Você está na página 1de 11

XV CONGRESO NACIONAL DE FILOSOFÍA – AFRA. 2010.

TÍTULO DEL TRABAJO: “La clausura como espacio, en la medicalización


revolucionaria, del texto institucional y de la escritura perversa, en la obra de Donatien
Alfonse François de Sade.” (Estudio crítico y traducción de fuentes).
EXPOSITOR: PROF. MARÍA DEL CARMEN VITULLO, Directora CIFFRA, Centro de
Estudios e Investigaciones en Filosofía Francesa. Facultad de Humanidades y Artes,
Universidad Nacional de Rosario, Argentina.
1)Ingreso a la leyenda: El presente ensayo crítico ha sido motivado por las singulares
características de un texto de Sade, poco difundido, al cual los estudiosos han prestado escasa
atención, cuando analizan los trabajos del Marqués que cubren su actuación durante la
Revolución Francesa, época de la cual se han tomado como paradigmáticos, otros escritos,
llamados “esencialmente políticos”, (que son los que integran las habituales compilaciones), de
los que no nos ocuparemos aquí.
El escrito que nos interesa, en este caso, se denomina “OBSERVATIONS PRESENTÉES A L
´ASSEMBLÉE ADMINISTRATIVE DES HOPITAUX”, cuya transcripción completa se
encuentra en “Vie du Marquis de Sade”, de Gilbert Lely, Au Circle du Livre Precieux, París,
1966, pag. 353-355. De allí lo hemos tomado, en su original francés, del que (Lely comenta)
existen sólo dos juegos de pruebas de imprenta, corregidas por la propia mano de Sade, pero
ningún ejemplar de la publicación1. Dichas “Observaciones” fueron leídas por el propio autor el
28 de octubre de 1792, ante la Asamblea constituida, cuando ejercía funciones de Comisario de
la Sección de Picas.
Dada la extensión asignada a este trabajo, no detallaremos aquí la carrera ascendente de
Donatien Alphonse Francois de Sade en las prácticas revolucionarias ,que va desde su aparición
como “ciudadano activo”, al servicio de la Asamblea Constituyente, en la Sección de su barrio
de la Place Vendóme, su presencia el 14 de julio de 1790 en la Fiesta de la Federación, pasando
por su manifiesto horror y su aparente adhesión a los actos del 10 de agosto de 1792, (en los que
perdió parientes y amigos), a sus sucesivos nombramientos como secretario de la Sección de
Picas (antes Place Vendóme), luego Comisario a la Asamblea de Hospitales de su Sección, más
tarde Inspector de Hospitales de todas las Secciones de París, miembro de la Comisión de
Beneficencia y de Salud, hasta llegar a ser nombrado juez, cargo que lo colma de un ingenuo
gozo, no exento de ironía2 realizando a sus ojos el más increíble vuelco de fortuna que le tocara
vivir ,a quien había sido tomado prisionero a los 23 años por primera vez , merced a denuncias

1
Archivo Nacional de Francia, F7 4954-3, piezas 119 y 120.
2
Correspondencia con su abogado Gaufridy, citada por Gilbert Lély.

1
de libertinaje, sodomía, envenenamiento de prostitutas y conducta inconveniente a su medio
familiar, (mediante el uso que, como es sabido, hacía su suegra de las famosas “lettres de
cachet” y de las muestras de amistad “hacia la familia” del comisario Marais) y había pasado
sucesivamente por el donjon de Vincennes, la reclusión en Échafour, la fortaleza de Pierre
Encise, el fuerte de Miolans, la prisión de Vincennes, de la Bastilla y la primera internación en
Charenton Saint Maurice, desde 1763 a 1790.
¿Porqué fue Sade designado Comisario Inspector de Hospitales?...La leyenda operaría en el
sentido de que no habría nadie mejor que él para ese cargo, de que nadie mejor que él conocía
las vejaciones del encierro, la pérdida de la salud a causa de ello, las privaciones, la soledad, la
angustia ante la falta de movimiento y de espacio propio. Pero nuestra intención es ir más allá de
esa pregunta para tratar de mostrar que , en esas condiciones terribles de la clausura, se gestan
dos tipos de escritura: por un lado una escritura especial, ficcional, literaria, (la llamada
“escritura perversa”) creada en el desierto de noches interminables, robadas al descanso,
febriles como en Kafka, que produce determinados “efectos políticos”, y por otro, una
escritura institucional (con la cual la primera establece provocadoras relaciones) que, con
Michel Foucault, ubicaremos como inscripta en las relaciones entre el saber3 y el poder4 de la
“medicalización”5 hospitalaria del S. XVIII, en especial durante la Revolución Francesa.

2) La escritura oficial sobre Hospitales : Si tomamos el texto citado como “escrito político”,
(veremos más adelante en qué consiste su “fuerza política”) resulta vital para las relaciones que
buscamos establecer, ya que, ligado a otros, que no aparecen en las compilaciones, quizás por su
brevedad y especificidad, y que son producto de las inspecciones de hospitales realizadas por el
propio ex-Marqués devenido “citoyen Sade” y sus colegas “comisarios”, implica una particular
visión (e intervención) del propio autor, relativa a la imperiosa cuestión de los hospitales, cuyo
contralor era fundamental para la Revolución .Se presentan , en el texto, algunas significativas
cuestiones que revelan , no solamente la situación política de la época, sino también la visión
personal (y también la propia situación social) del autor , quien en primer término denuncia los

3
El saber, objeto de la arqueología, no es simplemente la contrapartida de una disciplina institucionalizada. En
“Arqueología del Saber” (ver referencias bibliográficas), Foucault, entiende por saber: las delimitaciones “de” y las
relaciones “entre” aquello de lo cual se puede hablar en una práctica discursiva, el espacio en el que el sujeto se
puede ubicar para hablar de los objetos, el campo de coordinación y de subordinación de los enunciados, y las
posibilidades de utilización y apropiación de los discursos.
4
El poder y el saber se apoyan y refuerzan mutuamente. Foucault presta especial atención al funcionamiento
entrelazado de prácticas discursivas y prácticas no-discursivas.
5
Entendemos “medicalización” como el proceso que se caracteriza por la función política de la medicina y por la
“extensión indefinida y sin límites” del saber médico.

2
posibles abusos del poder médico en los hospitales, en una época en que la incorporación de
los cirujanos y expertos en el arte de curar era relativamente reciente en los Hospitales Públicos.
Advierte, asimismo, sobre el peligro que significa que dichos profesionales se constituyan
en comisarios de la Asamblea Administrativa de Hospitales, en la que al ser “jueces en su
propia causa, bien podrían no extirpar los antiguos abusos más que para introducir otros
nuevos”.
También previene sobre las dificultades para extirpar los “males” que, detectados como
pertenecientes al “antiguo régimen”, permanecen enquistados aún en las prácticas
revolucionarias, debido al predominio de los intereses de las facciones y de las personas
poderosas y no los del pueblo. Esto revela un fuerte gesto crítico de su parte6 que manifiesta
también en otros textos, lo cual posiblemente, entre otras cosas, lo llevara a caer en desgracia
durante el terror de Robespierre y a ser encarcelado nuevamente y condenado a la guillotina, (de
la cual se salva por “un milagro”, por “un error”, o por la intervención de la “Sensible” Madame
Quesnet, si atendemos a lo que dice la leyenda).
Con esas advertencias, y ubicándose en el lugar de los “enfermos”, Sade proyecta reunirse con
representantes de la Asamblea que “no tienen en nada el arte de la medicina”, para
“balancear”, (suponemos que quiere decir “contrapesar” y “resistir”), la influencia que los
profesionales del saber médico pudieran ejercer. Propone, asimismo, como un émulo de
Tenon7, mostrando un conocimiento profundo sobre las cuestiones hospitalarias de su época, no
admitir miembros de la llamada Escuela de Salerno, una organización médica de origen
medieval, vinculada a la orden benedictina, cuyas prácticas, basadas en preceptos morales y
religiosos, resultarían, obviamente para Sade, el fruto de la superstición y el misticismo. A la
vez que niega la efectividad de la medicina “religiosa”, entrega una obra , a su criterio,
modelo de administración hospitalaria, de Chamousset8 (no indica de cuál de sus obras se
trata, ni aporta allí datos sobre el autor) un filántropo, pensador liberal y activo benefactor
social, quien, consagrando su fortuna a los pobres, enfermos e “infortunados”, transformó su
mansión en un hospital, con una organización tan “perfecta”, que, no sólo practicaba la curación
, la medicina preventiva, la higiene y la educación de los niños para la salud, sino que contaba

6
Sade incrementa progresivamente su virulencia crítica en la mayoría de los textos oficiales, hasta su caída en
prisión durante la etapa revolucionaria.
7
Tenon, J.R. ‘Memoires sur les hopitaux de Paris’, París, Royez, 1788, quien era médico hospitalario, designado
por la Academia de Ciencias de París para visitar hospitales y analizar sus características y funcionamiento, a los
fines de implementar las reformas necesarias..
8
Se trata de Claude-Humbert Pierron de Chamousset, autor de “Vues d´un citoyen”, París, Lambert,1757, y de
“Memoire politique sur les enfants” y “Enfant expose”, Enciclopedia de Diderot, 1755, y otros trabajos e informes
sobre casas de salud, hospicios y hospitales, como el Hotel-Dieu. Oeuvres Complétes, 1787, 2 volúmenes. Falleció
el 27 de abril de 1773.

3
con su propia farmacia, atendida por químicos expertos, que generaba y aumentaba los recursos
destinados a la beneficencia.
La elección, por parte del ex-Marqués, de la obra de un filántropo como modelo de
conocimiento acerca de la cuestión hospitalaria, es tributaria, por un lado, de su propia
condición de “educado por la nobleza”,(quien sin duda confiaría más en la iniciativa de
alguien con linaje, formación , recursos y además interesado en el bienestar social9), y por otro,
de su precaución ante las muy recientes disposiciones estatales , sumada a su rechazo de
las antiguas prácticas religiosas en los hospitales, destinadas más bien a “salvar el alma”
de los pobres que iban allí a morir, (mezcla de enfermos, prostitutas, madres solteras, locos,
mendigos y discapacitados físicos y mentales) que a estudiar y curar sus enfermedades.
Se opone, asimismo, al establecimiento de una casa de salud por Sección, lo cual resultaría
extraño a los intereses de un Inspector de Hospitales, si no tuviéramos en cuenta que el texto se
ubica en un momento en que están en tensión los principios del liberalismo socio-económico
(costo elevado de la hospitalización, tendencia a la atención domiciliaria) y la necesidad de la
protección social (tendencia a la centralización hospitalaria, protección de la pobreza por la
riqueza; en realidad , protección de los ricos contra los pobres).Para solucionar esto, indica la
conveniencia de crear una suerte de “dispensarios”, con pocas camas, en los cuales los
enfermos serían atendidos en sus urgencias y luego derivados a los hospitales principales.
Sade se preocupa incluso por la “autogestionaria” obtención de recursos, alegando que cada
sección y cada comisión debe en primera instancia, solicitar a la Convención Nacional las
entregas de fondos que sean necesarias para funcionar adecuadamente, o gestar los propios a
como hubiere lugar, pero sin pedir, a la Sección de Picas ningún emolumento, ya que esto
contribuiría a nutrir los “rasgos de egoísmo”, propios de esas nuevas instituciones.

3)La medicalización revolucionaria del hospital y su “tecnologización” moderna: A


nuestro entender las perspectivas sadianas evidenciadas en el texto que acabamos de comentar,
se inscriben en la problemática de la incorporación del hospital a la tecnología moderna, en el
momento en que comienza a considerarse al mismo como un instrumento terapéutico,
instrumento de intervención en la enfermedad, capaz, por sí mismo y por algunos de sus efectos,
de curar a los enfermos. En esa nueva visión, (propia de la “ratio” moderna, que ha inventado
una subjetividad soberana), había que corregir las consecuencias patológicas que el hospital
pudiera producir, entre las que se encontraban las deserciones, el ocultamiento de bienes
robados en los lechos, el fingimiento de la enfermedad, propia de los mendigos, para no
9
Chamousset había sido caballero, consejero del Rey, y “maître ordinaire de sa chambre des comptes”.

4
abandonar el hospital, asegurándose así techo y sustento, sumado a infecciones y contagios de
todo tipo, provocados por la introducción de tres o cuatro enfermos por lecho, condiciones en
las cuales los que estaban sanando desmejoraban, los moribundos expiraban sin alivio, las
parturientas estaban junto a los heridos y los afectados de enfermedades venéreas, con la
consiguiente mortalidad infantil elevada por infecciones. En una palabra, el hospital, ya sobre
los fines del “ancien régime”, es visto como el desorden y la promiscuidad, el lugar peligroso en
que pululan las malas costumbres e incluso el incesto y el libertinaje “velado” o “clandestino”,
las miasmas y las pestes, los hedores y la repugnancia, todo aquello que amenazaba “a la gente
de bien”, en su salud mental y física y en su desenvolvimiento social. El texto de Sade
estudiado, y otros conexos, de este autor y de la misma época, son tributarios de dicha
“medicalización” del hospital.
Sin cuestionar aquí la sinceridad de la adhesión de Sade a la minuciosa observancia de sus
obligaciones como Inspector de Hospitales, ni plantear, como hacen algunos autores, la
“supuesta” hipocresía y simulación para ocupar lugares que lo mantuvieran a cubierto, nos
interesa sostener que más allá de estas polémicas, hay una auténtica producción sadiana que lo
vincula a la medicalización hospitalaria y que tiene efectos específicos.10
¿A qué nos referimos con “medicalización” y “tecnología hospitalaria”?
En primer lugar, la medicalización tiene que ver con varios factores:
1-una visión del hospital como un lugar que debe “curar” a los enfermos, ya que si cada
hombre es una fuerza de trabajo valiosa a los nuevos tiempos, debe salir sano del hospital y
reintegrarse a la comunidad, sobre todo si es pobre, debe trabajar, y si está en el ejército, debe
estar apto para los ejercicios necesarios que lo lleven al campo de batalla, allí ha de perecer, no
en el hospital;
2-una visión del hospital no sólo como “arquitectónica”, sino como parte de un hecho
médico-clínico que debe ser estudiado como las enfermedades mismas : la incorporación
del profesional médico a la práctica hospitalaria, en forma continua y sistemática, en la
cual asistirá al enfermo a los fines de curarlo y además, aprenderá sobre él y con él11 (mediante
la cuidadosa observación de cada patología y su consiguiente clasificación y tratamiento , en el
ámbito del hospital) cómo luego curar a otros, otros pobres, u otros ricos , en su práctica médica
privada,

10
Seguiremos en este punto categorías sugerentes de Michel Foucault , en obras tales como “Surveiller et punir”,
“La Naissance de la Clinique”, “Histoire de la Folie”, “Histoire de la Sexualité” y diferentes artículos que vinculan
la relación entre el saber y el poder en las tecnologías hospitalarias. (Ver Anexo, Referencias Bibliográficas)
11
Recordemos aquí que la Revolución había abolido los estudios Universitarios de Medicina, lo que hace del
Hospital el lugar privilegiado del aprendizaje a través de la práctica y de la configuración de la clínica.

5
3- una afirmación de la anulación (tomada como hecho fundamental) de los efectos
negativos del hospital, eliminando un foco perpetuo de desorden económico y social.
En segundo lugar, la introducción de mecanismos disciplinarios en el espacio “confuso” y
“ambiguo” del hospital, será lo que permitirá su medicalización. La disciplina es una técnica
política (de allí que podamos hablar de “tecnología hospitalaria”) que procede sobre los
cuerpos, elaborada, como sabemos, precisamente en las sociedades modernas12, (es decir a partir
del S. XVII, configurándose en el S XVIII), o más bien podríamos decir que es un conjunto
de técnicas, en virtud de las cuales los sistemas de poder tienen por objetivo y resultado la
singularización de los individuos. Si esta disciplina o disciplinas, adquieren carácter médico, si
este poder disciplinario se confía al médico, se debe a una transformación del saber que éste
profesa. La formación de una medicina hospitalaria, hay que remitirla, por un lado a la
introducción de la disciplina en el espacio hospitalario, y por otro a la trasformación
significativa que, en esos tiempos, experimenta la práctica de la medicina13.
Los informes de Sade y sus colegas, que aquí no podemos tomar en detalle, dan cuenta de todas
las características de los lugares observados (justamente, la vigilancia minuciosa, constante y
perpetua de los individuos, en este caso los pacientes y el funcionamiento hospitalario, y el
registro continuo, los informes, las anotaciones , la comunicación a las esferas superiores, son
algunas de las características fundamentales de la disciplina), los Comisarios van personalmente
a fiscalizarlo todo con un celo incuestionable, toman nota , elevan sus informes. Sade mismo
aclara que todo lo ha visto “con sus propios ojos”, o ha confirmado y verificado los informes
de sus hombres de mayor confianza14.

4) Clausura, disciplina, subjetividad y escritura perversa: No cabe entrar aquí en la


polémica de si Sade escribió sobre tantos “horrores medicalizados” porque fue Inspector de
Hospitales o si, a la inversa, sus escritos literarios y su extraordinario pensamiento, lo hicieron
particularmente apto para operar como Inspector de Hospitales. El hecho importante , consiste ,
a nuestro entender , en que la clausura, lugar heterogéneo a todos los demás y cerrado sobre
sí mismo, propia de los hospitales, hospicios, manicomios, casas de salud , leprosarios y
orfanatos, pero propia también de las escuelas, las fábricas , las manufacturas, los monasterios,
los conventos y las prisiones, es el punto fundamental del arte de las distribuciones que requiere

12
Pero que, en algunos textos, Foucault, nos remite incluso a los orígenes del cristianismo.
13
Recordemos aquí que Foucault le da dos usos al término “disciplina”: 1-en el orden del saber como forma
discursiva de control de la producción de nuevos discursos, y 2-en el orden del poder como conjunto de técnicas.
En “Defender la Sociedad” habla de una “genealogía de los saberes” que se articula en torno al eje prácticas
discursivas/enfrentamiento de poderes.
14
Arch. Nac. F7 4954-3, pieza 173 (impresa a dos columnas)

6
la disciplina sobre los cuerpos dóciles: cuando tiene a los individuos en el lugar de encierro (esto
no impide que puedan salir y entrar según reglas precisas establecidas) procede adjudicando a
cada uno su lugar, selecciona y localiza creando un espacio útil, cada uno se define por el lugar
que ocupa en la serie, se establecen rangos, lugares individuales y colectivos y una
funcionalidad en el desempeño , que también se jerarquiza.
La disciplina realiza asimismo el control de las actividades: distribuye y aprovecha el tiempo,
elabora temporalmente los actos mediante “programas”, establece co-relaciones entre el cuerpo
y el gesto, articula el cuerpo con el objeto de tal modo que éste se hace uno con la herramienta,
y se está “vedado” perder el tiempo, de él se hace una utilización exhaustiva…¿Estamos
hablando acaso del Castillo de Silling, de “Las ciento veinte jornadas de
Sodoma”?...Estamos hablando de hospitales, y de cualquier lugar en el que se ejerzan las
disciplinas. Pero hay más a tener en cuenta: la división de la duración temporal en segmentos,
sucesivos o paralelos, en los cuales hay que aprobar un nivel para pasar al siguiente, se va de lo
simple a lo complejo, los segmentos finalizan mediante pruebas, y se prescribe a cada uno según
su edad, rango o nivel, los ejercicios y tareas que le convienen. Unido a esto, la composición de
fuerzas hace que los cuerpos sean tomados como elementos “componibles”, ubicables en ciertos
conjuntos15, el tiempo de los unos debe ajustarse al tiempo de los otros, para formar un tiempo
compuesto, y esta combinación cuidadosamente medida de fuerzas exige un sistema preciso de
mando, el cual no tiene necesariamente que ser agresivo o dictatorial. De esta manera, la
disciplina de las sociedades modernas, especialmente durante la Ilustración, es decir sus
mecanismos y dispositivos, fabricaron una individualidad (y por lo tanto la constitución de una
subjetividad) dotada de cuatro características: celular, orgánica, genética y combinatoria.
En el campo de la medicina, esto dio lugar al nacimiento de la clínica, la aplicación de este
poder sobre los cuerpos permitió la constitución de un “saber médico”.Si, al decir de Foucault ,
las “disciplinas científicas” se nutren, se producen, se fundan incluso, en el ámbito del
disciplinamiento de los cuerpos. ¿Entonces hay también un saber (incluso una ciencia y una
escritura) del libertinaje y de la perversión, producto del ejercicio de la dominación del
victimario sobre la víctima? ¿Hay una subjetividad del libertinaje configurada también
por las cuatro características que acabamos de mencionar?...Parecería que la escritura
sadiana, la provocadora, la perversa, la que establece esas oscuras relaciones con la disciplina
hospitalaria, confirmaría esta presunción.
Existe un argumento muy famoso de Sade que dice así: “Entre el pecado y el matrimonio, sólo
median ciertos rituales”. Entre la relación médico-enfermo y la relación libertino-víctima, ¿qué
15
Esto recuerda, sin duda, toda la “gimnástica sadiana”, y el libertino que adjudica los roles y da las órdenes.

7
media?...Sade no se cansa de manifestar, especialmente en Justine16, todo lo que tiene que ver
con los gabinetes secretos de los cirujanos libertinos, que hacen horribles experimentos con los
jóvenes , sanos o enfermos, “cosas” que , ellos dicen, a quien quiera saber, han aprendido en los
hospitales “donde pasa de todo”: cirujanos que sodomizan , realizan incestos, violaciones, cosen
los orificios para luego romperlos en las prácticas libertinas, curan para luego matar, “en función
del progreso de la ciencia”, dice Rodin, el cirujano perverso, ante la aterrorizada Justine.

5)Falsedad, impostura e ilusión en la escritura sadiana: Por último, ¿es posible plantear la
“falsedad” de los textos políticos, entre los cuales estaría el que hemos analizado sobre los
hospitales?..No lo decimos ni en el sentido habitual, que afirma que en los textos de la época
revolucionaria, está el Sade que “miente” a sus colegas y que “miente” a las instituciones,
engañándose a sí mismo, inclusive, en su exacerbada expresión de adhesión revolucionaria,
como ocurrió en algunos momentos de su vida, ni tampoco en el sentido en que lo toma Nicolás
Rosa17, cuando habla del “revolucionarismo” de Sade. Nos inclinamos, más bien, por la
posibilidad de que la escritura de ficción sea el “gesto político” esencial y liberador dentro de la
producción del Marqués, si tomamos la transgresión como último término de la función de la
escritura. Para sostener esto, al menos como una “pista”, como una posible hipótesis, hemos
cotejado minuciosamente, en primer lugar el texto traducido, (al que le sumamos todos los del
tema “hospitales, casas de salud, manicomios”, etc.) con los demás textos políticos y luego con
pasajes singulares de su obra de ficción.
Nos referimos (entre otros cuya fuerza política es también notoria) a todos los procedimientos
de “medicalización” que aparecen en sus relatos y novelas: las anamnesis, como descripciones
detalladas de síntomas, signos, trazos, huellas, características, expresiones, de los estados de la
pasión, del placer, de la violencia de los libertinos (incluso contra sí mismos), en los rostros y en
los gestos, en los cuerpos, en sus sonidos, toses, alientos, movimientos, suspiros, gritos, llantos,
aullidos, de placer o dolor, tanto en ellos como en las víctimas. Las prescripciones y recetas de
todo tipo, cómo deben alimentarse, qué ejercicios son los más convenientes, qué pociones, qué
remedios, qué licores, qué tónicos, qué bebidas espirituosas, qué comidas terapéuticas, qué
vestimentas, qué hábitat y qué objetos son imprescindibles a la conservación de la salud de los

16
Nos referimos a “Justine ou les Malheurs de la vertu”, en Hollande, chez Les Libraires Associés, 1791.
17
“La impostura mayor del optimismo de Sade....el paso de la “Ignorancia” (superstición) al “Saber” (la Filosofía)
es un estrato más de la falsedad subyacente en la escritura sadiana.” Rosa afirma también aquí que su discurso
perverso está basado en la “ideología de la perversión” (sic), que le proveyó su época: “La estructura ética que
sostiene el discurso de la perversión no fue destruida por Sade, porque el discurso racional sobre la perversión
descubre su dependencia estructural del sistema”. Ver “El Texto Falso”, prólogo a la compilación de los Escritos
Políticos, Aries, Rosario, 1969.

8
victimarios, como a la de las víctimas, para poder volver a someterlas. El enfermo (y la
víctima) como espectáculo: en la medicalización hospitalaria, el cuerpo enfermo como
ocasión de aprendizaje clínico y de perfeccionamiento de las prácticas; en el encierro
libertino, el cuerpo victimizado como ocasión de una clínica de las perversiones. Tanto en el
encierro hospitalario, como en el del libertinaje18 (camas, biombos, tocadores, habitaciones
ocultas, criptas, sótanos, consultorios de cirujanos, corredores, torres, todos ambientes febriles y
secretos, pero con encierros en los cuales se guarda un orden , se establecen rituales, se utiliza el
tiempo y el espacio, se imponen jerarquías y se distribuyen y re-distribuyen constantemente los
individuos, en medio de diagnósticos y terapias) los cuerpos son los sujetos más adecuados para
un curso “experimental”, en el que abundan las “herramientas” de cirugía, los arneses de colgar,
las vendas, los corsets, los dispositivos para el descanso o la tortura, las drogas, los brebajes, en
fin, un prodigioso fármacon, veneno y remedio de la escritura perversa. El castillo de
Silling (en “Las Ciento Veinte Jornadas de Sodoma”) es un gran hospital de la lujuria y la
muerte, como lo son los lugares de encierro y las prácticas sobre el cuerpo en Juliette, Justine,
Aline y Valcour, Sainville y Léonore, la Marquesa de Gange, los Crímenes del Amor, y en los
cuentos y fábulas, aún los más jocosos y supuestamente, como él gustaba decir, los “menos
eróticos”.
¿Cuál es la impostura mayor, si la hay, del “optimismo” revolucionario de Sade?...¿Haber
intentado hacer la revolución por medio de una escritura perversa?... o ¿podemos decir que la
revolución que provoca su escritura consistiría ya en romper “el caudal de luces del que deseáis
rodearos”19 , en trabajar desde el cono de sombra que anuncia las tormentas y los impulsos del
romanticismo, y más adelante la pérdida de confianza en la Racionalidad Moderna, que nos
llevará hacia Nietzsche?...¿o reside en el quizás patético recurso de introducir el desorden del
deseo en un mundo dominado por el orden y la clasificación?

1
18

Una pregunta surge aquí: El efecto panoptizante de iluminación, de visibilidad ¿está ausente en la clausura
perversa?..No si tenemos en cuenta las descripciones de Sade : criptas, sótanos y boudoirs “a plena luz”,muy
iluminados con luz de antorchas, con faroles, con fuegos. La visibilidad de víctima y victimario se hace
imprescindible.
19
Expresión suya en el texto analizado, donde, en realidad, afirma que se propone “aumentarlo”, no
destruirlo...De todos modos es posible, al menos como hipótesis, pensar a Sade como un “ilustrado” cuya obra se
desplaza insistentemente y aún a pesar suyo, desde la luz del “sapere aude” hacia la tormentosa oscuridad del
vértigo romántico.

9
Creemos que Sade se encuentra inmerso en un movimiento, en el seno de la cultura occidental,
en la ocasión en que, un pensamiento dominado fundamentalmente por la representación, el
cálculo, el orden, (especialmente durante la Revolución), va cediendo su lugar al deseo y la
voluptuosidad, de un modo que no había sido pensado antes. Quizás la clave sea que el abuso
de poder es un operador de libertinaje. Ese abuso coloca a la Naturaleza contra sí misma,
cuya autodestrucción es un tema muy caro a Sade.
La “sinrazón”, vinculada a la monstruosidad, la anomalía sexual, la locura, encerrada durante
más de un siglo y reducida al silencio, va a reaparecer, no como “imagen del Mundo”, sino
como discurso y deseo.
Clausura: espacio disciplinar privilegiado para la medicalización (del cual da cuenta el
ominoso doctor Royer-Collard, en contra de Sade), espacio sacralizado para la
perpetración de la lujuria criminal y secreta, espacio literario para la perpetración del
discurso perverso, en el cual, el texto se cierra sobre sí mismo.
Sade, inspector de hospitales. Sade escritor, pero también actor y director de dramas teatrales
formando, coordinando y dirigiendo a los enfermos mentales... Clausura, en el seno de un
hospital último y definitivo: Charenton, 2 de diciembre de 1814.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
*Sade, Donathien Alfonse Francois : “OEUVRES COMPLÉTES”, Edition Gilbert
Lely, A Paris, Au Cercle du Livre Precieux. 1966.
*Foucault, Michel :
*Naissance de la clinique. Une archéologie du regard medical. Gallimard , Paris , 1963.
*Les mots et les choses. Une archéologie des sciences humaines. Gallimard , Paris ,
1966.
*L’ Archéologie du savoir. Gallimard , Paris, 1969.
*L’Ordre du discours. P.U.F. , Paris.1970.
*Nietzsche , la Génealogie, l’Histoire. Press Universitaires de France, comp., Paris.
1971.
*Histoire de la Folie a l’Áge classique. Gallimard, Paris. 1972.
*Surveiller et punir. P.U.F. Paris. 1975.
*La Volonté de Savoir. Histoire de sexualité. Vol. I. Gallimard, Paris, 1976.
*La Política de Salud en el Siglo XVIII. Saber y Verdad. La Piqueta , Madrid, 1991.

10
*La incorporación del Hospital en la Tecnología Moderna. Estética, Ética y
Hermenéutica. Obras Esenciales, V. III, Paidós, Barcelona, 1999.

*Didier, Beatrice :

*Sade. Une écriture du désir. Paris, Denoël / Gonthier, 1976.

*Klossowski, Pierre, et alt. :

*La Penseé de Sade, Tel Quel, Nro. 28, 1968.

*Gorer, Geofrey :

* The Life and Ideas of The Marquis de Sade, Panter Books, London, 1962.

*Blanchot, Maurice :

*Lautremont et Sade, Les Editions De Minuit, Paris, 1963.

*Apollinaire, Guillaume :

*El Marqués de Sade, Buenos Aires, Brújula, 1970.

*Pedro Sánchez Paredes :

*El Marqués de Sade, un Profeta del Infierno, Madrid, Guadarrama, 1974.

11

Você também pode gostar