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Raúl Prada Alcoreza

Podemos hablar de una izquierda colonial en tanto que se ha dado en la historia política de
Bolivia una izquierda que no se ocupó para nada de los diagramas de dominación del
colonialismo, de la colonialidad, del colonialismo interno, y soslayo de lleno la problemática
indígena. A pesar que la guerra anticolonial comienza temprano, durante el siglo XVIII. Incluso
se rastrean en las investigaciones históricas levantamientos anteriores. La izquierda aparece de
dos maneras, como organizaciones y sindicatos, pero también como difusión discursiva. Esto
ocurre sobre todo después de la guerra del Chaco, aunque hubo organizaciones sociales de
defensa de los trabajadores y formaciones discursivas interpeladoras del capitalismo antes de
la guerra del Chaco; se puede seguir esta historia interpeladora de los trabajadores y del
pensamiento radical liberal desde los comienzos mismos del siglo XX.Bajo este contexto y
teniendo en cuenta estas consideraciones, se puede decir que las primeras organizaciones
tuvieron una influencia anarquista; fue después, cuando se formaron los sindicatos obreros,
prioritariamente mineros, que se cuenta con influencia marxista. Dos son las corrientes que
van a tener una influencia condicionante en los sindicatos mineros y en las organizaciones
matrices de los trabajadores; una es la corriente estalinista y la otra es la corriente troskysta,
ambas terminan formando los conocidos partidos marxistas bolivianos.

No vamos a comenzar cronológicamente sino por la vinculación oficial con la tercera y la


cuarte internacional; vamos a comenzar entonces con el Partido Comunista (PC), fundado en
1950 con la participación de Sergio Almaráz Paz; el PC tiene el antecedente orgánico en el
Partido de Izquierda Revolucionario (PIR), fundado en 1940, donde militaba precisamente
Sergio Almaraz como participante de la juventud y dirigente de la célula Lenin1. Entre 1964 y
1966 se produce una tensa discusión al interior del PC, que termina dividiéndose entre una
tendencia ͞pro-Moscú͟ y otra ͞pro-Pekín͟; esta segunda tendencia asume el nombre de
Partido Comunista Marxista-Leninista, para diferenciarse del Partido Comunista de Bolivia
(PCB).El PC-ML se funda en 1965 en un Congreso extraordinario realizado en el centro minero
de Siglo XX; la fundación y el tiempo previo de la fundación va estar impregnado de un debate
significativo sobre la caracterización de la revolución de 1952, del proceso en curso y del
Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR); también sobre las opuestas interpretaciones
del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), que inicia una conducción
aparentemente distinta a la de IósifVissariónovichDzhugashvili, mas conocido como Stalin,
desmarcándose de su métodos y de su concepción política, procesando incluso al stalinismo. El
PC-ML inicia su vida criticando el revisionismo del periodo de Jruschovy el seguidismo de la
dirección del PC respecto al gobierno del MNR. La participación del PC en la guerrilla del Che fue

1
Entre sus fundadores se encontraban entre otros: Sergio Almaraz Paz, José Pereyra, Víctor Hugo
Líbera, Mario Monje Molina, Luis Ballón Sanjinés, Jorge Ballón Sanjinés, Jorge Ovando Sanz, Néstor
Taboada.
altamente cuestionada; se incorpora en la misma la juventud del partido2, empero el partido
mismo termina distanciándose de la guerrilla por diferencias políticas, particularmente las que
tienen que ver con la conducción y dirección de la guerrilla en Bolivia. Se dice que una vez que
es rechazada la petición del Secretario General del PC, Mario Monje, de ser nombrado
comandante del guerrilla del Ejército de Liberación Nacional, el partido le quita el apoyo
logístico a la guerrilla, sin embargo, el partido cumple un papel importante para la salida hacia
Chile de los sobrevivientes de la guerrilla, concretamente del grupo de Harry Villegas Tamayo,
alias Pombo3.

Continuamos con el vínculo orgánico a la cuarta internacional, hablamos del Partido Obrero
Revolucionario (POR) se funda cinco años antes que el PIR, en 1935. El POR va tener incidencia
en la ideología del proletariado minero y también va irradiar con sus tesis de transición al resto
de los trabajadores aglutinados en la COB. Se trata, desde mi punto de vista, de la construcción
de un marxismo de guardatojo, un marxismo del proletariado minero, formación discursiva en
la cual se siente el olor y la lucidez oscura de los socavones.Guillermo Lora en un escrito
titulado La verdadera fecha de fundación dice que:

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Un poco más abajo menciona quienes asistieron al Congreso constituyente del partido:

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La historia de estas corrientes y estos partidos se entrelaza profundamente con la historia de


las luchas del proletariado boliviano. La Tesis de Pulacayo expresa fehacientemente las formas
de este entrelazamiento; la tesis fue aprobada en el Congreso de la Federación Sindical de
Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), reunido en Noviembre de 1946 en la localidad de
Pulacayo; la tesis fue propuesta por la delegación de Llallagua. Se puede decir que LaTesis está
basada en el Programa de Transición con el que fue fundada la Cuarta Internacional en 1938,
adoptando también la teoría de la Revolución Permanente de León Trotsky, la misma que
establece que en los países atrasados le corresponde al proletariado, a la cabeza de la nación
oprimida, encabezar la lucha por la liberación nacional, realizar las tareas democráticas e
iniciar la revolución socialista.Después esta tesis se convierte prácticamente en la tesis de la
Central Obrera Boliviana; el IV Congreso de la COB ratifica las tesis en mayo de 1970, como
preludio a lo que va a ser la Asamblea Popular, conformada en 1971. Quizás la Asamblea

2
En sus inicios el Partido Comunista de Bolivia envió militantes a entrenarse a Cuba y ellos participaron
activamente en las columnas guerrilleras:Inti Peredo, "Loro" Vázquez Viana, Rodolfo Saldaña, "Ñato"
Méndez Korné y Coco Peredo, todos militantes de la Juventud Comunista de Bolivia.
3
Ver el c   / .
4
Guillermo Lora: 4  - / -   #
Popular fue la experiencia más significativa del proyecto político obrerista, del proyecto del
proletariado, aglutinado y organizado en la COB. Podemos configurar un proceso acumulativo
desde 1946, cuando se conforma la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia
(FSTMB) hasta la experiencia política de la Asamblea Popular de 1971. Después de la derrota
del proyecto y de la caída del gobierno del General Juan José Torrez por el golpe de Estado
cruento encabezado por el General Hugo Banzer Suarez, el proyecto político obrerista va a
sufrir una crisis ocasionándose una fragmentación y dispersión orgánica, sobre todo en la
corriente trotskista, constituida en el POR. La mayoría de izquierda, entre la que se encontraba
el PC, va a buscar otras estrategias, mas bien de carácter electoral,conformando un frente
amplio como el de la Unidad Democrática y Popular (UDP), dejando a los grupos radicales al
margen de la iniciativa política dominante. Estos grupos radicales quedan circunscritosdentro
el espacio de la COB, una COB que ya muestra los primeros síntomas del debilitamiento de su
convocatoria y de lo que se puede considerar hipotéticamente y con cierta relatividad del
poder dual, que había sido una característica del ejercicio de su fuerza y su influencia política.

Con la caída de la UDP se terminan de cerrar las dos puertas intentadas por la izquierda
tradicional, la insurreccional y la democrática. Aunque también hay que mencionar otras
puertas, una de ellas tiene que ver con el proyecto gerrillero; al respecto hay que anotar que
todos los intentos guerrilleros no terminan de prosperar, comenzando con la guerrilla del ELN,
dirigida por el Che Guevara, continuando con la guerrilla de Teoponte, incluyendo incluso los
incipientes brotes conculcados casi en el nacimiento mismo, como son el brote de guerrilla
urbana del grupo Zarate Willka, también del ELN-CNPZ, además de contar con el proyecto de
guerrilla indígena del Ejército GerrilleroTupac Katari. Aunque estos tres últimos brotes ya no
tengan que ver con la izquierda tradicional, sin mas bien con los perfiles de una nueva
izquierda, los mencionamos por que respecta al decurso del proyecto guerrillero en Bolivia.

Sin embargo es indispensable mencionar lo que ocurre con los partidos socialistas,
particularmente el Partido Socialista Uno (PS1), liderado por Marcelo Quiroga Santa Cruz,
insigne intelectual crítico defensor de los recursos naturales convertido en militante socialista.
Este partido aparece interpelando a las dictaduras militares, sobre todo en el juicio de
responsabilidades al General Hugo Banzer, juzgando también a la burguesía intermediaria,
interpela también a la UDP por no contar con un programa de nacionalizaciones, que es con lo
que cuenta el PS1, buscando constituirse en una nueva opción en el escenario político
dibujado por la izquierda boliviana. Interesa retomar este breve experiencia del partido
socialista sobre todo para dejar pendiente la pregunta de si el Movimiento al Socialismo (MAS)
retoma algo de la huella dejada por el socialismo de entonces. Está claro que el MAS forma
parte de la nueva izquierda, mas bien ligada a los movimientos sociales que a la forma de
organización de partido, sin embargo es menester evaluar la posibilidad de que también sea
una bisagra entre dos horizontes temporales políticos.

Lo que viene en adelante es una gran crisis de la izquierda, dejando un vacío político por parte
del sujeto de esta gesta revolucionaria, por un lado, y reformista, por otro; hablamos del
sujeto obrero. El proyecto socialista se queda sin sujeto y el país se queda sin proyecto
socialista. Sobre todo esto se hace patente con el fracaso de la marcha por la vida de los
trabajadores mineros y de la COB (1986), que intentan detener la relocalización, el cierre de
centros mineros y la marcha desbocada hacia la privatización. Esto se da en un contexto
también adverso para la izquierda internacional, la crisis y el derrumbe de los Estados
socialistas de la Europa oriental, la crisis ideológica, el vacío político generalizado y la ofensiva
del proyecto neoliberal a escala mundial. Después del retiro descomunal de la centralidad
minera, el proyecto hegemónico proletario se derrumba, las clases desposeídas quedan
inermes ante la avalancha neoliberal. Sin embargo, este vacío político va a ser llenado por otro
sujeto, el sujeto indígena, que retoma la bandera anticolonial y el proyecto descolonizador,
proyectando sus reivindicaciones territoriales y culturales en sentido anticapitalista. Articula la
reconstitución a la lucha anticapitalista, reivindica el territorio indígena y se enfrenta a la
expansión ganadera y agrícola, de las haciendas, se enfrenta a las concesiones madereras, al
monopolio de la tierra y a los grandes latifundios, también se enfrenta a un Estado y a una
sociedad discriminadoras. Reivindica sus lenguas, sus culturas, sus territorios, sus instituciones,
sus normas y procedimientos, sus autogobiernos y libre determinación. La lucha indígena
termina involucrándose en la lucha contra el proyecto neoliberal, las privatizaciones, las
desposesiones, los despojamientos, las suspensiones de derechos, contra el imperio del
discurso del mercado absoluto. De este modo las organizaciones indígenas terminan aliándose
a las luchas por la tierra de los campesinos, a la lucha de los trabajadores en contra la
suspensión de sus derechos, a la lucha de las clases populares en contra las privatizaciones y
capitalizaciones, reivindicando también el derecho a las nacionalizaciones, en el contexto de
un proyecto plural, multitudinario, de alianzas dinámicas, de formas de organización móviles y
de base, iniciando un proyecto constituyente de los movimientos sociales y de las naciones y
pueblos indígenas originarios. Esta proyección del sujeto indígena tiene su acumulación de
fuerzas, su proceso ascendente, sus grandes victorias políticas durante el ciclo de movimientos
sociales de 2000 al 2005,derrotando al modelo neoliberal, poniendo en evidencia la crisis
múltiple del Estado, acabando con el monopolio político de la clase política, abriendo la gran
oportunidad para un proceso constituyente descolonizador. Todo el proyecto se expresa
dramáticamente en la Asamblea Constituyente, se plasma en texto escrito colectivamente,
aprobado en varias instancias, en la Asamblea Constituyente, en el Congreso, declarado
Constitucional y, lo mas importante, por el pueblo en el referéndum constituyente. Se puede
decir que es la primera vez que un proyecto político, con características indígenas y populares,
llega al poder, accede al gobierno, e intenta transformaciones estructurales. Esto no había
ocurrido con el proyecto obrerista; éste no logró ser hegemónico, tampoco logró resolver el
problema del poder en el campo de las fuerzas concurrentes. Ahora bien, son varios aspectos
que diferencian a este nuevoproyecto anticapitalista y anticolonial del proyecto de la izquierda
tradicional, incluyendo el triunfo político y la hegemonía lograda por los movimientos sociales
y naciones y pueblos indígenas originarios. Estas diferencias deben interpretarse a partir de la
comprensión de la constitución diferencial de sujetos; el sujeto obrero si bien logra
centralidad, la centralidad minera, y ejercer el poder dual, en determinadas circunstancias, no
logra ser un sujeto irradiante en toda la sociedad ni logra, como dijimos, construir una
hegemonía. El sujeto indígena en realidad atraviesa toda la sociedad por la composición de la
población, mayoritariamente indígena; en esta condición logra interpretar mejor la
complejidad de una formación social abigarrada, replanteando la lucha anticapitalista desde la
perspectiva de la guerra anticolonial. Abriéndose a formas altamente participativas en las
maneras de convocatoria y en los modos organizacionales, horizontalizando los mandos y las
decisiones, desplegando proyecciones autogestionarias y de autogobiernos. La irrupción desde
abajo, de los de abajo, de la plebe, se hace incontenible, interpeladora y trastrocadora. Se abre
un nuevo horizonte histórico político, el del Estado plurinacional comunitario y autonómico,
pero también se enfrentan viejos y nuevos desafíos. ¿Cómo fundar el Estado plurinacional?
¿Cómo efectuar las transformaciones institucionales, económicas, sociales y culturales, en la
perspectiva de un modelo alternativo al capitalismo, a la modernidad y al desarrollo? Pero
también, ¿cómo escapar de las sedimentadas lógicas y prácticas de poder? ¿Cómo evitar que
el poder te tome en vez de que tomes el poder? ¿Cómo salir efectivamente de las órbitas del
Estado-nación, de la forma liberal del Estado colonial? Estos desafíos y estos problemas no
terminan de resolverse ni de asumirse. El proyecto descolonizador y anticapitalista se
encuentra en disyunciones y encrucijadas. El poder sortear las mismas va a depender
nuevamente de la capacidad de convocatoria y de movilización en la reconducción del
proceso.

Las preguntas directas que debemos hacernos recogiendo lo escrito son múltiples: ¿El MÁS es
una bisagra entre el horizonte socialista abierto por el movimiento obrero y el horizonte
plurinacional abierto por los movimientos indígenas? ¿En cuál horizonte está más alineado?
¿Ha podido recoger los problemas de organización, de conducción, de hegemonía, planeados
por la experiencia obrerista? ¿Es un partido o es un movimiento? ¿Es más un instrumento
electoral que un instrumento político? ¿Ha incorporado la concepción y las consecuencias
estructurales de las significaciones trastrocadoras del Estado plurinacional comunitario y
autonómico, por lo tanto de la comprensión de la descolonización? ¿Por qué no termina de
salir de las redes del Estado liberal en su forma moderna de Estado-nación, por lo tanto Estado
colonial? Tal parece que no se han resuelto viejos y nuevos problemas, problemas que creo no
pueden resolverse sin la organización articulada de las multitudes y de las masas, de las
naciones y pueblos indígenas originarios campesinos, de los trabajadores y de los explotados,
con la dirección colectiva y la conducción participativa, sin la formación de todos en la
perspectiva y la fuerza del intelecto general y de la circulación irradiante de los saberes. No se
pueden resolver estos problemas sin una transformación estructural descolonizadora, efectiva
ciertamente, no retorica ni meramente discursiva, sin la construcción de las rutas prácticas y
alternativas concretas al capitalismo, a la modernidad y al desarrollo, abriéndonos a otros
mundos alternativos, a otros proyectos civilizatorios, emancipando a las naciones de la
dominación imperialista, a los trabajadores y los pueblos de la explotación capitalista, a la
madre tierra de la depredación compulsiva y desenfrenada de la civilización de la valorización
abstracta del valor y de la obsesiva ganancia. Estas tareas no se cumplen sin la práctica de la
crítica, de la reflexión y el análisis desembozado. Si se repiten los viejos errores de las
nomenclaturas, de las burocracias y de los contornos, estas tareas no se podrían cumplir,
quedarían rezagadas, sustituidas por desorbitante ceremonialdad y ritual del poder
estructurado jerárquicamente, bajo el gobierno de pocos, que terminan siendo los más
odiados en la medida que el tiempo corroe el barniz de los discursos y los abalorios.

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Todos sabemos que el término de izquierda viene de la Revolución Francesa, se podría hablar
de una casualidad, cuando en el parlamento de los Estados Generales de 1789 los diputados
de la nobleza se sentaban a la derecha de la presidencia, los diputados de las bancas a la
izquierda. Esta forma de distribución ya estaba dada en la Cámara de los Comunes británica;
también hay que tener en cuenta que al darse este distribución de manera curva en la
configuración arqueada de la fila de los curules, también se podía ubicar un centro, que se
encuentra frente a la presidencia, así mismo también se puede distinguir a los que se
encuentran en la parte baja de las bancadas, llamados de la llanura, que coincidía con los
moderados, de los que se encuentran en la parte alta de las bancadas, llamados montañeses,
que coincidían con los radicales. Empero volviendo al esquema simple, derechae izquierda, los
primeros defendían los fueros especiales, la tradición y la monarquía, en tanto que los
segundos exigían la desaparición de los monopolios del gobierno sobre áreas de la economía,
la finalización de los fueros, una educación científica, laica y la realización del régimen
democrático. Ahora bien, saliendo de esta referencia inaugural y del escenario parlamentario,
se puede decir en general, transfiriendo esta figura al campo político, que la izquierda es la que
quiere los cambios y la derecha la que quiere conservar las instituciones, las estructuras y los
valores tradicionales. No vamos a discutir aquí sí se puede seguir sosteniendo este esquema en
la actualidad, turbulenta, cambiante y flexible, sobre todo cuando tenemos que revisar la
historia política contemporánea, tan agitada y mediática de los partidos y de los gobiernos,
tanto de ͞izquierda͟ como de ͞derecha͟. Ciertamente tenemos que apartar de estas historia
parlamentaria y republicana de las representaciones a lo que aconteció con las revoluciones
proletarias del siglo XX, hablamos de la Revolución Bolchevique (1917) y la Revolución China
(1949), pues estas revoluciones intentan destruir el Estado y terminan construyendo un Estado
Absoluto, salen del esquema del parlamentarismo, por lo tanto del espacio deliberativo entre
izquierda y derecha, pero terminan construyendo una burocracia aplastante y transversal.
Mediante lo que se llamó la dictadura del proletariado buscaron abolir la estructura de las
clases sociales y abrir la transición al socialismo y después al comunismo, aboliendo las
relaciones de producción capitalista, pero en la medida que el mundo seguía siendo capitalista,
funcionando como una economía-mundo capitalista, terminaron absorbidos por la lógica del
sistema-mundo, introduciendo crisis profundas al interior de sus estados y procesos. La caída
de la Unión Soviética restauró el capitalismo en su forma salvaje y mafiosa, la apertura de
China al mercado y a los flujos de capital, terminaron transformando la revolución socialista
oriental en el continente de una nueva versión del capitalismo, en la clausura o el inicio de un
ciclo del capitalismo. China ahora es la potencia emergente más pujante del sistema-mundo
capitalista, recreando las estructuras de clases y las estructuras diferenciales, el mapa de las
desigualdades, de una manera calamitosa y violenta. Estos desenlaces históricos son los que
tienen que ser meditados por lo que queda de la izquierda tradicional, por sus fragmentos
dispersos. La pregunta que se debe abordar es: ¿Por qué estas grandiosas revoluciones
terminaron en esos colapsos, antecedidos por descomposiciones corrosivas? Pero, esto es
precisamente lo que no se hace, no se medita sobre estas caídas descomunales, tampoco se
responde a la pregunta, al contrario, se retoma los viejos discursos, esencialistas y
demarcadores, cómo si no hubiera pasado nada. Se hacen convocatorias desde una supuesta
vanguardia intransigente a un proletariado imaginado, pues se olvidan del proletariado real, de
sus condiciones actuales, de sus articulaciones sociales, económicas y culturales, también se
obvia las condiciones y las características del ciclo del capitalismo vigente y de las formas
desplegadas de la crisis estructural del capitalismo, bajo la dominación casi absoluta del capital
financiero. Esta izquierda perdurable no toma en cuenta para nada toda la discusión de las
corrientes marxistas sobre los temas cruciales que hacen a la interpretación y a la
transformación del modo de producción capitalista, de las formaciones económico-sociales, de
la forma de Estado, de las historias concretas de las luchas de clases y formas transformadas y
desplegadas de las luchas de clases, de las temporalidades políticas y de las problemáticas
planteadas por la necesidad de construir hegemonías. Menos se puede esperar que duden y
sospechen del liberal concepto de determinismo económico.

Para empezar esta caracterización habría que recordar lo que escribía Karl Marx en El
dieciocho de brumario de Luis Bonaparte:

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Pero, en el caso que nos compete, habría que decir que, la izquierda tradicional se invistió de
la gloria y de los símbolos de las grandes revoluciones del siglo XX que les precedieron,
creyendo que esta gloria y estos símbolos se transferían automáticamente a sus militantes, sin
que necesariamente ellos se vean obligados a aportar prácticamente a las revoluciones de sus
propios países. La verdad de sus discursos supuestamente devenía del pasado evocado sin
molestarse en la adecuación de sus hipótesis a la realidad concreta que vivían, por eso
tampoco se molestaron en aportar nuevas interpretaciones y construcciones teóricas acerca
de las formaciones sociales y las luchas de clases específicas vividas en sus países, salvo
honradas excepciones. Tampoco se molestaron en seguir las discusiones y los desarrollos
teóricos de las corrientes marxistas, pues desde su perspectiva no era necesario, ya estaba
todo dicho y escrito en los libros sagrados de las fuentes, las mismas que eran también
desconocidas y poco estudiadas, pues era preferible la llegada a ellas a través de manuales.
Esta ilusión y simbolismos prestados han llevado al descalabro a los proyectos y organizaciones
políticas de izquierda en momentos que pueden considerarse de oportunidad histórica. Al
respecto, lo importante es recordar nuevamente a Marx cuando escribe:

5
Karl Marx: $  /    4    . Archivo Marx/Engels. Capítulo I.
4          ;;         3          
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De lo que se trata es de construir el sentido de las cosas de acuerdo a lo que se hace, construir
la interpretación del mundo de acuerdo a la transformación del mundo. Aquí radica uno de los
nudos del problema. La simulación ha sido desbordante, cuando de lo que se trataba era de
que la interpelación, la crítica, tanto de las armas de la crítica como de la crítica de las armas,
seaexuberante. Esto exige hacer un análisis específico de la realidad específica, lo que casi
siempre ha faltado, salvo honrosas excepciones, pues se prefería usar marcos de otros
contextos utilizados de manera descontextuada para interpretar la realidad social propia.
Conducta que llevaba a forzar demasiadas analogías con la revolución bolchevique o la
revolución China, algo parecido ocurrió más tarde con la revolución cubana. Sin atender a las
particularidades, las especificidades, las articulaciones concretas de la formación histórica y
social, de la formación económica y social en cuestión. Las analogías universales han hecho
perder la cabeza a la izquierda tradicional sin que pueda encontrar las diferencias sobre las
que se debería actuar políticamente. Lo sugerente de las tesis orientales de Vladimir Lenin y
Mao Zedong fue precisamente encontrar las diferencias de las composiciones sociales, de los
procesos de las luchas de clases y la lucha contra el capitalismo, en formaciones sociales
diferenciadas cualitativamente de las formaciones europeas. Había consciencia de la condición
periférica en a que se encontraban sus países así como sus procesos revolucionarios y de que
se trataba en este caso de la ruptura crítica en los eslabones más débiles del sistema-mundo
capitalista, así como había conciencia de la condición imperialista del capitalismo y de lo
estratégico de la lucha antiimperialista y por lo tanto de las alianzas, sobre todo de las alianzas
de clase entre obreros y campesinos, incluso en el caso Chino con la burguesía nacional, aliada
en la guerra antiimperialista. De esta condición nacen las tesis de la revolución interrumpida y
la guerra prolongada, que forman parte de las tesis orientales como aportes estratégicos en la
perspectiva de la revolución mundial.

El caso boliviano y en dimensiones más amplias el caso andino-amazonico ofrecía diferencias


altamente significativas por la situación colonial en la que se encontraba la población indígena,
las naciones y pueblos indígenas, población mayoritaria en Bolivia y significativa
demográficamente en el Perú y Ecuador. En el caso boliviano y andino, como también en el
resto del continente, debido a las características de la historia colonial, la lucha no solamente
era contra el imperialismo y, por lo tanto, contra el capitalismo, sino también contra el
colonialismo, la herencia colonial, la colonialidad, el colonialismo interno. Esta complejidad no
fue atendida por la izquierda tradicional, salvo honradas excepciones como es el caso de José
Carlos Mariátegui, intelectual y militante que propuso consideraciones y tesis que no fueron
retomadas por la izquierda y convertidas en política y en estrategias. Del autor y militante
marxista peruano interesa mencionar los ?               
   (1928). Incluso René Zavaleta Mercado, marxista boliviano de reciente data,

6
Ibídem: Capítulo I.
incursiona en el tema tardíamente, en su escrito póstumo 4   8  
  (1986)7, influenciado por la estudiosa e investigadora Silvia Rivera Cusicanqui. ¿Por qué
se soslayó el tema colonial por el marxismo latinoamericano cuando era tan evidente? ¿Por
qué se eludió incorporarlo en la política, en la estrategia de lucha y en las tareas
organizacionales? Podemos encontrar menciones y referencias sobre todo cuando se hace
investigación histórica, como en el caso de la @       y la "   
    de Guillermo Lora, pero el problema colonial y la cuestión indígena no se convierten
en análisis vinculados a las estrategias políticas, las mismas que no trasuntan las tesis
orientales, la revolución ininterrumpida, la revolución permanente y la guerra prolongada. No
se desarrollan tesis contra el colonialismo, la colonialidad, el colonialismo interno. Esta será la
tarea retomada por los movimientos indígenas emancipatorios y los intelectuales indígenas,
pero ya no desde una perspectiva marxista. Durante la década de los setenta Fausto
Reinagahace un diseño filosófico y político, retomando el pensamiento amautico y
desplegando tesis indianistas de la revolución en los andes8. Más tarde, fines del siglo XX y
principios del siglo XXI, intelectuales aymaras se basaran en los estudios etnohistóricos y en la
experiencia de los movimientos indígenas originarios para desprender interpretaciones
contemporáneas de la emancipación descolonizadora9. Sobresalen las investigaciones y los
escritos de Pablo Mamani sobre las formas de autogobierno local de las multitudes10. En el
transcurso de este lapso de tiempo, desde la década de los setenta del siglo XX y los comienzos
del siglo XXI, nos encontramos con el trazado interpelador de la investigadora Silvia Rivera
Cusicanqui, quien incursiona en la memoria larga indígena a partir de los levantamientos
indígenas y la defensa legal de los apoderados. Descuella su estudio del movimiento político
cultural katarista en !       %%. También podemos encontrar análisis
elocuentes sobre la cuestión estatal en los Andes, además de minuciosos e intuitivos análisis
sociológicos de las composiciones étnicas en Bolivia, a partir de los imaginarios, las conductas y
los vestuarios12. Son de indudable valor las descripciones pictóricas, sociológicas y
antropológicas de los distintos tópicos de la ͞Chola͟13. También están las investigaciones
históricas de Roberto Choque y las investigaciones sociológicas de Estaban Ticona. Por otra
parte, los movimientos indígena originarios, las organizaciones involucradas, CONAMAQ,
CIDOB, CESUTCB,CNMCIOB ͞BS͟, CSCIB, aglutinados en el Pacto de Unidad, nos dejaron un
legado ejemplar de su perspectiva en los documentos del Pacto de Unidad para la asamblea
Constituyente. Con la experiencia y la irradiación de saberes de los movimientos sociales y con

7
René Zavaleta Mercado: 4   8    . Siglo XXI; México.
8
Fausto Reinaga: 4     . PIB 1969; La Paz.
9
Podemos citar al historiador Roberto Choque Canqui, al sociólogo Esteban Ticona, al investigador
Carlos Mamani Condori, al investigador Pablo Mamani Ramírez, al sociólogo InkaWaskarChoquehuanca,
a la socióloga María Eugenia Choque, al sociólogo Félix Patzi, al abogado Idónchivi, a la trabajadora
social Lucíia Choque, entre un conjunto de intelectuales aymarasdestacados.
10
Pablo Mamani Ramírez: $        # 4 -         3  
  AB. Yachaywasi 2004; La Paz.
11
Silvia Rivera Cusicanqui: !       # 4/            /C,
%&&D8%&7D. La Paz, Hisbol-CSUTCB; 1984.
12
Silvia Rivera Cusicanqui: ,          :        . Bases 1,
México; 1981. También ver $          9 . Compilación, 1995.
Así mismo 4 3:   . En .        . Vol 1, La Paz, CIPCA-
Aruwiyiri; 1993.
13
Silvia Rivera Cusicanqui:  /. Segunda edición. Mama Huaco 2001; La Paz.
la experiencia del proceso constituyente tenemos las matrices de las tesis descolonizadoras.
Hablamos de las cosmovisiones indígenas, de las perspectivas pluralistas que implican
paradigma de la multiplicidad, de procesos civilizatorios alternativos, de transformaciones y
emergencias institucionales que incorporan la forma ayllu y la forma comunidad a las formas
políticas plurinacionales, hablamos de la rotatividad, también de las reterritorializaciones y
reconstituciones. Así mismo debemos incorporar las perspectivas transversales de la
interculturalidad emancipatorias. Todos estos esquemas políticos y culturales, sociológicos y
culturales, en el horizonte abierto por la Constitución, deben servir para desarrollar las tesis
descolonizadoras, anticapitalistas y antiimperialistas.

Obviamente hay que tener en cuenta la historicidad de la problemática colonial, no es la


misma en el siglo XVIII que en el siglo XIX, menos aún que en el siglo XX, sobre todo después de
la Revolución Nacional de 1952, particularmente después de la reforma agraria, el voto
universal y la reforma educativa, y está claro que es otro contexto el de principios del siglo XXI.
Empero estas transformaciones no hacen desaparecer la problemática colonial, por más
complejización que se haya dado en las la redefinición y resignificación de las identidades,
sobre todo por el crecimiento urbano, debido a las migraciones y del incremento las
poblaciones indígenas en las ciudades, obviamente tampoco desaparece el problema por la
aparición de otras percepciones religiosas, evangelistas y pentecostales. Lo que pasa es que la
problemática colonial se transforma y se complejiza, pero sigue siendo vigente y sobre todo la
matriz desde donde debemos leer las articulaciones políticas y sociales de las formaciones
sociales abigarradas14.

14
Tal parece que Pablo Stefanoni en su libro EB+ /      FG pretende relativizar o hacer
esfumar esta problemática colonial. Su descubrimiento a través de investigaciones académicas de
diferenciales y tópicos distintos del entramado de las identidades en mundos heterogéneos y de
heterogéneas modernidades le lleva a suponer que el tema indígena es utópico, romántico, ancestral y
esencialista. Como si fuese un invento de fundamentalistas. Olvida que las estructuras coloniales no
desaparecen por gracia de la filigrana de los detalles, de la elocue ncia de las diferencias y las riquezas de
las vidas culturales. Al contrario, es como las estructuras coloniales se restauran al modernizarse y
complejizarse. Lo que hace Stefanoni es revalorar una especie de reinvención del nacionalismo, en
oposición a los proyectos descolonizadores e interculturales.

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