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¡Dejen que Libia construya un país unido, transparente y democrático!

Pepe Escobar
Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Que no hablen de la “democracia”; Libia, a diferencia de Egipto y Túnez, es una potencia petrolera. Muchas lujosas
oficinas de las elites de EE.UU. y Europa se deben de estar regodeando ante la perspectiva de aprovechar la pequeña
oportunidad ofrecida por la revolución contra Muamar Gadafi para establecer –o expandir– una cabeza de puente.
Estátodo ese petróleo, por cierto. También existe la seducción, cercana, del gasoducto trans-Sáhara, –que cuesta 10.000
millones de dólares y tiene 4.128 kilómetros de largo– desde Nigeria a Argelia, que debe empezar a funcionar en 2015.
Por lo tanto, una vez más, se introduce al mundo en la pornografía de la guerra, a la historia como farsa, a una mala
reedición de “conmoción y pavor”. Todos –las Naciones Unidas, EE.UU., la OTAN– ponen el grito en el cielo por una
zona de exclusión aérea. Fuerzas especiales están en movimiento, así como barcos de guerra de EE.UU.
Algunos senadores estadounidenses comparan, sin resuello, a Libia con Yugoslavia. Tony “El regreso de los muertos
vivientes” Blair ha reaparecido lleno de celo misionero, y el primer ministro británico David Cameron presenta su
reflejo exacto, escarnecido debidamente por el hijo de Gadafi, el “modernizador” Saif al-Islam. Hay miedo de
las “armas químicas”. Bienvenidos al imperialismo humanitario –un crack.
Y como un personaje salido directamente de Scary Movie, incluso el arquitecto de la guerra contra Iraq, Paul Wolfowitz,
quiere una zona de exclusión aérea impuesta por la OTAN, mientras la Iniciativa de Política Extranjera –vástago del
Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense– publica una carta abierta al presidente Barack Obama de EE.UU.,
pidiendo medios militares para convertir Libia en un protectorado regido por la OTAN en nombre de la “comunidad
internacional”.
El simple hecho de que toda esta gente esté apoyando a los manifestantes libios hace que todo huela que apesta. El
envío del Gran Atemorizador Charlie Sheen a aporrear a Gadafi parecería más verosímil.
Tocó al ministro de exteriores ruso, Sergei Lavrov, introducir una nota de cordura describiendo la noción de una zona de
exclusión aérea sobre Libia como “superflua”. Esto significa en la práctica un veto ruso en el Consejo de Seguridad de
la ONU. Anteriormente China ya había cambiado de tema.
En su histeria al estilo de Sheen –en la que la secretaria de Estado de EE.UU. Hillary Clinton ofreció histéricamente
“todo tipo de ayuda”– los políticos occidentales no se tomaron la molestia de consultar a los que arriesgan sus vidas
para derrocar a Gadafi. En una rueda de prensa en Bengasi, el portavoz del nuevo Consejo Nacional Transicional Libio,
el abogado de derechos humanos Abdel-Hafidh Ghoga, lo dijo claramente: “Estamos contra toda intervención extranjera
o intervención militar en nuestros asuntos internos… Esta revolución será completada por nuestro pueblo.”
El pueblo en cuestión, a propósito, está protegiendo la industria petrolera de Libia, e incluso cargando petroleros
gigantes destinados a Europa y China. El pueblo en cuestión no tiene mucho que ver con oportunistas como el ex
ministro de justicia nombrado por Gadafi, Mustafa Abdel-Jalil, quien quiere un gobierno provisional que prepare
elecciones dentro de tres meses. Además el pueblo en cuestión, como ha informado al-Yazira, está diciendo que no
quiere intervención extranjera desde hace una semana.
El Consejo de Bengasi prefiere describirse como la “cara política de la revolución”, que organiza asuntos cívicos, y no
instalado como un gobierno interino. Mientras tanto, un comité militar de oficiales desertores trata de establecer un
esqueleto de ejército para enviarlo a Trípoli; mediante contactos tribales parece que ya han infiltrado pequeñas
células en la vecindad de Trípoli.
Queda por ver si esta dirigencia revolucionaria autoproclamada –elementos fragmentarios de la elite establecida, las
tribus y el ejército– será la cara de un nuevo régimen, o si será sobrepasada por activistas más jóvenes, más radicales.
Báñame en hipocresía
En todo caso, nada de esto ha aplacado la histérica narrativa occidental, según la cual hay sólo dos opciones para Libia:
convertirse en un Estado fallido o en el próximo refugio de al-Qaida. Qué irónico. Hasta 2008, Libia estaba descartada
por Washington por que era un Estado canalla y miembro extraoficial del “eje del mal” que originalmente incluía a Iraq,
Irán y Corea del Norte.
Como confirmó hace años el comandante supremo de la OTAN Wesley Clark, Libia estaba en la lista oficial del
Pentágono y los neoconservadores para ser eliminarla después de Iraq, junto con Somalia, Sudán, el Líbano, Siria y el
santo grial, Irán. Pero en cuanto el astuto Gadafi se convirtió en socio oficial en la “guerra contra el terror”, Libia fue
instantáneamente ascendida por el gobierno de George W. Bush al estatus de país civilizado.
En cuanto a que el Consejo de Seguridad de la ONU haya decidido unánimemente enviar al régimen de Gadafi ante la
Corte Penal Internacional (CPI), vale la pena recordar que la CPI fue creada a mediados de 1998 por 148 países
reunidos en Roma. La votación final fue de 120 contra siete. Los siete que votaron contra la CPI, fueron China, Iraq,
Israel, Qatar y Yemen, Libia y… EE.UU. A propósito, Israel mató más civiles palestinos en dos semanas alrededor del
año nuevo de 2008 que Gadafi en esta última quincena.
Este tsunami de hipocresía provoca inevitablemente la pregunta: ¿Qué sabe Occidente en todo caso del mundo árabe?
Recientemente el consejo ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) elogió a cierto país norteafricano por su
“ambicioso programa de reforma” y su “fuerte rendimiento macroeconómico y el progreso en el realce del papel del
sector privado”. El país en cuestión era Libia. El FMI sólo había olvidado hablar con los principales protagonistas: el
pueblo libio.
¿Y qué pensar de Anthony Giddens –el gurú que está tras la “Tercera Vía” de Blair– quien en marzo de 2007 escribió un
artículo en The Guardian en el que dice que “Libia no es especialmente represiva” y que “Gadafi parece ser
genuinamente popular”? Giddens apostó a que Libia será “en dos o tres décadas una Noruega del norte de África:
próspera, igualitaria y progresista”. Puede que Trípoli esté de camino a Oslo, pero sin el clan Gadafi.
EE.UU., Gran Bretaña y Francia maniobran de una forma tan torpe para conseguir la mejor posición después de Gadafi
que es casi cómico. Pekín, incluso contra su voluntad, esperó tiempo extra para condenar a Gadafi en la ONU, pero se
aseguró de que seguía la iniciativa de países africanos y asiáticos (una acción inteligente, como en “escuchamos las
voces del Sur”). Pekín está extremadamente preocupado de que su compleja relación económica con la fuente de
petróleo libia no se deshaga (entre todo el ruido de los expatriados en fuga, China evacuó silenciosamente a más de
30.000 trabadores chinos del petróleo y la construcción).
Otra vez es el petróleo, estúpido. Un factor estratégico crucial para Washington es que la Libia después de Gadafi puede
representar una bonanza para el Gran Petróleo de EE.UU. –que por el momento está excluido de Libia. Bajo esta
perspectiva, Libia se puede considerar otro campo de batalla entre EE.UU. y China. Pero mientras China busca
acuerdos de energía y negocios en África, EE.UU. apuesta por sus fuerzas del AFRICOM así como por el progreso de la
“cooperación militar” de la OTAN con la Unión Africana.
El movimiento contra Gadafi debe mantenerse en máxima alerta. Es justo argumentar que la mayoría absoluta de los
libios está utilizando toda su inventiva y está dispuesta a hacer cualquier sacrificio para construir un país unido,
transparente y democrático. Y lo hará por su propia cuenta. Podrá aceptar ayuda humanitaria. En cuanto a la pornografía
bélica, tiradla al cubo de la basura de la historia.
Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books,
2007) y Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su último libro es Obama does Globalistan
(Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en: pepeasia@yahoo.com.
(Copyright 2011 Asia Times Online (Holdings) Ltd. All rights reserved.
Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MC03Ak03.html
rCR

Portada :: Otro mundo es posible


27-02-2011
El Foro Social Mundial, Egipto y la transformación

Immanuel Wallerstein
La Jornada

El Foro Social Mundial (FSM) está vivo y bien. Se acaba de reunir en Dakar, Senegal, del 6 al 11 de febrero. Por
coincidencia imprevisible, ésa fue la semana en que el pueblo de Egipto logró derrocar a Hosni Mubarak, lo que
finalmente ocurrió mientras el FSM celebraba su sesión de clausura. El FSM se pasó la semana vitoreando a los
egipcios, y debatiendo el significado de las revoluciones en Túnez y Egipto por lo que contienen de transformación, por
lograr otro mundo que es posible. Dije posible, no determinado.
Entre 60 mil y 100 mil personas participaron en el foro, lo que en sí mismo es una cifra notable. Para lograr un evento
así, el FSM requiere de movimientos sociales locales fuertes (que existen en Senegal) y un gobierno que al menos tolere
las sesiones del foro. El gobierno senegalés de Abdoulaye Wade estuvo dispuesto a tolerar la celebración del FSM,
aunque apenas unos meses antes se retractó de la asistencia financiera que había prometido y la recortó en tres cuartas
partes.
Pero luego vinieron los levantamientos tunecino y egipcio y al gobierno le dio miedo. ¿Qué tal si la presencia del FSM
inspira un levantamiento semejante en Senegal? El gobierno no podía cancelar el evento, no con la asistencia de Lula de
Brasil, Morales de Bolivia y numerosos presidentes africanos. Así que hizo lo más que pudo hacer para sabotear el foro.
Despidió al rector de la principal universidad donde se iba a celebrar cuatro días antes de la inauguración e instaló a un
nuevo rector que, de inmediato, revirtió la decisión del rector previo de suspender las clases durante el FSM para que
hubiera salones de juntas disponibles.
El resultado es que hubo un caos organizativo por lo menos los dos primeros días. Al final, el nuevo rector permitió que
se usaran 40 salones de los más de 170 requeridos. Con imaginación, los organizadores alzaron tiendas de campaña por
todo el campus universitario, y las reuniones procedieron a pesar del sabotaje.
¿Tenía razón el gobierno senegalés en tenerle tanto miedo al FSM? El mismo FSM debatió qué tan relevante era el foro
para los levantamientos populares en el mundo árabe y en otras partes, protagonizados por gente que tal vez nunca
hubiera oído hablar del FSM. La respuesta que dieron los asistentes refleja la división existente entre sus filas desde
hace tiempo. Están aquéllos que sienten que 10 años de reuniones del FSM han contribuido significativamente a
socavar la legitimidad de la globalización neoliberal y que el mensaje había penetrado en todas partes. Por otro lado,
están los que sienten que los levantamientos mostraban que la política de transformación está en otros lados y no pasa
por el FSM.
Yo mismo descubrí dos cosas sorprendentes de la reunión realizada en Dakar. La primera es que casi nadie mencionó el
Foro Económico Mundial en Davos. Cuando se fundó en 2001, el FSM se fundó como un foro contra Davos. Para 2011,
Davos se ve como algo políticamente sin importancia para los presentes, que simplemente lo ignoraron.
La segunda fue el grado en que todos los presentes notaron la interconexión de todos los asuntos que se discutían. En
2001, el FSM estuvo preocupado primordialmente por las consecuencias económicas negativas del neoliberalismo. Pero
en cada una de las reuniones posteriores el FSM fueron añadiendo otras preocupaciones: el género, el medio ambiente
(en particular el cambio climático), el racismo, la salud, los derechos de los pueblos indígenas, las luchas laborales, los
derechos humanos, el acceso al agua, los alimentos y la disponibilidad de energía. Y de pronto, en Dakar, sin importar el
tema de la sesión, se pusieron de manifiesto las conexiones con otras preocupaciones. Éste, me parece, ha sido uno de
los grandes logros del FSM: abrazar más y más preocupaciones y hacer que todo el mundo vea las profundas
interconexiones que hay entre ellas.
Hubo, sin embargo, una queja subyacente entre quienes asistieron. La gente dijo, correctamente, que todos sabemos
contra qué estamos, pero que deberíamos expresar con mayor claridad en favor de qué estamos. Esto es lo que podemos
contribuir a la revolución egipcia y a las otras que van a ocurrir en todas partes.
El problema es que se mantiene una diferencia sin resolver entre quienes quieren otro mundo. Hay quienes creen que lo
que el mundo necesita es más desarrollo, más modernización y, por lo tanto, una distribución de los recursos más
equitativa. Y hay otros que consideran que el desarrollo y la modernización son la maldición civilizatoria del
capitalismo y que tenemos que repensar las premisas culturales básicas para un mundo futuro, algo a lo que llaman
cambio civilizatorio.
Quienes llaman a un cambio civilizatorio lo hacen bajo varios tipos de paraguas. Están los movimientos indígenas del
continente americano (y de otras partes) que dicen que quieren un mundo basado en lo que los latinoamericanos llaman
el buen vivir; esencialmente un mundo basado en buenos valores, uno que requiere bajarle la velocidad al crecimiento
económico ilimitado que, dicen, un planeta tan pequeño no puede sustentar.
Si los movimientos indígenas centran sus demandas en torno a la autonomía con el fin de controlar los derechos
agrarios de sus comunidades, están los movimientos urbanos de otras partes del mundo que enfatizan modos en los
cuales el crecimiento ilimitado está conduciendo al desastre climático y a nuevas pandemias. Y están los movimientos
feministas
Europa 2020
Un horizonte neoliberal

Bruno Amable
Presseurop / Libération

La Estrategia de Lisboa, un proyecto originalmente social-demócrata, no ha fomentado ni


la innovación ni la cohesión social en la UE. Al contrario: la Comisión Europea la ha
transformado en un programa neoliberal. Y, en opinión de un economista francés, la
Estrategia 2020, el proyecto que le sucede, acentuará esta tendencia.

Hay reconocer que los (contra-)reformadores neoliberales poseen una serie de cualidades que no siempre se encuentran
entre sus oponentes: saben lo que quieren y lo que es necesario para lograrlo, son pacientes y no se desaniman. Una vez
más, una parte de la acción sucede en la Unión Europea.
Nos acordamos de la "Estrategia de Lisboa" lanzada en 2000, cuyo objetivo era hacer de la Unión Europea "la
economía del conocimiento más competitiva y más dinámica del mundo de aquí a 2010". Establecía objetivos en
materia de innovación, de "cohesión social" y empleo. Casi ninguno se ha conseguido, aunque los índices de empleo se
hayan aproximado al 70% esperado (en la población de entre 20 y 64 años). Pero los gastos en investigación y
desarrollo apenas han aumentado y se quedan lejos del objetivo del 3% del PIB. En cuanto a la cohesión social, basta
con observar que el riesgo de pobreza (después de las transferencias sociales) ha aumentado.
Este balance mediocre no ha impedido a la Comisión atribuir a la Estrategia de Lisboa la creación de 18 millones de
empleos en la Unión Europea. Pero esta cifra medía únicamente el aumento de empleo en Europa entre 2000 y 2008.
Por lo tanto, atribuir a la Estrategia de Lisboa el conjunto de este aumento era un poco osado. Además, la mitad de las
creaciones correspondía a empleos a tiempo parcial.
Un programa de reformas estructurales neothatcherianas
Lo más gracioso de esta historia es que la Estrategia de Lisboa la había inspirado un grupo de universitarios
mayoritariamente "de izquierda" e inicialmente la aplicaron los gobiernos supuestamente "de izquierda". Pero el asunto
estaba tan mal ideado desde el comienzo, que a la Comisión de Barroso le resultó un juego de niños recuperar el
movimiento y transformar un asunto amable y social-demócrata basado en las tecnologías de la información en un
programa de reformas estructurales neothatcherianas. Dicho esto, la Estrategia de Lisboa por sí misma tan sólo ha
tenido un leve impacto en las reformas estructurales llevadas a cabo en los distintos países, pues dichas reformas han
sido resultado de compromisos políticos fundamentalmente nacionales. Aunque sí ha desempeñado la función de
recurso político e ideológico a disposición de las principales figuras nacionales.
La continuación de la historia se denomina "Europa 2020", "una estrategia para un crecimiento inteligente, duradero y
que incluirá a todas las partes". De aquí a 10 años, en Europa todo será supuestamente "inteligente": el crecimiento y la
economía, por supuesto, pero también las normativas, la especialización, las casas, las redes, la gestión del tráfico… Y
además, todo se supone que será duradero: la economía, el crecimiento… Por lo demás, pocas sorpresas: el objetivo del
índice de empleo pasa al 75%, una política industrial cuyo objetivo es mejorar el "entorno de las empresas", una
normativa "inteligente", a la fuerza, que debe disminuir la "carga administrativa que pesa sobre las empresas", la
profundización del mercado único sobre todo gracias a la directiva de "servicios" (la denominada directiva Bolkestein)
y más en general, la reafirmación de que la competencia (entiéndase: liberalización, privatizaciones, desmantelamiento
de los servicios públicos) favorece el crecimiento y la innovación, algo bastante dudoso. En resumen, lo que ya
sabemos.
Inspirado por el lobby patronal europeo
Tal y como lo ha demostrado el grupo Corporate Europe Observatory, la inspiración de Europa 2020 procede en parte
de un documento producido por el lobby patronal europeo: "ERT’s Vision for a competitive Europe in 2025" (Visión de
ERT de una Europa competitiva en 2025). Algo que sí presenta novedades es un aspecto relativo al gobierno y se debe
comprender en relación con una innovación reciente en este ámbito: el semestre europeo, con el que los presupuestos
nacionales deben superar un examen ante la Comisión y el Consejo antes de su adopción por los parlamentos
nacionales.
La "disciplina presupuestaria" y las reformas estructurales se han reunido en un "gobierno más fuerte": "El saneamiento
presupuestario y la viabilidad financiera a largo plazo deberán ir acompañados de importantes reformas estructurales,
sobre todo en los contextos de las pensiones, de la asistencia sanitaria y de los sistemas de protección social y
educativos" (Europa 2020, página 28). En lo que respecta a las reformas estructurales, no puede ponerse en práctica
nada realmente vinculante, pero se pone a disposición de los políticos nacionales nuevos recursos políticos para
aquellos que deseen seguir la vía neoliberal y más nos vale tener unas finanzas públicas "sanas" si queremos mantener
el sistema de protección social.
que subrayan el vínculo entre las demandas de crecimiento ilimitado y el mantenimiento del patriarcado.
Este debate en torno a una crisis civilizatoria tiene grandes implicaciones para el tipo de acción política que uno
respalda y el tipo de papel que los partidos de izquierda en busca del poder del Estado jugarían en la transformación del
mundo que está en discusión. Esto no se resolverá con facilidad, pero es un debate crucial de la década siguiente. Si la
izquierda no puede resolver sus diferencias sobre este asunto crucial, entonces el colapso de la economía y del mundo
capitalista podría conducir al triunfo de la derecha mundial y a la construcción de un sistema y un mundo peores de los
que existen ahora.
Hasta el momento, todos los ojos están puestos en el mundo árabe y en el grado en que los heroicos esfuerzos del
pueblo egipcio podrán transformar la política por todo el mundo árabe. Pero las brasas para tales levantamientos existen
en todas partes, aun en las regiones más ricas del mundo. Por el momento, tenemos justificado ser semi optimistas.

02-03-2011
Expresó su oposición al establecimiento de una zona de exclusión aérea en territorio libio, como
barajan Estados Unidos, Reino Unido
La Liga Arabe rechaza la intervención extranjera en Libia

Prensa Latina

La Liga Arabe (LA) rechazó hoy cualquier intento de intervención militar extranjera en Libia, pese a que valoró de
grave y catastrófica la situación allí y abogó por el envío urgente de ayuda humanitaria.

Los cancilleres de 21 de los 22 Estados miembros del ente panárabe, pues Libia fue suspendida de las sesiones hace una
semana, adoptaron una resolución que demandó también la creación de una comisión de expertos para que verifique
sobre el terreno supuestos excesos.

El texto discutido durante varias horas en El Cairo, sede permanente de la LA, expresó su oposición al establecimiento
de una zona de exclusión aérea en territorio libio, como barajan Estados Unidos, Reino Unido y otros países europeos.

"La crisis libia es un asunto interno árabe que no requiere de intervención extranjera", apuntó el comunidado de la
organización.

La declaración de la comunidad árabe se registró poco después de que buques estadounidenses cruzaron el Canal de
Suez en dirección al mar Mediterráneo para unirse a otros navíos de guerra de Washington que se reposicionan frente a
las costas libias.

Durante una rueda de prensa ofrecida ayer en Washington, el portavoz del Pentágono, coronel David Lapan, reconoció
que Estados Unidos está reposicionando sus fuerzas aéreas y navales en el Mediterráneo alrededor de Libia "por si es
necesario" intervenir.

A su vez, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, admitió que "todas las opciones están sobre la mesa",
en tácita referencia a la eventualidad de un golpe militar contra el país árabe.

El subsecretario general de la Liga Árabe, Ahmed bin-Heli, aseguró que la resolución hace énfasis en el envío de ayuda
médica, alimenticia y de otro tipo para la población afectada por los enfrentamientos violentos entre partidarios y
detractores del líder Muamar El-Gadafi.

Los representantes permanentes ante la entidad habían introducido ayer un proyecto de resolución con varios puntos,
pero con énfasis en reprobar el uso de la fuerza militar foránea contra el gobierno libio.

El secretario general de la LA, Amr Moussa, calificó de legítimas las demandas de cambio de los pueblos árabes y
defendió priorizar el diálogo en lugar de la confrontación, en referencia a las protestas que sacuden a Bahrein, Yemen,
Omán, Túnez, Egipto, Jordania y otros países.

La Unión Europea y Estados Unidos, así como la ONU, bajo presión de los primeros, adoptaron medidas punitivas
contra el gobierno de El-Gadafi, como congelar bienes y amenazar con imponer una zona de exclusión aérea con el
pretexto de brindar asistencia humanitaria.

Tom Ferguson, académico de la Universidad de Massachusetts en Boston conocido por sus


estudios sobre el dinero en las elecciones, dijo a Excélsior vía telefónica desde Boston, que
cuando estallaron las protestas en Egipto, se realizaba en Munich, Alemania, la Conferencia de
Seguridad de la OTAN, que reúne a los líderes de la Unión Europea, quienes allí mismo tomaron
decisiones clave para el destino de ese país.
“Algunos expertos evaden el tema de la instalación/o apoyo de EU a abyectos dictadores
criminales en todo el planeta, justificándolo como la bobalicona torpeza de unos chicos bien
intencionados. Pero otros reconocen que esas políticas son elaboradas deliberadamente para
apoyar los intereses –léase corporativos– de EU”, escribió Ferguson para Like the Dew, A Journal
of Southern Culture and Politics.
Les llaman dictadores
Para el historiador William Engdahl, el mundo vive un proceso de sustitución o “Destrucción
Creativa” de viejos tiranos en esa región, impulsado por “el G-8”, el grupo de ocho países más
industrializados del planeta.
Una serie de revoluciones suaves que Engdahl enmarca dentro del llamado “Proyecto Mayor para
Oriente Medio” de Washington. Sin embargo, Hosni Mubarak se erigió como un acérrimo
opositor a las políticas del presidente estadunidense, Barack Obama, hacia Irán y su programa
nuclear, hacia Siria, hacia Líbano y hacia el pueblo palestino.
Engdahl escribió para Global Research.ca y lemetropolecafe.com, entre otros medios, que Túnez y
Egipto estaban en la lista del proyecto de Oriente Medio para llevar democracia y reformas
económicas “liberales de libre mercado” a países donde opera el National Endowment for
Democracy, una ONG financiada por el Congreso estadunidense.
En la lista de ese proyecto también figuran Jordania, Kuwait, Libia, Siria, Yemen, Sudán e incluso
Israel.
Pero en el hit parade de los Peores Dictadores del Mundo convergen tiranos avalados por las
potencias industrializadas a cambio de la instalación de enclaves militares o de la explotación de
riquezas naturales.
Son tiranos que terminan sus días temiendo hasta de su propia sombra, como los describió Platón
en su Libro VIII de La República hace más de 2 mil 380 años, dijo a Excélsior Bill Caspary de la
Universidad de Nueva York

Global Research Articles by Carmen Álvarez


Global Research Articles by Michel Chossudovsky

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