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para sanar, sino para perdonar los pecados. En el que, además, usan esa visión para defender sus
quinto relato, Jesús efectúa la curación en sábado. propios intereses –de ahí la necesidad de «desen-
En estos relatos, la controversia no tiene como base mascarar» las falsas visiones de Dios. Más en con-
un hecho social no admitido, sino el entroncarlo en creto, Jesús constata que los hombres oprimen
una dimensión religiosa. unos a otros y que eso lo justifican en nombre de
Dios, que la tragedia de los seres humanos no con-
¿Qué es lo propiamente controvertible en estos siste sólo en un error puramente noético acerca de
relatos? Aparentemente, la discusión versa sobre Dios, sino en que son capaces de producir falsas
normas sociales y religiosas, pero lo realmente con- imágenes de Dios, que son opresoras, y en hacerlas
trovertible es una visión de la realidad de Dios. pasar por el verdadero Dios.
Puesto en forma de controversia, lo que se debate es
en nombre de qué Dios se sustentan unas u otras 3.1. La ignorancia y la mentira
prácticas, sean sociales o religiosas. Lo que Jesús
afirma, y con lo que defiende su conducta, es que El ser humano no es sólo ser limitado –ser de la
su Dios es un Dios de vida y que desde ahí hay que ignorancia que debe ser superada–, sino ser peca-
juzgar la bondad o maldad de las prácticas y nor- minoso –ser de la mentira que debe ser desenmas-
mas religiosas y sociales. carada. «Ilustrar» para Jesús no es sólo afirmar la
verdad de Dios, sino desenmascarar la mentira con
2.2. La controversia sobre el mandamiento que se oprime la verdad de las cosas y la verdad de
principal Dios (Rm 1,18s). Mantener cautiva la verdad de
Dios se hace en provecho propio, y con ello, se justi-
Los pasajes sobre cuál es el mandamiento prin- fica mantener cautivos a los demás hombres. En
cipal no tienen, formalmente, la misma estructura nombre de Dios se justifica religiosamente la opre-
controversial que los pasajes analizados, aunque en sión de los seres humanos, y eso es lo que debe ser
Mateo aparece en una secuencia en que los fariseos desenmascarado.
se acercan a Jesús en su última semana en Jeru-
salén para tentarlo (Mt 22,34), o tras haber visto a 3.2. El desenmascaramiento de los mecanismos
Jesús discutiendo con los saduceos (Mc 12,28). de la religión opresora
A los ricos, Jesús les dice, en primer lugar, que 4.3. Las denuncias a los sacerdotes
la riqueza es mala para ellos mismos. Riqueza no
significa aquí la abundancia de bienes, en ocasiones Durante su vida, Jesús no aparece en contacto
bendecida por Dios en el Antiguo Testamento, sino frecuente con los sacerdotes, ni éstos son descritos
que significa insultante abundancia de unos con- como sus principales adversarios. Distinto será el
trastante con la inhumana pobreza de otros. Si con caso al final de su vida, cuando Jesús se enfrentará
el término «abundancia» se describe una bendición al sanedrín y al sumo sacerdote. Sin embargo, en
en el Antiguo Testamento, con el término «riqueza» un pasaje aparece una confrontación de Jesús con
se describe una maldición en el Nuevo Testamento, lo religioso como tal: la expulsión de los mercaderes
y Jesús explica de diversas formas lo que ayer como del templo de Jerusalén.
hoy suena a paradoja: la riqueza es maldición.
En los tres sinópticos se narra la escena de la
La riqueza es, ante todo, deshumanización del expulsión de los mercaderes del templo (Mc 11,15-
rico, porque lo hace poner el corazón en los tesoros 19; Mt 21,12-17; Lc 19,45-48) durante los últimos
(Lc 12,33-34; Mt 6,21), que no otorgan la verdadera días de Jesús en Jerusalén, mientras que Juan lo
vida (Lc 12,15). La riqueza es dificultad máxima, si sitúa al comienzo (2,14-16). Su historicidad, en lo
no imposibilidad, para la apertura del hombre a nuclear, es segura, aunque los detalles y la finali-
Dios; así lo muestra la escena del joven rico que dad teológica son sumamente controvertidos. Pero
quería seguir a Jesús (Mc 10,17-22). La riqueza es, la pregunta fundamental es si con esa acción Jesús
por último, condenación; los ricos ya han tenido su se manifestaba proféticamente contra el templo en
consuelo, pasarán hambre, sufrirán aflicción y llan- cuanto tal o contra abusos cometidos en él y en su
to (Lc 6, 24s). nombre.
4.2. Las denuncias a los escribas y fariseos En los tres sinópticos, Jesús usa dos citas del
Antiguo Testamento sobre el templo, Isaías 56,7, y
Los escribas eran los doctores de la ley y poseían Jeremías 7,11, que apuntan al menos a que la rea-
influjo, por así decirlo, intelectual e ideológico. Los lidad del templo de Jerusalén era muy distinta de lo
fariseos eran fervientes cumplidores de la ley y po- que debiera ser el verdadero templo. Que Jesús
seían, por ello, prestigio religioso. En una sociedad pronunciase estas palabras es inverosímil, pero con
profundamente religiosa, ambos representaban un ellas los sinópticos interpretaron su acción, y con
gran poder, el de la ideología y el de la ejemplaridad razón, pues son coherentes con toda la práctica de
simbólica, y la gran preocupación de Jesús es cómo Jesús: Jesús se distancia de y critica un culto alie-
la usan: si para llevar a los hombres a Dios o para nante y opresor.
oprimirlos.
4 LA PRAXIS PROFETICA DE JESUS
Para completar las denuncias de Jesús habría Pero lo que interesa recalcar como conclusión, es
que tener en cuenta al poder político. Jesús, sin que Jesús no sólo anuncia el reino y proclama a un
embargo, no es presentado a lo largo de su vida en Dios Padre, sino que denuncia el antirreino y des-
directa confrontación con los poderes políticos go- enmascara a los ídolos. Con ello va a las raíces de
bernantes, ni hace central en su profecía, durante una sociedad oprimida bajo todo tipo de poder:
su ministerio en Galilea, la crítica a la dominación económico, político, ideológico y religioso. Existe,
romana. Esto no quiere decir que su misión no tu- pues, el antirreino y Jesús –objetivamente– da
viera una clara dimensión política, y que no fuera cuenta de cuáles son sus raíces. Y no se contenta
consciente de su impacto político popular; pero por con denunciar al Maligno, realidad transhistórica,
lo que toca a las denuncias, éstas se dirigen más a sino a sus responsables, realidades bien históricas.
1
J. SOBRINO, Jesucristo Liberador. Lectura histórico-
teológica de Jesús de Nazaret, Madrid, Trotta, 1991, p.
211-234