“INTERCULTURALIDAD: UNA REALIDAD Y URGENTE NECESIDAD”
Entendemos por cultura como aquella creación humana de un conjunto de
manifestaciones tanto espirituales como materiales, las mismas que la logran identificar, reconocer y diferenciar de las demás. Así pues, este conjunto de creaciones son las que van a servir de patrones o guías para el comportamiento y forma de vida determinados por un conjunto amplio y específico de personas, las mismas que van a vivir, pensar, sentir, relacionarse y actuar en base a sus propias costumbres, creencias, valores, ideologías, filosofías, lenguas, etc., ya establecidas y a cumplir. En nuestro contexto (país), vemos la existencia no solo de una cultura, sino de muchas, razón por la cual es considerado como un país pluricultural y rico en variadas costumbres, creencias y formas de vida de grupos sociales que lo conforman, como consecuencia, sean de relaciones pacíficas entre estas, interacciones y asimilaciones unas de otras, o como bien, del encuentro o “choque” y lucha por la dominación de una hacia la otra, ejemplo claro que lo encontramos entre la identificación y confrontación de la cultura europea hacia la cultura indígena. Esto lo podemos sustentar mejor retrocediendo unos siglos atrás en nuestra historia y viendo claramente cómo la forma de vida y relaciones entre nuestras culturas autóctonas se daban de una manera tolerante y respetuosa de una por la otra, que si bien es cierto, existieron culturas guerreras y verdaderamente conquistadoras, pero cuando se daban el término del proceso de conquista de una hacia la otra, la “dominante” respetaba a la “dominada”, introduciéndola bajo sus dominios, mas respetando y haciéndola continuar con su forma de vida, complementándose la una a la otra. Lamentablemente (desde el punto de vista ético y de las relaciones sociales), esto se terminó cuando aparecieron unos personajes que haciéndose llamar “conquistadores” o adaptándolo mejor “abusadores” y haciendo uso (inadecuado) del poder delegado de España, buscaron acapararlo todo, imponiendo su cultura hacia la nuestra, que al no tener más creatividad por utilizar los medios más adecuados para verdaderamente conquistar a un imperio, demostraron conductas similares a los ya conocidos siglos atrás, como “bárbaros”, demostrando verdaderamente que tan “adelantados” en su cultura autocomparados a la nuestra, no lo estaban. Producto de este proceso “conquistador” es que se van a establecer (o “imponer”) nuevas formas de vida y relaciones, en las que el pueblo “dominado” las terminó por aceptar y asimilar forzosamente, apareciendo frente a esto una nueva realidad de aquí hacia adelante: el mestizaje cultural, producto de la fusión entre dos culturas diferentes: la europea y la indígena. Siglos más adelante y como consecuencia de múltiples acontecimientos en la historia de la humanidad es que nuevos grupos humanos con sus propias culturas arribarían a nuestro país (chinos, japoneses, árabes, italianos, alemanes, entre otros), ampliándose de esta manera toda una gama de culturas y nuevas relaciones e interacciones dentro de la sociedad peruana. Consecuencia de todo esto…nuestro país sería rico también en el aspecto social y cultural; así pues, después de un tremendo lío de choques culturales, aparecería una situación nueva y positiva, la misma que hoy en día es elogiada por nuestros países vecinos y de otros continentes; con esto, bien se daría la razón nada pesimista de que “no hay mal que por bien no venga”. Así pues, podemos notar claramente cómo es que se dio la formación, desarrollo y existencia del término “pluricultural” o como lo llaman otros “multicultural”. Y frente a esto surge otro término un tanto más complejo por su forma de cumplirlo a cabalidad en nuestras sociedades, la “interculturalidad”. La interculturalidad es considerada en sí como un proceso amplio, complejo y constante por la lucha y logro de relaciones positivas y aceptación de diferencias entre las culturas, como consecuencia de la interacción entre dos o más culturas, cuyo objetivo principal es el favorecer en todo momento la integración y la buena convivencia entre estas. La interculturalidad así definida, requiere como tal el esfuerzo constante de todos y cada uno de los integrantes de la sociedad pertenecientes a cualquier cultura, optando por verla antes que como una amenaza, como una oportunidad para estrechar nuevas relaciones, conocer nuevas formas de vida y enriquecerse mutuamente, como parte de esta interacción. La interculturalidad como tal, parte y se basa en el valor del respeto en todo el sentido de su definición: respeto a las ideas diferentes, a costumbres diferentes, a creencias diferentes, etc. en fin, hablamos aquí del respeto y aceptación hacia cosmovisiones diferentes. En nuestro país, por ser un país pluricultural, es necesario y a la vez urgente desarrollar actitudes y prácticas relacionadas con la interculturalidad, las mismas que puedan ser tratadas mejor que nadie por los educadores dentro y fuera de los salones de clase, así como ser reforzadas estas acciones con el apoyo en casa, orientándose en el interior de esta, que el respeto a otras culturas serán como consecuencia del respeto a mi propia cultura; y el respeto a esta, se dará como consecuencia del mismo pero en mi sociedad; y además, el respeto a mi sociedad, se dará como consecuencia del respeto en mi hogar. Como podemos apreciar, este proceso no es nada sencillo ya que demanda el esfuerzo conjunto de todos y cada uno de nosotros, el mismo que parte desde los mismos hogares, extendiéndose en forma más general, hacia las otras culturas. Todo esto sería en vano, si no mencionáramos la participación activa y primordial a la que está obligado Estado al buscar promover por medio de políticas y leyes adecuadas, el reconocimiento y respeto verdadero a la diversidad cultural y el cumplimiento de estas para todos y todas, dando a conocer que antes que ser un problema, es más bien una oportunidad para estrechar lazos de amistad e interesarse por “el otro”, buscando asimismo dejar de lado todo tipo de pensamientos discriminatorios, de marginación o exclusión social y cultural. No debemos olvidar que pertenecemos a la humanidad, y esta se irá manifestando más claramente en nosotros cuando vayamos dejando de lado nuestros egocentrismos e intereses personales, para optar por el bienestar y la aceptación de “los otros” o los que son considerados en nuestras mentes limitadas, como aquellos “diferentes”, “forasteros” o “extraños” (culturalmente hablando), cuando en verdad, todos somos parte importante de esta. Así pues, el mayor problema al que hoy en día nos enfrentamos no es tanto al desarrollo acelerado de la ciencia y la tecnología y el no poder acceder adecuadamente a ella, sino más bien, el pensar solo en nuestros intereses socioculturales y no comprender, aceptar y respetar a “los otros”, que coloquialmente hablando, diríamos, a los demás; pensando ciegamente tal vez, que nuestra cultura es mejor que la otra, cuando en verdad, las culturas se necesitan para existir, se necesitan para interactuar y a la vez para llegar a la confirmación de este término tan visto muchas veces como algo lejano o inalcanzable, la interculturalidad.
Lic. Jorge A. Oyola Chuquipoma
Maestrista de la UCV-Chimbote. Psicología Educativa. III ciclo.