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POLITICA -Krise-Wandlung-Wirkang, Berlin, Akadamie Ver- lag, 1974, 4 vols. [Romero non) politica 1 EL SIGNIFIEADO CLASICO Y MODERNO BE POLITICA Derivado del adjetivo de polis (politikes) que significa todo lo que se refiere a la ciudad, y en consecuencia ciudadano, civil, pablico, y también sociable y social, el término p. ha sido trasmitido por influjo de fa gran obra de Aristételes intitulada Politica, que debe ser considerada como el primer tratado sobre la naturaleza, las Funciones y las divisiones del estado y sobre las varias farmas de gobier- no, predominantemente en el significado de arte o ciencia del gobierno, ¢3 decir de refle- xién, sin importar si con intenciones mera- mente descriptivas 0 incluso prescriptivas {pero los dos aspectas son de dificil distineién) sobre las cosas de la ciudad, De esa forma se ha producido desde el eomienzo una traspo- sicién de significado desde el conjunto de las cosas califieadas en cierto modo (justamen- te con un adjetivo calificativo como “polit co”)a la forma de saber mas 0 menos organi zado sobre este mismo conjunto de casas: una trasposicién no diferente de aquella que ha originado términos como fisica, estética, eco- nomia, ética, y ultimamente cibernética. Por siglos se ha empleado el término p. predomi- nantemente para indicar obras dedicadas al estudio de aquella esfera de actividad huma- na que de alguna manera hace referencia a las cosas del estado: Politica methodice diges- fa, lo mencionamos para dar un famoso ejem- plo, es el titulo de la obra con la cual Johan- nes Althusius (1603) expuso una teoria de la consociatio publica (el estado en el sentido moderno de la palabra) que comprendia cn su interior varias formas de consociationes menores. En la edad moderna el término perdié su significado original, poco a poca sustituido por otras expresiones como "ciencia del esia- do", “doctrina del estado”, “ciencia politica”, “Filosofia politica", ete., y se emplea comun- mente para indicar la actividad o el conjun- to de actividades que de alguna manera tie- 1215 nen como término de referencia la polis, es decir el estado. De esta actividad la polis a veces es el sujeto, por lo cual pertenecen a la esfera de la p. actos como el ordenar (o pro- F) algo con efectos vinculantes para todos los miembros de un determinado grupo social, el ejercicio de un dominio exclusivo sobre un determinado territorio, el legislar con normas validas erga omnes, ta extraccion y la distribucién de recursos de un sector al otro de la sociedad, etc.; a veces es objeto, por lo cual pertenecen a la esfera de la p. accio- nes como conquistar, mantener, defender, ampliar, reforzar, abatir, trastornar el poder estatal, ctc, Es una prueba el hecho de que obras que continian la tradicién del tratado aristatélico cn el siglo xix se llaman Fidoso- fia del derecho (Hegel, 1821), Sistensa de la ciencta del estado (Lorenz von Stein, 1852- 1856), Flementos de ciencia politica (Mosca, 1896), Doctrina general del estado (George Jellinek, 1900). Conserva parcialmente el sig- nificado tradicional la obra de Croce, Berner tos de politica (1925), en la cual “p.” cons va el significado de reflexion sobre la a dad politica y por lo tanto esta en lugar de “elementos de filosoffa politica”. Una prue- ba ulteriores la que se puede deducir del uso en todas las lenguas de mayor difusion de lla- mar historia de las doctrinas o historia de las ideas politicas o aun mas en general del pen- samiento politico la historia que, si hubiera permanecido inmutable el significado trasmi- tido por los clasicas, habria debido lamarse historia dela p., por analogia con otras expre- siones como historia de la fisica, o de la esté- tica o de la ética: uso que todavia recoge Cro- ce y que en la pequenia obra citada lama “Para la historia de la filosofla de la politi- ca" el capitulo dedicado aun breve excursus histérico de las politicas modemas. i, LA TIPOLOGIA CLASICA be LAS FORMASDE OBER El concepto de p. entendida como forma de acti- vidad o de praxis humana esta estrechamen- tc vinculado con el del poder. El poder ha sido nalmente como “consisten- te en los medios para obtener alguna venta- ja" (Hobbes) © analogamente como el ‘con. junto de los medios que permiten conseguir os efectos deseados" (Russell). Siendo uno de ‘estos medios el dominio sobre otros hombres (ademas del dominio sobre la naturaleza), el 1216 poder se define a veces come una relacién entre dos sujetos de los cuales uno impone al otro su voluntad y le determina a su pesar el comportamiento, pero como el dominio sobre los hombres generalmente no tiene tn fin en si mismo sino que es un medio para obtener “alguna ventaja” o mas exactamente los ““efec- tos deseados'', al igual que el dominio sobre la naturaleza, la definicién del poder como tipo de relacién entre sujetos debe integrar- se con la definicin del poder como la pose- sién de los medios (de los cuales los dos prin- cipales son el dominio sobre los otros hom- bres y el dominio sobre la naturaleza) que per- miten conseguir, justamente, “alguna venta: ja” 0 “los efectos deseados”. El poder politico pertenece ala categoria del poder de un hom- bre sobre otro hombre (no del pader del hom- bre sobre la naturaleza), Esta relacion de poder se expresa en muchas formas, en las que se reconocen férmulas tipicas del lengua- je politico: como relacién entre gobernantes ¥ gobernados, entre soberano y sibditos, entre el estado y los chudadanos, entre orden y obediencia, etcétera, Hay varias formas del poder del hombre sobre el hombre; el poder politico ¢s sélo una de éstas. En la tradicién clasica, que se re- monta especificamente a Aristoteles, se con sideraban sobre todo tres formas de poder: el poder paterno, el poder despético y el po- der politico. Los criterios de distincién han sido diferentes en los distintos tiempos. En Arist6teles se bosqueja una distincién basa- da en el interés de aquel en favor del cual es je el poder: el paterno se ejerce en favor del hijo, el despotico en el interés del patrén, el politico en el interés de quien gobierna de quien es gobernado (solamente en las for- mas correctas de gobierno, desde el momen- toque las formas corruptas se distinguen jus- tamente por el ejercicio del poder en el inte- rés del gobernante). Pero el criterio que ter- mino por prevalecer cn los tratadas de los ins- naturalistas fue el del fundamento o det principio de legitimaci6n (que se formula cla- ramente en e} cap. xv del Segundo tratado sobre el gobierno de Locke): el fundamento del poder paterno es la naturaleza, el del poder despético el castigo por un delito cometido (la tinica hipétesis en este caso es la del pi sionero de guerra, que ha perdido una gue- Tra injusta), el del poder civil el consenso, A POLITICA estos tres motivos de justificacién del poder corresponden las tres formulas clasicas del fundamento de la obligacién: ex natura, ex delicto y ex contractu. Ninguno de los dos eri- terios, por otra parte, permite distinguir el eardcter especifico del poder politico. Efec- tivamente, el hecho de que el poder politico se caracterice respecto del paterno y del des. potico por estar basado en el consenso o por estar dirigido en el interés de los gobernados es un cardcter distintivo no de cualquier gobierno sino sdlo de! buen gobierno: no es una connotacién del poder politico en cuan- to tal sino mas bien de la relacién politica correspondiente al gobierno tal como debe- ria ser. Ein la realidad los escritores politicos han reconocido siempre tanto tos gobiernos patcrnalistas como los gobiernos despsticos, vele decir gobiernos en los cuales la relacion entre soberano y siibditos se asimila a la rela- cion entre padres ¢ hijos oa la relacion entre patrén y esclavos, los que de hecho no son menos gobierno que aquellos que actaan por el bien publico basados en el consenso. Ii, LA TIPOLOGIA MODERNA DE 14S FORMAS DE FODER, Con el objeto de encontrar el elemento espe- cifico del poder politico parece ser mas con- yeniente el criterio de clasificacion de las varias formas de poder que se basa en los medios de los cuales se sirve el sujeto activo de la relacién para condicionar el comporta- miento del sujeto pasivo. Basandose en este criterio pueden distinguirse tres grandes cla ses en el Ambito del concepto muy lato de podler. Estas clases son: el poder econémico, el poder ideolégico y el poder politico. El pri- mero es el que utiliza la posesién de ciertos bienes, necesarios o supuestos tales, en una situacion de escasez, para inducir a aquellos que no los poseen a tener una cierta conduc: ta, que consiste principalmente en la ejecu- cién de un cierto tipo de trabajo. En la pose- sién de los medios de produccién reside una enorme fuente de poder por parte de aque- Nos que los poseen: el poder del duefio de una empresa deriva de la posibilidad que la pose- sion la disponibilidad de los medias de pro- duccién le da de obtener la venta de la fuer- zade trabajo a cambio de un salario. En gene- ral, todo posesar de bienes abundantes €s capaz de condicionar el comportamiento de quien se encuentra en condiciones de debili- POLITICA aa dad y de penurias a través de la promesa y Ja atribucién de compensaciones. El poder ideologico se basa en la influencia que las ideas formuladas de cierta manera, emitidas en ciertas circunstancias, por una persona investida con una cierta autoridad, difundi- das con ciertos procedimientos, tienen sobre Ja conducta de los asociados: de este tipo de condicionamiento nace la importancia social en todo grupo organizado de aquellos que saben, de los conocedores, sean los sacerdo- tes de las sociedades arcaicas o los intelec- tuales o los cientificos de las sociedades evo- lucionadas, porque a través de éstos, y de los valores que ellos difunden y los conocimien- tos que imparten, se cumple el proceso de socializacién necesario para Ia cohesién y la ‘integracién del grupo. En fin, el poder polliti- co se basa en la posesién de los instrumen- tos a través de los cuales se ejerce la fuerza fisica (las armas de tado tipo y grado}: es el poder coactivo en ¢l sentide mas estricto de Ja palabra. Las tres formas de poder institu- yen y mantienen una sociedad de desiguales, ‘es decir dividida entre ricos y pobres segin el primero, entre conocedores e ignorantes segin el segundo, entre fuertes y débiles segtin el tercero, y genéricamente, entre supe- riores ¢ inferiares. En cuanto poder cuyo medio especifico es la fuerza —se entiende, coma se demostrara acontinuacién, el uso exclusivo de la fuerza, que es el medio mds eficaz para condicionar los comportamientos—, e] poder politico es en toda sociedad de desiguales el poder supre- mo, es decir el poder al cual todos los demas estén de alguna manera subordinados; el poder coactivo es en efecto aquel al que recu- rre todo grupo social (la clase dominante de todo grupo social), en Gltima instancia, o como extrema ratio, para defendersc de los ataques externos © para impedir con la dis- gregacion del grupo la propia eliminacion. En Jas relaciones entre los miembros de un mis- amo grupo social, a pesar del estado de subor- dinacién que la expropiacién de los medios de produccién crea en los expropiados hacia Jos expropiadores, a pesar de la adhesion pasiva a los valores de grupo por parte del mayor numero de los destinatarios de los mensajes idealdgicos emitides por la clase dominante, sdlo el empleo de la fuerza fisica sirve, si bien sélo en los casos extremos, para impedir la insubordinacion y la desobedien- cia de los subordinados, como lo prucba abundantemente la experiencia histo las relaciones entre grupos sociales diferen- tes, a pesar de la importancia que pueden tener la amenaza o la ejecucién de sanciones ‘econémicas para inducir al grupo adversario a desistir de un cierto comportamiento (en las relaciones intergrupales tiene menos impor- tancia e] condicionamiento de naturaleza ideolégica), el instrumento decisivo para imponer la propia voluntad es el uso de la fueraa, la guerra. Esta distincién entre tres tipos principales de poder social se encuentra, aunque expre- sada de diferentes maneras, en la mayor parte de las teorias sociales contemporaneas, en las cuales el sistema social en su conjunto apa- rece directa o indirectamente articulade en tres suibsistemas principales, que son la orga- nizacién de las fuerzas productivas, la orga- nizacién del consenso y la organizacién dela coaccién. Incluso fa teoria marxiana puede interpretarse de esta manera; la base real o estructura comprende el sistema econémico; la superestructura, separandase en dos momentos diferentes, comprende el sistema ideolégico y el mAs propiamente juridico- politico, Gramsci distingue claramente en la esfera superestructural el momento del con- senso (que llama sociedad civil) y el momen- to del dominio (que llama sociedad p. oesta- do), Durante siglos los escritores politicos han distinguido el poder espiritual (lo que hoy Ha- mariamos ideolégico) del poder temporal, e interpretaron siempre el poder temporal como constituido por la union del dominien (que hoy llamariamos el poder econémica) y del imperium (que hoy llamariamos el poder propiamente politico), Tanto en la dicotomia tradicional (poder espiritual y poder tempo: ral) come en la marxiana (estructura y supe- restructura) se encuentran las tres formas de poder, siempre que se interprete correcta- mente el segundo término en una u otro caso como compuesta de dos momentos. La dife- rencia estd en el hecho de que en la teoria tra: dicional e! momento principal es el ideolégi co en el sentido de que el pader econémico- politico se coneibe como directa o indirecta- mente dependiente del espiritual, mientras que en la teoria marxiana el momento prin- cipal es €l econémico en el sentido de que tan- 128 to el poder ideolégico como ef politico refle- jan mas 0 menos inmediatamente la estruc- qura de las relaciones de produccién. 1V. £1, PODER PoLITIco, E] hecho de que la posi- bilidad de recurrir a la Fuerza sea el elemen- to distintivo del poder palitico respecto de las ‘otras formas de poder no quiere decir que el poder politico se resuelva en cl uso de la fuer- ‘2a:el uso de la fuerza es una condicién nece- saria pero no suficiente para la existencia del poder politico. No cualquier grupo social capaz de usar, incluso con una cierta conti- nuidad, Ia fuerza (una asociacién para delin- quit, una tripulacion pirata, un grupo subver- sivo, ete.) ejerce un poder politico. Lo que caracteriza al poder politica es la exclusivi- dad del uso de la fuerza respecto de todos los grupos que actitan en un determinado contex- to social, exclusividad que es el resultado de un pracese que se desarrollé en toda socie- dad organizada hacia la monopolizacién de Ja posesion y del uso de los medivs con los cuales es posible ejercer la coaccién fisics. Este proceso de monopolizacién es paralelo al proceso de criminalizacion y de penaliza- cién de los actos de violencia que no se reali cen por personas autorizadas por los deten- tadores y beneficiarios de este manopo! En la hipétesis hobbesiana, que esta en la base de la teoria moderna del estado, el paso del estado de naturaleza al cstado civil, es decir de la anarquia a la arquia. del estado apolitico al estado politico, se produce cuan- do los individuos renuncian al derecho de usar cada uno su propia fuerza que lo: ta en el estado de naturaleza para colocarlo en manos de una sola persona o de un solo cuerpo que de abi en adelante sera el Gnico autorizado a usar Ja fuerza respecto de los mismos. Esta hipétesis abstracta adquicre profundidad historica en la teoria del estaclo de Marx y de Engels, segun la cual las insti- tuciones politicas en’ una sociedad dividida en clases antagénicas tienen la funcién princi pal de permitira la clase dominante mante ner su dominio, fin que no puede ser alean- zada, dado el antagonismo de clases, sino mediante la organizacién sistematica y eficaz de la fuerza monopolizada (y ésta es la razon por la cual todo el estado es, y no puede no ser, una dictadura). En esta direccién es ya clasica la definicién de Max Weber: "Por esta. Pouirics do debe entenderse una empresa institucio- nal de caracter politice en ta cual —y en la medida en que— el aparato administrative tiene con éxito una pretensién de monopolio de la coercién fisica legitima, en vista de la actuacién de los ordenamientos” (1, 53). Esta definicién se ha convertidoen un lugar comin de la ciencia p. contemperinea. G. A. Almond. yG. B. Powell escriben en uno de los manun- les de ciencia p. mas autorizados: “Estamos de acuerde con Max Weber en el hecho de que la fuerza Fisica legitima es el hilo conductor de la accién del sistema politico, la que le cone fiere su particular calidad e importancia y su coherencia como sistema. Las autoridades politicas, y solo ellas, tienen el derecho pre- dominantemente aceptado de usar la cocreién y de ordenar obediencia en base ala misma [...] Cuando hablamos de sistema politico incluimos todas las interacciones que afectan el uso o laamenaza del uso de la coercién Fisi- ca legitima’’ (p. 55), La supremacia de la fuer za fisica como instrumento de poder sobre todas las otras formas de poder (de las cus- les, ademas de la fuerza fisica, las dos prin- cipales son el dominio sobre los biencs que da lugar al poder cconémico y el dominio sobre las ideas que da lugar al poder ideol6- gico) se puecle demostrar por la consideracién de que, aunque en la mayor parte de los esta- dos histéricos el monopolio del poder coac: tivo haya tratado y fogrado el apoyo en fa imposici6n de las ideas (“las ideas dominan- tes —segtin una famosa frase de Mars— son las ideas de la clase dominante"), de los dio- ses padre a la religidn civil, del estado confe- sional ala religion del estado, y en laconcen- tracidn y direecién de las actividades econé- micas principales, hay siempre sin embargo grupos politicos organizades que han permi tido la desmonopolizacion del poder ideolé- gico y del poder econdmica (es un ejemplo el estado liberal-democratico caracterizado por la libertad del disenso, si bien dentro de cier- tos limites, y por la pluralidad de los centros de poder econémico). No hay ningun grupo social organizado que haya hasta ahora podi- do permitir Ia desmonapolizacién del poder coactive, acontecimiento que significaria ni mas nj menos que el fin del estado y que en cuanto tal constituiria un verdadero salto cualitativo fuera de la historia en el reine sin tiempo de la utopia. POLITICA ‘Consecuencia directa dela monopolizacion de la fuerza en el ambito de un determinado territorio y con referencia a un determinado grupo social, son algunas curacteristicas que habitualmente se atribuyen al poder politica y que lo diferencian de toda otra forma de poder: la exclusividad, la universalidad y la inclusividad. Por exclusividad se entiende la tendencia, que los detentadores del poder politico manifiestan, a no permitir en su ambito de dominio la formacién de grupos armados independientes y a subyugar y des- truir aquellos en formacién, ademas de tener bajo control Ia infiltracién, la injerenciao las agresiones de grupos politicos externos. Este caracter distingue un grupo politico organi zado respecto de la societas de latrones (el latrociniurm del quc hablaba san Agustin). Por universalidad se entiende la capacidad que Lienen los detentadores del poder politico, y sdlo ellos, de tomar decisiones legitimas ¥ efectivamente operantes para toda la colec- tividad respecto de la distribucién y del des- tino de los recursos (no s6lo econémicos). Por inclusividad se entiende la posibilidad de intervenir imperativamente en toda esfera de posible actividad de los miembros del grupo ndoles hacia un fin deseado o distra- yéndolos hacia un fin no deseado a través del instrumento del ordenamiento juridico, es decir de un conjunto de normas primarias dirigidas a los miembros del grupo y de nor- mas secundarias dirigidas a funcionarios espécializados, autorizados a intervenir en el caso de violacién de las primeras. Esto no quicre decir que tode poder politice no se colaque limites. Pero hay Ifmites que varian de una formacién p. a otra: un estado teocré- tico extiende su poder a la esfera religiosa, mientras que un estado laico se detiene fren- te a la misma; asi, un estado colectivista extiende su poder a la esfera cconémica mien- tras que el estado liberal clasico se retrae frente a la misma, El estado omniinclusivo, es decir el estado en el cual ninguna esfera de actividad humana es ajena, es el estado totalitarioy ¢s, en su naturaleza de caso limi- te, la sublimacién de la p.. la politizacion inte- gral de las relaciones sociales. V.ELFIN DE LA poLitica. Una vez que se ha sepa- rado el elemento especifico de la p. en el medio que utiliza, caen las tradicionales defi- 1219 niciones teleolégicas, que tratan de definir la p. mediante el fin 0 fines que persigue. Res- pecto de la p. y sus fines, la nica cosa que puede deeirse es que, si el poder politico es, debido al monopolio de la fuerza, el poder supremo en un determinado grupo soctal, los fines que se persiguen a través de la obra de los politicos son los fines que un determina- do grupo social (a 1a clase dominante de ese grupo social) considera de vez en vez preemi nentes. Para dar algunos ejemplos: en épocas de luchas sociales y eiviles, la unidad del esta- do, la concordia, la paz, el orden publico, cte.; en tiempos de paz interior y exterior: el bie. niestar, la prosperidad c inclusive la potencia; en tiempos de opresion por parte de un gobierno despotico: la conquista de los dere. chos civiles y politicos; en tiempas de depen- dencia de una potencia extranjera: la indepen- dencia nacional, Esto quiere desir que no son fines de la p. establecidos para siempre, y mucho menos un fin que incluye a todos y que pueda ser considerado el fin de la p. los fines dela p. son tantos como tantas son las metas que un grupo organizado se propone, segin los tiempos y las circunstancias. Esta insis- tencia en ei medio mas que en los fines, corresponde por otra parte a la communis opinio de ios tedricos del estado, los cuales excluyen el fin de los llamados elementos ‘constitutivos del estado, Citando a Max Weber: “No es posible definir un grupo poli- tico —y tampaco el estado— indicando cl objetivo de su actuacién de grupo. No hay nin- gin abjetivo que grupos politicos no se hayan prepueste alguna vez [...] Por lo tanto pue- de definirse el caracter politico de un grupo social sélo a través del medio [. . J que noes exclusivamente de él, pero es en tado caso especifico, ¢ indispensable para su esencia: el uso de Ia fuerza” (1, 54), Esta remocién del juicio teleolégico no qui ta, por otra parte, que pueda hablarse correc tamente al menos de un fin minimo de la p. el orden publico en las relaciones internas y la defensa de la integridad nacional en las relaciones de un estada.con los otros estados, Este fines minimo porque es la condicion sine qua non para el logro de todos los demas fines yes por lo tanto compatible con los mismos. ‘Aun el partido que quiere el desorden lo quie- reno como objetivo final sino como momen- to obligado para cambiar el orden existente 5220 y crear un nuevo orden, Sobre todo'es licito hablar del orden como fin minimo de la p., porque éste es, o deberia ser, el resultado directo de la organizacién del poder coacti- ‘vo, porque, en otras palabras, este fin (el orden) se unifica con el medio (el monopolio, de la fuerza): en una sociedad compleja, bas da en la division del trabajo, en la estratifi- cacion de clases, en algunos casos incluso en la superposicién de gentes y razas diferentes, solo el recurso en iiltima instancia a la fuer- za impide la disgregaciéa del grupo, el retor- no, como habrian dicho los antiguos, al esta do denaturaleza. Estoes tan cierto que el dia en e] que fuese posible un orden espontanco, como imaginaron varias escuelas econémicas Y politicas, desde los fisiécratas a los anar- guistas, incluso los mismos Marx y Engels durante la fase del comunisme plenamente realizado, no habria mas politica. Quien considere las tradicionales definicio- nes teoldgicas de p, no tardara en darse cuen- ta de que algunas de éstas son definiciones no descriptivas sino prescriptivas, en el sen- tido de que no definen lo que conereta y nor- malmente es la p. sino que indican como debe- ria ser la p. para ser una buena p.;otras difie- ren sélo en las palabras (las palabras del len- guaje filoséfico son con frecuencia volunta- riamente oscuras) de la que aqui se ha dado. Toda la historia de la filosofia p. desborda de definiciones prescriptivas, comenzanda por la aristotélica; comoes sabido Aristételes afir- ma que el fin dela p. noesel vivir sino el vivir bien (Politica, 1278b). Pero gen qué consiste la vida buena? ¢En que se distingue de la mala? ¥ si una clase p. tiraniza a sus subdi- tos obligandolos a una vida tristec infeliz, ¢no hace p,, y el poder que ejerce no es a su vez un poder politico? El mismo Aristételes dis- tingue las formas puras de gobierno de las formas corrupias (y antes que él Platén y des- pués de él muchos atros escriteres politices por casi veinte siglos); si bien lo que distin- gue a las formas corruptas de las puras es que ‘en las primeras la vida no es buena, ni Aris- tOteles ni ninguno de los escritores que han seguido le han negado a éstas el caracter de constituciones politicas, No hay que dejarse ‘engafiar por otras teorias tradicionales que atribuyen a la p. fines distintos al del orden, como el bien comtin (el mismo Aristételes y sobre su huella el aristotelismo medieval) a POLITICA la justicia (Platon): un concepto como el de bien comin, cuando se intenta liberarlo de su extremada generalidad, por lo cual puede sig- nificar todo y nada, para asignarle un signi- ficado plausible, no puede designar mas que aque! bien que todos los miembros de un gru- ‘po tienen en comtin, bien que no es otro que la convivencia ordenada, es decir el orden: en lo que se refiere a la justicia en sentido pla- t6nico, si una vez disipados todos los humos retéricos se la entiende como el principio segiin el cual es bien que cada uno haga lo que le corresponde en el ambito de la sociedad como un todo (Repriblica, 433a), justicia y orden son la misma cosa. Otras nociones de fin, como felicidad, libertad, igualdad, son demasiado controvertidas, y también inter- pretables de los mds disparatados modos, como para que se puedan extraer indicacio- nes ultiics para destacar cl fin especifice de la politica. Otra manera de evitar las dificultades de una definicién teleologica de p. es la de defi- nirls como aquella forma de poder que no tie- ne otto fin mas que el poder mismo (por lo cual el poder es al mismo tiempo medio y fin ©, como se dice, fin en si mismo). "El earde- ter politico de la accién humana —escribe Mario Albertini— surge cuando el poder se convierte en un fin, es buscado en un cierto sentido par si mismo y constituye el objeto de una actividad especifica” (p. 9), a diferen- cia de lo que sucede para el médico que efer- ce su poder sobre el enfermo para curarlo o del nifia que impone su juego a los compane- ros por el placer de jugar y no de ejercer un poder, A esta manera de definir la p. puede objetarsele que no define tanto una forma especifica de poder sino un modo especilico de ejercerlo, y en consecuencia se aplica igual- mente bien a cualquier forma de poder (sea poder econdmico, ideolégico, etc). El poder por el poder es Ja forma degenerada del ojer- Cicio de cualquier forma de poder, que pue- de tener por sujeto tanto al que ejerce ese poder en grande, que es el poder politico, como a quien ejerce un pequefio poder, como. puede ser el poder del padre de familia, o de un jefe de seccion que vigila una docena de obroros. La razén por la cual pucde parecer que el poder como fin en si mismo es carac- teristico de la p. (pero seria mas exacto dec de-un cierto hombre politico, del hombre poli- POLITICA tico maquiavélico) reside en el hecho de que no existe un fin especifico de la p. al igual que existe un fin especifico del pader que e! médi- ¢o ejerce sobre el enfermo, o del nifo que impone su juego a sus companeros. Si el fin de lap. (y nodel hombre polltico maquiavé- lico) fuese de veras el poder, la p. no serviria para nada, Probablemente le definicién de la p. como poder por el poder deriva de la con- fusién entre el concepto de poder y el de potencia: no hay dudas de que entre los Fines de la p. esté también el de la potencia del esta- do (cuando se considera la relacion del pro- pio estado con los otres estados), Pero una. cosa es una p. de potencia, otra ¢s el poder por el poder. Ademas la potencia no cs mas que uno de los fines posibles de la p., un fin que sdlo algunos estados pueden razonable- mente perseguir. Vi. LA POLITICA COMO RELACION aMIGO.ENHAICO, Entre las mas conocidas y discutidas delini ciones de la p. debe considerarse la de Carl ‘Schmitt (retomada y desarrollada por Julien Freund), segiin la cual la esfera de la p. coin- cide con la esfera de la relacién amigo- enemigo. De acuerdo con esta definicion el campo de origen y de aplicacién de la p. seria el antagonismo y su funcidn consistiria en la actividad de asociar y defender a los amigos y de dividir y combatir a los enemigos. Para fortalecer su definicion basada en una con- traposicién fundamental (amigo-enemigo), Schmitt la parangona a las definiciones de moral, de arte, etc., también basadas en con- traposiciones fundamentales como bueno- malo, bello-feo, etc. “La especifica distincién p. a la cual es posible reconducir las accio: nes y los motivos politicos, es la distineion de amigo y enemigo |. . .] En lamedida en que no se puede hacer derivar de otros criterios, ésta corresponde, para la p., a los criterios relati- vamente auténomos de las demas contrapo- “siciones: bueno y malo para la moral, bello y feo para la estética, y asi por el estilo” (p. 105). Freund se expresa drasticamente en estos términos: “Mientras haya p., ésta divi- dird a [a colectividad en amigos y enemigos” (p.448). ¥ comenta: “Cuanto més se desarro- Ila una oposicién en la direceién de la distin- cién amigo-encmigo, tanto mds ésta se con- vierte en p. La caracteristica del estado es la de suprimir en el interior de su ambito de rat competencia la divisin de sus miembros 0 Erupos interiores en amigos y enemigos, con el fin de no tolerar mas que las simples riva- lidades agonistas y las luchas de los partidos, y de reservar al gobiernoel derecho de desig- nar el enemigo exterior [...] Es claro por lo tanto que la oposicidn amigo-enemigo politi- camente es fundamental” (p. 445). A pesar de la pretensién de valer como defi- nicién global del fenomeno politico, la defi- nicién de Schmitt considera la p. segtin una perspectiva unilateral, si bien importante, que és aquella del particular tipo de conflic- toque distinguc la esfera de las acciones poli- ticas. En otras palabras, Schmitt y Freund parecen estar de acuerdo en estos puntos: la Pp. tiene que ver con la conf! nna; hay varios tipos de conflictos, sobre todo hay conflictos agonistas y conflicts antagé. nicos: la p. cubre el campo-en el que se desa- rrollan conflictos antagénicos, No resulta dudose que sea ésta la perspectiva cn la que se colocan los autores citados. Dice Schmitt: “La contraposicién p. es la mas intensa y extrema de todas y cualquier otra contrapo- sicién concreta es tanta mas p. cuanto mas se acerca al punto extremo: el del reagrupa- miento basado en los conceptos amigo- ‘enemigo” (p, 112), Freund dice: "Toda diver- gencia de intereses [. . J puede a cada momen- to transformarse en rivalidad oen conflicto, y este conflicto, desde el momento que asu me el aspecto de una prueba de fuerza entre los grupos que representan estos intereses, vale decir desde el momento en que se afir- ma como lucha de potencia, se convierte en politico," Como se nota por los pasajes cita- dos, lo que tienen en mente estos autores cuando definen la p. de acuerdo a la dicoto- mia amigo-enemigo es que hay conflictos entre los hombres y entre los grupos socia- les, y que entre estos conflictos hay algunos que son diferentes de todos los otros por su particular intensidad; a estos ultimos ellos les dan el nambre de contlictos politicos. Pero apenas se intenta entender en qué consiste esta particular intensidad, y por lo tanto en qué cosa la relacién amigoenemigo se distin- gue de las demas relactones conflictivas que no tienen ta misma intensidad, se llega a la conclusidn de que el elemento distintivo esta en cl hechade q ac hay conflictos que na pue- den resolverse, en ltima instancia, mas que 1222 con la fuerza, 0 por lo menos que justifican por parte de los contendientes la utilizacién de la fuerza para dar fin a la contienda. El conflicto por excelencia del cual tanto ‘Schmitt como Freund extrapolaron sus defi- niciones de p. es la guerra, cuyo concepto comprende tanto ta guerra exterior como la interior, y si una cosa es cierta es el hecho de que la guerra es esa especie de conflicto que se caracteriza de manera preminente pore! uso de la fuerza, Pero siestocs cierto, ladefi- nicion de p. en términos de amigo-enemigo no es de ninguna manera incompatible con la que se ha dado precedentemente y que hace referencia al monopolio de Ia fuerza. No sélo no 3 incompatible sino que es una especifi- cacién y por lo tanto, en dltime andlisis, una confirmacién. En cuanto el poder politico se distingue por el instrumento que utiliza para alcanzar los propios fines, y cste insttumen- to es la fuerza fisiea, éste es el poder al cual se recurre para resolver los conflictos que si no se resolvieran provocarian la disgregacién del estado y del orden internacional, y son jus- tamente los conflictos en los cuales, ubican- dose los contendientes uno frente al otro como enemigos, la vita mea es la mers tua Vit LoPoutTico ¥ Lo soctaL. Contrariamente a la traduccién clésica segin la cual la esfera de Ja p., entendida como esfera de todo lo que afectaa la vida de la polis, incluye todo tipo de relaciones sociales, de tal mode que lo “politico” coincide con lo “social”, la forma ‘como se ha analizado la categoria de la p. es sin duda reductiva: resolver, como se ha dicho, la categoria dela p.en la actividad que directa o indirectamente tiene una relacién con la organizacién del poder coactivo signi- fica restringir el mbito de lo “politico” res- pecte del “social”, rechazar la coincidencia total del primero con el segundo. Esta reduc cin tiene una razén historica muy precisa. De un lado, el cristianismo ha sustraidoa la esfera de la p. el dominio sobre la vida reli- giosa, dando origen a la contraposicion del poder espiritual con cl poder temporal que desconocia el mundo antiguo. Del otro lado, el nacimiento de la economia mercantil bur- guesa quit6 a la esfera de la p. el dominio sobre las relaciones econémicas, originando la contraposicién (para utilizar la terminolo- gia hegeliana, heredada por Marx y que se ha POLITICA convertido de uso comtin en la actualidad) entre sociedad civil y sociedad politica, entre esfera privada o del burgués y esfera publi- ca o del ciudadano, que también cra desco- nocida para el mundo antiguo. Si por una par te Ia filosoffa politica clasica se basa en el estudio de la estructura de la polis y de sus varias formas histéricas o ideales, la Filoso- fia politica posclisica esté caracterizada por Ja continua busqueda de una delimitacion de lo que es politico (el reino de César) respecta de lo que no es politico (sea esto el reino de Dios o el de Mammén), por una reflexién con- tinua sobre lo que distingue la esfera de la p. de la esfera de la no-p.,.el estado del no-estado, donde por esfera del no-estado o de la no-p. sc cntiende sicmpre tanto la sociedad religio- sa (la ecclesia contrapuesta a la civitas) como Ia sociedad natural (el mercado como lugar en-el que los individuos se encuentran incle- pendientemente de toda imposicién, contra. puesiaal ordenamiento coactivo del estado). El tema fundamental de la Filosofia politica moderna es el tema de los confines, ya sean mis atrasados 0 més adelantados segtin los distintos autores y las varias escuelas, del estado como organizacién de la esfera politi- ca tanto respecto de la sociedad religiosa como respecto de la sociedad civil (en el sen- tide de sociedad burguesa o de los particu- lares). Es ejemplar también bajo este aspecto la teoria politica de Hobbes, que esta articula- da alrededor de tres conceptos fundamenta- les y que constituyen las tres partes en las que esta dividida la materia del De cive. Estas tres partes se denominan: libertas, potestas, reli- gio. El problema fundamental del estado y de Ja p. es, para Hobbes, ¢l problema de las rela- ciones entre la potestas simbolizada por el gran Leviatén, de una parte y la libertas y ta religio, de la otra: la libertas indica el espa- cio de las relaciones naturales, donde se desa- rrolla la actividad econémica de los indivi- duos, estimulada por la incensante carrera por la posesion de bienes materiales, el esta- do de naturaleza (recientemente interpreta do como fa prefiguracién de la sociedad de mercado); la religio indica cl espacio reserva- doa laformacion ya la expansion de la vida espiritual, cuya conerecién historica se pro- duce en la institucion de la iglesia, es deeir de una sociedad que por su naturaleza es dife- POLITICA remte de la sociedad politica y que no se pue- de confundir con la misma. Respecto de esia doble delimitacion de limites del territorio de la p. surgen en la filosofia politica moderna dos tipos ideales de estado: el estado abso! to yel estado liberal; el primero tendiente 3 extender, el segundo tendiente a restringir su propia injerencia respecto de fa sociedad eco. némica y de la sociedad religiosa. En la Filo- sofia politica del siglo pasado el proceso de emancipacin de la sociedad respecto del estado se adelanta tanto que por primera vez distintos sectores se plantean hipétesis inclu. so dela desaparicion del estado en un futuro mas o menos lejano y en consecuencia 1a absorcion de lo politico en lo social, o el fin de la p. En conformidad con lo que se ha dicho. hasta el momento sobre cl significado restric- tivo de p. (restrictive respecto del coneepto mas amplio de" fin de lap. significa exactamente fin de una sociedad para cuya cohesién son necesarias relaciones de poder politico, es decir relaciones de dominio basa. das en iiltima instancia en el uso de la fuer- za, Fin de la p, no significa, como es claro, fin de una forma de organizaci6n social cualquic- ra. Significa pura y simplemente el fin de esa forma de organizacién social que se sostiene en el uso exclusivo del poder caactivo. vit, Pourica Y MORAL Al problema de la rela- cidn entre p.y nop. se vincula uno de los pro- blemas fundamentales de la filosofia politi- ca; el problema de la relacién entre p. y moral La p. y la moral tienen en comun el dominio sobre el cual se extienden, que es el dominio de la accién y de la praxis humana, Se sostie- ne que se distinguen entre si por el distinto principio o criterio de valoracidn y de justi- ficacién de sus respectivas acciones, con 1a consecuencia de que lo que es obligatorio en moral no guiere decir que es obligatorio en P., ¥ aquello que es licita en p. no esta dicho que sea licito en moral; 0 que puede haber acciones morales que son impoliticas (0 apo- liticas) y acciones politicas que son inmora: les (a amorales). El descubrimiento de la dis- tincién que se atribuye, con razén 0 no, 2 Maquiavelo, por lo cual se da el nombre de maquiavelismo a toda teoria de la p, que sos- tiene y defiende la separacién de la p. y de la morai, habitualmente es tratado como proble- ma de la autonomia de la p. El problema se 1223 plantea paralelamente con la formacién del estado moderno y con su gradual emancipa- cién respecto de Ia iglesia, que llega en los casos extremos a la subordinacién de la igle- sia al estado y cn consecuencia a la absoluta supremacia de la p. En realidad lo que se ha dado en Hamar Ia autonomia de la p. no es mas que el reconocimiento de que el eriterio de acuerdo con el cual se considera buena o mala una accién politica (no hay que olvida se que por accién politica se entiende, segin laafirmado hasta el momento, una accion que tenga por objeto 0 por sujeto a la polis) es dis- tinto del criterio de acuerdo con el cual se considera buena o mala una accién moral. Si por una parte cl criterio para juzgar una accién como moralmente buena o mala es l respeto de una norma cuyo ordenamiento es consideradocategérico, independientemente del resultado de la accién (“‘haz lo que debes y¥ que suceda lo que pueda”), el criterio con cl cual se juzga una accién como politicamen te buena o mala es el resultado, pura y sim plemente (“haz lo que debes para que suceda Jo que quieres”). Los dos criterios son incon- mensurables. Esta inconmensurabilidad se expresa mediante la afirmacién de queen p. vale el dicho “el fin justifica los medios"’; nor- ma que ha encontrado en Maquiavelo una de sus maximnas expresiones:"{. ..] yen las accio- nes de todos los hombres, y normas de prin- cipes, donde no hay indicio al cual reclamar, se observan los fines. Consiga entonces un principe vencer y mantener el estado: los medios seran siempre considerados honora- bles y por cada uno alabados”’ (El principe, xvut). Por el contrario, en moral la maxima maquiavéliea no vale, porque una aceién para ser juzgada moralmente buena debe ser cum- plida con ningGn otro fin que no sea el de cumplir el propio deber. Una de las mas convincentes interpretacio- nes de esta contraposicion es la distincién weberiana entre la ética de la conviccion y la ética de la responsabilidad: “[. ..] hay una incolmable diferencia entre el obrar segun la norma de la ética de la conviccién, que en tér- minos religiosos dice: ‘el cristiano actiia como justo y pone el resultado en las manos de Dios’, y ef obrar segin la norma de la élica de la responsabilidad, sein la cual es nece- sario responder de las consecuencias (previ- sibles) de las propias acciones” (La politica 124 como profesion, en Max Weber, Escrifos pali- Hicas 1). Eluniverso de la moral y el de la p. se mueven dentro del Ambito de dos sistemas éticos diferentes, mas atin, contrapuestos. Antes que de inmoralidad de la p. o de la impoliticidad de la moral se deberia mas correctamente hablar de dos universos éticos que se mueven segitn principios distintos de acuerdo con las distintas situaciones en las cuales los hombres actian. De estos dos uni versos éticos son representados dos diferen- tes personajes que actian en el mundo sobre caminos destinados casi siempre a no encon- trarse: por un lado, el hombre de fe, el profe- ta, el pedagogo, el sabio que observa la ciu- dad celestial; por cl otro cl hombre de esta- do, el conductor de hombres, el creadar de la ciudad terrena. Lo que cuenta para el pri- mero es la pureza de las intenciones y la cohe- rencia de la accién con la intencién, para el segundo la certeza y la fecundidad del resul. tado. La Hamada inmoralidad de la p. se resuelve en una moral diferente de aquella del deber por cl deber: es la moral por la cual se debe hacer todo aquello que esta en nuestro poder para realizar el objetivo que nos habia- mos propuesto, porque desde el comienzo sabemos que seremos juzgados por el éxito. Les corresponden dos cone clasica, para la cual “virtu sicién al bien moral (contrapuesto a ut Ia maquiavélica, para Ja cual Ia virtud es la capacidad del principe fuerte y sagaz que, usando conjuntamente al “zorro” y al “leon"’, consigue mantener y reforzar su dominio. 1X, LA FOLITICA Coma ETICA DEL GRUPO. Quien no quiere detenerse en la verificacién de la incon+ mensurabilidad de estas dos éticas y trata de entender la razén por la cual lo que esté jus- tificado en un cierto contexto no ticne justi- ficacion en otro, debe preguntarse todavia dande reside la diferencia de estos dos con- textos. La respuesta es [a siguiente: e! crite- ria de la ética de la conviceién se emplea habi- iualmente para juzger acciones individuales, mientras que el criterio de la ética de la res- ponsabilidad se emplea generalmente para justificar aeciones de grupo, o cumplidas por un hombre en nombre y por cuenta del gru- po, ya sea éste el pueblo, la nacién, la iglesia, ta clase, e| partido, ete, En otros términos, puede decirse que a la diferencia entre moral POLITICA yp. 0 entre ética de la conviccién y ética de la responsabilidad, le corresponde también la diferencia entre ética individual y ética de grupo. La proposicién inicial, segan la cual lo que es obligatorio en moral no lo es obli- gatoriamente en p., puede traducirse en esta otra formula: lo que es obligatorio para el individuo no significa que es obligatorio para él grupo del cual el individu forma parte. Piénsesc en la profunda diferencia en cl jui- cio de fildsofos, tedlogos y moralistas acerca de la violencia, dependiendo si este acto de violencia lo cual ejecuta un individuo solo o el grupa social del que ese mismo individuo forma parte, es decir, con otras palabras, si se trata de violencia personal, generalmente, salvo casos exeepcionales, condenada, o de violencia de las instituciones, generalmente, salvo casos exeepeionales, justificada, Esta diferencia encuentra su explicacién en la con- sideracién de que en el caso de violencia indi- vidual casi nunca puede recurrirse al eriterio de justificacién de la violencia como extrema ratio (salvo en el caso de legitima defensa}, mientras que en las relaciones entre grupos el recurso a la violencia justificada como extrema ratioes habitual. Ahora bien, la razon por la cual Ia violencia individual no esta jus- tificada reside justamente en el hecho de que esta, por decirlo asi, protegida por la violen- cia colectiva, tanto que es cada vez mas raro, casi imposible, el caso en el que un individuo se encuentra en la situacion de tener que recu- rrir ala violencia como extrema ratio. Siesto es cierto, tiene una importante consecuencia: la injustificacién de la violencia individual reposa en tiltima instanciaen el hecho de que es aceptada, porque es justificada, la violen- cia colectiva. En otras palabras, no hay nece- idad de la violencia individual porque es sufi ente La violencia coleetiva: la moral puede de esa forma permitirse ser severa con la vio- lencia individual porque se basa en la acep- iacién de una convivencia sostenida sobre la practica continua de la violencia colectiva. El contraste entre moral y p. entendida de esta manera, como contraste entre ética indi: vidual y ética de grupo, sirve también para dar una ilustracién y una explicacién de la secular disputa acerca de Ja razén de estado @). Por “raz6n de estado” se entiende ese con- junto de principios y de normas de acucrdo a POLITICA COMPARADA, las cuales acciones que no serian justificadas si las cumpliera un dnico individuo, son no sélo justificadas sino inclusive en algunos casos exaltadas y glorificadas silas realiza el prin. cipeo cualquiera que ejerce el poder en nom- bre del estado, El hecho de que el estado ten- ga sus razones que el individuo no tiene o no puede hacer valer es otro modo de evidenciar la diferencia entre p. y moral, siempre que esta diferencia se refiera al distinto criterio de acuerdo al cual se juzgan como buenas 0 malas las acciones en los dos diferentes mbi- tos. Laafirmacién de que la p. es la razon de estado encuentra una perfecta corresponden- cia cn Ja afirmacién de que la moral es la raz6n del individuo. Son das razones pero no se encuentran casi nunea: mas atin, del con- traste entre ellas se alimenta la secular his+ toria del conflicto entre moral y p. en todo cago lo que se tendria que agregar es que la raz6n de estado no es mas que un aspecto de la ética del grupo, si bien el mas clamoroso, aunque mas no sea porque el estado cs la colectividad en su mas alto grado de expre sion y de potencia, Pero cada vez que un gru- po social acitia en defensa propia contra otro grupo se remitea una ética diferente de aque- ila que en general es valida para el individuo, es decir a una ética que respondea la misma logica de la razén de estado. De ese modo, jun: to ala razén de estado la historia nos sefial segtin los tiempos y los lugares, una razon de partido o una razon de clase o de nacion, que representan bajo otro nombre pero con la na fuerza y con las mismas consecuencias el principio de la autonomia de la p. entendi- da como autonomia de los prineipes y de las ‘veglas de accién que valen para el grupa como totalidad respecto de aquellas que valen para el individuo cn el grupo. BIBLIOGRAFIA: M. Albertini, La politica, en La polt tica ed altri saggi, Milan, Giulfré, 1963; G.A. Almond y G.B, Powell, Potftiea comparada (1966), Buenos Aires, Paidés, 1970; B. Crick, En defen- sa de la polftica, (1962), Madrid, Taurus; R. Dahl, Andlisis politico actual, Buenos Aires, Eudeba, 1983: M. Duverger. Intraduccién a la palitica (1964), Barcelona, Ariel, 1968; J, Freund, Lesser ce du politique, Paris, Sirey, 1965; C.J, Friedrich, Introduzione alla filosofia politica (1970), Milan, Isedi, 1971; H.R.G. 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La expresion “p, comparada”” designa en general, en la perspectiva de la ciencia politica (v.) contemporanea, la utili- zacién por parte de los estudiosos de un par- ticular métode de control —la comparacién— en el prozedimiento de verificacién (y/o de fal- sificacin) empirica de las hipotesis, de las generalizaciones y de las teorias que concier- nen a los fenémenos politicos, Junto a esta acepcién es frecuente en Ia lite- ratura por lo menos otro mado de entender lap. comparada: en este segundo caso, mas que cémo comparar, interesa qué cosa com- parar; entendiendo, con esto, el conjunto de las observaciones realizadas por las politslo- gos con referencia a una multiplicidad de pai- ses, 0.a toda un area geografica. Si en el pri- mer caso, por lo tanto, la p, comparada es un métoda, en el segundo caso se la ve sobre todo come un campo, un scctor de estudio com- prendido en el area mas amplia de la ciercia politica, Claro esta que las dos acepciones se. atraen reciprocamente. En efecto, si el “qué cosa’ comparar determina, y delimita, el Ambito de interés (el campo) de los estudio- 805, €8 siempre “cémo" comparar (el _méto- do) lo que condiciona el trabajo practice de éstos y la misma credibilidad de sus resulta dos. Por lo tanto, si la distincién tiene una legitimidad, mas alla de los limites de una

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