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y
Desarrollo Universitario
Centro Interuniversitario
de Desarrollo - CINDA
Santiago, Chile
Diciembre de 1994
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ÍNDICE
Presentación 9
Introducción 13
PRIMERA PARTE:
POLÍTICAS, MECANISMOS Y FINANCIAMIENTO DE LA ACTIVIDAD
CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA
SEGUNDA PARTE:
UNIVERSIDAD Y SECTOR PRODUCTIVO
TERCERA PARTE:
GESTION E INNOVACIÓN TECNOLÓGICAS
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1. Tecnología y Desarrollo Tecnológico.
Joaquín Cordua Sommer 283
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Primera Parte:
Políticas, mecanismos y financiamiento de la actividad científica y tecnológica
1. EL SISTEMA DE DESARROLLO CIENTIFICO Y TECNOLOGICO*
Informe CINDA
Tal como se ha dicho, el sistema abarca desde la generación e incorporación de conocimiento hasta
su utilización para alcanzar los objetivos que una sociedad se ha fijado. Se trata, entonces, de actividades
coordinadas para usar el conocimiento, que deben analizarse en la medida que sirven al proceso.
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Será preciso olvidar los objetivos propios de cada actividad para centrar la atención en aquellos que
la ligan a las demás actividades del sistema. Si se trata de la producción de bienes, habrá que centrar la
atención en el uso que se haga de la tecnología.
No cabe duda de que incorporar conocimiento en la producción de bienes y servicios requiere definir
previamente qué bienes y servicios se desea obtener. Este tipo de definiciones corresponde a la decisión
soberana de cada país. Pero una vez tomada la decisión, el Sistema de Desarrollo Científico y Tecnológico
de ese país debe estar en condiciones de responder a ella.
Tales actividades pueden agruparse en el cumplimiento de la función de educación, y las de
incorporación, intermediación y utilización de conocimiento con el fin de producir bienes o servicios. Estas
actividades o funciones deben identificarse con prescindencia de la entidad que puede aparecer
cumpliéndolas. Parte de la función educativa puede cumplirse, por ejemplo, en una empresa del sector
productivo en la medida que ésta capacite o instruya a sus trabajadores.
A raíz de lo expuesto, se identificarán en el Sistema de Desarrollo Científico y Tecnológico los
siguientes subsistemas, que corresponden a las actividades o funciones que se viene de mencionar:
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La actividad o función de fijación de objetivos es externa al sistema, toda vez que éste existe sólo
para darles cumplimiento. Quien fija los objetivos requiere, como condición de eficiencia, de la posibilidad
de controlar su obtención, evaluando y actuando inductiva o correctivamente sobre el sistema. Incluso
deberá, en caso de inexistencia o debilidad de un subsistema, adoptar medidas para crearlo o fortalecerlo.
Este conjunto de actividades es el que en el presente informe se denomina Sistema de Gobierno, concepto
funcional independiente de la forma o niveles en que se cumple.
Gobierno, pues, en este informe, no coincide necesariamente con la institucionalidad del Gobierno
de un país. Para evitar confusiones, cuando se quiere aludir a la “institución Gobierno”, se usará la expresión
“Estado”, “estatal” u otras similares.
La concepción funcional del Gobierno conducirá, entonces, a identificar modalidades diferentes
según se trate del sistema en su conjunto, de uno o más subsistemas, de interrelaciones entre ellos, de
sectores o de unidades de ejecución.
A continuación se presenta un esquema que procura ilustrar lo expuesto:
Gobierno
– Nacional para conducir e interrelacionar el Sistema de Desarrollo
Científico y Tecnológico de un país.
Queda en evidencia que no todas las funciones de Gobierno coinciden con las responsabilidades que
tradicionalmente se asigna al Estado.
Con el objeto de adquirir una visión aproximada de las vinculaciones internas del Sistema de
Desarrollo Científico y Tecnológico, y de éste con el Sistema de Gobierno, se incluye una representación
gráfica del modelo.
Básicamente, puede decirse que el sistema se caracteriza por el procesamiento de conocimiento e
información que fluye entre los subsistemas. Este flujo de conocimiento es precisamente el vínculo o
ligamento cuya presencia permite identificar la existencia del sistema como tal. En el caso de los países en
vías de desarrollo, un volumen apreciable de éste proviene del extranjero y se incorpora al sistema.
El Subsistema de Educación transmite conocimiento generalizado aplicable a una cantidad de
situaciones similares. Profesionales y técnicos llevan este tipo de conocimiento a los demás subsistemas.
El Subsistema de Intermediación cumple sus funciones mediante la entrega al Subsistema de
Utilización, de conocimiento ad hoc, esto es, particularizado, al mismo tiempo que mediante la demanda de
conocimiento generalizado a los Subsistemas de Educación e Incorporación.
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El Subsistema de Utilización, por su parte, demanda conocimiento de los Subsistemas de
Intermediación e Incorporación, y recursos humanos con un determinado tipo de conocimientos al
Subsistema de Educación.
Reflexiones similares pueden hacerse respecto del Subsistema de Generación y del Sistema de
Gobierno.
Junto con estos flujos de conocimiento se producen contraflujos de recursos financieros que
permiten operar a los distintos subsistemas.
Tanto el conocimiento como los recursos financieros se expresan o fluyen formalmente incorporados
en “vehículos” que pueden ser, por ejemplo, recursos humanos, documentos, maquinarias, equipos, etc.
La presencia de un flujo y un contraflujo en el sistema permite considerar el modelo como un
mecanismo de mercado, especialmente cuando se trata de tecnología, que es un conocimiento con
características muy similares a las de una mercancía. En el curso del informe se usará esta forma de análisis
cuando sea más ventajosa, como puede ocurrir en las interrelaciones del Subsistema de Utilización con el de
Intermediación. En cambio, podría no ser útil para examinar las interrelaciones entre los Subsistemas de
Incorporación y Educación.
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En el presente trabajo, planificación y mercado aparecen perfectamente compatibles y
complementarios. La operación de una estructura de mercado no suele producirse de manera natural y
espontánea. Así, puede decirse que la planificación del desarrollo científico y tecnológico tiene por objeto
crear las condiciones para que el mercado de conocimiento pueda operar y, una vez creadas, regular su
dinámica de modo que se mantenga una relación permanente de encuentro armónico a lo largo del tiempo.
El concepto de planificación que se maneja en este informe involucra no sólo la definición de
objetivos –con todos sus supuestos– sino también la adopción de medidas u operación de instrumentos
relativos a una realidad dada para alcanzar tales objetivos. Es en esta perspectiva donde planificación y
mercado se encuentran como mecanismos interconectados que pueden actuar no sólo sin excluirse sino
además complementándose.
A. Aspectos generales
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c. En el ejercicio de la función de Gobierno del Sistema.
Cada uno de los tipos de desajuste presenta características propias y, en consecuencia, las acciones
correctivas serán más eficaces si utilizan mecanismos específicos.
B. Subsistema de utilización
Las características de este subsistema han sido ya analizadas en el curso del presente informe. Ahora
bastará detenerse en aquellas que son más relevantes en cuanto determinan deficiencias o dificultades en el
flujo del conocimiento, que son las siguientes:
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iv. Por último, puede señalarse que, debido a las condiciones ambientales en que se mueven las
empresas del sector productivo, sus horizontes de tiempo les impiden inducir creación
tecnológica o capacidad de oferta local de conocimiento, porque éstas necesitan de plazos
mayores para desarrollarse.
C. Subsistema de Intermediación
D. Subsistema de incorporación
En el Area Andina este subsistema tiene dos características que es necesario destacar:
Las actividades científicas nacieron en los países andinos como resultado del interés personal de
ciertos investigadores, habitualmente formados en países más desarrollados; o de las necesidades de
enseñanza de ciertas profesiones y carreras como medicina o ingeniería que incorporan ciencias básicas en
sus currículos. Si se toma como ejemplo medicina y salud, puede encontrarse que las disciplinas biológicas
no nacieron para respaldar la solución de problemas sanitarios, epidemiológicos o de nutrición, sino con
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fines docentes. Lo propio puede confirmarse en el desarrollo de matemáticas, física y química, frente a la
ingeniería.
En los párrafos siguientes se señalan algunas consecuencias de esta situación.
La actividad científica y tecnológica se desarrolla con independencia de las necesidades productivas
locales, y se vincula, en cambio, estrechamente con el flujo mundial del conocimiento, determinado por las
necesidades de los países más avanzados. La creación disciplinaria que predomina sobre la problemática
específica local produce como efecto adicional que cuando es requerida para enfrentar un problema
productivo o de servicio, se advierte con frecuencia la falta de desarrollo de algunas disciplinas que, aunque
importantes para la solución de dicho problema o la prestación del servicio, no tuvieron una personalidad
líder que las instalara, no dispusieron de aportes externos o no formaban parte de los currículos de las
carreras con más empuje científico.
En todo caso es conveniente que el Subsistema de Incorporación, aun cuando no reciba demandas
específicas desde los Subsistemas de Intermediación y de Utilización, oriente al menos parte de sus
actividades a la descripción y análisis de los recursos naturales renovables y no renovables locales, o a
ciertas situaciones derivadas de características culturales y geográficas del medio. Ello podría conferir
orientación al desarrollo de ciertas ciencias.
No obstante, la labor de generación con el objetivo descrito anteriormente es magra, debido a una
excesiva vinculación con el invisible college mundial, originada en la atadura metodológica, financiera y
personal de los primeros científicos con los centros o universidades en que estudiaron, y mantenida a través
de los años por el envío de discípulos a los mismos centros, por la recepción de profesores de la misma
procedencia y aun por el apoyo de tales centros frente a instituciones que financian actividades científicas.
Por lo expuesto, los problemas ajenos a los experimentados por los países líderes en el avance
mundial del conocimiento se ven postergados frente a aquellos cuya solución responde a las necesidades de
esos países.
En los países andinos existen numerosos institutos de investigación tecnológica que dependen del
Estado directa o indirectamente. Ellos nacieron en general para resolver problemas nacionales prioritarios,
pero se estructuraron manteniendo una relación débil con los sectores a que debían servir. Muchas veces ha
resultado imposible generar mecanismos de relación que posibiliten una articulación funcional entre su
trabajo y las necesidades sectoriales de conocimiento. Posiblemente contribuya a esto el hecho de que en los
referidos institutos trabajan científicos formados en la tradición académica, los que con frecuencia llegan a
desempeñarse en la dirección de la institución. Faltos de una orientación externa clara y eficiente,
financiados con independencia del uso que se haga de sus resultados, y siguiendo en mucho las prácticas de
las unidades universitarias de investigación, estos institutos se han independizado en gran medida de las
necesidades productivas, y definen internamente su trabajo más en la línea de avanzada del conocimiento
que en la solución de problemas prácticos locales.
Un estudio realizado por la CONICYT chilena en 1970, mostraba que más del 80% de los proyectos
de investigación realizados por institutos dependientes del Estado, entre 1967 y 1969, se originaba
internamente, en tanto que sólo unos pocos proyectos estaban referidos a demanda del sector productivo
correspondiente.
Tecnología y Ciencias 46 1 0 0 47
médicas
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Fuente: CONICYT. “organismos Nacionales para la promoción, coordinación y ejecución de las investigaciones”.
Santiago, 1970.
La tabla revela asimismo diferencias en la relación entre los sectores y los correspondientes institutos
de investigación. La mejor relación está en agricultura, lo que puede deberse a las características económicas
y productivas propias de ese sector, ya que fue el primero en desarrollar capacidad de gestión tecnológica, y
por lo tanto estaba en condiciones de explicitar demandas específicas desde el sector productivo.
Finalmente, puede señalarse que el Subsistema de Incorporación en los países andinos no ha
desarrollado los métodos y las vías que le permitan interesar a los sectores productivos en sus trabajos. El
desajuste en las relaciones entre oferentes y demandantes de conocimiento se origina principalmente, según
se ha visto, en defectos de la demanda. No obstante, es probable que el uso adecuado de mecanismos de
promoción y “venta” pueda lograr la incorporación de conocimientos a la actividad productiva, sea
directamente o mediante estímulos a una demanda pasiva o implícita.
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2. INSTRUMENTOS DE POLÍTICA CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA*
Orlando Mason Kalajzich**
Resumen
El documento analiza los instrumentos de política que se pueden emplear para sustentar la
investigación de las instituciones académicas y técnicas y para promover la innovación en el sector
productivo. Diferencia los marcos organizacionales que apoyan las actividades científicas y tecnológicas de
los dos tipos de instituciones e identifica instrumentos de política –en particular de mercadeo, financieros y
de capacitación– que parecen facilitar una mejor complementación de las dos vertientes de progreso
técnico.
Introducción
En este contexto es claro que no cabe esperar respuestas definitivas ni universalmente válidas en
cuanto a cuáles son los instrumentos de política más adecuados para promover el progreso científico y
tecnológico en los países de la región. Pero, al mismo tiempo, dicho contexto genera la necesidad de
identificar vías para un aprendizaje en la acción que permita atender requerimientos técnicos y económicos
inmediatos y avanzar con pragmatismo y flexibilidad en la formulación de mejores respuestas.
Durante la última década los países de la región han estado particularmente activos en el desarrollo
de instrumentos de política que permitan proyectar al hacer productivos los recursos científicos y
tecnológicos generados en el marco de las instituciones académicas y técnicas. Entre dichos instrumentos
figuran políticas institucionales y disposiciones reglamentarias que facilitan la venta de servicios por parte de
las instituciones académicas y técnicas; centros de innovación que apoyan el patentamiento y
comercialización de tecnología; incubadoras, de académicos y tecnólogos, o de las instituciones que los
cobijan, y líneas de crédito para la contratación de servicios técnicos por la empresa.
La preocupación con el accionar técnico en el ámbito productivo fue precedida por dos décadas en
que se enfatizó el desarrollo de capacidades científicas y tecnológicas en instituciones académicas y técnicas,
y de intentos de inducir y apoyar desde fuera una acción de la empresa orientada a mejorar la transferencia
de tecnología importada y la innovación tecnológica local.
La empresa es la que en última instancia decide cuál es la tecnología y cuáles son los proveedores de
bienes y servicios de alto contenido tecnológico que van a emplear en su actividad productiva. Hasta ahora la
empresa ha favorecido el suministro externo respecto al desarrollo propio o la contratación local, no sólo por
lo reducido de la oferta tecnológica interna, sino también por otros factores entre los que priman
consideraciones comerciales y financieras. Los mismos factores, sumados a la aceleración y globalización
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del cambio tecnológico hacen prever que la empresa regional continuará descansando en alto grado en el
suministro externo de tecnología, Pero el aumento de presión competitiva en el mercado interno y el
incentivo económico del mercado externo hacen prever también que la empresa regional tenderá a realizar
una mayor actividad tecnológica propia, generalmente acompañada de una mayor contratación local con
instituciones académicas y técnicas. De hecho, ya se observa en varios países una demanda creciente de la
empresa por capacitación para su propia acción tecnológica, por apoyo técnico externo para sus actividades y
por la adopción de instrumentos de política que promuevan la innovación tecnológica empresarial.
La dinámica tecnológica empresarial en la región es aún muy incipiente y tiende a concentrarse en la
gran empresa y en un reducido número de industrias de base tecnológica. Frente a ello muchos países se
están planteando la interrogante de en qué casos, en qué forma y por cuáles medios se debe apoyar la acción
tecnológica de la empresa, en particular la mediana y pequeña. La respuesta a esta interrogante es relevante
no sólo en términos de modernización y crecimiento productivo, sino también en términos del desarrollo
sostenido de las capacidades científicas y técnicas de los países de la región, dadas las relaciones de apoyo
mutuo que existen entre ambos desarrollos.
Existen legítimas diferencias en la naturaleza de las actividades científicas y tecnológicas en función
del aporte de las mismas a los distintos objetivos institucionales de las empresas y de las instituciones
académicas y técnicas. Dichas diferencias deben ser reconocidas en el diseño de instrumentos a los efectos
de facilitar el desarrollo de cada una de ellas, a la vez que el establecimiento de las relaciones de apoyo
mutuo que deben existir entre ambos tipos de actividades.
Para lograr un desarrollo balanceado e interdependiente de las actividades científicas y tecnológicas
de la empresa y de las instituciones académicas y técnicas, se requiere superar barreras institucionales,
financieras y comerciales. La superación de estas barreras puede exceder el espacio propio de las políticas
científicas y tecnológicas. En sus aspectos más fundamentales, superar esas barreras puede depender de
consideraciones macroeconómicas y de una adecuada armonización con políticas sectoriales, en particular
con las políticas educacional e industrial.
En primer término se explora la gama de políticas y factores contextuales que inciden sobre del
progreso técnico de los países de América Latina, a la luz de las relaciones entre el hacer científico y
tecnológico y otras dimensiones del desarrollo.
A continuación se analiza la experiencia adquirida tanto en países industrializados como en
desarrollo respecto al diseño y uso de instrumentos con efecto en el hacer científico y tecnológico de las
instituciones académicas y técnicas. Ellos se podrían designar como de política de investigación científica y
servicios técnicos, de política de investigación o política científica.
En seguida se analizan las mismas experiencias en relación a instrumentos con efecto en la
transferencia de tecnología y la actividad innovativa en el sector productivo. Ellos se podrían designar como
de política de transferencia e innovación tecnológica o política tecnológica.
Finalmente, se exploran las relaciones entre la promoción de la transferencia e innovación
tecnológica en la empresa y la investigación en instituciones académicas y técnicas, buscando una mejor
complementación entre las dos vertientes de progreso científico y tecnológico.
La investigación científica, la innovación tecnológica y las otras actividades que constituyen el hacer
científico y tecnológico son componentes centrales de todo esfuerzo por un desarrollo autosostenido. Los
impactos de estas actividades son múltiples y afectan todas las dimensiones del desarrollo de los países, así
como sus relaciones internacionales.
Desde el punto de vista de la sociedad como un todo, las actividades científicas y tecnológicas han
probado ser una excelente inversión. Pero una fracción importante de dichas actividades sólo rinden
resultados en el mediano y largo plazo; requieren recursos gerenciales, técnicos y económicos que exceden
los disponibles en muchas empresas; presentan incertidumbres y riesgos particularmente elevados; generan
productos que no se pueden adquirir con facilidad o plenamente, y originan beneficios que son de difícil
apropiación privada (6).
Lo anterior explica por qué los gobiernos de los países desarrollados y un número creciente de países
en desarrollo han venido adoptando diversas medidas tendientes a promover y sustentar la ejecución de
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actividades científicas y tecnológicas, tanto en instituciones académicas y técnicas, como en las empresas del
sector productivo (7), (9), (13), (16).
El cambio tecnológico –definido como el proceso a través del cual las sociedades adquieren y ponen
en práctica nuevas y mejores formas de producir nuevos y mejores bienes y servicios– es reconocido
actualmente como una determinante central del crecimiento económico y del desarrollo en todas sus
dimensiones. La nueva y mejor tecnología se adquiere tanto por transferencia desde el exterior como por
adaptación y generación local. La puesta en práctica de nueva tecnología se inicia con una innovación
productiva, que puede ser mayor o incremental y se generaliza mediante la posterior difusión local y externa.
El proceso de cambio tecnológico se nutre de descubrimientos científicos de antigua o reciente
generación y del aprendizaje en la práctica productiva. En tiempos recientes se observa en algunos campos
tecnológicos tales como informática y biotecnología, una creciente vinculación entre descubrimientos
científicos recientes e innovación productiva, a la vez que una aceleración del cambio tecnológico a nivel
mundial.
Por su parte, la investigación científica contribuye al desarrollo no sólo en términos de
descubrimientos eventualmente utilizados en la producción, sino también a través de múltiples canales entre
los que se destacan el educacional y el cultural. Al respecto cabe señalar que el análisis comparativo de las
varias teorías económicas muestra convergencia en asignarle a la conjunción de cambios culturales y
tecnológicos el papel de iniciadores de los procesos de crecimiento económico y desarrollo (2). Y es
reconocido que la actividad científica tiene un impacto mayor en ambas dimensiones del desarrollo.
La generalización del uso de nueva o mejor tecnología afecta a vastos y diversos sectores de la
población. Vía generación y sustitución de empleo, cambios en los requerimientos de capacitación del
personal y reubicación de actividad productiva, el cambio tecnológico afecta el nivel y la distribución del
ingreso. La introducción y diversificación de productos, afecta las posibilidades de consumo. Progresos en la
calidad y costo mejoran las posibilidades de exportación y la competitividad con productos importados o
locales en el mercado interno. Cambios en las características de los insumos, transformación y productos
afectan el medio ambiente. Y el cambio tecnológico impacta también en forma muy marcada las
dimensiones culturales, educacionales y políticas del desarrollo de los países, así como sus relaciones
internacionales.
Así como el cambio tecnológico atañe todas las dimensiones del desarrollo, la experiencia
contemporánea muestra también que lo que se puede hacer en materia de cambio tecnológico depende del
grado, característica y circunstancias del desarrollo de cada sociedad, en todas sus dimensiones. O sea, que la
viabilidad y conveniencia de un determinado proceso de cambio tecnológico es función de la realidad
política, cultural, educacional, científica, tecnológica, económica, social, ambiental y de relaciones externas
de cada comunidad o país, y de las políticas que afectan todas estas dimensiones del desarrollo.
Los países, regiones y sectores nacionales difieren en sus necesidades, recursos y circunstancias de
desarrollo. Estas características, a su vez, varían con el tiempo. En consecuencia, existen diferencias también
en las características del cambio tecnológico que es más conveniente y viable fomentar en cada comunidad
de un determinado período.
Lo anterior sería relevante si las sociedades no pudieran influir sobre la dirección y ritmo del cambio
tecnológico. Pero la experiencia de los últimos cuarenta años muestra que los países pueden predominar
sobre muchas de las características de dicho cambio, mediante el desarrollo de recursos humanos e
institucionales, la canalización de recursos financieros y el establecimiento de incentivos y restricciones de
diversa índole.
En la actualidad, especialmente en los países de mayor desarrollo científico y tecnológico, muchos
sostienen que las próximas décadas estarán caracterizadas no sólo por la posibilidad, sino también por la
necesidad de actuar en forma prospectiva frente al cambio tecnológico.
Actuar en forma reactiva como se ha hecho en el pasado ya no sería suficiente, dada la aceleración y
globalización del cambio tecnológico y su enorme impacto económico y social (30).
Desde el punto de vista del gobierno, la necesidad de anticipar el impacto del cambio tecnológico
sobre el desarrollo se suma a la reconocida gran necesidad de fomentar la investigación e innovación. Tanto
la teoría económica como la práctica de los países de mayor desarrollo han reconocido que, dadas las
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características intrínsecas y de producción, distribución y uso del conocimiento, el mercado tiende a asignar
menos recursos a las actividades científicas y tecnológicas de lo que es socialmente deseable.
Si bien las motivaciones de los gobiernos para invertir en investigación e innovación no son sólo
económicas –prestigio y seguridad han sido muchas veces las consideraciones dominantes– esa motivación
ha desempeñado siempre un papel central. Y han sido también consideraciones económicas las que en buen
grado han justificado el fomento de este tipo de actividades. Entre ellas, los problemas de divisibilidad,
inapropiabilidad, incertidumbre de la función de producción y falta de transparencia del mercado de
tecnología. El otro fundamento ha sido el impacto de la actividad científica y tecnológica en la formación de
recursos humanos, el establecimiento de capacidades técnicas institucionales y la generación de
conocimientos de aplicación general, todos los cuales revisten el carácter de recurso social.
Una política científica y tecnológica explícita es una declaración oficial sobre un tema de ciencia y
tecnología (31). Ejemplos de políticas comúnmente presentes, tanto en los países industrializados como en
los de América Latina, son: (10)
No todas las políticas e instrumentos que influyen sobre el hacer científico y tecnológico son el
resultado de políticas explícitas. Sagasti y Aráoz distinguen tres tipos de influencia:
Estos últimos son consecuencia, entre otras cosas, de la historia, las características sociales, la
dotación de recursos y la geografía del país. Pueden referirse a aspectos macroeconómicos, culturales y
sociales, así como a las características de las empresas, de los institutos de investigación, etc., que son el
resultado de la evolución del país.
Sagasti (1978) (32), en su informe comparativo central del Proyecto STPI, analiza la experiencia de
diez países en desarrollo en materia de instrumentos de política científica y tecnológica. La comparación de
dichas experiencias pone en evidencia que los instrumentos de otras políticas –en particular la económica–
ejercen en muchos casos una influencia mayor sobre el hacer científico y tecnológico que las políticas e
instrumentos diseñados explícitamente con ese fin.
En sus comentarios finales, Sagasti destaca la necesidad de analizar el impacto de los instrumentos
de política y de otras fuentes de influencia sobre el cambio tecnológico y el desarrollo de capacidades
científicas y tecnológicas, haciendo hincapié en el eslabonamiento de los efectos de las condiciones
macroeconómicas, los factores contextuales, las políticas gubernamentales, las características de las ramas
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industriales, y la conducta tecnológica de las empresas industriales en el nivel macroeconómico. Destaca
también la necesidad de considerar la naturaleza e interacción de las instituciones y organizaciones
comprometidas con el diseño y la implementación de políticas de ciencia y tecnología.
Máximo Halty-Carrere (1979) (15) diferencia entre políticas (que responden al porqué y para qué) y
estrategias (que responden al cómo, dónde y cuándo). Las políticas proveen objetivos y guía general; las
estrategias definen las principales opciones y prioridades.
Según dicho autor, los componentes básicos de la estrategia tecnológica estarían dados por los
elementos de la política de desarrollo tecnológico, los que en términos de estrategias serían:
Halty-Carrere analiza las estrategias de desarrollo tecnológico adoptadas por países desarrollados, y
en desarrollo y concluye que, partiendo de distintos enfoques, ellos confluyen a la combinación de:
Instrumentos de política
Para implementar las políticas y estrategias científicas y tecnológicas los países industrializados y de
la región han empleado una amplía gama de instrumentos de política.
Un instrumento de política puede ser visto como el conjunto de modos y medios utilizados para
poner en práctica una política determinada. Puede comprender:
Los mecanismos operativos son los que hacen realidad las políticas y en muchos casos la modifican
substancialmente (31) y (23).
Existen diferencias entre países en cuanto a la naturaleza de las actividades e instituciones apoyadas,
así como en cuanto a los instrumentos de política empleados por los diversos gobiernos (Ver Rothwell, 1984
(29); Lederman, 1987 (22) y UNCTAD, 1984 (35). Pero todos los países desarrollados y un número creciente
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de países en desarrollo han venido apoyando la actividad científica y tecnológica, tanto de las instituciones
académicas y técnicas como de las empresas.
Ejemplos de instrumentos asociados a políticas científicas y tecnologías específicas son:
En una evaluación de las políticas e instrumentos empleados por los países industrializados,
Rothwell (1984) (29) concluye que las principales dificultades de las políticas nacionales de innovación
están relacionadas con:
● Falta de conocimiento de la operación del mercado entre los formuladores de políticas del sector
público.
● Concentración de subsidios en la gran empresa.
● Actitud pasiva de los gobiernos respecto a la distribución de información sobre instrumentos de
política. El resultado es baja participación de empresas medianas y pequeñas y preponderancia
de empresas grandes consultadas durante el diseño de los instrumentos.
● Carencia de un conocimiento práctico o de una conceptualización más imaginativa del proceso
de innovación industrial entre los formuladores de políticas. Tiene como resultado una visión
estrecha de la innovación, muy orientada hacia I&D, en detrimento de otros aspectos muy
importantes, como son adquisiciones públicas orientadas a la innovación.
● Falta de coordinación –y en algunos casos de cooperación– entre diversas reparticiones públicas.
● Las políticas de innovación e industrialización en algunos países han sido sometidas con
frecuencia a cambios mayores, de acuerdo con dogmas políticos, más que en respuesta a cambios
en las condiciones o necesidades industriales o económicas.
Por su parte, Lederman (1987) (22) en un análisis comparativo de las políticas y prioridades en
ciencia y tecnología de países industrializados concluye que las principales críticas están relacionadas con:
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● El número de nuevas empresas pequeñas de alta tecnología es insuficiente porque los
profesionales técnicos son reacios a tomar riesgos, los mercados de capital no son efectivos, y la
actitud social es adversa.
En América Latina y en otros países en desarrollo diversos analistas han identificado deficiencias
semejantes en la concepción e instrumentación de políticas científicas y tecnológicas. A nivel agregado las
críticas más frecuentes en los países en desarrollo incluyen:
Actividades e instituciones
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Los instrumentos de política para el progreso técnico buscan influir las decisiones de individuos que
operan en instituciones que presentan marcadas diferencias de identidad y misión. Dada esta realidad, para
que los instrumentos de política puedan ser eficaces y efectivos no es suficiente conocer la naturaleza de las
actividades científicas y tecnológicas que es necesario promover en un determinado período, lo que de por sí
es muy difícil. Tanto o más importante es la comprensión de la naturaleza y misión de las instituciones
involucradas. Ello, para los efectos de evaluar la viabilidad de promover y ejecutar los diversos tipos de
actividades científicas y tecnológicas en el contexto de los objetivos, estrategias, estilos de acción y recursos
gerenciales, técnicos y financieros con que cuentan las instituciones involucradas.
Según se ha señalado, la conceptualización de la política científica y tecnológica en América Latina
ha avanzado en la diferenciación de las actividades, agentes locales y externos y factores que influyen sobre
el progreso científico y tecnológico, así como en el reconocimiento de la heterogeneidad de situaciones en el
desarrollo de la tecnología, instituciones, sector y país. Pero la experiencia de la última década muestra la
necesidad de diferenciar mejor entre las políticas e instrumentos orientados a mejorar la actividad científica y
tecnológica que se realiza en las instituciones académicas y técnicas, de aquella que se realiza en la empresa
y otras entidades que producen bienes y servicios.
Los dos grupos de instituciones presentan marcadas diferencias. En particular, las instituciones
académicas y técnicas son instituciones sin fines de lucro que tienen una responsabilidad central en la
formación de recursos humanos y en el establecimiento de capacidades locales en disciplinas científicas y
campos tecnológicos. La empresa, por su parte, tiene una misión central en la producción, crecimiento
económico y generación de utilidades.
Las diferencias entre los dos grupos de instituciones se hacen presente también en las características
de las instituciones responsables de administrar los instrumentos de política que apoyan su hacer científico y
tecnológico.
En el caso de la investigación en instituciones académicas y técnicas se trata de fundaciones,
consejos y otros organismos cuyo principal objetivo es promover la formación de recursos humanos, el
establecimiento de capacidades institucionales y la investigación local. Dichas instituciones mantienen
vínculos preferentes con los Ministerios de Educación y otras entidades políticas del hacer educacional y
técnico.
En el caso de la transferencia e innovación tecnológica en la empresa, se trata de ministerios,
instituciones financieras y otros organismos que promueven y regulan la actividad productiva. Entre ellos,
los organismos de gobierno que formulan las políticas y administran los instrumentos que más afectan la
conducta empresarial. Entre esas políticas e instrumentos figuran los de política económica (propiedad,
mercados, financiamiento, inversiones extranjeras) y política fiscal (presupuesto del gobierno central y de
organismos descentralizados, fondos especiales, impuestos a la renta, consumo, utilidades, propiedad).
Las diferencias entre los dos grupos de instituciones se reflejan en la dificultad de establecer marcos
organizacionales que permitan promover ambas líneas de acción en forma balanceada, respetando la
identidad y misiones de cada grupo institucional, pero al mismo tiempo facilitando el establecimiento de las
relaciones de apoyo mutuo que deben existir entre ellos.
El refuerzo equilibrado de la acción técnica de cada grupo institucional se percibe cada vez más
como una condición estrictamente necesaria para un desarrollo científico y tecnológico autosostenido en los
países de la región.
En ausencia de una mayor actividad tecnológica de la empresa, las instituciones académicas y
técnicas corren el riesgo de continuar formando recursos humanos, dotando laboratorios y realizando
investigaciones que encuentren poca aplicación en el hacer productivo. En las condiciones actuales, ello
implica una reducción de la actividad investigativa por académicos y profesionales. El resultado sería una
menor transferencia de conocimientos y habilidades requeridos por la empresa para asimilar y adaptar su
tecnología, modernizar su actividad productiva y mejorar su competitividad.
Las diferencias de misión institucional se reflejan en los valores, actitudes, métodos de trabajo,
formas de organización, plazos, recursos y tipos de actividad técnica, magnitud de las inversiones, retornos
esperados y percepción de incertidumbres y riesgos que caracterizan a cada institución.
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Por ello, la diferenciación según misiones institucionales resulta imprescindible para asegurar la
coherencia, y en consecuencia la viabilidad de ejecución de los diversos tipos de actividad técnica con las
otras actividades que cada institución realiza.
Por ejemplo, las instituciones académicas deben desarrollar su acción investigativa en directa
correlación con sus actividades educacionales y de desarrollo de disciplinas científicas y campos técnicos. La
generación y venta de tecnología y servicios tecnológicos estará necesariamente limitada y deberá ser
coherente con la formación de académicos, investigadores y profesionales y con el establecimiento de
capacidades en disciplinas científicas y campos técnicos.
De igual manera, la empresa deberá realizar sus actividades de gestión tecnológica, investigación,
desarrollo e ingeniería en forma coherente con sus objetivos productivos y de mercado.
La conceptualización de la política científica y tecnológica ha enfatizado el análisis funcional,
clasificando actividades según el carácter y potencial de uso del conocimiento generado y a los agentes
según su papel en la producción y distribución de cada tipo de conocimiento. Estas clasificaciones han
servido de base para asociar a ellas instrumentos de política que promuevan cada función, con bastante
independencia analítica respecto a la institución que las realiza. Sin embargo, es claro que una misma
actividad de investigación, desarrollo o ingeniería puede tener una orientación netamente utilitaria en la
empresa y una puramente formativa en una universidad o instituto tecnológico.
En general, la actividad científica y tecnológica puede responder a muy diversas motivaciones, entre
ellas la búsqueda de conocimiento, poderío militar, prestigio, satisfacción de necesidades sociales,
competitividad empresarial, lucro privado, formación de profesionales e investigadores. Al mismo tiempo, la
actividad científica y tecnológica tiende a ejercer efectos simultáneos en varias de dichas dimensiones,
independientemente de las motivaciones específicas que las originan.
El hacer científico y tecnológico es, en consecuencia, uno que puede responder simultáneamente a
diversas motivaciones y que puede ejercer varios efectos primarios al mismo tiempo. En estas circunstancias,
la clasificación funcional de actividades científicas y tecnológicas y agentes que las realizan adolece de
dualidades no resueltas.
Las dualidades funcionales se reflejan, entre otros aspectos, en conflictos institucionales sobre
responsabilidades en el fomento de las diversas funciones y en el debate sobre la conveniencia o no de
diferenciar funcionalmente entre política científica y política tecnológica (4).
Por otra parte, así como existen dualidades funcionales existen también dualidades institucionales
respecto al desempeño de las diversas funciones. Así como una misma función científica y tecnológica puede
ser desempeñada por diversas instituciones, cada institución ejecuta normalmente una gama amplia de
funciones. De aquí que toda taxonomía resulte más bien arbitraria.
Desde el punto de vista de la instrumentación de políticas resulta, sin embargo, mucho más útil
disponer de taxonomías que descansen en la estructura institucional. Ello define clientelas organizadas,
interlocutores políticos y canales para la asignación de recursos, además de forzar el análisis de viabilidad
institucional de las actividades en función de la identidad y misiones centrales de las instituciones
involucradas.
Desde el punto de vista del ámbito institucional, el progreso científico y tecnológico en América
Latina ha mantenido dos corrientes centrales de acción:
Hasta ahora han tenido como propósito principal el desarrollo de capacidades científicas y
tecnológicas, vale decir, el desarrollo de recursos humanos, institucionales y de conocimiento en disciplinas
científicas y campos tecnológicos de aplicación general. La actividad se ha centrado en investigaciones
científicas y desarrollos tecnológicos básicos, así como en el suministro de servicios técnicos. Ha constituido
un eje central de acción en el desarrollo de las capacidades con que los países de la región pueden participar
activamente en el progreso científico y en el cambio tecnológico. La acción en estas instituciones ha estado
controlada básicamente por consideraciones técnicas, sus resultados son utilizados directamente sólo por
investigadores y profesionales y sus efectos directos en el corto y mediano plazo se hacen sentir más que
nada en los profesionales e instituciones involucrados. Es en este campo donde los gobiernos
1
19
latinoamericanos han actuado en forma amplia y directa mediante instrumentos de política explícita para
ciencia y tecnología que han tenido un marcado efecto en el desarrollo de capacidades. Este ámbito de acción
puede ser identificado como de la política de investigación científica y servicios técnicos, política de
investigación, o política científica.
● Las actividades científicas y tecnológicas en las empresas y otras entidades del sector
productivo.
Para promover ambas líneas de acción en forma balanceada y complementaria, las opciones
institucionales que han venido tomando forma en América Latina reflejan la necesidad de diferenciar entre:
19
capacidades gerenciales y técnicas requeridas, formas de organización, mecanismos de financiamiento y
organización del mercado.
Las secuencias de desarrollo y condiciones de apoyo de los varios tipos de innovación asociadas al
ciclo de vida de los productos fueron analizadas por Hill y Utterbatck (1979) (16) y Abernathy (1979) (1).
Las secuencias asociadas a las estrategias competitivas de la empresa fueron analizadas por Freeman (1982)
(12). Las secuencias asociadas a la transferencia, asimilación, mejora incremental y adaptación de tecnología
en países en desarrollo han sido analizadas por Jorge Katz (1980). Las secuencias asociadas al desarrollo y
cambio tecnológico en los diversos contextos sectoriales han sido analizadas por Máximo Halty-Carrere
(1978) (15). Las secuencias a nivel agregado nacional en países en desarrollo han sido analizadas por Kim
(1984) (20) y más recientemente por la Corporación de Promoción Universitaria (1989) (10). Los ciclos
tecnológicos a nivel mundial han sido analizados por Freeman (1988) (12) y los efectos del ciclo más
reciente sobre la región latinoamericana han sido comentados por Carlota Pérez y otros (1988).
Dada la dinámica de desarrollo y cambio tecnológico, el aumento de eficacia y eficiencia de los
instrumentos de política depende en buen grado de la capacidad de ajustarlos a las circunstancias del
desarrollo y cambio tecnológico por las que atraviesa cada tecnología, empresa, sector y país y a los cambios
en dichas circunstancias (11).
Independientemente de la dirección particular que una sociedad quiera imprimir a su desarrollo, es
claro que los intentos de acelerarlo no pueden situar la acción de fomento en un nivel mucho más avanzado
que el existente. Si así fuera, lo generado no podría autosustentarse, dada la carencia de apoyo en otras
dimensiones del desarrollo y la existencia de una situación contextual desfavorable. En el otro extremo, el
fomento de una actividad técnica que se está realizando en forma espontánea y generalizada es un uso
ineficiente de recursos.
En el estado actual de desarrollo tecnológico e industrial de América Latina, la mayoría de las
empresas centran sus actividades tecnológicas –formales e informales– en la transferencia, asimilación y
adaptación de tecnología importada. Sólo unas pocas empresas líderes han incorporado en sus estrategias una
acción sistemática en desarrollo de tecnología. Dado que asimilación y adaptación son fundamentalmente
actividades de ingeniería, la demanda de desarrollo tecnológico y de investigación que ellas establecen son
muy limitadas y al igual que las de tecnología, tienden a ser abastecidas desde los países industrializados.
Por su parte, la actividad científica y tecnológica de las instituciones académicas y técnicas se centra
en investigaciones científicas y en desarrollos tecnológicos básicos y está orientada fundamentalmente por
los requerimientos de formación de profesionales e investigadores y las tendencias de la investigación
científica y tecnológica a nivel mundial.
La complementación entre los dos grupos de instituciones se da fundamentalmente vía la formación
profesional y la transferencia, por su intermedio, de conocimiento tecnológico de aplicación general
empleado en la empresa para asimilar y adaptar la tecnología importada.
Si en los sectores productivos más críticos la empresa está en una fase de asimilación de tecnología
importada, el apoyo a la acción propia y contratada en gestión tecnológica e ingeniería de diseño y
producción puede ser para las empresas mucho más crítica que la ampliación de sus capacidades de
investigación y desarrollo. En dichas circunstancias, el fomento de I&D en la empresa sería irrelevante en la
gran mayoría de los casos.
Para algunos países de la región y en algunos sectores específicos, el énfasis en la actualidad puede
estar en I&D y en el perfeccionamiento de capacidades locales en campos científicos y tecnológicos de
punta. Para otros países menos desarrollados, o para otros sectores en los países más avanzados, es muy
probable que lo crítico sean actividades de ingeniería y el énfasis esté en la aplicación de nuevas tecnologías,
en particular de diseño y manufactura.
En otro plano, es necesario tener presente también las diferencias en las capacidades gerencial,
técnica y económica entre empresas. En un mismo contexto, la pequeña y mediana empresa puede tener
tantas dificultades con un programa de asimilación de tecnología y aseguramiento de calidad como la gran
empresa con un programa de adaptación mayor o desarrollo propio de tecnología.
Al considerar lo anterior es necesario tener presente que algunos de los países desarrollados más
exitosos en la promoción del progreso técnico son países como Japón, en que el Gobierno promueve y
respalda en forma muy decisiva las etapas tempranas de un nuevo desarrollo tecnológico. Pero reduce a la
brevedad su accionar, dejando a la empresa asumir una fracción claramente mayoritaria de la inversión en el
desarrollo tecnológico.
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Instrumentos de política científica
(con efecto en las actividades científicas y tecnológicas de las instituciones académicas y
técnicas)
En sus aspectos más sustantivos, las políticas y los instrumentos de política con efecto en estas
instituciones están orientadas a:
Instrumentos
Los gobiernos de los países desarrollados y los de América Latina han empleado una amplia gama de
instrumentos para estos fines. Entre ellos:
● Concertación de programas científicos y tecnológicos.
● Becas para formación superior y permanencias institucionales. Fondos competitivos para
investigación individual.
● Fondos para el desarrollo de capacidades institucionales. Programas de cooperación
internacional.
● Facilidades para la importación de materiales y equipos.
● Tratamiento fiscal favorable de donaciones privadas para investigación a las universidades y
otras instituciones sin fines de lucro.
● Contratación de investigaciones por el gobierno.
● Disposiciones reglamentarias que promueven y regulan el uso de tiempo individual y la
participación de investigadores e instituciones en los ingresos que se generan como producto de
la venta de servicios técnicos y tecnología.
● Programas de formación y actualización profesional con participación de empresas.
● Creación de institutos en campos tecnológicos intensivos en investigación científica.
● Establecimiento de centros que apoyan la venta de servicios a la vez que el patentamiento y
licenciamiento de tecnología por parte de académicos y técnicos.
● Establecimiento de incubadoras empresariales y parques tecnológicos que facilitan el montaje de
empresas por parte de académicos y técnicos y de profesionales altamente calificados
provenientes del sector productivo.
● Participación directa de institutos tecnológicos y otras entidades técnicas en el montaje de
empresas que demuestran la viabilidad de tecnologías transferidas, adaptadas o desarrolladas por
organizaciones técnicas locales.
● Financiamiento blando y tratamiento fiscal favorable para la contratación por la empresa de
servicios de capacitación, gestión tecnológica, consultoría técnica, investigación y desarrollo o el
licenciamiento de tecnología suministrada por organizaciones académicas y técnicas locales.
● Información sobre requerimientos técnicos en compras gubernamentales con alto contenido
científico-tecnológico y financiamiento concesional o contingente para el desarrollo de
prototipos y conceptos de procesos.
● Financiamiento contingente para el establecimiento de empresas de base tecnológica por parte de
académicos y tecnólogos.
● Financiamiento blando y tratamiento fiscal favorable a compañías de capital de riesgo
especializadas en el desarrollo de empresas de base tecnológica.
1
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● Redes institucionales y otros mecanismos para facilitar el intercambio multinacional de
conocimientos y para complementar habilidades y dotaciones de laboratorios. Ejemplos son las
redes apoyadas por CYTED-D, OEA, PNUD y UNESCO.
● Canalización de recursos de cooperación financiera internacional para sustentar las actividades
científicas y tecnológicas de las instituciones académicas y técnicas. Colombia y Costa Rica se
sumaron durante el último decenio a Argentina, Brasil y México como recipientes de préstamos
para ciencia y tecnología del BID. Venezuela y otros países están en etapas avanzadas de
negociación de sus préstamos.
En la mayoría de los países de la región las décadas de los sesenta y setenta fueron años
caracterizados por:
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técnicos de excelencia a la empresa y gobierno, incluyendo el desarrollo de empresas tecnológicas por parte
de los académicos y técnicos. Uno de los aspectos más sobresalientes de este desarrollo es que estas dos
líneas de acción no parecen ser mutuamente excluyentes. De hecho, la información disponible sugiere que
centros activos en el suministro de servicios de investigación tecnológica son también los más activos en la
investigación científica de excelencia. Un buen ejemplo de ello es el Instituto de Biotecnología Industrial de
la UNAM, ubicado en Cuernavaca, México.
Ejemplos de instituciones que parecen haber alcanzado consenso institucional, y que han establecido
los esquemas organizacionales, reglamentaciones y la diversidad de incentivos y normas para la proyección
empresarial, son la Universidad de Campinas en Brasil, la Universidad de los Andes en Colombia, la
Universidad Católica en Chile, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de São Paulo
en Brasil. Ello implica, entre otros aspectos, el establecimiento de políticas institucionales claras para la
actividad investigativa, tiempo para consultoría, apoyo a la comercialización de servicios y resultados
técnicos, participación en los beneficios económicos de la investigación, apoyo a iniciativas empresariales de
los académicos y técnicos, apoyo a la creación de institutos interdisciplinarios, y apoyo a empresas de alta
tecnología para que se instalen en las cercanías de las instituciones académicas y técnicas.
La venta de servicios a la empresa se ha acentuado también en los institutos tecnológicos y se refleja
en un creciente grado de autofinanciamiento en instituciones tales como INTEC en Chile o el Instituto de
Investigaciones Eléctricas en México.
Una de las experiencias de mayor interés es la asociada a la decisión de algunos institutos de
comercializar directamente, con propósitos demostrativos, tecnologías transferidas selectivamente y
adaptadas a las condiciones locales. Un ejemplo destacado de este enfoque es el constituido por la
experiencia de la Fundación Chile.
19
mediante la contratación de investigaciones, las empresas están contribuyendo a mantener y reforzar grupos
técnicos tanto en la universidad como en la empresa.
Para facilitar estas y otras iniciativas de las instituciones académicas y técnicas y de las empresas, los
gobiernos han establecido mecanismos de financiamiento y de otra índole que promueven las actividades
científicas y tecnológicas de ambos grupos de instituciones. En particular, y tanto en los países desarrollados
como en muchos países de América Latina, durante la década de los ochenta los gobiernos han prestado
especial atención a promover y facilitar la venta de servicios y la proyección empresarial directa de
académicos y tecnólogos y la innovación tecnológica en la empresa.
Estos mecanismos están mostrando ser eficaces y efectivos en la realidad actual de muchos de los
países de la región, en un contexto de restricción del financiamiento fiscal para las instituciones académicas
y técnicas de la región; reconocimiento del valor social de la dinámica empresarial de base tecnológica, y
creciente presión competitiva y oportunidades de exportación para las empresas.
Las decisiones sobre actividades técnicas de las empresas son influidas por instrumentos de política
relacionados con muy diversas dimensiones del desarrollo. Entre ellos:
La experiencia de países desarrollados y en desarrollo durante los últimos dos decenios pone en
evidencia que los instrumentos con mayor impacto en la actividad científica y tecnológica de la empresa y de
otras entidades que producen bienes y servicios son los de índole económica. Dichos instrumentos pueden
contribuir a:
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● Financiamiento. Incluye una amplia gama de mecanismos que apoyan desde la formación de
investigadores hasta la demostración comercial de productos y procesos perfeccionados,
adaptados o desarrollados localmente. Entre los mecanismos figuran capital de riesgo y garantías
a usuarios, así como apoyo a la formación de consorcios y parques tecnológicos.
● Estímulos fiscales. Los más destacados son multiplicadores de los gastos en I&D e innovación y
la depreciación acelerada de equipos e instalaciones, tanto para la transferencia, asimilación y
adaptación de tecnología importada como para el desarrollo local de tecnología.
● Propiedad intelectual y difusión de innovaciones. Incluye sistemas de patentes, marcas,
propiedad intelectual. Registros de contratos e inversiones extranjeras. Cooperación técnica y
financiera internacional.
● Apoyo a la gestión tecnológica empresarial. Incluye capacitación y asesoría en gestión
tecnológica; servicios de información y asistencia técnica. Creación de centros de innovación e
incubadoras tecnológicas.
Mecanismos de financiamiento
Entre los instrumentos arriba indicados cobran particular interés los mecanismos de financiamiento
de las actividades científicas y tecnológicas de la empresa. El financiamiento puede provenir de:
Martínez (1988) (23) identifica fuentes de recursos para las actividades científicas y tecnológicas y
describe mecanismos de asignación financiera.
Las líneas de crédito financiadas con fondos especiales gubernamentales operados por instituciones
públicas y privadas apoyan diversos aspectos del progreso tecnológico de la empresa. Las actividades pueden
ser ejecutadas por la propia empresa o por consultores, firmas de ingeniería, institutos tecnológicos, centros
de información y asistencia técnica, universidades e instituciones de investigación en general. Muchos
fondos financian contratación local y externa. Entre las actividades que se pueden financiar figuran:
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● Estudios y análisis para la gestión tecnológica. (Estudios prospectivos y de planificación
tecnológica. Selección, desagregación y negociación de tecnología. Preparación de
programas para la asimilación, adaptación y desarrollo de tecnología. Patentamiento y
registros.)
● Licenciamiento de tecnología local y externa.
● Ingeniería de diseño y manufactura para asegurar calidad, optimizar operaciones y adaptar
tecnología.
● Desarrollo de proveedores y de servicios técnicos a clientes.
● Desarrollo de tecnología de diseño, producto, proceso, maquinaria, equipo, mecanismos,
sistemas, operación, pruebas y mantenimiento. Incluye desarrollo de prototipos y pruebas de
procesos llegando a plantas piloto comerciales cuando se trata de innovación.
● Instalación y operación de centros de I&D en la empresa, incluyendo la formulación y
ejecución de programas integrales de desarrollo tecnológico y la organización de consorcios
tecnológicos.
● Equipamiento y operación de empresas de consultoría e ingeniería.
● Equipamiento y operación de fabricantes de maquinaria y equipo, en particular de equipos
intensivos en ingeniería de diseño u operación.
● Garantías a empresas y otros usuarios contra pérdidas incurridas por uso de tecnología,
ingeniería o bienes de capital con alto contenido de tecnología generada localmente.
● Líneas de crédito y garantías a entidades financieras privadas para costear programas
tecnológicos en las empresas.
● Capital social y préstamos a empresas de capital de riesgo orientadas a industriales de base
tecnológica, incluyendo comercializadoras de bienes y servicios con alto contenido tecnológico.
El financiamiento puede revestir diversas características:
● Financiamiento convertible en participación accionaria.
● Participación accionaria con cláusula de recompra.
● Participación en los resultados del proyecto.
● Participación en los resultados de la empresa.
● Líneas de crédito.
● Contratos para investigación y desarrollo de iniciativas de la institución de fomento.
● Créditos condicionados con prepago en función de posibles ventas de tecnología y productos.
Los fondos y las instituciones que los operan procuran ajustar las condiciones de los préstamos al
carácter de la empresa, los plazos y riesgos asociados a las actividades tecnológicas y la prioridad técnica,
económica y social de las actividades técnicas y productivas involucradas.
Las condiciones de préstamo más características son:
Los aportes de fondos por parte de firmas de capital de riesgo para el desarrollo de proyectos
tecnológicos e innovación productiva de la empresa pueden adoptar varias modalidades, algunas de las
cuales han sido también incorporadas en el financiamiento otorgado con fondos especiales:
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● Préstamos sin garantías reales.
● Préstamos con prepago condicionado al grado de éxito del emprendimiento.
Las firmas de capital de riesgo con énfasis en emprendimientos de base tecnológica son un
mecanismo de financiamiento comparativamente reciente en la región. Existen experiencias en Brasil,
México y Chile de empresas de capital de riesgo que incluyen, pero no se orientan exclusivamente, a
empresas tecnológicos. En otros países en desarrollo existen experiencias positivas, en Corea e India, entre
otros. La participación de los gobiernos en este tipo de empresas es promocional y crediticia. Cuando
participa directamente, el aporte gubernamental generalmente no excede de 20% del capital social de las
firmas de capital de riesgo.
El buen funcionamiento de las firmas de capital de riesgo supone la existencia de marcos legales,
fiscales y monetarios favorables a la iniciativa empresarial. Supone también la adopción de programas de
gobierno diseñados especialmente para beneficiar a la pequeña empresa. Entre los factores que afectan las
operaciones de capital de riesgo se mencionan:
En los Estados Unidos y otros países desarrollados las firmas de capital de riesgo, incluso las
especializadas en emprendimientos tecnológicos, han ido perdiendo el carácter de “padrinos” empresariales
para tecnólogos con capacidad innovativa. Las firmas tienden a enfatizar la fase de difusión temprana de
nuevas tecnologías, la que en general es menos riesgosa, requiere mayores inversiones y ofrece aun
rentabilidades elevadas.
En parte debido a lo anterior, en dichos países han ido cobrando creciente importancia mecanismos
que le financian a la empresa –en particular a pequeñas empresas constituidas por académicos y técnicos– el
desarrollo de prototipos y pruebas de laboratorio conducentes al patentamiento de productos y procesos
comercializables. Este tipo de financiamiento, que es previo al de emprendimiento comercial (pre-venture
capital), reviste el carácter de donación o de riesgo compartido.
Entre los programas más conocidos figura el Programa de Innovación de la Pequeña Empresa
(SBIR), auspiciado por la Fundación Nacional de Ciencias (NSF), los Institutos Nacionales de Salud (NIH), el
Departamento de Defensa y otras ocho agencias del Gobierno de los Estados Unidos. Este es un Programa
modelo que ha sido evaluado muy favorablemente y que está siendo adoptado por otros países
industrializados.
Estos son instrumentos que facilitan la organización y reducen los costos de desarrollo e inversión
inicial en emprendimientos de base tecnológica.
Las incubadoras pueden proporcionar una amplia gama de servicios. Las más básicas incluyen:
En el otro extremo están los servicios completos para la actividad innovativa, verdaderos centros de
innovación empresarial que incluyen:
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● Asesoría en gestión tecnológica y comercial para inventores e innovadores en áreas tales como
gestión de empresas tecnológicas, comercialización, previsión tecnológica, estrategias de
innovación.
● Suministro de catálogos y acceso a bancos de datos sobre tecnología, productos, empresas y
mercados.
● Divulgación de inventos y resultados de su aplicación.
● Suministro de avales técnicos y vinculación del inventor con firmas de capital de riesgo,
instituciones financieras o promotoras de la innovación.
● Acceso a servicios de investigación, ingeniería, metrología y control de calidad.
● Realización de cursos y seminarios.
Parques tecnológicos
Junto con reducir costos e inversión iniciales, los parques promueven la sinergia tecnológica,
producto de la integración y mutua alimentación de las capacidades y recursos existentes en varias empresas
y centros de investigación.
Muchos de los parques incluyen las facilidades de las incubadoras de innovación y agregan
instalaciones y equipo compartido para IDI, así como para la instalación de plantas industriales y oficinas de
empresas. Entre los elementos que influyen en el éxito de los parques tecnológicos figuran:
● Compras gubernamentales y otras medidas con efecto en el mercado de bienes y servicios de alto
contenido tecnológico. Este tipo de mecanismo ha ejercido una influencia muy favorable en
países como los Estados Unidos y Corea. Diversos factores contextuales han limitado la
aplicación de estos instrumentos en los países de la región, aun cuando existen experiencias
favorables en Brasil.
● Mecanismos de financiamiento con fondos especiales. Contribuyen a promover y facilitar la
acción tecnológica de la empresa industrial y a vincularla con las organizaciones técnicas locales
y externas. La oportunidad y monto de los fondos es aún más significativo que bajas tasas de
interés. La asistencia técnica especializada y garantías son también factores muy relevantes. Para
que sean efectivos es necesario asegurar la continuidad de los mecanismos y apoyar toda la
secuencia de acción tecnológica, ajustando las condiciones a las realidades de cada caso (ver
Pelucio, 1980).
● Capacitación y asesoría en gestión tecnológica, incluyendo la asesoría técnica de los registros de
transferencia de tecnología (ver LANFI, 1988) (21) y (Goodman y Pavon, 1984) (14).
● Los instrumentos fiscales, en cambio, no parecen haber ejercido una influencia muy decisiva
hasta ahora, debido en parte a las complejidades administrativas asociadas a su uso, en particular
en el contexto económico que ha caracterizado a los países de la región. Existe un interés
renovado en este tipo de instrumentos entre las grandes empresas que están expandiendo sus
laboratorios y actividades de I&D.
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Eficacia de los instrumentos de política para promover las actividades científicas y tecnológicas de la
empresa
Según se ha señalado (8), (17), (18), (24), (25), (26), (27), (33), (34), (36), la asignación de recursos
públicos al desarrollo tecnológico encuentra su fundamentación teórica en las características intrínsecas, de
producción y de comercialización del bien, conocimiento y su fundamentación práctica en lo que es y ha sido
la experiencia de todos los países industrializados.
Los problemas de divisibilidad, apropiabilidad, transparencia del mercado, e incertidumbres técnicas,
económicas y de plazos en la función de producción, contribuyen a que el mercado tienda a asignar al
desarrollo tecnológico menos recursos de lo que sería socialmente deseable.
El problema de encontrar mecanismos de asignación alternativos es particularmente complejo. Las
características arriba indicadas varían marcadamente en función de la naturaleza y estado de evolución de los
productos y procesos, de las capacidades técnicas involucradas, de las formas de organización productiva y
de los mercados. En estas circunstancias las políticas y la mayoría de los instrumentos de política tienden a
promediar situaciones, dando más incentivos de los necesarios en algunos casos, menos de los necesarios en
otros.
Para aumentar la eficacia y eficiencia en la asignación de recursos públicos a la promoción del
desarrollo y cambio tecnológico, se requiere un conocimiento detallado de la situación tecnológica y de lo
que el esfuerzo tecnológico podría aportar tanto a la empresa como al país. En otras palabras, se requeriría
una evaluación: formal, de la viabilidad técnica de obtener los resultados; empresarial, de usar la tecnología
resultante en la producción, y social, de generalizar la nueva práctica productiva. Y se requeriría también
disponer de una gama de mecanismos que permitieran modular el incentivo en función de la disparidad
percibida entre la rentabilidad privada y social en cada caso.
Ninguno de los instrumentos de política conocidos parece satisfacer plenamente las exigencias arriba
indicadas. Pero el montaje de mecanismos de financiamiento permite una evaluación técnica, privada y
social formal. Y permiten también apoyar, combinando mecanismos de mayor o menor incentivo, las
actividades específicas presentes en cada proyecto de desarrollo tecnológico industrial.
Los más significativos entre los mecanismos de financiamiento de las actividades tecnológicas del
sector productivo son aquéllos operados por instituciones financieras vinculadas a la preinversión e inversión
industrial. Estas instituciones proporcionan asistencia técnica y financiera, a la vez que vinculación
institucional entre sí a tecnólogos, instituciones académicas y técnicas, empresas industriales y de capital de
riesgo para la sustentación de la innovación y el cambio tecnológico en el sector productivo. Las más
destacadas entre estas instituciones son FINEP de Brasil y FONEI de México, esta última ahora integrada
como Gerencia de Desarrollo Tecnológico de NAFINSA. Más incipiente son las experiencias del Banco de la
Provincia de Buenos Aires de Argentina, la Corporación de Fomento de la Producción, CORFO, de Chile, y
el Fondo Nacional para la Innovación Tecnológica, FINTEX de Venezuela. El Fondo Colombiano de
Investigaciones Científicas y Proyectos Especiales “Francisco José de Cladas”, COLCIENCIAS, de Colombia,
ha creado una ventanilla para este tipo de actividades en cooperación con instituciones financieras del país.
Dichas entidades financieras mantienen un contacto permanente con las empresas y con el accionar
de ellas en el mercado. En consecuencia están en condiciones de promover lo tecnológico en forma
coherente con otros objetivos de desarrollo de la empresa. La naturaleza de estas instituciones tiende también
a favorecer una mayor coherencia entre las políticas científico-tecnológicas y económico-sociales. La
principal limitación de los instrumentos operados en este contexto institucional es el bajo grado de
aceptación de las incertidumbres y riesgo, así como de las reducidas garantías reales muchas veces asociadas
a la innovación tecnológica en los países de la región. Una limitación que afecta en particular a la mediana y
pequeña empresa es la complejidad administrativa de las operaciones de crédito.
Tres de los factores que explican la influencia de los mecanismos financieros en el progreso
tecnológico y que ponen de relieve la importancia de perfeccionar tanto los mecanismos como la gestión de
proyectos tecnológicos en instituciones financieras son:
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producción de bienes y servicios. El grueso de las decisiones tecnológicas sobre tecnología de
producto y proceso y sobre proveedores de bienes y servicios de alto contenido tecnológico, tales
como ingeniería y equipos, se adoptan en la fase de estudios de preinversión, que es el momento
cuando la empresa tiende a establecer uno de sus principales diálogos técnicos con el aparato
financiero.
● La fase de preinversión es la etapa donde las políticas públicas sobre desarrollo industrial y
tecnológico se integran y adquieren una dimensión concreta vía el carácter de las líneas de
crédito y criterios de evaluación de los proyectos tecnológicos e industriales. En consecuencia, es
en este ciclo que se define en buen grado si las políticas públicas y las instituciones financieras
contribuyen en forma coherente al progreso tecnológico e industrial.
● La institución financiera conoce la óptica empresarial y tiene experiencia en evaluación de
inversión. Dado que la mejor forma de evaluar proyectos tecnológicos es evaluar su efecto sobre
los proyectos de inversión que utilizarían la tecnología resultante, esta capacidad de evaluación
resulta crítica para orientar el esfuerzo tecnológico, y también para asegurar la coherencia entre
el manejo del factor tecnológico y el de los otros factores a nivel de la empresa.
Viabilidad de la promoción del progreso tecnológico por las instituciones financieras (5)
Por otra parte, existe un conjunto de condiciones que viabilizan la acción promocional del progreso
técnico de la empresa por parte de las instituciones que operan mecanismos financieros de la preinversión e
inversión productivas.
Los mecanismos financieros, sobre todo los del desarrollo industrial, están asociados a entidades
públicas y privadas que tienden a mantener niveles de excelencia gerencial y técnica. Este personal mantiene
un diálogo permanente con el personal directivo y técnico de las empresas industriales, así como con el
personal de firmas consultoras y de ingeniería, proveedores de bienes de capital, y otras organizaciones de
los sectores técnico y productivo locales y del exterior.
Como resultado de su interacción con esas organizaciones, las instituciones que operan mecanismos
de financiamiento del desarrollo constituyen de por sí mecanismos de articulación entre oferentes y usuarios
de servicios de alto contenido tecnológico. Además, dichas instituciones sustentan también –tanto por
demanda de servicios como por financiamiento institucional– otros de los principales mecanismos de
articulación entre capacidades tecnológicas y requerimientos tecnológicos en producción. Entre ellos, las
firmas consultoras y centros especializados en gestión tecnológica y los propios grupos de gestión
tecnológica dentro de las empresas.
Sumado a la disponibilidad de recursos propios de una entidad financiera, una visión de más largo
plazo y una mayor estabilidad de acción que otras entidades públicas o privadas, lo anterior configura un
potencial de acción tecnológica difícilmente igualable en el marco de otras instituciones.
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Apoyo gubernamental a la acción tecnológica de la empresa
Los gobiernos de la región han adoptado esquemas institucionales que reflejan la necesidad de
diferenciar entre:
Para la próxima década los gobiernos de los países de la región enfrentan la compleja tarea de
promover y facilitar el progreso científico y tecnológico en un contexto caracterizado por:
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● Agudización del potencial de conflicto político, comercial y técnico internacional asociado con la
propiedad intelectual y el impacto ambiental de las nuevas tecnologías.
● Necesidad de percibir, oportunamente, tendencias de cambio tecnológico con efecto en la
generación de oportunidades de inversión, sustitución de materias primas, relocalización
industrial y otras variables que afecten positiva o negativamente el desarrollo de los países del
área.
● Gran heterogeneidad según etapa de madurez de la tecnología; tamaño y etapa de
industrialización de las empresas; desarrollo de las capacidades técnicas locales, y características
del cambio tecnológico mundial en los diversos sectores de actividad productiva. Ello complica
la selección de instrumentos de política adecuados para cada realidad, dificulta la integración de
esfuerzos a nivel multinacional y dispersa recursos en la acción interna.
● Reducida disponibilidad de recursos de inversión, tanto para la actividad científica y tecnológica
como para la actividad productiva.
● Promover la acción tecnológica entre los empresarios y canalizar asesoría en gestión tecnológica
a las gerencias generales y técnicas.
● Financiar las actividades de gestión tecnológica, ingeniería, e I&D de la empresa orientadas a
mejorar la transferencia, asimilación, adaptación, desarrollo, aplicación y comercialización de
tecnología.
● Financiar la contratación por la empresa de servicios de gestión tecnológica por parte de firmas
consultoras, institutos, servicios de información y asistencia técnica, centros de calidad y otros
grupos técnicos que pueden complementar las capacidades de gestión tecnológica de la empresa.
● Calificar y financiar proveedores y financiar la adquisición por la empresa de tecnología,
servicios de ingeniería e I&D y bienes de capital de origen local y externo.
● Asegurar a empresas y otros usuarios contra pérdidas incurridas por uso de diseños, procesos,
ingeniería y bienes de capital con alto contenido de tecnología generada localmente.
● Financiar la formación técnica local y externa de directivos, ingenieros y científicos de las
empresas.
● Asesorar, costear y asegurar a otras entidades financieras para que contribuyan a programas
tecnológicos de las empresas.
● Financiar y participar en el capital social de empresas de capital de riesgo y comercializadoras de
bienes y servicios con alto contenido tecnológico de origen local.
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las inversiones; incertidumbres técnicas y económicas; grado en que la empresa puede apropiarse de los
resultados; relevancia técnica, económica y social).
Otras consideraciones centrales en el diseño de los mecanismos de financiamiento han sido asegurar
la continuidad de los mismos y ofrecer apoyo para todas las fases y actividades en la cadena de desarrollo
tecnológico de la empresa, desde capacitación en gestión a primera aplicación comercial de tecnología
mejorada, adaptada o desarrollada localmente. Ello porque la empresa no inicia una acción de este tipo a
menos que sepa que contará con apoyo para completar todas las actividades necesarias para llegar al
mercado.
Cabe destacar que las instituciones que operan mecanismos de financiamiento ejercen una marcada
influencia sobre el progreso tecnológico de los países de la región, independientemente de si la institución o
el país que los cobija hayan adoptado o no políticas explícitas respecto al desarrollo y cambio tecnológico.
La influencia responde a las pautas sobre tipos de actividades e instituciones que pueden ser
financiadas y los criterios sobre garantías reales, plazos de gracia, fuentes de recursos tecnológicos, y otros
que se aplican en la evaluación de solicitudes de crédito industrial. Las pautas al respecto determinan en
buen grado la viabilidad del esfuerzo tecnológico interno de las empresas que solicitan crédito, así como de
la participación de la capacidad técnica local en el desarrollo industrial, y en consecuencia, el desarrollo de
los recursos tecnológicos locales.
Lo anterior sugiere que el perfeccionamiento de los mecanismos y la capacidad de gestión de
proyectos tecnológicos de las entidades financieras puede contribuir en forma significativa a consolidar el
avance industrial y técnico en los países de la región.
– Aspectos técnicos
– Aspectos organizacionales
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financiamiento de proyectos tecnológicos industriales a sólo una institución financiera, con reducida
participación de otras instituciones del sistema financiero público o privado.
La alternativa es que el financiamiento gubernamental de proyectos tecnológicos industriales opere
sólo como mecanismo de segundo piso, vale decir financiando sólo a través de la banca y otras instituciones
financieras públicas y privadas. El problema en este caso es que se requiere un mayor desarrollo inicial de
capacidades de gestión y de vínculos institucionales, todo lo cual tiende a demorar la acción de
financiamiento. La ventaja es que se logra un mayor grado de difusión institucional de las nuevas prácticas
de financiamiento.
Dado que en cualquier caso sería necesario empezar generando capacidades de gestión y experiencia
operativas en la entidad que canalizará el financiamiento gubernamental de este tipo de actividades, una
opción viable es generar mecanismos que puedan ser operados tanto directamente como a través de otras
instituciones. Luego de un despegue basado en financiamiento directo, se puede ampliar el ámbito de acción
a otras instituciones financieras públicas y privadas.
– Proceso decisional
La evaluación de propuestas de financiamiento puede ser efectuada por un grupo reducido de actores
que operan los mecanismos o en niveles crecientes de participación corporativa y de otras instituciones,
incluyendo evaluación técnica externa. Cuando se trata de financiamiento muy blando –que puede llegar a
ser concesional– con escasas garantías reales, la institución que opera los mecanismos procura que el proceso
sea lo más abierto posible. Aun cuando se adopten todas las medidas del caso para asegurar confidencialidad,
en un ámbito técnico y empresarial que cuenta con un número reducido de participantes en este tipo de
proyectos, la evaluación “abierta” tiende a inhibir la participación empresarial.
La alternativa es financiamiento más duro, cuya contribución central es transformar el desarrollo
tecnológico en sujeto de crédito, aun cuando las condiciones sean cercanas a la de otros préstamos
industriales. En el caso de financiamiento más duro, las instituciones están dispuestas a adoptar formas de
evaluación más “cerrada”, pero en este caso y justamente por tratarse de un tipo de financiamiento
comparativamente novedoso, las instituciones financieras buscan reducir la incertidumbre y riesgos.
En los casos de Brasil y México, este enfoque ha llevado a retornos del orden de 98% en los
préstamos. Debido a ello existe preocupación en las instituciones financieras sobre si las mismas
características del financiamiento otorgado han llevado a las empresas a incorporar preferentemente
proyectos de baja incertidumbre técnica y económica o reducido monto o ambos, lo cual puede ir asociado a
impactos tecnológicos y económicos menores que los deseables.
El problema de balance entre estos dos extremos puede ser crucial en algunos casos. Para proyectos
tecnológicos industriales que presenten una buena posibilidad de apropiación privada de los resultados es
posible que la mejor alternativa sean empresas de capital de riesgo, las que a su vez pueden contar con
financiamiento parcial gubernamental.
19
En la mayoría de los países avanzados de economía de mercado se han adoptado recientemente
medidas para estimular la innovación en empresas medianas y pequeñas. Se justifican sobre la base de su
potencial como fuente de innovación, capacidad de generación de empleo, aumento de competitividad en
mercados internacionales y medio para la regeneración industrial de áreas o regiones de menor desarrollo
económico relativo (ver Rothwell 1984) (29). Entre estas medidas figuran:
● Con excepción de la empresa de base tecnológica, la pequeña empresa de los países de la Región
generalmente está en las fases de compra y asimilación de tecnología, su acción tecnológica es
informal y, en general, no hace uso de los instrumentos de política.
● Las empresas medianas que realizan asimilación y adaptación de tecnología son las que más usan
los programas de investigación y servicios de apoyo de las instituciones académicas y técnicas.
Coinciden con las empresas grandes en cuanto al uso de los recursos financieros de los fondos.
Pero tienen un nivel bajo de utilización de otros instrumentos importantes tales como los de
desarrollo de proveedores (ver LANFI, 1988) (21).
19
BIBLIOGRAFÍA CITADA
1. Abernathy, W. J. The Productivity Dilemma. Roadblock to Innovation in the Automobile Industry. The
Johns Hopkins University Press, Baltimore, 1979.
2. Adelman, I. Theories of Economic Growth and Development. Stanford University Press, Stanford,
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3. ANPEI, Associação Nacional de Pesquisa e Desenvolvimento das Empresas Industriais, Incentivos e
Inovação Tecnológica. A experiencia Mundial nos Países Inovadores e Sugestões para a Modelo
Brasileiro, ANPEI, 1988.
4. Antonorsi, M. y Avalos, I. La Planificación Ilusoria, Ensayo sobre la experiencia venezolana en política
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11. Drucker, E. Innovation and Entrepreneurship, Harper & Row, New York, 1986.
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15. Halty-Carrere, M. Technological Development Strategies for Developing Countries. A Review for
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16. Hill, C. T. and Utterback, J. M. Technological Innovation for a Dynamic Economy. Center for Policy
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20. Kim, H. Technological Development Strategies and Experiencies in Korea. World Bank, 1984.
21. LANFI, Laboratorios Nacionales de Fomento Industrial, Estudio de la Eficacia de los Instrumentos de
Política Tecnológica (Informe Final). México, mayo, 1988.
22. Lederman, L. Science and Technology Policies and Priorities: A Comparative Analysis, Science, 237
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Uruguay (UNESCO/OPP), Montevideo, 1988, pp. 33-49.
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26. Nadal, A. Instrumentos de Política Científica y Tecnológica en México, El Colegio de México, México,
1977.
19
27. Rattner, H. (Coordinador), Instituciones Financieras y Desarrollo Tecnológico Autónomo.
International Development Research Centre y Fudação Instituto de Pesquisas Económicas, São
Paulo, octubre de 1987.
28. Rothwell, R. and Zegveld, W. Industrial Innovation and Public Policy. London, Frances Printer, 1981.
29. Rothwell, R. Difficulties of National Innovation Policies, en Science and Technology Policy in the
1980’s and Beyond. London, Longman, 1984, pp. 148-165.
30. Office of Technology Assessment, Congress of the United States, Technology and the American
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31. Sagasti, F. y Araoz, A. Estudios de los instrumentos de política científica y tecnológica en países de
menor desarrollo. Programa Regional de Desarrollo Científico y Tecnológico, Departamento de
Asuntos Científicos, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington,
D.C., 1975.
32. Sagasti, F. Ciencia y tecnología para el desarrollo. Informe comparativo central del proyecto sobre
instrumentos de política científica y tecnológica. Bogotá, Centro Internacional de Investigaciones
para el Desarrollo, 1978.
33. Sibecas, L. Apoyo financiero al desarrollo tecnológico empresario: La experiencia del Banco de la
Provincia de Buenos Aires. Memorias del II Seminario Latinoamericano de Gestión Tecnológica,
Asociación Latinoamericana de Gestión Tecnológica, ALTEC, México, 1987.
34. Solleiro, J. Análisis de la efectividad de los instrumentos de fomento al desarrollo tecnológico en
México. Memorias del II Seminario Latinoamericana de Gestión Tecnológica, Asociación
Latinoamericana de Gestión Tecnológica, ALTEC, México, 1987.
35. United Nations Conference on Trade and Development. Reports on UNCTAD Activities in the
Development and Transfer of Technology. Policies and Instruments for the Promotion and
Encouragement of Technological Innovation. Génova, UNCTAD, 1984.
36. Villaseñor, J. El financiamiento del Desarrollo Tecnológico para las empresas. Memorias del II
Seminario Latinoamericano de Gestión Tecnológica, Asociación Latinoamericana de Gestión
Tecnológica, ALTEC, México, 1987.
37. Waissbluth, M. y Gutiérrez Arce, I. Elementos para una estrategia de desarrollo científico y
tecnológico. Ciencia y Desarrollo, México, año VII, Nº 45, jul.-agosto, 1982.
BIBLIOGRAFÍA COMENTADA
19
6. Medina Gómez, El Financiamiento al Desarrollo Tecnológico en México. Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología, CONACYT, México, 1985. Analiza el proceso de desarrollo tecnológico, caracteriza el
financiamiento para ese desarrollo y analiza los mecanismos de financiamiento existentes en el país a
la fecha del estudio. El Apéndice 2 incluye referencias de carácter internacional. Entre ellas,
ANVAR, Francia; NRDC, Gran Bretaña; NRDC, India; JRDC, Japón; CAICYT, España; CDTI,
España; DFT, Corea del Sur; OCS, Israel; SITRA, Finlandia; STU, Suecia; SOFINNOVA, Francia;
SOFINNOVA, España, WFG, Alemania Federal; KTDC, Corea del Sur.
7. Rattner, H. (Coordinador), Instituciones Financieras y Desarrollo Tecnológico Autónomo. International
Development Research Centre y Fundação Instituto de Pesquisas Económicas, São Paulo, octubre de
1987. Analiza la experiencia del BNDES, Banco Nacional de Desarrollo Económico y FINEP,
Financiadora de Estudios y Proyectos de Brasil en el financiamiento del desarrollo tecnológico del
país.
8. Rothwell, R. Difficulties of National Innovation Policies, en Science and Technology Policy in the l980’s
and Beyond. London, Longman, 1984. Compara las políticas de innovación de seis países
desarrollados e identifica las principales deficiencias de concepción y ejecución.
9. United Nations Conference on Trade and Development. Reports on UNCTAD Activities in the
Development and Transfer of Technology. Policies and Instruments for the Promotion and
Encouragement of Technological Innovation. Génova, UNCTAD, 1984. Analiza el proceso de
innovación tecnológica y reseña las políticas e instrumentos adoptados por países desarrollados y en
desarrollo. Enumera medidas directas e indirectas para la promoción de la innovación tecnológica y
detalla incentivos financieros y medidas fiscales en algunos países seleccionados.
19
3. FINANCIAMIENTO Y CONTRIBUCIÓN DE LAS UNIVERSIDADES A LA
INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA*
Andrés Sanfuentes Vergara**
1. La investigación como un servicio económico
Tal como se ha mencionado, la teoría económica clasifica los bienes y servicios producidos en
“públicos” y “privados”. Los bienes privados son aquellos que cumplen con dos condiciones:
a. Son de consumo rival, es decir, la utilización de un servicio por un individuo impide que otro
también pueda usarlo simultáneamente.
b. Se les puede aplicar el principio de la exclusión, o sea, existen mecanismos para poder
seleccionar a aquellos que van a consumir el servicio de quienes quedarán marginados de sus
beneficios, ya sea mediante el precio que se cobra al usuario o a través de algún proceso de
racionamiento entre los potenciales interesados. En general, se puede establecer que en estos
casos el intercambio entre productores y consumidores se realiza en forma eficiente a través de
transacciones efectuadas en mercados descentralizados.
Por el contrario, en el caso de los bienes públicos las condiciones anteriores no ocurren:
19
b. No se puede utilizar el principio de la exclusión, ya sea por mera imposibilidad o porque el
costo administrativo de aplicarlo resulta ser muy oneroso en relación a los beneficios que se
pueden derivar.
Por lo tanto, en este caso la producción debe organizarse de tal forma que el bien o servicio sea
provisto por el Estado, tanto porque no conviene a la sociedad que se transe en el mercado, como por la
imposibilidad de encontrar procedimientos que permitan seleccionar eficientemente entre los usuarios
potenciales.
Se puede plantear, como ejemplo, la explotación de un predio agrícola que realiza una Facultad de
Agronomía con finalidades de investigación; en concreto, el desarrollo de diferentes tecnologías de poda
para una determinada variedad de nectarines. En este caso, los resultados de la investigación constituyen un
bien público, si se considera que no hay posibilidad de que la Facultad pueda acaparar los conocimientos
derivados de la experimentación1, ni tampoco resultaría eficiente venderlos a través de mecanismos de
mercado. De allí que, desde el punto de vista de la correcta asignación de recursos, le corresponde al Estado
financiar el avance tecnológico que está desarrollando la universidad, la cual debe transferir gratuitamente el
producto de su investigación a los usuarios interesados.
Algo enteramente diferente ocurre con los nectarines producidos por la Facultad de Agronomía como
un efecto secundario de su proyecto de investigación. Ellos constituyen bienes privados, en el sentido de que
caen en la categoría de rivalidad en su consumo, desde el momento que su apropiación por un usuario
específico impide que otro también pueda beneficiarse, al mismo tiempo que se les puede aplicar el principio
de la exclusión, fijándoles un precio que permita seleccionar entre los consumidores potenciales. Por lo
tanto, la Facultad debería vender los nectarines al precio de mercado, si se trata de maximizar el bienestar de
la sociedad.
Los servicios que genera el proceso de investigación científica y tecnológica se pueden clasificar
desde diferentes puntos de vista pero, desde un prisma económico, conviene separarlos en los siguientes:
En la tecnología también se puede distinguir aquella que constituye un bien público de otra que
conforma un bien privado. La diferenciación dependerá, nuevamente, de la aplicación de los principios de
rivalidad y exclusión. Se pueden mencionar numerosos ejemplos de la producción de tecnología en las
universidades que corresponden a la calificación de “bienes públicos”.
● La mayor parte de los avances en la medicina, desde el desarrollo de vacunas hasta los
procedimientos clínicos para curar enfermedades. En este caso, el acrecentamiento del acervo de
conocimientos constituye un “bien público”, mientras la aplicación de esta tecnología en la
curación de un paciente individual sería un “bien privado”3. Por lo tanto, en la primera situación
1
Los sistemas de poda no son patentables y no hay manera de evitar que sean copiados por otros productores. Si bien
no existiría rivalidad en la utilización del avance tecnológico propiamente tal, se generarían algunos efectos secundarios
en el mercado de la fruta, en cuya producción los procedimientos de poda constituyen parte del costo.
2
La tecnología también se basa en la información generada en la práctica productiva a través de observaciones,
intuiciones y experimentación (CPU, 1986).
3
O, en todo caso, un bien “semipúblico”.
1
19
el financiamiento debería ser de origen estatal, mientras en la atención médica específica a un
enfermo correspondería un pago del propio beneficiado, ya sea con recursos propios o de su
sistema de seguridad social.
● Las innovaciones en el campo de la ingeniería y la administración son una situación similar. El
desarrollo de nuevos procesos industriales, los estudios sobre resistencia de materiales, el diseño
de software, el desenvolvimiento de métodos contables como la corrección monetaria, las
técnicas de análisis financiero y entrenamiento de personal también constituyen avances en la
tecnología que caen en la categoría de “bienes públicos”. Por el contrario, la aplicación de estos
avances de índole general, no excluyente, a situaciones y casos específicos, que beneficien a un
usuario individual o a un grupo con intereses comunes, pasa a constituir un “bien privado” y que
debe ser financiado por el interesado, tanto por consideraciones de eficiencia económica como
de equidad distributiva.
● La difusión de información general a la comunidad también puede ser un ejemplo de avances
tecnológicos que caen en la categoría de “bienes públicos”: fenómenos sísmicos y
meteorológicos, datos estadísticos en variados campos, informes sobre la coyuntura económica,
proyecciones sobre las variables macroeconómicas, sociales o el desarrollo urbano, constituyen
ilustraciones sobre el particular.
El interés que despierta a algunos usuarios individuales el encargo de trabajos a las universidades, en
la mayoría de los casos, se debe a que éstas pueden haber desarrollado buenas técnicas para avanzar en
algunos campos o, al menos, pueden tener ventajas comparativas a otras entidades susceptibles de disponer
de estas destrezas. A su vez, las posibilidades de aplicación concreta de las tecnologías desarrolladas
globalmente pueden servir a las propias universidades para la etapa de experimentación o verificación
empírica y, por lo tanto, para apoyar el avance tecnológico general, Sin embargo, este último aspecto no debe
oscurecer el hecho de que se trata de “bienes privados”, por los cuales el usuario está dispuesto a pagar su
precio porque obtiene beneficios, a lo menos, equivalentes al desembolso que debería realizar; por lo cual, la
política adecuada que tendría que realizar la universidad cae en la categoría de “venta de servicios”, si se
desea velar por la eficiencia social y la equidad. De otra forma se incurriría en el desperdicio de recursos y en
la realización de transferencias de ingresos y de recursos de la sociedad a usuarios individuales, función que
es impropia del quehacer universitario, sobre todo porque, probablemente, no favorecería a aquellos sectores
que las políticas globales de carácter redistribuido han considerado como prioritarios.
Uno de los aspectos más difíciles de establecer es el de la cuantía de los recursos que el Estado debe
destinar a la investigación científica y tecnológica, no en su calidad de usuario directo, sino como
reemplazante de un mercado al que concurran productores y consumidores directos del bien en cuestión, o
sea, en su función de determinar el monto que es necesario producir de este “bien público” que es la
investigación.
El problema ha sido definido con precisión en términos teóricos. Supongamos que existen tres
sectores sociales que tienen respectivamente funciones de demanda por servicios de investigación definidas
como D1, D2 y D3. La producción se puede describir como realizada a costos constantes por “unidad” 4 de
servicio y alcanza a la magnitud 0A en el Gráfico Nº 1.
La demanda social (Ds) se obtiene mediante la suma vertical de las demandas sectoriales (D 1 + D2 +
D3), ya que no hay rivalidad en el consumo, y la cantidad socialmente óptima que debería producirse sería
OC, donde la demanda social se iguala al costo por unidad. El aporte estatal llegaría al área ABCO, con lo
cual se cubrirían los costos totales de investigación. Sin embargo, en términos prácticos, existen varios
problemas por resolver:
a. Cómo calcular las demandas por investigación de los distintos grupos que conforman la
población.
4
Se supone que la investigación científica y tecnológica se puede reducir a unidades homogéneas mediante índices que
permitan cuantificar los resultados obtenidos. Este, así como otros supuestos simplificadores, se formulan solamente
con propósitos de facilidad expositiva.
1
19
b. Cómo evitar que los consumidores “escondan” sus verdaderas preferencias por el servicio que
proveerá el Estado, si cada sector sabe que tiene que pagar, respectivamente t 1, t2 y t3, para
financiar los costos de la investigación que lo va a beneficiar, ya sea en la forma de un impuesto
o de un aporte específico. Aquí surge el problema del “colado” (free rider) descrito
abundantemente en la literatura, en el cual el usuario no confiesa sus verdaderas preferencias o
se niega a pagar, pues sabe que no puede ser excluido del consumo de un “bien público” que ya
ha sido producido.
GRÁFICO Nº 1
Sin embargo, la solución anterior va a depender de los sistemas políticos que se utilicen en la toma
de decisiones. Si se emplea la regla de la mayoría y cada sector tiene el mismo peso en la votación, se puede
llegar a soluciones socialmente no óptimas y, por lo tanto, a una subinversión o sobreinversión en ciencia y
tecnología.
El caso de subinversión aparece descrito en el Gráfico Nº 2. Si la decisión política se toma por
mayoría, van a primar las preferencias del “votante mediano” (Atkinson y Stiglitz, 1980, y Browning y
Browning, 1979), en este caso D2, el cual, de acuerdo a su demanda y al impuesto T = CMg/3 que debe
pagar, optimiza su situación con una cantidad C2, la cual resulta algo excesiva para D1 y muy insuficiente
para D3, ya que prefería C3. Sin embargo, el sistema de votación lleva a que D2 imponga sus preferencias,
puesto que D1 se opone a una mayor producción que C2 y D3 es contrario a reducir la provisión por debajo de
C2. Pero, desde un punto de vista social, observamos que la cantidad óptima a producirse debería ser C, en la
1
19
cual la demanda social iguala a la oferta punto B. En este caso, la distinta intensidad de las preferencias de
los tres grupos sociales lleva a la subinversión, ya que los sectores D 1 y D2 imponen la mayoría (a pesar de su
limitado interés por este bien público) a quien deriva importantes beneficios del desarrollo de esta actividad
científica y tecnológica, tal como ocurre con D3.
GRÁFICO Nº 2
Para corregir esta situación el proceso político tiene una serie de resguardos que no es del caso
analizar aquí, pero que van desde la negociación entre los representantes de los diferentes grupos sociales
hasta las labores de convencimiento o transacción que puede realizar D 3 sobre los otros grupos, de manera de
incrementar la asignación de recursos estatales hacia este bien público.
También se puede dar un caso de sobreinversión, tal como el reflejado en el Gráfico Nº 3. En esta
situación, dos grupos con fuertes preferencias por el bien público (D 2 y D3) aplican su mayoría a un tercer
sector que tiene una preferencia muy baja, obligándolo a contribuir en el financiamiento e igualdad de
condiciones. Esta “tiranía de las mayorías” da origen a un gasto en Ciencia y Tecnología superior al óptimo
social, ya que se impondrá una producción de C2 en vez de C.
Al nivel C2 los beneficios totales por unidad producida alcanzan a OE, mientras los costos suben a
OF. Esta diferencia EF corresponde a la pérdida de bienestar para el grupo D1 que no deriva utilidad de la
producción de C2, mientras debe pagar un impuesto unitario de OT.
GRÁFICO Nº 3
19
En el caso de la producción de Ciencia y Tecnología la decisión acerca de la magnitud del gasto que
debe realizarse le compete al Estado. En un régimen democrático le corresponde al gobierno proponer al
Parlamento un monto determinado que debe ser aprobado por los congresales en su calidad de representantes
de los grupos sociales (en este caso, D1, D2 y D3). Por lo tanto, son el gobierno y el Parlamento quienes deben
determinar los costos y beneficios que tiene para la sociedad el proceso de investigación científica y
tecnológica, decisión que estará condicionada por las características específicas que tenga el sistema político
en materia de gasto público, es decir, el peso relativo del gobierno y el Congreso, la capacidad de la
burocracia gubernamental para influir en las decisiones, la mecánica de aprobación presupuestaria, el grado
de control recíproco entre los diferentes poderes del Estado, la capacidad del gobierno y el Parlamento para
interpretar las demandas de los grupos sociales y las posibilidades de influir por parte de aquellos sectores
directamente afectados (los productores y beneficiados por el gasto gubernamental en C y T).
Las universidades y otras entidades que actúan como generadoras de C y T tienen el papel de
productoras, es decir, les corresponde la tarea de recibir los recursos financieros determinados por el Estado
y dar origen a la cantidad de servicios C y T que la sociedad considera adecuado llevar a cabo. Sin ser parte
del gobierno, actúan como instituciones en las cuales éste delega la tarea de la producción. Por lo tanto,
constituye una tarea gubernamental el diseño de un sistema organizacional que permita realizar con
eficiencia esta función, así como formular las políticas y efectuar los controles que aseguren el cumplimiento
de los objetivos. De lo anterior se deduce que a las universidades no les corresponde tomar parte en las
decisiones acerca de la cuantía de los recursos que la sociedad debe destinar a las labores de C y T, sino
efectuar las tareas concretas de generar aquellos servicios que la sociedad les encarga producir.
A pesar de lo anterior, si se aceptan los planteamientos de Niskanen (1971) acerca de la función
objetivo de las agencias productoras de servicios gubernamentales que operan sobre la base de presupuestos
globales y, en general, de las entidades burocráticas, las universidades, en su calidad de productoras de
investigación, estarán interesadas en influir en que la cuantía de los recursos que se les asigne sea la mayor
posible y que la producción de C y T, considerada como un “bien público”, tenga un alto presupuesto. Si se
postula el caso de que las universidades actuaran bajo consideraciones estrictamente económicas, dado un
determinado nivel de eficiencia o productividad, esta finalidad les llevaría a tratar de ejercer presión sobre el
sistema político, de manera que se asigne un monto global alto y creciente de recursos financieros para
costear la investigación, tratando de influir en quienes toman las decisiones sobre el gasto público por la vía
de publicitar y difundir los efectos benéficos que tiene para la sociedad un incremento de los fondos
destinados a la C y T. Además, se organizarían para realizar el lobby que se requiera a fin de modificar las
estimaciones de costo-beneficio que hayan efectuado los agentes estatales en quienes recae la toma de
decisiones.
Al respecto, es bien conocido el argumento esgrimido por los productores de C y T en el sentido de
que quienes tienen que tomar las decisiones acerca del nivel de gasto que el gobierno debe efectuar en
investigación desconocen los verdaderos beneficios que tiene esta tarea para la sociedad en conjunto. Esta
creencia puede tener distinto origen:
19
satisfacción a necesidades muy apremiantes y de corto plazo. Como consecuencia, el gasto en
investigación puede verse postergado en el tiempo, como resultado de los desajustes entre los
beneficios sociales netos de corto y largo plazo. Esta argumentación es difícilmente verificable;
sin embargo, el carácter “fundacional” que han tenidos los últimos tres gobiernos chilenos
(1964-1986) debiera haber constituido un argumento poderoso para atenuar estos ímpetus
inmediatistas y, más bien, otorgar una atención equilibrada a las consideraciones de largo plazo.
c. También se ha argumentado que una de las limitaciones para disponer de elementos adecuados
para estimar los beneficios de la investigación es la ineficiente intermediación entre usuarios y
productores (CPU, 1986), sobre todo por el desconocimiento de parte de los demandantes acerca
de lo que hacen las universidades, así como la ignorancia de estas últimas relativa a las
necesidades de los primeros, lo que provoca “la insuficiente utilización que hace el sector
productivo de la capacidad existente en las instituciones tecnológicas universitarias y estatales”.
Es claro que este problema no se resuelve incrementando el gasto gubernamental en C y T, sino
mejorando las tareas de intermediación, de tal forma que corresponda más adecuadamente la
estructura de demanda con la de oferta. Si eso aconteciera, es de esperar que se realizara una
readecuación de los recursos actuales de investigación, pero con un resultado que no es
conclusivo respecto al monto global del gasto en C y T. Si el problema central es que parte
significativa de las tareas de investigación no corresponde a la verdadera demanda social, el
monto total de financiamiento debería reducirse. Pero si el problema es el desconocimiento por
parte de los usuarios de los aportes que los investigadores están haciendo, una adecuada
información traería consigo una expansión de la demanda y, por ende, un mayor gasto en C y T.
En la actualidad, ambas situaciones coexisten y, por lo tanto, se requiere una reasignación de
recursos, aparte de establecer cuál de ellas prima en términos generales.
19
BIBLIOGRAFÍA
19
Universidad Católica de Chile – Centro Interuniversitario de Desarrollo (CINDA) (1986), “Informe
final, Seminario Gestión Financiera y Administrativa de las Universidades”, CEPAL, Santiago,
mayo.
19
4. FINANCIAMIENTO DE LAS ACTIVIDADES DE INVESTIGACIÓN Y
DESARROLLO*
Iván Lavados Montes**
Antecedentes conceptuales
Con el propósito de ordenar y orientar el análisis de los problemas relacionados con la generación y
empleo de conocimiento, es útil describir, desde un punto de vista teórico y funcional, un modelo sobre el
desarrollo científico y tecnológico6. En esta perspectiva puede considerarse que el Sistema está estructurado
de la siguiente manera:
Este Subsistema está integrado por el conjunto de actividades que, por diversas vías, introduce
conocimiento científico y tecnológico al Sistema.
Para alcanzar su objetivo el Subsistema requiere cumplir dos tipos de actividades:
El modelo presenta, como hipótesis central, que la captación eficiente del conocimiento generado en
el exterior sólo se logra a través de personas o grupos que efectivamente estén trabajando en un área o
disciplina determinada.
Los principales problemas que enfrenta el Subsistema de Incorporación de Conocimientos en el
continente, son los siguientes:
2. Subsistema de Intermediación
Este Subsistema está integrado por el conjunto de actividades que toman el conocimiento general
disponible y lo procesan para adaptarlo a la solución de problemas específicos. La función de intermediación
tiene como responsabilidad dar respuesta a la demanda de conocimiento que se origina en el Subsistema de
Utilización. Los principales problemas que afectan al Subsistema de Intermediación en América Latina son:
6
Se ha tomado como base el Modelo de Desarrollo Científico y Tecnológico elaborado por CINDA.
1
19
3. Subsistema de Producción o Utilización
Este Subsistema está formado por el conjunto de acciones dirigidas a incorporar conocimiento,
especialmente de carácter tecnológico, al proceso productivo. El concepto Sector Productivo se utiliza en una
acepción amplia que incluye tanto a empresas públicas y privadas como a los organismos de gobierno e
instituciones autónomas que real o potencialmente desarrollan conocimientos científicos y tecnológicos. Los
principales factores que condicionan el funcionamiento del Subsistema de Utilización en la región son:
4. Subsistema de Regulación
Este Subsistema está definido en el modelo como el conjunto de actividades o funciones cuyo fin es
difundir los objetivos del Sistema de Desarrollo Científico y Tecnológico, hacer posible el intercambio de
flujos al interior del Sistema y evaluar y controlar el cumplimiento de los objetivos fijados. Este Subsistema
debería ser capaz de lograr los siguientes propósitos esenciales:
5. Subsistema de Educación
Los principales factores que afectan al comportamiento de este Subsistema en América Latina son:
19
otorga está más vinculada a contenidos específicos que a orientaciones metodológicas que
posibiliten una progresión interactiva.
● Predomina un tipo de educación informativa y no formativa, con un privilegio a la educación
lineal y sistemática.
● La estructura educativa tiene mecanismos de evaluación formal, títulos y grados, dándose poca
importancia a la evaluación de los productos educativos por parte del sector productivo.
1. Universidades
Estas instituciones realizan la mayor parte de las actividades de investigación que se efectúan en la
región. Las funciones y actividades de I&D de estos actores tienen objetivos diversos:
2. Institutos Tecnológicos
Estos actores fueron creados en la década del 60. La mayor parte de ellos a través de proyectos de
cooperación técnica internacional. Surgieron como expresión de la necesidad de vincular las actividades de
I&D a los requerimientos del sector productivo y también para obviar dificultades y restricciones de las
universidades para desarrollar este tipo de actividades.
En los últimos años, estos actores han ampliado sus actividades de servicios tecnológicos, debido a
restricciones de los aportes fiscales correspondientes que les ha planteado desafíos de autofinanciamiento.
Estos actores institucionales surgieron en la región en la década del 70 como consecuencia de dos
factores principales. Por una parte, por la marginación de investigadores de las universidades y, por otra,
debido a nuevas modalidades de la cooperación internacional que privilegia el financiamiento a organismos
no gubernamentales.
Estas instituciones realizan una importante actividad de investigación en ciencias sociales, de
carácter multidisciplinario y, en muchas ocasiones, en una modalidad de investigación-acción sobre
problemas del desarrollo nacional.
4. Empresas Productivas
La actividad de I&D que realizan estos actores, por diversas razones que tienen que ver con los
estilos de desarrollo de la región, no es significativa. En algunos países se han implementado mecanismos de
exenciones tributarias que seguramente aumentarán los recursos de las empresas productivas en el
financiamiento de las actividades de I&D.
19
Fuentes de financiamiento de la Actividad Científica y Tecnológica
Las principales fuentes de financiamiento de la actividad científica y tecnológica utilizadas por los
diferentes actores del sistema son las siguientes:
Corresponden a fondos de libre elección de las respectivas entidades que no están vinculadas
necesariamente a un objetivo determinado.
Desde un punto de vista jurídico, se trata de recursos que en un momento forman parte del
patrimonio de la respectiva institución.
Estos recursos tienen principalmente su origen en recursos fiscales, en excedentes de prestaciones de
servicios, en overhead de proyectos internacionales, en retorno de inversiones y en endeudamiento.
En el caso de las universidades, también forman parte de estos recursos los ingresos que se obtienen
por vía de aranceles.
Estos recursos se asignan a través de las Unidades de Investigación, que realizan el pago de
remuneraciones de los investigadores y financian la infraestructura y los insumos requeridos. La otra vía de
estos recursos son los fondos centrales de investigación que son asignados mediante concursos competitivos.
Los aportes fiscales son transferencias que el Estado realiza a las instituciones, especialmente a las
universidades e institutos tecnológicos, para su desempeño. En los últimos años, en la región se ha producido
una disminución de los aportes fiscales. Existen claras evidencias que el financiamiento de las actividades de
I&D seguramente será de carácter selectivo, a través de mecanismos que introducen la idea de
competitividad en el financiamiento corresponde.
Un componente importante de los recursos institucionales que podría adquirir mayor dimensión en el
futuro está constituido por los retornos producidos por inversiones de capital pertenecientes a las
instituciones. Existen experiencias de fondos patrimoniales, que se han constituido por aportes del gobierno,
de empresas y de la cooperación internacional, que permiten el financiamiento sostenido de instituciones de
investigación y desarrollo a través de la utilización de los excedentes financieros producidos en períodos
determinados.
Para que este tipo de mecanismos tenga sustentabilidad e impacto se requiere de un volumen
importante de recursos para producir intereses que cubran un porcentaje significativo de actividades de
desarrollo de las respectivas instituciones. También es indispensable una gestión profesionalizada en el
manejo de estos recursos en el mercado de capitales o en inversiones productivas.
Los excedentes de empresas que las instituciones de I&D constituyen es otro tipo de recursos
institucionales. Existen empresas de variados tipos y propósitos: empresas creadas para proveer bienes y
servicios a la institución que la creó; empresas de base tecnológica diseñadas para difundir contenidos
tecnológicos, buscando su replicabilidad; empresas para desarrollar actividades propias de las instituciones
de manera autónoma, y empresas que tienen un fin comercial para lograr ingresos financieros para la
respectiva organización.
En nuestros países, en general, existen tres fondos para apoyar el desarrollo científico y tecnológico.
Estos mecanismos financian proyectos de investigación científica y tecnológica. Son evaluados por
la calidad de las respectivas propuestas y, sobre todo, por el currículo de los investigadores. Son proyectos de
grupos maduros y que no están sometidos a prioridades ni a criterios orientadores predeterminados.
En general, se asignan a personas naturales y su cuantía es pequeña.
19
Los proyectos que son apoyados con estos recursos son presentados por instituciones de
investigación y desarrollo. En general, son proyecto grandes en su volumen y responden a prioridades
nacionales. Las principales líneas que se financian son las siguientes:
● Desarrollo o actualización de actividades de capacitación y desarrollo.
● Reconversión de instituciones de investigación.
● Especialización de capacidad de investigación en áreas prioritarias.
Este tipo de fondo está destinado a estimular la inversión de empresas privadas en desarrollo e
innovación tecnológica. Estas empresas pueden contratar con otros actores el total o parte del desarrollo de
los respectivos proyectos.
Estos fondos apoyan las siguientes líneas:
3. Contratos y donaciones
19
los aportes, autorizaciones muy engorrosas y restricciones para que personas naturales puedan acceder al
sistema.
4. Cooperación internacional
La cooperación internacional ha sido una fuente de financiamiento importante para las actividades de
I&D en la región.
En el período 1960-1975 estos recursos financiaron importantes proyectos que permitieron la
consolidación de la infraestructura científica y tecnológica de los países y la formación de recursos humanos
en el exterior.
Entre 1975 y 1990 este tipo de recursos disminuyó fuertemente en América Latina y los limitados
financiamientos que existieron se usaron para apoyar proyectos específicos de I&D.
A finales de la década del 80, y principalmente en los primeros años del actual decenio, se han
desarrollado iniciativas de cooperación internacional en ciencia y tecnología de gran trascendencia. Por una
parte, los créditos concesionales otorgados por el Banco Interamericano de Desarrollo que han aumentado
significativamente la inversión en ciencia y tecnología en la región, y han permitido el diseño y puesta en
marcha de políticas y nuevos mecanismos de investigación y de innovación. Por otra parte, la realización de
proyectos de investigación conjunta entre grupos de investigación de América Latina y de países
desarrollados que han contado con recursos de cooperación de la Unión Europea, de países europeos y de
Estados Unidos y Japón.
También son destacables los esfuerzos emprendidos por CYTED y por el MERCOCYT para realizar
actividades de cooperación internacional en ciencia y tecnología utilizado esquemas de cooperación
internacional.
Por último, una iniciativa fundamental es el acuerdo inicial que ha adoptado la Unión Europea para
permitir la participación de científicos y técnicos de países seleccionados de América Latina en su IV
Programa Marco.
La cooperación internacional en ciencia y tecnología será privilegiada en el futuro. Ello básicamente
porque las nuevas dimensiones de la cooperación pueden vincularse adecuadamente a este sector: costos
compartidos, operaciones triangulares, instituciones de administración conjunta.
En este Subsistema debería estar presente el concepto de calidad. Los indicadores que pueden
calificar y evaluar esta actividad son conocidos y generalmente se usan en nuestras comunidades científicas y
tecnológicas. Tal como se ha mencionado, la existencia de investigación científica y tecnológica valorada
internacionalmente es indispensable, tanto para la creación autónoma de nuevos conocimientos como para la
incorporación de conocimientos externos.
El financiamiento de las actividades de este Subsistema y de la formación de recursos humanos
requeridos por él debería estar basado fundamentalmente en aportes fiscales. Este tipo de financiamiento se
justifica debido a que los resultados que surgen de este subsistema usualmente constituyen bienes públicos
cuya apropiación y beneficio es de toda la sociedad.
Los fondos competitivos también son una fuente adecuada para financiar estas actividades, cuyo
propósito central es mejorar la capacidad científica y tecnológica disponible, tanto a nivel institucional como
nacional. Puede postularse que los fondos competitivos deberían orientarse a proyectos de investigación, a la
adquisición de equipamiento y a la formación de nuevos investigadores.
La cooperación internacional es sin duda un tipo de recurso que puede utilizarse para las actividades
de investigación que están vinculadas a este subsistema. Tal como se ha expresado, en el futuro se abren
19
perspectivas interesantes para utilizar estos recursos, especialmente en la formación de investigadores y en el
financiamiento de proyectos conjuntos.
Existe consenso en los estudiosos del tema que en la región es indispensable mejorar sustancialmente
este Subsistema, superando las principales restricciones que él muestra: limitadas labores de consultoría y de
información científica y tecnológica.
En el contexto señalado, la relación de universidades, institutos y centros de investigación y
desarrollo tecnológico con el sector productivo de bienes y servicios es de la mayor importancia. Para este
efecto, estudios realizados por CINDA han mostrado reiteradamente que es prioritario contar con
capacitación de gestión profesionalizada, tanto en las universidades, institutos y centros como en las
empresas.
El financiamiento de programas nacionales de promoción de la vinculación podría costearse con
aportes fiscales y con recursos de la cooperación internacional.
Los contactos específicos de prestación de servicios obviamente deben ser pagados por el usuario
respectivo.
Para el funcionamiento del sistema global y para el logro de los propósitos específicos de este
Subsistema, se requiere de un manejo profesionalizado de la variable tecnológica.
La formación de profesionales en gestión tecnológica puede revestir en nuestros países dos
modalidades: la primera está constituida por la introducción del tema de la Gestión Tecnológica en los
contenidos curriculares de la formación de los profesionales más directamente vinculados con el tema:
ingeniería, economía, administración, agronomía, etc. La otra forma es la realización de cursos de postítulo y
de actividades de educación continuada para profesionales en ejercicio.
Los programas universitarios que introducen la gestión tecnológica en los currículos
correspondientes, deberían ser financiados, en parte, a través del aporte fiscal, ya que los resultados de estos
programas posibilitan el mejoramiento de todo el sistema científico y tecnológico.
Los programas de postítulo y de educación continuada para la formación de profesionales en
ejercicio deberían ser financiados por las instituciones de origen de estos profesionales, ya que ellas tendrán
un beneficio directo.
La cooperación internacional ha jugado y debería seguir jugando un rol importante en el apoyo de
programas de formación de este tipo de recursos humanos, especialmente en lo que se refiere a la promoción
inicial, a los arreglos institucionales, a la elaboración de materiales especializados y a la vinculación
internacional de los programas.
19
5. LA ADMINISTRACIÓN DE LA ACTIVIDAD CIENTÍFICA Y
TECNOLÓGICA EN LA UNIVERSIDAD*
RAÚL CAÑAS CRUCHAGA**
RICARDO REICH ALBERTZ***
1. Introducción
19
Para lograr establecer una actividad científica válida en un país con una comunidad científica propia,
localmente activa, es necesario realizar un esfuerzo sostenido que se caracterice por una prolongada
estabilidad. Por consiguiente, es de la mayor importancia la permanencia de los científicos en sus cargos, ya
que todo despido arbitrario de éstos atenta contra el desarrollo científico nacional.
Tanto los investigadores como los gobiernos deben procurar tener presente la necesidad de mantener
la continuidad del proceso de desarrollo científico del país. Paralelamente, se requiere garantizar la
continuidad de los presupuestos destinados a la tarea de investigación y un nivel de vida adecuado para los
investigadores. En particular, debe garantizarse que perciban sueldos acordes con su jerarquía intelectual.
Así, en algunos países, como por ejemplo en Brasil, las rentas de los científicos está asimiladas a las rentas
efectivas más altas de la administración pública, como podría ser del Presidente de la Corte Suprema,
Ministros de Estado, etc.
Otro punto importante para lograr una estabilidad científica nacional es la formación y contratación
de nuevos investigadores. En este sentido, adicionalmente a las acciones internas de las universidades, podría
existir un fondo especial del Gobierno para financiar concursos anuales de investigación.
Los resultados de la investigación científica deben medirse con patrones internacionales: no se puede
hablar de que hay ciencia “buena para un país”, la ciencia es internacional (Saavedra, 1979 (3)).
El contacto permanente con el exterior es indispensable para el desarrollo de la ciencia. De allí la
necesidad de la oportuna adquisición de revistas y libros y de la comunicación entre los científicos de las
diversas universidades, tanto a nivel nacional como latinoamericano y mundial. Los períodos sabáticos de
profesores que, cumpliendo una etapa de trabajo en una universidad extranjera, vuelven con sus
conocimientos actualizados, son un buen sistema de comunicación. También esto se consigue a través de la
contratación de profesores visitantes de alto nivel, quienes, en la medida que se tengan mejores grupos de
investigación, se interesarán por colaborar activamente en ella.
C. Libertad académica
La universidad, para ser fiel a su esencia, debe garantizar la libre expresión y confrontación de ideas
en el ámbito que le es propio y en todas las disciplinas que en ella se cultiven. Si esto no se cumple se
producirán, tarde o temprano, numerosos problemas, de todos conocidos, que se estima no necesario recalcar
aquí. La universidad, con el objeto de salvaguardar esta libertad académica, debe incentivar a que el
ambiente universitario sea esencialmente crítico y de diálogo.
En este contexto de libertad académica, y establecidas las políticas generales y particulares de
desarrollo académico de la universidad, es necesario establecer que todo académico debe tener completa
libertad en la selección de temas de investigación e igualdad de oportunidad para postular a su patrocinio
institucional y a su financiamiento. Serán las Unidades Académicas, de acuerdo con sus planes particulares
de desarrollo académico, y los organismos universitarios de administración y apoyo a la investigación, de
acuerdo con criterios de prioridad preestablecidos, los que en definitiva sancionarán el apoyo institucional a
dichas iniciativas académicas.
Basado en lo anterior, es que, a juicio de los autores, la administración de la actividad científica y
tecnológica universitaria debe estructurarse más bien en base a criterios de prioridad que permitan garantizar
la asignación y buen uso de los limitados recursos disponibles a iniciativas de calidad, que a prioridades
definidas –llámense éstas líneas o áreas prioritarias de investigación– en que es fácil caer en posturas que
contradicen el concepto de libertad académica arriba mencionado. En este sentido, conviene adelantar ya en
este punto la importancia de definir con claridad estos criterios de prioridad, especialmente en lo que
concierne a la calidad técnica y metodológica de las iniciativas de investigación y a la calidad y
productividad académica de los autores, con el fin de asegurar una evaluación justa y decisiones que
permitan optimizar el uso de los recursos disponibles. Es evidentemente más importante, a nivel
administrativo de ciencia y tecnología, preocuparse de las metodologías que se utilizarán para cumplir con
un determinado conjunto de objetivos que de los temas mismos propuestos.
El desarrollo de la ciencia requiere, como condición necesaria, de un mundo abierto, sin dogmas, en
que las ideas se debatan con amplia libertad y perspectiva y en que, en particular, sólo sea posible imponer
19
una nueva concepción teórica a través de una obligación rigurosa del método que caracteriza a la ciencia
(Saavedra, 1979 (4)).
F. Independencia intelectual
19
Se comete hoy un profundo error cuando se cree que la compra de una máquina, por más
contemporánea y elaborada que sea, es equivalente a la compra de tecnología moderna. Lo que se está
comprando en este caso no es sino una “caja negra” con un conjunto de botones que sirven para ponerla en
marcha y regularla de acuerdo con lo dispuesto en un manual de operaciones entregado por el fabricante,
pero que por sí sola nada aporta al conocimiento nacional.
El desarrollo, la independencia y el futuro dependen de la capacidad de aprender a pensar y producir
por sí mismos, y para ello es indispensable la existencia de una sólida base científica nacional.
La investigación científica logra, a nivel de un país, que éste tenga mayor independencia intelectual.
En general, el cultivo de la ciencia conlleva la capacidad de plantear problemas propios y resolverlos con
originalidad.
En lo docente, debe recordarse que la rapidez de crecimiento del conocimiento, las aplicaciones de él
derivadas y una educación apropiada a la época sólo puede ser impartida hoy por quienes participan
activamente en tareas de investigación científica. En caso contrario, se puede encontrar que los
conocimientos están “obsoletos”. Se calcula que más de la mitad de los conocimientos de un ingeniero, en un
momento dado, estarán obsoletos en menos de diez años y que más de la mitad de lo que necesitará saber un
decenio después de egresar aún no ha sido descubierto (Cañas et al., 1979 (7)).
Muchas son las definiciones que se podrían dar de investigación científica. Sin embargo, todas ellas
tienen algunos componentes comunes y que son, a juicio de los autores, lo esencial de cada una. La
investigación científica es “una búsqueda sistemática de nuevos conocimientos” –búsqueda y no
necesariamente creación– a la que se ha llamado así para indicar que no se trata de un proceso al azar de algo
que ocurre de modo accidental, sino la aplicación de conocimientos adquiridos a través de un largo y duro
aprendizaje. Esta aplicación obedece a un método estricto, en el que hay requerimientos lógicos precisos que
deben ser satisfechos en cada momento. Por ejemplo, no constituye investigación científica la simple
recopilación de antecedentes o datos y, por lo tanto, a posteriori, la posesión de un instrumento por
sofisticado y costoso que sea no hace de su usuario necesariamente un científico, ni del recinto en que está
ubicado un laboratorio de investigación.
Otro elemento importante para una definición de investigación científica se refiere al objetivo de esta
actividad metódica. Debe ser uno y muy claro: aumentar el saber en términos de adquirir nuevos
conocimientos. Por consiguiente, es necesario puntualizar que la investigación científica no consiste en
reobtener algunos resultados de otros países, problema que es relativamente común en nuestras universidades
(Saavedra, 1979 (8)).
Es frecuente leer en la prensa antecedentes acerca de un programa o proyecto que se ha realizado por
primera vez en Latinoamérica. Esto es muy halagador para sus ejecutores, pero no necesariamente representa
investigación científica, ya que puede no estar aportando un conocimiento nuevo a la humanidad. Valga la
reiteración: no se hace ciencia cuando se repite un proceso que puede ser rutinario en otro país del mundo.
De acuerdo a los componentes que se han incluido en esta definición, se puede indicar que se entiende por
investigación científica aquella actividad metódica de búsqueda sistemática de nuevos conocimientos. Estos,
una vez establecidos, se expresan normalmente en proposiciones de validez universal. En términos generales,
se podría añadir que la investigación científica sigue la pirámide de conocimientos de Bacon, la cual a través
de la inducción lograría enunciar principios y leyes generales que permitirían luego aplicarlos, haciendo uso
del método deductivo. Ambas son investigación científica, la inducción y la deducción. Investigación y
desarrollo tecnológico son, por consiguiente, parte de la investigación científica, y en relación a su función
indivisible no es factible que haya desarrollo tecnológico si no se cuenta con la investigación apropiada.
Con todo, es necesario definir los conceptos. La National Science Foundation (NSF), en 1963,
definió las siguientes actividades:
19
b. Investigación aplicada, orientada a la aplicación práctica del conocimiento y que comprende
proyectos de investigación dirigidos al descubrimiento de nuevos conocimientos científicos con
objetivos específicos en relación a productos y procesos.
c. Desarrollo tecnológico, como el uso sistemático del conocimiento científico encaminado a la
producción de materiales, dispositivos, sistemas o métodos útiles con inclusión de diseños y
desarrollo de prototipos y procesos.
La falta de una distinción clara entre investigación básica, aplicada y desarrollo tecnológico es una
consecuencia lógica de la naturaleza propia de la investigación, puesto que, en algunos casos, un proyecto
puede contener elementos de los tres. Existe también un traslado natural de una forma a otra sin una línea de
demarcación definida.
La Academia de Ciencias alemana hace, en cambio, mayores distingos y habla de una ciencia básica,
ciencia básica orientada, ciencia aplicada y desarrollo. Sin embargo, se estima que con la definición de la
NSF dada, queda el punto suficientemente claro.
19
Latinoamérica paga anualmente el equivalente a 7.000 millones de dólares por concepto de royalties
y patentes. Si bien es cierto que una proporción significativa de esta cifra corresponde al uso de marcas
comerciales, hay que considerar, por otra parte, las compras indirectas de investigación por adquisición de
equipos, ya que se está pagando la investigación y desarrollo que su fabricación involucra. Esto da una idea
del volumen de la “industria del descubrimiento” (Cañas y Couyoumdjian, 1979 (12)).
Junto con recordar la alta rentabilidad de la investigación científica y el desarrollo tecnológico es
necesario, a este nivel, caracterizar esta nueva “industria del descubrimiento”. Difiere de las industrias
tradicionales, en que su producción son las nuevas ideas, nuevos procesos y nuevos avances en el
conocimiento científico. Difiere también con la industria tradicional en que, a pesar de un arduo trabajo,
puede darse la ausencia de nuevos avances tangibles o, incluso, en el caso de algunos descubrimientos, puede
no determinarse el “valor” del resultado. Tal vez lo más importante aquí sea la normal incertidumbre que
existe entre la producción y el esfuerzo invertido. Sin embargo, es necesario destacar que, a pesar de esta
incertidumbre, la “industria del descubrimiento” sigue siendo en términos generales una de las industrias
más rentables de la actividad económica y pareciera difícil, si no imposible, pretender desarrollar un país sin
ésta. Este factor, sin embargo, aunque necesario, no es suficiente para lograr el desarrollo económico.
Por otra parte, al hablar de beneficio económico de la investigación, es necesario tomar en cuenta
que no todas las investigaciones tendrán la misma rentabilidad. Así, por ejemplo, un problema tan amplio
como el de investigación agrícola permite dar una idea de la rentabilidad global. La investigación agrícola
aplicada es un proceso de generación de conocimientos cuyo propósito final es producir tecnología utilizable
por el agricultor. Es un proceso en cadena, en el cual muchos resultados de fases previas son insumos para
las que siguen. Lograrlos en forma de tecnologías aplicables requiere tiempo, pudiendo tardar una década o
más en producirse. Además, la búsqueda de nuevas tecnologías necesariamente procede dentro de las
fronteras permitidas por el conocimiento científico existente, lo que sugiere la necesidad de ampliar estas
fronteras simultáneamente a través de la investigación básica, aplicada y el desarrollo tecnológico. En esto
consiste básicamente la investigación científica y, en este caso específico, la investigación científica agrícola.
La importancia económica de este tipo de investigación, como fuente de tecnología aplicable, reside en que
permite la utilización de recursos productivos más baratos y abundantes en sustitutos, y otros más caros y
escasos. Además, nivela la restricción sobre el crecimiento de la producción que imponen los usos rígidos de
ciertos recursos. Hoy día es ampliamente reconocido el papel que desempeña la investigación agrícola y la
importantísima contribución que ha hecho al desarrollo mundial en el curso de este siglo, particularmente en
las últimas tres o cuatro décadas. En los Estados Unidos, por ejemplo, los rendimientos de maíz han
aumentado de 15,3 quintales por hectárea a principios de los años 30 a 64,4 quintales por hectárea en 1978,
de tal modo que, si bien la superficie sembrada de este cereal disminuyó en 36% entre esos años, la
producción total aumentó en casi tres veces. Algo similar, aunque no tan espectacular, ha ocurrido con el
total de la producción agropecuaria de ese país En Japón, entre tanto, los rendimientos de arroz aumentaron
de 29,8 quintales por hectárea en 1938 a 39,7 entre 1963 y 1967.
Los resultados de Arndt y Ruttan (1975 (13)) muestran una rentabilidad o una tasa interna de retorno
promedio de la investigación científica en el área agropecuaria de un 46%. (Ver cuadro).
Este resultado, en general, no se discute, y es así como en el crecimiento de la producción agrícola la
tecnología se considera elemento indispensable. En general, la inversión en investigación ha sido una
actividad socialmente muy rentable. Sin embargo, surgen algunos interrogantes. Por ejemplo, Echeverría
(1979 (14)) afirma que no cualquier proyecto produce rentabilidad; de ahí la necesidad de evaluar, justificar
y, aún más, anticipar resultados, porque desde el punto de vista del sector público obviamente la
investigación compite con otros usos también prioritarios.
Por su parte, Schultz (1979 (15)) plantea que es imposible anticipar totalmente los resultados de la
investigación y, por consiguiente, es difícil hacer una evaluación precisa de la rentabilidad económica de un
proyecto de investigación. Muchos de éstos van a fallar o se van a interpretar como fracasos. Todo esto, tal
como lo plantean Armijo y Cañas (1978 (l6)), se debe a que no es uno el criterio de optimización, sino que
realmente, para poder hablar de prioridades en investigación, se debe usar aquellas técnicas de criterios
múltiples en las que el término óptimum debe reemplazarse por el satisfactum.
19
EE.UU. Aves 1915-60 21 -25
México Trigo 1943-63 90
México Maíz 1943-63 35
Sudáfrica Azúcar caña 1945-62 40
Brasil Algodón 1924-67 77
Colombia Arroz 1957-62 60-82
Colombia Soya 1960-71 79-96
Colombia Trigo 1953-73 11-12
EE.UU. Agricultura global 1947-52 51
EE.UU. Agricultura global 1967-72 34
Todo lo anterior no difiere fundamentalmente entre un país desarrollado y uno en vías de desarrollo.
Sin embargo, a juicio de los autores, la responsabilidad que el investigador asume en una nación en vías de
desarrollo es diferente. Tanto el cultivo de la ciencia como la formación del investigador significan un
esfuerzo social considerablemente mayor debido, entre otras razones, a la presión de necesidades
apremiantes tales como desnutrición, desempleo y falta de educación. Del mismo modo que el Estado debe
destinar los fondos necesarios para la investigación, incluyendo la formación de nuevos investigadores,
también éstos deben tener siempre presente el compromiso social que adquieren por este mismo hecho. El
costo de formación del investigador, en términos del producto nacional bruto, es proporcionalmente mayor e
incluso puede serio en términos absolutos cuando incluye perfeccionamiento en el exterior financiado desde
el país.
Consideraciones como las anteriores implican una responsabilidad social frente a la comunidad que
se agrega a la tarea propia del científico. De esta manera, el investigador de un país en desarrollo tiene –entre
otras– las siguientes responsabilidades:
19
Todas estas actividades pueden aparecer en un organigrama a iguales o semejantes niveles; sin
embargo, la importancia o prioridad que una universidad otorgue a cada una de ellas no debe confundirse
con el lugar que ocupe en dicho organigrama.
No todas las funciones o actividades que se realizan en una universidad son funciones propias, a
pesar de que pueden ser necesarias.
En base a lo anterior, se pueden distinguir tres categorías de funciones o actividades que
normalmente realizan las universidades.
Son aquellas que corresponden al quehacer propio de la universidad y definen su razón de ser. Sin
éstas, la universidad deja de existir como tal. Las funciones esenciales son, a juicio de los autores, sólo dos:
la investigación y la docencia. Juntas conforman la función académica propiamente tal, que tiene como
objetivo crear, analizar, criticar, renovar y transmitir los conocimientos superiores del hombre.
Si estas dos funciones esenciales de una universidad no son el centro y la razón de ser de ella, se
pone seriamente en peligro su estabilidad, sometiéndola a potenciales riesgos de destrucción.
Por otra parte, cuando se afirma que las funciones fundamentales de una universidad son la
investigación y la docencia, no se está indicando que la investigación sea más importante que la docencia o
viceversa. Ambas tienen igual importancia. No puede haber universidad si la docencia que se imparte no está
respaldada y complementada en la integración científica, y si la investigación y sus resultados no son
adecuadamente transmitidos.
La docencia universitaria difiere de la docencia secundaria en que se apoya, al menos en parte, en el
propio laboratorio. Si la docencia superior no posee esta característica, debería hablarse más bien de
docencia terciaria, lo que indicaría más exactamente una característica secundaria, pero de nivel superior.
La docencia y la investigación científica son actividades que se favorecen mutuamente. Una
institución carente de una de ellas no es propiamente una universidad. Una universidad sin investigación sólo
puede impartir docencia repetitiva. Es importante saber enseñar o transmitir conocimientos, pero más
importante aún es saber lo que se está enseñando, lo cual se logra en forma activa y profunda a través de la
investigación.
El profesor universitario debe estudiar permanentemente. El conocimiento del estado actual de su
especialidad garantizará una docencia a nivel adecuado. Existen carreras en las universidades
latinoamericanas que no son propiamente universitarias, lo que implica una docencia no universitaria. Las
universidades deberían reconocer el tipo de docencia que les es propia y tender a eliminar el resto.
La universidad, finalmente, debe procurar impartir la teoría de hoy con su correspondiente respaldo,
fundamentalmente empírico, y sus aplicaciones tecnológicas más trascendentes con el objeto de formar los
profesionales que el país requerirá en algunos años plazo. Esto no puede lograrse si no existe una buena
investigación científica institucional (Cañas et al., 1979 (17)).
2. Funciones complementarias
Son aquellas funciones que por las características y estructuras de cada país han desarrollado las
universidades como consecuencia de una necesidad regional o nacional, pero que no son necesariamente
funciones propias de una universidad. Ejemplo de éstas son los conjuntos corales y de música sinfónica y
cámara, radioemisoras, canales de televisión, conjuntos de teatro, etc.
Es indudable que todas estas actividades debieran existir a nivel regional y nacional –sería lo
aconsejable–; sin embargo, no son necesariamente funciones propias de la universidad. Por otra parte, si la
universidad deja de cumplir estas funciones, alguien deberá hacerse cargo de éstas por el beneficio innegable
que ellas representan.
Son aquellas actividades que la universidad debe realizar para lograr que sus funciones propias
puedan desarrollarse en la forma más eficaz y eficiente posible.
19
Se pueden mencionar, entre otras, la administración financiera y de personal, las direcciones de
docencia y de investigación y, en general, todas aquellas instancias administrativas que tienen como objetivo
colaborar con el docente y el científico.
Esta tercera categoría, aunque no esencial a la función de una universidad, resulta imprescindible
para que las funciones esenciales se realicen en la forma más adecuada posible.
Esta categorización resulta, por otra parte, bastante evidente; sin embargo, se ha querido enfatizarla
con el fin de lograr una verdadera jerarquización de funciones, ya que muchas veces se confunden al discutir
prioridades y presupuestos.
D. Relación de la investigación universitaria con los demás componentes del sistema científico y
tecnológico del país
Todo plan nacional de desarrollo científico y tecnológico debe plantear la necesidad de que los
esfuerzos del país, en el campo de la ciencia y la tecnología, y de las instituciones que tienen la
responsabilidad de realizar actividad científica y tecnológica y prestar servicios de apoyo a la misma,
combinen su acción de tal modo que configuren un verdadero sistema nacional. Es decir, equivale a señalar
la necesidad de que se alcance una situación en que los recursos que el país destina a ciencia y tecnología se
utilicen del modo más eficaz y eficiente posible, en tanto que las distintas actividades que esos recursos
permitan realizar sean complementarias, acumulativas y de alta relevancia para el desarrollo nacional,
entendido éste en sus aspectos económico, educacional, social y cultural.
Para alcanzar la situación descrita se puede optar entre dos alternativas de conducción del desarrollo
científico y tecnológico básicamente distintas:
Parece lógico afirmar que el sistema científico y tecnológico de un país debe organizarse según las
mismas normas que rigen los restantes sistemas que conforman la realidad de ese país. En base a lo anterior
y considerando la realidad latinoamericana, sólo se discutirá aquí la primera alternativa, es decir, el caso de
organismos encargados de coordinar el sistema científico nacional.
Dentro de esta perspectiva se ha considerado que la universidad, en su quehacer científico y
tecnológico, va más allá de la investigación vinculada a sus fines docentes inmediatos y debe tener presente
las características y problemas que presenta el conjunto del sistema científico y tecnológico nacional para
fijar los criterios de orientación y las políticas definidas a su actividad de investigación.
En un sistema científico y tecnológico nacional pueden distinguirse tres grandes grupos de
instituciones que, considerando un rango apreciable de características que les son propias y la diferencian,
admiten ser considerados como Subsistemas. Estos serían:
i. El Subsistema universitario.
ii. El subsistema estatal.
iii. El Subsistema privado.
La estrategia global de desarrollo nacional debe contemplar “reglas del juego” que determinen la
adopción de decisiones en forma descentralizada. La acción de cada Subsistema debe ser autónoma; sin
embargo, debe haber una orientación fundamental que permita una combinación óptima de esfuerzos y
recursos para obtener resultados en forma adecuada.
Para que se dé esta coordinación existen ciertas condiciones que podrían considerarse favorables
para que ella se produzca. Además, deberían cumplirse ciertos requisitos para que fuera mayor y se puedan
utilizar ciertos instrumentos para facilitarla o inducir su fortalecimiento (Cañas y Pinto, 1978 (18)).
En esta oportunidad sólo se indicarán cuáles deberían ser, a juicio de los autores, las principales
funciones que debe cumplir un organismo encargado de coordinar el sistema científico y tecnológico
nacional.
1
19
i) Facultades para convocar a los integrantes del Sistema: Un Sistema adecuado debe permitir la
búsqueda de planteamientos de consenso para la solución de problemas de interés común nacional, o la
proposición de políticas que actúen en pro del desarrollo científico y tecnológico nacional. Esta facultades
las debe ejercer por propia iniciativa, a petición de cualquier integrante del Sistema o, incluso, a petición de
integrantes externos al Sistema. Puede mencionarse aquí, por ejemplo, lo que está haciendo Chile en relación
a diversos asuntos de interés común para los componentes del Sistema:
● Participación del país en diversos estudios relativos al medio ambiente, donde se tienen en
funcionamiento varios comités vinculados a distintos proyectos del programa “Hombre y
Biosfera” (Man and Biosphere o MAB), que es realizado con el apoyo de UNESCO y PNUMA.
● Coordinación de acciones, a nivel internacional, que permitan reforzar el conocimiento del
estado de desarrollo científico del país. Así, se ha constituido un comité que organizará la
conmemoración del sesquicentenario de la expedición de Darwin a América del Sur.
● Coordinación, a nivel nacional, de diversos proyectos relacionados con el análisis de los
procesos de desertificación, para lo cual se ha establecido un Comité Nacional de
Desertificación.
● Formación de equipos de científicos para estudiar programas de desarrollo científico y
tecnológico.
ii) Administración de los recursos de cooperación técnica internacional de procedencia o destino
oficial: Este mecanismo debe permitir la aplicación de una serie de medidas de coordinación a través del
proceso de selección necesario para adoptar decisiones sobre la asignación de estos importantes recursos.
iii) Establecimiento de una red nacional de información científica y tecnológica: Esta función del
organismo de coordinación del sistema científico y tecnológico del país debiera permitir coordinar en mejor
forma la información existente en el país y, por consiguiente, ayudar en forma expedita a la docencia e
investigación del sistema nacional.
Es común en América Latina la existencia de numerosas bibliotecas, pero dotadas en forma
incompleta. Una red nacional de información permitiría poner a disposición de los científicos toda la
información disponible a nivel nacional, lo que contribuiría a una mejor coordinación entre las partes del
sistema.
iv) Administración de un fondo nacional de desarrollo científico y tecnológico: El objetivo de un
fondo nacional de desarrollo científico y tecnológico debe ser fomentar la ciencia y la tecnología en el
ámbito nacional. El organismo de coordinación no debiera conducir necesariamente la investigación por sí
mismo, sino contribuir a su financiamiento a través de concursos anuales de proyectos de investigación
científica y tecnológica. Esta asignación de recursos debiera ser temporal (mientras dure el proyecto) y los
fondos ser canalizados a través de los conductos normales de investigación institucionales.
E. Características que debe tener el organismo de coordinación del sistema nacional de ciencia y
tecnología
i) Un Director Ejecutivo
1
19
ii) Un Consejo General.
iii) Comisiones especializadas.
El Director Ejecutivo debiera ser un científico con capacidad administrativa, nombrado por el
Presidente de la República y tener como funciones:
El Consejo General deberá ser presidido por el Director Ejecutivo e incluir representantes de los
principales subsistemas de investigación nacional, tales como universidades, institutos de investigación,
sector productivo y comunidad científica en general.
Este Consejo General debería tener como funciones:
El número de Comisiones especiales sería variable y estarían integradas por científicos de cada
especialidad, velándose porque las comisiones incluyan representantes desde las ciencias básicas hasta las de
aplicación tecnológica.
Estas comisiones deberían tener como función la de asesorar e informar al Director Ejecutivo y, a
través de él, al Consejo General en materias que digan relación con el área de su competencia.
El financiamiento de este organismo de coordinación debería garantizarse por ley de la Nación,
asignándose los recursos en base a una cifra representativa de crecimiento o de desarrollo nacional, como ser
el producto nacional bruto u otro esquema.
Sistemas como el propuesto permiten asegurar un funcionamiento de la investigación científica y
tecnológica autónomo y libre de presiones contingentes, esencialmente técnico y productivo.
19
BIBLIOGRAFÍA
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y J. Lavados, editores), Corporación de Promoción Universitaria (1978).
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contexto nacional en ciencia y tecnología”, Documento de trabajo. Reunión Comité Fundación Chile
(mayo 23 de 1978).
19
6. REGULACIÓN JURÍDICA DE LA ACTIVIDAD CIENTÍFICA Y
TECNOLÓGICA*
IVÁN LAVADOS MONTES**
PATRICIA NÚÑEZ FIGUEROA***
Sistema de propiedad industrial
Desde tiempos pretéritos el hombre ha intentado definir ciencia, determinar el sentido y alcance de
esta locución que pareciera ser absolutamente inteligible en el lenguaje común, pero difícil de explicar y
aprehender desde un punto de vista ontológico.
Intentos como el que describimos los encontramos ya en la filosofía antigua, bástenos recordar el
diálogo que Sócrates mantiene con Teeteto, en el diálogo “Teeteto, o de la Ciencia”.
Una interesante ilustración del problema lo realiza Bunge, en su libro sobre investigación científica7
quien, a través de un cuento, trata de ilustrar los distintos aspectos que engloba la ciencia y el quehacer
científico, el que resumidamente dice así:
“Habiendo cuatro sabios del reino regresado de un largo viaje, le explicaban a su soberano acerca de
la “cosa rara” que existía en otros reinos. Uno decía que la “cosa rara”, que llamaban ciencia, podía registrar y
comprimir todos los hechos, la ciencia era un enorme registro. Indignado el soberano le preguntó a otro de los
sabios y éste le dijo que ciencia no era un registro pasivo, sino un atareado molino de información que absorbía
toneladas de datos en bruto y los elaboraba y presentaba en forma ordenada. El tercer sabio le dijo que la
ciencia era como un juego esotérico, los que jugaban establecían sus reglas y las cambiaban de vez en cuando
de un modo misterioso. Nadie sabía a qué jugaban ni con qué fin, pero era necesario admitir que la ciencia era
como el lenguaje de un juego. No convencido el soberano en cuanto a qué era esta “cosa rara” le preguntó al
cuarto sabio, quien le contestó que la “cosa rara” era un hombre que meditaba y ayunaba, tenía visiones e
intentaba probar que eran erradas. Todos estos sabios fueron en definitiva decapitados por no poder explicar lo
que era la ‘cosa rara’”.
No obstante ser la ciencia un concepto de difícil definición, existe a lo menos una cierta uniformidad
de criterios en cuanto a los elementos que la caracterizarían: “conocimiento racional, sistemático, exacto y
verificable”8.
En esencia, la ciencia sería “conocimiento”, pero un conocimiento con características especiales.
Este conocimiento puede estar o no “dominado”, pero una vez dominado, y por consiguiente
organizado en un conjunto de otros conocimientos, éste puede ser “utilizado” en la producción; esto sería lo
que llamamos tecnología9.
En este sentido, la mayoría de los autores concuerda con la noción de que la actividad tecnológica
estaría orientada a producir bienes y servicios de utilidad económica, social y política10.
7
Bunge M. (1973). “La Investigación Científica”, citado por los profesores Raúl Cañas y Jaime Lavados, documento de
trabajo “Aspectos Básicos de la Gestión Tecnológica”, Curso de Gestión Tecnológica PNUD/SECAB/CINDA, 1989.
8
Bunge M.. “La ciencia, su método y su filosofía” (1975).
9
Jaime Lavados y Raúl Cañas. “Aspectos básicos de la Gestión Tecnológica”, PNUD/SECAB/CINDA (1989).
10
Gustavo Cadena, Mario Waissbluth, José Luis Solleiro. “Diseño y Administración de Proyectos de Innovación
Tecnológica”, documento de trabajo “Curso de Gestión Tecnológica”, PNUD/SECAB/CINDA (1989).
1
19
Las razones por las cuales el Derecho protege la actividad intelectual que se plasma en el ámbito
científico y tecnológico, son variadas.
Compartimos en este sentido el criterio de la mayoría de los autores, quienes consideran que existen
relaciones entre ciencia, tecnología y desarrollo, siendo, en definitiva, tanto la ciencia como la tecnología,
importantes herramientas para el mejoramiento de las condiciones de vida de los pueblos.
Donde existen divergencias es en cuanto a la forma en que el Derecho debe entrar a regular las obras
humanas aplicables al ámbito científico y tecnológico, tema que no abarcaremos. Bástenos sí destacar
nuestra primitiva premisa: ciencia y tecnología son elementos indispensables para mejorar la calidad de la
vida humana en el mundo moderno.
El régimen de protección de la actividad original del intelecto, desde un punto de vista jurídico, se
divide en dos grandes ramas. Por una parte los derechos de autor, que incluyen toda creación artística y
literaria y, por la otra, la propiedad industrial, que incluye las invenciones y signos distintivos.
11
Vladimir García-Huidobro Amunátegui. “Legislación sobre Propiedad Industrial. Análisis, jurisprudencia y guía
práctica”. Editorial Jurídica (1992).
12
Rafael Fernández Concha, “Filosofía del Derecho”, citado por José Luis Cea E., en “Tratado de la Constitución de
1980”(1988).
13
Robustiano Vera. “Código Civil Chileno Comentado y Explicado”, citado por José Luis Cea, op. cit.
1
19
Es así como se ha sostenido que “la protección otorgada por la Propiedad Industrial se entiende en
función de los derechos exclusivos para explotar industrial y comercialmente una patente, una marca o los
secretos tecnológicos”14.
En definitiva, y teniendo presente los elementos anteriormente señalados, la Propiedad Industrial
puede definirse como el conjunto de instituciones jurídicas a través de las cuales se reconoce a los
particulares el uso exclusivo de conocimientos, formas o signos que, originados en el intelecto humano y
revistiendo un carácter científico o tecnológico, son susceptibles de ser aplicados al ámbito industrial.
El contenido de la propiedad industrial comprendería dos aspectos: las nuevas creaciones y los
signos distintivos. Las nuevas creaciones incluyen las patentes de invención, dibujos y modelos industriales.
Los signos distintivos comprenden los nombres comerciales, enseñas y marcas15.
Para la doctrina, la propiedad industrial revestiría la misma calidad jurídica que la que recae sobre
cosas materiales, sin embargo, sus peculiaridades y especial tratamiento surgirían de la naturaleza de las
cosas sobre las cuales se aplica, de carácter inmaterial y producto del trabajo intelectual16.
La importancia con que los distintos ordenamientos jurídicos consideran el sistema de propiedad
industrial, por lo menos a nivel latinoamericano, queda demostrada en el hecho de que ya en el siglo pasado
trece países del continente contaban con normas sobre la materia: Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica,
Cuba, Chile, México, Venezuela, etc.17
Por otra parte, la mayoría de los países de la región están vinculados a tratados regionales,
subregionales y bilaterales sobre propiedad industrial.
Los siguientes pertenecen al Convenio de la Organización Mundial de la Propiedad Industrial o al
Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial: Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica,
Cuba, El Salvador, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Chile.
14
José Luis Solleiro. “Administración de Proyectos de Innovación Tecnológica”. UNAM (1986).
15
Clara de Jaimes. “Patentes de invención, dibujos y modelos industriales”, en “Las patentes y las marcas en la
producción y el comercio”. SAIT (1987).
16
A. Alessandri y M. Somarriva. “Curso de Derecho Civil. Tomo II”, redactado por A. Vodanovic (1974).
17
Amplios antecedentes sobre el particular se encuentran en “La Situación de la Propiedad Industrial en los países de
América Latina”. OMPI (1981).
18
Carlos Correa. “Reflexiones del Sistema Internacional de Propiedad Intelectual: implicaciones para América Latina”,
en “Tecnología, Comercio y Desarrollo en América Latina en los 90. Reflexiones de Caracas”. PRODEC-UNCTAD
(1990), y “Propiedad intelectual, innovación tecnológica y comercio internacional”, Centro de Economía Internacional,
Buenos Aires (1988).
1
19
que sólo se apliquen en una “emergencia racional” y sólo durante su existencia, o para
remediar una violación, determinada por sentencia firme, de leyes antitrust.
En cuanto a la duración de las patentes, los países desarrollados reclaman un plazo mínimo
de veinte años desde la solicitud.
b. En el área de las marcas, los países industrializados coinciden en que su adquisición puede
basarse en el registro o el uso, propiciando particularmente la adquisición por el uso de la
marca.
Por otro lado, una de las principales demandas de los países industrializados se centraría en
la protección de las “marcas notorias”, incluso respecto de productos o servicios que no son
similares a los protegidos.
Finalmente, otro tema de potencial controversia sería la necesidad, impulsada por los países
industrializados, de reconocer las marcas de servicios, privilegio que no existe en algunas
legislaciones de los países no industrializados.
En síntesis, los cambios propiciados miran a que las legislaciones de propiedad industrial a
nivel mundial sean más homogéneas, lo que se explicaría, como lo señaláramos
precedentemente, en la actual globalización de la economía a nivel mundial, producto de la
apertura de los mercados nacionales.
El escenario de discusión de estos trascendentales temas estaría actualmente centrado en las
negociaciones del GATT, donde, en un futuro próximo, veremos el fruto de dichas
negociaciones probablemente expresado en la modificación de muchas de las legislaciones
de propiedad industrial de los países de la región.
En las páginas que siguen nos abocaremos al estudio de las principales instituciones que constituyen
la propiedad industrial: patentes y modelos de utilidad, marcas, y modelos o diseños industriales,
determinando las características de cada una de ellas y principalmente su tratamiento jurídico, tanto a nivel
internacional como nacional, y en este último caso, analizando las normas constitucionales, legales y
reglamentarias actualmente vigentes en nuestro ordenamiento jurídico en estas materias.
1. Concepto y características
19
Arthur Camara Cardozo. “Consideraciones sobre el tema de la protección tecnológica en los países en desarrollo” en
“Tecnología, Comercio y Desarrollo en América Latina en los 90. Reflexiones de Caracas”. PRODEC-UNCTAD
(1990); P.C. Breur Moreno “Tratado de Patentes de Invención”, Buenos Aires (1957).
20
Clara de Jaimes, op. cit.
1
19
En definitiva, la conducta normada a través del sistema de patentes “es la innovación tecnológica, la
incorporación al sector productivo de tecnologías originadas interna o externamente, en tanto sean materias
de registro en el país de aplicación”21.
La patente es un documento emitido, a solicitud, por una oficina gubernamental o regional que
describe una invención y crea una situación jurídica en la que la invención patentada puede normalmente ser
explotada sólo con la autorización del titular de la patente. Sin embargo, es necesario destacar que la
protección que confiere la patente está limitada en el tiempo, es esencialmente “temporal”.
Existe, también, en materia de patentes, un privilegio especial que se concede en el caso de
“invenciones menores”, denominado modelos de utilidad. De allí que todo lo expresado en este capítulo en
materia de patentes es aplicable a los modelos de utilidad, con excepción de las situaciones que se señalan.
3. La patente presenta las siguientes características generales:
Esta última característica es sin perjuicio de los tratados multi o bilaterales que pudiesen alterar el
sistema.
4. El sistema de regulación de patentes ha sido objeto de fuertes críticas, particularmente en el
ámbito latinoamericano. Resumiendo los principales argumentos esgrimidos en contra del sistema que
atribuye derechos de propiedad al autor de un invento a través de una patente, podemos señalar22:
a. Los beneficios que conlleva una innovación son básicamente sociales y, sin embargo, la patente
es un derecho de propiedad en exclusiva que se concede a un único individuo u organización. De
esta manera el propietario de una patente adquiere el monopolio en la elaboración del producto o
en la utilización del proceso amparado.
b. En los países en desarrollo, las patentes no cumplirían el rol de posibilitar el conocimiento
público de las principales innovaciones tecnológicas. Ello porque, desde esta línea de
pensamiento, por definición estos países funcionarían a la zaga del proceso tecnológico
internacional. Los productos y procesos que se introducen serían réplica de productos y procesos
ya comercializados en el exterior. Por otra parte, en los países desarrollados existe la tendencia
de no patentar las invenciones más “de punta”, precisamente para no permitir a los competidores
el conocimiento de los nuevos inventos.
c. La igualdad de tratamiento a los nacionales y extranjeros, sistema adoptado por la mayoría de las
legislaciones de la región, no diría relación con la desigualdad en el potencial científico y
tecnológico, y con la capacidad de invención de los países desarrollados y de los en vías de
desarrollo.
Ello, en cifras, aparece representado por el hecho que el 94% de las patentes mundiales
pertenecen a nacionales de países desarrollados. En los países en desarrollo, sólo el 15% de las
patentes han sido otorgadas a sus nacionales y el 85% restante pertenece a extranjeros. En estos
últimos países sólo se explotan entre el 5% y 10% de ellas23.
d. Finalmente, las patentes, en el caso de los países latinoamericanos, tenderían a constituirse en
“meros monopolios de importación” impuesto por grandes empresas multinacionales.
21
INTAL - 1982.
22
Carlos Contreras, “Transferencias de Tecnología a países en desarrollo”, ILDIS (1978). Jorge Katz, “Patentes,
Corporaciones Multinacionales y Tecnología”, Desarrollo Económico, Vol. 12, Nº 75. Francisco Sagasti y Mauricio
Guerrero, “El Desarrollo Científico y Tecnológico de América Latina” (1974). Francisco Caballero y Amparo Urbano,
“El sistema de patentes como mecanismo de asignación de derechos de propiedad”, Revista Economistas No 38, junio-
julio, 1989.
23
Fuente: Documento UNCTAD, TD/B6AC/11/19 rev./pág. 44 (1983).
1
19
Sin embargo, a pesar de las severas críticas mencionadas, la posibilidad de eliminar el sistema de
patentes no ha sido planteada en forma seria. Aún más, existe una fuerte tendencia a destacar los méritos del
sistema de patentes, sobre todo en la última década. Entre las principales ventajas que se destacan
encontramos las siguientes24:
2. Orientación internacional
24
Clara de Jaimes, op. cit. José L. Zepeda Peña, “El Sistema de Patentes”, en “Las patentes y las marcas en la
producción y el comercio”, SAIT (1987).
25
Francisco Caballero y Amparo Urbano. “El sistema de patentes como mecanismo de asignación de derechos de
propiedad”, en Revista Economistas, Nº 38, año VII, junio-julio 1989.
26
JUNAC. Presentación del Reglamento de Propiedad Industrial a la Comisión, noviembre, 1973.
27
Véase M. Porzio, O. Agüero y S. Escudero en “Propiedad Industrial y Transferencia de Tecnología”, Curso de
Gestión Tecnológica PNUD/SECAB/CINDA (1989).
1
19
como “Unión o Convenio de París” (lugar donde se firmó la Convención de 20 de marzo de 1883), verdadera
piedra angular del sistema internacional de propiedad industrial.
Tres años más tarde se crearía la “Unión para la protección de las obras literarias y artísticas”,
conocida como la “Unión de Berna”.
El Convenio de París ha sido objeto de múltiples revisiones, en Bruselas en 1900, en Washington en
1911, en La Haya en 1925, en Londres en 1934, en Lisboa en 1958, en Estocolmo en 1967 y finalmente fue
enmendado en 1979.
Al contrario de lo que pudiere pensarse, el Convenio de París no regula el “fondo” de las
instituciones de propiedad industrial ni entra en definiciones de los distintos conceptos o elementos que la
constituyen, así como tampoco establece los derechos que corresponden a los titulares de los distintos
medios de protección. Simplemente se limita a señalar un ámbito de protección, enumerando las diversas
instituciones que conforman la propiedad industrial y estableciendo una obligación general para los Estados
miembros de tener una legislación interna y una organización administrativa en materia de propiedad
industrial.
La Convención se centra en el establecimiento de algunos principios y normas básicas, entre las
cuales destacan las siguientes28:
a. Igualdad de tratamiento.
Los nacionales de cualquier país signatario del Convenio gozan en todos los demás países de la
Unión de la misma protección acordada por los Estados a sus propios nacionales.
b. Derecho de prioridad (que para algunos constituye la razón de ser del Convenio).
Toda persona que haya presentado una solicitud de patente con los requisitos legales
correspondientes en uno de los países de la Unión, goza de un derecho de prioridad válido por
doce meses para reclamar iguales derechos en otros países.
d. Importación de bienes.
La importación de bienes producidos en cualquiera de los países de la Unión con la tecnología
inventada, que realice el titular de la patente, no produce la caducidad de la misma.
e. Licencias obligatorias.
Cada país puede legislar con el objeto de conceder licencias obligatorias, cumpliéndose
determinados requisitos.
f. Período de gracia.
Debe existir un período de gracia no inferior a seis meses para el pago de los derechos prescritos
para conservar la patente.
El Convenio de París regula además otros aspectos, tales como: el derecho del inventor para ser
mencionado como tal en la patente, la posibilidad de obtener un privilegio, aunque el producto patentado u
obtenido por un proceso patentado esté sometido a restricciones de venta y la obligación de explotación de la
invención.
Además forman parte del sistema internacional de patentes otra serie de convenios, entre los cuales
es necesario destacar:
28
Carlos Contreras. “Transferencia de Tecnología a países en desarrollo”. ILDIS (1978).
1
19
2. El Acuerdo de Madrid para la Represión de las Falsas Indicaciones de Origen de Productos
(1891), de la cual son miembros 32 Estados.
3. Tratado de Cooperación en Materia de Patentes, celebrado en Washington en 1970, reservado
para países miembros del Convenio de París, que cuenta con 49 Estados miembros.
4. Tratado de Budapest, sobre el reconocimiento internacional del depósito de microorganismos a
los fines de procedimiento en materia de patentes (1977), reservado para países miembros del
Convenio de París, y del cual son miembros 23 Estados.
5. Constitución de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (1979). En virtud de esta
Convención se creó la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI).
2.2. Regulación Jurídica del Sistema de Patentes en América Latina. Principales Orientaciones
a) Títulos otorgados
En todos los países de la región se conceden patentes de invención como títulos de protección de los
derechos del autor sobre su invento. Pero además existen otros títulos de protección:
19
● Títulos especiales destinados a proteger las mejoras o perfeccionamientos efectuados a una
invención.
● Patentes precautorias o precaucionales, que se conceden a quien investiga un futuro y posible
invento aún no concretado, con el objeto de evitar que un tercero, durante el período de
investigación, se adelante y patente la referida invención.
● Patentes de reválida o confirmación, que se otorgan al titular de una patente en el extranjero.
● Patentes de introducción y de importación, que permiten importar con exclusividad los productos
que incorporen la innovación patentada.
● Patentes sobre modelos de utilidad, que constituyen una forma de protección jurídica existente
en ciertos países en los que se distingue entre “invenciones importantes”, amparadas por
patentes, e “ invenciones pequeñas” o de “menor importancia”, amparadas precisamente por
modelos de utilidad.
● Certificados de autor de invención o certificados de inventor, que son documentos emitidos a
nombre de los inventores a quienes se les reconoce su calidad de tales, pero sus derechos
exclusivos sobre la invención pasan a poder del Estado, a cambio de una recompensa honorífica.
● Resguardo o protección a procedimientos tecnológicos secretos.
Los requisitos que se exigen para el otorgamiento del derecho son los siguientes:
Las materias excluidas de protección son susceptibles de ser clasificadas en dos grupos:
Las principales materias excluidas de protección por disposiciones específicas son aquellas que dicen
relación con: planes financieros, productos farmacéuticos y análogos, descubrimientos puramente científicos,
productos alimenticios, dietéticos, métodos quirúrgicos y terapéuticos, las variedades vegetales o razas
animales.
En general se otorgan títulos especiales para las patentes extranjeras que se presentan para la
obtención de una patente en otro país, ya sea bajo la denominación de patentes de reválida, confirmación u
otra semejante.
19
En Bolivia, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Perú y Venezuela se reconoce un derecho de
prioridad o un período de gracia de un año, independientemente de los tratados aplicables, para que el titular
de una patente en el extranjero pueda presentar una solicitud de patente para la misma invención en el país.
1. En todos los países de la región es necesario, por imperativo legal, presentar una descripción
suficiente y completa de la invención, así como los dibujos pertinentes.
Además de este requisito general, en ciertos ordenamientos jurídicos se establecen otros
requisitos, tales como:
● Necesidad de que la descripción o exposición de la invención sea suficiente para que ella pueda
ser puesta en práctica.
● Indicación en la descripción de por lo menos un ejemplo de cómo llevar a la práctica la
invención, o bien de la mejor manera conocida por el solicitante para ejecutarla.
2. Los exámenes de que pueden ser objeto las solicitudes son de dos tipos:
a. Exámenes de forma: en los que sólo se analiza si la solicitud misma cumple con los requisitos
legales establecidos para su presentación ante la autoridad competente.
b. Exámenes de fondo: se entra directamente al estudio de los antecedentes que permiten
determinar si se está en presencia de un invento susceptible de ser patentado (novedad,
aplicabilidad industrial, etc.).
En Latinoamérica encontramos dos tendencias: efectuar exámenes de fondo y forma, o bien sólo de
forma, como ocurre en tres países (Bolivia, Panamá y República Dominicana).
Las publicaciones se efectúan en el Diario Oficial, diarios de gran circulación en el país, o bien en
boletines o gacetas publicados por la respectiva oficina de propiedad industrial.
19
● El establecimiento de un período fijo, de 1 a 20 años.
● El establecimiento de períodos de vigencia variables que se regulan según lo solicitado por el
interesado.
Con respecto a patentes y otros títulos basados en patentes solicitadas u obtenidas en el extranjero, el
período de vigencia normalmente está sujeto a la duración del derecho en el extranjero.
Estos plazos de duración, por regla general, se cuentan desde la fecha de concesión de los derechos o
expedición del título.
El principio básico, seguido por la mayoría de los países, es el de pagar anualidades para mantener
vigentes los derechos.
2. En materia de expropiación de los derechos emanados de una patente se siguen dos sistemas
diversos:
3. Con la sola excepción de Chile y Paraguay, en todos los países de la región se exige la explotación
industrial de la invención dentro de determinados plazos.
La falta de explotación industrial en el plazo determinado por el legislador da lugar a la caducidad
del derecho, la posibilidad de que terceros obtengan licencias no voluntarias que les permitan explotar la
invención, o bien, a ambas medidas alternativamente.
4. En cuanto a la posibilidad de importar productos que incorporan o que hayan sido fabricados de
acuerdo con la invención protegida, las legislaciones de algunos países establecen importantes limitaciones
en este ámbito, dentro de las cuales destacan las siguientes:
En todos los países se establece la necesidad de inscribir las transferencias de derechos sobre
invenciones en organismos de la administración del Estado, normalmente denominados “Oficinas de
Propiedad Industrial”.
La necesidad de inscribir la transferencia se visualiza como verdadera solemnidad establecida en
atención a la naturaleza del acto o contrato, en términos tales que la omisión de la referida inscripción
acarrea la nulidad absoluta de la transferencia.
En general, de lo expuesto podemos concluir que los derechos del autor sobre las creaciones de su
intelecto, protegidos a través del sistema de patentes, son ampliamente reconocidos y amparados por las
legislaciones de los países latinoamericanos. Sin embargo, estos derechos se encuentran sujetos a
importantes limitaciones. Es así como los derechos otorgados a través de una patente no tienen el carácter de
perpetuos para su titular, aún más, son derechos que conllevan una serie de obligaciones y limitaciones para
el mismo: obligación de explotar industrialmente el invento, imposibilidad de limitar a terceros en su
19
facultad de importar el producto protegido, limitaciones en cuanto a qué tipo de bienes pueden ser objeto de
una patente, etc.
Relacionado con lo expuesto precedentemente, a partir de la década del ‘70 se sostuvo que las
legislaciones latinoamericanas habían ido acogiendo importantes modificaciones en el régimen jurídico del
sistema de patentes, modificaciones destinadas a mejorar el interés social menoscabo en los años anteriores,
debido a la sobreprotección que otorgaban las legislaciones a los propietarios de los conocimientos 29. Al
parecer se había interiorizado la noción de que las leyes de propiedad industrial, entre ellas las normas
reguladoras de las patentes, desempeñan un importante papel en la creación de la infraestructura jurídica e
institucional necesaria para el desarrollo económico, objetivo que sólo se lograría en la medida que tales
leyes y reglamentos se adaptasen adecuadamente a los intereses del país en cuestión30.
Compartimos los criterios enunciados con anterioridad, sin embargo creemos que también es
necesario encontrar el justo término medio que permita, por un lado, conciliar el interés social de lograr
mayores adelantos que signifiquen mejorar las condiciones de vida de los miembros de la sociedad, y por
otro, que eviten que la imposición de excesivas limitaciones y restricciones a los titulares de derechos sobre
un invento provoquen un serio retraso en materia de innovaciones tecnológicas, producto de la falta de
incentivos para el creador de una invención.
B. Sistemas de marcas
1. Concepto y características
1. La marca, desde un punto de vista jurídico, es un signo distintivo que permite a su titular
(fabricante o comerciante) distinguir sus productos o sus servicios de los de la competencia.
En sentido económico, es un signo que tiende a proporcionar a la clientela una mercancía o un
servicio cubierto públicamente con su garantía31.
La OMPI ha definido la marca como un signo que sirve para distinguir las mercancías de una
empresa comercial o industrial. El signo puede consistir en una o más palabras, letras, números, dibujos,
distintivos, etc.
Un Tribunal de Apelaciones de París, en fallo de mayo 29 de 1903, consagró un principio vigente
hasta hoy y cuya importancia radica en haber sostenido el hecho de que la marca es independiente del
nombre o razón social, ya que su individualidad permanece a pesar de los cambios que se suscitan en la
sociedad o persona jurídica propietaria, incluso en casos tales como ser la marca el nombre del fundador de
la sociedad32.
Por otra parte, la utilidad de la marca se manifiesta por su mismo fin, sirviendo para revelar la
procedencia del producto, no es menos útil al consumidor que al fabricante o comerciante: al primero le
permite reconocer el producto que ha merecido su confianza y que desea continuar empleando; al segundo le
da el medio de retener su clientela, estableciendo la reputación de la casa de comercio que suministra los
artículos con esa marca que los clientes reconocen33.
29
Francisco Sagasti y M. Guerrero. “El Desarrollo Científico y Tecnológico en América Latina” (1974).
30
“Plan de Acción Regional para la Aplicación de la Ciencia y la Tecnología al Desarrollo de América Latina”. Comité
Asesor de las Naciones Unidas sobre Aplicación de la Ciencia y Tecnología al Desarrollo (1973).
31
Ives Saint Gal. ‘Política General de una empresa para la Protección y Defensa de sus marcas en el Extranjero”.
32
Fernando Dueñas Sierra. “Las marcas de fábricas y de servicios”, en “Las patentes y las marcas en la producción y el
comercio”, SAIT (1987).
33
Luis Claro Solar. “Explicaciones de Derecho Civil y Comparado”, tomo VI (1930).
34
Santiago Larraguibel Z. “Derecho de Autor y Propiedad Industrial”.
1
19
● Marcas colectivas, que son todo signo visible designado como tal y que sirve para distinguir el
origen o cualquiera otra característica común de productos o servicios de empresas diferentes
que utilizan la marca bajo el control del titular.
● Marcas de reserva y marcas de defensa, cuyo objeto es evitar que una marca importante se
debilite por dilución.
Así, tratándose de una marca de defensa, se procede a registrarla en todos los artículos del comercio.
Al registrar las marcas de defensa en clases no utilizadas por el comerciante, se evitaría la dilución de la
marca principal al ser éstas de defensa iguales a la que se trata de defender.
Asimismo, el comerciante que desee proteger su marca contra imitaciones, puede registrar como
marcas una serie de ellas afines o similares a la que quiere defender. En este último caso estamos ante
marcas de reserva.
3. Las funciones que usualmente se asignan al sistema de marcas son: la de distinción, la de
protección, la de garantía de calidad, la de propaganda y la de indicación de proveniencia35.
La función básica de la marca es la de distinción, la de diferenciación de productos, “existe todo un
proceso que arranca con la diferenciación del producto, continúa con su identificación a través de la marca y
modelo, sigue con la información sobre el producto diferenciado, y termina con el esfuerzo de persuasión
sobre el consumidor.
La marca es pues un eslabón fundamental en esta secuencia: diferenciación-identificación,
información-persuasión36.
Desde el punto de vista del vendedor, sea éste productor o distribuidor, la función de la marca de
identificación del producto con su origen le permite garantizar su experiencia y la calidad de sus productos.
Por otra parte, la marca es la base sobre la cual el vendedor desarrolla la promoción de la venta de sus
productos.
Desde el punto de vista del consumidor, la marca significa una cierta garantía de calidad uniforme
que le simplifica y reduce el costo del proceso de recolección de información y búsqueda del producto
adecuado, puesto que por experiencia, propia o transmitida por otros consumidores, puede asociar marcas
con calidades. La información adicional para tomar la decisión de compra se restringe a la comparación de
precios.
4. La legislación marcaria protege al titular del uso ilegítimo por terceros de los signos empleados
para distinguir sus productos y servicios.
Los mecanismos existentes para proteger al titular de la marca amparan también al consumidor, al
evitarle error en la elección de los productos y servicios que adquiere.
Esta protección al consumidor se expresaría más concretamente en los siguientes aspectos:
a. Las marcas constituyen una garantía de que la mercadería proviene de una fuente conocida.
En el hecho, las marcas distinguen el producto y no necesariamente a la empresa que las produce
o comercializa.
b. La marca significa una garantía de calidad.
2. Funciones de la marca
35
Hildegart Rondón. “La Cesión de la Marca”. Revista Mexicana Propiedad Industrial, Nº 5.
36
Guido de Tella. “La manipulación de la demanda, el problema de las marcas”, en “Comercio de Tecnología y
Subdesarrollo Económico”, México (1973).
1
19
La principal función de la marca, como ya lo señalásemos, es la de permitir la diferenciación de
productos.
Sin embargo, también es importante el rol que desempeña la marca en materia de información y de
comercio externo37.
La diferenciación de productos dice relación con la preferencia que distintos grupos de compradores
en un mercado manifiestan por los diversos productos que se ofrecen.
En la medida en que existe diferenciación, el grado de sustituibilidad de los productos (por parte de
los consumidores) se reduce.
En mercados de productos homogéneos, donde la diferenciación es menor, la marca juega un papel
más restringido y se limita a respaldar la garantía de calidad ofrecida por el productor y asegurar al
consumidor la identificación y exigencias correspondientes.
En el caso de productos menos homogéneos, susceptibles de una mayor diferenciación, la marca
desempeña un papel más amplio. Además de la identificación del producto con su origen y de la garantía de
calidad, la marca constituye el vehículo para transmitir al consumidor todas la ventajas que el vendedor
estime necesario poner en su conocimiento a fin de atraer sus preferencias.
La diferenciación de productos se puede originar en distintas causas.
En primer lugar puede radicar en diferencias efectivas entre los productos ofrecidos por distintos
vendedores. Estas diferencias reales pueden ser de calidad, diseño o presentación.
En segundo lugar, también pueden plantearse diferencias en características.
En tercer lugar, la diferenciación de productos se origina en la promoción de ventas, y
fundamentalmente en la publicidad. Los vendedores tratan de hacer resaltar las cualidades de su producto,
con la intención de atraer a los compradores. La publicidad puede tener carácter informativo, y en ese caso
tiene un efecto positivo, ya que permite salvar en parte el problema de desinformación del consumidor al
poner en su conocimiento las características del producto.
Sin embargo, con frecuencia la propaganda reviste un carácter persuasivo que va más allá de la mera
información. El objetivo en estos casos es diferenciar el producto estableciendo su imagen en la mente del
consumidor al poner en su conocimiento las características del producto a través de la ponderación de sus
atributos, reales o ficticios, o simplemente a través de la repetición masiva de la propaganda.
En esta tercera fuente de diferenciación de productos, la marca resulta fundamental. Lo que se
promueve ante los ojos del consumidor, ya sea de manera informativa o persuasiva, es la marca y los
atributos que se asocian a los productos que la llevan.
En suma, existiendo la posibilidad de establecer una diferenciación de productos debido a diferencias
efectivas entre éstos y por una cierta desinformación de los eventuales compradores, las empresas
productoras o distribuidoras actúan esforzándose por hacer resaltar sus productos o sus marcas a través de
una presentación atractiva, ofreciendo servicios adicionales, y tratando de captar la atención y las
preferencias del consumidor al proporcionarle información y también tratando de convencerlo de que su
marca representa un producto más deseable por su calidad, por el prestigio que otorga, o por otras razones
menos directamente ligadas al producto mismo, como son la calidad de los servicios de venta o reparaciones,
o la disponibilidad de repuestos. En todo caso, la heterogeneidad es un aspecto positivo, puesto que habrá
consumidores que buscan fundamentalmente calidad, aun cuando signifique un mayor precio, y otros que
tratarán de buscar el producto más barato, aun sacrificando la calidad. La marca asume en estos casos el
papel de identificar productos, con su respectiva asociación de diseño-calidad-precio, sirviendo al productor
para dar a conocer esas características, y al consumidor para elegir el producto que mejor satisfaga su
necesidad.
En definitiva, en todo el proceso de diferenciación de productos la marca constituye un elemento de
vital importancia, ya que permite asociar al producto con su origen, significa una cierta garantía de calidad
uniforme, permite acopiar experiencias anteriores de los consumidores y, fundamentalmente, sirve para
asociar características con productos informando al potencial comprador y es la base para una promoción
persuasiva.
37
Amplios antecedentes sobre el particular, Iván Lavados M. “Efectos de las Marcas en Países en Desarrollo”. Trabajo
preparado para OMPI, 1978.
1
19
De no existir marcas, el consumidor no sabría quién fabricó el producto adquirido, lo que lo llevaría
a un costoso proceso de prueba y error para encontrar el producto adecuado a sus gustos y necesidades
particulares38.
Todo lo señalado anteriormente en torno al prestigio y calidad asociado a las marcas, tiene especial
vigencia cuando se enfoca el problema en la perspectiva del comercio exterior de países en vías de
desarrollo.
Una de las limitaciones más serias que sufren los países para colocar productos manufacturados en
otros países, sobre todo en economías desarrolladas, es la desconfianza de los compradores en relación a la
calidad de los productos. El fenómeno anterior puede llevar a la imposibilidad de exportar o vender el
producto a precios inferiores a los vigentes en el mercado internacional; o entrar en negociaciones con
empresas multinacionales, si es que éstas están interesadas en producir en ese país para exportación. En
cualquier caso, el resultado final es que el país ve disminuido el ingreso neto de divisas, respecto a una
situación sin esta limitante.
El prestigio es un activo que se adquiere con el tiempo y requiere, a lo menos, dos condiciones. Una
es la mantención de un estándar de calidad elevado y con muy poca variación en tomo a la media. La
segunda es que generar reputación, usualmente, es un proceso costoso además de largo, por los gastos en
publicidad, promoción, etc.
38
Scherer, F. “Industrial Market Structure and Economic Performance”. Raúl Mc. Nally, Chicago (1970).
39
Hemenway, D. “Product Quality Information”. Mimeo y Boston University (1974). Unpublished.
1
19
El primer aspecto, en general, no es demasiado enfatizado en las economías subdesarrolladas. Ni el
sector público establece normas mínimas para exportar, ni a los empresarios les preocupa demasiado, porque
habitualmente su horizonte de tiempo es muy corto y privilegian mucho las utilidades de corto plazo. Por lo
tanto, condición fundamental para que las marcas de productos manufacturados en economías
subdesarrolladas generen prestigio y reputación, es que los productos sean de buena calidad y de calidad
homogénea.
En este sentido, nuevamente las normas, estándares y el control de ellas aparecen como muy
importante.
El segundo problema, es decir, el costo de obtener prestigio, es un asunto más complejo. Dada la
posición de los productores nacionales, es muy difícil que logren por sí solos penetrar en países
desarrollados; incluso hacerlo en países de menor o similar nivel de desarrollo es relativamente dificultoso.
De esta constatación surge al hecho que, casi necesariamente, las acciones en este terreno deben ser
emprendidas por agrupaciones empresariales y/o por el Estado.
3. Orientación internacional
Como se señaló anteriormente, la Convención de París constituye la piedra angular del sistema
internacional de propiedad industrial, de allí que en este Convenio encontremos regulados los principales
privilegios de propiedad industrial, entre ellos las marcas.
En materia marcaria, la Convención regula estos derechos estableciendo una serie de prerrogativas,
algunas de ellas ya estudiadas en materia de patentes, por lo que en lo que a ellas respecta nos remitiremos a
lo señalado al tratar el tema en el ámbito de las patentes de invención.
Dentro de estos derechos, la Convención reconoce los siguientes en materia de marcas:
Por otro lado forman parte del sistema internacional de marcas otra serie de convenios, entre los que
destacan:
1. Acuerdo de Madrid sobre el Registro Internacional de Marcas (1981), del cual son miembros 30
Estados.
2. Acuerdo de Niza concerniente a la Clasificación Internacional de Marcas de Productos y
Servicios (1957), que cuenta con la adhesión de 33 Estados.
3. Acuerdo de Lisboa para la Protección de las Denominaciones de Origen y su Registro
Internacional (1958), que cuenta con 16 Estados miembros.
3.2. Regulación Jurídica del Sistema de Marcas en América Latina, Principales Orientaciones
40
Ver Sistema de Patentes y Modelos de Utilidad, sección 2. l., “Convenio de París”.
1
19
Al igual como lo destacásemos al tratar la orientación internacional del sistema de patentes, es
necesario señalar que existe hoy en día un conflicto a nivel mundial en cuanto a la forma en que nuestras
legislaciones (latinoamericanas) conceptualizan y consagran muchas de las instituciones a nivel de propiedad
industrial, y los patrones seguidos en estas materias por los países desarrollados, polémica cuyo principal
foro de exposición han sido las negociaciones del GATT.
A modo de ejemplo, podemos destacar el deseo de los países industrializados porque las marcas
puedan adquirirse tanto por el registro como por el uso de las mismas; la necesidad de estos países porque se
protejan las “marcas notorias” y las “marcas de servicios”; el deseo porque el plazo de protección de las
marcas no sea inferior a los diez años, etc.41
Probablemente, en un futuro próximo asistamos a la modificación de las legislaciones sobre
propiedad industrial existentes en la región, adecuándose en algunos aspectos a los requerimientos de los
países industrializados, que fomentan una mayor “homogeneidad” a nivel mundial en materia de
legislaciones de propiedad industrial.
A continuación señalaremos los principales aspectos de la regulación jurídica del sistema de marcas
en América Latina. Para estos efectos, al igual que en el análisis que efectuáramos en materia de sistema de
patentes, se seguirá la metodología utilizada por OMPI en “La Situación de la Propiedad Industrial en los
países de América Latina” (1981), y la utilizada por el Instituto de Integración de América Latina y el Banco
Interamericano de Desarrollo, en “Régimen Jurídico de la propiedad industrial en los países de la Aladi”
(1987).
Es necesario destacar los esfuerzos realizados en la región en la última década por perfeccionar la
normativa vigente en materia de marcas, esfuerzo que se ha traducido en una serie de modificaciones a las
legislaciones pertinentes de los diversos Estados como, por ejemplo, el establecimiento de limitaciones a las
facultades emanadas de un privilegio de marca, la imposición de obligaciones a su titular vinculadas con el
ejercicio del derecho, normas destinadas a proteger a los consumidores del uso indebido de estos signos, etc.;
modificaciones que no siempre han coincidido con la orientación que en estas materias pretenden los países
industrializados.
Esfuerzos legislativos de este orden se han llevado a cabo en países como: Argentina (1980),
Guatemala (1975), Paraguay (1979) y otros.
Para efectos metodológicos hemos dividido los principales aspectos de la regulación normativa del
sistema de marcas en América Latina de acuerdo a la materia regulada. Lo propio haremos al momento de
tratar las principales características de nuestra legislación en materia de marcas, con el objeto de comparar la
situación nacional con la existente en los demás países de la región.
a) Signos protegidos
En los países de la región encontramos los siguientes signos como objeto de amparo:
● Marcas de productos, las que están recogidas en todos los ordenamientos jurídicos
latinoamericanos, aunque con diversa denominación, dependiendo del país de que se trate:
marcas comerciales, marcas de fábrica o marcas de comercio.
● Marcas de servicios, que con la sola excepción de cuatro países (Cuba, El Salvador, República
Dominicana y Venezuela), en todos los demás Estados se pueden registrar.
● Marcas colectivas, que son “todo signo visible designado como tal y que sirve para distinguir el
origen o cualquier otra característica común de productos o de servicios de empresas diferentes
que utilizan la marca bajo control del titular”42.
Este tipo de marcas son objeto de mención expresa en diez países de la región.
● Sin embargo, en otros tres se protegen por aplicación extensiva de la legislación relativa a las
marcas comunes.
● Lemas comerciales, las que se consideran explícitamente como objeto de protección en a lo
menos doce países de la región. Sin embargo, en otros cuatro se protegen como marcas.
● En materia de rótulos, emblemas y enseñas, en algunos países se les concede tratamiento
especial; en otros, en cambio, la protección se realiza asimilándolos a las marcas.
41
Carlos Correa, en “Propiedad, Innovación, Tecnología y Comercio Internacional”, op. cit., y “Reforma del sistema
internacional de propiedad intelectual: implicaciones para América Latina”, op. cit.
42
BIRPI, “Ley tipo sobre marcas, nombres comerciales y represión de competencia desleal”.
1
19
● Finalmente es necesario destacar que en Cuba se protegen como signos especiales los estilos
comerciales, y en Perú, las marcas de certificación.
En materia de adquisición del derecho existen dos sistemas recogidos no sólo a nivel
latinoamericano, sino del Derecho Comparado en general: en el primero se adquiere el derecho a la marca a
través de su uso, en el segundo, mediante su registro.
En el ámbito latinoamericano, la mayoría de los países reconoce el registro, ante la oficina
administrativa pertinente, como acto constitutivo del derecho a la marca. En otros casos, como el de México,
Paraguay, Venezuela y otros, se ha adoptado el sistema de uso como acto o hecho que crea este derecho, e
incluso en algunos Estados se ha hecho prevalecer este sistema sobre el registro que hubiese obtenido una
tercera persona.
Las materias que se excluyen de protección por la vía de las marcas son clasificables en dos grupos:
Sin embargo, existe también cierto tipo de prohibiciones que son generalmente aceptadas y
consagradas en la gran mayoría de los ordenamientos jurídicos latinoamericanos, básicamente las destinadas
a proteger a los consumidores; así, por ejemplo, no pueden ser objeto de protección mediante marcas los
signos que pueden inducir a error o engaño respecto de la procedencia, género o calidad de los productos.
En general, las solicitudes presentadas y los registros obtenidos en países extranjeros establecen
ciertos derechos para sus titulares.
Así, en Colombia, Ecuador y Perú (Grupo Andino), se consagra un derecho de prioridad de seis
meses a los titulares de solicitudes presentadas en algunos de dichos países para exponer la misma petición
en los demás Estados. De forma análoga, en Costa Rica, Guatemala y Nicaragua (Convenio
Centroamericano) se concede un derecho de prioridad de seis meses, en los mismos términos que los
señalados anteriormente.
Otros Estados de la región consagran también derechos de prioridad para quien hubiese registrado
una marca en un país diverso, pero sujeto a lo que establezcan los respectivos tratados, o bien con cargo al
principio de reciprocidad.
Los exámenes a que se somete una solicitud de registro de marca pueden ser de dos tipos: de forma y
de fondo.
En todos los países de la región las solicitudes de registro se someten a exámenes de forma y fondo,
y en la mayoría de los casos este examen incluye una búsqueda de anterioridades practicada de oficio por la
autoridad.
19
La regla general es que las solicitudes de registro sean publicadas para efectos de oposición, y en
ciertos casos la publicación se efectúa antes de realizarse el examen de fondo y la búsqueda de
anterioridades.
Las legislaciones de los diversos países establecen distintos plazos para presentar las oposiciones, los
que oscilan entre los veinte y noventa días contados desde la última o única publicación.
1. En materia de duración del registro de los signos distintivos, los plazos varían, oscilando entre los
cinco y veinte años. Sin embargo, la regla general es que los registros tengan una vigencia de diez años
contados desde la fecha establecida en los distintos ordenamientos jurídicos.
En todos los países de la región los registros de marcas pueden ser renovados a su vencimiento por
períodos sucesivos de igual duración a los del registro original. En definitiva, la marca, a diferencia de lo que
ocurre con la patente, puede tener “una duración indefinida en el tiempo”, mediante este sistema de
prórrogas que es universalmente aceptado.
2. En ciertos países se ha establecido la obligación de registrar o de aplicar los signos distintivos.
En materia de obligación de registrar marcas se ha establecido este imperativo, generalmente cuando
así lo dispone la autoridad por requerimientos del interés público.
En cuanto a la obligatoriedad de aplicar signos distintivos a los productos, dos países han adoptado
el sistema, pero en virtud de diversas causas. Así, en Brasil se establece la obligación de usar una marca
genérica (colectiva) para acompañar la marca individual que se aplique al producto, tratándose de productos
farmacéuticos o veterinarios. En el caso de Uruguay, la legislación establece que, por conveniencia pública,
la ley puede declarar obligatorio el uso de la marca.
3. En la mayoría de los países de la región el uso de la marca registrada es requisito para evitar la
caducidad del registro o para permitir su renovación.
En nueve países las legislaciones respectivas disponen que la falta de uso es causal de caducidad del
registro, la que puede declararse de oficio o a petición de parte, o bien operar de pleno derecho.
Tratándose del uso de la marca como requisito previo para obtener la renovación del registro, ello es
necesario en las legislaciones de Argentina, Colombia, Ecuador y Perú. En el caso de estos tres últimos
países, se admite como uso el que se hubiese practicado en el propio país o en cualquiera de los otros Estados
miembros del Grupo Andino.
4. En todos los países latinoamericanos se establecen normas destinadas a proteger a los
consumidores y al público en general del error o confusión que pudieran ser causados por el registro o uso
indebido de tales signos.
Así, a modo de ejemplo, se establecen prohibiciones al registro o uso de signos distintivos que sean
iguales, similares o confundibles con otros signos registrados o usados con anterioridad; existen normas que
prohiben el registro o uso en el comercio de indicaciones falsas o engañosas con respecto al origen, cantidad,
calidad, naturaleza, función, aplicación, obtención de premios y otras características de los productos o
servicios a que se refieren, etc.
En todos los países en estudio se requiere que las transferencias de los derechos sobre signos
distintivos sean inscritos en las respectivas oficinas nacionales de propiedad industrial, que tienen el carácter
de dependencias públicas.
En algunos casos las transferencias son objeto de examen por parte de estas oficinas previo a su
inscripción.
En once países las transferencias también deben someterse para su examen o aprobación, o para su
simple registro, ante otras autoridades o dependencias públicas exteriores a las oficinas de propiedad
industrial, encargadas de aprobar o registrar los actos de transferencia de tecnología o del control y
regulación de la balanza de pagos.
I. Aspectos generales
1
19
1. La transferencia internacional de tecnología no constituye un fenómeno nuevo en el mundo, por el
contrario, como comercio internacional en “servicios de tecnología” data de los inicios de la civilización y
del surgimiento de las naciones43.
En el ámbito latinoamericano, los primeros antecedentes de regulación de la transferencia de
tecnología desde el exterior se remontan a la década de los sesenta. Sin embargo, no es sino en el decenio de
los setenta en que se sientan definitivamente las bases legales para la regulación de la transferencia
tecnológica en la mayoría de los países de la región.
En consonancia con los análisis teóricos formulados a principios de los años setenta, tales regímenes
normativos se concibieron como una forma de intervención estatal en este ámbito, dirigido a mejorar las
condiciones de contratación de la tecnología extranjera y a favorecer la real incorporación de ésta a las
actividades productivas44.
Las características más sobresalientes de la implementación y desarrollo de estos regímenes fueron45:
● Instauración de sistemas de inversión extranjera que influyeron decisivamente sobre toda el área
de transferencia de tecnología.
● Forma gradual con que los mecanismos se fueron conformando, adaptándose a las necesidades
reveladas por los estudios realizados en cada país.
● Influencia recíproca entre las regulaciones adoptadas en los distintos países y los mecanismos de
integración.
● Regulación y establecimiento de límites razonables a los precios pagados por concepto de
tecnología importada.
● Intento por suprimir las cláusulas de tipo restrictivo en los contratos, como compras atadas,
limitaciones a las exportaciones, etc.
● Fomento de la actividad inventiva local.
43
Asim Erdilek. “Cuestiones de la transferencia internacional de tecnología”. Revista “Perspectivas Económicas”,
U.S.A., Nº 56 (1986).
44
Carlos Correa. “Importación de Tecnología en América Latina”, Comercio Exterior, vol. 33, Nº 1 (1983).
45
Carlos Correa. “Régimen de Control de la Transferencia de la Tecnología en América Latina”, INTAL-Banco Central
del Ecuador (1979), y Carlos Correa en “Importación de Tecnología en América Latina”, op. cit.
46
María Alfagene Ramírez. “Algunos aspectos del control y comercio de tecnología en Brasil”, Comercio Exterior, vol.
33, Nº 1 (1983).
1
19
II. Importación de bienes de capital
1. Aspectos generales
1. Una parte importante de toda la tecnología que ingresa en un país está incorporada en maquinarias
y equipos, y no obstante que las maquinarias y equipos aparecen vinculados también con otros mecanismos
de transferencia de tecnología, no es menos cierto que lo que caracteriza a la adquisición de bienes de capital
en el exterior como un mecanismo distinto de los restantes, es que permite obtener “conocimiento
incorporado a bienes” sin establecer las restantes vinculaciones propias, por ejemplo, de la inversión
extranjera o de las licencias47.
2. Durante la década de los setenta existió una especial atención por la transferencia de tecnología a
través de contratos referentes a la materia, lo que, sin embargo, contrastaba con la relativamente escasa
importancia cuantitativa de los flujos financieros asociados con ese canal, lo que llevó a un gradual
desplazamiento del interés regional hacia la importación de tecnología “incorporada” en bienes de capital y,
por otra parte, la de servicios de ingeniería y consultoría de proyectos48.
3. Una limitante importante en la negociación de tecnología está constituida por la dificultad de
“abrir el paquete tecnológico”.
En la importación en maquinarias y equipos ello resulta más complejo que en otros canales de
transferencia49. Usualmente el proveedor no está dispuesto a proporcionar al receptor los elementos y
componentes particulares que lo habilitan para recomponer a bajo costo la tecnología desarrollada. Esta
situación impide utilizar en forma más amplia la imitación tecnológica como elemento de transferencia y
adquisición de tecnología. Por otra parte, el usuario tiene dificultades y limitaciones: costo de capital,
garantías bancarias, riesgos, etc., para abrir el paquete tecnológico y prefiere adquirir el sistema de
producción completo, de manera de asegurar el buen funcionamiento de los equipos y maquinarias.
No obstante la existencia de esta limitación, la importación de bienes de capital sigue constituyendo
una importante vía de transferencia de tecnología, por cuanto ha permitido a países en vías de desarrollo
acceder a tecnología desconocida antes de la adquisición del bien o maquinaria, y mediante la imitación,
proceder a su fabricación e incluso a su exportación, a muy bajo costo.
2. Orientación internacional
En América Latina, como en otras regiones, el principal instrumento utilizado para la regulación de
las importaciones de bienes de capital ha sido el mecanismo arancelario.
A pesar de las disposiciones específicas que en los distintos Estados daban un tratamiento
arancelario especial a este tipo de bienes, en general, los niveles de protección históricos han sido
relativamente altos. Sin embargo esta situación se ha ido revirtiendo en algunos países a la luz de políticas
liberalizadoras emergentes.
En diversas legislaciones nacionales existen disposiciones que prohiben o limitan la importación de
bienes de capital que pudieran ser abastecidos por la oferta interna.
Por otro lado, se fomenta la internación de bienes de capital a través de una multiplicidad de medidas
y mecanismos de carácter más bien paraarancelarios, tales como: sistemas de depreciación acelerada,
deducciones impositivas, prestación de garantías por parte del Estado, etc.
En relación al tratamiento de la tecnología incorporada en bienes de capital, en varios países existen
regulaciones jurídicas que establecen un tratamiento especial en esta materia. Así, se otorgan exenciones e
incentivos cuando los equipos importados son tecnológicamente modernos y sin uso, cuando incorporan el
47
Joaquín Cordua Sommer. “Consideraciones preliminares de la Transferencia de la Tecnología en Chile”, en “Diseño
de un mecanismo destinado a regular el proceso de transferencia de tecnología desde el exterior” CONICYT-OEA
(1978).
48
Noveno Período de Sesiones del Comité de Expertos Gubernamentales de Alto Nivel (CEGAN) dedicado a la Ciencia
y Tecnología para el Desarrollo. Montevideo, 23 y 24 de enero de 1984.
49
Charles Cooper y Philip Maxwell. “Machinery Suppliers and the Transfer of Technology to Latin America”,
University of Sussex (1975).
1
19
máximo grado de progreso técnico compatible con las características del mercado, cuando se trata de la
importación de maquinarias nuevas, etc.50
1. Aspectos generales
1. Los contratos relativos a tecnología, de reciente elaboración jurídica, revisten diversas formas y
características, no existiendo un criterio unívoco y universalmente aceptado para conceptualizarlos. De allí
que normalmente varíen los tipos de contratos que se reconocen como de tecnología y sus características de
autor en autor.
La Organización Mundial de la Propiedad Industrial (OMPI) reconoce dos contratos fundamentales
en materia de transferencia de tecnología: el contrato de licencia y el de suministro de conocimientos
técnicos.
El contrato de licencia es el medio por el cual un titular de propiedad industrial confiere a otro un
derecho para que utilice la invención, la marca o el procedimiento, y que formaliza el acuerdo comercial
entre el titular (licenciante) y el usuario (licenciatario) respecto al derecho y alcance de la utilización cedida.
Cuando el acuerdo versa sobre conocimientos y procedimientos no patentados, se habla de contratos
de suministro de conocimientos técnicos.
Además del contrato de licencia y de suministro de conocimientos técnicos, también se distinguen
otras formas contractuales: el know-how, la venta de tecnología, la asistencia técnica y el contrato de
franquicia (commercial franchise)51.
En cuanto al know-how es necesario destacar su origen, correspondiendo su paternidad al lenguaje
coloquial norteamericano. La expresión comienza a ser registrada en la posguerra, y es amplia y rápidamente
receptada en el habla mercantil y en las fórmulas contractuales de los restantes países, sin embargo, pese a
ello, parece haber quedado hasta ahora fuera del lenguaje legislativo y judicial.
De manera si se quiere paradójica, aunque la expresión fue adoptada en el mundo de posguerra, en el
momento de acogerla y darle una posición en el mundo jurídico, las principales tribulaciones en el nivel
académico consisten en determinar cuál es su campo de referencia, esto es, qué es lo que la expresión
designa exactamente. Así, mientras algunos indican que know-how en sentido amplio es “todo tipo de
conocimiento comercial que pueda ser objeto de un contrato de licencia, salvo lo que pueda considerarse
puro secreto comercial”, otros comprenden bajo tal expresión “el conjunto de derechos que alguien posee
sobre ciertas fórmulas y procedimientos secretos”. Sin embargo, es necesario destacar que la doctrina ha ido
evolucionando hasta identificar el concepto de know-how con el secreto comercial o industrial.
La venta de tecnología suele confundirse con los contratos de licencia, lo que reviste especial
importancia desde el punto de vista tributario, ya que mientras el ingreso de la primera suele tener en las
legislaciones tributarias el tratamiento de un “ingreso”, el de la segunda configura generalmente el de un
capital gain. Varias fórmulas han sido propuestas para caracterizar una noción de otra así, desde el punto de
vista estadounidense, salvo que haya una transferencia total o incondicionada de todo el derecho o derechos,
o de un interés indiviso sobre los mismos, el contrato no es una cesión y, por lo tanto, es una licencia.
“Desde el punto de vista romano-germánico, la cuestión está en determinar si el titular conserva la nuda
propiedad, a lo que se da una respuesta positiva cuando dicho titular mantiene la posibilidad de recomponer
el dominio total en sus manos. Así, hasta una licencia exclusiva debe ser distinguida de una cesión, ya que en
la primera el titular de la patente (o del derecho de propiedad industrial) retiene por lo menos su derecho
potencial a la patente, y en caso de terminación del contrato por incumplimiento readquiere el pleno título
para el goce de sus derechos patentados. De ello resulta que mientras el cesionario es un sucesor en los
derechos, el licenciado no lo es, y mientras el cesionario tiene acciones y remedios contra eventuales
violaciones de su derecho por terceros, el licenciado debe recurrir al licenciante”52.
Por su parte, la “asistencia técnica” o “asesoramiento técnico”, supone “una corriente o flujo
continuo de instrucciones, directivas, o consejos, suministrados en la medida en que son requeridos para la
conducción u operación de un proceso determinado”. Desde un punto de vista jurídico, parte de la doctrina
50
Ver “El Comercio Exterior de Bienes de Capital en América Latina”, CEPAL-ONUDI, 1986.
51
Ver Sergio Le Pera, “Cuestiones de Derecho Comercial Moderno” (1979).
52
Rafaelle Oriani. “Licensing in Italy”, ILA, 175; citado por Sergio Le Pera en “Cuestiones de Derecho Comercial
Moderno”, op. cit.
1
19
ha entendido que su naturaleza jurídica corresponde a una verdadera “locación de obra o locación de
servicios”.
Finalmente, la “franquicia comercial” o commercial franchise, básicamente implica una persona
titular de un modelo o patrón de organización, esquemas de instalación y modalidades de prestación de
servicios, y de ciertos elementos distintivos frente al público (marca, nombre, insignia, emblema), que aplica
a una “línea” o “cadena de establecimientos” sobre un amplio territorio, Lo peculiar es que los distintos
establecimientos no pertenecen al titular de la organización, sino que cada uno de ellos es instalado por un
individuo o grupos de personas a los que el titular otorga por un precio “la franquicia” del uso de signos
distintivos, bajo condición de que en tal establecimiento se sigan las pautas que él haya establecido como
características de cada uno de los establecimientos, y que son justamente las que proporcionan a la cadena
individualidad frente al público.
Las formas de pago en este tipo de contratos son variadas. Así, en algunos casos el licenciante
participa en el capital social del licenciatario, lo que se conoce como joint venture, y en otros se paga una
regalía fija proporcional al valor de la producción o al valor agregado en los procesos productivos en que se
utiliza la tecnología objeto de la licencia.
La regalía o royalty es el pago que debe hacerse al titular de propiedad industrial o de un
conocimiento o procedimiento no patentado, por el privilegio de poder utilizar y/o explotar, en determinadas
condiciones, la patente, marca, producción intelectual o procedimiento.
2. Un interesante enfoque en materia de contratos relativos a tecnología ha planteado en nuestra
doctrina el Prof. Pablo Ruiz-Tagle Vial53 el que constituye toda una innovación en este terreno, fuertemente
influido por el derecho anglosajón.
En efecto, sostiene el Prof. Ruiz-Tagle que todos estos contratos se caracterizan por la
“verticalidad”, que coloca a una de las partes desigualmente por sobre la otra, situación que tendría su origen
en el objeto mismo sobre el que recaen estos contratos, esto es, la tecnología, y a diferencia de lo que ocurre
en el derecho anglosajón, nuestro derecho, por su raíz continental, no ha tratado el problema.
La verticalidad estaría constituida por la conjunción de tres elementos: el monopolio, el problema de
las externalidades y la ignorancia.
En cuanto al problema del monopolio, Ruiz-Tagle sostiene que todos los objetos sobre los cuales
puede recaer la transferencia tecnológica implican para su titular un monopolio de hecho o de derecho. Un
monopolio de hecho que deriva de su novedad, carácter único y difícil fungibilidad, y un monopolio de
derecho, cuando esté amparado o protegido por la ley a través de los mecanismos de la propiedad industrial.
Respecto de las externalidades, estrictamente hablando, éstas constituyen un costo que se impone
sobre otros que no debe pagarse, o un beneficio conferido sobre otros cuya recompensa no puede obtenerse.
El concepto de externalidad implicaría, desde un punto de vista legal, la declinación del contrato y el mayor
énfasis en doctrinas relativas al enriquecimiento sin causa o acerca de los cuasi contratos que impongan la
obligación de pagar los beneficios, aun cuando no haya existido respecto de ellos un contrato.
Ahora bien, los acuerdos de transferencia de tecnología recaerían sobre bienes que funcionan en
mercados donde existen externalidades. El solo hecho de crear algo nuevo que antes no existía y que tiene
aplicación en un mercado determinado, lleva a crear una situación de mercado donde existe externalidad.
“En efecto, la externalidad en cuanto al costo se produce al otorgar el monopolio que asegura la
protección legal sobre la tecnología, porque al conceder esta exclusividad se impone un costo sobre todos los
que participan en ese mercado, sin que este costo tenga necesariamente que ser pagado. Por su parte, la
externalidad en cuanto a los beneficios se produce por el hecho de exhibir o publicar la tecnología misma o
el producto sobre la que ésta recae, cuando esta exhibición o publicación se produce, los participantes del
mercado en cuestión tienen conocimiento de un adelanto que los beneficia, sin que necesariamente estén
obligados a pagar por el conocimiento de este adelanto, lo que por sí solo ya constituye un beneficio externo,
una externalidad”.
Finalmente, el problema de la ignorancia de las partes va en aumento en la medida en que se eleva la
sofisticación en los contratos de tecnología; en definitiva, una de las partes tiene respecto de la otra una
posición desigual en cuanto al dominio de la información necesaria para contratar, producto del objeto
mismo sobre que recaen estos contratos.
Todos estos elementos en su conjunto –monopolio, externalidad e ignorancia– traen consigo el
problema de la “verticalidad” en los contratos de transferencia de tecnología, denominada así porque una de
53
Pablo Ruiz-Tagle V. “Los contratos relativos a nuevas tecnologías” (1989).
1
19
las partes se encuentra en una relación vertical frente a la otra, es decir, se encuentra “sobre la otra”, en una
posición dominante.
En definitiva, todo lo expuesto hace concluir al Prof. Ruiz-Tagle la necesidad de adoptar un marco
institucional que privilegie una intervención más activa del Estado, con el objeto de apoyar el
restablecimiento del equilibrio entre las partes contratantes “que se aventuren en las peligrosas aguas de la
contratación y de la transferencia internacional de tecnología”.
2. Orientación internacional
A continuación examinaremos los principales aspectos que recogen los diversos ordenamientos
jurídicos de los países de la región, en materia de regulación de los contratos de tecnología54.
En todos los países en estudio, las respectivas legislaciones de propiedad industrial establecen la
necesidad de registrar en las oficinas nacionales de propiedad industrial las transferencias o cesiones de los
derechos de propiedad industrial inscritos, registro que tiene por objeto hacer oponible el acto a terceros.
Sin perjuicio de la necesidad de registrar las transferencias o cesiones de estos derechos, en la
mayoría de los países de América Latina también es necesario registrar los contratos y actos por los cuales se
conceden licencias o autorizaciones de uso de los derechos de propiedad industrial inscritos.
En un número significativo de Estados el registro está precedido por un examen o evaluación del
contrato en cuanto a sus aspectos legales, técnicos y económicos.
En algunos países de la región la legislación especial sobre control y registro de los contratos de
transferencia de tecnología dispone de modo explícito que determinadas cláusulas son de inclusión
obligatoria y que otras, en cambio, son consideradas prohibidas, como es el caso de Bolivia, Brasil,
Colombia, Ecuador, Honduras, México, Perú, República Dominicana y Venezuela.
En cuanto al contenido mismo del contrato, jurídicamente la regulación presenta dos dimensiones
principales en el continente: de evaluación y control, y de exigencia de requisitos contractuales positivos.
a) Evaluación y Control
Este tipo de cláusulas prohiben el uso de la tecnología al término del contrato, imponen la cesión de
las mejoras por el receptor, limitan la investigación y desarrollo que puede realizar el usuario.
La existencia de estas cláusulas restrictivas ha dado lugar al llamado “paquete tecnológico” que se
expresa en la adquisición de plantas “llave en mano”, esto es, “la adquisición de un proyecto industrial
completo que incluye las tecnologías medulares específicas, la ingeniería del proyecto y la de detalles, los
bienes de capital e intermedios, los insumos, la asesoría técnica y administrativa y la ejecución de las obras
civiles necesarias para la instalación de la planta, ya que ésta se entrega en condición de funcionamiento”55.
Las regulaciones más recientes sobre los contratos de tecnología han tenido por finalidad definir y
precisar el contenido y alcance del objetivo tecnológico de los actos reglamentados.
54
Ver OMPI, “La Situación de la Propiedad Industrial en los Países de América Latina”, op. cit.
55
Carlos Contreras. “Transferencia de Tecnología a Países en Desarrollo”, op. cit.
1
19
A través de la exigencia de requerimientos de tipo positivo se pretende:
● Proporcionar información sobre las técnicas a ser transferidas, las formas y plazos de los
suministros convenidos.
● Garantizar el contenido de la tecnología apropiada y suficiente para la obtención de los fines de
desarrollo nacional.
● Asegurar el suministro regular por el proveedor de las mejoras para el cumplimiento de los fines
del usuario.
En la mayor parte de los países el control y registro de las licencias de derechos de propiedad
industrial (y otros contratos de transferencia de tecnología), se realiza en administraciones especialmente
instituidas para instrumentalizar la aplicación del régimen legal correspondiente. En algunos casos tales
funciones se encuentran bajo el control de la oficina de propiedad industrial, sea como única entidad
competente en la materia o en conjunto con otras dependencias, correspondiendo a cada cual una
determinada tarea específica.
Desde otra perspectiva, en general todos los regímenes vigentes han procurado imponer límites a la
duración de los contratos de transferencia de tecnología.
El régimen tributario también constituye un mecanismo jurídico de regulación de la transferencia
internacional de tecnología.
En general, los sistemas tributarios nacionales gravan los pagos que se hacen por concepto de
transferencia de tecnología al exterior bajo dos conceptos:
Los pagos por asistencia técnica, en general, están afectos a las mismas tasas que las regalías, pero
admiten deducciones mayores en la medida que los servicios técnicos cumplan con determinadas
condiciones, como por ejemplo que se presten efectivamente en el país, que se proporcionen directamente y
no a través de terceros, que tengan relevante interés, etc.
En cuanto a la regulación de este tipo de materias en el ámbito del Grupo Andino, es necesario
destacar la sustitución de la Decisión 24 y anexos, relativos al “Régimen común de tratamiento de los
capitales extranjeros y sobre marcas, patentes, licencias y regalías”, por la Decisión 220.
La actual regulación establece la necesidad de que todo contrato relativo a la importación de
tecnología y sobre patentes y marcas debe ser examinado para su aprobación y registro, cuando fuere el caso,
por el organismo nacional competente del respectivo país miembro, e1 cual deberá evaluar la contribución
efectiva de la tecnología importada mediante la estimación de sus utilidades probables, el precio de los
bienes que incorporen tecnología, u otras formas específicas de cuantificación de la tecnología importada.
Además, la propia Decisión 220 se encarga de señalar ciertas cláusulas de inclusión obligatoria en
este tipo de contratos:
Por otra parte, existe una serie de cláusulas de tipo prohibido en el nuevo cuerpo normativo:
19
En materia de regalías, se procede a su pago previa autorización del organismo nacional competente,
pero no pueden computarse como parte de capital. Las regalías devengadas podrán ser capitalizadas en
conformidad a las normas de la Decisión, previo pago de los impuestos correspondientes.
1. Aspectos generales
2. Orientación internacional 60
56
Joaquín Cordua Sommer, op. cit.
57
Alejandro Yung Friedman. “Información relativa al proceso de transferencia de tecnología en Chile”, en “Diseño de
un mecanismo destinado a regular el proceso de transferencia de tecnología desde el exterior”, CONICYT-OEA (1978).
58
Sanjaya Hall. “Los países en desarrollo y un nuevo orden tecnológico internacional”, Comercio Exterior, vol. 33 Nº 1
(1983).
59
Ver “Efectos económicos de la actividad de las empresas multinacionales sobre los países en vías de desarrollo”.
Enrique Viloria V. Control Fiscal, año XXIV, Nº 109. Caracas-Venezuela (1983).
60
Manuel R. Agosin y Vicente B Ribeiro. “Inversiones extranjeras directas en América Latina: Tendencias recientes y
perspectivas”, Integración Latinoamericana, Nº 124 (1987).
1
19
En principio es necesario destacar que el flujo de inversiones extranjeras directas hacia América
Latina en los últimos años, básicamente durante la primera mitad del decenio de 1980, ha disminuido
bruscamente. También en los últimos años dichas inversiones se han orientado con creciente preferencia
hacia las actividades de servicios.
Hasta finales de la década de 1970, las políticas de muchos países relativas a las inversiones
extranjeras se caracterizaron por el amplio uso de procedimientos estrictos para la aprobación de las
inversiones, la reserva de ciertos sectores a empresas nacionales, el establecimiento de límites sobre las
remesas de beneficios permitidos, la repatriación del capital y los dividendos reinvertidos, la exclusión total
o parcial del capital extranjero como accionista mayoritario, control de precios, etc.
Ya en la década de 1980 varios, si no todos los países latinoamericanos, flexibilizaron su legislación
y sus mecanismos de supervisión de las inversiones extranjeras a fin de atraer mayores volúmenes de
inversión extranjera directa; sin embargo los cambios que se han introducido hasta el presente han sido más
bien cuantitativos que cualitativos. No se produjeron cambios radicales en las leyes sobre inversiones
extranjeras de los países de la región. Por lo general, los objetivos de políticas de esas leyes –fortalecer las
empresas nacionales y asegurar una importante presencia del Estado en los sectores claves de la economía–
se han conservado. No obstante, en la mayoría de los países cobró impulso la tendencia hacia un mayor papel
de las fuerzas del mercado, del sector privado y de las empresas transnacionales.
Así, en México, el enfoque ha cambiado de una situación de minuciosa regulación a una de
promoción más activa de la inversión extranjera, a través de mecanismos tales como: las autoridades
responsables del control de inversión extranjera pueden permitir hasta 100% de participación extranjera en
ciertos sectores definidos como de mayor prioridad; se permite la adquisición por parte de extranjeros de las
firmas nacionales ya existentes; también, y como parte de un plan para privatizar empresas del Estado, el
gobierno permite que intereses extranjeros participen en las licitaciones para su adquisición, etc.
En Venezuela se restringieron las áreas que estaban exceptuadas del régimen de inversión extranjera.
En el ámbito del Acuerdo de Cartagena, es necesario destacar la actual Decisión 220 que vino a
reemplazar la Decisión 24, que regulaba esta materia.
Este nuevo cuerpo amplía la definición de inversión extranjera en relación con la antes existente,
señalando que entiende por tal “los aportes provenientes del exterior de propiedad de personas naturales o
jurídicas extranjeras, el capital de una empresa, en monedas libremente convertibles, o en bienes físicos o
tangibles tales como: plantas industriales, maquinarias nuevas y reacondicionadas, equipos nuevos y
reacondicionados, repuestos, partes y piezas, materias primas y productos intermedios”. Señala, además, que
igualmente se considerarán como inversión extranjera directa las inversiones en moneda nacional
provenientes de recursos con derecho a ser remitido al exterior y las reinversiones que se efectúen en
conformidad con el régimen de la Decisión 220.
Al igual que bajo el sistema de la Decisión 24, se limita la inversión extranjera en actividades que los
países miembros consideren adecuadamente atendidas por empresas existentes, sin embargo podría
autorizarse la inversión extranjera directa en empresas nuevas existentes, cuando las mismas correspondan a
las prioridades del desarrollo del país receptor.
Una importante modificación del nuevo texto es la que se refiere a la transferencia al exterior de
utilidades. La Decisión 220 autoriza tal transferencia en los términos previstos en la legislación de cada país
miembro, poniendo como límite un 20% anual de la misma, pero con la posibilidad de que cada país autorice
porcentajes superiores.
Como conclusión podemos señalar que la Decisión 220 es una expresión de la tendencia existente en
los países de la región de liberalizar el régimen de inversión extranjera directa.
Sin embargo, existen dos Estados que han estado al margen de esta “ola de liberalización de los
regímenes de inversión extranjera”: Perú y Brasil, los que incluso han aplicado políticas más restrictivas en
esta materia.
En lo que atañe a Brasil, el cambio más notable tiene que ver con las disposiciones de la nueva ley
sobre informática, relacionadas con la reserva del mercado, la cual restringe la participación de las
inversiones extranjeras en la producción de la mayoría de los productos hardware y software.
En lo que respecta a Perú, se observa una actitud menos liberal en relación con las inversiones
extranjeras, al rebajarse obligatoriamente en un 30% los precios de 15 productos farmacéuticos de filiales de
empresas transnacionales y, asimismo, por la reciente cancelación y renegociación de los contratos existentes
con algunas de estas empresas para la exploración petrolera.
19
Sin embargo, probablemente esta tendencia se revierta en ambos países, producto de los programas
de gobierno que pretenden implementar las nuevas autoridades de los dos Estados.
Chile se encuentra al margen de la evolución de los sistemas de inversión extranjera de los países
latinoamericanos, mostrando una tendencia mucho más liberal y mucho menos restrictiva que las
legislaciones sobre la materia del continente.
Finalmente, fruto de lo expuesto, es necesario destacar que en los países latinoamericanos es notoria
la intención de flexibilizar algunos mecanismos de control y de exhibir una predisposición favorable a la
recepción de inversiones foráneas. Con todo, no está claramente explicitado si el objetivo de estas nuevas
políticas es procurar un mayor aporte de recursos financieros o, más bien, una mayor transferencia de
tecnologías. Por otra parte, es difícil aún apreciar si las mismas serán eficaces para atenuar las consecuencias
de otros factores que afectan el flujo de inversiones extranjeras, algunos de ellos de orden estructural, como
la dimensión de los mercados, y otros de índole coyuntural, como el deterioro de las economías nacionales.
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