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CrítiCA de LiBros

FrAnCisCo ArenAs-doLz (ed.), Retórica y democracia. Perspectivas críticas


sobre el estado de la investigación, institució Alfons el Magnànim,
Valencia, 2012. 371 páginas.

La retórica es una facultad de todo ser humano,


pero nace como arte gracias a la democracia (p. 45).

diecisiete capítulos, a cargo de dieciséis sin embargo, de un tiempo a esta parte


expertos, analizan la evolución de la retó- hemos podido comprobar que afrontamos
rica desde sus primeros pensadores hasta “una época en la que se consolida el forta-
la época actual en una obra que ve la luz en lecimiento de la dialéctica y el deterioro de
forma de mosaico. Francisco Arenas-dolz, la retórica”3. A juicio de Laura Adrián, la
profesor de Filosofía del derecho, Moral y “identificación [de la retórica] con la pala-
Política en la Universidad de Valencia, es brería, el engaño (ars fallendi) y la seduc-
el encargado de editar y encabezar la com- ción será un lugar común”4.
pilación. empero, como advierte Arenas-dolz
La obra arranca con un “estudio preli- desde el comienzo del libro, “el objetivo
minar” que trata de acercar al lector al de la retórica no es la persuasión, sino
estudio de la retórica, tan descuidado indagar los medios de credibilidad (píste-
como relevante en el desarrollo de la Cien- sis)” (p. 24). de ahí el espíritu valiente de
cia Política. “La retórica es la materia cuya una obra que plantea que “la retórica se
finalidad es enseñarnos a hacer uso del refiere a todo tema que afecta a la vida
lenguaje” (p. 24), afirma Arenas-dolz; humana” (ibidem).
quizás por eso Aristóteles (384–322 a. e. recuperar la presencia de la retórica es
c.) la definió como “un arte”1 en su obra una tarea de gran valía. especialmente si
clásica: tenemos en cuenta que, como indica Jorge
Loza-Balparda, “el papel de la retórica, su
La retórica es correlativa de la dialécti- papel ausente, ha influido notoriamente en
ca, pues ambas tratan de cosas que en cier- la evolución de la teoría política y social”5.
to modo son de conocimiento común a Los autores de esta obra plantean un estu-
todos y no corresponden a ninguna ciencia dio de la retórica y su interrelación con la
determinada2. democracia desde la incipiente Atenas,
donde se afirma que existía “un uso de la

1
AristóteLes, Retórica, trad. de Antonio tovar, Centro de estudios Constitucionales,
Madrid, 1985, p. 4.
2
ibidem.
3
Laura Adrián-LArA, Dialéctica y calvinismo en la teoría política contemporánea, tesis
doctoral dirigida por Javier roiz Parra, Universidad Complutense de Madrid, 2012, p. 386.
4
ibidem.
5
Jorge LozA-BALPArdA, “Una defensa de la retórica y el juicio”: Foro Interno. Anuario de
Teoría Política, vol. 10 (2010), p. 138.

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palabra libre por parte de todos los ciuda- de “los aticistas, que no reconocen que
danos, pero dentro de una organización Cicerón representa el más alto punto que
oficial” (p. 33), como era la Asamblea. no la retórica y la oratoria latinas pueden
obstante, el germen de lo que después alcanzar” (p. 129). La disputa entre este
sería abordado con pretensiones de estudio autor y los áticos, que defendían el regreso
pormenorizado ya había sido esparcido a una retórica simplista, evidenciaba las
entre los griegos, a pesar de que “la pala- diferencias existentes entre estas dos con-
bra era un arma no siempre clara y defini- cepciones. Como explica Jaime siles,
da” (p. 35), como explica el filólogo clási- experto en filología clásica:
co Francisco rodríguez Adrados.
Posteriormente, la retórica empezó a Cicerón utilizó en la última etapa de su
convertirse en una cuestión más seria den- vida la retórica como un medio para expre-
tro de la antigua civilización mediterránea. sar su oposición a unas corrientes conver-
tanto, que “con Las suplicantes de esqui- gentes que, imbuidas de personalismo
lo podemos comenzar a hablar de una per- helenístico-orientalizante, acabarían por
suasión ‘divina’ para objetivos ‘humanos’, imponer una dictadura disfrazada, prime-
políticos” (p. 46) que desembocaría en: ro, y un régimen monárquico después…Ya
que el lenguaje es ideología, y el estilo y la
La construcción, desarrollo y subsis- retórica, también (p. 130).
tencia de la democracia, como vehículo
ideológico al mismo tiempo que la demo- en el tránsito hacia la era común,
cracia hace posible el discurso libre y per- siguiendo en el imperio romano, las pri-
suasivo ante un auditorio de ciudadanos meras escuelas de retórica junto con el
con poder político de decisión (p. 54). poeta ovidio (43 a. e. c.-17 e. c.) adquirie-
ron protagonismo en la reivindicación de
el cariz público que adoptó la retórica este arte, como destacan esteban Bérchez
encajaba, de este modo, con el carácter y david ros en sus respectivos capítulos.
que Aristóteles le atribuyó, ya que al defi- sin embargo, el nombre que iba a resonar
nirla como un “conocimiento común a con más fuerza es el de un seguidor de
todos”, como se menciona al principio, el Cicerón, Marco Fabio Quintiliano (35-95
filósofo la transformaba automáticamente e. c.), quien tuvo el privilegio de ocupar la
en un elemento político. primera cátedra pública de retórica del
tras bordear la literatura mesopotámi- imperio, creada por tito Flavio Vespasia-
ca antigua y la herencia de la culpa en no (9-79 e. c.) (p. 142).
democracia gracias a Miguel Herrero de A pesar de todo, como muestra Jorge
Jáuregui y Luis Folgado Bernal, el lector tárrega Garrido, pronto surgiría un debate
llegará ante las puertas de roma. A dife- en torno a la ética y la retórica: “si bien la
rencia de Atila, podrá adentrarse en la retórica deberá ir acompañada de la ética,
capital del imperio romano de la mano de la primera es independiente de la segunda”
un célebre estilista latino: Marco tulio (p. 164). A juicio de este estudioso, sor-
Cicerón (106-43 a. e. c.). el rétor romano prende que Cicerón no tuviera mayores
es un buen guía para esta incursión a pesar problemas en acercarse a la mentira sin

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caer rotundamente en ella. Quintiliano fue cación humana” (p. 289), quebrando la
más sutil en esta práctica. este autor apos- cuadratura intelectual en la que tantas
taba por recursos como la hipérbole, aun- veces parecen encasillarse estos profesio-
que se tratara igualmente de un disfraz de nales.
la realidad. Ambos teóricos “señalan que el testigo de Bañón lo recoge Michel
la verdad es un elemento axial del orador. o’Mara en su capítulo “retórica mediáti-
Pero en sus mismos textos acaban recono- ca” con el que termina de hacer evidente
ciendo…que alguna mentira sí que es per- que la retórica y su conocimiento resultan
mitida” (p. 169). indispensables para construir una ciudada-
el salto a la era Moderna, después del nía sólida. Ya planteaba Aristóteles hace
debate en torno a la autoría del De orato- más de veinte siglos que “la retórica forma
rius gracias a Xaverio Ballester y del parte de la filosofía práctica, junto a la éti-
ejemplo vital del humanista valenciano ca, la política, la economía y la poética”
Juan Luis Vives (1492-1540) a cargo de (p. 323), cuestión que Jesús Conill recoge
Marco Antonio Coronel, se produce de la y completa:
mano de Björn Hammar. el profesor Ham-
mar afirma que “la función de determina- Para llevar adelante una vida con senti-
das figuras retóricas, a través de las cuales do se requiere una orientación de la volun-
cobran vida entes como el estado, resulta tad desde las tendencias y unas disposicio-
sin lugar a dudas clave para concebir la nes, que, en último término, conforman una
política moderna” (p. 241), ya que, a su actitud ética…Vivir humanamente signifi-
juicio, “se percibe tan poca retórica porque ca tropologizar, hacer retórica, actuar retó-
está omnipresente” (ibidem). de ahí que ricamente (pp. 325, 334).
este autor destaque la metonimia como
figura clave para construir los imaginarios Narraba un cineasta alemán, Volker
políticos colectivos, por encima incluso de Schlöndorff, que la vida se compone de
la metáfora. tres tiempos: el presente del pasado, el pre-
tras el estudio en torno al mito y la sente del presente y el presente del futuro;
argumentación redactado por José Antonio esto es, el recuerdo, la observación y la
Caballero, se encuentra el capítulo de Lola espera. Si hasta ahora Retórica y democra-
Bañón Castellón, profesora y profesional cia había atendido esencialmente al
de los medios, quien dedica un apartado a recuerdo y a la observación, el capítulo
los que cada día hacen uso del lenguaje final está dedicado a la espera. José Luis
para informar a los ciudadanos de lo que Ramírez define al ser humano como un
ocurre a cada momento, en cualquier parte animal retórico. Se pregunta si somos
del mundo: los periodistas. en él recuerda “seguidores o continuadores de la retórica
que “el periodismo es contar” (p. 287) y clásica” (p. 342) y aboga en defensa de
que “la retórica es por encima de todo el “una retórica del desengaño” (p. 343)
empeño en la comprensión de los fenóme- capaz de otorgar el reconocimiento que
nos que rodean cualquier tipo de comuni- este arte requiere:

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Lo que hace falta no es meramente Ya advertía un maestro como Javier


saber, sino sobre todo tratar de compren- roiz que la “erosión de la retórica” es una
der: utilizar las herramientas adecuadas de “las artimañas más violentas y triunfa-
para —con buen juicio— interpretar la rea- les”6 de nuestro tiempo. Libros como Retó-
lidad en que vivimos y actuar en ella cons- rica y democracia vienen a reivindicar su
cientes de lo que hacemos (p. 344). papel en la construcción de una sociedad
verdaderamente democrática, a pesar de
si advertimos que el profesor ramírez que en algún momento, como en el capítu-
miraba al futuro es precisamente porque, lo de Xaverio Ballester, se eche en falta
durante su exposición, exige que la forma- una traducción íntegra del latín. Como
ción en retórica comience desde la infan- sentencia el profesor José Luis ramírez al
cia: final de su artículo, un escrito que mira al
futuro: “La sociedad moderna no debe
Lo mejor que debemos hacer con los dejarse de retóricas, sino al contrario:
niños, en esta época en que los juegos y advertirlas” (p. 371).
cánticos infantiles están desapareciendo de
nuestra cultura, es justamente animarles a
que jueguen con el lenguaje. solamente
entendiendo bien que el lenguaje es un ins-
trumento auxiliar de la expresión, podemos
dominar aquello que es la base de nuestro dAnieL Fernández LóPez
pensamiento y de nuestro obrar (p. 363).

6
Javier roiz, “Más allá de la retórica: la sociedad vigilante”, en El mundo interno y la
política, Plaza y Valdés, Madrid, 2013, p. 143.

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