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NIÑOS | Alergia a la proteína de la leche de

vaca
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Buenos Aires, Jueves, 14 agosto a las 12:09:51


El período de lactancia es sumamente importante para crear el lazo único madre- hijo y las
madres lo saben. La teta, más allá de brindar la mejor nutrición porque brinda anticuerpos
que protegen al bebé de incontables enfermedades puede a veces, ser un problema. La
alergia a la leche de vaca suele aparecer en los primeros tiempos de vida y puede limitar la
lactancia. Qué es y qué hacer para continuar con la lactancia el mayor tiempo posible.

La alergia a proteína de leche de vaca (APLV) se define como una reacción inmunológica a las
proteínas extrañas de la leche de vaca- la leche vacuna contiene más de 40 proteínas-, acompañada
de signos y síntomas clínicos que pueden ser inmediatos, mediatos o tardíos.
Según el Dr. Boggio Marzet, “normalmente la clínica se manifiesta en el primer año de vida. En
general, los síntomas aparecen al iniciar la lactancia artificial y suelen aparecer más de uno. El
espectro de estos incluye alteraciones gastrointestinales, cutáneas y respiratorias. En algunos casos se
han comunicado reacciones de anafilaxia- una reacción del sistema inmunológico más extendida que
la alergia cutánea o digestiva-, pero los datos epidemiológicos reales se desconocen”.

Las reacciones pueden ser inmediatas, esto es entre unos minutos y una hora tras la ingesta o
retardadas -entre unas horas hasta varios días-. Las primeras suelen manifestarse como dermatitis
atópica o manifestaciones gastrointestinales agudas; las segundas con diarreas crónicas, mala
absorción o fallo de crecimiento. En la patogénesis de las reacciones inmediatas está implicada la
inmunoglobulina (IgE) y en las que aparecen más tarde, generalmente participan reacciones de
hipersensibilidad retardada o del tipo antígeno - anticuerpo.

“Es importante remarcar que cuando hablamos de alergia a proteínas de la leche de vaca no hablamos
de intolerancia a la lactosa. Alergia se define como hipersensibilidad con respuesta
inmunológicamente mediada por inmunoglobulinas específicas, mientras que la Intolerancia se define
como una hipersensibilidad sin respuesta inmunológica. La intolerancia a la lactosa es un fenómeno
donde se observa una disminución o ausencia de lactasa, una enzima que se encuentra en la
superficie de la pared intestinal y que sirve para digerir la lactosa de la leche. Este proceso inconcluso
conlleva a la falta de digestión de la lactosa con aumento de la fermentación en el intestino por parte
de las bacterias, lo que produce diarrea, meteorismo y distensión abdominal. La alergia a la proteína
de leche de vaca, por ser un evento con mecanismo inmunológico comprobado, provoca
manifestaciones locales de sensibilización -a nivel de la pared del intestino- y a nivel sistémico -rinitis,
broncoespasmo, trastornos cutáneos-“, explica el Dr. Christian Boggio Marzet, médico pediatra
gastroenterólogo.

Síntomas:
Digestivos
Rechazo del alimento
Vómitos
Diarrea
Cólicos
Constipación
Deposiciones con sangre
Mal progreso de peso
En la piel (Cutáneos)
Angioedema
Eritema
Urticaria
Respiratorios
Rinitis
Conjuntivitis
Tos
Estridor
Broncospasmo
Generalizados
Edema de glotis
Shock anafiláctico

Son pocas las estadísticas de prevalencias basadas en pruebas diagnósticas, sin embargo, los estudios
poblacionales muestran una variación entre un 1,9% y un 7,5% de niños afectados. Esto se debe a la
naturaleza inespecífica de los síntomas – pueden ser manifestación de alguna otra cosa - y el
prolongado intervalo de tiempo entre la ingesta y la reacción lo que impide identificar a la leche como
causa de síntomas.
“La alergia a proteínas de leche de vaca es, en muchos casos, la evidencia de una predisposición
genética que se va a expresar en el futuro con nuevas enfermedades alérgicas. Se ha observado que
aproximadamente la mitad de los niños con alergia a proteínas de leche de vaca desarrollan alergia a
otros alimentos y hasta un 28% presentan alergia a inhalantes antes de los 3 años de edad. Parecen
indicadores de mal pronóstico llegar a los 5 años sin tolerancia, la presencia de alta sensibilización a la
caseína y también la existencia de otras sensibilizaciones concomitantes. Es por eso indispensable la
consulta médica”, expresa el especialista.

Diagnóstico

El diagnóstico se basa en la positividad de uno, varios o todos los puntos citados a continuación:
* La clínica típica, citada, tipo reacción inmediata, mediata o tardía.
* La presencia de anticuerpos IgE (inmunoglobulina E) en sangre, específicos como anticaseína,
antibetalactoglobulina, antialfa lactoalbúmina, también conocidos por RAST (test
radioinmunoabsorbente).
* Prueba cutánea positiva ("prick" positivo), con la aparición de maculopápula tras ligera punción en la
piel del antebrazo, sobre la que previamente se había colocado una gota con el extracto de la proteína
a proba.
* Prueba del parche positiva, basada en un principio semejante al anterior.

Sin embargo –dice el especialista- “dado que ninguno de estos parámetros de laboratorio ni cutáneos
son 100% sensibles y específicos, la presencia de síntomas clínicos cobra sobrada importancia ante la
sospecha clínica de la alergia a proteínas de la leche de vaca”.
Existen además factores que incrementan la probabilidad de que la Alergia a las proteínas de la Leche
de Vaca sea la causa de síntomas gastrointestinales:
* Niños pequeños (menores de 3 años)
* Historia de reacción antigénica cercana a ingesta de determinado alimento
* Enfermedades atópicas (alérgicas) asociadas:
* dermatitis atópica (eczema)
* reacciones agudas a alimentos alergénicos
* asma bronquial
* historia familiar de enfermedades atópicas

La importancia de la alimentación y el tratamiento

El tratamiento de la APLV es un desafío dado que debe tenerse en cuenta la edad del paciente al
momento de definir la mejor opción terapéutica. Entre las medidas que pueden adoptarse se
encuentran:
* Supresión de las proteínas causantes de la enfermedad
* En lactantes alimentados a pecho exclusivo:
o Supresión de proteína de leche de vaca en la dieta de la madre y de otras proteínas alimentarias
(huevo, maní, etc.)
* En lactantes alimentados con fórmula: Hay que evaluar la utilización de una fórmula que garantice:
* Inocuidad
* Adecuada nutrición
* Eficacia
* Seguridad

“La aparición de APLV en lactantes alimentados a pecho exclusivo es baja (0,5%). La ingestión de
antígenos de leche de vaca y otros antígenos alimentarios son secretados en la leche humana y
pueden potencialmente sensibilizar al lactante exclusivamente amamantado. Esto está relacionado
con más frecuencia en madres con deficiencia de Inmunoglobulina A en leche materna. En la mayoría
de lactantes y niños pequeños con APLV, el 28-56% se consigue la tolerancia clínica de las proteínas
de leche de vaca al año de edad, el 60-77% a los 2 años y el 71-87% a los 3 años. Es decir, la mitad de
los niños con APLV toleran la misma al año de edad y el 95% antes de los 6 años. Sólo un pequeño
grupo acarrean este trastorno hacia la segunda infancia. Pero el correcto diagnóstico y el tratamiento
temprano es fundamental”, concluye el Dr. Boggio Marzet.

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