Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
AUTOR: DrC. Jorge Luis del Pino Calderón.
ISP. “ ENRIQUE JOSÉ VARONA” . La Habana, 2001.
Aparece en: Compendio de artículos: Motivación y orientación profesional. Artículo No. 4.
Compiladora: MSc. Zulema de la Caridad Matos Columbié. CD Colección Futuro. Enseñanza
Preuniversitaria. Guantánamo, 2003.
Desde sus mismos orígenes, el ser humano trató de develar el misterio de su destino personal:
¿hasta qué punto es capaz de proyectar conscientemente su vida?, ¿qué papel tiene en la
construcción de la misma?
Sobre estos temas se han estructurado grandes líneas de pensamiento. Primero, aquella que postula
que nacemos predeterminados a un cierto “destino”, por una fuerza anterior y ajena a uno y que por
lo tanto, es imposible planificar nuestra vida, porque somos producto de esa fuerza sobrenatural o de
nuestros mensajes genéticos. Esta línea es pesimista, el hombre está determinado por su herencia
biológica o por un “golpe de suerte” y ante esto nada, o casi nada, podemos hacer.
La segunda línea de pensamiento confía en fuerzas ambientales, que de una manera directa y
mecánica incidirán en el destino de los hombres y con algunas acciones “genialmente planificadas’’,
al margen de la reflexión, toma de conciencia y voluntad del sujeto, harán la magia de “traspasarle”
un modo de ser, una vocación o un futuro. Ambos enfoques desconocen dos factores claves: la
dialéctica entre lo interno y lo externo en la determinación de la personalidad y su actuación, y el
papel activo del sujeto que desde esa dialéctica, participa en la regulación y dirección de su conducta
en un contexto social determinado.
Una tercera línea de pensamiento, derivada fundamentalmente de la filosofía marxista (materialista –
dialéctica), se fue abriendo paso a través del tiempo e incorporará los factores desconocidos por las
anteriores: la personalidad es un resultado de nuestra propia historia en un ambiente socio – histórico
concreto y sobre bases o premisas biológicas que hacen posible nuestro reflejo humano de la
realidad. Es decir, la determinación socio histórica de nuestra personalidad se realiza a partir de
nuestras experiencias en grupos e instituciones, de los vínculos significativos que establecemos,
donde vamos dándole un sentido a cuanto nos rodea y a nuestra propia existencia, individualizando
nuestra esencia social. Esta posición tiene su fundamento en la dialéctica entre lo interno y lo externo,
entre lo social y lo individual, entre la conciencia como forma superior y típicamente humana de reflejo
y regulación de la realidad y los motivos y tendencias inconscientes que el sujeto va acumulando a lo
largo de su historia.
A través de ese proceso, que tiene sus particularidades en las distintas edades, vamos formado
nuestra identidad, vamos construyendo lo que en la vida adulta somos. Pero, ¿qué es la identidad?
Sin pretender una definición que nos ponga a todos de acuerdo, podemos decir que la identidad es la
conciencia de lo que somos, expresa un sentido de pertenencia a determinados grupos, cultura,
profesión y sexo. De esta forma la identidad personal es la integración de varias identidades
particulares, que expresan ante los demás y nosotros mismos, no sólo quiénes somos sino cómo lo
somos. Por eso, aunque la identidad es ante todo un resultado de la cultura en que nacemos y de
nuestra historia de vida, hay que decir que refleja también nuestra educación, nuestra voluntad de
llegar a un nivel profesional o personal con el cual inicialmente soñamos.
La identidad profesional, por ejemplo, puede ser definida como el sentido de pertenencia a una
profesión y la manera particular en que concebimos y expresamos nuestra profesionalidad en ella.
La identidad es el orgullo de ser lo que somos y nuestra voluntad de defenderlo. Por eso, la identidad
es difícil de definir, pero fácil de sentir y de manifestar. Se va a expresar en nuestra autoestima, en
1
nuestro carácter, en los ideales y en nuestro proyecto de vida, y es a su vez un producto de todos
ellos.
EL PROYECTO DE VIDA.
El proyecto de vida expresa la medida en que asumimos conscientemente nuestros ideales y
planificamos nuestro camino personal para llegar a ellos. Será por tanto una elevada expresión de
nuestra conciencia y un producto del desarrollo de nuestra personalidad. Por lo tanto, esta formación
psicológica puede estar ausente en algunas personas cuyo desarrollo personal no les permite tener
un papel activo en la conformación de su propia historia. Es decir, no son capaces de identificarse
con ideales, plantearse metas, identificar acciones para alcanzarlas y regular su conducta de acuerdo
a lo que exigen las mismas.
Un psicólogo cubano estudioso del tema, Ovidio D’ Angelo Hernández, lo define como “ un
subsistema autorregulador de la personalidad en el que se integran elementos cognoscitivos e
instrumentales y afectivo – motivacionales en determinadas tareas generales a desarrollar en
la vida del individuo” . ( D’ Angelo, O. s/f. pág.6).
Este autor destaca cómo estos proyectos se expresan en planes de vida aplicados a esferas
concretas del desarrollo personal, como son la familiar y la profesional. La elaboración de estos
planes de vida necesita que el sujeto se conozca a sí mismo, que descubra sus potencialidades, sus
habilidades, la dirección de sus sentimientos y elabore cierta jerarquía de metas a alcanzar.
Tampoco puede ser un ejercicio abstracto y descontextualizado, sino que debe conciliar el ideal con
la realidad donde se desarrolla, con las limitaciones y necesidades del entorno. Lo que hace lindo y
útil un proyecto de vida es su capacidad de integrar nuestros sueños con las necesidades y
posibilidades de nuestro entorno, lo que nos permite servir a los demás en la misma medida en que
somos felices y estamos orgullosos de nosotros mismos. A partir de esta dialéctica entre lo social y lo
individual, entre lo externo y lo interno, que implica en muchas ocasiones elaborar frustraciones,
encauzar nuestras aspiraciones y buscar alternativas para desarrollarnos y ser felices, es que se
produce la autodeterminación del ser humano y que este decide qué va a hacer con su vida.
Pensemos en los planes de vida en la esfera profesional. Aquí se incluiría la decisión profesional, qué
carrera estudiar, qué línea de desarrollo seguir (a través de la superación y autosuperación, la
realización de investigaciones, etc). Al elaborar los planes de vida en esa esfera fijamos nuestro ideal
sobre la manera concreta en que queremos ser profesionales, nos trazamos metas para nuestra vida
como trabajadores. Por ejemplo, si se trata de un alumno que aspira a ser profesor, puede imaginar
qué tipo de profesor le gustaría ser, cómo se propone desarrollar sus clases, cómo concibe sus
relaciones con los alumnos y, sobre todo, cómo hacer realidad esas aspiraciones. En ese proyecto se
pueden ir definiendo metas académicas o científicas específicas, como hacer una maestría, un
doctorado, etc.
Podemos concluir que la posibilidad de crear proyectos y planes de vida eficientes está
estrechamente vinculada al conocimiento de sí y del entorno que alcance el sujeto, a la calidad de su
autorreflexión y al nivel de autodeterminación desarrollado. Por lo tanto, la motivación y la capacidad
para realizar proyectos de vida y llevarlos a la práctica, es un resultado de nuestra educación. Desde
pequeños se nos debe preparar para soñar, elaborar y construir en la vida cotidiana nuestros planes
de vida laboral, familiar y personal social. La educación sexual y familiar, profesional y para las
relaciones interpersonales deben conducir a este objetivo.
La educación profesional de la personalidad, por ejemplo se desarrolla a lo largo de la vida y pasa por
distintas etapas, según la doctora Viviana González Maura:
2
1) ETAPA DE LA FORMACIÓN VOCACIONAL GENERAL.
Esta etapa se manifiesta en las edades tempranas con la formación de intereses y conocimientos
generales. Se debe propiciar que el niño se acerque a las más variadas esferas de la realidad, que se
interese por conocer el mundo y cree la curiosidad por lo nuevo y lo inesperado. Se subraya la
necesidad de que el niño forme cualidades de personalidad que le favorezcan el posterior desarrollo
de intereses y las potencialidades para aprender y crecer. Aquí es importante el desarrollo de la
independencia, la perseverancia, la autovaloración adecuada y la flexibilidad.
2) ETAPA DE LA PREPARACIÓN PARA LA SELECCIÓN PROFESIONAL
Ya en esta etapa el trabajo se dirige al desarrollo de intereses cognoscitivos, conocimientos y
habilidades específicas, que se desprenden de aquellas asignaturas o esferas del saber y del
quehacer social hacia las cuales el adolescente ha ido mostrando inclinaciones o preferencias. Es
importante que el joven tome conciencia de esas posibilidades y de las variadas vías a través de las
cuales pueda canalizar en la sociedad esas cualidades personales.
En este periodo, el proceso de orientación debe hacerse más diferenciado y va dirigido a preparar al
sujeto para el acto de selección profesional, momento importante en la conformación de su proyecto
de vida y que constituye una tarea del desarrollo esencial de esta etapa.
En los IPVCP, aquellos alumnos que no estén convencidos todavía del camino profesional
pedagógico, están ubicados en esta etapa.
Será decisivo en este proceso el logro de una actitud reflexiva, volitiva e independiente. La selección
profesional, una vez que el joven toma en consideración sus intereses y posibilidades y los relacionó
con los intereses y posibilidades sociales, ajustándose a las alternativas posibles, debe ser
autodeterminada. Esto garantiza el comprometimiento del sujeto con su selección y una condición
subjetiva capaz de enfrentar los obstáculos que surgirán en el proceso de formación profesional.
El objetivo fundamental de la etapa sería el logro de la identidad profesional, a lo cual debe
contribuir todo el sistema educativo.
4) ETAPA DE LA CONSOLIDACIÓN DE LOS INTERESES, CONOCIMIENTOS Y
HABILIDADES PROFESIONALES.
Esta etapa se puede iniciar desde los dos últimos años de la formación o ya durante el ejercicio de la
profesión. En este momento ya el joven debe haber formado ciertos intereses profesionales, conoce
los fundamentos esenciales de su trabajo y puede desempeñarlo con alguna destreza. Sin embargo,
ahora entra en una etapa de perfeccionamiento, de consolidación de los mismos y personalización de
su labor profesional. Nosotros consideramos que esta etapa puede extenderse toda la vida, en
dependencia del crecimiento profesional que logre el sujeto.
El hecho de que la educación profesional se dé a través de estas etapas, nos indica que los planes
de vida, como los proyectos en general, no son formaciones rígidas, que se dan de una vez y por
3
siempre, sino que van cambiando a lo largo de la vida, completándose o reorientándose según el
desarrollo integral del sujeto y las circunstancias externas.
Para trabajar con el alumno el proyecto de vida, debemos partir de hacerlo pensar en la importancia
de esta actividad. Todas las oportunidades de dialogar sobre estos aspectos deben aprovecharse.
2) Es importante introducir técnicas que ayuden al alumno a conocerse mejor, a identificar sus deseos
o ideales y a valorarlos, buscando siempre criterios éticos y espirituales.
Este grupo de técnicas o recursos debemos aplicarlas en los primeros momentos para diagnosticar si
nuestros alumnos están preparados para hacer sus planes de vida, qué contenidos incluyen y si
existe una correspondencia de estos con sus recursos personales y su actuación concreta, lo cual
nos indicará cómo realizar el análisis de su efectividad. Aquí pueden ser útiles:
Técnica de los 10 deseos. (González, Serra. 1995) Escribir sus primeros 10 deseos y analizar
cómo ellos contienen una propuesta de proyectos o planes de vida. Puede prepararse previamente
una hoja con la instrucción que da el autor referido y la frase incompleta: Yo deseo….repetida diez
veces. Después de inducirlos a un análisis de sus deseos desde esta óptica, podemos hacer una
sesión grupal para comentar de forma general la importancia de organizar nuestra vida a partir de
planes de vida.
Por último, podemos sugerirles que repitan la escritura de sus deseos pensando más en su futuro y
en la forma de alcanzarlo.
Elaborar su proyecto de vida, especificando los planes concretos que tenga concebidos y al lado,
en otra columna, ir relacionado las cualidades y recursos personales que necesite para cumplir su
proyecto. Puede diferenciar con otra letra o un subrayado aquellos que aún no posee y que debe
alcanzar para llegar a cumplir sus sueños. En otra columna, se hará una lista de las acciones
concretas que debe realizar para alcanzar los planes propuestos, en un orden cronológico y lógico.
Entrevista con observador. Un alumno entrevista al otro sobre sus planes de vida en las esferas
familiar, profesional y personal social. Después el entrevistador y el observador presentan al
entrevistado el proyecto de vida que se evidenció en la entrevista y le dan recomendaciones de
acciones concretas para alcanzarlo. El entrevistado da sus criterios sobre cómo en su vida actual se
4
cumplen o no esas medidas y expresa en general sus puntos de vista. Este trío repetirá la actividad
intercambiando los roles.
3) Estudios de caso o historias de vida, a profesores destacados y realizados o personalidades de
la comunidad, para relacionar sus éxitos actuales con su historia, sus sueños y la forma en que
lucharon por ellos.
4) Técnica del Anti – éxito. En subgrupos pueden relacionar todas las acciones, costumbres o
cualidades que pueden llevar a un joven a fracasar en su vida futura. Pueden valorar cómo incidiría
en ella y en el fracaso en sí el no tener un proyecto de vida adecuado o lograr regular su conducta
para cumplirlo.
5) Técnica de Solución de Problemas. (Torroella, Gustavo. S/f; Collazo, Basilia. 1992) Nos
permitirá facilitar al alumno trabajar sus propios decisiones y hacer el hábito de decidir
razonadamente. Consta de los siguientes pasos:
Identificar el problema sobre el que hay que decidir
Hacer una lista de los obstáculos que dificultan el problema (objetivos y subjetivos).
Imaginar o identificar las posibles soluciones y relacionar las ventajas y desventajas que le vemos a
cada una de ellas, a partir de sus posibles consecuencias o resultados.
Analizar, comparar, tomando en cuenta nuestra situación particular, y decidir una solución.
Ponerla en práctica lo antes posible.
El ideario pedagógico del maestro nos define con claridad el tipo de hombre que necesitan nuestras
tierras para fraguar un proyecto histórico de independencia, justicia y progreso social. Sólo hombres
educados en un espíritu de superación y autoperfeccionamiento pueden ubicar a nuestras repúblicas
en un lugar respetable en el mundo. En Maestros Ambulantes nos sentenció: “La mayor parte de los
hombres ha pasado dormida sobre la tierra. Comieron y bebieron; pero no supieron de sí. La cruzada
se ha de emprender ahora para revelar a los hombres su propia naturaleza, y para darles, con el
conocimiento de la ciencia llana y práctica, la independencia personal que fortalece la bondad y
fomenta el decoro y el orgullo de ser criatura amable y cosa viviente en el magno universo” (Martí, J.
OC. 1975, T 8 Pág. 289).
BIBLIOGRAFÍA
Bozhovich, L. I. La personalidad y su formación en la edad Infantil. Editorial Pueblo y Educación. La
Habana. 1976.
Castro Espín, M. y otros. Crecer en la adolescencia. Programas. CENESEX. La Habana. 1995
Collazo, Basilia y Puentes, María. La orientación en la actividad pedagógica. Editorial Pueblo y
Educación. 1993.
D’ Angelo, Ovidio. Descubrir Proyectar…tu propia vida. Editorial Academia. 1989.
Planes y proyectos de vida en el desarrollo profesional de jóvenes trabajadores.
Propuesta de un enfoque integrativo, psicosocial y de personalidad. Resumen de tesis presentada en
opción al título de Doctor en Ciencias Psicológicas. S/f.
González, Viviana. Motivación Profesional y Personalidad. Sucre. Bolivia. 1994.
González, Diego Jorge. Teoría de la motivación y práctica profesional. Editorial Pueblo y Educación.
La Habana. 1995.
Martí, José. Obras Completas. Editorial Ciencias Sociales. La Habana 1985.
Martínez, Lilian. El sentido de la vida. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. 1989.
Torroella, Gustavo. Orientación Psicológica. Folleto Impresión Ligera. 1988.
5