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Acompáñeme a leer Juan 15:1-8. Este pasaje es conocido como el capítulo del fruto. El señor
Jesucristo vivió y se crió en zonas donde abundaban las plantaciones de cultivos y viñedos y él
era muy observador, es por eso que cada vez que habla usa un ejemplo práctico para que sea
más fácil la comprensión y el aprendizaje, y en la enseñanza que nos trae hoy no es la
excepción. El no trae en sus manos dinero, ni riquezas pero si trae en su mano un pámpano de
una vid madura.
Las uvas desde el Antiguo Testamento han simbolizado la capacidad del pueblo de Dios de
producir y llevar frutos, haciendo la obra de Dios en la tierra.
Veamos los personajes que menciona Jesús en esta Palabra (Juan 15:1, “Yo soy la vid
verdadera, y mi Padre es el labrador)
Este pasaje nos identifica a los dos primeros personajes, la vid y el labrador. En
Juan 15:2, “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva
fruto, lo limpiará,
para que lleve más fruto”,
Jesús nos presenta al tercer actor de esta palabra el pámpano.
Primero quiero hablarle del labrador, que en este caso Jesús nos dice que es Dios. El labrador
es la persona encargada de preparar todo para que la vid pueda crecer. Para ver en detalle lo
que hace el labrador leamos Isaías 5:1-2, “Cantaré en nombre de mi amigo querido una
canción dedicada a su viña. Mi amigo querido tenía una viña en una ladera fértil. La cavó,
la limpió de piedras y la plantó con las mejores cepas. Edificó una torre en medio de ella
y además preparó un lagar. Él esperaba que diera buenas uvas, pero acabó dando uvas
agrias” Este pasaje es interesante porque nos permite ver y
entender lo que hace el labrador de un viñedo.
Lo primero que busca es una ladera fértil, que asociado a la parábola del sembrador significa
un corazón noble, que retenga la Palabra. Cuando Dios encuentra, porque Él es quien nos
llama a nosotros, El cava en la tierra, es decir empieza a ver en lo profundo de nuestro
corazón, luego lo limpia de piedras, es decir de raíces de amargura (sanidad interior) y luego
planta en nosotros las mejores cepas. La cepa es el tipo de uva que me va a permitir obtener
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una buena uva (para el caso de los que conocen vinos es como sembrar un carmenere, una
cepa que ahora solo está en Chile que es considerada como una cepa muy buena) En
resumen Dios busca corazones fértiles para sembrar ahí a su hijo Jesús esperanzado que los
frutos de ese corazón sean buenas uvas.
En Juan 15:1 Jesús se define a sí mismo como la vid, aquí nos está dejando saber que él es el
TRONCO
, que él es quien es el comienzo, y de él se desprenden los pámpanos que van a dar fruto, él
como tronco está en la tierra agarrado y es el encargado de pasar el alimento y de sostener a
la planta.
El tercer y último personaje de este pasaje son los pámpanos. Jesús se estaba dirigiendo a sus
discípulos y los identificó como los pámpanos, en este caso hoy podemos decir que nosotros
somos los pámpanos del viñedo de Dios. En la viña, los pámpanos son el centro de atención
de los esfuerzos del labrador, porque son los que producen fruto. En la práctica se trata que los
pámpanos queden de manera extendida y que abarquen mas espacios, porque de esta manera
podrá circular mejor el aire por en medio de los pámpanos y recibirá una mayor cantidad de sol,
además de poder llegar mejor hasta ellos a la hora de atenderlos.
La respuesta está en Juan 15:8, “Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho
fruto y muestran así que son mis discípulos” Este pasaje me permite
entender lo que espera Jesús de una persona que se considera su discípulo. En el mundo de
los viñedos, las casas famosas son las que mejor se posicionan, las que obtienen un mejor
producto, pero ellas no pueden vivir de fama de una temporada, sus vinos deben ser
constantes en calidad para que se extienda su dominio. Esto mismo es lo que busca Dios, que
su reino se establezca a través de los frutos que da su viñedo, en este caso de nosotros, que
sea un fruto que permanece.
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Después de esta explicación deseo hacerle una pregunta, ¿será que los pámpanos producen
frutos por sí solos? La respuesta es no, se necesita de la vid para que el pámpano reciba los
nutrientes. La vid es la que está en contacto con el suelo, son sus raíces las que buscan los
nutrientes de la tierra y del agua que producen la sabia. La sabia es la que alimenta las ramas
para que se produzca el fruto.
Si pensamos como pámpanos ¿por qué a veces no producimos fruto u otras veces nuestro
fruto es amargo? Juan 15:4 nos da la respuesta (Juan 15:4, “Así como ninguna rama puede
dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes
pueden dar fruto si no permanecen en mí”)
Muchas veces no damos o no somos el fruto que el labrador espera porque no permanecemos
en la vid. Permanecer significa quedarse donde uno está. El cristiano ha sido puesto en
Cristo, ésta es su posición. Esto nos lleva a que debemos pasar tiempo en oración con Cristo,
leyendo la biblia, conscientes de que esto nos da unión con Él. Si no pasamos tiempo en estas
actividades no vamos a ser conscientes de su morar en nosotros y de su suministro de
alimento que nos da fuerza y recursos espirituales. Tenemos que entender que solo si Cristo
empieza a vivir en mi, voy a poder dar fruto (Gálatas 2:20, “He sido crucificado con Cristo, y
ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí”)
“Levantar” nos muestra la imagen del labrador inclinándose para levantar el pámpano, la
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pregunta es porque levantar. Y la respuesta es que los pámpanos nuevos tienen la tendencia
natural de arrastrarse y crecer en el suelo. Pero ahí abajo en el suelo no dan ni producen fruto,
ya que cuando están allí las hojas se llenan de polvo y no recibe la luz del sol para realizar su
proceso de fotosíntesis, además cuando llueve se llenan de lodo y por consiguiente de moho, y
de esta manera el pámpano se enferma.
El labrador recorre las filas del viñedo en busca de pámpanos hundidos en el lodo y lleva en su
mano una tina de agua. Cuando los encuentra, los levanta y los lava, y los vuelve a enredar y
atar en el enrejado y para sorpresa de nosotros vuelve a prosperar casi inmediatamente.
Comprobamos nuevamente esta verdad Juan 15:3 “Ya vosotros estáis limpios por la
palabra que os he hablado. “ Este versículo nos
demuestra que Él no nos corta más bien nos levanta, nos limpia, y nos coloca de nuevo para
que cumplamos la función para la cual hemos sido creados (Llevar fruto).
Dios trabaja la esterilidad espiritual en sus hijos y utiliza todas sus estrategias y esto incluye la
disciplina para sus hijos. Todos nosotros somos criaturas caídas, por lo tanto pecamos de vez
en cuando, pero la disciplina de Dios comienza cuando hay un problema serio de pecado, una
forma de conducta o actitud que no le agrada a Dios y que no es beneficiosa y que nos está
arruinando la vida.
Con la confianza de que Dios es un Dios tardo en ira, grande en amor y que se duele del
castigo veamos cómo podemos producir fruto entonces:
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) Usted debe conectarse a Jesús a través de la iglesia, la única forma para crecer es
participando en su casa, por eso si usted todavía no está plantado en esta iglesia y aún en su
corazón hay dudas órele al Señor y pídale que le muestre si es el lugar correcto para usted. Si
ya está seguro comience a venir a más actividades de la iglesia, participe de la oración, de los
equipos de crecimiento, vaya a los encuentros y comience su proceso de formación,
acompáñenos si puede a los ayunos y no falte a los servicios. Nuestra vida es más bella
cuando la desarrollamos alrededor de la iglesia.
Para finalizar no podemos olvidar que Dios espera que demos fruto, el invierte lo mejor de sí en
nosotros, a su hijo Jesús. De mi depende el no dar fruto, el dar fruto, mas fruto y mucho fruto, y
que para ello debe establecer una relación de permanencia en Cristo que se desarrolla a través
de su iglesia. Recuerde solo plantado florezco!
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