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INFORME KINESIOLOGÍA
COMPLEMENTARIA
Anamnesis Remota
Anamnesis Próxima:
Soledad Cabal
Cuando alguien dice que la vida está llena de sorpresas y que nunca
terminaremos de conocernos a nosotros mismos, es porque está en lo cierto.
Hace diez años que no me subía a un caballo. Bastante tiempo ya.
Cuando llegamos al Centro de Hipoterapia no estaba muy segura de cómo
reaccionaría al enfrentarme nuevamente a tal situación, sin embargo, había
algo en mí que intuía que sería una linda experiencia, pudiendo tal vez,
transportarme imaginariamente a un hermoso fragmento de mi infancia.
Cuando me asignaron a mi caballo, lo primero que sentí fue cautivación
por lo hermoso que era. Era un caballo alto y lo más bello de todo: blanco.
Luego me enteré de cómo lo llamaban, era una yegua y su nombre: Blanca
Nieves. Al montar en ella, me transmitió mucha tranquilidad y luego de unos
cuartetos de pasos, confianza. Mientras Blanca Nieves marchaba, yo cerré mis
ojos y abrí mis brazos, lo que personalmente me causó algo de dificultad,
porque el movimiento distribuido desde el animal hacia mí se centraba
fuertemente en la oscilación de mi pelvis, la cual era exagerada y me causaba
gran inestabilidad en columna y MMSS, debido a ello abrí mis ojos en más de
una ocasión.
A causa de esta reacción, me pude percatar de la exigencia que realizan
estos movimientos sobre los distintos grupos musculares, sean estos
estabilizadores o generadores de torque, y de cómo se debe estar estimulando
constantemente a los órganos tendinosos de Golgi y husos musculares para
generar las respuestas adecuadas a las variaciones de equilibrio frente a las
fuerzas aplicadas sobre mi cuerpo. Agregar además, que al no contar con el
imput visual, confirmé lo trascendental que es mantener intactas las
aferencias provenientes de los nervios corformantes del sistema vestibular y
órganos de los sentidos.
Cuando tuve que sentarme de lado, lo pude comprender mucho mejor.
Siempre he considerado que mi postura no es de lo más higiénica, observando
en mí, una tendencia a la anteposición de cabeza, aumento de la cifosis
torácica, debilidad de la musculatura aductora de escápula y tendencia la
retroversión pélvica, influenciado en parte, según mi parecer, por mi estatura
(1.72 m); pero al ubicarme sobre la columna de Blanca Nieves, sentir el
solevantamiento de las curvaturas, y realizar un buen apoyo isquiático para
poder mantenerme estable, me di cuenta de que mi tronco y MMSS se
organizaron de tal forma, que lograron generar en mí una postura erguida y
mucho más correcta de la que tengo habitualmente, lo que pude
posteriormente corroborar por medio de fotografías, porque a pesar de que
también hice otros ejercicios sobre mi caballo, ninguno de ellos logró estos
efectos (entre estos, el aumento de mis reflejos posturales, aumento de mi
frecuencia cardíaca) sólo se evidenciaron al sentarme de lado.
Por último, relatar que al finalizar la mini-sesión de hipoterapia, me sentí
muy relajada y tranquila, puede sonar exagerado, pero es sincero: sentí una
especie de armonía espiritual entre la experiencia, el paisaje y yo. Cuando
regresé a las escalinatas para observar a mis demás compañeros, noté una
diferencia al caminar, como sí hubiese aprendido un nuevo tipo de marcha, y
como si mis pies flotaran sobre nubes.
Experiencia de una sesión de Hipoterapia en el centro Quillagua
Una vez que me llamaron, mi corazón comenzó a latir cada vez más
rápido, tanto por la emoción de una experiencia nueva como por lo nerviosa
que me sentía, pero ya arriba de Manojito todo cambió, mi cuerpo sólo se
dejaba llevar por ese armonioso vaivén, mi corazón se tranquilizó y mis
movimientos comenzaron a acentuarse, mi columna empezó a rotar
disociadamente de mi pelvis que realizaba unos movimientos exagerados.
Al llevar a cabo el ejercicio de elevar mis brazos, pude sentir como los
músculos de mis piernas aumentaban el tono para poder mantener la
estabilidad de mi tronco, todas la reacciones posturales estaban atentas a los
distintos cambios de posición, lo que aumentó exageradamente al ubicarme de
espaldas al caballo, esa sensación sí que fue extraña, porque era como andar
hacia atrás, pero en altura y a un paso distinto al de la marcha humana. No
obstante, el compás percibido jamás cambió, fue constante y rítmico.
Descripción de la sesión