternativa de traducción más exacta para el v. 12: “y si su caída ha
sido una riqueza para el mundo, y su mengua riqueza para los gentiles, ¿Qué no será su plenitud?”. La
clave aquí es el término plenitud (pleroma en el original) que en su acepción escatológica se refiere al
número total de los que han de ser salvos hasta el final de los tiempos, es decir, el conjunto de los diversos
remanentes de cada período histórico. La admisión de los judíos a la fe nuevamente, representará “vida
              
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El libro del profeta Sofonías 


entre los muertos” (Ef. 2:1 y Col.2:13). Como escribe Hoekema: “No hay necesidad de limitar esta
admisión a un periodo de la historia cercano al fin de los tiempos; la admisión por parte de Dios de todos
los israelitas creyentes a través de la historia es por cierto “vida de entre los muertos” y será así siempre”.

3. El verdadero pueblo de Dios es uno (vv. 17-27)


A partir de ahí, Pablo procede a elaborar la figura del olivo, como un árbol que representa al verdadero pueblo
de Dios, la iglesia.

3.1 Desgajados e injertados (vv. 17-24). Los gentiles no debemos jactarnos de nuestros privilegios, ya que
de ninguna manera se debe a nuestra superioridad o a nuestros méritos que pertenecemos a la iglesia de
Dios al haber sido injertados en el olivo del pueblo de Dios. Los judíos fueron desgajados por su
incredulidad y los gentiles fuimos injertados únicamente por la fe. Ahora bien, los judíos serán injertados
de nuevo si abandonan la incredulidad, es decir, si reconocen por fe la obra de Cristo para constituir con
nosotros los gentiles creyentes un solo pueblo sin barreras (Ef..2:13-16). Lo que llama la atención, a
tenor de cierta doctrina, es que Pablo no presenta la figura de dos olivos, Israel y la Iglesia, sino de uno
solo. ¿Qué significa eso? No solamente que los judíos y los gentiles somos salvos del mismo modo, por
la fe, sino que también, una vez salvados, pasamos a formar parte del mismo organismo vivo, llamado
aquí olivo. Todo pensamiento de un futuro por separado, de una clase de salvación diferente para unos
y otros, o de un organismo espiritual por separado para los judíos salvos, queda aquí excluida. Oigamos
de nuevo lo que dice Hoekema: “Su salvación es aquí descrita en términos de llegar a ser uno con la
totalidad de los salvos del pueblo de Dios, y no en términos de un programa aparte para los judíos”.

3.2 La exclusión de los judíos no es final (v.25). En este v. nos encontramos de nuevo con el término
“plenitud”. El endurecimiento afecta solamente a una parte de Israel. Hay una “plenitud” de Israel (v.
12) exactamente como una “plenitud” de los gentiles (v.25). Tanto en uno como en otro caso se trata
siempre del número total de los salvados, tanto de unos como de otros. Esta plenitud no quiere decir que
todos los gentiles van a ser salvos ni que todos los judíos lo serán también. Es la plenitud de los salvados
de entre los judíos y de entre los gentiles. Pablo tiene delante de sí un proceso histórico, aunque el camino
de salvación es idéntico para judíos y gentiles y la admisión de los judíos sea siempre como la de los
gentiles (vida entre los muertos). Al comienzo, hubo algunos judíos que fueron salvos. Pero luego Israel
se endureció y el evangelio fue llevado a los gentiles. Dios utilizó la trasgresión de los judíos para
cumplir sus propósitos originales revelados primariamente a Abraham en relación con la salvación de
los gentiles (Gá. 3:8). De modo que el rechazo de los judíos no es total ni definitivo, al menos por lo que
hace a los individuos, puesto que un remanente se salvará.

3.3 La salvación del todo Israel (vv.26-27). El v. 26 ha sido objeto discusión debido a una traducción
incorrecta y al juego que le ha dado un sistema teológico. Si la regla de oro de la interpretación es que
todo texto debe verse a la luz de su contexto, en este caso el versículo que lo ilumina es 9:27. En segundo
lugar, el griego no dice “y luego” (adverbio de tiempo, sino “así” (BJ) o “de esta manera” (NVI).
Mientras se consigue la plenitud de los gentiles, la suma de los remanentes del Israel creyente en la
historia es el todo Israel que se salva.

Conclusión. Esto se confirma en los vv. 26-27, referido a la primera venida como inauguración de la era mesiánica
apoyada por las citas de Jeremías e Isaías que se combinan para señalar precisamente esto.
              
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              www.iglesiamistral.org 

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