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I. INTRODUCCION
El manejo agudo del paciente con hemorragia subaracnoidea (HSA) aneurismática requiere del
concurso multidisciplinario, ofreciéndosele oportunidad diagnóstica, monitoría, soporte
multisistémico y estabilización en Cuidado Intensivo, manejo endovascular o quirúrgico del
aneurisma e identificación y corrección de las complicaciones neurológicas en Cuidado Neuro-
intensivo. El desarrollo del tratamiento endovascular de los aneurismas agregó una terapéutica
importante y menos invasiva al régimen quirúrgico disponible habitualmente. Un abordaje integrado
asegurando Cuidado Intensivo antes, durante y después de la oclusión del aneurisma es un
adecuado concepto y debe ser el objetivo principal. Existe alguna controversia acerca de cuales
aneurismas son candidatos a manejo quirúrgico o endovascular, la cual podría ser resuelta
basada en los estudios clínicos y en la experiencia del centro hospitalario. Sin embargo, algunos
aneurismas requieren de tratamiento quirúrgico y endovascular combinados. Resulta claro que una
observación neurológica continua y técnicas de monitoría especializadas son necesarias para
brindar un óptimo cuidado neuro-intensivo en la fase aguda de la HSA, lo cual busca mejorar el
pronóstico y resultado del paciente.
II. EPIDEMIOLOGIA
Un meta-análisis reciente de estudios prospectivos de pacientes con HSA (3), reportó una
incidencia mundial de 10.5 por 100.000 personas/ano. Estudios individuales reportan incidencias
de HSA desde 1.1 hasta 96 por 100.000 personas/ano (4,5,6,7).
Existe un predominio femenino para la presentación de HSA espontánea, encontrándose
relaciones mujer: hombre de 1.3 - 1.6 a 1.0 (3,9,10,11). La incidencia de HSA aumenta con la edad
y tiene una meseta en la sexta década de la vida (9,12).
Se ha reportado en un estudio Norteamericano, la importancia de ajustar al sexo y la edad la
incidencia de presentación de la HSA, encontrándose que la relación mujer:hombre cambia con la
edad en la cual se presente el evento hemorrágico, así se puede ver que esta relación es de
1.5:1.0 durante la segunda, tercera y cuarta décadas de la vida; es de 2:1 en la quinta década; es
de 2.3:1 en la sexta década y es de 2.7:1 en las décadas restantes(13).
Los aneurismas tienden a romperse cuando su tamaño está entre 5 y 10mm (18,19); la mayoría de
aneurismas intracraneales están localizados en la circulación anterior (14). Los aneurismas de la
arteria carótida interna son más frecuentes en mujeres (36.8%) que en hombres (18%), mientras
que los aneurismas de la arteria comunicante anterior son más frecuentes en hombres (46%) que
en mujeres (26.6%). En las mujeres se encuentra aneurismas múltiples más frecuentemente que
en los hombres (13).
La mayoría de los casos de HSA son esporádicos y ocurren en la población "normal"; sin embargo,
hay múltiples factores de riesgo que son modificables para HSA, dentro de los cuales
encontramos:
1* El tabaquismo: cerca de la mitad de los casos de ruptura del aneurisma está asociado con el
consumo de cigarrillo (20). El riesgo es dependiente de la dosis, ya que fumadores pesados (>20
cigarrillos por día) presentan con mayor frecuencia HSA que los fumadores de menos de 20
cigarrillos al día (20,21). El riesgo relativo (RR) de eventos de HSA en los fumadores depende del
sexo, los hombres con tabaquismo pesado están a mayor riesgo (RR= 7.3 cuando se comparan
con hombres quienes nunca han fumado) que las mujeres (RR= 2.1 cuando se comparan con
mujeres no fumadoras) (21).
3* Uso de drogas simpaticomiméticas: El uso de cocaína está asociado con una presentación
temprana de HSA (tercera década de la vida). Se ha reportado que el tamaño del aneurisma en el
momento de la ruptura fue considerablemente menor (4.9mm) en consumidores de cocaína que en
los no consumidores de la droga (11mm) (12).
4* La hipertensión arterial: es una condición co-mórbida común en pacientes con HSA (23) y el
riesgo de HSA se correlaciona con la presencia de hipertensión (24,25). El riesgo relativo de HSA
en personas hipertensas es de 3.4. La hipertensión arterial y el tabaquismo son sinergisticos; el
riesgo de HSA para personas hipertensas quienes fuman es 15 veces mayor que el de las
personas no fumadoras y no hipertensas (20).
5* Anticonceptivos orales: estudios antiguos sugieren que el uso de anticonceptivos orales está
asociado con el aumento en el riesgo de HSA (26). Un estudio más reciente reportó que no había
un incremento del riesgo de HSA en pacientes consumidoras de anticonceptivos orales menores
de 35 anos, pero si encontró un incremento del riesgo para pacientes mayores de 35 anos. Este
riesgo fue mayor en las mujeres que fumaban y eran hipertensas (27).
La terapia de reemplazo hormonal post-menopausia disminuye el riesgo de HSA, particularmente
en pacientes quienes fuman o habían fumado.
Existen otras condiciones no modificables que están asociadas con la formación y ruptura de
aneurismas intracraneales, las cuales incluyen enfermedad renal poli-quística autosómica
dominante, coartación de aorta (28), síndrome de Marfan (29), síndrome de Ehlers-Danlos tipo IV
(30) y otros desordenes del colágeno tipo III (31). Sin embargo, una relación definitiva de esas
entidades con la HSA, no ha sido firmemente establecida.
El típico paciente con HSA menciona el inicio súbito de cefalea severa durante el ejercicio,
frecuentemente descrito como el "peor dolor de cabeza de su vida".
Entre el 20% y el 50% de los pacientes con HSA, reportan un inusual severo dolor de cabeza en
los días o semanas (entre 2 y 8) antes del episodio de sangrado (41), la cual se menciona como
"hemorragia centinela"
La náusea y vómito se presentan en aproximadamente tres cuartas partes de pacientes con HSA,
mientras que el dolor de cuello y la debilidad se presentan en una tercera parte de los pacientes en
el momento de la ruptura del aneurisma (9).
El estado de conciencia está frecuentemente alterado después de la HSA; la confusión y el estupor
se observa en por lo menos el 30% de los casos. La pérdida transitoria de la conciencia ocurre en
una tercera parte de los pacientes y hasta el 17% de ellos están en coma en el momento de la
presentación de la HSA (9).
El examen físico revela meningismo en 52% de los pacientes. Los signos neurológicos focales
como hemiparesia, parálisis de III o VI par craneal o la combinación de estos están presentes en el
21% de los pacientes (39). El examen de fondo de ojo revela muestra hemorragias retinales o pre-
retinales en el 25% de los pacientes.
Los síntomas en orden de frecuencia son: cefalea (48%), vértigo (10%), debilidad (8%), dolor
orbital (7%), diplopía (4%), convulsiones (4%), pérdida de la visión (4%) y ptosis (3%).
En la tabla 1 se resumen los hallazgos físicos durante el examen clínico de pacientes con HSA.
La escala de Hunt y Hess (tabla 2) estratifica al paciente según sus signos y síntomas clínicos en el
momento de la presentación de la HSA y es predictiva de pronóstico (43). Los pacientes quienes
se presentan en buen grado (I-II-III) tienden a tener un buen resultado y pacientes quienes se
presentan con grados IV y V tienden a evolucionar pobremente (44).
Grado Hallazgo
0 Aneurisma incidental, sin HSA
I Asintomático o cefalea mínima y leve rigidez nucal
II Cefalea moderada a severa y rigidez nucal sin otros déficits neurológicos
(excepto parálisis de nervio craneal)
III Confusión o déficit focal neurológico moderado
IV Estupor, hemiparesia moderada a severa, posible rigidez de descerebración y
disturbios vegetativos
V Coma profundo, rigidez de descerebración, moribundo
* De: Becker, K.: Epidemiology and clinical presentation of aneurysmal subarachnoid hemorrhage.
Neurosurgery Clinics of North America 9: 435-44, 1998. (45)
-CAMBIOS BIOQUIMICOS
Las alteraciones bioquímicas encontradas en los pacientes con HSA están relacionadas con la
aparición de isquemia y de falla energética cerebral y se corresponden con la severidad del cuadro
clínico. Los cambios bioquímicos encontrados son: acidosis láctica, generación de radicales activos
de oxígeno, cambios en el potencial de oxido-reducción intracelular, activación de vías de
apoptosis celular, alteraciones en la función glial, alteraciones en la homeostasis de iones, falla en
la entrega y utilización de substrato energético intracelular y excitotoxicidad, los cuales tienen un
impacto sobre la función cerebral a nivel celular. Varios estudios clínicos usando diálisis cerebral
han mostrado un incremento en los aminoácidos excitatorios como el glutamato o aspartato,
particularmente en pacientes con grados IV y V de la escala Hunt y Hess o en pacientes cuyo
resultado en el tiempo es malo (57).
La ruptura del aneurisma cerebral, está también asociada con la liberación de citoquinas como
Interleukina-1, la cual puede dañar directamente las neuronas al inducir edema y apoptosis (58) o
indirectamente al inducir a la oxido-nítrico sintetasa en macrófagos, astrocitos y células
endoteliales cerebrales, siendo este proceso incrementado por la hemoglobina (59).
V. DIAGNOSTICO
TOMOGRAFIA COMPUTADORIZADA
Una vez realizada la evaluación clínica inicial y ante la sospecha de Hemorragia Subaracnoidea, el
siguiente paso debe ser la realización de una imagen cerebral. La tomografía computadorizada
(TC) continua siendo el gold standard para el reconocimiento de la HSA.
Los objetivos de la imagen cerebral son múltiples e incluyen: detección y localización de la
hemorragia, identificación de hidrocefalia, detección de hemorragia parenquimatosa o infarto
temprano y la exclusión de otras causas de cefalea severa como tumores o procesos infecciosos.
La tomografía computadorizada es positiva en el 92% de los pacientes con HSA en el primer día
de la ruptura del aneurisma. La sensibilidad de la TC disminuye con el tiempo después del inicio
de los síntomas; la dinámica del líquido cefalorraquídeo y la lisis espontánea puede resultar en un
rápido aclaramiento de la sangre subaracnoidea (59). Encontrándose que la sensibilidad disminuye
al 86% un día después de la hemorragia y hasta el 58% en el quinto día después del evento
hemorrágico (62).
Estudios prospectivos con pacientes, utilizando tomografía computadorizada de tercera
generación, encontraron una sensibilidad de 98% para las tomografías realizadas en las primeras
12 horas (60) y 93% para las tomografías realizadas en las primeras 24 horas (40).
Se ha encontrado que los pacientes quienes se encuentran alerta sin déficit neurológico, tienen
más frecuentemente tomografías normales que aquellos pacientes que presentan deterioro de su
estado de conciencia (62).
PUNCION LUMBAR
Si la Tomografía Computadorizada es negativa, equívoca o técnicamente inadecuada y la
sospecha de HSA continua, se debe realizar la punción lumbar (60). La punción lumbar es una
estrategia primaria, mencionada como costo-efectiva en pacientes seleccionados quienes tienen
un examen físico normal.
Siempre que se realice la punción lumbar, la presión del líquido cefalorraquídeo debe ser medida.
Después de la hemorragia subaracnoidea, los eritrocitos rápidamente se diseminan por el espacio
subaracnoideo, donde persisten pos días o semanas y luego son lisados gradualmente. La
hemoglobina liberada es metabolizada a moléculas de oxihemoglobina y bilirrubina, resultando en
xantocromia. La oxihemoglobina puede ser detectada en horas. La detección de bilirrubina
requiere de más de 12 horas ya que es un proceso enzimático-dependiente (61).
La mayoría de autoridades están de acuerdo que la presencia de xantocromia es el criterio
primario para el diagnóstico de HSA en pacientes con TC negativa (65). Para otros (66), la
presencia de eritrocitos, incluso en ausencia de xantocromia, es más confiable. En general la
diferencia de opiniones puede ser explicada por los diferentes métodos para la detección de
xantocromia: aquellos que opinan que la xantocromia es más importante, utilizan
espectrofotometría y los que opinan que la detección de eritrocitos es más importante, utilizan la
inspección visual directa (65)
ANGIOGRAFIA CEREBRAL
Luego de la la confirmación de la HSA, el siguiente paso es la realización de angiografía cerebral.
Generalmente, este procedimiento se está realizando dentro las primeras 6 horas después de la
presentación inicial y continúa siendo el gold standard para el diagnóstico de aneurismas
cerebrales. Teniendo en cuenta que el riesgo de resangrado es alto y se aproxima al 4% durante
las primeras 24horas, una angiografía temprana es muy importante para decidir el manejo
definitivo del aneurisma, ya sea quirúrgico o endovascular, buscando a su vez disminuir la
morbimortalidad secundaria a la hemorragia (66).
COMPLICACIONES CARDIACAS
Las complicaciones cardiacas son frecuentes después de la HSA y pueden ser identificadas hasta
en el 50% de los pacientes. El infarto de miocardio se presenta muy raramente, encontrándose en
cifras menores al 1% (73).
El espectro de complicaciones cardiacas es amplio desde simples alteraciones eléctricas hasta
depresión ventricular severa. Las alteraciones eléctricas como la inversión de la onda T, la
depresión del segmento ST, las ondas U prominentes y la prolongación del intervalo QT, se
pueden encontrar en por lo menos el 50% de los pacientes con HSA (73). Las arritmias cardiacas
mas frecuentes son: taquicardias supraventriculares y ventriculares, bloqueos de rama del Haz de
Hiss, arritmias sinusales y ritmos nodales. Las anormalidades ecocardiograficas de la contracción
ventricular se pueden evidenciar en el 10% al 50% de los pacientes (73), y la elevación de las
enzimas CK y CKMB es frecuente. Las anormalidades en la contracción ventricular pueden
contribuir a la inestabilidad hemodinámica, a la falla cardiaca, a la hipotensión arterial, al edema
pulmonar, a la hipoxia y a la hipo perfusión cerebral.
La actividad simpática incrementada después de la HSA, puede llevar a necrosis miocárdica focal y
lesión subendocardica que se observa en algunos pacientes.
El tratamiento específico de la actividad simpática incrementada, debe basarse en un adecuado
manejo del dolor y un manejo hemodinamico y de volumen cuidadoso; la utilización de beta-
bloqueantes mejora el pronostico y resultado en pacientes con infarto de miocardio; sin embargo,
no se ha logrado establecer que mejoren el resultado de los pacientes con actividad simpática
incrementada secundaria a HSA. El uso de beta-bloqueantes pueden deprimir la función ventricular
y si se decide su utilización debe ser bajo monitoria hemodinámica y en pacientes no
hipovolemicos (73).
HIPERTENSION ARTERIAL
La hipertensión arterial esta presente en forma frecuente después de la ruptura del aneurisma pero
no requiere manejo en todos los pacientes. La hipertensión arterial puede estar asociada a un
incremento en la presión intracraneana en algunos pacientes. La disminución agresiva de la
hipertensión puede llevar a agravar la isquemia cerebral. No hay evidencia que la reducción de
rutina de la tensión arterial por debajo de lo normal proteja del resangrado; sin embargo, la
hipertensión persistente con tensión arterial sistólica > 180mmHg debe ser cuidadosamente
controlada. El manejo inicial debe realizarse con el control agudo del dolor con opioides y si es
necesario relajación neuromuscular y ventilación mecánica; si no se logra controlar efectivamente
la tensión arterial con estas medidas, se puede utilizar agentes antihipertensivos de acción corta
como el nitroprusiato de sodio o el labetalol en infusión intravenosa continua, monitoreando
continuamente la tensión arterial y asegurando una presión de perfusión cerebral óptima (73).
COMPLICACIONES PULMONARES
Las complicaciones pulmonares incluyen neumonía aspirativa, edema pulmonar, embolismo
pulmonar, atelectasias y broncoespasmo (73). Los dos eventos mas frecuentes son la neumonía y
el edema de pulmón, complicando entre el 20% y el 25% de los pacientes con HSA, siendo los
pacientes con grados III a V en la escala de Hunt-Hess los que se encuentran en riesgo alto de
desarrollar estas complicaciones (73).
Los pacientes con estado de conciencia deprimido (grados IV y V) deben ser intubados y
ventilados mecánicamente para mantener PaO2 > 65mmHg y PaCO2 normal (28-30mmHg). El
modo ventilatorio inicial recomendado es asistido controlado y usando agentes como los opiodes
(morfina o fentanyl), midazolam o propofol y si es necesaria la relajación neuromuscular utilizando
agentes como el rocuronio o el vecuronio en infusión intravenosa continua y con monitoria estricta
de la relajación.
El edema pulmonar neurogénico se observa en el 2% de los pacientes después de HSA (73). La
presión positiva al final de la espiración es requerida frecuentemente para revertir los diferentes
grados de hipoxemia.
El edema pulmonar hidrostático puede ser el resultado de la disfunción ventricular y/o como
resultado del manejo agresivo del vaso espasmo con líquidos intravenosos cristaloides o coloides.
EVENTOS TROMBOEMBOLICOS
En series clínicas se ha encontrado que el tromboembolismo pulmonar ocurre en 1% a 2% y la
trombosis venosa profunda en el 18% a 50% de los pacientes con HSA (73). Cuando se usa
tromboprofilaxis la aparición de trombosis venosa profunda disminuye al 5% (73).
Cuando sea requerida anticoagulación postoperatoria, es preferible anticoagular los pacientes con
heparina no fraccionada en el día 2 o 3 sin bolo inicial, manteniendo un tiempo parcial de
tromboplastina entre 50 y 70 segundos (73).
DESORDENES DE LA COAGULACION
Hay activación de la coagulación y de la fibrinolisis después de la HSA, correlacionándose con la
condición clínica y el pronóstico. Los marcadores de la generación de trombina están elevados,
particularmente en los pacientes con grados IV y V de la escala Hunt-Hess; la producción
aumentada de plasmina y trombina esta asociada con el posterior desarrollo de infarto cerebral
(73).
FIEBRE E INFECCION
La fiebre ocurre por lo menos en el 30% de los pacientes con HSA y debe ser controlada con
antipiréticos, ya que el aumento de la temperatura ha demostrado aumentar la lesión cerebral
isquemica (73). Las causas tratables de fiebre, tales como neumonía, atelectasias, meningitis,
ventriculitis, sinusitis, infección de la herida quirúrgica o reacción a drogas, entre otras, deben ser
identificadas y tratadas específicamente. En algunos pacientes con escalas de Hunt-Hess mayores
a III, la fiebre puede representar disfunción hipotalámica (73).
NUTRICION
El soporte nutricional temprano, durante las primeras 48 horas de la HSA, puede reducir el riesgo
de balance negativo de nitrógeno, la perdida de masa muscular, los problemas de cicatrización de
heridas y de complicaciones infecciosas. El soporte enteral es preferido sobre el parenteral,
previniendo el riesgo de atrofia de la vellosidad intestinal y disminución del riesgo de sangrado
intestinal (73). Los pacientes con nivel de conciencia deprimido pueden requerir de sondas
avanzadas post-pilóricas o de gastrostomia o yeyunostomia para la alimentación. Los
medicamentos pro-quineticos como la metoclopramida pueden ser administrados para la
prevención de la retención gástrica.
Debe realizarse el seguimiento metabólico estricto en los pacientes con aporte nutricional enteral o
parenteral, evitando agresivamente la hiperglicemia, ya que esta puede exacerbar la isquemia
cerebral.
DISFUNCION HEPATICA
La disfunción hepática ha sido reportada en el 24% de los pacientes con HSA y se presenta
durante las dos primeras semanas posteriores al evento; solamente del 2% al 4% desarrollan
disfunción hepática severa (73).
COMPLICACIONES GASTROINTESTINALES
El sangrado gastrointestinal ocurre en menos del 4% de los pacientes con HSA. Este riesgo de
sangrado es particularmente alto en los pacientes con estado de conciencia deprimido y con
hipertensión endocraneana. La terapia profiláctica con sucralfato esta recomendada y
adicionalmente el inicio temprano de la nutrición enteral puede disminuir el riesgo de sangrado
gastrointestinal (73).
COMPLICACIONES RENALES
Las complicaciones renales ocurren en el 3% a 7% de los pacientes con HSA y afectan el
pronóstico en forma adversa (73). La función renal está más frecuentemente alterada en pacientes
que reciben antibióticos potencialmente nefrotóxicos (73).
CONVULSIONES Y EPILEPSIA
Las convulsiones se dividen en iniciales, tempranas y tardías, según se presenten con el evento
hemorrágico, durante las primeras 2 semanas o posteriormente, respectivamente. Después de la
HSA, las convulsiones iniciales ocurren en el 4% a 25% de los pacientes (73); las convulsiones
tempranas ocurren en el 1.5% a 5% de los pacientes y las tardías complican aproximadamente al
3% de los pacientes (47). La aparición temprana de convulsiones no predice el inicio tardío de
convulsiones o aparición de epilepsia crónica (73). Hay algunos factores que han sido reportados
como riesgo para el desarrollo de convulsiones, incluyendo hemorragia intracerebral, resangrado,
vaso espasmo cerebral y localización del aneurisma en arteria cerebral media (73).
El uso de anticonvulsivantes profilácticos continua siendo controversial; Baker et al. (47) analizaron
retrospectivamente 420 pacientes con aneurisma y recomendaron que los anticonvulsivantes se
administraran durante el periodo perioperatorio inmediato (7 días) en los pacientes de bajo riesgo y
en los pacientes de alto riesgo, es decir pacientes con grados > III en la escala de Hunt y Hess,
con hipertensión endocraneana o convulsiones preoperatorias, la recomendación es continuar la
medicación anticonvulsivante durante un año.
PROS
- Prevención de resangrado
- Facilita en manejo agresivo del vaso espasmo
- Remoción del coagulo subaracnoideo (Mecánico o Trombolisis)
- Estancia hospitalaria reducida
- Efectiva protección de complicaciones médicas
- Posible prevención de hidrocefalia
- Estrés psicológico reducido
CONTRAS
- Inestabilidad del paciente
- Horario de programación
- Cerebro Edematizado
* De: Lanzino, G y Kassell, N.: Surgical treatment of the ruptured aneurysm: Timing. Neurosurgery Clinics
of North America 9: 541-548, 1998. (74)
A continuación se resumen las conclusiones del ISTAS (62,76), el cual es un estudio prospectivo,
observacional de pacientes que fueron admitidos durante los 3 días siguientes a la HSA. Las
principales mediciones son el estado neurológico y discapacidad a los 6 meses, las tasas de vaso
espasmo y de resangrado y las complicaciones médicas y quirúrgicas durante la hospitalización:
- Pacientes en quienes se llevo a cabo la cirugía durante los días 7 y 10 del evento
hemorrágico, evolucionaron en forma menos favorable con una alta mortalidad.
- La incidencia de déficits focales isquémicos secundarios a vaso espasmo fue mayor en
los pacientes en los cuales se llevo a cabo la cirugía después del séptimo día.
- La incidencia de hidrocefalia fue mayor en pacientes con cirugía después del día 15.
- Al analizarse aisladamente los centros norteamericanos que participaron en el estudio se
encontró que la recuperación fue significativamente mayor en el grupo de pacientes que
se operó tempranamente (entre los días 0 y 3) que en el grupo de pacientes que se
operó después del día 11.
Las complicaciones de la terapia triple-H pueden ser potencialmente amenazadoras para la vida
del paciente, entre ellas encontramos edema pulmonar (7-26%), isquemia miocárdica,
hiponatremia, complicaciones relacionadas a la colocación de catéteres centrales y eventuales
sangrados de otro aneurisma (91).
Los barredores de radicales libres de oxígeno como superóxido dismutasa están siendo
estudiados y se encuentran en Fase II y Fase III. El Tirilazad Mesilato es un 21-aminoesteroide
con propiedades antioxidantes potentes que inhibe la peroxidación lipidica, en un modelo animal
demostró prevenir el vaso espasmo crónico inducido por HSA (100).
La inmunosupresión con Ciclosporina A fue inefectiva en la prevención del vaso espasmo (99).
En un estudio retrospectivo con 21 pacientes, altas dosis de Metilprednisolona, produjo reducción
de déficits isquémicos tardíos (102). Por la incidencia de infecciones relacionadas al uso de
corticoesteroides, estos no son recomendados, por lo menos en esta patología (91).
Los inhibidores de proteasas, como FUT-175, ha sido analizado mostrando buenos resultados en
el 65% de los pacientes tratados en contraposición con el 35% de los pacientes del grupo control;
la aparición de isquemia cerebral tardía fue reducida del 55% al 13% y discapacidad severa y
muerte fueron reducidos desde el 36% hasta el 9% (103).
El balón de contrapulsación intra-aórtico, ha sido reportado como útil para mejorar el flujo
sanguíneo cerebral en un paciente con infarto de miocardio y vaso espasmo cerebral secundario a
HSA quien no respondió a las maniobras tradicionales (105).
Actualmente se cuenta con perspectivas experimentales para el manejo del vaso espasmo:
Antagonistas de Endotelina, donadores de oxido nítrico y sistemas de entrega prolongada
intracisternal (91).
XIII. CONCLUSION
Los pacientes quienes se presentan con aneurismas cerebrales y Hemorragia Subaracnoidea,
deben ser monitorizados estrictamente en la Unidad de Cuidado Intensivo Especializado antes,
durante y después del manejo definitivo del aneurisma, para un temprano reconocimiento y manejo
de potenciales complicaciones. La monitoría inicial depende de la severidad de la hemorragia, del
estado clínico en el momento de la presentación y de la co-morbilidad del paciente. Esta monitoría
incluye por lo menos: electrocardiograma de superficie, controles neurológicos horarios, presión
arterial sistémica, seguimiento del volumen intravascular, de la glicemia y de electrolitos séricos,
oximetría de pulso y control estricto de la temperatura.
Debe hacerse un control óptimo del dolor, evitando la depresión respiratoria asociada a opioides.
El inicio de anticonvulsivantes se basará en la clasificación inicial de riesgo. La presión arterial
sistémica se mantendrá en el rango superior normal o 10-20mmHg por arriba de la línea de base.
La manipulación de la presión arterial con vasopresores para lograr niveles más altos de los
mencionados, no esta justificada en ausencia de síntomas isquémicos neurológicos. Debe tenerse
mucha precaución y evitar la sobrecarga hídrica y la falla cardiaca. Se recomienda mantener la
euvolemia y solamente reservar la hipervolemia e hiperdinamia para aquellos pacientes en
quienes se quiera revertir los síntomas de vaso espasmo y debe ser iniciada rápidamente antes de
que ocurra infarto cerebral. La hemodilución puede ser útil en la mayoría de pacientes. La
administración de nimodipina está altamente recomendada como tratamiento asociado y la dosis
debe ser adaptada para mantener la presión arterial deseada.
El tratamiento definitivo no debe ser retardado y la decisión de la modalidad debe ser tomada a la
luz de la experiencia del centro hospitalario, de las características del aneurisma y del estado
sistémico y neurológico del paciente.
I. INTRODUCCION
El accidente cerebrovascular isquemico constituye la mayor causa de muerte y de incapacidad en
todo el mundo. La mayoria de accidentes son debidos a obstruccion de una arteria cerebral por un
coagulo sanguineo. Los medicamentos que produzcan una lisis del coagulo pueden reducir el dano
cerebral al restaurar el flujo sanguineo, simpre y cuando sean adminsitrados en forma temprana,
teniendo riesgo de ocasionar hemorragias en el sistema nervioso central.
II. FISIOPATOLOGIA
El Flujo Sanguíneo Cerebral Normal es de 50ml/100g/minuto; si este flujo disminuye a
18ml/100g/min., la actividad eléctrica cerebral cesa y si disminuye a 12ml/100g/min., el
metabolismo neuronal se detiene (106). Durante la anoxia, la pérdida de la conciencia ocurre en
los siguientes 15 segundos.
El término "anoxia cerebral" indica cualquier forma inadecuada de entrega de oxígeno cerebral,
incluyendo hipoxemia e isquemia. La anoxia generalizada es una consecuencia común durante los
eventos de arresto circulatorio, causado por arritmia cardiaca (106).
El Oxido Nítrico es uno de los mediadores de supervivencia neuronal durante la isquemia celular;
este puede reaccionar con superóxido para producir peroxinitrito, un agente que lleva a la
peroxidación lipidica celular (107). La inhibición de la producción de oxido nítrico durante la anoxia
ha demostrado ser neuroprotector (108). El glutamato liberado durante la hipoxia, lleva al influjo de
calcio a las neuronas y a la producción de oxido nítrico (108,109).
III. EPIDEMIOLOGIA
Los costos estimados en los Estados Unidos de América por los accidentes cerebro-vasculares
isquémicos, superan los 40 billones de dólares al ano. De los 600.000 nuevos casos anuales, por
lo menos 150.000 fallecen; y de los individuos que sobreviven, el 90% no regresan a su estilo de
vida previo, y al menos la mitad de estos pacientes presentan hemiparesias (110).
Algunos factores no modificables pueden incrementar el riesgo de infarto cerebral: la edad mayor
de 65 anos, el sexo masculino, la raza blanca y factor hereditario (111).
Dentro de los factores modificables encontramos:
1. La presión arterial elevada: existe un riesgo aumentado hasta 7 veces más en los pacientes
hipertensos al compararlo con el de los pacientes normotensos (112).
2. Estenosis carotídea, accidente isquémico transitorio e infarto cerebral previos: todos son
factores de riesgo en una manera proporcional al grado de estenosis carotídea (113). La
terapia antiagregante plaquetaria y la endarterectomia carotídea son efectivas en reducir el
riesgo de un nuevo evento isquémico (114,115).
3. Enfermedad cardíaca: la enfermedad coronaria aumenta el riesgo de infarto cerebral alrededor
de tres veces; la insuficiencia cardíaca congestiva lo aumenta cuatro veces y la fibrilación
auricular (FA) cerca de cinco veces (116). La terapia antitrombótica reduce el riesgo de infarto
cerebral en pacientes con FA (117).
4. Tabaquismo: incrementa el riesgo dependiendo de la dosis (118).
5. Diabetes Mellitus: incrementa el riesgo de formación de placa ateromatosa y de enfermedad
vascular microangiopatica y por lo tanto aumenta el riesgo de infartos trombóticos; a su vez los
niveles de glicemia > 150mg/dl están asociados con un aumento del riesgo hasta 2 veces
(119).
6. Dislipidemia: el incremeto en los niveles de colesterol aumenta el riesgo de accidente
isquémico cerebral en una forma progresiva (120).
7. Estados de hipercoagulabilidad: la deficiencia de proteinas S y C, el cáncer, el embarazo, la
anemia de células falciformes y un incremento en el hematocrito, pueden incrementar el riesgo
de infarto cerebral (121).
The National Institute of Health Stroke Scale, evalua 5 aspectos de la función neurológica del
paciente y se correlaciona con la severidad del evento y su pronóstico (124). Los aspectos que son
evaluados son: el nivel de conciencia, la función visual, la función motora, la función sensitiva y la
función cerebelar; el rango de la escala es de 0 (normal) hasta 42 (peor condición) y se constituye
en una guía para la decisión de la terapia trombolítica en los pacientes con accidente cerebro-
vascular trombótico. Los pacientes con escalas menores de 4, no son considerados candidatos
para realizar trombolisis, excepto aquellos pacientes que se presenten con afasia severa o
hemianopsia y los pacientes con escalas superiores a 22 deben ser excluidos de la terapia
trombolítica por el riesgo alto de hemorragia cerebral (125). La escala de coma de Glasgow, evalúa
el nivel de conciencia y se considera que un paciente con un valor menor de 8/15, tiene un
pronóstico pobre e indica intubación traqueal para protección de la vía aérea.
V. TERAPIA TROMBOLITICA
La recomendación actual es la administración venosa de activador de plasminógeno tisular
recombiante (rt-PA), teniendo como ventana terapéutica las tres primeras horas del inicio del déficit
neurológico (125). El estudio randomizado, controlado de The National Institute of Neurological
Disorders and Stroke (NINDS) ( 124), utilizó 0.9mg/Kg.de peso ideal de rt-PA o placebo dentro de
las tres primeras horas del inicio del evento isquémico cerebral. Todos los subtipos de accidentes
trombóticos fueron incluidos en este estudio. El estudio mostró una mejoría en la condición
neurológica a los tres meses pero no a las 24 horas. El 50% de los pacientes que recibieron rt-PA,
presentaron a los tres meses una discapacidad mínima o ninguna, comparado con el 38% de los
pacientes que recibieron placebo. La hemorragia intracraneal sintomática durante las primeras
36horas, fue mayor en los pacientes tratados con rt-PA que en los pacientes que recibieron
placebo (6.4% Vs. 0.6%); sin embargo, al tercer mes no hubo diferencias significativas en la tasa
de mortalidad entre los grupos (17% en el grupo control y 21% en el grupo de rt-PA).
Es necesario elegir muy bien a los pacientes a quienes se les decida administrar rt-PA, teniendo en
cuenta el déficit neurológico que indica accidente isquémico trombótico y teniendo claramente
definido el momento de inicio de la isquemia, incluyendo un adecuado control de la tensión arterial,
evitando la utilización concomitante de terapia antitrombótica o antiplaquetaria y administrando la
dosis indicada de 0.9mg/kg con un máximo de 90mg.
HEMORRAGIA INTRAPARENQUIMATOSA