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FRONTERA YO

o,
¿las ventajas de la competitividad?

Por: Perla Villa.

The trial by doubt is over; one has passed


by the void; one starts out again; one is
truly reborn. He has sacrificed himself with
the most lucid intelligence, perhaps the most
complete that has ever existed, he has served
as our martyr guide in the most desolating labyrinths
of doubt; in order to have us perceive
in the end
the renewed and primitive sensation of faith.
JEAN-LOUIS BARRAULT.
Dramatis Personae.

APOLA: La Dramaturgia
que representa al Ego.

MIRANDA: La Actoralidad
que representa al Yo.

DRUSILA: La Coordinación Escénica


que representa al Ello.

Serán alegorías de la quimera, del hombre y la divinidad.


La acción transcurre en tres dimensiones, simultáneas y
aleatorias: La génesis de la palabra, la búsqueda de su
significado y el establecimiento del significante: historia,
leyenda, mito.

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1. La Taberna del Ser.
Ego-Apola: (Borracha). Ya nació la primera generación no
racista. ¿O no güeras? Soy la fuerza motriz, génesis y
promotora de ideas. Performance, inspiración y fuente...
Dadora. Mi recuerdo. Del cuerpo es de lo que quiero escribir,
de mi infancia apartada de clichés, de la delgadez, del
estupor de la soledad. El principio de esta búsqueda de la
belleza física es mi deambular por bares oscuros, buscando
sexo-amor; alguien con quien vivir. Hasta que descubrí en la
belleza de los homosexuales la inspiración sin compromiso.
Pasean su atractivo, me emocionan sus bíceps al aire, su
despotismo, su ego desaforado. Voy escribir, como les decía,
una obra acerca del cuerpo femenino. Me emborracho para
adivinar mi interior, para que me sorprenda.
Piensa en un piano, observa sus teclas de un extremo a otro,
la tecla mas grave es la ficción, la noche; la más aguda es
la realidad, el día. Te quiero describir, como sor Juana, en
El Sueño, ese deambular inmanente, eterno, a través de uno y
el otro lado del piano. El deambular entre la realidad y la
ficción.

Yo-Miranda: Quiero interpretar la fineza. Estoy con ustedes


en el tema; el cuerpo, mi cuerpo. Pero, ¿cómo vamos a mostrar
eso para que se vea bien? No entiendo por qué debe ser un
monólogo, quiero que me vean pero la acción avanza si existe
más de un personaje... Del cuerpo se puede hablar a partir de
una muestra femenina, en este caso una mujer en acción
¿desnuda? El erotismo, Bataille, ingenuidad femenina y
belleza en los pechos, las caderas infantiles, el pelo que
cae sobre los hombros que mecen a su ritmo los brazos que...
Pero en este caso habría que ponerles color. Los cambios que
se pueden hacer sobre lo neutro. Como la letra sobre el
papel. Entender el cuerpo como transformable, y el pasado; si
nos violaron o hasta qué edad fuimos vírgenes, ya somos
mujeres...

Ello-Drusila: Bien. Estructura, estética, diversión y


análisis y... conclusiones, ¡ideas! Movernos sobre el caos,
dibujando por el tiempo un mapa laberíntico que posibilite el
viaje: la introspección. Será un viaje de introspección. No
hay que olvidar la cualidad regeneradora de la mujer. La

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madre como arquitecta de la vida, formadora en formación. La
interferencia del verano y luego del invierno. El vestuario,
la ropa. Cubrirse. El ambiente y su influencia en el ánimo y
en las ideas que nos hacemos de las cosas. Este mirar que
conforma la expresión de las significaciones del cuerpo. La
injerencia que estas significaciones tienen, y crean, en los
significantes intuitivos y conscientes. ¡Sobre todo trabajar
con los contenidos conscientes! Colores, formas, contrastes.
El dominio de la inconsciencia ¡no sé cuando lo vamos a
entender! Sueños, variaciones. La imaginación como detonante
de toda la creación y espejo. Siempre más de dos, somos una
trinidad: Idea, acción, palabra. No hay modernidad, ni vamos
a medir el tiempo. Pero vamos a vivir en el presente y a
partir de él.

2. Teatro Eterno. Las tres en un teatro. (Siempre


estarán en el teatro).

(Sentada sobre el escenario Miranda improvisa. Apola y


Drusila la observan).

Miranda: Me siento sola, alucinada. Siento como un


apocalipsis interior.

Apola: Siente de alguna manera específica.

Drusila: Sí, no sientas “como”, siente.

Miranda: Estoy atrapada en un laberinto y no puedo conocer


sus paredes, no las veo, estoy perdida.

Drusila: Bien, es un laberinto y sí hay paredes, hay un


camino, una forma para el camino.

Apola: (Toma parte dentro de la ficción). Soy un minotauro,


estoy en el centro, necesito compañía.

Miranda: (Levantándose). Mi vida está rota, necesita de


alguien con quien hablar, de otra manera voy a enloquecer.

Apola: En este lugar sin nadie, iluminado tan sólo durante el


mediodía.

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Drusila: (Entrando). Entraré por una puerta invisible al
interior de un lugar desconocido.

Miranda: Tengo miedo.

Drusila: Paredes altísimas de piedra. ¡Qué oscuridad!


Miranda: Cuando era niña me perdía en mí misma.

Apola: ¿Alguien me escucha? Estoy por aquí.

Drusila: (A Miranda). ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?

Miranda: Soy una mujer, busco un camino.

Drusila: Soy otra mujer, dame la mano.

Miranda: ¿Adónde quieres llevarme?

Drusila: Al centro de este lugar.

(Caminan).

Apola: Estoy en llamas, agua... Todos y yo estamos perdidos.


Quiero encontrar la salida pero estoy encadenado.

Miranda: (Llora). ¿Por qué?

Drusila: Te regalo una frase: paredes a mis lados, piso bajo


mis pies.

Miranda: Toco las paredes, y en la oscuridad de tu mano sigo


el lamento del minotauro.

Apola: Llanto callado de mí mismo, de mi ser dividido; soy


mitad animal, mitad humano.

Drusila: Minotauro, escucha: venimos por ti.

Apola: Sol del mediodía, aquí estoy.

Drusila: Habla más para que podamos encontrarte.

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Apola: Cada mañana pasto pequeñas flores periódicas. Rasco mi
pelo y lo lavo con babas antiguas. Después imagino palabras
oscuras que nadie escucha. Juego a escribirlas con mis uñas
rotas en estas paredes de roca. ¡Sol ven, ilumíname, dame de
comer! Vida, ven, acércate, quiero salir. Estoy perdido.

Miranda: Hola hombre solo. Soy una mujer perdida.

Apola: Dame tu mano.


Drusila: Dásela.

Miranda: (Sale corriendo). ¡No!

Drusila: Mujer, vuelve.

Apola: Te regalo una palabra: perdón.

Miranda: Te enseño una palabra: miedo.

Apola: La conozco, lo siento.

Miranda: Rencor, angustia, soledad...

Apola: Abandono, traición...

Miranda: ¡Cállate!

Drusila: Miranda, ven. Gracias Apola.

Miranda: ¿Qué?

Drusila: Bien.

Miranda: Minotauro, sí voy a regresar por ti, dame tiempo


para encontrarte.

Apola: Órale.

Drusila: Minotauro: ¿a poco así hablan en Creta?

Apola: (Silencio). No, creo que no.

Drusila: La única manera que tenemos de sobrevivir es la fe


incondicional en nuestro destino. El destino es la línea que
dibujaré de un punto a otro de mi vida. Los puntos son
siempre dos. Y los encargados de dibujar esa línea somos

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nosotros a través de nuestras circunstancias. Las
circunstancias no son de ninguna manera una carretera o
camino predeterminado. Las circunstancias son la geografía.
La línea empieza a determinarse por el camino que deseamos
elegir para marcar esa geografía.

Miranda: Yo escojo el aire. Y siento que esta distancia que


me separa de la tierra, este camino de ambigüedades, esta
responsabilidad absoluta sobre el dibujo de mi línea, esta
adultez; me sobrepasan y definitivamente no sé. No lo sé, no
sé si sé, si es que sé o cómo debería de ser.

Apola: Milana (señalando a Miranda) tiene tres años, sin


embargo es un adulto. Rina (señalándose), es su madre y es
una sentimental. Enrique (señalando a Drusila), el padre, es
un genetista...
Rina y Enrique están encerrados. Llevan ya mucho rato
discutiendo, están ya hartos. Quisieran retirarse a dormir
pero hay algo demasiado importante que los ocupa; el
porvenir de su pequeña hija Mi-lana. En la recámara, alejados
por el gigante rectángulo de su cama, ellos de nuevo tratan
de conversar.

(Empiezan a improvisar).

Apola-RINA: Estoy segura que ella siente que no le prestas


suficiente atención. Se anda revolcando todo el día. Un día
es capaz de soltarme un arañazo y tengo mucho miedo que me
vaya a lastimar. Sabes que mis manos es lo más preciado que
tengo. ¿En verdad lo sabes?

Drusila-ENRIQUE: Rina, el miedo se transfiere. Es una niña,


una niña pequeña.

Apola-RINA: Tres años es una inmensidad. Una cosa enorme. Un


punto y aparte.

Drusila-ENRIQUE: Los niños tienen un defecto significativo:


ser niños. No me veas así, vamos a educarla y a educarla
bien, como tú quieras pues... ¿Crees que hay algo más por lo
que tengamos que seguir discutiendo?

Apola-RINA: Enrique...

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Drusila-ENRIQUE: Práctica, concentración, valor. No estás
sola. Comunícate conmigo. ¿Cómo quieres que actúe si no estoy
al tanto de todo? Cuando suceda cualquier cosa llámame por
favor.

Apola-RINA: Es mi obligación. ¿Cómo era?... Los Derechos de


las Madres: “Ustedes deberían tener un sueldo del gobierno,
construyen el porvenir de un pueblo”. No tengo ni
tranquilidad para tomar mis propias decisiones.

Drusila-ENRIQUE: No sé qué decirte. ¿Quieres renunciar?


Trabajos tan mal pagados no habías tenido nunca. ¿Qué
satisfacciones? Ah, calidad de vida: tiempo libre. Si ya
sabías que ser madre en todo el universo es tercermundista.
Dulce amor mío, la computadora está prendida, alterar C por A
por medio de B es insufrible. Si deseas irte a Florencia con
tu madre, que tanto te necesita, me quedo con Milana, que
tanta atención requiere.(Silencio). Busca a alguien para las
mañanas, yo soluciono las tardes. (Silencio). ¡Qué hermosas
medias!

Apola-RINA: Sí.

Drusila-ENRIQUE: Te amo.

Apola-RINA: Gracias. No te preocupes yo me encargo de todo.


(Pausa). Si quieres termina el documento, yo lo corrijo
mañana.

Miranda-MILANA: Voy a aprender a hablar. Necesito decir que


mis papás deciden sobre mi vida y nunca me preguntan. Así le
hacen a las muñequitas que se rompen; quieren poner un
tapetito bajo mis pies y papá va a encerrarme en una vitrina.
Soy pajarito que no quiere caber en jaulas donde lo metieron
sin permiso. (Respira).
Ando revolcándome porque ando viendo cómo se ve el piso de
cerquita, y luego cuando lo miro pues veo unas formas que se
forman juntando los puntitos y las pequeñas manchitas. Hay
venados y flores y caras, a veces esas caras me dan miedo
porque hacen formas de terror, quiero salir corriendo, pero
como no soy tonta, me doy cuenta de que lo que vi es una
fantasía y con la ayuda de ese pensamiento me alejo del miedo
y me pongo otra vez a ver los puntitos. Si a mis papás les da
miedo que los vea de cerquita pues me alejo un poco y ya.

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(Pausa).

Drusila: (Satisfecha). Esto es una conclusión y un principio.


Iniciamos entonces, y además nos entendemos. Hemos creado
juntas una forma de avanzar y me parece correcta. Iniciamos
el viaje con confianza absoluta. Todas improvisaremos todo el
tiempo, guardando en lo posible nuestras posturas originales
y transformándolas, también, dentro de lo posible.

3. El Asentamiento en el Desierto. Farsa alegórica


sobre la desesperanza escénica.

Apola: A ver, me siento como queriendo tener sexo a fuerzas.

Drusila: Entonces, ¿qué sería lo extraordinario? ¿Qué escoges


para guardar en tu memoria? ¿Te sientes cansada?

Apola: No, no es eso, pero, hay que hacer un contrato. ¿Me


entiendes?

Miranda: Pero, ¿por qué dices eso?

Apola: Porque ella también tiene dudas y las quiere olvidar


cogiendo.

Drusila: Pero si amar es delicioso, ¿qué?, ¿te da miedo?, o


sólo lo haces porque ya en la cama... ¿qué se le va a hacer?

Apola: Yo estoy viva.

Miranda: ¿Estar vivos es tener sentimientos?

Drusila: Una parte generosa del ser, que nos hace darnos
cuenta de que estamos vivos, son los sentimientos, sentir.

(Pausa).

Miranda: Ahora estoy temblando. Porque se prende mi droga, la


más maléfica de todas, la que me ha hecho pensar que la única
escapatoria es la huida, el exilio. Desaparecer,
desapareciendo.

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Apola: Remedio y medicina de su miedo.

Miranda: Porque estar solo o recibir algo de alguien, ¡es un


peligro...!

Drusila: ... de la individualidad. Atención, te voy a dar una


figura: ¿te gusta tu nueva letra? Prueba esto: poner la pluma
en posición horizontal, la pluma eres tú, con la empuñadura,
los dedos, todo tu cuerpo. Resultarás de una letra mucho mas
recta y de un trazo manuscrito de indefinible moldura. Menos
aguda que antes, regordeta y chaparrita con súbitos alargados
que, no tan súbitos, te otorguen diversión.

(Miranda, que ha atendido con muchísima atención lo anterior,


sigue las indicaciones de Drusila y transforma su cuerpo con
lo que escuchó).

Miranda: Voy en el metro de la ciudad de México, con un


pantalón de mezclilla verde super entallado. Soy regordeta.
Ya había sentido cómo en el entrar al vagón una mano
discretamente rozaba mis nalgas. Guardo silencio mientras me
sumo en mis pensamientos: Ése mi papá, qué cabrón. Es que si
pasaba mi hermano Efraín todo pegadito a mí, se reía. Cuando
Efraín compró su perro y lo andaba educando, traía la riata
en la mano todo el tiempo y le pegaba al animal, o a mí, o
mis amigas, dizque en broma. Ay, ¿por qué me pegas? Ay,
decía: ¿para qué tienes esas nalgotas?, o porque es lo único
que tienes. Si pensaras como el tamaño de tus nalgas, serías
muy inteligente.
Ya ni sé si ofenderme por éste que me manosea. Capaz que si
le digo algo...

(Apola entrando como “el dueño de la mano discreta”).

Apola-insolente: (Mientras sale corriendo). Pues, ¿para qué,


sí no, se puso usted esa ropita?

Miranda: (Gritándole al insolente). ¡Pues para que me ande


agarrando! ¿verdad pendejo?

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Apola: (Regresando como mujer mayor). Discúlpeme señorita,
una es la que provoca a éstos para que le hagan lo que usted
quiere que le hagan. Alguien le tiene que decir, que usted
anda vendiendo, y al que vende pues... Yo tengo hijos y así
son. Ya saben cómo somos las mujeres. O, ¿se quiere quedar
sin marido?

Miranda: O sea, que me agarroteen pa’que vayan probando el


material. ¿No?

Apola-mujer mayor: No se haga, la mercancía magullada ya


nadie la quiere, nomás los pendejos. Allá usted si se quiere
casar con un pendejo, ¿verdad? No se enoje, lo que yo hago
es aconsejarla sanamente, para que no le vaya tan mal.

Miranda: Gracias por el consejo, pero yo enseño porque me


siento bien con lo que tengo. Todavía no estoy tan vieja para
andar dando consejos.

Apola-mujer mayor: Allá usted. Yo no me ofendo, mal estaría


que a mi edad anduviera de zorra.

Miranda: No, anda usted de entrometida en lo que no le


importa, se ve que su marido se la chingaba a cada rato.

Apola-mujer mayor: Yo tuve tres hijos y me casé bien, joven.


Usted ahorita, ya ni eso va a poder presumir.

(Miranda hace como que se baja del vagón y Apola la sigue


bastante enojada).

Miranda: Maldita bruja, por mujeres como usted sufrimos


mujeres como yo. Ya me la imagino toda guanga, con el busto
todo caído por los jalones que le dieron sus hijitos.
¿Todavía se acuerda cómo la jaloneaban?

Apola-mujer mayor: Yo por lo menos tuve a mis hijos.

Miranda: ¿Para que ni le hicieran caso?

Apola-mujer mayor: (Mientras se voltea para irse). No,


fíjese, para que la agarrotearan en el metro.

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(Miranda la alcanza para jalarle los cabellos, Apola sale
corriendo del teatro).

Drusila: (Mientras sale Apola le dice a Miranda, bastante


enojada por la simpleza de sus imaginerías). Bueno, lo único
que les pido es que, por favor, trasciendan su pequeño
universo y utilicen su imaginación...

(Drusila sale también. Drusila y Apola regresan con cara, las


dos, de que ya se pusieron de acuerdo para la siguiente
improvisación).

Drusila: Vamos a partir de la siguiente cita de Fernando


Savater: El individualista pretende interiorizar críticamente
los valores vigentes y dar a su vida moral un sesgo propio.
¿OK.? Vamos a reivindicar el papel del protagonista como
responsable de su propio drama y a olvidarnos de él como mera
comparsa del drama colectivo. Porque cuando todos somos
comparsas y sólo uno o unos pocos asumen el papel de
protagonistas, el drama social desemboca frecuentemente en
desventura.

Apola: (Leyendo del libro). El individualismo así entendido


es el requisito lógico de un grupo plural y libre, gestionado
por sujetos y no por el devenir implacable de la historia, o
cualquier otra fatalidad abstracta.

Drusila: Sí, el sujeto es a la vez protagonista moral y


actor social, y su narcisismo, tan frecuentemente denigrado,
es más bien estimulante amor propio.

Apola: Y, atención, tampoco el subjetivismo encarna


forzosamente la mayor de las amenazas, siempre que sea capaz
de reflexión crítica sobre sí mismo.

4. El Asentamiento en el Desierto 2. Farsa alegórica


sobre la esperanza escénica.

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(Miranda, Drusila y Apola están desnudas, sobre el escenario
desnudo, en un tiempo desnudo. Que no es desierto, ni
metáfora, ni intento, es, será).

Apola: Tampoco el subjetivismo encarna forzosamente la mayor


de las amenazas, siempre que sea capaz de reflexión crítica
sobre sí mismo...

(Apola y Drusila escuchando un canto oscuro miran hacia


dentro de ellas, mientras Miranda danza desnuda un canto
oscuro escuchado por oídos distantes).

Miranda: Subjetiva...
Insomne...
Alarmada...
Lúcida, al fin.
Plena y ruborizada, llana.
Remedio a mi fatiga,
a mis meses de llanto inoperante.

(Silencio).

Apola: ¿Subjetiva?

Drusila: ¿Lúcida?

(Silencio).

Miranda: Desnuda,
soy un ramillete de lunares heredados.
Soy una prostituta,
una mancha.
Soy mi sexo.
Soy no lombriz.
Anacrónica figura.
Pensamiento sombrío.

(Apola y Drusila se miran, se ríen, se carcajean...).

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Miranda: Llana.
Ya me lo dijeron antes.
Ya me lo dijeron y no lo quise,
no lo quiero,
ni lo voy,
ni nadie me lo va a decir.
Y yo no lo voy a oír.
Y nadie me va a callar.
Y yo soy persona.

(Apola y Drusila se miran, se carcajean, se ríen).

Apola: Nadie me oye, ¿soy persona?

Miranda: Soy oído, sonido nada más.

Apola: Soy cuerpo silencioso.

Miranda: Anacrónica figura.

Apola: ¿Soy Yo?

Miranda: Soy Frontera.

Apola: Te discordo.

Miranda: Me matas.

Apola: Gozo aplastándote, ¡discorde!

Miranda: ¿Me enfrentas?

Drusila: Te enfrento.

(Miranda pintando con sus pies una raya imaginaria).

Miranda: Allá, está mi cuerpo.


Me alejo de mí.
Me veo del otro lado.

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Apola: Soy palabra.

Miranda: Es mi cuerpo, no lo acepto, es difuso.

(Pausa).

Drusila: Allá está ella, llana.

Apola: Allá está ésa, ella, llana.

Miranda: Allá llana Yo no me llamo.

Apola: Allá me escucho diferente.

Drusila: De allá para acá.

(Todas ríen aceptando).

Miranda: Drusila, estoy desnuda.

Drusila: Ya te vi.

Miranda: ¿Me viste allá o me escuchas acá?

Drusila: Te veo donde ya no estás.

Miranda: ¿Llana?

Drusila: Te veo donde ya no estás. ¿Dónde estás?

Miranda: Estoy aquí, pero estoy perdida.

Apola: Allá, allá, allá es lejos,


es distante.
Es donde estoy, y está ella.
Es cuerpo y no lo quiero ver.
Es sonido, y está aquí conmigo.
Allá me aplasta, no la quiero ver.
Porque es diferente,
porque es muy bella, así nada más, como figura.
Es una imagen desconocida
que supone existir autónoma, sin mí.

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Afuera de mí.
Distante figura que me odia,
no es yo,
es otra.
¿Por qué no me habla?

Miranda: ¡Estoy lejana porque tú todavía estás allá, maldita


bruja!

(Miranda se vuelve un mono parlante. Literalmente se


posesiona de la imagen corporal del mono ¿mona o changa?
Después de la confusión inicial, Apola y Drusila siguen el
juego).

4.2.1. Las monas parlantes.

Miranda: Soy peluda, animal. ¿Qué hago aquí? Todo me pica y


me repica. Me lamo y me repica. Pica, pica, pica, ay, ay, ay.
Pica, pica. Pelito. Chiquito. Lobito. Lunarcito. Ay, ay, ay.
Chu, chu. Pelo, pelito suavecito.

(Las tres monas se acercan entre ellas, se espulgan las


pulgas, se las comen. Se azuzan, se lamen, se ríen, se
pelean, lloran).

Drusila-mona: Mona loca, mona gritona, mona sucia.

Miranda-mona: Mona sucia tú, mona de zoológico.

Apola-mona: Mona, changa, chunga, chocha, viejita.

Miranda-monísima: Iy, iy, iy, iy, iy, iy.

Drusila-monísima: Yo, yo, yo, yo, yo.

Apola-monísima: No, yo. Yo, Yo, Yo, Yo, Yo, Yo, Yo, YO y
YOOOOOO.

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Miranda-monisísima: No veo, no capto, no leo, no, no, no, no
y no. Y Punto. No, no y no.

Apola-mona: ¿Ah, sí?, pues más yo, no y no. Y tú eres no. Tú


eres loca y tonta y no y no y sácate y fúchila.

Miranda-mona: Miedosa, y tú. Y tú no. No eres, no tienes,


eres mona tú también.

(Las mugres monas se pegan y se ríen como tontas que son).

Drusila-mona: Yo grito, yo mito, yo se gritar, yo tengo boca


nueva y dientes y lengua de mona sucia y grito y hablo fuerte
como mona que dice palabras que no sabe que dice la mona dice
que dice palabras de mona y las sabe gritar fuerte porque es
mona y así habla ella cuando está allá como pura mona,
peluda, de cuerpo nada más, pura mona que grita: “Monas,
monas háganme caso yo también soy mona”.

Miranda-mona: Yo también grito como la mona mas chingona de


este monerío. Yo soy la mona que se ve, la más vista que
ustedes. Porque soy la mona principal, la más mona de las
fuchi-monas. Ésas no saben ni ser monas. ¡Miren como bailo!
(Baila como bailan las monas, acompañada de una música
monísima). Miren como canto: Soy la mona, la más monona, la
más antigua, la Dionisíaca, la ausente, la perdida, la que
andaba olvidada, Ja- ja - ja- ja- ja. Soy leyenda...

Apola-mona: Yo te amuelo, Yo te aplasto, Yo soy historia, Yo


te digo, Yo nazco, Yo si quiero dejo de ser mona. ¡Yo saco la
sangre! Mira, te acuchillo y saco la sangre, sangre roja de
mona arcaica y te sacrifico y te vuelvo palabra y te borro.
Te borro. Matándote con la sangre, aplastándote con ella.

Drusila-mona: ¿Ah, sí? Yo las mato a las dos. Ja-ja-ja, ya


las maté. Ya, ya, ya. Yo no existo. Y aquí estoy, aquí estoy
sin existir, ya las maté, las maté de... miedo. Soy, soy,
soy, sin estar siendo soy. Sin ser, sin ser.

Apola-mona: (Canturriando). Eres, eres. Eres, eres por más


mona que sigas siendo. Sigues siendo mona...

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4.2.1.1 Las monas se quieren volver sabias.

Apola: A...

Miranda: B, C, D.

Drusila: 1+2+3= 4

Apola: Cuatro.

Miranda: Es un número.

Drusila: “Piramidal

Miranda: funesta

Apola: de la tierra”1: Vaso.

Miranda: Agua.

Drusila: Forma.

Apola: Nosotras: Vaso-Forma.

Miranda: Agua-Forma.

Drusila: Forma-Agua.

(Las exmonas pasan a tener una forma menos animal,


enderezándose un tanto, aunque seguirán encorvadas para
ser)...

...4.2.2. Las pre-mujeres ontológicas.

Apola: ¡Maga!

Miranda: Soy una mujer moderna, una mujer de mi siglo, una


lista mujer que sabe incitar.

Apola: Ser intelectual versus ser libre. Por Apola de la


Cuesta.

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Drusila: Ser libre porque soy mujer. Por Drusila la
Comandanta.

Miranda: Soy mujer porque me da la gana. Por Miranda la


tontona.

Apola: Esta mensa quiere volverse, otra vez, changa.

Miranda: Esta mujer acepta que es también mensa, y eso ya la


alejó de ser tu mona.

Apola: Como les decía: elijo ser libre sobre ser sabia. Elijo
ser una mujer i n d e p e n d i e n t e. Sin ataduras, sin
machos que me atosiguen, sin amiguitas que me quiten el
tiempo.

Drusila: Apola la libre solitaria...

(Miranda se ríe de Apola).

Apola: Drusila la que se las sabe de todas, todas.

Miranda: Miranda a la que nadie le hace caso...

Apola: (Sarcástica). ¡Ay!, me van a hacer llorar.

Miranda: ¿Y qué?, ¿si lloras se te quita lo lesbiana? ¿A poco


sientes miedo de decepcionar a tu papá? No creo que te esté
viendo, chula.

(Drusila, anonadada, observa la escena:)

Apola: (Bastante enojada). Mira niñita, te crees muy bonita.


Desde la primera junta me estás echando piedras, si yo fuera
lesbiana, eso sería mi problema ¿O.K.? Se supone (mirando a
Drusila) que éste iba a ser campo libre, y a las primeras de
cambio les salen sus racismos. (A Miranda). Yo no te ando
diciendo que me pareces una frívola. Nadie con ese cuerpazo
puede ser normal (cayendo en cuenta de su farsa: ríe). Nadie,
nadie...

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Miranda: Ya me estabas asustando. ¿Qué te puedo decir...?,
gracias. A mí, me vale que seas lesbiana.

Apola: Y dale... la burra al trigo.

Miranda: Y dale, tú, en tu closet.

Apola: Estas niñitas ignorantes que se quieren hacer las


perceptivas, las pacíficas, las “a mí ni el viento me
despeina”.

Miranda: Al menos habría algo que despeinar. ¿Cuándo fue la


última vez que te arreglaste un poco? Con eso que te crees
santa, o más mejor, fea, para qué te pasas un peine ¿verdad?

Apola: Y tú, ¿qué?. “Soy totalmente inconsciente de mi


belleza”. Muy a la francesa ¿no? ¿Muy universal? ¿De qué te
sirven tus afeites a la hora de trabajar? Nada más te
estorban.

Miranda: ¿De qué me han estorbado aquí? Dime, ahorita, de qué


me han estorbado. Yo he estado atenta de estar trabajando, y
de ustedes todo el tiempo, así que ni te quejes de eso,
porque no se vale, no se vale.

Apola: Ay, no vayas a llorar, ¿eh?

Miranda: (Llorando). ¿Qué tiene de malo llorar?. Los


sentimientos no me avergüenzan en lo más mínimo, a eso me
dedico, fíjate. Y tú, ¿a qué te dedicas? También me dedico a
ponerme ropas diferentes que hablen de mi mundo, o del
personaje, ya ni sé. Y a maquillarme si es necesario, para
verme como me tengo que ver. NO SOY UNA INCONSCIENTE. Pero
tampoco niego mi cultura.

Apola: Ahora resulta... tu cultura.

Miranda: O nuestra, aunque te cueste trabajo.

Apola: A mí, no me cuesta, tanto no me cuesta, que ya acabé


con las ataduras atávicas impuestas a la mujeres: tus
maquillajes, tus ropitas, tus cremitas y masajes para las
celulitis, a mí ya no me detienen. Y eso no tiene nada que
ver con mis preferencias sexuales. Sólo que no estoy atada, y
aunque venga cualquier niñita a reclamármelo yo ya no me
regreso en el tiempo.

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Miranda: ¿Bastante trabajo te costó?

Apola: Pues, aunque no lo puedas creer, no. Así nací.

Miranda: Ay, qué casualidad, yo también nací así.

Apola: Pues, no, así te educaron que es bastante diferente.

Miranda: Mira a la intelectual del grupito, mostrándose como


toda una ignorante. ¿Qué no sabes nada de historia, mamacita?

Apola: ¡Por Dios! Ya cállate, no sabes de lo que estás


hablando.

Miranda: Tan sé, que sé que las mujeres ya se liberaron y ya


pueden elegir mostrarse al mundo como mejor les parezca.

Apola: (Con la risa sarcástica que la caracteriza,


canturrea). No te contradigas...

Miranda: (Otra vez llorando, con la actitud chantajista que


la caracteriza). Ah sí, contradecirse, también está
prohibido. “Eso, déjaselo a las monas”. (Burlona). Nosotras,
las que pensamos como hombres, no nos contradecimos, ¿cómo?,
no nos vayan a agarrar en el error, y nos expulsen del taller
de dramaturgia.

Apola: O eres guapa y tonta, u hombruna y lista. Ésos son


puros estereotipos.

Miranda: Eso, justo, es lo que yo digo.

Apola: Tú nada más te contradices para hacer bolas a los


demás y ganar tu lucha. Yo no estaba peleando con nadie, tú
empezaste...

Miranda: Yo no empecé. Y si tú seguiste, entonces tú también


estabas peleando.

Apola: ¡El huevo o la gallina!, ¡la gallina o el huevo!

Miranda: Seguro va a resultar que la gallina soy yo... para


que haya acción dramática, digo.

Perla Villa Estrada Frontera Yo 21


(Las tres se ríen).

Apola: Sí, y yo el huevo. Para que haya principio, Dios.


“Aquí, nada de improvisaciones, todo va bien en serio”.

Drusila: No nos caería nada mal...

Apola: Hasta que hablas, ya estábamos extrañándote. Llegué a


pensar que ya no existías.

Miranda: Sí, que el dramaturgo ya te había borrado, o vuelto


invisible. Ya ni sé.

(Silencio).

Drusila: Dejémoslo en que sí estaba, existía, y ustedes


estaban tan entretenidas con Brecht que no se fijaron en mí.
Tengo una pregunta; ¿quién ganó? (Silencio). Es evidente una
tendencia en ustedes a frivolizar el conflicto después de
unos cuantos embates. Si esto fuera sexo, estaría frente a
dos, orgásmicas, pero precoces. ¿Qué opinan?

5. Como de sabias es hacer para entender y


preguntarse, los tres momentos de la creación
teatral caracterizan a los personajes de
recapitulación, comienzan la ficción para la que se
venían preparando y se vuelven Las Mujeres
Personaje: Apola es Minotauro, Miranda es La Niña
Devorada y Drusila es La Conciencia de la Niña
Devorada, es decir, La Mujer per sé.

(A la orilla de un mar lejano, sobre la arena, los personajes


lloran su desventura: El Minotauro pasa de bacteria a
constituirse como ser Minotauro, la Niña Devorada se
transforma desde un cuerpo en posición fetal hasta llegar a
una niña encerrada en una jaula, mientras que la Mujer
Conciencia experimenta la metamorfosis de un cuerpo
encorvadísimo hasta la erecta mujer que es).

Perla Villa Estrada Frontera Yo 22


Niña: (Que comienza hablándole al Minotauro para luego
ensimismarse). No te puedo reconocer, aunque lo aceptaras
cara a cara no podría reconocerte. Tengo terror de tenerle
miedo a un sueño, a algo que jamás pasó, o que pasó sólo en
mi imaginación. Te veo, lo veo, veo a ese monstruo. Y sé que
él fue el que me devoró. Que por él estoy aquí encerrada.
Pero temo temerle a una mentira olvidada, a un sueño, a un
puro deseo. Estoy aquí encerrada y no sé si soñé que él fue
quien me devoró. Temo tener miedo de haberlo sólo soñado. De
haberlo sólo deseado y de tanto haber deseado creerlo verdad,
que después de haberlo temido tanto tiempo, aquí encerrada,
algo que no fue realidad haya convertido por temor en cierto
aquello que se tenía que haber quedado escondido. Lo que
nunca pasó, quizá, y yo deseé tanto que se hizo realidad.
Estoy encerrada en la duda: de si lo viví o no lo viví, o
sólo lo deseé tanto que lo soñé hace mucho tiempo y de tanto
tiempo lo confundí. ¿Lo deseé, o lo soñé, o lo viví? De
cualquier manera estoy atorada en esta jaula sin poder salir.
(Llora).

Minotauro:
¡Ja, ja, ja! ¿Quién está
sufriendo por mí?
¿Qué hice yo
para merecer esto?
¿Qué delito cometí
contra vosotras naciendo,
así?
Aunque si nací, entiendo
que sufras por mí.
Juntos nos tocó besar
este suelo maniquí,
que sin justicia
nos parió insurrectos
para deambular sin fin.

Te devoraré mil veces,


niña llorona.
De tu vanidosa realidad
sólo te sabes acongojar:
Yo, yo, yo ¡qué sufro!,
mil veces, mil,
por tu no tomada responsabilidad.

Perla Villa Estrada Frontera Yo 23


Yo no lloro,
heme aquí,
cantando...

A ver si así, te haces


un poco más fuerte
que antes, pequeña.
Yo, yo, yo, estoy libre
en mi laberinto.
Y tú, tú, tú estás encerrada
en tu minúscula
jaulita de oro.

Oro es sueño.
Y sueño es oro

Niña: ¿De qué material crees que se forma tu laberinto


ilusorio? ¿En dónde está que yo nunca lo he visto? Escapa de
tu lugar o quédate, pero que alguien, por Dios, me saque de
aquí. Quédense con el oro, yo sólo quiero salir.

(Una mujer concreta, la conciencia, que es la directora, el


ello, camina explorando toda su magnificencia, toda su
estereotipada belleza. Mientras libra el laberinto se acerca
a la jaula y se sienta en su gran trono al lado de la niña).

Niña: Escúchame, sácame de aquí.

Minotauro: ¿Cómo le hiciste para salir de mí y llegar allá?

Niña: ¿Mamá?

Minotauro: (A la mujer). ¿No sabes lo que guardo aquí sólo


para ti? Para los dos. A ti te hago feliz; a esa inocente,
mujer.

Mujer: ¡Ah qué fanfarrón resultaste! Camina para acá y cumple


tu promesa.

Niña: ¡Antes sácame!

Mujer: No sabes lo que estás pidiendo. ¿Te acuerdas de lo que


sentías? ¿Te gustó cuando te devoraron?

Perla Villa Estrada Frontera Yo 24


Minotauro: De esa culpa yo no me hago cargo.

Mujer: ¿Entonces por qué estás encerrado?

Minotauro: De culpas no se construye ningún laberinto.

Mujer: Placer era lo que me ofrecías Minotauro.

Minotauro: Ven aquí y te lo muestro.

(La Mujer libera a la Niña de la jaula).

Niña: (Cantando).
La, la, la,
ya salí.
Me liberé,
soy mujer...

(El Minotauro quiere ser liberado también, presume sus


músculos, se los soba, arremete con sus patas fuertísimas).

Niña: ¿Cuál jaula?


La jaula de ti mismo.
La jaula del tiempo varado.

Minotauro: Llorona, llorona...

Niña: Tengo ganas de ir al baño. ¿Me acompañas? ¿Me limpias


la cola?

Minotauro: Mujer, ven.

(La niña va hacia él y lo monta por la espalda. La mujer


celosa lo acaricia por delante. Ellas se separan de él.
Minotauro recorre su laberinto hacia atrás, siguiendo el
perfume de la mujer que lo atrae).

Mujer: Acompáñame, devórame...

Minotauro: ¡Pero si no puedo salir de aquí!

Perla Villa Estrada Frontera Yo 25


Mujer: (Aparte). Tengo miedo de haber sido yo la que te
devoró.

Niña: Hace ya tanto tiempo que no me acuerdo si fue él o


quién fue el que me...

Mujer: Vámonos, ven.

Niña: Mala, mala, te voy a pegar.

Mujer: No te veo, no existes, yo no soy, yo no fui.

Niña: Malvada bruja, maldita madrastra, bien que vi cómo tú


te lo querías algo con... ¿Quién es migo? ¿Quién es ése que
fue y que no puede querer tanto como tú y que es la sombra de
todos los barrotes de mi prisión?

(El Minotauro culpable se encierra en la jaula que le queda


chica, es muy chistoso cómo se le salen las piernas y los
brazos por entre los barrotes. La Conciencia quita los
barrotes de la jaula y los convierte en vallas alrededor de
un ruedo. Minotauro, Niña y Mujer corren como caballos
salvajes adentro de la cerca, se besan, se acarician, siguen.
Aparece la imagen del pecho de las tres. La panza de las
tres; sus nalgas, pies, manos, caderas, celulitis y estrías.
La imagen de cada una sin cabeza y luego con la cabeza
de la otra.
Ellas bailan en círculo una música antigua).

Miranda: Es el monólogo de la persona que camina ya sola por


el desierto. Es el aire que levanta los granos de arena y se
confunde con los remolinos. Es arena suspendida. Es perpetuo
viaje. Todos los que tras una metáfora se esconden,
resguardan al tiempo y lo posibilitan. Viento, molino,
tiempo. (El viento se pone en contra de ella arrojándole la
arena como tormenta). La lluvia de arena en el desierto pulió
tu belleza, delineó el cuerpo que eres hoy.

6. Pelo.

Perla Villa Estrada Frontera Yo 26


Miranda: Creo que la súper cogida es la neta.

Apola: A mí los orgasmos me valen madres, lo que me gusta es


que me acaricien el cabello.

Drusila: Pues se nota que nadie te quiere, querida. ¿Qué


shampoo utilizas? Por cierto, Miranda, estás invitada a una
sesión con mi estilista particular.

Apola: Aquélla que nunca ha tenido un orgasmo, que tire todas


las piedras.

Miranda: Yo que estoy libre de pecado, disfruto del sexo y me


orgasmeo hasta la punta del pelo.

Drusila: Hay de orgasmos a orgasmos... por ejemplo, yo tengo


orgasmos egocéntricos cada vez que me pinto el pelo de un
color distinto.

Apola: Pues qué chafa, maestra, ¿qué no eres feliz con tu


propio color?

Drusila: No es cuestión de racismo, querida, sino de


transformación estética.

Miranda: Mi papá se desesperaba cuando me peinaba durante


media hora, y le ordenó a mi mamá que me cortaran el pelo
chiquito, chiquito como niño y no saben cómo odié a mi papá
desde aquel día.(Aparte). Lloré tanto porque nunca pude
entender el complejo de Electra.

Drusila: Pues libérate de traumas en el escenario... o


ejércelos. ¿No te gustaría desquitarte cortándole el pelo a
esta desgraciada?

Apola: ¡Ni creas que vamos a cumplir todas tus fantasías y


perversiones!

Miranda: ¡Ándenle, tengo ganas de desgreñar pelo! Aunque sea


con pelucas. Quiero peinarlas, acariciarles el pelo. ¿No que
te gustaba?

Apola: ¿Qué les pasa? Eso es de lesbianas.

Perla Villa Estrada Frontera Yo 27


Drusila: No reprimas tus deseos, ¿te acuerdas de esa obra que
nunca te atreviste a escribir, donde ponías en juego todas
tus fantasías eróticas?

Apola: Está bien; ustedes improvisan y yo escribo lo que


resulte de su ejercicio.

Drusila: ¡Cobarde!

Miranda: ¡Yo me acuerdo de una escena padrísima, donde una


niña sumergía sus pelos en un vaso de leche!

Drusila: Eso me parece más provocativo, en lugar de la tonta


idea de proyectar los deseos en los otros... habría que
ejecutarlos por nosotras mismas.

(Todo se oscurece. Luz; Miranda con su vestido de niña juega


a ser un gatito. Ronronea, maúlla por toda la estancia hasta
llegar a un plato de leche que le proporciona Apola
acariciándole el pelo. Miranda se baja los calzoncitos y se
sienta en el plato, sumergiendo el vello púbico en el plato
de leche helada).

7. Nariz.

(Apola, Miranda y Drusila se dan besos de oso. Es decir:


rozan una a la otra las puntas de sus narices).

Drusila: Qué suavecito se siente.

Miranda: ¿Sienten cómo tengo la punta chatita?

Drusila: No sé yo sólo siento la puntita.

Apola: Tengo la nariz como de sapito, ¿no?

Drusila: ¿Les confieso algo? Las llamé porque sus narices me


parecen importantes, teatrales.

Miranda: Gracias, siempre había querido escuchar eso.

Perla Villa Estrada Frontera Yo 28


Drusila: La nariz lo es todo. Es la personalidad. ¿Dicen o
digo?

Miranda: Como digo yo; ya ni sé.

(Se separan).

Apola: El ejército de Alejandro Magno avanzaba amputándole


las narices a todas las estatuas que se le atravesaban en el
camino a la victoria.

Drusila: ¿Cómo avanzaríamos si nos guiaran sólo las narices?

(Representan el caminar con la nariz por delante).

Miranda: Qué fea soy, ¡tengo la nariz tan chueca! Cuando hice
la telenovela tenía miedo de verla porque me fijaba demasiado
en mi nariz. Parecía como de plastilina. Mientras las narices
cirujeadas de las demás se quedaban quietas la mía se movía
al ritmo de lo que decía.

8. Ojos.

Drusila: ¿Cómo te ves?

Apola: ¿Cómo te veo?

Miranda: ¿Cómo siento que me ven?

Drusila: Cuando me miro sola estoy ante el espejo y escudriño


mi imagen. ¿Cómo soy? ¿En realidad veo cómo soy? ¿U observo
el reflejo de lo que quiero ser?

Miranda: Cuando me miro frente al espejo veo la imagen pasada


que fui, y apenas me doy cuenta.
Apola: Cuando observo la imagen que el espejo me regala me
pierdo en mí misma, viajo por mi interior, llego a lugares
ignotos, platico conmigo, ella me contesta y ésta le

Perla Villa Estrada Frontera Yo 29


responde. Vuelo hasta el fondo de mis pupilas y ellas se
contraen hasta que la imagen vuela de regreso expandiéndolas.
Entonces invento ese lenguaje desconocido de palabras
inventadas.

Miranda: Una vez vi la luz, una luz que salía de mis ojos
hasta oscurecerlo todo, creí que me iba yo a morir, que se
paraba mi corazón.
(Se miran).

Drusila: (A Miranda). De tan negros, tus ojos parecen azules.

Miranda: ( A Drusila). De tan bellos tus ojos me acarician.


(A Apola). De tan disparatados tus ojos parecen ausentes,
como si una capa de agua los separara de la realidad.

Drusila: (A Apola). Sí, sólo te ves a ti misma. Tu interior.

Apola: (A Miranda). Tus ojos me dan miedo, me juzgan.

Miranda: Lo mío es curiosidad de ti.

Apola: Lo mío también.

Drusila: Quiero ver exclusivamente belleza. Avanzo un poco y


encuentro oscuridad. Necesito maquillarla para ellos.

Miranda: Avanzo un poco y me pierdo.

Apola: Yo avanzo e invento. Invento lo que creo que eres.

Miranda: ¡¿Me dejas de ver?!

Drusila: Te recrea.

Miranda: Me tiene que ver siempre. Escribir lo que viéndome


encuentra.

9. Busto.

(Oscuro. Cuando la luz vuelve las tres están de frente con el


torso desnudo mientras presionan con el índice y el pulgar el

Perla Villa Estrada Frontera Yo 30


pezón de la que se encuentra a su lado. Sin soltarse dicen
sin que la otra escuche):

Miranda: No tiene nada.

Drusila: No lo puedo creer, las tiene caidísimas.

Apola: ¡Ay, qué rico siento! No lo puedo creer, es lo mejor


del mundo, lo mejor.

Miranda: Con razón es lesbiana; así, sin chichis, hasta yo.

Drusila: ¿Qué voy a hacer?, ni modo de pedirle que se las


opere.

Apola: Lo mejor, lo mejor.

Miranda: Después de que le besé las chichis a Roberta me hice


tan adicta que ahora devoro las mías en cuanto tengo chance.

Apola: (Descansando de su efímero placer). Un pequeño


orgasmo. ¿Qué sigue?

Drusila: Y luego... así las tiene ella. Así es ella. Si


quiero hablar del cuerpo tengo que tener un cuerpo real. Como
son los cuerpos de las mujeres, unos con el busto caído y
otros no. Unas redonditas, otras separadas. Ella las tiene
así, y así tienen su belleza.

10. Peso.

Miranda: Be-lle-za.

Drusila: Sí.

Miranda: Bello así como yo. Como soy yo.

Drusila: Sí, sí.

Apola: Así con su peso, con su estatura, con toda su forma


que es su figura.

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Miranda: Así con nuestro, con nuestra. Nosotros,(A Apola).
plural pa’que me entiendas.

Apola: Así con el tuyo. Tú eres la que se muestra.

Drusila: Aquí nos mostramos nosotras tres.

Apola: ¡Cuánto peso!

Miranda: ¿Quién va a reventar la báscula? Que la más pesada


vaya construyendo su despedida.

Apola: Mejor la más liviana.

Miranda: Como quiera te salvas.

Apola: ¿Salvar? ¡Por salvar me vomito!

Miranda: Comida, plato, todo papilla. Por pedacitos es


livianito. ¡Fuera tortilla, fuera zorrilla!

Apola: Toda esa asquerosa grasa que se me pega en el esófago.

Miranda: Afuera, afuera. Que nunca entre esa apestada.

Drusila: Soy gorda. Soy un monstruo.

Miranda: Nadie lo niega querida. Tú lo haz dicho.

Apola: Patético, aberrático, engéndrico.

Miranda: Monstruoso, al fin.

Apola: Figura de sucia redondez. Observa Miranda cómo se


sumerge la piel bajo sus pómulos. Y también en su torso se
presiente cada costilla. ¡Cada costilla! ¿Habrase visto?
Gordura y redondez. ¡Claro!, sinonimóticos.

Miranda: Sí, vomitosa redondez. Nunca, nunca había yo visto


unos hombros tan, tan huesudos.

Apola: Asco, gordo, infame, demoledor de lo erótico.


Guacademónico. Subrayantemente, sacrifétido.

Drusila: Yo...

Perla Villa Estrada Frontera Yo 32


Miranda: Sin palabras. Nada que agregar.

Apola: Sí, nada. Está usted siendo juzgada y no tiene nada,


nada que agregar. ¿Escuchó?

Miranda: Correcto. Gente como ella, tan repulsiva. Deberían


de encerrarlos.

11. Pigmento.

(Sin recibir mucha atención la una de la otra).

Apola: Y los blancos se tienen que acostumbrar a escuchar que


en este país son una minoría.(Riendo). Y claro que no por eso
los vamos a discriminar...

Miranda: Lo que pasa es que somos demasiado amables...

Drusila: (A Apola). ¿Necesitas de la oscuridad para no


acordarte de tu color y hablar conmigo como si fuéramos
iguales?

Miranda: Viene un chileno con apellido alemán e insulta a los


morenitos, y nosotros escuchamos pacientes como si no nos
tocara.

Apola: Entiende de una vez que “yo me miro al espejo y no


encuentro ahí a alguien exótico”.2

Miranda: Somos amables, ¿me entiendes? No lo vayamos a


insultar...

Drusila: ¿Necesitas de la oscuridad para...?

Miranda: Y a mí me da una risa cuando un argentino empieza a


hablar de su sangre italiana. O cuando los gringos sacan el
traste de que son irlandeses y odian a los...

Drusila: El Chiste es que la dramaturga sea una persona


normal, una mestiza, como Claudia... Y la actriz una morena
con facciones europeas... Y la directora... bueno, yo...

Perla Villa Estrada Frontera Yo 33


Miranda: Y que se fueron a buscar su pasado a Irlanda...Somos
amables, ¿me entiendes?

Drusila: ¿Necesitas...?

Apola: ¡Las nuevas clasificaciones genéricas y raciales las


establecerá la filosofía!

11. Piernas.

Drusila: (Dirigiendo). Y luego... así las tiene y la


sostienen. Músculo, muslo, cadera, pies. Esbelta figura. Voy
a terminar danzando la danza inoperante de la repetición
escénica. Del discurso y su reiteración.(A Miranda).¡Baila!,
baila la danza reiterada de la repetición escénica. ¡Juegaaa!
a decir las palabras que repiten el sonido creado por los
símbolos ausentes: Canon. Fuga del canon. Fuerza y fuga del
canon mil veces reiterado, y luego reinventa la fuga a tres
voces con tres instrumentos de tres voces repetidas
reiteradamente hasta formular una orquesta sinfónica
inoperante. Calma. Tambor. Escudo. Renace. Alumbra y
personifica. Levanta tu pierna al aire, da vueltas. Una y
otra en espiral incandescente. ¡Levanta esa pierna más
arriba, más! Decae y revolotea con esa pierna al aire como
flor de luz que dibuja el sonido magnético. Quiero luz en la
punta de la punta de tu pie derecho. Quiero la fuga rosada
del neón desapareciendo. Ahora fúgate tú. Juega. Baila.
Brinca, suda, ilumina el espacio con la luz que despiden las
puntas rosadas de neón magnético que despiden las revoltosas
insurrectas: Tus piernas, tus bellezas al aire. ¡Tu luz al
capricho del viento!

12. Manos.

Apola: (Escribiendo). Éste es el laberinto perdido del


minotauro arcaico. Éstas son mis manos que dibujan el
laberinto arcaico del minotauro perdido de sí mismo. Éstos
son diez dedos, pinceles transparentes. Éstas son uñas
resquebrajadas de tanto raspar la piedra inexistente. Éstas

Perla Villa Estrada Frontera Yo 34


son el signo reseco, llagado, calloso. Ignorancia de palabras
que no significan más que la pantomima del ritual olvidado.
Del sin sentido operante del caos. Ésta es la mariposa que
dibujan las manos aladas por mi imaginación. Por mis sueños.
Por el miedo que tuve de ser yo la que se desnudara arriba
del tinglado. Por el terror que tuve de ser yo, a la que
calificaran los gestos lejanos de sus manos, sus brincos
nerviosos. Llanto por el gesto de cientos de manos que me
dijeron basta, no avances, quédate callada. Shhhhh.
¡Silencio! Palabras, signos de mí, que hoy configuran, por
mis manos, el lamento callado del minotauro.

13. Boca.

Miranda: (Haciendo). Soy tu voz. Son mis labios, es ésta la


lengua, y las que suenan mis cuerdas, mi sonido. Alimenta mi
empatía por cada signo...grave, agudo, lumínico. Aquí se
forma y se diferencia. Aquí te escuuuucho. Aquí se califica y
se ordena sintiendo cómo es canto, cómo me hablas de tan
lejos, me acaricias. Susurro que me callo. Aquí ya no aguanto
más. Aquí lamo las palabras que fueron escritas para mí. Aquí
las tuuuueerzzzzo. El placer más delirante que conozco es
esta abstracción de sentirte aquí conmigo estando tan lejos:
P a l a b r a mía. Sonido de carácter que me arrebata en la
voluptuosidad de tu imagen convertida. Gracias. Aquí quiero
decirles gracias por permitirme ser yo la que las diga.
Gracias por tener un aparato que despide los sonidos al
albedrío de mi Ego, de mi Ello, de mi Yo.

14. Todo lo demás.

Apola: Soliloquio del silencio.

(Pausa).

Drusila: ¡¿Qué se traen ustedes dos?! Se creen que están


solas, ¿o qué? ¿Y Yo? Lo siento mucho, no es teatral. Ustedes
dos se quieren quedar con el numerito y no, no. Esto fue un

Perla Villa Estrada Frontera Yo 35


show, un evento. Muchos cambios, muchos estilos y en verdad
les digo que me siento incapaz de montar nada con lo que
hemos construido.

Miranda: ¿Qué? Ay Dios mío, ¿qué pasa? ¿Qué te pasa, estás


loca? ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué me quieres lastimar?
¿Por qué le haces esto a Apola y a mí?

Drusila: Porque una cosa es el teatro y otra muy diferente


ocupar el espacio con palabras y sentimientos. Con pedacitos
de historias, además lésbicas o ¿quién se creen que son? No
nos podemos liberar de su “amor incondicional hacia ustedes
mismas”. Algo muy diferente al teatro es esta explosión. Las
odio. Yo no me puedo exponer a lo que venga, a lo que digan
de nosotras. Me estoy y las estoy protegiendo. Y aquí se
acaba todo. Váyanse, lárguense de una buena vez, ya no las
quiero volver a ver.

Apola:(Aparte).Tengo años, mejor me valdría decir: obras,


ocultando tras metáforas la verdad de la que quería hablar
por miedo de que fuera descubierta, cuando lo que mi cuerpo
necesitaba era gritarla. ¡Qué gran ingenuidad! Esas manos que
me callaban eran las mías. Y es que no todos los temas
requieren del mismo nivel de ocultamiento. Y menos el cuerpo
que es la belleza más evidente que tenemos.
Sólo me sentía sin deseo y no encontraba el porqué.
Buscando en mil mundos el tema que se me mostraba tan
evidente. Haciendo churrigueresco metafórico con tal de
ocultar mi anécdota: mi propia, corporal desvergüenza
femenina. Del tema se desprendió el estilo. Tapados los ojos
ante el espejo de mi humanidad. El fulgor de la vida es
encontrar las armas que te posibiliten crear aquello que
deseas. Esta carrera es una batalla inspirada por el deseo.
¡Que nunca se agote tu deseo fulgurante! Que nunca se
extinga, porque ese día la carrera habrá acabado, porque ese
será el día de tu muerte.

Miranda: Yo me siento diferente. Me siento diferente de


cuando llegué aquí.

Drusila: ¡Entiéndelo chiquita!

Apola: ¿Por quién estás hablando?

Drusila: Claramente me estoy expresando por ellos.

Perla Villa Estrada Frontera Yo 36


Apola: No, fíjate, no. Aquí no se le roba la palabra a nadie.
(Aparte). Mi cuerpo fuera de toda metáfora es mi tiempo. “Es
el modo que me regaló la naturaleza para evitar que todo
suceda a la vez”.3

Drusila: Yo no les robo ni les quito nada. Ustedes son a las


que les encanta andar solas. Por eso no puedo ser la
coordinadora del sin sentido. Por lo menos ya no más.

Miranda:(Aparte). Mi cuerpo es una colonia, una casa, una


delegación entera. (Vuelve). Sólo falta que nos digas que el
teatro está muerto. Y que no hay manera de resucitarlo.
(Aparte). Todo comienza y termina en mi cuerpo. Doy un paso y
sigo en mí, corro y sigo en mí.

Apola: ¡No!, aquí no es de muertos, ni de vivos. Sino de egos


pensando en egos y ellos y nada más que ellos. Egoísmo puro.

Drusila: Pues sí. Soy egoísta y este changarro ya se cerró.

Miranda: Por tus pistolas.

Drusila: Yeah, yeah. Por las mías. Como debe ser y como nunca
debió dejar de haber sido. Nunca, aquí no es de la palabra.
Aquí no manda nadie, ¿oíste?

Miranda: ¿Ah sí? Para el caso yo puedo levantar el proyecto


solita, fíjate. (Aparte). Y ahí están mis manos para
confirmarme que existo.

Apola: Óyeme,¿y yo?

Miranda: Si el plan es que cada quien por su lado, pues que


así sea. Los actores podemos y decidimos, ya lo he hecho,
levantar proyectos, y si ésta se va, pues ya se le está
haciendo tarde, ¿no? (Aparte). Se toman, me acurruco y soy
una y la misma.

Apola: ¿Cómo que cada quien por su lado? Miren chulas, yo


tengo la palabra en la cabeza, tan pronto como mañana la
escribo y la monto. Si el show es cada quien, que con sus
pistolas se defienda. Pues yo me defiendo con la mías. Y la
monto. ¿Cómo de que no?

Perla Villa Estrada Frontera Yo 37


Drusila: Será otra obra, porque yo también tengo mi copyrait.
Esto aquí se queda. No sean mensas, nomás se van a quemar.
(Aparte). Fuga del canon.

Apola: ¿Entonces por qué te interesa tanto que no la hagamos?

Miranda: Yo entrando aquí quemé mis naves. Y esta obra es tan


mía como suya. No me muevo y no me muevo de este pinche
teatro hasta que no me den mi copyrait a mí también.

Drusila: ¡Ya ven!, todo es asunto de quién es dueño del


showsito. Entonces esta obra que no es obra, ni teatro, ni
nada, como dice el verso se va mucho a la chingada. Porque
la que puso la lana para las fotitos y los discos fui yo.

Apola: Calmada, calmada. Yo no sólo puse mi tiempo, que es


bastante valioso. Compré las vallas de tus pinche caballos...

Miranda: (Aparte). Y allá unidos por este puente que es el


espacio que nos separa, estás tú. (Vuelve). Y yo las pinté.

Apola: ...conseguí ese ridículo traje con el que me vestiste


de macho a medias. Gasté en llamadas, en investigación. Tu
ciudad, tu casa, tu multifacética delegación.

Drusila: ¿Me vas a salir ahora de cuenta-chiles?

Apola: Yo a ti, ya no te cuento nada. Carajo, hasta me


encueraste.

Miranda: ¿Qué onda? ¿Lo grabaste o qué? Si me entero que ando


circulando encuerada por ahí te mato, ¿me oíste?, te mato.

Drusila: Por mí mátame ayer.

Miranda: ¿Qué dices?

Drusila: Lo que te dio miedo oír: “Que por mí, me mataras


ayer”.

(Miranda se va a golpes contra Drusila mientras se escucha:)

Drusila(Off):¡Quería ser invisible para que no se notara mi


machismo, mi absurdo clasismo! Lo voy a decir con todas sus

Perla Villa Estrada Frontera Yo 38


letras: Soy racista y tengo severos complejos de
inferioridad.

Apola: ¡Eso, hermoso! Lástima que se acabó la magia del


teatro, sino les traía un alberca con lodo para que se
revolcaran a gusto.

Miranda: (Soltando a Drusila). Discúlpame, por Dios,


discúlpame. Me perdí, la regué. No sabes cómo lo siento.
Perdón. Yo quería actuar, hacer un personaje y un show como
tú le dices. Pero si decides que no se haga está bien. La
regué. Perdónenme las dos por ser tan egoísta.

Apola: Bueno, yo ya me voy. A partir de ahora a trabajar con


una sola historia. Y nada de experimentos de interdisciplina,
porque no resultan, no resultan. Son puras broncas. Y yo le
digo no a la violencia, en serio. Arriba la palabra,
Aristóteles, los estilos y la pureza lingüística. Sí,
gracias, ya aprendí, basta de andar jugando. Basta.

Drusila: (Aparte). Pero la gran paradoja radica en que


también sufro un amor infinito por las personas y su
humanidad. (Al público). Sí, miren, todo esto fue un juego, y
hasta de jugar se cansa una. Un acto de división, diversión,
o como quieran. Ya sé que nos faltaron temas; las vírgenes y
demás. Por eso les cobramos treinta pesos, para que de plano
fuera más barato que el cine y mucho más que el teatro-
teatro. Queremos conformar un espectáculo pero ni teníamos
dinero, lo hicimos por puro gusto y así nos salió, de puro
gusto. Discúlpenos, por favor. Pues lo único que me queda por
ofrecerles es que disfruten de estas pobres instalaciones y
si quieren, pues, hagan una obra o una exposición o un
concierto. Y espero que sí se atengan a los cánones. Porque
el que se pierde, se perdió. Y ya luego como Hanzel y Gretel
está duro regresar a la casa, con los papás. ¿No? (Aparte).
Me descubro frecuentemente enamorada de una cara, de unas
manos, del cabello aplacado por un listón rojo...

Apola: Sí, quédense ustedes con la última palabra, y por


favor no le digan a nadie que nos desnudamos. No vaya a
empezar a suceder todo a la vez. Eso es un secreto entre
ustedes y nosotras y aquí no ha pasado nada. ¿O.K?

Miranda: Para mí sí pasó, y esa idea nadie me la va a quitar.


Nadie.(Aparte). Y las dietas y la depilación y el salón de
belleza o pintar mi casa y construirle un balcón. (Al

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respetable). No lo digo por ustedes, sino por éstas. Yo me
voy a sentar allá con ellos y terminen la obra ustedes solas,
que eso de terminar sí les sale re-bien.

Drusila: Ese amor, durante esta hora, ha sostenido una


batalla contra el odio.

Apola: Pero, si ya terminó, ¿qué no escuchaste?

Miranda: Por eso digo, termínala.

Drusila: ¡Que ya acabó! Terminamos ya este viaje que es


espiral y trenza, esta metáfora multifacética que fue este
acontecer de buscarle al cuerpo: el canon, su fuga que es el
alma. El alma es la que se puede fugar por medio de la
imaginación, del pensamiento, del sueño...
Acabó, acabó, acabó.

Miranda: ¡Por eso, termínala!

(Los técnicos apagan las luces que iluminan el escenario).

Técnico 1: Si no es por nosotros se siguen, ¿verdad?

Técnico 2: Verdad de Dios.

Oscuro total.

Perla Villa Estrada Frontera Yo 40


1
Sor Juana Inés de la Cruz, El sueño.
2
Lorna Simpson. Artista conceptual, habitó el sotocoro del claustro de sor Juana con una instalación compuesta por
cuarenta monitores, cada uno, hace el presente de una historia que se conforma vía la narrativa observación de los loops que
de cada parte de la experiencia cuenta.
3
John Wheeler. (Esta frase fue recogida de una pared del Museo Nacional de Arte.)

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