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EL SERVICIO PÚBLICO
(1) Titular:
• Nacionales
• Provinciales
• Municipales
La categoría del servicio público impropio permite excepcionalmente extender el régimen jurídico de
dicha institución a determinadas actividades que prestan los particulares. Lo curioso es que el servicio
público impropio no aparece como una excepción al principio de la titularidad privada de la pertinente
actividad sino como una mera extensión del régimen jurídico del servicio público propio, cuya fuerza
expansiva no llega, sin embargo, a producir una verdadera publicatio. Por ese motivo, el servicio público
impropio existe sólo por extensión, al faltarle una de sus notas centrales. Del carácter excepcional que
particulariza a esta figura se desprende la necesidad de que exista declaración legislativa que establezca
que una determinada actividad, de titularidad originaria privada, se convierta en servicio público y pase
a regirse por su régimen jurídico, especialmente en lo que atañe a las reglas, a las que deberá ceñirsela
pertinente actividad, que exigen una prestación obligatoria, regular, igualitaria y continua del servicio
por parte de los particulares.
El Estado puede asumir también la realización de actividades de interés público de titularidad privada
como son la enseñanza y la actividad bancaria entre otras, pero, en tal caso, si bien el régimen de tales
actos puede ser, en algunas circunstancias, el que es propio de la función administrativa, ello no provoca
una mutación o extensión del régimen jurídico del servicio público, cuando las actividades son prestadas
por los particulares. De ese modo, no rigiendo la obligatoriedad se mantiene el principio de la libertad, el
cual prevalece también sobre la regla de la igualdad que veda el acceso a la prestación en condiciones
discriminatorias, principio que configura un verdadero derecho subjetivo de admisión, reservado al
particular que realiza la prestación. Tratándose de actividades de titularidad privada originaria el
derecho a ejercerlas por parte de los particulares es pleno, lo que no significa, sin embargo, que sea
absoluto ya que, en principio, todo derecho subjetivo tiene que ejercerse conforme a las leyes que lo
reglamentan (art. 14, Cont. Nac), teniendo en cuenta, además, que reglamentar un derecho no es
degradarlo ni suprimirlo o limitarlo irrazonablemente,
sino hacerlo compatible con el derecho de los demás, y en este caso, con el interés general o público.
En cambio, la realización de servicios públicos está dentro de la finalidad que asume el Estado a través
de la publicatio (cuando son propios o en el caso de los llamados impropios, mediante la respectiva
declaración legal), supone siempre la observancia de reglas que implican la obligatoriedad de la
prestación con prevalencia de la igualdad sobre la libertad, lo que se justifica en virtud del carácter
primordial que reviste la atención de determinadas necesidades colectivas. Los servicios públicos propios
se distinguen también de los llamados servicios sociales que presta el Estado en áreas tales como la
cultura, salud pública, previsión social, cuya gestión suele encomendarse a órganos u entes
administrativos, sin perseguirse fines de lucro.
Esta actuación estatal, para la realización de prestaciones que no poseen contenido económico, no
implica reemplazar ni sustituir la iniciativa privada que, respecto de estas actividades, continúa regida
por el principio de la libertad, sin perjuicio de lo cual —cuando la actividad la lleva a cabo el Estado— se
aplican los principios y normas propios de la función administrativa. En definitiva, salvo que se configure
la publicatio tales actividades no son de titularidad estatal ni su otorgamiento se rige por las técnicas de
la concesión de servicios públicos ni del permiso.
En los servicios públicos propios, una vez que se haya operado la publicatio
éste puede organizar alguno de los siguientes sistemas de prestación:
A) Gestión directa: lo gestiona la propia A.P. a través de cualquier forma de
personificación jurídica. En nuestro ordenamiento puede prestarse mediante alguno de estos
modos a: 1) empresa sin personalidad jurídica propia; 2) persona pública estatal o entidad
descentralizada; 3) sociedad del Estado; 4) sociedad anónima de participación mayoritaria estatal; 5)
sociedad de economía mixta o sociedad anónima común (cuando el Estado tuviera la mayoría del capital
de la entidad).
Estado
No hay un parámetro a
seguir sino que
depende de las
distintas causas, en que Pública o
consiste el conflicto, si Pública Privada
es de derecho publico
o privado
Concesionario Usuario
Privada
A) La proporcionalidad tarifaria
Constituye una garantía constitucional innominada exigible, en definitiva, en
virtud de lo prescripto en el art. 28 de la Const. Nac. Este principio suele
instrumentarse mediante la cláusula que prescribe que las tarifas han de ser
"justas y razonables". En dicha fórmula lo justo se refiere fundamentalmente
a los aspectos jurídicos, es decir, al modo de aplicar las tarifas mientras que
lo razonable se vincula al quantum de las mismas. En este sentido, tanto las
tasas como los precios integrantes de aquéllas deben surgir de una
ecuación equilibrada con el costo del servicio, al que cabe añadir una
utilidad tasada y establecida también en forma proporcional, cuando el
servicio es prestado por un concesionario o permisionario privado.
La quiebra de este principio da pie a la impugnación en sede judicial de la
respectiva tarifa o de su acto particular de aplicación por parte del
particular afectado.