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“En el desatino de nuestro goce, sólo hay otro para situarlo, pero en la medida
en que estamos separados de él”
OE 533
El trabajo que viene siendo realizado en los últimos meses, se orienta por el
tema gestado en el diálogo con varias instancias y entidades. “La salud para
todos no sin La locura de cada uno” proviene de reverberaciones de las
discusiones que anteceden al PIPOL 5, que será realizado el 11 y 12 de julio de
2011, bajo el título La santé mentale existe-t-elle?. Pero, entre nosotros,
pondremos más el énfasis en lo que convencionalmente se denomina salud
para todos.
Esta perspectiva abre una nueva vía de investigación acerca del trabajo con la
locura que caracteriza la práctica del psicoanalista en las instituciones y
también en el consultorio. Marcus interroga: “¿De qué manera, en el trabajo
del practicante del psicoanálisis, se presenta la locura?”. “¿De qué modo esta
locura establece, o no, relaciones con la psicosis?” “¿Hasta dónde y cómo se
puede sostener esta tesis cuando ya no se está entre pares?” Ana Lúcia insiste,
“¿Qué caracteriza al trabajo del psicoanalista, qué podemos decir que hay de
psicoanalítico en los trabajos conducidos en los consultorios ambulatorios,
escuelas, etc?”, “¿Qué se recoge en nombre de efectos del inconsciente?”,
“¿Cuál es la ética que nos orienta?”
El tema de la locura, desde la perspectiva que Miller propone en este texto,
conduce a la discusión por los desdoblamientos en torno a la paranoia. Se
destacan algunas citas: “la paranoia es consustancial al lazo social”, “es
imposible ser alguien sin apoyo de una paranoia”. Estas afirmaciones indican
un abordaje de la locura que, a partir de la paranoia tomada como cierne
constitutivo de la subjetividad, coloca cuestiones cruciales para el propio
psicoanalista.
Abordar este tema requiere que se retome el Estadío del espejo, en su función
formadora del yo, que solo se constituye en el encuentro con el Otro, donde se
destaca que no se trata solo de un enlace simbólico entre yo y Otro, sino
también de la alternancia imaginaria. Esta cuestión está presente y se
desdobla en Lacan que llega a formular que todo conocimiento es paranoico.
Así, todo lo que el sujeto puede conocer sobre sí y sobre el mundo, pasa
necesariamente por el Otro, destacando lo que de la relación al semejante no
puede ser totalmente absorbido por la alteridad simbólica. La estabilización es
siempre falla, más o menos frágil, en cada caso.