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TERMINOLOGÍA
EL DHARMA
Guénon hará observar a este respecto que la raíz dhri es casi idéntica en la
forma y el sentido a otra raíz, dhru, de la cual deriva la palabra dhruva, que
designa el "polo": "Efectivamente, es a esta idea de "polo" o de "eje" del mundo
manifestado que conviene referirse si se quiere comprender verdaderamente la
noción del Dharma: es lo que permanece invariable en el centro de las revoluciones
de todas las cosas, y que regula el curso del cambio porque no participa en él".
Señalamos esta última frase, pues es ya alusiva a la concepción guénoniana de
Tradición primordial.
Guénon asocia la función del Dharma al símbolo del eje o del "árbol del
mundo", y señala la similitud entre esta noción y la del término sánscrito rita, que
tiene etimológicamente el sentido de "rectitud", conformidad al orden humano y
ante todo al orden cósmico. Se ve entonces que esta idea no se limita al hombre,
sino que se extiende a todos los seres e incluso a todos los estados de
manifestación, luego a toda la creación.
Es la "Norma" rectora del conjunto y la "Norma" particular de cada grupo, especie,
grado, mundo, ciclo, incluyendo las ideas de armonía, justicia, equilibrio,
legislación, objetivo asignado por las Escrituras tradicionales hindúes a la vida
humana cuando su realización depende del orden espiritual (más allá del cuerpo y
del psiquismo, pero más acá del "fin supremo", que no depende del dominio de la
manifestación)... por ello, se identifica con el "deber" más bien que con el
"derecho".
Así, el Dharma propio de un ser no puede expresarse sino por lo que debe hacer
por sí mismo, y no por lo que los demás deben hacer con respecto a él, "y que
depende naturalmente del Dharma de los restantes seres" (Etudes sur
l’hindouisme, Editions Traditionnelles, 1976, nota 1 de la página 73).
Ahora bien, este Dharma así "delimitado", si se nos permite la expresión, y que
quizá podría ser aproximado a la idea de "voluntad revelada" en los monoteísmos
occidentales (al igual que se podría, más justamente aún que para estas religiones,
asimilar a la definición que la Masonería anglosajona da de la Biblia: "Volume of the
Sacred Law", Volumen de la Ley sagrada), este Dharma nos va a conducir a su
fuente principial: la Tradición primordial, y es entonces a la noción de Sanâtana
Dharma a la que nos referiremos.
Deberemos incluir aquí una extensa cita, pues es a propósito de esta noción de
Sanâtana Dharma que Guénon nos va a ofrecer una muy clara demostración de lo
que él entiende por Tradición primordial:
"…el término sanâtana implica una idea de duración, mientras que la eternidad,
por el contrario, es esencialmente una "no-duración"; la duración de que se trata es
indefinida, si se quiere, o más precisamente "cíclica", en la acepción del griego
aiônios, que no tiene el sentido de "eterno" tal como los modernos, por una
lamentable confusión, le atribuyen demasiado a menudo. Lo que es perpetuo en
este sentido es lo que constantemente subsiste desde el comienzo al fin de un ciclo,
y, según la tradición hindú, el ciclo que debe ser considerado en lo que concierne al
Sanâtana Dharma es un Manvantara, es decir, la duración de la manifestación de
una humanidad terrestre".
Guénon añade que se trata del origen primero y del fondo común de todas las
formas tradicionales particulares, que proceden por adaptación a las condiciones
especiales de tal pueblo o tal época. Sin embargo, ninguna de ellas "podría ser
identificada con el Sanâtana Dharma mismo, o ser considerada como una expresión
adecuada, aunque no obstante sea siempre como su imagen más o menos velada"
(2).
Toda tradición ortodoxa aparece ante Guénon como un reflejo o un "sustituto" de la
Tradición primordial, en la medida en que lo permiten las circunstancias
contingentes (3)".
Si dicha tradición ortodoxa no es el Sanâtana Dharma, no obstante lo expresa
verdaderamente para aquellos que se adhieren a ella y participan de manera
efectiva. No pueden alcanzarlo más que a través de ella, pues para ellos expresa, si
no la integralidad, "al menos todo lo que les concierne directamente, y ello bajo la
forma más apropiada a su naturaleza individual (4). De ello se deduce que
finalmente todas estas diversas formas tradicionales están "contenidas
principialmente en el Sanâtana Dharma, puesto que son otras tantas adaptaciones
regulares y legítimas, y ninguno de los desarrollos de los que son susceptibles en el
curso del tiempo podría ser jamás otra cosa en el fondo" (5).
En suma, todas contienen el Sanâtana Dharma en su interioridad más "central".
Sus diferentes "grados de exterioridad" son entonces como velos que recubren la
Tradición primordial y que no dejan transparentar más que de una manera
atenuada y más o menos parcial. A ojos de Guénon, esto es innegable y "sería un
error pretender asimilar pura y simplemente el Sanâtana Dharma a una de ellas,
sea cual sea, por otra parte, por ejemplo a la tradición hindú tal como se presenta
actualmente" (6). Guénon constata que este error es a veces cometido por aquellos
"cuyo horizonte intelectual, en razón de las circunstancias en que se encuentran,
está limitado exclusivamente a esta única tradición" (7). Y observa que, si no
obstante esta asimilación "es legítima en cierta medida según lo que acabamos de
explicar, los adherentes de cada una de las demás tradiciones podrían decir
también, en el mismo sentido y al mismo título, que su propia tradición es el
Sanâtana Dharma; una tal afirmación sería siempre verdadera en un sentido
relativo, aunque evidentemente sea falsa en sentido absoluto" (8). Ahora bien, hay
una razón por la cual la noción de Sanâtana Dharma parece más especialmente
ligada a la tradición hindú:
Ésta es, de entre todas las formas tradicionales actualmente vivas, la que
deriva más directamente de la Tradición primordial, al ser en cierto modo como su
continuación en el exterior, y teniendo siempre en cuenta, por supuesto, las
condiciones en las cuales se desarrolla el ciclo humano y del que ella misma da una
descripción más completa que todas aquellas que podrían encontrarse en otras
tradiciones, de modo que participa en un mayor grado que todas las demás en su
perpetuidad" (9).
Guénon señala que la tradición hindú y la tradición islámica (10) son las
Esto es válido tanto para el Cristianismo y el arte cristiano como para todo otro
arte tradicional que proceda siempre, por una continua derivación, de la "tradición
universal y unánime" (Sanâtana Dharma), y cuyo último origen sea una
"revelación" (shruti), recibida en el principio, de la "Luz de luces".
Es así que analizando de la obra de Paul Vuillaud sobre la cábala judía y lo que
este autor relata a propósito del gran sacerdote celeste Mikael, de Moisés, etc.,
Guénon hará observar que lo que se dice…
"…aquí de los israelitas puede ser dicho de todos los pueblos que poseen una
tradición verdaderamente ortodoxa: con mayor razón puede decirse de los
representantes de la Tradición primordial, de la que todas las demás derivan y a la
cual están subordinadas…"
En la misma lógica, al implicar el ciclo un retorno a los orígenes, Guénon
asimila el "retorno de todas las cosas a su estado primitivo", del que se trata en el
Zohar (III, 856, a propósito de Jeremías, XVII, 3) con el retorno al "estado
primordial", es decir, el estado del que la Tradición primordial mantiene la herencia.
Tal es, por ejemplo, la idea del Paraíso terrestre identificado con el Centro
original y simbolizado por la posesión del Grial -pudiendo sus beneficiarios ser
contados entre los conservadores de la Tradición primordial. Debemos citar en este
contexto una serie de extractos de la obra de René Guénon, Le Roi de Monde, que
vienen a aclarar las constataciones indicadas a este propósito:
La posesión del "sentido de eternidad" está ligado a lo que todas las tradiciones
llaman (…) "el estado primordial", cuya restauración constituye el primer estadio de
la verdadera iniciación, siendo la condición previa para la conquista efectiva de los
"estados supra-humanos". El Paraíso terrestre, por otra parte, representa
propiamente el "Centro del Mundo"; y lo que a continuación diremos sobre el
sentido original de la palabra Paraíso todavía podrá hacerlo comprender mejor".
Debe comprenderse que Seth y quienes tras él poseyeron el Grial pudieron por
ello mismo establecer un centro espiritual destinado a reemplazar al Paraíso
perdido, y que era como una imagen de éste; y entonces esta posesión del Grial
representa la conservación integral de la Tradición primordial en un tal centro
espiritual (16).
Guénon piensa que el origen céltico que se reconoce a la leyenda del Grial debe
sin duda dejar entender que los druidas tuvieron una parte en ello y que "deben ser
incluidos entre los conservadores regulares de la Tradición primordial".
"Por lo que acabamos de decir, puede ya comprenderse que el "Rey del Mundo"
debe tener una función esencialmente ordenadora y reguladora (y se advertirá que
no carece de razón el que esta última palabra tenga la misma raíz que rex y
regere), función que puede resumirse en una palabra como "equilibrio" o
"armonía", lo que precisamente indica en sánscrito el término Dharma: lo que
entendemos por ello es el reflejo, en el mundo manifestado, de la inmutabilidad del
Principio supremo" (op. cit., cap. "Realeza y Pontificado", pp. 20-21).
e) En fin, el carácter "válido" de las tradiciones secundarias que proceden de la
Tradición primordial, siendo esta misma validez atestiguada por un
"reconocimiento" de auténtica filiación. Teniendo en cuenta lo que hemos indicado
en d), es evidente que este "reconocimiento", al epifanizar el estrecho vínculo entre
la Tradición primordial y la tradición derivada o secundaria, se ejercerá por
mediación de "personajes" que simbolizan las funciones supremas señaladas
anteriormente, o representativos de la Tradición original.
NOTAS