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Entrampada

por Juan Otero Garabís | 11 de Febrero de 2011 | 11:42 am – View Comments

“El mundo será Tlön” / Jorge Luis Borges

“¿Qué le pasa a los puertorriqueños que no se rebelan” / Ramón Emeterio Betances

1.

Los incidentes ocurridos el miércoles 9 de febrero en


el Recinto de Río Piedras demuestran que la policía no puede permanecer en el mismo. En el
preciso espacio en que comenzó el motín, los estudiantes han pintado la calle y las aceras una y
otra vez sin que esto le hiciese daño a nadie. No tengo memoria que ninguna clase o alguna otra
actividad universitaria haya sido interrumpida mientras los estudiantes expresan su sentir con
brochas y pinceles.

La intervención de la policía fue mucho más que una provocación. Pongamos como cierto el
alegato policial de que los estudiantes comenzaron la agresión. Dale: ¿hubiera ocurrido el motín
sin que los policías se presenciaran con cascos, pistolas, macanas y cámaras? Obviamente, no.
¿Cuál era la intención policiaca con esa acción: producir arrestos de los que pintaban la brea? Si
esa era, por qué simplemente se acercan, muestran sus molleros, luego de un día de insultos, y
comienzan a filmar con sus cámaras, todo sin proceder a arrestar a nadie. Su presencia era una
burda provocación al motín.
Luego de que la jueza Rebecca de León declarara inconstitucional la ordenanza rectoral que
prohibía las manifestaciones en el Recinto, la policía no desistió de su hostigamiento. Da la
impresión de que a los policías, como cuerpo y como individuos, les agrada su bienestar
universitario: la mayor parte de ellos pasan el día bajo sombra, viendo jóvenes pasar, alardeando
de su musculatura o de su galantería en un espacio que demanda muy poco de su actuar. Cuando
hay enfrentamientos, es la fuerza de choque quien interviene y esos que vacacionan por el recinto
se limitan a dar apoyo. Como diría aquella famosa canción del Gran Combo: “¡Qué bueno es
vivir así, comiendo sin trabajar!”.

Lejos de ahuyentar la protesta estudiantil, la presencia policiaca la instiga. El miércoles,


envalentonados porque su jefe los llamó héroes —tal y como su antecesor llamara a los asesinos
del Cerro Maravilla—, arremetieron con furia despiadada contra los estudiantes. El motín
nuevamente asegura que el gobierno —ya no vale la pena hablar de administración universitaria
— insistirá en su presencia. Ningún ejército abandona tan fácil el campo que ha ocupado. No
obstante, habría que reflexionar sobre cuál es su objetivo: si aniquilar la protesta estudiantil o
provocarla como hicieron en los pasados días.

Me parece que el interés del gobierno es perpetuar la violencia y el hostigamiento. El de la


administración universitaria (Junta de Síndicos, Presidencia y Rectorías) continuar con lo que la
Middle States ha llamado problema de gobernanza: es decir, tomando decisiones sin consultar a
la comunidad universitaria. Para ello, dirigir la protesta hacia la presencia policiaca les facilita
pasar su rolo sobre programas y profesores, sin que éste sea el asunto público principal.

Es una propuesta de orden que equivale a la temida por Borges en su cuento: un orden que
cuando no encanta, se impone; como el del social nacionalismo alemán que tanta penuria causó
al mundo.

Para estudiantes, profesores y empleados este clima resulta intolerable. La tensión de que en
cualquier momento surja un clima de violencia no permite el sano ejercicio del quehacer
universitario.

2. Ahora, ¿cuál sería el ambiente si la policía saliera mañana del Recinto? ¿Significaría acaso que
comenzaría un diálogo o negociación entre los representantes estudiantiles y la presidencia de la
UPR? ¿Levantarían los estudiantes la huelga? ¿Cerrarían el Recinto tomando portones y
formando barricadas?

¿Son estas preguntas ilegítimas? ¿Corresponden a una defensa de la presencia policial? ¿Cuál es
el apoyo con el que cuenta la huelga estudiantil? ¿Cuál huelga?, cabría preguntarse, dada a que
durante el inicio del semestre no ha habido intento de obstaculizar las clases del Recinto.

No cabe preguntar cuál es el apoyo con el que cuenta la cuota, pues es ninguno o casi nulo. Y
para ver cuál sería el apoyo que tendrían rectoría y presidencia en su llamado a “aunar
voluntades y compromisos”, “ante los momentos difíciles que enfrenta [la] institución”1, habría
que esperar a las reacciones claustrales y de empleados a su política de pausas y recortes.

Pero la represión desatada por la policía no permite auscultar sobre ninguna de las anteriores. La
policía se convierte en el único elemento de atención y de discusión.

¿Cuáles son las opciones que tienen los dirigentes estudiantiles y el resto de los universitarios
ante este ambiente? ¿Acatar la sumisión propuesta por la Rectora? ¿Insistir en merodear la
posibilidad de intervención policial? ¿Incrementar la lucha? ¿Quién está perdiendo más en esta
batalla? ¿A quién le afecta más la actual huelga: a quienes la ejecutan o contra quienes se
realiza?

3. He escuchado una y otra vez a estudiantes arrestados clamar por un levantamiento del pueblo.
En particular recuerdo, a Ian Camilo Cintrón exhortar a la acción popular y a no esperar a las
elecciones, luego del mensaje del gobernador cuando la entrada de la policía. Tales discursos
refieren a palabras de pasados patriotas como Pedro Albizu Campos —“La patria es valor y
sacrificio”, “A los pueblos los representan quienes los defienden”— y las de Ramón Emeterio
Betances, incluidas como epígrafe de estas líneas. Las de Albizu proponen las nociones
mesiánica y vanguardista de las naciones y de la democracia. En cambio, la pregunta de
Betances merecería un acercamiento más inquisitivo que proselitista: ¿qué sucede en la realidad
puertorriqueña que la reacción a la política gubernamental no corresponde a lo ansiado por esta
“vanguardia” estudiantil?

Para tratar de contestar esta pregunta, humildemente propongo otra: ¿a cuál revolución se le está
pidiendo al pueblo unirse?, ¿cuál es el proyecto político y social que se pretende?, ¿qué proyecto
de país se articula detrás del llamado estudiantil en contra de la cuota?: ¿el de las uniones que no
pudieron ponerse de acuerdo ni siquiera en los puntos de salida de una marcha?, ¿el de dirigentes
que atropellaron sus uniones en huelgas sumamente cuestionadas por sus matrículas?, ¿el de un
independentismo débil y de una retórica nacionalista deficiente?, ¿o el de un socialismo
fragmentado con escaso historial de luchas convincentes?

Para responder la centenaria pregunta betanciana quizás ayude escuchar las palabras de Lennon y
McCartney en una de sus respuestas indirectas a los revulsos años sesentas:

(REVOLUTION – THE BEATLES)

You say you want a revolution

Well, you know

We all want to change the world

[…]

You ask me for a contribution


Well, you know

We’re doing what we can

But when you want money

for people with minds that hate

All I can tell is brother you have to wait

No propongo la indiferencia ante la urgencia que claman las izquierdas. Sólo llamo la atención a
que hay mucho que indagar antes de condenar a quien no actúa del modo esperado. Condenar al
que no piensa como uno, puede ser indicio del fracaso del propio discurso y de la propia acción.
¿Por qué este grupo que participó destacadísimamente en un movimiento que revolucionó al
mundo le dice a “The Revolution” que tiene que esperar?

Escuché el martes a Xiomara Caro referir un listado de actividades insuficientes, en aparente


reclamo de la mayor vastedad de la suya. Ninguna actividad ha sido suficiente. Considero que tal
vez sería mejor considerar que todas lo son y que lo más positivo sería esperar que surjan otras:
que otros sectores que se oponen al desmantelamiento de la universidad puedan también hacer
las suyas, aunque no apoyen la huelga estudiantil. Sí, dentro de este conflicto una pizarra escrita,
una cinta en el brazo, un graffiti en la calle, una clase bajo La Torre, una reunión para producir
una reforma curricular o un comentario en facebook pueden resultar insuficientes. Todas lo son.
¿Lo sería la suma de todas? ¿No sería mejor abrir espacio para otras posibles insuficiencias?
¿Con el paro del profesorado se terminó el tiempo para las acciones insuficientes?

4. ¡Entrampad@s! Así se encuentran l@s estudiantes en su lucha contra la cuota. Entrampada se


encuentra la universidad en un conflicto que no tiene visos de final alguno. Entrampad@s nos
encontramos quienes buscamos alternativas para trabajar por una educación pública. Entrampada
la sociedad, amenazada a diestra y siniestra por gobernantes, desarrolladores inconscientes,
banqueros tramposos y cínicos, narcotraficantes y una oposición política oportunista, en unos
casos, y desunida y desarticulada en otros.

Ante la entrampada, el tesón y la paciencia son vitales . ¿Será posible deshacer la trampa del
entrampamiento?

1. Palabras de Ana Guadalupe en “Rectora cataloga de ilegal el paro decretado por la


APPU”, Primera Hora 9 de febrero de 2001 –
http://www.primerahora.com/rectoracatalogadeilegalelparodecretadoporlaappu-
472360.html [↩]

• Lusi Morales

Justificaciones.
• Francisco Lopez

estimado señor Otero, le recomiendo leer y releer la columna del Profesor Felix Cordoba y la
carta de la Profesora Accaria aqui mismo en 80 grados. Tal vez asi pueda entender conceptos tan
sencillos como dignidad, verticalidad y solidaridad. La verdad y la virtud existen. Ya sabe
aquello que decia Albizu de cuando se comienza a resbalar. Cuidado no se convierta usted en
otro Ramos Escobar cualquiera.

• Juan Carlos Quintero-Herencia

Disculpen la tardanza. ¿No le parece que sería más apropiado enviarles el ensayo completo para
su publicación? Hay ya una versión en Diálogo digital pero por acá tiene otro tipo de circulación.
Colaboradores de 80 grados me insisten.

Un abrazo,
Juan Carlos Quintero-Herencia

• Wilda Rodriguez

No hay ninguna incongruencia entre lo que plantea elocuentemente el autor con la dignidad, la
verticalidad y la solidaridad. Precisamente, esos tres valores se pueden añadir como condiciones
imprescindibles para responder a las preguntas que nos plantea y aún así las respuestas nos
revelarían la misma conclusión a la que nos lleva. Yo felicito a Juan por la valentía de plantearlo
en un foro en el que necesariamente iba a tener reacciones como las que leo y que solamente
siguen demostrando lo que bien plantea: la dicotomía entre lo que hemos construido y lo que
hemos podido construir.

• Clara

Muy claro!
“No propongo la indiferencia ante la urgencia que claman las izquierdas. Sólo llamo la atención
a que hay mucho que indagar antes de condenar a quien no actúa del modo esperado. Condenar
al que no piensa como uno, puede ser indicio del fracaso del propio discurso y de la propia
acción.”

Sobre todo este párrafo, hay quienes piensan que porque no se está recibiendo “palos” a diestra y
siniestra, no se está en la hora de la caldera huelgaria, no está en apoyo a los estudiantes y en
contra de la cuota así como en contra de las agresiones policíacas.

Hay muchas maneras de hacer, muchas formas de actuar, pero a la hora de la verdad es el apoyo
de todos y todas, el respeto de todos y todas, que hará la diferencia.

Muy buen artículo.

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