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Farsa dolorosa

PERSONAJES:
ADRIANA
VLADIMIR
APRIL
LA MUJER DE PAPEL
LA DESCONOCIDA

Adriana y Vladimir son de la misma edad, April tiene ocho años menos que
ellos, La mujer de Papel y la desconocida oscilan entre estas edades, de
manera que April sea siempre la más chica y Adriana la más grande.

ESPACIO TIEMPO

El tiempo de esta obra transcurre en desorden, pues no hay relojes en


nuestra memoria. La escena representa una caja negra, donde no se observa
nada más que los pocos elementos que entran en escena. Debe dar la
impresión de que se desvanecen en el aire.

La música empleada está alterada, es música clásica tocada al revés.


En la medida de lo posible los movimientos deberían estar marcados al revés.

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(Vladimir y Adriana, caminan rígidos como soldados, a una distancia
de dos metros el uno del otro se detienen, se miran a los ojos)
Adriana: No te he hablado, tengo mi propia vida.
Vladimir: No me importa, ya te olvidé, dejé tu recuerdo en brazos de otra
mujer. (Se toman de las manos en silencio, se mecen, Adriana tapa los ojos de
Vladimir y viceversa. En esta posición comienzan a bailar un vals, después de
un rato se destapan los ojos, se miran, se entristecen, dejan de bailar, se
separan, van a irse a lados opuestos del escenario, pero se olvidan de
soltarse las manos, tratan de salir sin soltarse, con las manos agarradas se
sientan en el suelo)
Vladimir: No voy a poder ir el viernes que entra, tengo cosas que hacer.
Adriana: Pues yo no voy a ir este viernes ni el que sigue ni nunca, adiós. (No
se mueven)
Vladimir: Platícame algo.
Voz de Adriana: Estoy enamorada de otro.
Adriana: No puedo.
Voz de Vladimir: Cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate.
Vladimir: Tú tienes algo.
Adriana: Simplemente no lo quiero decir y ya.
Vladimir: Como quieras
(Adriana toca el rostro de Vladimir, lo mira fijamente a los ojos)
Voz de Adriana: Ya no te amo.
Voz de Vladimir: (Ahoga la frase de Adriana con sus gritos) cállate, cállate,
cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate, cállate.
(Vladimir se levanta en automático)
Vladimir: La foto, quiero recordarte así como estás ahora.
Adriana: Por favor, no, ahora no.
Vladimir: Está bien. (Adriana va a salir, Vladimir la toma del brazo) ¿Qué te
pasa?
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Adriana: Simplemente me sentía incómoda y me quería ir.
Vladimir: Nunca te sentiste incómoda en mi casa.
Adriana: Es diferente.
Vladimir: (pausa) Hay algo que no me quieres decir.
Adriana: (pausa) Es que siento que no me tienes confianza.
Vladimir: ¿Porqué piensas eso?
Adriana: Hay muchas cosas que te molesta contarme.
Vladimir: ¿Cómo qué?
Adriana: Tú lo sabes, no lo tengo que decir.
Voz de Adriana: Tú no lo sabes. (Vladimir voltea como si escuchara la voz)
Vladimir: ¿Sabes que me da miedo que me cuentes las cosas que haces?
Adriana: ¿Porqué?
Vladimir: Porque siento como si no te conociera.
Adriana: ¿Ves? Y ahí comienza la desconfianza, yo no sé lo que haces y tú
no sabes lo que hago, y siento, como si te estuviera haciendo daño con las
cosas que hago.
Vladimir: Ya hablamos de eso, tú sabes que la única manera de que me
lastimaras es si tú no estuvieras
Adriana: Pero no siempre estoy, y no puedo estar al pendiente de ti.
Vladimir: ¿Y quién te lo está pidiendo?
Adriana: Perdón, pero a veces parece como que quisieras eso.
Vladimir: Yo no puedo responder por ti, tú no puedes responder por mí
¿Tienes tu vida? oquei, te respeto, pero lo que no me convence es que pase
esto cada vez que quiero que salgamos a otros lados.
Adriana: Es inútil abrir la burbuja, los demás no caben, y eso es lo que me
molesta, que me quieras llevar adonde no me interesa.
Vladimir: ¿Y porqué no me lo dices? Nos podríamos evitar esto.
Adriana: Desearía alejarme de todos y que me dejaran en paz.
Vladimir: ¿Y eso qué significa?
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Adriana: ¡Lo que oíste! (Pausa) Perdón, no me hagas caso, nos vemos el
viernes, misma hora, donde siempre. (Se despide de beso en la mejilla,
Vladimir le toma el rostro y la besa en los labios. No salen, se miran a los
ojos)
Voz de Vladimir: Les voy a contar un cuento.
(Adriana le da una cachetada a Vladimir)
Voz de Adriana: La vida no es un cuento de hadas. ¡Mira! Ella es la mujer
que enredaste en la flor de tu sexo, la piel de secretos arrancada de mis ojos.
Aquella en quien te escondes de mí. Mírala, se tatuó con unas tijeras tu
nombre en los senos.
(Entra una muchacha alta y rubia, vestida de suéter y mezclilla, da vueltas
por el escenario. Vladimir la ve anonadado. Adriana permanece en su
posición, como estatua de sal)
Vladimir: ¿April?
April: (Da vueltas, esquiva la mirada de Vladimir)
Holaholanovoyasalirmevoyaquedarenelbañoparasiemprenotienespapelnono.
Vladimir: (trata de acorralarla) April, dime que todo lo que hicimos sirvió
para algo.
April: (en sus intentos por evadirlo grita, salta, choca contra las paredes
repetidas veces, parecería como si quisiera salir, se deja caer)
Vladimir: (se deja caer) No, no hagas eso, no, por favor.
April: (choca su cabeza contra el suelo, se sangra, toma su sangre y le pinta
a Vladimir los labios, sonríe, lanza risitas)
Vladimir: No puedes hacerte esto.
April: (Entre risas y convulsiones) Lo hago para gustarte.
Vladimir: (la coge de las manos, la levanta, no le salen las palabras) Pues así
no me gustas.
April: (entre risas y convulsiones) Eso mismo dijo mi papá. (Ríe sollozando,
se deja caer al suelo)
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Voz de Vladimir: Vladimir ama a Adriana, Adriana ama a Adriana, te odio
Adriana, no, te amo, te odio, te odio Vladimir.
Vladimir: (abraza a April) Aquí estoy.
April: (trata de zafarse, como animal)
Voz de Vladimir: Cállate, cállate, cállate.
April: (Rabiosa, se suelta) Mi mamá me dio un cochecito, te voy a atropellar
como me dijiste que te gustaba, tú dijiste, dijiste que me amabas, te devuelvo
tu alma, tú me amas. MATA A MI MAMÁ, MÁTALA PRONTO. (Le hunde
las uñas en la espalda)
Vladimir: (la mira espantado, la besa con fuerza, comienza a toser sangre)
April: Di que me amas, Di que me amas, Di que me amas, Di que me amas,
No voy a vivir sin ti.
Voz de Vladimir: MueremataMueremataMueremataMueremataMueremata.
Vladimir: (mira la sangre que escupió, mira a April) Yo amo a mi princesita,
a mi niña preciosa.
April: DI QUE ME AMAS.
Vladimir: (pausa) No puedo.
(April se desvanece en el aire. Adriana se descongela, le voltea el rostro a
Vladimir, lo fuerza a mirarlo a los ojos)
Adriana: No me vuelvas a decir Adi.
Vladimir: Así te gusta que te diga.
Adriana: Ya no.
Vladimir: (le retira la mano, lo estaba apretando muy fuerte) ¿Qué quieres?
Adriana: Olvidar, olvidarme.
Vladimir: A eso no te puedo ayudar.
Adriana: (evoca, cada vez con más pánico) A veces tengo tanto miedo,
camino por la cornisa, me agarran de la falda y no sé si voy a caer o no, me
gritan que iba a suicidarme, yo no les creo, es un engaño. Me tiran de la falda
y no puedo sostenerme, no pueden sostenerme, se rompe mi falda y caigo, me
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vuelvo de trapo, mis brazos y mis piernas se atoran, giro y giro, caigo, caigo
pensando que caeré al suelo, me llevarán en camioneta y alguien dirá que
tenía veinticinco años y falleció. (Se deja caer, Vladimir lo sostiene, se queda
acostada en los brazos de él)
Vladimir: ¿Eso cuándo lo soñaste?
Adriana: (ida) Sucede, por eso quiero olvidar.
Vladimir: ¿Olvidarte de lo que no ha pasado?
Adriana: Creí que así sería más fácil.
Vladimir: En este momento me toca decir que me sucede algo así de malo.
Adriana: No son competencias.
Vladimir: Tú dijiste que la belleza está en el dolor.
Adriana: No fui yo, fue Oscar Wilde. Creo, no sé.
Vladimir: O en cambio puedo decir que me pasó algo maravilloso.
Adriana: (Se levanta, le da la espalda) Lo tendrías que inventar.
Vladimir: Como sea, también te puedes inventar el dolor.
Adriana: Mira el mundo. (Se tapa los ojos)
Vladimir: ¿Qué tiene?
Adriana: Está lleno de estupidez.
Vladimir: La solución es matarlos a todos.
Adriana: No alcanzan las balas.
Vladimir: No, matarlos solamente en la mente, tu dolor y tu alegría son
inventos de la mente.
Adriana: (Se destapa los ojos) ¿De quién?
Vladimir: Tú sabes.
Adriana: De la mente de Dios.
Voz de Adriana: De la mente de Adi.
Vladimir: Realmente no importa.
Adriana: No te vayas.
Vladimir: No me pienso ir.
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Adriana: Que tú estés aquí me constata que el mundo no está infectado de
estupidez,
Voz de Adriana: Y la idiotez castró al amor del cielo.
Voz de Vladimir: IdiotaIdiotaIdiotaIdiotaIdiotaIdiotaIdiotaIdiotaIdiota.
Vladimir: (La toma de la mano, la acaricia) Perdí una mano.
Adriana: (preocupada) ¿Cual?
Vladimir: La izquierda.
Adriana: (indiferente) Entonces todavía puedes escribir.
Voz de Vladimir: Levanta la mano izquierda.
Voz de Adriana: Uy, ya me rompieron el esquema.
Vladimir: Con una cortadora eléctrica, la metí por accidente, perdí mucha
sangre.
Adriana: (recuerdo incómodo) Cuando me caí también perdí sangre, y la
vida.
Vladimir: No estás muerta.
Adriana: Y tú no estás manco.
Vladimir: Somos felices.
Adriana: ¿Porqué?
Vladimir: No estamos ni muertos ni mancos.
Adriana: Es verdad. (Se miran a los ojos, gritan con desesperación, callan de
pronto)
Vladimir: ¿Y ahora que somos felices qué hacemos?
Adriana: Volvamos a sufrir.
Vladimir: Es verdad.
(April reaparece a espaldas de Vladimir, lo toma de la cintura, le acaricia el
hombro con la barbilla, le acaricia el pecho. Adriana pone los ojos en
blanco)
Vladimir: Te devuelvo tu alma.
April: (Confundida, camina a la derecha) No, por allí no, está oscuro (A la
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izquierda) No, por allí no, está claro. (al foro) No, allá no. (al proscenio) No,
aquí todos se van a burlar de mí ¡Quédate con mi alma, yo no la quiero.
Empújame, me quiero caer ¡No quiero caminar! ¡No quiero caminar! (Se cae
al suelo, desaparece).
Adriana: (vuelve en sí, jala a Vladimir, se quedan viendo a los ojos) No lo
puedo creer, eres otro, te ves totalmente diferente.
Vladimir: Pero sigo siendo yo.
Adriana: Te ves como más libre, más tranquilo sin todo ese cabello.
Vladimir: Cosa curiosa, me tuve que esperar a que tú no estuvieras para
cortármelo.
Voz de Adriana: En ti está mi odio y mi desesperación.
Vladimir: Estás muy callada.
Voz de Adriana: Mi reflejo te hiere el rostro con un fragmento de vacío.
Vladimir: No digas nada, sólo déjame verte a los ojos. (Comienza a
acariciarla debajo de la blusa, Adriana no se mueve)
Voz de Adriana: Y la miel derramada es el miedo que nos condena.
Voz de Vladimir: Te amo Adriana no te amo Adriana te amo Vlad no te amo
Vlad: Vlad ama a Adriana
Vladimir: (la toma de la mano y se la besa) Te amo.
Adriana: Yo tampoco. (pausa)
Vladimir: ¿Porqué tan callada, Adriana?
(Adriana se queda como estatua en el centro. Vladimir saca un paquete de
cartas de amor)
Vladimir: (lee, mientras va dando forma a un capullo) ¿sabes? Hay algo que
debes saber, la promesa que te hice me salvó la vida. Sí, así es, te debo la vida.
Gracias, pues llegué a pensar lo peor. Un pedazo de poesía atómica ¿Qué
pretende? Dejar en llamas la escalera del universo en el hermoso cielo
negrísimo con una estrella en flor. Oh, tus ojos de agua asustada la vida va
muy rápido, tenemos unas preguntas y no tenemos tiempo, nos inventamos
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tiempo y ya cambiaron las preguntas. (Del capullo aparece una mujer de
Papel)
Papel: (despierta) Gracias, te agradezco mucho.
Vladimir: ¿Agradecerme qué?
Papel: Mírame, soy feliz, pasé por los lugares que visitamos juntos y lloré,
lloré, mi madre entró golpeándome y me obligó a confesar toda la verdad, lo
quiero más a él que a mí misma, cierro los ojos y no puedo evitar pensar en él,
el muy cerdo le dijo a medio mundo que se acostó conmigo, hace cosas que no
soporto. Es un cerdo, no me entiende, me dice que me calle, que las mujeres
no deben hablar, sólo besar o chuparles el miembro, por eso te agradezco,
porque soy feliz.
Vladimir: Me molesta que alguien a quien quiero sufra por esas cosas.
Papel: ¿Entendiste eso? Ja, ja, qué tonto, yo te amo, no ando contigo, estoy
enamorada de ti, por sol me das tu alma, por luna tu corazón, por cielo tu
mirada, por agua tu sonrisa, por pan tus labios, por brisa tus palabras, por
manto tus brazos, por vida tu amor. Mírame, soy muy desdichada, no soporto
la relación que llevo con ese tipo, su caballo no es blanco ni su cabellera
plateada, es un vulgar mortal. YO deseo a un caballero como tú, que me salve
del monstruo que es mi madre. (Se acerca a él para besarlo) Ay ¡Qué
engañosas son las palabras! Pueden decir muchas cosas ME CAGA QUE ME
MALINTERPRETEN ¡Eres muy malo! A él lo quiero es el amor de mi vida,
sin él no sonrío, mastica la comida para que yo no me gaste los dientes, lo
odio, me obligó a abortar ¡Qué lindo! ¿No es un encanto?.
Vladimir: (La escupe)
Papel: ¡No es justo! En eso no quedamos, deberías de adorarme. ¡Así son las
reglas! ¿Cuales reglas? Es más ¡No quiero ser tu novia, eres un iluso al
preguntármelo! No me dejes, te necesito, si no estás el mundo se vuelve
vulgar.
Vladimir: (habla a Adriana, quien sigue inmóvil) En este momento me estás
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viendo, y me vas a reclamar por usar lo que escribiste en tus cartas para mis
propósitos, puedes pensar que te estoy reclamando porque en este momento no
estás conmigo. Estás equivocada, si gastara mi vida en pensar que nada vale la
pena si no te gusto sería muy idiota. Lo que me encanta de ti es tu capacidad
de hacerte la estúpida.
(La mujer de papel se desvanece, Adriana recupera la movilidad)
Adriana: ¿Qué tienes? algo te preocupa
Vladimir: (A la defensiva) Yo te pregunté primero.
Adriana: Estabas muy raro desde que caminamos desde el metro
Vladimir: Hay algo que no te he dicho.
Adriana: Dime.
Vladimir: (pausa, traga saliva) Pasé la noche en casa de otra.
Adriana: ¿Y?
Vladimir: Me acosté con ella y no me satisfizo.
Adriana: (indiferente) Eso me recuerda cuando me acosté con otro. Estuvo
bien, me pidió perdón porque creyó que no me satisfizo.
Voz de Vladimir: ¿Porqué te acuerdas de eso, pendeja?
Voz de Adriana: Tú empezaste.
Adriana: ¿Y qué querías conseguir?
Vladimir: No sé, me agarró en un momento de indiferencia, cuando me daba
igual hacerlo o no.
Adriana: Hombres... Vamos a hacer un trato.
Vladimir: ¿Porqué?
Adriana: No lo vas a volver a hacer porque te sentiste mal.
Vladimir y Adriana se miran a los ojos con indiferencia, Vladimir golpea a
Adriana, ella responde con un golpe más fuerte, se detienen con la misma
indiferencia, se acercan para besarse largamente.
Adriana: Qué bueno que sabemos perdonarnos.
(Entran al escenario April, la mujer de Papel y la desconocida, La
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mujer de Papel sentada con dos máscaras en las manos, una representa una
calavera roja, la otra es de papel periódico con unos labios pintados y ojos
en azul muy fuerte)
Adriana: Si te casas conmigo te diré que sí, te voy a hacer la promesa de
amarte mañana, me levantaré todos los días de tu lado, me preguntarás si te
amo, y te responderé "Te digo mañana". Me esperarás y esperarás y llegaré
cuando se me pegue la gana, pues odio esperar yo.
April: (Vestida de princesa de cuento de hadas, la aplasta un monolito, es la
estatua de un rey) ¡Sálvame, sálvame, por favor, sálvame y te prometo que te
atropellaré, te mataré, me robaré tu alma, todas las noches saborearás mi
nombre con angustia y remordimiento! ¡Sálvame!
Papel: (Máscara de papel) En este momento necesito a alguien que me golpee
tan fuerte la cabeza que me cause retraso mental, cualquiera, hombre o
elefante. (Máscara roja) Ay no ¿Cómo puedes pensar eso? ¿Cómo va a ser
cualquiera? Va a ser una persona muy especial, que sea la experiencia
andando, alguien que me diga que las cosas nunca cambian y que vamos a ser
felices con dos tazas de remordimientos, tres onzas de ternura, leche de besos
guardados y batidora, pastel de felicidad. Me tiene que gustar una persona
especial (Máscara de papel) No me importa quién sea.
Desconocida: No sé lo que esperas, te he dicho que me gustas más de una
vez. Entiendo lo que sientes, a mí no me cuesta ningún trabajo entenderte, yo
te acepto como eres, yo te voy a escuchar y voy a ver las cosas como tú no las
ves para que te queden más claras, así nos ayudamos a entender. Por favor,
ven y vamos a entender juntos.
Vladimir: (en el centro observa a las cuatro)
Adriana: Vete con alguna de ellas, yo sé que terminarás regresando conmigo.
Yo te voy a dejar esperando y esperando. Vete, mañana regresarás a seguir
esperándome.
April: Sálvame, que yo te mataré.
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Papel: (Con las dos máscaras en el rostro) Ven para que te rechace, ven y
golpéame, sácame los ojos, córtame la lengua.
Desconocida: Ven, vamos a entender.
Vladimir: (examina a las cuatro, levanta la estatua y salva a April, Vladimir
se apoyó mal y se lastimó un tendón de la axila. April se levanta y lo besa)
April: Gracias, amor mío, no sé como agradecerte, te debo la vida. (April se
pone a gatas, Vladimir se acuesta sobre su espalda, ella sale gateando. La
desconocida llora de genuina tristeza, luego golpea las paredes con coraje,
sale. La mujer de Papel sale, no antes de que Adriana le arranque una hoja.
Adriana arrima una mesa, encima pone la hoja y prepara dos plumas, cuando
entra Vladimir a sentarse debe darnos la impresión de que retoman una
actividad de hace poco tiempo, como si la escena anterior no hubiera pasado.
Vladimir y Adriana escriben sobre la mesa. Leen en voz alta lo que van
poniendo en el papel)
Vladimir: (Le dicta a Adriana) Es difícil pensar cuando te clavas agujas en el
vientre, me has despedazado en tantas piezas como tu sonrisa. Me gustas. Bajo
la mirada para recobrar la navaja perdida el reflejo de tu voz arde lo suficiente
para sacarme los ojos, que nivelizan en tus apartes.
Adriana: Sigo yo (habla mientras escribe) Y tu muñeca sin fondo habla de
lenguas en secretos calcinados, beli dela luca po; que quiere decir me he
cansado de esperarte largo. Gime, gime y mira cómo arde, pues en el castillo
hay montes en los manteles y espadas en fugaz abrazo, danzando el vals de los
ciegos, el vals de los ciegos que nos olvida.
Vladimir: Voy yo. (le dicta a Adriana) Y el calor no vale si no es convertido,
pues la musa icónica terminó ladrando lacónica la crónica, la vida lacrimosa
donde se pudre una mimosa.
Adriana: Babosa... ja, ja, ja. Perdón, no lo podía evitar.
Vladimir: Termínalo tú.
Adriana: Mmmm... Está bien. Y mi mente no puede sostener más el reflejo
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de tres lunas, en el humo inhalo lo que fuiste que no se disuelve, pues no se
puede soportar el aire que no se respira. (deja de escribir) Apago la televisión
y voy a cenar... Perdón, no sabía cómo acabarlo.
Vladimir: Hay que firmarlo.
Adriana: Vamos a hacernos unos seudónimos.
Vladimir: ¿Porqué?
Adriana: Hay que intentar de todo, nunca he firmado con otro nombre.
Vladimir: Está bien, yo voy a firmar... Hache. Hache.
Adriana: ¿Y eso qué quiere decir?
Vladimir: Heidi Hinojosa.
Adriana: ¿Vas a firmar como mujer?
Vladimir: ¿Porqué no? Me gusta cómo suena nombre y apellido con la misma
letra.
Adriana: Pues yo voy... a.. firmar... (firma) C. Augusto Valdés.
Vladimir: ¿Qué quiere decir la C.?
Adriana: No sé, suena bien.
Vladimir: Me gustó lo que escribimos.
Adriana: Hace como un mes que no escribíamos, ya me preocupaba, tenía la
idea de que si no escribíamos mejor allí la dejáramos.
Vladimir: ¿Porqué pensaste eso?
Adriana: No sé, por un momento pensé que hacías todo esto sólo para
conseguir andar conmigo.
Vladimir: ¿Hacer qué?
Adriana: Ser encantador e interesante.
Vladimir: (Sonríe, tratando de entender) ¿No te has puesto a pensar el trabajo
que me costaría actuar todos estos años?
Adriana: Sí, tienes razón. (Se toman de las manos) Perdón, a veces me paso
de paranoica. (Vladimir le besa las manos, se miran a los ojos. Adriana se
queda estática en la mesa cuando entra la mujer de Papel, arrastrando un
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cadáver en avanzado estado de descomposición. Vladimir se levanta
alarmado de lo que ve, al principio sólo atestigua la escena)
Papel: Has estado muy callado. (Se inclina para "consolarlo", toma la
postura de La Piedad) Mira a mí no me... No quiero que me dejes sola en la
responsabilidad de mantener esta relación andando... No soportaría que fueras
malo conmigo... Sería horrendo, no se lo deseo a nadie. Eres indispensable
para mi felicidad.
Vladimir: Estás en una relación que no va a ningún lado.
Papel: ¿Y tú cómo sabes? Tú me dices que lo deje para atraparme en el
rebote, no eres sincero.
Vladimir: Él está muerto.
Papel: ¿Cómo puedes decir cosas tan feas de él? No lo conoces tanto como
yo. Cuando estamos solos me dice tantas y tantas cosas bellas.
Vladimir: Estás sufriendo. Ven conmigo, él necesita cristiana sepultura.
Papel: ¡No me voy a ir contigo! ¿No ves que él ha sufrido mucho? ¡Él me
necesita más que tú!
Vladimir:... ¿Y tú como sabes?
Papel: Déjame en paz, estoy con el hombre de mi vida, a él le pone muy triste
que le hable de ti, me siento mal por lastimarlo.
Vladimir: No te creo.
Papel: Si no me vas a creer aquí queda la amistad y ya.
Vladimir: No, aquí me voy a quedar, yo sé cómo terminan estas cosas, me
quiero quedar para verlo.
Papel: Ah, sí, te vas a quedar para verlo y después escribirlo en una de tus
obras.
Vladimir: Eso a ti no te debe de importar, en el escenario alguien hará lo que
tú haces, pero ya no serás tú.
Papel: Deja de hablar de arte. ¡Se me hace tan estúpido! ¡Ese es tu consuelo!
Cómo estás solo te refugias en tu mundito que puedes controlar. Él no necesita
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hacerse tonto con pendejadas artísticas.
Vladimir: Ven conmigo, aquí no tienes futuro.
Papel: Pero él tiene coche, que él lo maneje, al fin que por eso ando con él.
Vladimir: A mí no me importa lo que hagas, puedes tener mis cartas de amor,
te puedes llevar de tajo mis recuerdos, sin ti me cuesta trabajo respirar... ¡No
me importa! (Vuelve a tomar las manos de Adriana, esta vez ambos se quedan
estáticos, entra la desconocida, arrima otra mesa, se sienta y prende un
cigarro, mira hacia la lontananza.
Desconocida: (Su monólogo es melancólico, lo dice con profunda tristeza)
Van caminando en el pasillo, ella se encuentra con él, la gente sigue pasando
por allí Él.- ¿Qué crees? Ella.- ¿Qué creo? Él.- Estaba revisando mis viejos
diarios y encontré el día que te conocí. Ella.- ¿Ah, sí? Él.- Sí, escribí que eras
maravillosa, que estaba enamoradísimo de ti y que eras la mujer de mi vida.
Ella.- (lo abraza) Ay no, tú me tienes que decir que sigo siendo maravillosa.
Él.- (mecánico) Sigues siendo maravillosa. Ella.- ¡Ay, cómo eres!, Dímelo
bien. Él.- ¡Lo eres! Ella.- (se separan) Ya me tengo que ir, tengo clase con
Mendoza, luego te veo. (Él se despide de beso, le da en la mejilla un beso
largo) Él.- Nos vemos, mujer maravillosa. (Cada uno retoma su camino.
Oscuro)
Vladimir: (mira a la desconocida, ella le invita un cigarro, él le dice que no,
pero se acerca a ella para fumar un poco de su cigarro. Cuando ella lo vuelve
a fumar jala el humo con desesperación)
Vladimir: (reacciona, habla lejos) Te hablé para decirte que estoy tranquilo.
Desconocida: ¿A quién le hablas?
Vladimir: Estoy tranquilo.
Desconocida: ¿A quién, te pregunto?
Vladimir: No sé, me siento como en ese momento que pasan muchas cosas,
como cuando se acaban las clases y puedes darte un respiro para continuar.
Desconocida: ¿Estás tranquilo?
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Vladimir: Así me siento, no sé, de repente, como si fuera a pasar algo.
Desconocida: ¿Qué día es hoy?
Adriana: (reacciona) Día del Señor de las moscas y las mentiras.
Desconocida: ¿Por la mañana o por la tarde?
Adriana: ¿Qué no saben en qué día viven?
Desconocida: No
Papel: (entrando) Pero lo deben saber. Dios mío, no saberlo es como estar
flotando en el vacío.
Desconocida: Lo estamos, lo estamos.
Adriana: Flotando en un planeta azul y dando vueltas.
Papel: Digo, eso es como lo obvio, es una explicación muy buena y muy
interesante pero ¿qué?.
Desconocida: ¿No saben qué día es hoy?
Adriana: ¿Para qué lo quieres saber?
April: (entra, con los senos sangrantes y cubierta de heridas) Esto se va a
acabar de una vez y para siempre... (Saca una pistola, a Vladimir) Tú me
prometiste algo.
Vladimir: Yo prometo muchas cosas.
April: (Le apunta) Tú me hiciste esto... (Descubre su vientre, saca de allí un
cutter, se lo lanza) Tómalo, te vas a suicidar.
Vladimir: No sé qué día es hoy.
April: ¡No me cambies el tema! O te suicidas o me vuelo los sesos (Se apunta
a la sien) Tú decides. Tú siempre decides, aún me sangran los senos cuando
pienso tu maldito nombre, maldito el día que abriste mi virginidad por la
mitad.
Vladimir: Por favor, no hagas esto.
April: ¡Te juro que me voy a matar si no me haces caso! O te suicidas o lo
voy a hacer...
Vladimir: Déjame... (Se acerca a ella)
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April: (al borde de un ataque de histeria) ¡No te acerques! No soporto pensar
que me puedes tocar, no vas a tocarme otra vez, es un truco, me puedes
electrocutar, puedes hacerme sudar el mar por el sexo. No lo soporto, te vas a
morir, y contigo esta maldita desesperación. Yo no soy tu juguete, sabías a lo
que te atenías, te vas a cortar el cuello de lado a lado. Sí, te doy tres para que
te cortes el cuello. Una...
Vladimir: Escúchame primero. Te va a parecer idiota, pero creo que eres la
última mujer a la que en verdad amé. ¿Porqué te estoy diciendo esto, si me
voy a morir? ¿Porqué no me matas?
April: (atenta a cada una de sus palabras, lo mira con infinita pasión) Dos...
Adriana: (Rígida) Tú sabes que yo daría la vida por ti. (No se mueve.
Vladimir y April la contemplan durante tres segundos, nadie se mueve,
quieren decirle algo, pero es sólo el intento)
April: (Quita el seguro del arma y se apunta en el corazón) Tres...
(Vladimir se lleva el cutter al cuello, April no baja el arma, espera que lo
haga, Vladimir traga saliva, suelta el brazo, deja caer el cutter al suelo,
oscuro. En medio de la oscuridad aparece la desconocida, se escucha la
detonación del arma. Aparecen de ambos lados del escenario carteles, el de
la derecha dice “Cada vez mejor”, el de la izquierda; “Cada vez peor” La
desconocida los contempla, después de reflexionar camina hacia la izquierda;
“Cada vez peor”. Se desvanecen los letreros.
Entra a escena un árbol de Navidad, ricamente adornado, abajo dos regalos,
Adriana y Vladimir se arrodillan y se intercambian los regalos, se abrazan
efusivamente, se besan, se miran a los ojos, van a lados opuestos del
escenario para abrir sus regalos)
Adriana: (rompe con desesperación la envoltura, abre la caja que trae
dentro) ¿Qué es esto? (Saca de la caja una cabeza de mujer, es de April. Se la
pone como sombrero) ¡Me gusta!
Vladimir: (abre su regalo, es la piel de un recién nacido) ¡Mi amor! Es tan...
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especial...
Adriana: Siempre quise verte como niño precioso.
Vladimir: (se la pone en la cara) Necesitaba algo así para descansar. ¿De
dónde la sacaste?
Adriana: (indiferente) Es mi hijo.
Vladimir: (contempla el regalo) ¿Hijo? ¿Nuestro hijo, o me regalas el niño
muerto de otro hombre?
Adriana: A ti no te importa, me saqué las entrañas yo sola, es mío e hice con
él lo que quise.
Vladimir: ¿Y qué se supone que voy a hacer con él?
Adriana: Yo te lo regalé, no voy a pensar por ti.
Vladimir: (se lanza contra Adriana, le muerde los senos, Adriana grita de
dolor, los gritos se vuelven de gozo, lo lanza al suelo)
Adriana: Gracias por la cabeza.
Vladimir: No viste el fondo de la caja.
Adriana: ¡La corona!
Vladimir: Adivina quién es.
Adriana: ¿Lo hiciste por mí? (Adriana se pone la diadema al fondo de la
caja) Sal de tu casa y pasa la Navidad conmigo, vamos a crucificar tres cristos
en el árbol.
Vladimir: Pero es el nacimiento del niño Jesús.
Adriana: Pues colgaremos fetos como esferas, embaraza a tus perras y hazlas
abortar como me hiciste abortar a mí.
Vladimir: Dijiste que no te importaba.
Adriana: (Ríe gozosa) ¡No me importa! Embarázame otra vez, quiero
descuartizarme una y mil veces, ese placer los hombres no lo pueden tener.
Vladimir: (En medio de la risa) ¡Cuánto te envidio!
Adriana: ¿Porqué no embarazaste a tu princesita, cómo se llama...
Vladimir: (Tenso de repente) Cállate, eso me resulta demasiado doloroso.
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Adriana: Perdiste tu oportunidad, a mí árbol de realidad le faltan muchos
fetos y luces de colores.
Vladimir: La tumba de la mujer que olvido en tus labios.
Adriana: La tumba de los niños que nunca nacerán.
Vladimir: Yo creo que se ve bonito.
Adriana: ¿Crees?
Vladimir: Sí.
(Sale el árbol de Navidad y los regalos. El escenario se oscurece brevemente,
debe darnos la impresión que la escena anterior nunca pasó, pues aparece
vacío.
Entra Adriana a escena, lleva arrastrando a Vladimir hasta el centro de la
escena, lo deja tirado, inerte, sin vida, con el cuello cortado. Se arrodilla ante
él, lo acaricia)
Adriana: Eres como un ángel tirado, tu aliento sabe a putrefacción. (Entra
April, le apunta con la pistola, Adriana apenas reacciona)
April: ¡No te le acerques! (Dispara, El martillo choca con el tambor, pues el
arma está descargada, April permanece inmóvil)
Adriana: (a Vladimir) Me pregunto qué ideas habrán cruzado por tus
cabellos, a qué habrán sabido tus labios frescos. (lo abraza) Me pregunto
cómo habrían sido las cosas contigo, me pregunto.
(Entra la mujer de Papel)
Papel: ¿Cómo está?
Adriana: Muerto, lleva días así.
Papel: ¿Qué haces? Qué espanto, déjalo, llama a la morgue o algo así.
Adriana: Lo tratarán como un pedazo de carne muerta.
Papel: Es un pedazo de carne muerta.
April: (Se descongela) Te amo, Vlad, te amo. (Se dispara al corazón, el arma
está descargada, se vuelve a congelar)
Adriana: ¿Tú sabes dibujar?
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Papel: Sí.
Adriana: Hazle un retrato para mí, sólo, para mí, quiero que se mantenga
hermoso en mi mente.
Papel: Está bien.
April: (Se descongela) Te suicidas o me mato ¿Me oyes? ¡Te juro que lo voy
a hacer! (Se apunta a la sien, dispara varias veces en vano, el martillo choca
con el tambor)
Adriana: (se pone a rezar, sale de escena. En un breve oscuro el escenario se
reacomoda, como si la escena anterior no hubiera pasado nunca, April y
Vladimir sentados en dos sillas que simulan una banca)
April: Cuando estabas en mi casa, tomándome las manos, mirándome a los
ojos, hablándome, y luego te fui a dejar a la puerta, y me preguntaste porqué te
había invitado.
Vladimir: Calma, estás temblando.
April: Te dije que luego te decía... Hay algo que escribí en mi diario. (Saca
un cuaderno)
Vladimir: (lo recibe, lo lee. April mira al suelo) April, yo también siento lo
mismo (Se miran) Dios mío... No sé qué hacer ahora.
April: Lo que quieras.
Vladimir: (se acerca a ella, ella se queda quieta, mirándolo en todo
momento, la besa, se besan) Estás temblando.
April: Nunca me habían besado.
Vladimir: (La toma de las manos, se las besa) No es cierto.
April: Es cierto, tú eres el primer hombre al que beso y me hace muy feliz que
seas tú. (Se besan) Te amo.
Vladimir: Te amo. No me quería imaginar este momento, porque temía que
no fuera a ser realidad.
April: Yo tampoco (Se abrazan, April lo aprieta con desesperación. Entra
Adriana, tiende la mano hacia Vladimir. Comienza un vals en reversa. April
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levanta el rostro para volver a ser besada. Vladimir voltea hacia Adriana,
deja a April congelada, toma la mano de Adriana)
Adriana: Yo me llamo Vladimir y tú no.
Vladimir: Yo me llamo Adriana y tú no.
(Se tapan mutuamente los ojos, comienzan a bailar el vals de los ciegos, April
se queda quieta, en silencio. Aumenta el ritmo, se acercan al borde del
escenario, como si fueran a caerse)
OSCURO

© C. Augusto Valdés, miércoles 23 de diciembre de 1998

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