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LA CRISTOLOGIA
EN EL “DOCUMENTO DE APARECIDA”.

A manera de introducción.

Los pastores latinoamenricanos y caribeños reunidos en Aparecido expresaron


unánimemente una preocupación soteriológica, esto es, ofrecer la salvación que Dios en
su Hijo Jesús realizó de una ves para siempre para toda la humanidad bajo la categoría
de reino de Dios.

Ante un contexto que ellos analizaron con responsabilidad, no han visto otra
salida que anunciar, de forma renovada y creativa todo el acontecimiento Jesucristo,
principalmente su muerte y resurrección.

Todo esto nos da a entender que en el Documento por ellos elaborado se


contiene una cristología bastante rica que hay que profundizar para hacerla kerigma y
catequesis salvíficas que es lo que Latinoamérica espera. Trataremos de presentar la
riqueza plural de esta cristología.

CAPITULO PRIMERO.

UNA CRISTOLOGIA
QUE SURGE DEL CONTEXTO.

1.- El contexto como elemento constitutivo del quehacer teológico y


cristológico.

Según las exigencias metodológicas posconciliares, la teología cuenta como


elemento constitutivo de su quehacer, el contexto en donde se vive concretamente la fe
cristiana que es su punto de partida. El contenido de fe eclesial del pasado se hace
nuevamente actual, interesante y hasta cuestionante solamente cuando se interpreta
desde una situación epocal apremiante.

Las comunidades cristianas de la primitiva Iglesia, con fidelidad a la memoria


Iesu y bajo moción del Espíritu, van elaborando creativamente diferentes cristologías
contextuales que son verdaderas respuestas a los muchos interrogantes que ya desde
entonces brotaban de los creyentes.

Por otra parte, si es verdad que la fe en Cristo proporciona a la cristología su


estructura fundamental, se sigue, por lo mismo, que el contexto forma parte de la
cristología porque la fe se vive y se celebra en un determinado contexto.

Los grandes modelos cristológicos que han sido muy significativos para la vida
de muchos pueblos, no son más que cristologías en contexto: la cristología cósmica, la
cristología trascendental, la histórica, la de tipo clásico, la cristología de la liberación, la
cristología de la secularización, etc.
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La cristología del Documento de Aparecida quiere presentar a los pueblos


latinoamericanos y del Caribe, un Cristo que sea verdaderamente significativo; que sea
el cumplimiento de sus esperanzas y la fuerza en sus sufrimiento. Para esto, toma muy
en cuenta la realidad contextual, hace un estudio de la misma, y, desde esta perspectiva,
piensa y habla de Cristo.

2.- El contexto que configura la cristología de Aparecida.

El continente latinoamericano y caribeño están viviendo una situación muy


difícil, un contexto que además de complejo no se deja facialmente articular. En pocos
incisos trataré de presentarlos como lo hace el Documento.

2.1.- Visión general. La situación en que viven nuestros pueblos


latinoamericanos y caribeños es “una realidad marcada por grandes cambios que afectan
profundamente sus vidas” (33). “La novedad de estos cambios, es que tienen un alcance
global que con diferencias y matices, afectan al mundo entero”. Factores determinantes
de estos cambios son la ciencia, la tecnología, la manipulación genética de la vida y la
capacidad de crear una red de comunicaciones de alcance mundial. La historia se ha
acelerado y los cambios mismos se vuelven vertiginosos.

La nueva realidad de escala mundial del fenómeno humano trae consecuencias


en todos los ámbitos de la vida social. Veamos algunos de los que nos ofrece Aparecida:

a.- La realidad se ha vuelto más opaca. Esto quiere decir que cualquier persona
individual necesita siempre más información; una información complexita y unitaria
para no tener una visión unilateral de la realidad. La realidad social resulta demasiado
grande para una conciencia que, teniendo en cuenta su falta de saber e información,
fácilmente se cree insignificante.
b.- La realidad ha traído aparejada una crisis de sentido. Con esto no se está
haciendo referencia a los múltiples sentidos parciales que cada uno puede encontrar,
sino al sentido que da unidad a todo lo que existe, los creyentes le llaman sentido
religioso.
c.- Nuestras tradiciones culturales ya no se transmiten de una generación a otra
con la misma fluidez que en el pasado.

2.2.- El cambio epocal que están viviendo nuestros pueblos afecta


profundamente a la cultura, principalmente a la visión que ahora se tiene del hombre y
de la mujer. Se desvanece la concepción integral del ser humano, su relación con el
mundo y con Dios y sabemos que quien excluye a Dios de su horizonte, falsifica el
concepto de realidad y sólo puede terminar en caminos equivocados y con recetas
destructivas (44).

De esta visión unilateral de la realidad humana, surge la época del fragmento


que define a la posmodernidad cuyas notas, entre otras, son las siguientes:

a.- Una sobrevaloración de la subjetividad individual. El individualismo debilita


los vínculos comunitarios (44).
b.- Se concibe el tiempo como fijado en el propio presente, trayendo
concepciones de inconsistencia e inestabilidad. Se deja de lado la preocupación por el
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bien común para dar paso a la realización inmediata de los deseos de los individuos, a la
creación de nuevos y muchas veces, arbitrarios derechos individuales, a los problemas
de la sexualidad, la familia, las enfermedades y la muerte (44).
c.- La creación de una nueva visión de la realidad. Se han ido introduciendo, por
la utilización de los medios de comunicación de masas, un sentido estético, una visión
acerca de la felicidad, una percepción de la realidad y hasta un lenguaje, que se quiere
imponer como una auténtica cultura. De esta manera se destruye lo verdaderamente
humano. (45).
d.- Se está verificando una especie de nueva colonización cultural por la
imposición de culturas artificiales, despreciando las culturas locales y tendiendo a
imponer una cultura homogeneizada en todos los sectores. Se prefiere vivir día a día, sin
programas a largo plazo ni apegos personales, familiares y comunitarios. Las relaciones
humanas se consideran objetos de consumo, llevando a relaciones afectivas sin
compromiso responsable y definitivo (46).
e.- Otra verificación que se está dando consiste en una tendencia hacia la
afirmación exasperada de derechos individuales y subjetivos. Esta búsqueda es
pragmática e inmediatista, sin preocupación por criterios éticos.

2.3.- La situación económica es otro de los principales aspectos que configuran


el contexto desde el cual nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños quieren
confesar a Jesucristo y recibir su mensaje de salvación.

La globalización es un fenómeno complejo que posee diversas dimensiones


(económicas, políticas, culturales, comunicacionales, etc.). Lamentablemente, la cara
más extendida y exitosa de la globalización es su dimensión económica, que se
sobrepone y condiciona las otras condiciones de la vida humana. Para su justa
valoración, es necesaria una comprensión analítica y diferenciada que permita detectar
tanto sus aspectos positivos como negativos. El mismo Papa, en su Discurso Inaugural,
expone el fenómeno de la globalización en sus aspectos positivos, como en los
negativos.

La hola negativa de la globalización que ha cubierto de sombras la vida de


nuestros pueblos, se desglosa en los siguientes golpes:

a.- La concentración de poder y de riquezas en manos de pocos, no sólo de los


recursos físicos y monetarios, sino sobre todo de la información y de los recursos
humanos.
b.- Se sigue la exclusión de todos aquellos no suficientemente capacitados e
informados.
c.- Las instituciones financieras y las empresas transnacionales se fortalecen al
punto de subordinar las economías locales, sobre todo, debilitando a los estados, que
parecen cada vez más impotentes para llevar adelante proyectos de desarrollo.
d.- Se celebran Tratados de Libre Comercio entre países con economías
asimétricas, que no siempre benefician a los países más pobres.
e.- Otros aspectos de la realidad económica es el alto nivel de corrupción en las
economías, la pobreza en que están sumidos muchos campesinos por falta de tierra
propia y el proceso de movilidad humana.
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2.4.- La dimensión socio política forma parte integrante del contexto que
condiciona la vida de nuestros pueblos. Expondré brevemente algunos de sus aspectos,
siguiendo el Documento.

a.- Por una parte, se puede constatar un cierto progreso democrático que se
demuestra en diversos procesos electorales; por otra parte, preocupa el acelerado avance
de diversas formas de regresión autoritaria por vía democrática que, en ciertas
ocasiones, derivan en regímenes de corte neopopulista. Es necesaria, entonces, una
democracia participativa (74. 75).
b.- Se aprecia actualmente un esfuerzo de los Estados por definir y aplicar
políticas públicas en los campos de la salud, educación, seguridad alimentaria,
previsión social, acceso a la tierra y a la vivienda, promoción eficaz de la economía para
la creación de empleos y leyes que favorecen las organizaciones solidarias (76).
c.- Uno de los factores negativos consiste en el recrudecimiento de la corrupción
en la sociedad y en el Estado, que involucra a los poderes legislativos y ejecutivos en
todos sus niveles, y alcanza también al sistema judicial que, a menudo, inclina su juicio
a favor de los poderosos y genera impunidad, lo que pone en serio riesgo la credibilidad
de las instituciones públicas y aumenta la desconfianza del pueblo.
d.- La vida social se está deteriorando gravemente en muchos países de América
Latine y El Caribe por el crecimiento de la violencia, que se manifiesta en robos,
asaltos, secuestros, y lo que es más grave, en asesinatos que cada día destruyen más
vidas y llenan de dolor las familias. La violencia revista formas diversas y son múltiples
sus causas.
e.- Otros aspectos negativos están al día como la aprobación de leyes injustas y
el aumento de la represión, la violación de los derechos humanos, incluso el derecho de
la libertad religiosa.

2.5.- Otro elemento contextual que hace más compleja la situación es,
principalmente, la biodiversidad, la ecología y la presencia de los indígenas en la Iglesia
que se ven amenazadas que reclama nuestra atención.
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CAPITULO SEGUNDO.

UNA CRISTOLOGIA CENTRADA


EN EL JESUS HISTORICO.

Las tres búsquedas históricas del Jesús de Nazaret en la historia de la exégesis


reciente, muestra un gran interés por conocerlo más, de tener un nuevo acceso a su
persona y a su proyecto. El mismo interés han mostrado las muchas cristologías que van
en esta línea.

El Documento de Aparecida, como otros documentos del Magisterio, ha


asumido con mucha sorpresa, el mismo itinerarium mentis discipulorum que los
discípulos hicieron en el descubrimiento de Jesús. Para confesar a Jesús como el Cristo
y convertirse en sus misioneros, ellos tuvieron que pasar por un proceso cuyas etapas
principales son las siguientes: encuentro, conversión, discipulado, reino de Dios,
comunión y misión.

En razón de este retorno a los orígenes de Jesús de Nazaret y a su mensaje de


salvación, podemos afirmar que la cristología del Documento está elaborada en
perspectiva histórica. A continuación comentaremos brevemente cada uno de los
elementos que constituyen el discurso cristológico de Aparecida.

1.- Todo comenzó por un encuentro de unos judíos con Jesús.

La experiencia de un encuentro está a la base de toda la tradición


neotestamentaria. “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran
idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo
horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (243). Aparecida hace memoria
de aquel encuentro originario que cambió la vida de muchos. “La naturaleza misma del
cristianismo consiste, por lo tanto, en reconocer la presencia de Jesucristo y seguirlo.
Esta fue la hermosa experiencia de aquellos primeros discípulos que, encontrando a
Jesús, quedaron fascinados y llenos de estupor ante la excepcionalidad de quien les
hablaba, ante el modo cómo los trataba, correspondiendo al hambre y sed de vida que
había en sus corazones” (244). En el hoy de nuestros pueblos se levanta una pregunta
llena de expectativas; “Maestro, ¿dónde vives?”

El Documento de Aparecida señala los lugares de encuentro con Jesucristo, tale


como: Sagrada Escritura, en la Liturgia, la Eucaristía, en el sacramento de la
reconciliación, en la oración comunitaria, en los pobres afligidos y enfermos, en la
piedad popular.

2.- Los discípulos se quedaron con él.

El encuentro con Jesús de Nazaret llevó a los primeros discípulos a una


verdadera conversión: dejándolo toso, lo siguieron y se quedaron con él; cambiaron de
horizonte, rompieron los viejos esquemas de vida. La conversión, “es la respuesta
inicial de quien ha escuchado al Señor con admiración, cree en El por la acción del
Espíritu, se decide a ser su amigo e ir tras de El, cambiando su forma de pensar y de
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vivir, aceptando la cruz de Cristo, consciente de que morir al pecado es alcanzar la vida.
En el bautismo y en sacramento de la reconciliación, se actualiza para nosotros la
redención de Cristo” (278).

3.- Los discípulos vivieron en comunión con el maestro.

Los discípulos que se quedaron con Jesús entraron en comunión con él


compartiendo su espíritu, escuchando su palabra, teniendo los mismos sentimientos,
proyectos ideales, etc.

“Jesús al inicio de su ministerio, elige a los Doce para vivir en comunión con El
(Mc 3, 14). Para favorecer la comunión y evaluar la misión, Jesús les pide: <Vengan
ustedes solos a un lugar deshabitado, para descansar un poco> (Mc 6, 31-32). Hy,
también el encuentro de los discípulos con Jesús en la intimidad es indispensable para
alimentar la vida de comunión y la actividad misionera” (154).

Entre los aspectos del proceso de formación está la comunión, elemento


fundamental para el discípulo: “No puede haber vida cristiana sino en comunidad: en las
familias, las parroquias, las comunidades de vida consagrada, las comunidades de base,
otras pequeñas comunidades y movimientos. Como los primeros cristianos, que se
reunían e4n la comunidad, el discípulo participa en la vida de la Iglesia y en el
encuentro con los hermanos, viviendo el amor de Cristo en la vida fraterna solidaria”
(278).

4.- Jesús se rodeó de un grupo de discípulos.

Es un hecho que se remonta a la vida pre-pascual de Jesús el que se haya


rodeado de un grupo de discípulos y que aparece siempre con él (Mc 6, 7-13; Lc 9, 1-6).
El discipulado se fundamenta en la vocación por parte de Jesús, ha sido llamado
personalmente por él; por otra parte, discípulos es aquel que ha recibido al señor con
estupor; el de oídos atentos para escuchar y pronto para obedecer; el discípulo da una
respuesta de amor a una llamada de amor.

La elección del discípulo, atendiendo a las circunstancias que lo rodean, presenta


mucha analogía con aquella de los profetas veterotestamentarios. En razón de lo cual, la
vocación de los discípulos puede considerarse como una acción profética con las
mismas exigencias de ésta.

Los relatos de vocación contienen como primer elemento el encuentro con


Jesucristo, como hemos dicho anteriormente. Otro elemento de mucha importancia es la
conversión a Dios o respuesta positiva que daba el que oía y aceptaba el mensaje de
Jesús y que implicaba una ruptura social como exigencia de la misma conversión: con
los propios bienes, el propio hogar y la propia familia.

La novedad del seguimiento de Jesús por parte del discípulo está en que se trata
de una metanoia escatológica, de una verdadera conversión cuyos elementos son los
siguientes:

a.- el seguimiento de Jesús se presenta como una conversión religiosa.


b.- el seguir a Jesús es afirmar que la salvación viene por la fe en él.
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c.- la conversión exigida es una conversión a Jesús.


d.- el seguimiento de Jesús indica que el reino de Dios es una realidad presente.

Este tipo de conversión lleva a un tercer elemento del discipulado que es la


comunión con el Maestro de vida y de misión. El discípulo está unido al misterio de
Jesucristo y su vida está inmersa en la comunión con él (Ga 2, 20) Las
Bienaventuranzas son la transposición de la cruz y resurrección a la existencia del
discípulo. Benedicto XVI dice que las Bienaventuranzas expresan lo que significa ser
discípulo (101). Por último, la finalidad del seguimiento de Jesús, es poner a los
discípulos a disposición del reino de Dios.

5.- El reino de Dios es el núcleo del mensaje y la praxis de Jesús.

Es bien sabido por nosotros que el reino de Dios fue el núcleo de la predicación
de Jesús quien lo predica con sus parábolas y bienaventuranzas y lo hace presente a
través de una praxis muy concreta de curaciones, expulsión de demonios y resucitando
muchos muertos. Con este proyecto salvífico del Padre que Jesús hizo suyo se
cumplieron las grandes expectativas veterotestamentarias y las grandes esperanzas de la
humanidad.

Los obispos latinoamericanos y del Caribe están convencidos de que solamente


el Evangelio del Reino de Jesucristo, puede, de igual manera, cumplir las expectativas
de nuestros pueblos agobiados por muchos males. Con gran iniciativa y creatividad han
podido interpretar esta buena noticia según el contexto que hemos mencionado
anteriormente. El Evangelio del Reino es para el hoy de Latinoamérica y El Caribe.

a.- La buena nueva de la dignidad humana.

b.- La buena nueva de la vida.

c.- La buena nueva de la familia.

d.- La buena nueva de la actividad humana.

e.- La buena nueva del destino universal de los bienes y la ecología.

6.- Los envío a predicar el evangelio.


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CAPITULO TERCERO.

UNA CRISTOLOGIA
DE PUÑO TRINITARIO.

La cristología del Documento de Aparecida se nos presenta con toda su riqueza


en cuanto que se sitúa en una perspectiva trinitaria. No podía ser de otra manera porque
Jesús nos revela el verdadero rostro de Dios su Padre por la fuerza del Espíritu que
habita en él toda su plenitud. La cristología trinitaria se tematiza en las siguientes líneas:

1.- La buena nueva del reino de Dios tiene una dimensión profundamente
trinitaria: Jesús de Nazaret nos habla del Padre haciendo suyo el proyecto de una
salvación universal concebida desde los inicios como voluntad de Dios. Lleva a cabo
esta revelación como el Mesías, esto es, el ungido por el Espíritu Santo.

Jesucristo “es el verdadero camino hacia el Padre, quien tanto amó al mundo que
el dio a su Hijo único, para que todo el que crea en El tenga vida eterna…La fe en Jesús
como el Hijo del Padre es la puerta de entrada a la Vida. Los discípulos de Jesús
confesamos nuestra fe con las palabras de Pedro: <Tus palabras dan Vida eterna>”
(101). Al explicar el reino de Dios para Latinoamérica y El Caribe, los obispos hace
suya la doxología eucarística: una alabanza a Dios por Cristo en el Espíritu (104-128).

2.- La vida de comunión de los discípulos con Cristo es una comunión con la
Trinidad. Comunión con el Padre en Cristo por el Espíritu. “El misterio de la Trinidad
es la fuente, el modelo y la meta del misterio de la Iglesia: <Un pueblo reunido por la
unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo>”. La comunión de los fieles y de las
Iglesias particulares en el Pueblo de Dios se sustenta en la comunión con la Trinidad
(155). “Al recibir la fe y el bautismo, los cristianos acogemos la acción del Espíritu
Santo que lleva a confesar a Jesús como el Hijo de Dios y llamar a Dios <Abba>”.
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CAPITULO CUARTO.

UNA CRISTOLOGIA KERIGMATICA.

El Jesús de la historia es el Cristo de la fe o del kerigma. La unidad del gran


acontecimiento, Jesucristo nos permite afirmar que la cristología del Documento de
Aparecida centrada en Jesús de Nazaret es la misma cristología kerigmática que el
mismo Documento ofrece.

1.- La cristología de Aparecida es kerigmática, porque toma la forma de anuncio


que debe ser predicado como Buena Noticia a todos nuestros pueblos.

2.- El fundamento del kerigma es Jesucristo Resucitado en donde se revela


plenamente Dios revelando a Jesucristo

3.- El kerigma es Jesucristo.

En el Nuevo Testamento, kerigma designa el anuncio del Evangelio hecho a los


judíos, y a los paganos, la proclamación de la buena noticia de la salvación por obra de
Cristo, Señor, muerto y resucitado. Y como la salvación misma es una realidad verbal,
esto es, Dios mismo en su epifanía es palabra, y se expresa a sí mismo como tal (E.
Simons), podemos afirmar, entonces, que Jesucristo, Palabra eterna, es el kerigma, la
Buena Noticia de salvación que Dios su Padre anuncia y presenta a toda la humanidad
deseosa de paz, de justicia y de felicidad.

2.- El kerigma es el reino de Dios.

Jesús de Nazaret, enviado del Padre, trae para todos los hombres y mujeres una
buena noticia, un anuncio que alegrara el mundo entero (Lc 2, 10-11): El tiempo se ha
cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva (Mc 1,
15). Los evangelios dan testimonio que Jesucristo se entrega totalmente a la predicación
y a la realización del reino. Este es salvación y esperanza para todos, principalmente,
para los pobres, los enfermos, los marginados, etc.

3.- El kerigma es Dios Trinidad.

El reino de Dios que Jesús predica y lleva a su plena realización se centra


absolutamente en Dios mismo; de tal manera, que Jesús no habla sino de Dios a quien
llama Abba. El es el único que nos muestra el verdadero rostro de Dios que las
parábolas, bienaventuranzas y toda la praxis de Jesús llama bueno, misericordioso,
compasivo y todopoderoso. Esta revelación teológica de Jesucristo la realiza en virtud
del Espíritu Santo: El Espíritu del Señor está sobre mí porque me ha ungido para
anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamer la liberación a los
cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año
de gracia del Señor (Lc 4, 18)).

En un mundo del pluralismo religioso que nos ha tocado vivir, el kerigma, que
la Iglesia debe anunciar es DIOS MISMO que salva y hace felices a los hombres y
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mujeres en su único mediador que es su Hijo Jesucristo, Logos eterno y por el poder del
Espíritu Santo que ha obrado desde siempre y sigue actuando en el mundo de las
culturas y tradiciones religiosas antiguas (Dominum et vivificantem).

4.- El kerigma es el primer anuncio.

Hace ya algunas décadas K. Rahner y K. Lehmann, denuncian una confusión


que se produjo con el mal uso del concepto kerigma. Según ellos, dos corrientes de
aquel entonces, una pastoral y la otra existencial (Bultmann), han tomado el concepto de
kerigma del vocabulario del NT, empleándolo cada una a su manera y bajo formas muy
diversas sin poner el suficiente cuidado por dar a este concepto moderno el mismo
significado que adquiere en la tradición neotestamentaria. Por este motivo suguieren
que “sólo un cuidadoso retorno al sentido neotestamentario de kerigma puede librarnos
de limitaciones y demostrar de una manera positiva que se da en él una específica
predicación cristiana”1.

En el griego clásico keriz significa el heraldo dotado de autoridad oficial, de un


mensaje de carácter público y obligatorio. El heraldo no anuncia un mensaje de su
propia cosecha, sino el que le encargan. Por lo mismo, lo decisivo no es tanto lo que se
comunica, sino el hecho mismo de la proclamación pública.

En el Nuevo Testamento, kerigma significa proclamación con poder, palabra


autorizada de predicación. Jesús toma a su cargo esta predicación y proclama que el
reino de Dios está cerca. Frente a la anterior predicación profética, el Hijo enviado por
el Padre lleva a su forma válida y definitiva la salvación prometida con el “hoy” de Lc
4,21: Comenzó, pues, a decirles:< Esta Escritura que acabáis de oír se ha cumplido
hoy>. Jesús envía a sus discípulos con este mismo encargo, de manera provisional en
los días anteriores a la Pascua, definitivamente después. Ya san Marcos emplea el verbo
kerissein, para designar la finalidad de la misión de los discípulos (Mc 3, 14; 6, 12).
Aquí, el verbo tiene por objeto la proclamación del reino de Dios, del evangelio, del
Cristos y de la palabra.

Yo puedo ver que los teólogos que hemos mencionado, señalan algunas
características que constituyen el sentido originario neotestamentario del concepto de
kerigma. Presento algunas de ellas: primero, el contenido de lo que se proclama;
segundo, “Los rasgos inconfundibles del carácter de Jesús que ofrece el kerigma, más
allá del mero “que ha venido”, aluden a la vida terrena y realmente vivida y a la historia
única de este Jesús de Nazaret”; tercero, kerigma y narración son inseparables; cuarto,
el kerigma demuestra ser, en razón de su esencia, la parádosis apostólica normativa:
quinto, el tono exigente del concepto de kerigma; sexto, no querer, jamás, crear una
zona libre de kerigma para el Jesús histórico; la esencia del kerigma, en sentido
neotestamentario, es la proclamación del mensaje de la salvación: la venida del reino de
Dios (Mt 4, 23; lc 2, 9).

El Documento de Aparecida afirma que para realizar misión evengelizadora a


nuestros pueblos, los discípulos de Jesucristo deben iniciarse en un proceso de
formación integral, teniendo como base la fuerza del anuncio kerigmático. “El poder del
Espíritu y de la Palabra contagia a las personas y las lleva a escuchar a Jesucristo, a
creer en él como Salvador, a reconocerlo como quien da pleno significado a su vida y a
1
.- K. RAHNER. K. LEHMANN, “Kerigma y dogma” en MS, I/II 1969, 704-705.
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seguir sus pasos. El anuncio, continúa Aparecida, se fundamenta en el hecho de la


presencia de Cristo Resucitado hoy en la Iglesia y es el factor imprescindible del
proceso de formación de los discípulos y misioneros” (DA 279).
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CAPITULO QUINTO.

UNA CRISTOLOGÍA ECUMENICA.

Introducción: una situación que nos preocupa.

El fenómeno de la globalización ha creado un mundo plural cultural y


religiosamente. El resurgimiento de las grandes tradiciones religiosas del mundo como
el judaísmo, el islamismo, el hinduismo, etc., nos cuestionan sobre el sentido universal
salvífico de Jesucristo. También ellas se presentan como medios de salvación. Esta
nueva situación nos urge abordar con responsabilidad una cristología de las religiones o
una teología del diálogo interreligioso.

1.- Hacia una cristología de las religiones.

El Documento de Aparecida no aborda explícitamente este tipo de cristología,


pero lo enuncia poniendo los fundamentos del mismo que podemos reducir a los
siguientes:

a.- Una cristología trinitaria.

La Palabra revelada: el Logos (235).


El Espíritu Santo: el Pneuma (236).
Otros medios de Dios conocidos (236).

b.- La vida de comunión de los discípulos misioneros.

Al pensar la Iglesia como comunión, a semejanza de Dios, comunión


interpersonal de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, se está pensando es una
Iglesia incluyente, que sabe reconocer cuanto de positivo hay en las otras religiones, en
otras palabras, sabe descubrir la presencia de Dios en ellas.

2.- El diálogo interreligioso.

Para comenzar una teología del diálogo interreligioso, es necesario tomar en


cuanto los principios del diálogo ecuménico de aquella carta programática Ecclesiam
suma del Papa Paulo VI. En segundo lugar, detener la atención en todo aquello que se
puede hacer en colaboración con ella y, por último, abordar el espinoso tema de la
salvación en estas tradiciones religiosas.

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