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EL ESPÍRITU EMPRENDEDOR Y LAS MOTIVACIONES PARA LA CREACIÓN

DE EMPRESAS

Sebastián Radi Villegas*

sebasradi@yahoo.com

Eje temático: Emprendimiento.

Subtema: Motivación para la creación de empresas.

Resumen:

El tema del espíritu emprendedor es abordado desde varias perspectivas;


inicialmente se identifica el origen etimológico del emprendedor y como dicho
personaje ha venido innovando y generando desarrollo a través del tiempo.
Luego, se descifran aquellas características que han sido atribuidas a los
emprendedores, de tal forma que sea posible construir un perfil general que
permita describir su personalidad. Igualmente, se intenta demostrar por qué
algunas personas que poseen dichas características prefieren continuar
trabajando como empleados dependientes, mientras que otros optan por
desarrollar sus propios proyectos empresariales. Así mismo, se exponen varios
elementos motivacionales que contribuyen en el proceso y le permiten al
emprendedor decidir un cambio de trayectoria vital. Se ilustra como el
emprendedor no sólo nace sino que se hace por medio de la educación y
como este factor incide considerablemente al momento de enfocar su vida
hacia la realización personal y la generación de bienestar social. Por último, se
describen algunos factores socioculturales del entorno latinoamericano que
han sido obstáculos y en otros casos precursores del espíritu emprendedor, y
como el desarrollo socioeconómico se encuentra estrechamente ligado con la
creación de empresas.

Palabras claves:

Emprendimiento, espíritu emprendedor, intraemprendimiento.


* Ingeniero Industrial, Universidad Nacional de Colombia; Estudiante de
Especialización en Gerencia para Ingenieros, Universidad Pontificia
Bolivariana; Empresario independiente.

INTRODUCCIÓN.

El mundo se encuentra en constante cambio y las actuales condiciones de


vida exigen de las personas no sólo mayores conocimientos, habilidades para
adaptarse y capacidad de innovación; sino también un alto nivel de
independencia, ética, responsabilidad y autoconfianza; elementos que
caracterizan a los emprendedores.

Los cambios en la educación y las oportunidades que ofrece el gobierno hoy


en día para estimular ideas creativas y proyectos innovadores, son reflejo de
la preocupación generada por la situación socioeconómica que estamos
viviendo. En épocas difíciles, los gobiernos buscan suavizar el impacto
negativo de la crisis mediante la implementación de estrategias sostenibles
que estimulen el empleo, tales como la educación empresarial, los capitales
semilla y especialmente la eliminación de barreras que entorpecen el
nacimiento de nuevas organizaciones.

Alrededor del mundo, la creación de nuevas empresas juega un papel


preponderante en el crecimiento económico de los países, especialmente en
aquellos que se encuentran en vía de desarrollo como el nuestro. Debido a
esto, es preciso identificar la relación entre el origen de nuevos entes
productivos, las condiciones socioeconómicas del entorno y aquellos
elementos característicos de quienes optan por desarrollar sus propias ideas
empresariales con el fin de autorrealizarse y generar desarrollo social.

1. Antecedentes; significado etimológico y desarrollo histórico del


emprendedor.

La palabra Emprendedor proviene de la expresión francesa entrepreneur, la


cual fue utilizada a principios del siglo XVI para distinguir aquellas personas
encomendadas a la ejecución de expediciones militares. Luego, el término fue
asignado a arquitectos, constructores y precursores del desarrollo vial. En su
origen, la palabra entrepreneur fue asociada con actividades de envergadura
que involucraban aventura, incertidumbre y riesgo. Sin embargo, entre los
siglos XVII y XVIII, durante el nacimiento de lo que hoy conocemos como
economía política, el proceso económico se redujo a un funcionamiento
mecánico mediante supuestos como la competencia perfecta, motivo por el
cual dicho proceso prescindía de necesitar seres innovadores y corredores de
riesgo (Tarapuez y Botero, 2007).

Según Pereira (2007), Richard Cantillon introduce el término entrepreneur y es


el primero en tener en cuenta su papel dentro de la economía. El autor
muestra como Cantillon, en su única obra conocida “Ensayo sobre la
naturaleza del comercio en general”, asegura que las principales funciones del
entrepreneur eran crear empresa y poner en marcha la actividad empresarial
en un ambiente de incertidumbre.

Tarapuez y Botero (2007) exponen como Carl Menger generó una ruptura
respecto a la forma como los economistas clásicos pensaron el proceso
económico y la función del emprendedor; sus planteamientos fueron
fundamentados en una lógica de necesidades y su satisfacción, debido a que
algunos hombres lograban romper la relación de causalidad entre la
producción y la satisfacción de las necesidades humanas, de orden superior e
inferior, mediante la introducción de un valor agregado.

Por su parte, Joseph Schumpeter definió al emprendedor como el destructor


creativo, pues su actividad innovadora le permitía romper los ciclos ajustados
del mercado, fijando precios altos respecto al costo de los recursos utilizados.
Luego, al ser copiado por sus competidores, el emprendedor percibía una
reducción de su rentabilidad debido a la caída de los precios; motivo por el
cual dicho personaje reiniciaba el ciclo mediante otra innovación en producto,
métodos de gestión, formas de distribución o cualquier otra estrategia que le
permitiera sobrevivir y enfrentar los cambios del mercado. Esto demuestra
que la principal característica del emprendedor es su proceso de innovación
constante (Pereira, 2007).

2. Perfil del emprendedor.

2.1 Componentes y desarrollo de la personalidad.

En términos generales, Sandoval, Díaz, Ortegón, Ortiz y Toro (2000) ilustran


como en cada ser humano se conjugan aspectos biológicos, psicológicos y
sociales, los cuales interactúan entre sí a lo largo de nuestra vida para definir
lo que se denomina La personalidad.

Las características biológicas son factores anatómico-fisiológicos asociados


principalmente al sistema nervioso central y el sistema endocrino. Según
Sandoval et al (2000), el componente biológico juega un papel indispensable
en las relaciones emocionales de un individuo frente a diversas situaciones,
pues la sensibilidad o impresionabilidad, la introversión o extroversión, entre
otras tendencias del comportamiento que caracterizan nuestra personalidad,
tienen origen en dichos sistemas.

Como segundo elemento, los autores ilustran la manera cómo se conforman


las características psicológicas durante el desarrollo de los seres humanos,
quienes construyen progresivamente elementos particulares como el carácter,
los valores, la capacidad de análisis, entre otros factores no biológicos que se
nutren de las experiencias vividas y que constituyen formas organizadas de
pensar, sentir y actuar ante diversos escenarios. Sin embargo, los autores
aseguran que las características psicológicas como el carácter, tienen una
estrecha relación con los factores biológicos, ya que estos pueden ayudar u
obstaculizar la expresión y desarrollo de las mismas. Es importante resaltar
que los factores anteriormente mencionados son susceptibles al cambio.

Así mismo, las características sociales se adquieren mediante la interacción


con el entorno y algunos grupos de referencia como la familia, los amigos y en
general, aquellas condiciones culturales y socioeconómicas, las cuales
determinan la forma de vivir de cada ser humano.

2.2 La personalidad emprendedora.

Entre las principales características de la personalidad emprendedora se


encuentra la autonomía, pues ésta estimula las personas a ser mentalmente
activas, curiosas, críticas, a analizar diferentes puntos de vista y confiar en sí
mismas al tomar decisiones y resolver problemas. Además, el emprendedor
“se caracteriza por ser inconforme, obsesivo, con intuición, organizado y buen
líder. Es además una persona optimista que le gusta tomar riesgos calculados.
Los hábitos de un emprendedor son la curiosidad, la observación, el estar
continuamente experimentando y sobre todo la adaptabilidad a los
permanentes cambios y situaciones que se le van presentando” (Sandoval et
al, 2000:27).

Por su parte, Rodrigo Varela (2001) describe al emprendedor como el hombre


o mujer capaz de percibir una oportunidad que el medio le brinda; ante la cual
decide formular una estrategia que le permite conseguir y asignar los recursos
necesarios para iniciar una operación. En este proceso arriesga su propio
prestigio e invierte tiempo, energía y dinero, a fin alcanzar su realización
personal y desarrollo social.

Con base en algunas investigaciones, dicho autor agrupa las características


del emprendedor en cuatro grandes categorías: Características físicas,
factores motivacionales, características de comportamiento y características
intelectuales.

Sus características físicas más representativas son la energía y la buena salud


que utilizan para desarrollar sus proyectos.

Entre los factores motivacionales podemos encontrar la necesidad de


independencia, de logro, beneficios monetarios, aprobación y desarrollo
personal.

Sus características de comportamiento muestran capacidad de persuasión,


iniciativa, flexibilidad, integridad, relaciones públicas, orientación hacia la
oportunidad, perseverancia, orientación hacia metas específicas,
autoconfianza, capacidad de decisión, estabilidad emocional, planificación
sistemática, tolerancia a la ambigüedad, a la presión y la incertidumbre.

Por último, las características intelectuales se encuentran encabezadas por su


creatividad, innovación, inteligencia, su capacidad para solucionar problemas,
habilidad conceptual y capacidad para analizar el ambiente.

2.2.1 La creatividad y la invención.

Es imprescindible resaltar una característica intelectual como la creatividad,


pues esta representa la capacidad que tienen las personas para generar ideas
útiles y originales. Dicha habilidad pasa por su mejor época durante la infancia
del hombre, luego presenta un proceso decreciente en sus manifestaciones a
medida que las personas crecen, se desarrollan y educan.
Para entender la causa y motor de la creatividad, es necesario comprender
que hay diferencias significativas en las funciones de cada lóbulo que
conforma nuestro cerebro.

“El lóbulo izquierdo domina el manejo del lenguaje, la clasificación de objetos


en categorías estándares, la selección de objetos individuales de grandes
mezclas. El lóbulo derecho parece manejar todo lo pertinente a formas,
relaciones espaciales y reconocimiento de patrones. Se dice que el lóbulo
izquierdo es la base del pensamiento analítico y funciona con lógica, es
convergente, vertical y de respuesta única, mientras que el derecho es el del
pensamiento integrador y sintético, es imaginación, divergencia, lateralidad y
respuesta múltiple. El pensamiento creativo tiene asiento en el lóbulo
derecho, pues la creatividad se ve como la asociación o combinación de
elementos separados, un acto de síntesis que depende de un proceso de
reconocimiento de patrones e intuición” (Varela, 2001:121).

Varela (2001) asegura que la invención se encuentra un paso adelante, pues


ésta corresponde al desarrollo y materialización de la idea creativa. La
invención aunque parte de la creatividad, luego requiere la aplicación de un
pensamiento convergente, a fin de evaluar con carácter analítico las opciones
y elegir adecuadamente la solución para las diferentes necesidades del
hombre.

2.2.2 La innovación.

Así mismo, Varela (2001) resalta la innovación como la destreza más


avanzada y característica del emprendedor, pues aquí ya se habla de la
integración al mercado de las ideas, modelos, prototipos, productos,
conceptos o procedimientos que fueron pensados en el proceso creativo y que
ahora se podrían ofrecer como bienes o servicios para ser adquiridos por los
clientes; es convertir la idea en un negocio. Dice el autor que de una u otra
forma, todos los seres humanos pueden ser creativos, no obstante, frente a la
probabilidad de tener éxito como empresario, algunas personas poseen una
ventaja considerable frente a otras gracias a sus mayores capacidades
innovativas.

3. Emprendimiento al interior de empresas ya establecidas.


“El empresario independiente y el hombre de la organización parecían ser
individuos opuestos, con personalidades y motivaciones irreconciliables.
Pinchot argumentó que a través de individuos al interior de las organizaciones,
con las características que siempre fueron atribuidas a los empresarios, se
introducen y producen nuevos productos, procesos y servicios, y que se
genera el cambio y la evolución de la organización” (Trujillo y Guzmán, 2008:
40).

3.1 Intraemprendimiento.

Trujillo y Guzmán (2008) ilustran como el gerente, ejecutivo o administrador


normalmente trabaja y dirige la operación de una empresa que se le entrega
establecida. Generalmente no tiene dinero invertido en ésta, motivo por el
cual no corre riesgos monetarios, sus decisiones son dependientes y su
recompensa es básicamente un salario. Según los autores, al interior de la
organización hay quienes son llamados intrapreneurs, pues su constante
gestión innovadora, más conocida como intraemprendimiento; es una clase de
emprendimiento muy importante para el éxito organizacional y el desarrollo
socio-económico.

Así como el ambiente externo afecta la empresa, el entorno que afronta el


empleado al interior de la empresa puede motivar o desmotivar el
comportamiento intraemprendedor. Debido a esto, las empresas deben
generar escenarios en los cuales los empleados puedan actuar de manera
emprendedora al interior de las organizaciones. Entre los factores más
influyentes del proceso se encuentran la tercerización del riesgo, al acceso de
recursos de la compañía, el apoyo de la gerencia y algunas estrategias
organizacionales como los sistemas de incentivos.

3.2 Estímulos y obstáculos para el cambio de trayectoria vital.

“Muchas personas que se desempeñan como empleados no logran nunca


hacer el cambio de trayectoria vital, bien sea porque se encuentran cómodos
como empleados y no existe percepción de deseabilidad; o en otros casos, no
logran desarrollar y estructurar una propuesta de empresa factible” (Varela,
2001:86).
Es importante resaltar varios motivos por los cuales las personas deciden o
no, pasar de empleados a empresarios independientes. Entre estos,
encontramos algunos positivos como la educación orientada a la vida
empresarial, el conocimiento de un negocio, la invitación de alguien a
participar de una sociedad o el apoyo de un mentor que permita la
reorientación de sus metas.

Igualmente, hay causas negativas que impulsan las personas a efectuar dicho
cambio, tales como la insatisfacción con la actividad laboral, los ingresos
insuficientes, la falta de proyección profesional, el mal trato o despido del
puesto de trabajo, la dependencia y la poca disponibilidad de tiempo para
actividades de carácter personal .

Entre los obstáculos más representativos para este cambio trascendental, se


encuentra la percepción Latinoamericana respecto al ejercicio dependiente,
pues se llegó a pensar que la función del sistema educativo era producir
personas para desempeñar labores concretas, lo que erróneamente ha
generado críticas sobre aquellos que no ejercen el oficio normal de su
profesión. Igualmente, el éxito profesional ha sido medido con base en el
tamaño de las empresas y el cargo que las personas ocupan en ellas, sin tener
en cuenta otros aspectos trascendentes (Varela, 2001).

Además, la mayoría de empleados y profesionales dependientes continúan


temiendo al cambio de trayectoria por evitar la pérdida de un empleo
supuestamente seguro, sin percibir que las organizaciones han implementado
medios de contratación que generan inestabilidad laboral y han optado por
reducir cada vez más el número de personas vinculadas indefinidamente, lo
cual descarta la posibilidad de que alguien pueda pretender y conservar un
trabajo de por vida. Esto demuestra que a corto plazo puede ser más
arriesgado el mundo empresarial, pero a largo plazo resulta más arriesgado el
empleo dependiente.

4. Factores motivacionales para la creación de empresa

Algunos investigadores del tema han elaborado planteamientos interesantes


sobre las causas o impulsos que estructuran y dan origen al proceso. Entre
ellos Albert Shapero, autor citado por Varela (2001), quien argumenta que la
formación de nuevas empresas es el resultado de la interacción entre factores
situacionales, psicológicos, económicos y socioculturales. Además, dicho autor
asegura que el cambio de trayectoria vital o evento empresarial resulta de un
proceso dinámico que estimula aquellos individuos condicionados por sus
experiencias y herencias socio-culturales.

4.1 La percepción.

Los siguientes elementos interactúan entre sí para producir un cambio de


trayectoria vital que da origen al proceso empresarial:

“La percepción de deseabilidad o de gusto por el evento empresarial es una


expresión de valores culturales, de conductas adquiridas a todo lo largo del
proceso formativo y que en definitiva genera un refuerzo o una negación de
actitudes y direcciones en la vida de las personas y las hace pensar o no en la
posibilidad de ser empresario, o sea de cambiar su trayectoria vital.

La percepción de factibilidad surge del análisis detallado de la oportunidad de


negocio y del plan de negocio y ello es un proceso que indudablemente puede
enseñarse a los futuros empresarios”. (Varela, 2001:85).

Aunque la percepción de factibilidad es más racional y cuantitativa que la


percepción de deseabilidad, sólo quienes poseen una percepción proactiva y
favorable por desarrollar sus propios proyectos de empresa, se
comprometerán activamente con el análisis de la oportunidad y el desarrollo
del plan de negocio. Según el autor, el evento empresarial deseado se logra
exclusivamente cuando estas dos percepciones se manifiestan de forma
simultánea (Varela, 2001).

4.2 Las motivaciones.

“Etimológicamente motivación procede de la raíz latina movere – mover. En


este sentido, se asume como el motor que impulsa al individuo a actuar en la
búsqueda de satisfacer sus necesidades” (Sandoval et al, 2000:38).

Un emprendedor busca satisfacer necesidades de orden superior como la


autorealización, la cual, además de dar sentido a su vida, le permite ser un
transformador de su entorno familiar, económico y social.
La motivación del emprendedor no decae fácilmente a pesar de las
dificultades y su autodominio le permite controlar y superar los obstáculos que
se le presentan. Los actos del emprendedor obedecen a varios motivos como
la necesidad de independencia, la de construir un patrimonio propio, la
búsqueda de mejores condiciones de vida o la necesidad de reconocimiento
social; motivos que pueden tener diferente grado de importancia para cada
ser humano (Sandoval et al, 2000).

4.3 Las oportunidades.

Algunas personas consideran que la suerte es el principal ingrediente para el


éxito de los emprendedores o empresarios independientes; pues no
comprenden que existen hombres y mujeres capaces de captar las señales
que el mercado les brindó y estuvieron en el momento y lugar apropiado para
sacar provecho de las mismas. Sacar provecho “implica encontrar formas para
identificar necesidades y deseos de otras personas y maneras de satisfacerlos.
Esa empatía con el consumidor es básica para poder captar oportunidades.
Esto conlleva detectar los pequeños importantes detalles que hacen la
oportunidad visible para unos e invisible e inexistente para otros” (Varela,
2001:144).

Ciertas oportunidades son resultado de la experiencia previa, ya que algunos


emprendedores optan por la implementación de conocimientos técnicos y
empíricos obtenidos en prácticas anteriores, ya sea laborales, personales,
ambientales o de sus propias necesidades que han sentido insatisfechas.

En otros casos la oportunidad resulta de contar con recursos financieros. Sin


embargo, es necesario resaltar que una de las principales destrezas y
funciones del emprendedor es la consecución de recursos, pues sus
habilidades le permiten identificar una adecuada fuente de los mismos y
disponer de ellos en las cantidades, calidades y costo procedente a la realidad
y potencialidad de su proyecto. Debido a esto, es posible afirmar que la falta
de recursos es un efecto y no la causa de un fracaso empresarial, pues su
consecución se dificulta por falta de habilidades gerenciales, las limitaciones
del entorno, los productos y servicios poco diferenciados no atractivos para la
inversión, los planes e ideas de negocio mal estructuradas, entre otras
(Tamayo y Calle, 2005).
Por último, cabe resaltar la importancia de las relaciones públicas y los
contactos personales, pues estos facilitan considerablemente todas las
etapas del proceso, incluyendo la obtención de recursos, clientes, ideas,
información, etc.

El emprendedor debe estar preparado para fracasar y adaptarse al cambio,


pues no siempre se triunfa al primer intento. “En muchas ocasiones, un
negocio empieza con una oportunidad dada, pero en su desarrollo se identifica
otra oportunidad y ésta segunda es la que trae éxito. La oportunidad tiene que
ser oportuna, coincidente con los gustos, deseos, necesidades, expectativas y
capacidades del mercado” (Varela, 2001:105).

5. La educación; motor del espíritu empresarial.

Es necesario tener presente que “el conocimiento es el recurso primario y la


verdadera riqueza de una sociedad. Se necesita que estas sociedades
respeten, estimulen y apoyen la generación y el desarrollo de conocimientos,
y que como misión busquen el fortalecimiento de su base educativa, pues así
mejorarán su capacidad productiva y sus perspectivas de desarrollo” (Varela,
2001:18).

Las instituciones universitarias y los planteles educativos en general, tienen


como responsabilidad social proveer educación de calidad y desarrollar las
competencias necesarias para despertar en sus estudiantes el espíritu
empresarial y el deseo de contribuir a la sociedad mediante la generación y
no la ocupación de empleo.

“Hay que entender que las profesiones son un medio de desarrollo personal y
no un fin en sí mismo, por tanto, lo importante no es el ejercicio de una
profesión u otra, sino la contribución al desarrollo económico y social que
brinda el profesional. Es perfectamente válido, incluso deseable, que esa
contribución se haga en una actividad que genere trabajo, riqueza y valor
agregado”. (Varela, 2001:72).

Según Varela (1998), cada día son más los profesionales que optan por crear
empresa, gracias a los cambios progresivos en la educación y los programas
de apoyo empresarial que tienen como objetivo capacitar los futuros
empresarios y mejorar su habilidad de gestión, elevando así sus
probabilidades de crecimiento y supervivencia en el medio.
Los empresarios del futuro deberán ser personas con un elevado nivel de
educación, formal o informal, pues de lo contrario sus posibilidades de éxito se
reducen considerablemente.

6. Factores socioeconómicos y culturales que inciden en la creación de


empresa.

Desde los inicios de la economía política, las ciencias económicas afirmaron


que los factores de producción responsables del desarrollo eran: tierra, capital
y mano de obra. Sin embargo, “Al mirar a América Latina con más de 20
millones de Km y más de 480 millones de habitantes en 1999, con una
2

dotación importante de recursos minerales, con variedad de climas y de


suelos, con la mayor concentración mundial de biodiversidad, con aguas
suficientes y mares ricos en productos marinos, con hermosos paisajes, con
montañas, con una gama amplia de productos autóctonos, con un ancestro de
culturas capaces de impulsar el desarrollo, con posición privilegiada frente a
dos de los grandes mercados mundiales, con régimen climático opuesto a los
de los tres grandes mercados mundiales, y aunque sea paradójico, con
capitales importantes, así estén la mayoría de éstos cumpliendo un papel
rentístico en países desarrollados, hay que preguntarse: ¿por qué América
Latina no es una región desarrollada?”(Varela, 2001:38).

Estos datos permiten concluir lo absurdo de pensar que la abundancia de


recursos naturales y la riqueza son sinónimos. Por el contrario, hay que
comprender que la abundancia de recursos naturales es riqueza en potencia.

Según Varela (1998), los procesos de industrialización en los años 40


generaron una gran demanda de empleados y obreros en América Latina, los
cuales eran designados a la ejecución de labores muy específicas. Este
fenómeno arraigó en la mente de los latinoamericanos la alternativa del
empleo y limitó considerablemente sus procesos educativos, los valores
culturales y las expectativas personales.

Los gobiernos regionales adoptaron la responsabilidad no sólo de medir los


índices de desempleo sino de atender y solucionar satisfactoriamente la
problemática, sin embargo, las estrategias adoptadas no han sido exitosas,
pues la creación de empleos burocráticos ha traído recesión y todos sus
derivados, déficit fiscal, endeudamiento, inflación e irónicamente desempleo.
Así mismo, el sector privado en la mayoría de los países latinoamericanos ha
entrado en el furor de programas enfocados a la reestructuración como
downsizing, outsourcing, reingeniería y otras herramientas gerenciales que
generan una reducción considerable en los niveles de ocupación.

A pesar de todo, el problema más crítico corresponde a factores socio-


culturales, pues a lo largo del tiempo han sido asimiladas ideas marxistas mal
interpretadas; pues al contrario de la creencia popular, no es posible
fortalecer a los débiles sólo debilitando a los fuertes. Además, se han
inculcado valores religiosos que hacen ver la riqueza como sinónimo de
pecado y perdición espiritual, lo cual obstaculiza considerablemente el
pensamiento y los hábitos necesarios para un adecuado desarrollo
socioeconómico. “Los latinoamericanos necesitamos revisar la comprensión
tradicional que tenemos del trabajo, que nos hace percibirlo en forma
negativa, como una carga, como un sufrimiento derivado del pecado original,
como algo que debe evitarse; y debemos adoptar una actitud más positiva,
que permita realizarlo en forma más productiva para nosotros y nuestros
países” (Varela, 2001:10).

Con mucha frecuencia se plantea cómo la situación socio-económica, política,


legal y en general ambiental, es muy difícil o poco favorable para el proceso
empresarial. “Si bien sería ideal tener un entorno económico, político y social
mejor, en el entorno en que toca vivir es viable lograr eventos empresariales y
que no puede esperarse a que el ambiente cambie para crear empresas, pues
el fenómeno es contrario: sólo a medida que se creen empresas, trabajo y
riqueza, mejorarán las condiciones ambientales para reforzar el proceso”
(Varela, 2001:71).

Varela (1998) asegura que es necesario concientizar a las sociedades de que


el empleo no es la única fuente de trabajo, que el hombre no siempre ha sido
empleado y que el número de empleos ha sido, es y siempre será escaso.
Además, insiste en la modificación de nuestro concepto respecto al tamaño y
en evitar la reverencia por la gran industria, pues sus investigaciones han
demostrado que las empresas jóvenes y pequeñas generan más empleo que
aquellas acreditadas de gran envergadura. Además, las empresas pequeñas
son más resistentes al cambio y más interesantes para el desempeño
profesional, gracias al reto intelectual que éstas representan.

Por último, es importante resaltar que “La creación de nuevas empresas ha


sido reconocida como una fuerza motora para el crecimiento económico de un
país, dado que tanto este factor como el desarrollo son jalonados por el éxito
de los nuevos proyectos empresariales” (Tamayo y Calle, 2005:133)
CONCLUSIONES.

• El emprendedor se ha destacado a través de los siglos por su importante


labor de innovar. Ellos han logrado generar cambios y desarrollo hasta el
nivel tecnológico que hoy vivimos, gracias a la percepción continua de
oportunidades que el mercado brinda y a la búsqueda incansable de
satisfacer todas las necesidades humanas, hasta tal punto de que
muchas de éstas surgen a partir del emprendedor, quien le enseña a los
consumidores a requerir cosas nuevas que anteriormente eran
desconocidas y no necesarias para vivir.

• Algunas personas que poseen todas las características atribuibles al


emprendedor nunca deciden hacer un cambio de trayectoria vital debido
a que se encuentran cómodos como empleados, su percepción de éxito
radica en el cargo y tamaño de las empresas en las cuales ejercen o
simplemente no desean hacer dicho cambio. Además, no han percibido
la inestabilidad laboral de largo plazo que implica ser dependiente, ni las
ventajas personales y sociales que trae la independencia empresarial.
Sin embargo, es importante resaltar la importancia del
intraemprendimiento, pues gracias a individuos al interior de empresas
ya establecidas, se introducen y producen nuevos productos, procesos y
servicios que buscan desarrollo social y organizacional.

• Aunque algunos autores consideran que la formación de nuevas


empresas es el resultado de la interacción entre factores situacionales,
psicológicos, económicos y socioculturales; es indispensable resaltar
que la educación juega un papel fundamental en el desarrollo del
espíritu emprendedor, pues las instituciones educativas tienen la
facultad de transmitir y desarrollar el tipo de motivaciones y
competencias necesarias para que las personas decidan contribuir a la
sociedad mediante la generación y no la ocupación de empleo.

• Por su parte, la misión básica del gobierno deberá enfocarse en la


eliminación de obstáculos que dificultan la creación de nuevas
empresas, a fin de estimular el espíritu emprendedor y la misión
innovadora de quienes optan por desarrollar sus propios proyectos
empresariales.
• El espíritu empresarial es un sueño de reto, desarrollo e independencia
inmerso en el fondo de todos los seres humanos; “Indudablemente hay
una manera de uno fallar: nunca intentar. Este principio también
garantiza que nunca se logrará el éxito. Es mejor equivocarse por
intentar que morir virgen empresarialmente” (Varela, 2001:71).

REFERENCIAS.

• Pereira, F. (2007, julio-diciembre). La evolución del espíritu empresarial


como campo del conocimiento. Cuadernos de administración,
20(34), 11-37.

• Sandoval, N., Díaz, C.J., Ortegón, A.M., Ortiz, C. y Toro J. (2000). El


desarrollo de la personalidad emprendedora. Bogotá D.C.: EAN.

• Tamayo, V.M. y Calle, A.M. (2005, enero-junio). Emprendedores e


inversionistas. Cuadernos de administración, 18(29), 131-155.

• Tarapuez, E y Botero, J.J. (2007, julio-diciembre). Algunos aportes de los


neoclásicos a la teoría del emprendedor. Cuadernos de
administración, 20(34), 39-63.

• Trujillo, M.A. y Guzmán, A. (2008, enero-junio). Intraemprendimiento.


Cuadernos de administración, 21(35), 37-63.

• Varela, R. (1998). El espíritu empresarial y la generación de empleo.


Revista Universidad Pontifica Bolivariana, 47(144), 55-66.

• Varela, R. (2001). Innovación empresarial. Bogotá D.C.: Pearson


Educación de Colombia Ltda.

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