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APUNTES SOBRE EDUCACIÓN CRISTIANA - I

Por Elizabeth Cuevas


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CONTENIDO

Lección No. 1 - EL SIGNIFICADO DE EDUCACIÓN CRISTIANA


Lección No. 2 - EL HOGAR – LA PROVISIÓN DE DIOS
Lección No. 3 - EL NIÑO – LA MAYORDOMÍA MÁS GRANDE DEL HOGAR
Lección No. 4 - EL HOGAR CRISTIANO ES UNA ESCUELA
Lección No. 5 - OPINIONES EN CUANTO A LA INFLUENCIA DE LOS PADRES
SOBRE LOS HIJOS
Lección No. 6 - AMONESTACIÓN Y DISCIPLINA CRISTIANA
Lección No. 7 - EL MAESTRO CRISTIANO
Lección No. 8 - EL PROPÓSITO DEL MAESTRO CRISTIANO
Lección No. 9 - CARACTERÍSTICAS SOBRE LAS DIFERENTES EDADES
Lección No. 10 - NIÑEZ MEDIA Y NIÑEZ AVANZADA
Lección No. 11 - SEMANA DE REPASO
Bibliografía

LECCIÓN 1 (regresar al índice)

EL SIGNIFICADO DE EDUCACIÓN CRISTIANA

Proverbios 22:6 nos dice: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no
se apartará de él”. Es probable que muchos de nosotros creemos que esta promesa no se
ha cumplido en repetidos casos, pero no culpemos a Dios; no pensemos que Él ha
faltado a su promesa. La culpa es nuestra.

Nuestro error consiste en no habernos dado cuenta de lo que verdaderamente


significa instruir “al niño en su camino”. A muchos niños se les ha dicho lo que deben
hacer; a otros se les ha enseñado lo que deben hacer, pero a muy pocos se les ha
instruido o educado. Educar no es solamente decir las cosas. Tampoco es enseñarles.
Instruir o educar es adiestrar y entrenar.

DECIR: Es ayudar a saber.


ENSEÑAR: Es ayudar a saber y a creer.
INSTRUIR O EDUCAR: Es ayudar a saber, a crecer y hacer.
Muchos padres y maestros se dedican hablar en vez de educar. Creen que su
obligación es únicamente impartir conocimientos. Consideran las cabezas de los niños
como recipientes que deben llenar, algo así como cuando se llena un cántaro vacío con
agua. Sin embargo, la educación consiste no sólo en adquirir conocimientos, sino en
usarlos. En este proceso incluye el desarrollo y la acción.

El Señor Jesús, el Maestro de maestros, en su ministerio terrenal se dedicó más que


todo, no a predicar, ni a enseñar, sino a entrenar. Vivía con su grupo de alumnos, sus
discípulos, y dirigía su vida y sus actividades. Se aseguraba que sus alumnos
aprendieran sus enseñanzas y las pusieran en práctica. Bajo la supervisión de Jesús los
discípulos se desarrollaban, no sólo por los conocimientos que Él les impartía, sino
porque Él mismo vivía lo que enseñaba; a ellos les daba la oportunidad de poner en
práctica lo que habían aprendido. Un ejemplo: Primero, envió fuera a los doce, y más
tarde a los setenta (Lucas 9:1-6; 10:1-12).

Gonzalo Baez-Camargo en su libro “Principios y Métodos de la Educación Cristiana”


nos da la siguiente definición: “La educación cristiana es el proceso por el cual la
experiencia, es decir, la vida misma de la persona, se transforma, se desarrolla,
enriquece y perfecciona mediante su relación con Dios en Jesucristo”.

No es suficiente que los alumnos lleguen aceptar las normas y principios del
Evangelio en una forma mecánica y abstracta. No basta que adopten las leyes morales
del cristianismo tratando de poner en práctica las enseñanzas de Jesús. Todo esto está
incluido, pero es mucho más. Es necesario que cada persona, niño, joven o adulto,
llegue a situar en el centro de su vida y experiencia a Dios revelado en Jesucristo. Que
cada uno llegue a sentir esa misma experiencia de San Pablo cuando dijo: “Ya no vivo
yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20).

H. M. Hamil en su libro “El Maestro de la Escuela Dominical” nos da claramente la


diferencia entre educar y enseñar. Enseñar es plantar la semilla, pero educar es cuidar la
planta hasta que llegue a la madurez. La enseñanza da conocimiento; la educación
forma el carácter.

Ojalá que nosotros no nos conformemos con dedicarnos únicamente a plantar la


preciosa semilla de la Palabra de Dios en los corazones de los niños, jóvenes y adultos,
sino que nos esforcemos en cuidar esa semilla hasta verla germinar, crecer y llevar fruto
para la gloria de nuestro Dios. Sólo así estaremos cumpliendo con nuestro deber de ser
instrumentos en la formación de un carácter cristiano en nuestros alumnos y en nuestros
hijos.

Recordemos que el mandato de Dios para nosotros, padres, pastores, maestros y todo
cristiano es: “Instruye, educa...”. Ojalá podamos ver nuestros errores y podamos
enmendarlos con la ayuda de nuestro Dios y que nos prestemos a ser los instrumentos
usados por el Espíritu Santo para ayudar a la formación de vidas consagradas al Señor.
Ese es el verdadero significado de la Educación Cristiana.

PARÁBOLA DE LOS ÁRBOLES (Tomado de unos apuntes de la Srita. Esther


Edwards).

Había en cierto país dos árboles. Un abeto y un arbolito frutal. En el mes de


diciembre, cuando ya se aproximaba la Navidad, el abeto fue cortado y llevado
al interior de una casa. Allí se le colocó en un lugar de importancia. El padre de
la familia adornó cuidadosamente cada rama. Primero puso los foquitos de
colores; después colocó todos los adornitos que se habían comprado, y por
último puso los hilos de papel brillante. El árbol se veía muy hermoso, y todos
lo admiraban, pero aunque se veía muy bello era un árbol sin vida.

Cuando la época de la Navidad hubo terminado, también la hermosura de


aquel arbolito se había acabado. Como era un árbol sin vida ya no podía servir
para otra cosa, fue arrojado a la basura.
El arbolito frutal fue cuidado por el hortelano, y Dios envió el sol y la lluvia
que lo hicieron crecer y convertirse en un árbol frondoso con raíces profundas
que lo alimentaban y lo hacían cada día más hermoso. Día tras día el hortelano
cuidó de aquel arbolito, lo abonó, lo regó y lo protegió contra los insectos
dañinos. En el tiempo oportuno podó sus ramas. Él hizo todo lo conveniente
para que aquel árbol creciera y llegara a dar buen fruto.

Soplaron vientos fuertes, pero el árbol quedó en pie. Aquel viento en vez de
derribar al árbol, lo hizo más firme y fuerte. Pasaron algunos años y el árbol
principió a dar mucho fruto, y el hortelano se gozó grandemente, pues su trabajo
y esfuerzo estaban recompensados. Él había hecho la parte que le correspondía,
y Dios le había dado el crecimiento haciendo que aquel arbolito se convirtiera en
árbol fuerte y fructífero.

Si algún maestro tiene oídos para oír, oiga. Los dos árboles son alumnos; el
padre y el hortelano son maestros. El uno decoró su alumno con grandes
enseñanzas y verdades para que fueran contempladas, pero ellas nunca vinieron
a ser parte de la vida del niño. El otro maestro trabajó de tal manera que las
verdades que desarrolló llegaron a ser aceptadas por el alumno y formaron parte
de su vida. Esto hizo crecer al niño espiritualmente, y aquellas verdades
aprendidas llevaron mucho fruto en su vida.

EJERCICIOS

INSTRUCCIONES

Después de leer varias veces y estudiar detenidamente cada lección, conteste


correctamente las preguntas que se le hacen acerca de cada una de ellas. Muchas
preguntas le estimularán a pensar y a dar su propia opinión.

CUESTIONARIO

1. ¿Qué es más importante: decir, enseñar, o instruir? ¿Por qué?

2. ¿Qué nos manda Dios en Proverbios 22:6? ¿Hay alguna promesa si cumplimos
con este mandamiento?

3. ¿Por qué no vemos el cumplimiento de esta promesa en la mayoría de los


casos? ¿Quién o quiénes tienen la culpa de que muchos niños se aparten del
camino del Señor cuando crecen?
4. ¿Cuáles han sido nuestros errores al impartir Educación Cristiana?

5. ¿Por qué tuvo éxito Jesús en su ministerio como Maestro? Escriba cinco
razones.

6. ¿Qué es Educación Cristiana, según la definición del señor Baez-Camargo?

7. ¿Cuál es la diferencia entre enseñar y educar?

8. ¿Cómo podemos ayudar a la formación de un carácter cristiano en nuestros


alumnos y en nuestros hijos?

9. ¿Es la iglesia, por medio de la Escuela Dominical, la única responsable de la


Educación Cristiana? ¿Por qué?

10. ¿Cuáles son los errores de los maestros de Escuela Dominical que pueden
compararse con los del padre de familia de la parábola de los dos árboles?

11. Compare el trabajo del hortelano con el trabajo del verdadero maestro cristiano.
12. ¿Por qué piensa usted que muchos hijos de creyentes rechazan las enseñanzas
cristianas?

13. ¿Cuál es el verdadero significado de la educación cristiana?

14. ¿En qué consiste la verdadera educación?

15. Lea detenidamente toda la lección y subraye todas las palabras nuevas que
encuentre en ella. Busque el significado de cada una de ellas en un diccionario.
Seguidamente, escriba cada una de esas palabras nuevas en el espacio siguiente:

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LECCIÓN 2 (regresar al índice)

EL HOGAR – LA PROVISIÓN DE DIOS

¿QUÉ ES EDUCACIÓN CRISTIANA?

1. Es enseñar la Palabra de Dios.


2. Es cooperar con el Espíritu Santo en hacer el trabajo del Señor.
3. Es enseñar a poner en práctica lo que dice la Palabra de Dios.
4. Es ayudar a una persona a crecer hacia la madurez espiritual.
5. Es hacer discípulos en todas las naciones.

Podemos decir que EDUCACIÓN CRISTIANA es enseñar la Palabra de Dios bajo la


dirección del Espíritu Santo, de tal manera que se ponga en práctica y haga que los
cristianos crezcan hacia la madurez espiritual.

Un hogar cristiano feliz es el hogar más hermoso en el mundo. Dos personas que
conocen y aman a Cristo han unido su amor, intereses y futuro en un deseo común, el
glorificar a Dios. El hogar debe ser un lugar de inspiración, consuelo y descanso para el
cuerpo y la mente.

Una iglesia nunca es más fuerte que las familias. Cuando la vida de la familia se
desintegra, la nación está perdida, y es lo que estamos viendo hoy en día en los países.
Incluso muchos países que se han llamado cristianos, tienen grandes problemas por
causa del descuido en el hogar.

Lot triunfó en su ambición política, y llegó a ser el Juez de Sodoma. Pero su vida en
el hogar y su testimonio fracasaron, de tal manera que llegó a ofrecer a sus hijas a los
hombres perversos de Sodoma (Génesis 19:5-11). Los avisos de la destrucción que les
sobrevenía, les pareció como una broma a sus yernos (Génesis 19:14). Podría ser que
Sodoma se hubiera salvado si Lot se hubiera interesado menos en la política y se
hubiera preocupado más por su hogar.

El hogar es sagrado porque su plan se originó en la mente más grande, la mente de


Dios (Génesis 2:24). El matrimonio trae consigo muchos privilegios, pero éstos no
pueden separarse de las responsabilidades. Entre las muchas obligaciones está la de
velar por el bienestar físico, moral y espiritual de los hijos. El apóstol Pablo dice a
Timoteo: “Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa,
ha negado la fe, y es peor que un incrédulo” (I Timoteo 5:8).

Las obligaciones físicas o materiales no pueden separarse de las obligaciones


espirituales. Donde existe un verdadero amor, se hará cualquier esfuerzo y sacrificio
por los seres amados. Si no lo hacemos así esto traerá rechazo a nuestro testimonio
cristiano y, en la práctica, hará que nuestra fe sea negada y que nuestra manera de vivir
descienda al nivel de las personas inconversas.

En los planes divinos nunca encontramos que Dios quisiera que el hogar fuera
únicamente un internado, un hotel o un lugar donde se suplen solamente las necesidades
físicas del niño. El hogar debe ser el lugar donde los padres y los niños viven juntos en
un ambiente sano y bajo circunstancias que los conducirán al desarrollo espiritual.

Prácticamente el niño pasa casi todo su tiempo en el hogar durante los primeros seis
años de su vida. Y se ha descubierto que esos primeros seis años de existencia son los
más importantes porque son los años más impresionables. El niño es amoldado por los
sentimientos, las opiniones y la conducta que reina en el lugar donde vive, come y
duerme. Desde que el niño es muy pequeño aprende por medio de la imitación; después
lo hace por medio de la comprensión. Las costumbres de la vida y las actitudes de la
mente se determinan antes que el niño tenga entendimiento completo. Podemos decir
que el hogar es el invernadero donde la planta tierna ha de ser protegida y formada
durante sus años más susceptibles o impresionables.

El niño tiene todo derecho de ser comprendido, amado y educado. El hogar debe ser
el primero en reconocer, garantizar y velar porque estos derechos sean alcanzados. Es
el hogar donde el niño recibe sus primeras y más permanentes ideas de Dios. No recibe
tanto de la calle como del hogar, ni tanto en la escuela como de la madre. No es lo que
oye en la iglesia, sino lo que ve en sus padres lo que el niño acepta.
La influencia del hogar en la vida de cada niño es muy grande. Recuerden, padres
cristianos, que ustedes tienen un gran privilegio y una gran responsabilidad. Dios ha
colocado en sus manos esas vidas tiernas que esperan ser guiadas por el camino que les
hará felices mientras peregrinan en esta tierra y que les llevará a gozar de la vida eterna
con Cristo. ¿Está usted dispuesto a aceptar su responsabilidad de criar a sus hijos en la
disciplina y amonestación del Señor? Recuerde que la influencia del hogar es más
poderosa que la influencia de la iglesia o la escuela. Acepte este reto.

CUESTIONARIO

1. ¿Por qué es sagrado el hogar?

2. ¿Cómo debe ser el hogar cristiano?

3. ¿Puede una iglesia ser fuerte si la vida espiritual de las familias que la integran
es muy débil? ¿Por qué?

4. ¿Por qué fue un fracaso el testimonio de Lot?

5. ¿Qué significa para usted I Timoteo 5:8?

6. Si los padres son cuidadosos en velar por las necesidades materiales de sus hijos,
¿estarán cumpliendo con toda su responsabilidad como padres cristianos? ¿Por
qué?

7. ¿Por qué Dios no quiso que el hogar fuera sólo un lugar donde el niño come,
vive y duerme?
8. ¿En qué forma es amoldado el carácter del niño?

9. ¿Cómo aprenden los niños pequeñitos?

10. ¿Cuáles son los años más susceptibles o impresionables?

11. ¿Cuáles son los derechos de los niños?

12. ¿Quién debe garantizarle estos derechos al niño?

13. En los primeros seis años de vida, ¿quién tiene más influencia sobre el niño, la
madre, el padre o los amigos? Diga por qué.

14. ¿Cuál es la obligación más importante de los padres cristianos?

15. Después de leer la lección, haga una lista de palabras nuevas; subráyelas y
escríbalas en el espacio en blanco. Seguidamente, busque el significado de cada
una de ellas en un diccionario.

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LECCIÓN 3 (regresar al índice)

EL NIÑO – LA MAYORDOMÍA MÁS GRANDE DEL HOGAR


Propiedades, oro, plata, piedras preciosas, etc., pueden ser valoradas en dinero, pero
¿quién podrá poner precio a la vida de un niño?

Sin embargo, es una verdad muy dolorosa, porque a pesar de que el niño es la
propiedad de más valor en el hogar, es el que más se descuida. Puede ser que se cuide
de que el niño tenga la comida que necesita, la ropa que debe ponerse y que se suplan
todas sus demás necesidades físicas, pero ésta es sólo parte de su responsabilidad como
padres cristianos. Pero con gran frecuencia se encuentra que el hogar cristiano ha
olvidado su deber más importante: velar por el desarrollo espiritual del niño.

De todos modos los factores que entran en la formación de un hogar cristiano, el niño
consume más tiempo, dinero, amor, oración y cuidados que todos los demás
combinados. Esto es cierto en un hogar donde el cuidado del niño es tomado con la
seriedad y responsabilidad que es planteada en la Palabra de Dios.

La tarea más importante que los padres tienen es el cuidado de su hijo. En esta
responsabilidad, muchas veces, se le da preferencia a los negocios, placer o comodidad.
Dios habla a los padres de la misma manera como la princesa de Egipto habló a la
madre de Moisés: “Lleva a este niño y críamelo, yo te lo pagaré” (Éxodo 2:9).

¿Hasta qué punto deben los padres sacrificar su propio placer y comodidad por el
bien de su hijo?

Los padres pueden llegar a convertirse en esclavos de los deseos caprichosos de sus
hijos. El sacrificio debe hacerse siempre que sea por la satisfacción de sus necesidades,
las cuales son esos factores que contribuyen a su bienestar físico, su desarrollo mental y
la formación de su carácter. Estos nunca deben ser sacrificados por el placer o
comodidad de los padres.

El niño es la mayordomía más significativa no sólo porque él hace las demandas más
grandes, sino porque él provee las posibilidades creativas más sublimes.

Cuando los padres traen una nueva vida al mundo, también vienen con ese bebé
nueva responsabilidad con un potencial sorprendente. Una vida ha sido prestada a los
padres. Esta vida será moldeada y formada según los patrones o modelos de conducta,
conversión y maneras de vivir que ya existen en la forma diaria de vivir de los padres.
El medio ambiente del hogar no fija el destino eterno del niño, pero sí ejerce una
marcada influencia en lo que será después.

¿Son los padres responsables en la formación del carácter del niño? (Véase
Proverbios 22:6).

Los padres proveen el medio ambiente del hogar y el ejemplo. Estos dos factores no
forman, pero sí tienen una influencia definitiva en la formación del carácter del niño.
No hay duda que en la vida de Timoteo, el ejemplo y las enseñanzas de su abuela Loida
y de Eunice, su madre, tuvieron una gran influencia en prepararlo para su ministerio
fructífero con el apóstol Pablo (II Timoteo 1:5).

Algunos padres dominan de tal modo a sus hijos que no permiten que ellos
desarrollen su propia personalidad. Esto es incorrecto, y puede corregirse por medio de
un esfuerzo sincero de parte de los padres de desarrollar en el niño una personalidad que
se asemeje a la de Cristo en vez de que sea a su propia semejanza.

Si deseamos que el niño sea veraz, sincero, amoroso, trabajador, honrado, temeroso
de Dios, respetuoso y que tenga todas las demás cualidades buenas, no las aprenderá en
la calle o en la escuela, ni con los amigos o maestros, ni cuando ya sea un joven; las
aprenderá de sus padres por medio del ejemplo que éstos le hayan dado desde que ese
niño llegó al hogar. Muchas veces somos cuidadosos de nuestro testimonio, palabras y
hechos, cuando estamos fuera del hogar, pero nos olvidamos que nuestro ejemplo como
cristiano dentro de él es de gran valor también. Todo padre debe recordar que sus hijos
están aprendiendo de él aún antes de que ellos puedan hablar o caminar.

El niño es la mayordomía de mayor responsabilidad porque él demanda cuentas de


valor eterno, un alma de incontable precio.

Dios puso muy alto el valor de un alma, a tal grado que dio a su propio y único Hijo
para que derramara su sangre en la cruz del Calvario para redimirla.

Con cada niño, Dios ha encomendado una vida que debemos cuidar, nutrir y ayudar a
que se desarrolle hasta que llegue la madurez. No es un regalo, sino un préstamo. Cada
niño es un “talento precioso” que podemos invertir para la gloria de Cristo o que
podemos descuidar y aún hacer como aquel que enterró el talento (Mateo 25:14-30).

La delincuencia juvenil sería uno de los problemas menores si todos los padres se
tornaran a Dios, aceptando completamente su responsabilidad de nutrir y disciplinar a
sus hijos y estar conscientes de que tendrán que dar cuenta a Dios de lo que hicieron
con esos “talentos preciosos”: los niños que les fueron encomendados.

¿Hará Dios responsable a los padres por la conducta de sus hijos? Él lo hará. Una
adecuada ilustración se encuentra en la historia de Elí y sus hijos. Él permitió que ellos
deshonraran el nombre de la familia y trajeran vergüenza sobre el nombre del Señor.
Elí no supo disciplinar a sus hijos en las faltas que cometían (I Samuel 3:13; lea también
Proverbios 22:15; 23:13-14; Hebreos 12:9).

El hogar cristiano no es un lugar donde sólo se come y se vive. Es un lugar sagrado,


donde el padre sirve de líder religioso y donde se lee y se reverencia la Palabra de Dios.
Es un refugio contra las tormentas y las dificultades de la vida. La confusión y las
desesperaciones de la vida son dejadas fuera del hogar cristiano.

CUESTIONARIO

1. ¿Cuál debe ser la posesión de más valor en todo hogar? ¿Por qué?

2. 2. ¿Cuál es el deber de más importancia en todo hogar cristiano?


3. 3. ¿Por qué deben los padres cristianos dar prioridad al cuidado de sus hijos,
antes que a cualquier otra cosas?

4. 4. ¿Hasta qué punto deben los padres sacrificar su propio placer y comodidad
por el bien de su hijo?

5. 5. ¿A qué se le puede llama una necesidad del niño?

6. 6. ¿Cómo se moldea y forma la vida del niño?

7. 7. ¿Con qué contribuyen los padres para ayudar a la formación del carácter del
niño?

8. 8. Dé un ejemplo bíblico que demuestre la influencia que los padres tienen sobre
sus hijos en la formación de su carácter (Busque uno distinto al que se mencionó
en la lección).

9. 9. ¿Cómo aprenderá el niño a ser sincero, amoroso, veraz, honrado, respetuoso,


etc.?

10. 10. ¿Por qué debemos ser cuidadosos con nuestro testimonio cristiano dentro y
fuera del hogar?
11. 11. ¿Cómo se podría evitar el problema de la delincuencia juvenil?

12. 12. ¿Por qué decimos que cada niño es un “préstamo” o un “talento precioso”
que Dios da a los padres?

13. 13. ¿Cree usted que Dios hará responsables a los padres por la conducta de sus
hijos? ¿Por qué?

14. 14. ¿Qué debería ser el hogar cristiano?

15. 15. Después de leer la lección, haga una lista de palabras nuevas; subráyelas y
escríbalas en el espacio en blanco. Seguidamente, busque el significado de cada
una de ellas en un diccionario.

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LECCIÓN 4 (regresar al índice)

EL HOGAR CRISTIANO ES UNA ESCUELA

El hogar cristiano es una escuela donde se imparten clases diarias sobre ética cristiana
y vida santa. El libro de texto es la Biblia. El gran Maestro es el Espíritu Santo. El
Huésped invitado es el Señor Jesús.

Cuando leemos la Palabra de Dios nos damos cuenta muy luego del inmenso valor
que Dios mismo ha puesto sobre el hogar en lo que se refiere a las responsabilidades y
posibilidades para la formación de criaturas de fe ardiente y vida piadosa
(Deuteronomio 6:5-7; Salmo 78:4-7).
Al estudiar al pueblo judío no podemos dejar de admirar la importancia que ellos le
dan en sus vidas a la educación religiosa, contribuyendo ésta a la prosperidad y
permanencia de este pueblo. Josefo, un historiador judío, dijo de su pueblo: “Nuestro
cuidado principal es el de educar a nuestros hijos, y lo consideraremos el negocio más
importante de nuestra vida doméstica”. La educación judía se dirigía conforme a lo que
ahora llamamos el plan intensivo. El hogar, la escuela y la iglesia se reforzaban uno a
otro. Estos tres cooperando juntos intensificaban y perfeccionaban el entrenamiento
religioso. Hoy existen el hogar, la escuela y la iglesia, pero no hay cooperación entre
ellos para desarrollar el programa de la educación religiosa.

La educación judía comenzaba con la madre. Sus deberes religiosos en relación con
el hogar modelaban el carácter de sus hijos. Mucho antes de que el niño pudiera asistir
a la escuela o a la sinagoga, las oraciones particulares y en familia y las ceremonias
domésticas, fueran los sábados o de las fiestas religiosas, se grababan indeleblemente en
su mente. Sentado en el regazo de su madre, el niñito aprendía las historias de
patriarcas, profetas, estadistas, guerreros, poetas, príncipes y patriotas. Las mujeres de
todos los países bien pueden aprender de las madres de Israel en cuanto a la enseñanza
de sus hijos.

Durante los años más formativos de la vida, del nacimiento a los seis años, la madre
es la compañera constante del niño, y casi su única maestra. De ella adquiere las
enseñanzas para la formación de su yo espiritual y moral. La presencia misma y el
ejemplo de una madre ejerce constantemente una influencia elevadora y estimulante.
La delincuencia juvenil sigue a la ignorancia o la negligencia de una madre durante los
días de la niñez en los cuales se forman los hábitos y las costumbres. Debido al carácter
permanente de las primeras impresiones, la contribución de una madre se multiplica con
interés compuesto. La influencia de una madre es de gran alcance no sólo sobre el
individuo, sino sobre la nación. Verdaderamente, “La mano que mece la cuna rige al
mundo”; y una buena madre es de más importancia que el conquistador de un reino.

El padre comparte con la madre una responsabilidad igual por el ambiente del hogar.
Él representa de manera especial el punto de vista masculino. Por su contacto con el
exterior, él es más capaz de dar a conocer a los niños el contenido de la sociedad,
mientras que la madre explica mejor las relaciones personales. En una familia bien
ordenada, el padre es como una corte de apelaciones. A él se le concede cierta
autoridad y cierta calidad heroica que la madre le atribuye en la presencia de los niños.
Mientras que la influencia de la madre es más marcada durante la niñez, la del padre es
más grande en el período de la adolescencia. Cualquier padre que tenga una idea
correcta de la función de la familia y una apreciación adecuada de las posibilidades que
encierra su hijo, hará del hogar el centro de su programa y subordinará a él todos los
otros intereses. Hasta que haya un reconocimiento general de que el hogar es la
universidad más importante del mundo, y los padres sus más grandes maestros, no será
posible estimar en su valor justo el medio ambiente que amolde los años de la niñez.

Los padres son maestros, conscientes o inconscientemente, están siempre enseñando


a sus hijos por medio de las palabras y los hechos en su vida personal. No hay otra
influencia que sea tan poderosa y permanente como la de los padres. Las ideas y
actitudes de los niños son casi enteramente adquiridas en el medio ambiente del hogar.
Los padres forman ese medio ambiente del hogar, y éste contribuye en gran parte a
moldear el carácter del niño.
La instrucción religiosa en el hogar es de gran importancia. Los padres cristianos
necesitan darse cuenta que es ésta una de sus responsabilidades más importante.

CUESTIONARIO

1. ¿Cuándo y cómo debe darse la enseñanza cristiana en el hogar, según


Deuteronomio 6:5-7?

2. ¿Qué dijo Josefo y qué piensa usted de esas palabras?

3. ¿Con quién comenzaba la educación judía? ¿Piensa usted que esto es


importante para que fuera una realidad en nuestro medio? ¿Por qué?

4. ¿Por qué decimos que la educación judía se dirigía conforme al plan intensivo?

5. ¿Por qué razones la madre es la maestra más importante?

6. ¿Por qué son los padres culpables de la delincuencia juvenil?

7. ¿Cómo explica usted la expresión: “Una buena madre es de más importancia que
el conquistador de un reino”?

8. ¿Tiene el padre la misma responsabilidad que la madre en cuanto a la educación


religiosa de sus hijos? ¿Por qué?
9. ¿Qué posición se le da al padre en una familia bien ordenada?

10. ¿Debe por eso el padre cristiano comportarse como un tirano? ¿Por qué?

11. ¿Cuándo se deja sentir más la influencia de la madre en la vida de su hijo y


cuándo es la influencia del padre más marcado?

12. ¿Por qué debe ser el hogar el centro del programa de vida y trabajo para todo
buen padre cristiano?

13. ¿Por qué se dice que el hogar es la universidad más importante del mundo y los
padres sus más grandes maestros?

14. ¿Habrá padres que nunca enseñan nada a sus hijos? ¿Por qué?

15. Después de leer la lección, haga una lista de palabras nuevas; subráyelas y
escríbalas en el siguiente espacio. Seguidamente, busque el significado de cada
una de ellas en un diccionario.

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LECCIÓN 5 (regresar al índice)

OPINIONES EN CUANTO A LA INFLUENCIA DE LOS PADRES SOBRE LOS


HIJOS

¿Qué dicen algunas personas en cuanto a la influencia de los padres sobres sus hijos?

Hay muchas opiniones y varias actitudes que una persona puede tomar en cuanto al
efecto de la enseñanza cristiana. Algunos asumen que todo es asunto de suerte y que a
los padres sólo les toca esperar para ver qué es lo que pasará con su hijo cuando crezca;
no deben preocuparse mientras el niño está pequeño. Esta actitud no está de acuerdo
con la Palabra de Dios. Proverbios 22:6 nos dice: “Instruye al niño en su camino, y aún
cuando fuere viejo no se apartará de él”.

Es lamentable que hay muchos padres hoy día que tienen esta actitud de indiferencia.
Los niños pequeños hacen lo que quieren, crecen sin ninguna orientación porque los
padres están esperando que éstos crezcan para principiar a enseñarles y corregirles; pero
cuando los hijos ya han crecido se dan cuenta que es muy tarde para comenzar esta
tarea, porque el niño no quiere aceptar la disciplina que se le quiere imponer.

Otros dicen que cada niño trae un destino y que cualquier cosa que el niño debe llegar
a ser, esto será cuando sea grande.

Esta actitud desecha el mandamiento de Dios de instruir al niño en su camino. Si el


instruir no tuviera influencia en la vida del niño, Dios nunca lo hubiera ordenado.

Otras personas pueden suponer que la salvación y el carácter cristiano son


necesariamente el resultado del entrenamiento que se ha recibido. El buen
entrenamiento formará inevitablemente un buen carácter, pero no necesariamente un
carácter cristiano. Esta actitud desecha la gran verdad de la naturaleza pecaminosa del
niño. También ignora que cada individuo posee su propia voluntad. Él puede aceptar o
rechazar a Cristo como Salvador personal.

El buen entrenamiento es necesario, pero el niño poseerá un carácter cristiano cuando


haya aceptado a Cristo como su Salvador personal y viva en una relación íntima con Él.
Es por eso que los padres necesitan evangelizar a sus hijos y deben orar porque éstos
puedan, desde muy temprana edad, comprender su necesidad espiritual y entregar su
corazón al Señor.

La otra actitud posible es la de criar al niño en la disciplina y amonestación del Señor


(Efesios 6:4), sabiendo que éstas tienen una influencia poderosa y efectiva en la vida del
niño. Las personas con esta actitud también reconocen que hay otras influencias que
pueden afectar al niño y que a veces ni los padres cristianos, ni los maestros pueden
evitarlas. Pero admiten que, sí hay influencias malas que pueden evitarse. Por ejemplo:
Si un niño está aprendiendo malas costumbres de algunos compañeros, los padres son
responsables por permitir que su hijo tenga malas juntas.

Esta última actitud es la correcta. Reconoce el efecto de las influencias malas sobre
la vida del niño y el papel que juega su propia voluntad, pero tiene fe profunda en el
poder de las enseñanzas cristianas para contrarrestar las otras influencias malignas. Esta
actitud se basa simple e incondicionalmente en las promesas de la Palabra de Dios y se
lleva a cabo con la seguridad de que es posible criar a un niño que glorifique a Dios y
no al enemigo y al mundo.

Es muy fácil para algunos padres excusarse diciendo que ellos hicieron su parte, pero
que alguien o algo intervino e hizo fracasar sus esfuerzos. Los padres y los maestros
tenemos que estar dispuestos a tomar toda nuestra responsabilidad en la tarea de educar
o entrenar al niño. Las buenas intenciones no son suficientes.

Algunos padres cristianos han procurado criar a sus hijos en el camino recto, y sin
embargo, han fracasado. ¿Por qué? La Biblia nos da el método de impartir la
educación cristiana a los hijos: “Criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Si lo
hacemos así, por la fe descansemos en las promesas de Dios. Se nos ha dado la
seguridad de un buen éxito en este trabajo. “Si instruimos al niño en el camino que
debe andar, Dios nos ha prometido que cuando llegue a viejo no se apartará de él
(Proverbios 22:6).

Ser padre es una gran responsabilidad, pero ser padre cristiano es una responsabilidad
mayor, porque no sólo debe velar por las necesidades físicas de su hijo sino que debe
darle importancia especial a sus necesidades espirituales.

CUESTIONARIO

1. ¿Deben los padres cristianos esperar a que sus hijos crezcan para principiar a
darles instrucción religiosa? ¿Por qué? Escriba tres buenas razones.

2. ¿Por qué un hijo que se le deja que haga lo que él quiere durante sus primeros
años de vida, cuesta que acepte la disciplina después, a tal grado que a veces es
imposible lograrlo?

3. ¿Cree usted que un niño mentiroso o desobediente ya nació así? ¿Por qué?

4. ¿El buen entrenamiento hará que el niño posea un carácter cristiano? ¿Escriba
algunas razones.
5. Si el buen entrenamiento no forma un carácter cristiano, ¿para qué sirve la
instrucción que se le da a los niños?

6. ¿Cree usted que en nuestras iglesias hay muchos padres que evangelizan a sus
hijos? ¿Qué razones tiene usted para creer esto?

7. ¿Qué dice Proverbios 22:6?

8. ¿Cómo pueden los padres evitar las influencias malas que pueden afectar a sus
hijos?

9. Ya que hay influencias malas que no pueden evitarse ¿Cómo se combaten éstas
para que no lleguen a perjudicar la vida y el carácter del niño?

10. ¿Será posible para los padres cristianos criar a sus hijos con la seguridad de que
sus vidas glorificarán a Dios, y no al mundo y al enemigo? ¿Cómo pueden
lograrlo?

11. ¿Pueden los padres cristianos culpar a una persona o a la iglesia por el fracaso de
sus hijos? ¿Por qué?

12. ¿Cuál es el método que la Biblia nos da para impartir educación cristiana a los
hijos?

13. ¿Por qué ser padre cristiano incluye una responsabilidad más grande?
14. Subraye todas las palabras nuevas. Busque el significado de cada una de ellas
en un diccionario, y seguidamente escriba cada palabra en el siguiente espacio.

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LECCIÓN 6 (regresar al índice)

AMONESTACIÓN Y DISCIPLINA CRISTIANA

Si los padres cristianos han de entender y aplicar la disciplina y amonestación del


Señor, deben estudiar con detenimiento lo que la Palabra de Dios tiene que decir en
cuanto a la instrucción de los niños.

La palabra amonestación, como está usada en las Escrituras, significa instrucción y


advertencia (Hebreos 8:5); hacer que se oigan las palabras de sabiduría (Eclesiastés
12:10-12); conseguir que una persona vea su error y se arrepienta (II Tesalonicenses
3:15); la amonestación trae ánimo (Colosenses 3:16); hacer recordar (Romanos 15:14-
15); enseñar diligentemente, con paciencia decir una y otra vez (Isaías 28:10). La
definición más detallada de amonestación que encontramos en las Escrituras está en
Deuteronomio 6:6-9. (Busque y lea todas las citas).

A veces es muy fácil amonestar para algunos padres, maestros de Escuela Dominical
o Superintendentes de la misma, predicadores y todos aquellos que les gusta dar
“pláticas” a los niños. Pero el peligro más grande consiste en dar amonestaciones sin su
acompañante escritural, la disciplina (manera de criar, educar o alimentar al niño).
Toda amonestación sin disciplina puede hacer que el niño se sienta dudoso, sin interés y
aun antagonista al evangelio.

La madre que amonesta a su hija para que “ame a todas las demás niñas”, pero que al
mismo tiempo se muestra en actitud jactanciosa e indiferente con otras señoras de la
comunidad, habla tan fuerte con esa manera de actuar que su amonestación no será
recibida por su hija. Es importante que los padres vivan todos los preceptos y
proverbios que tan libremente dicen a sus hijos lo que deben hacer. Viviendo lo que se
dice no sólo tiene más valor y aceptación por parte de los niños, sino que también es
muy probable que disminuirá el número de amonestaciones.

La sabiduría adquirida por la experiencia puede ser pasada a otros por medio de la
amonestación, pero puede convertirse en regaño cuando se repite constantemente la
misma cosa sin un propósito determinado. También el tono de voz debe ser tomado en
cuenta.
Cuando hacemos algunas prohibiciones a los niños, debemos decirles la razón o
razones de las mismas. No esperemos que el niño obedezca ciegamente sólo porque sus
padres lo dicen. Él tiene una mente y necesita razones en las cuales pensar, que puede
comprender y que le traigan convicción. Es muy fácil decir “no debes hacer esto”, pero
es difícil explicar el por qué, y sólo nos damos cuenta de ellos cuando el niño nos
pregunta ¿por qué no lo debe hacer? Nunca debemos dar como razones: “Porque en
nuestra iglesia no creemos en tales cosas” o “porque lo digo yo”. Estas razones no lo
convencerán.

En cualquier forma que se le dé la amonestación al niño, ya sea por medio de una


plática, un mensaje, una enseñanza o por medio de consejos, ésta debe ser dada en tal
forma que el niño pueda aceptarlo y sacar provecho de ella. Debemos entender que el
niño no es un adulto pequeño. Él no está en vía de preparación para vivir una vida
espiritual en el futuro cuando ya sea grande, él es una persona que está viviendo ahora
mismo y que necesita ser enseñado hoy para que llegue a conocer y amar al Señor Jesús
en una forma personal. Todas las influencias espirituales que reciba antes de su
conversión son muy importantes, y su relación con Cristo en el futuro dependerá en
gran parte de la actitud que él tome ahora.

La amonestación debe centralizarse en la persona de Cristo. El niño jamás se


humillará y adorará a quien él nunca ha conocido como digno de confianza y amor.
Muchos cristianos jamás han conocido la realidad de tener un Señor; y por no tener una
experiencia más profunda e íntima con Él, luego regresan a la vida antigua o viven una
vida cristiana raquítica y tambaleante todos sus días.

Sólo los padres que están dispuestos a ser amonestados por el Señor, están en
condiciones de amonestar en el Señor. ¿Están ustedes aceptando las amonestaciones de
Dios? ¿Está su vida en condiciones de amonestar en el Señor? ¿Están las relaciones de
esposo y esposa creando un ambiente propio para la amonestación espiritual de los
hijos? Dios quiere ayudar a los padres cristianos en sus relaciones mutuas, con sus
hijos, en el hogar y en el trabajo para que vivan de acuerdo a las amonestaciones del
Señor.

DISCIPLINA INDIRECTA

¿Qué es importante, lo que se les dice a los hijos o lo que en realidad son los
padres? El ejemplo de los padres, lo que los hijos ven en ellos diariamente, es lo
que vale mucho más que las palabras. Hay un refrán que dice: “Lo que haces
habla tan fuerte que no oigo lo que dices”.

Muy pocos son los padres que están conscientes de que su actitud y conducta
impresionan la mente de sus hijos de una manera poderosa y perdurable. La
disciplina se necesita demostrar con hechos, pues no sólo consiste en repetir
proverbios. Dar instrucciones puede ocupar sólo unos minutos al día, pero
disciplinar por medio del ejemplo es un proceso continuo. Es muy importante
enseñar la Palabra de Dios a nuestros hijos, pero es más importante aún
demostrar la Palabra de Dios en nuestra vida diaria.

La disciplina indirecta enfatiza la influencia silenciosa del ejemplo de los


padres en la vida de sus hijos. Un modelo bíblico de una influencia positiva por
medio del ejemplo lo encontramos en Ana y su hijo Samuel. Ana era una mujer
de oración (I Samuel 2:1-10); tenía gran fe en Dios (I Samuel 1:18); era una
mujer de gran dedicación (I Samuel 1:11); era honesta (I Samuel 1:27,28).
Todas estas cualidades en el carácter de Ana, fe, oración, amor, dedicación y
honestidad, fueron la influencia callada que ejercía su vida sobre su hijo. Su
ejemplo jugó un papel muy importante en el desarrollo del carácter espiritual de
Samuel. Si estudiamos detenidamente la vida de él descubriremos las mismas
cualidades que observamos en Ana.

Los niños son lo que son sus padres. De ellos aprenden por medio de su vida
religiosa y espiritual durante las veinticuatro horas del día y los siete días de la
semana. Es cierto que muchos niños de hogares inconversos que se convierten,
incluso hay hijos que se vuelven más fuertes espiritualmente que sus padres,
pero lo corriente es que los niños de hogares cristianos aprenden todas las
doctrinas fundamentales de la Palabra de Dios por medio de la vida y el ejemplo
de sus padres.

La fe que descansa en Cristo en vez de apoyarse en buenas obras, no puede


pasar inadvertida por los hijos. Las palabras de gratitud y alabanza al Señor y
las veces que se piden perdón son escuchadas por los niños. El ejemplo del
padre y la madre dependiendo de Dios es demostrado por medio de la oración y
el estudio de la Biblia. Los himnos y versículos que oyen de labios de sus
padres y todo lo que escuchan y observan en ellos, enseña mucho en forma
silenciosa en cuanto a la salvación por medio de la fe en Cristo. Los niños saben
que el Espíritu Santo mora en el corazón porque ven el fruto de amor, gozo, paz,
tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.

Al preguntarle a un joven qué traducción de la Biblia prefería, contestó: “Yo


prefiero la de mi madre”. Ella ha traducido la Biblia al lenguaje de la vida
diaria. Nunca he encontrado porciones oscuras en su versión. Cuando leo otras
versiones, es la de mi madre la que siempre esclarece mi problema.

Los padres deben demostrar a sus hijos que los aman y es bueno que no sólo
lo demuestren con hechos, sino que de vez en cuando se los digan con palabras.
Muchos niños se dan cuenta que se suplen sus necesidades físicas o materiales,
pero no se hace con amor.

El hogar debe ser un lugar de gozo, donde reine siempre la alegría en el


ambiente. Debe ser un lugar donde no existe el aburrimiento, el desorden, el
bullicio, la suciedad siendo por el contrario donde todos, inclusive los niños,
estén felices cumpliendo cada uno con sus ocupaciones. Los niños deben estar
felices para ser buenos, y el hogar debe ser el lugar más feliz del mundo.

Si en el hogar los padres juegan con sus hijos, toman en cuenta sus deseos e
intereses, hacen planes juntos, van a la iglesia como familia, tienen un tiempo
devocional y de adoración en el cual los niños toman parte activa, allí habrá
bendición y felicidad. Allí los niños aprenderán a orar y leer la Palabra de Dios.
Si padres e hijos trabajan juntos en el hogar, si no muestran preferencias por
ciertos hijos, en ese hogar los niños estarán aprendiendo muchos hábitos buenos
y su ambiente será de paz y felicidad.
Recuerden que la paciencia, bondad, mansedumbre, templanza y fe serán
igualmente aprendidos. Las influencias silenciosas que nutrirán y desarrollarán
el carácter del niño en el Señor son el fruto del Espíritu Santo en la vida diaria
de los padres cristianos. Cuan atractivo será Cristo para aquellos hijos, porque
es Él quien ha dado ese espíritu de amor, gozo y paz a su hogar.

EL FRUTO DE UNA BUENA DISCIPLINA


Proverbios 29:15,17 nos dice: “La vara y la corrección dan sabiduría; mas el
muchacho consentido avergonzará a su madre. Corrige a tu hijo, y te dará
descanso, y dará alegría a tu alma”.

Para muchos padres disciplinar a los hijos significa, según ellos, forzar la
arbitraria autoridad paternal. Creen que el hijo disciplinado es aquel que salta
cuando oye el ruido del látigo; que no debe bajo ninguna circunstancia expresar
una opinión o hacer una decisión; el que obedece sin hacer preguntas, aún de las
órdenes más descabelladas. Pero esta no es una forma de criar a los hijos en la
disciplina del Señor, ni podemos llamarle “disciplina cristiana”. Esto sería criar
a los hijos en un ambiente de violencia.

El extremo opuesto es el de criar a los hijos sin ningún control paternal y por
lo mismo sin ninguna disciplina. El niño hace lo que se le antoja y luego
domina la vida de los adultos que le rodean. Entre estos dos extremos está el
camino que se debe seguir.

Muchos problemas de disciplina surgen por causa de la ignorancia, es decir,


se desconoce su verdadero propósito. La disciplina que se practica con sabiduría
utilizará la voluntad del niño, enseñándole a que él obedezca porque desea
hacerlo, o sea, que el niño anhela obedecer por su propia voluntad. La verdadera
obediencia viene de adentro.

Las madres y padres que han renunciado a su deber de disciplinar a sus hijos
también han perdido privilegios y alegrías. La disciplina tiene dos funciones
principales: la de formar hábitos en el niño que le serán útiles y la de modificar o
cambiar todos aquellos que son inservibles o malos. Si un niño posee un mal
hábito no nació con él, lo adquirió por medio de la imitación o el aprendizaje.
Todo hábito malo debe ser corregido.

Es más fácil e importante prevenir que corregir malos hábitos ya formados.


Es por eso que todo padre verdaderamente cristiano se preocupará porque el
niño desde su temprana edad adquiera hábitos cristianos. Todo lo que se hace
repentinamente es lo que se transforma en hábito. Si deseamos que nuestro hijo
se comporte debidamente en la Casa de Dios, nosotros no debemos permitirle, ni
una vez que ande libre gateando o caminando por todas partes en el templo, con
lo cual le enseñamos reverenciar el lugar donde adoramos a nuestro Dios. Este
será un buen hábito.

Cuando los padres imponen una disciplina a base de temor, los hijos obedecen
porque es su deber, pero no lo hacen porque lo desean y quieran agradar a sus
padres. Tienen miedo de quebrantar la autoridad paterna. ¿Será ésta la
disciplina del Señor? Como cristianos, ¿Estamos obedeciéndole por temor o
porque le amamos y deseamos honrarle?

Cuando los padres hacen que sus hijos les obedezcan ciegamente y por temor,
llegará un día cuando su hijo o hija se revele. La expresión: “Hazlo porque yo te
ordeno” no es una razón para que el niño obedezca. Con frecuencia y
honestidad los padres deben analizar lo que han dicho. ¿Les gustaría que
alguien a quien ustedes necesitan obedecer tomara esta misma actitud? El
problema de disciplina abarca no sólo a los hijos, sino también a los padres.
Deben estar seguros que están demandando obediencia no sólo por su propio
beneficio, sino por el bien de sus hijos. El padre que no practica la disciplina en
su propia vida, no podrá imponerla en sus hijos. Si el padre y la madre ganan el
respeto y amor de ellos, éstos les obedecerán con alegría. Todo padre que es
firme en sus decisiones y cumple lo que promete ganará el respeto y admiración
de sus hijos.

El mejor método de disciplinar es el de crear condiciones que evitarán que las


faltas se cometan. Vale la pena y paga grandes dividendos hacer que la
obediencia sea algo que traiga gozo y satisfacción a todos los miembros del
hogar.

Si los padres siempre están haciendo una lista de prohibiciones y están


constantemente diciendo: “No hagas esto”, “no hagas lo oro”, impresionarán al
niño, y él procurará probar nuevamente. Es mucho mejor buscar el lado positivo
para la corrección.

Otra cosa que es importante que los padres sepan es que el juego es algo muy
real e importante en la vida del niño. Él lo considera tan serio como el trabajo
para el adulto. Muchas veces la desobediencia del niño es provocada porque el
padre interrumpe al niño en su juego de una manera sorpresiva y demanda
obediencia inmediata. El niño necesita tiempo para hacer los arreglos necesarios
en su juego antes de obedecer. Por ejemplo, un niño piensa no venir
inmediatamente a comer o acostarse porque está jugando. La niña vendrá con
gusto si le advertimos que es tiempo de que acueste su muñeca porque también
es hora de que ella vaya a comer o a dormir. En vez de hacer que Juanito
interrumpa su juego bruscamente, le podemos decir que debe estar listo para
venir a la mesa durante cinco minutos. También le podemos advertir que debe
venir tan pronto como termine de descargar su camión.

El castigo puede usarse con niños de cualquier edad, pero si el padre o


maestro usa el castigo para cualquier falta y constantemente, su método de
disciplina no sirve. Recuerde que con su ejemplo, siendo firme en sus
decisiones y cumpliendo lo que promete, usted ganará la admiración, respeto y
amor de sus hijos.

CUESTIONARIO

1. ¿Qué significa amonestación, según la Palabra de Dios?


2. ¿Qué significa la palabra disciplinar?

3. ¿Por qué es importante que los padres vivan lo que enseñan o dicen a sus hijos?

4. ¿Por qué es importante que les digamos a los niños las razones de nuestras
prohibiciones?

5. ¿Cómo debemos dar nuestras amonestaciones a los niños y de qué medios nos
podemos valer para darlas?

6. ¿Por qué son importantes todas las influencias espirituales que el niño recibe
antes de su conversión?

7. ¿Por qué sólo los que están dispuestos a ser amonestados por el Señor, están en
condiciones de amonestar en el Señor?

8. ¿Cómo explica usted el refrán: “Lo que haces habla tan fuerte que no oigo lo que
dices?

9. ¿Por qué es necesario demostrar con hechos la disciplina?

10. ¿Por qué se dice que los niños son, lo que son sus padres?
11. ¿Cómo pueden los padres cristianos mantener en su hogar un ambiente lleno de
paz y felicidad para sus hijos?

12. ¿Qué significa para usted los versículos 15 y 17 de Proverbios 29?

13. ¿Qué debemos utilizar para que la disciplina sea practicada con sabiduría?

14. ¿Cuáles son las dos funciones principales de la disciplina?

15. ¿Por qué deben los padres evangélicos formar en sus hijos hábitos cristianos
desde muy temprana edad?

16. ¿Por qué no es bueno hacer que los hijos obedezcan por temor?

17. ¿Cómo pueden los padres ganar el respeto, admiración y amor de sus hijos?

18. ¿En qué forma los padres pueden provocar a sus hijos para que les
desobedezcan?

19. ¿Por qué no es bueno castigar al niño por toda falta que comete?
20. En los espacios en blanco, escriba las palabras nuevas. Luego busque el
significado de cada una de ellas en un diccionario.

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LECCIÓN 7 (regresar al índice)

EL MAESTRO CRISTIANO

En las lecciones anteriores hemos procurado dejar muy claro que los padres
Cristianos tienen la primera oportunidad y privilegio de brindarles a sus hijos Educación
Cristiana. Sabemos por la dura experiencia, y con tristeza lo diremos, que hoy día el
hogar cristiano ha echado sobre los hombros de la iglesia gran parte, sino toda, la
responsabilidad de esta tarea. Por esa razón la Escuela Dominical ha alcanzado un
primer lugar en los dominios de la enseñanza cristiana. ¿Está aceptando su iglesia esta
gran responsabilidad? ¿Hay cristianos consagrados en su iglesia dispuestos a sacrificar
sus energías tiempo y aún dinero para dedicarse a la difícil, pero importante tarea de
instruir a los niños, jóvenes y adultos de su congregación y comunidad?

En la organización de la Escuela Dominical el maestro es la persona más importante.


Él es el centro del programa entero de Educación Cristiana. Si el maestro fracasa, la
Escuela Dominical también fracasa. Con razón se ha dicho que “el maestro es el obrero
más alto y más importante de la Escuela Dominical”.

A Cristo se le honró llamándole Maestro, y Él mismo magnificó este ministerio


comisionando a sus discípulos para que fueran a todo el mundo, y doctrinaran a todas
las naciones enseñándoles que guardaran todas las cosas que Él les había mandado.
Tenemos razones para creer que Jesús quiso que se reunieran a los alumnos en clases,
bajo la dirección de maestros hábiles para el estudio de la Palabra de Dios. Parece que
así fue entendida la gran comisión, por lo que leemos en Hechos 5:42: “Todos los días,
en el templo y en las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo”.

El sublime mandamiento de Cristo de enseñar a todas las gentes es, hasta cierto
punto, obligatorio para todos los creyentes del mundo entero. Pero juntamente con el
mandamiento nos dio una promesa: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). El Señor quiere que enseñemos actitudes,
apreciaciones, hábitos, conducta, procedimientos y todas las cosas mandadas por Él.

El crecimiento de la vida cristiana es continuo. El mismo Pablo dijo, cuando estaba


en el final de su vida: “No que haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que
prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la
meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:12-
14). ¿Por qué debemos enseñar a los creyentes? Para que “siguiendo la verdad en
amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:15).

El problema de cada iglesia es encontrar personas que quieran enseñar. El escritor de


Hebreos (Hebreos 5:12) nos dice algo muy significativo: “Porque debiendo ser ya
maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar...”.
Como si dijera: “Ustedes ya deberían ser maestros, tienen tanto tiempo de ser creyentes;
y después de haber sido enseñados ya deberían también enseñar a otros”. Los que han
conocido a Cristo y su Palabra por varios años, deberían aprender a compartir con otros
lo que han aprendido. Todos los maestros han nacido, pero no todos han “nacido
maestros”. Los maestros efectivos en la Escuela Dominical han aprendido cómo hacer
bien su trabajo. El mejor método de aprendizaje es la práctica y el estudio paciente. Si
usted ama a Dios sinceramente, desea servirle y ayudar a otros espiritualmente, aquí
está su oportunidad.

Hoy más que nunca se necesitan maestros consagrados al Señor; que dediquen todo
su corazón, entusiasmo, tiempo y energía a la tarea de instruir a otros, para que tanto los
niños, los jóvenes y adultos de nuestra iglesia, crezcan espiritualmente. Solamente así
podemos tener una iglesia fuerte, con creyentes llenos del Espíritu Santo, dispuestos a
honrar y servir al Señor.

El maestro, para que pueda cumplir con su verdadera tarea y responsabilidad, debe
ser una persona convertida y llena del Espíritu Santo. El maestro que no es cristiano en
hechos y en verdad, desacredita el puesto sagrado que tiene, y su primera
responsabilidad es arreglar su vida con Dios o renunciar al cargo que desempeña en la
iglesia.

La enseñanza difiere de la predicación, porque establece un contacto personal y una


asociación íntima del instructor con el alumno. Alguien ha dicho que “predicar” es
hablar por radio, pero “enseñar” es hablar por teléfono. En todo contacto, o influimos
en otros, o somos influidos. Recibimos una impresión, o dejamos una impresión
nuestra en cada persona con quien nos encontramos. Por esta razón el carácter y
experiencia del maestro de Escuela Dominical debe revelar lo siguiente:

1. Una experiencia real y definida de su salvación personal. Su vida debe estar


identificada con Jesucristo. Esto significa no sólo la salvación que posee por
medio de la fe en Él, sino que tenga una experiencia más profunda. Su
personalidad debe revelar las características del fruto del Espíritu Santo como
están encontradas en Gálatas 5:22-23: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre y templanza”. El contacto con una personalidad
cargada con el Espíritu de Cristo, no puede menos que encender en el alma de
otros la chispa del deseo de una experiencia más rica y profunda de
acercamiento a Dios. Cuando Cristo es el único modelo, sus discípulos son
epístolas leídas y conocidas de los hombres.
2. Una personalidad fuerte. El maestro enseñará algo por lo que dice, algo más por
lo que hace, pero más que todo por lo que es. La enseñanza es la comunicación
de la vida de un ser viviente a otro, y la vida de quien enseña.
3. Debe mostrar un vivo interés en que sus alumnos sean salvos. Si un maestro de
Escuela Dominical no tiene conversiones en su clase, ha fracasado en su deber
de llevar a sus alumnos a un encuentro personal con Cristo. Si un alumno de la
Escuela Dominical no ha sido salvo durante los años que ha recibido instrucción
religiosa sólo hemos llenado su cabeza de conocimientos bíblicos, pero su alma
está vacía. Todo individuo necesita dar este paso para principiar su crecimiento
espiritual.
4. Debe ser un entusiasta cristiano. Varias cosas contribuirán al éxito en su tarea.
a. LA ORACIÓN. Este es un requisito indispensable para el
maestro. Sin la ayuda de Dios no podrá desempeñar su tarea.
Necesita pedir ayuda, sabiduría y fortaleza de Dios. Además,
debe interceder por las necesidades de sus alumnos.
b. LA LECTURA DE LA BIBLIA. Debe leerla porque es el libro
más importante para su enseñanza, pues es su libro de texto y
también porque el estudio devocional de ella le nutrirá
espiritualmente, manteniéndole fuerte y en capacidad para
desempeñar su tarea. Debe tener una fe profunda en Dios y en
Sus promesas.
c. ASISTENCIA A LOS SERVICIOS DE SU IGLESIA y su
contribución al sostenimiento de la misma. Estas cosas también
hablan altamente del carácter del maestro cristiano.
d. Debe tener fe en la tarea que Dios le ha encomendado.
5. Abnegación. Por el bien de sus alumnos, el maestro está llamado a realizar
actos de abnegación en cuanto a cosas que su conciencia puede justificar en sí
mismo, pero que pueden ofender a otros. San Pablo nos da esta regla. Esto es
necesario porque “el ejemplo habla más fuerte que las palabras”.
6. Debe presentar una apariencia adecuada. Como hijo de Dios debe presentarse
atractivo, pero sin llegar a la extravagancia. Debe observar hábitos de aseo en su
cuerpo y en su ropa. Debe tener una buena presentación personal en todos sus
aspectos.
7. Amabilidad. Esta es otra característica del maestro cristiano. El maestro debe
dar confianza a sus alumnos para que éstos puedan acercarse a él y tengan la
oportunidad de ayudarles en sus problemas.
8. Amistad. La amistad que un maestros brinda a los niños y jóvenes, les
impresiona de una manera perdurable. Haciéndose amigo de sus alumnos, el
maestro podrá conocerlos mejor y llegará a saber de sus necesidades. El
maestro debe ser sincero y paciente con ellos.

CUESTIONARIO

1. ¿Por qué razón la iglesia tiene el primer lugar en el dominio de la enseñanza


cristiana hoy en día?

2. ¿Por qué es el maestro la persona más importante en la organización de la


Escuela Dominical?

3. ¿Por qué podemos afirmar que Cristo magnificó el ministerio de la enseñanza?


4. ¿A quiénes incluye el Señor en el mandamiento de ir y enseñar a todas las
gentes?

5. ¿Por qué es necesario impartir educación cristiana a los creyentes?

6. ¿Quiénes deben enseñar en la iglesia’

7. ¿Qué requisitos debe llenar toda persona para ser maestro de Escuela
Dominical?

8. ¿Qué diferencia hay entre predicar y enseñar?

9. ¿Cuándo podemos decir que una vida está identificada con Jesucristo?

10. ¿Cómo explica usted la expresión: “La vida de quien enseña es la vida de lo que
enseña?

11. ¿Por qué es importante que el maestro muestre interés en sus alumnos?

12. ¿Qué cosas contribuirán al éxito del maestro cristiano en su tarea?


13. ¿Por qué debe ser un maestro de Escuela Dominical amable y amigo con sus
alumnos?

14. Enumere las cualidades que debe revelar la experiencia y el carácter del maestro
de Escuela Dominical.

15. Después de investigar el significado de las palabras nuevas que encontró en esta
lección, escríbalas en espacio que a continuación se le indica.

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LECCIÓN 8 (regresar al índice)

EL PROPÓSITO DEL MAESTRO CRISTIANO

Muchos maestros trabajan mes tras mes sin ningún propósito definido, excepto el de
presentar el material que se les ha dado. No tienen un objetivo, a uno le falta interés,
vigor y propósito. También les faltan los medios para medir el resultado de la
enseñanza. No se dirige a ninguna parte, y por lo tanto no sabe si ha llegado o no al
lugar deseado. Es por eso que una de las ayudas más importantes en la enseñanza es la
de tener propósitos claros y definidos.

Jesús nunca enseñó sólo porque se lo pidieran. Él lo hizo con un propósito, y siempre
tenía fines definidos que lograr. Él sabía lo que quería y se disponía a realizarlo. Él
entendía a donde iba y caminaba hasta legar a la meta, sin importarle todos los
obstáculos y la oposición que encontrara.

El dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia
(Juan 10:10). “No temáis, manda pequeña; porque al Padre ha placido daros el reino”
(Lucas 12:32). La vida que Él trajo y de la cual enseñaba era eterna, no temporal; era
espiritual, antes que material. Insistió en fijar su atención en las cosas más importantes
(Mateo 5:10-12).

Jesús no sólo trató de ganar a sus discípulos a una fe en Sí mismo como Salvador,
sino también como Rey. Quería que ellos creyeran que Él era el Mesías prometido y el
Rey que vendría (Juan 4:25,26). También Jesús tenía como propósito preparar y
ensañar a sus discípulos a que fueran sus testigos. Él les dijo: “Venid en pos de Mí, y os
haré pescadores de hombre” (Mateo 4:19). Con este fin los envió a enseñar y
evangelizar bajo su dirección (Mateo 28:19). Si leemos detenidamente las enseñanzas
de Jesús descubriremos que Él siempre tenía un propósito definido que deseaba lograr.

¿Cuál debe ser el propósito del maestro cristino al enseñar? Para formar el destino
inmortal de un alma de acuerdo con la Palabra de Dios, el maestro debe:

I. Revelar el plan eterno y glorioso de Dios para con sus hijos.

La vida más abundante que Cristo enseñó a sus discípulos debe ser el tema
maravilloso del maestro cristiano. I Corintios 2:9 dice: “Cosas que ojo no vio,
ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado
para aquellos que le aman”. Es el privilegio del maestro cristiano revelar al Dios
cuya grandeza es inescrutable, y Sus propósitos llenos de gracia para sus hijos.
Es en la Biblia donde aprendemos del interés que nuestro Dios todopoderoso
tiene en esta tierra, que es sólo como un punto en la inmensidad del universo, y
de Su gran amor para todas las criaturas sin esperanza e impotentes que la
habitan. Todo maestro debe estar consciente del precio tan alto de un alma
inmortal y de la eterna felicidad que Dios quiere brindar a cada ser humano.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan
3:16).
II. Guiar a cada alumno a recibir y confesar a Jesucristo como Salvador y Señor.
Tal como lo hizo Jesús procurando despertar en sus seguidores esa fe
salvadora en Sí mismo como el único Redentor, el maestro necesita reconocer su
responsabilidad de presentar a Cristo como el único Camino, el único medio de
obtener la salvación y vida eterna. Cada alumno debe ser guiado a poner en el
Señor Jesús su fe y confianza, acepándole como su Salvador personal. Para
lograrlo, el maestro no dejará de presentar claramente el plan de salvación tal
como lo encontramos en la Palabra de Dios. Debe orar por cada alumno en
forma sincera, procurando por medio de palabras oportunas y cariñosas, traerle a
un encuentro personal con Cristo.

Nunca hemos de presionar a ninguno para que haga tal decisión, pues debe ser
espontánea y voluntaria, como resultado de un tiempo de preparación cuidadosa,
y no por insistencia del maestro. El alumno ha de estar convencido de su
necesidad personal y anhelar lo que Cristo le ofrece. Aceptar a Cristo es sólo el
primer paso. El maestro no estará satisfecho hasta que haya logrado que cada
alumno rinda su vida completamente a Cristo como el Señor de su existencia.

III. Preparar y enseñar a cada alumno a cumplir los propósitos de Dios en su vida.
Todo cristiano ha de “crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y
Salvador Jesucristo”. Por lo tanto, el maestro debe ser un edificador de vidas y
un ganador de almas. Es su responsabilidad obedecer al mandato divino:
“apacienta mis corderos” (Juan 21:15).

El conocimiento continuo de la Biblia, la obediencia a la voluntad y a la


Palabra de Dios, el constante reconocimiento de Jesucristo como Señor de la
vida, y la comunión diaria con Dios por medio de la oración, harán que nuestro
carácter cristiano se desarrolle. El crecimiento espiritual debe ser expresado por
medio de:

a. Adoración

La adoración es un medio de comunión con Dios, pues nos permite


experimentar la realidad y la presencia misma de Él. Es muy importante
que el maestro dedique tiempo al cultivo de la vida devocional de sus
alumnos en la clase y en los servicios de la iglesia. Se enseñará
reverencia, gratitud, amor y fe; pueden usarse coros, historias y oraciones
adecuadas a la edad de los alumnos. Ellos deben tener oportunidad de
practicar la adoración. Se aprende a orar, orando; y adorar, adorando.

Ha de estimularse a los alumnos a que practiquen la adoración en


público y en privado. Se les ayudará para que se formen los hábitos de
leer la Biblia y orar diariamente. Si cultivamos el espíritu de la
adoración en vez de la rutina, lograremos estos objetivos. En la Palabra
de Dios encontramos no sólo la instrucción, sino también la inspiración
para nuestra vida devocional.

b. Conducta Recta

Nuestra enseñanza será vana, si las verdades que hemos impartido a


los alumnos no han hallado cabida en su corazón y expresión en su vida
y conducta diaria. El testimonio del alumno será de valor cuando su fe
se manifieste consistentemente por medio de las acciones. Todo maestro
debe relacionar las verdades enseñadas con la vida diaria de los alumnos
para que éstos lleguen a ser “Hacedores de la Palabra y no tan solamente
oidores” (Santiago 1:22); así serán epístolas vivas y conocidas por todos
los hombres”. La verdad que poseen los cristianos no sirve para
profesarla solamente, sino para que transforme nuestras vidas.

Los hábitos cristianos dependen de la enseñanza del hogar y de la


iglesia; y éstos forman el carácter cristiano. No se hereda, sino que se
adquiere por el aprendizaje recibido de los padres y maestros. Todo
maestro debe cultivar los hábitos de atención, interés, cortesía,
reverencia, puntualidad, etc. Recordemos que cada acto de nuestra vida
ayuda a la formación de un hábito, ya sea bueno o malo.

Aunque la influencia del maestro no es tan poderosa como la de los


padres (pues él tiene al niño sólo una vez por semana por unos cuantos
minutos), sí puede ayudar a la formación de ciertos hábitos que serán de
bendición en la vida de sus alumnos. El mandamiento de instruir es para
todos. Cada maestro debe velar para que todo en su clase tienda a la
formación de hábitos correctos en sus alumnos; esta es su oportunidad y
obligación.

c. Servicio
El crecimiento espiritual se manifiesta también con hechos por medio
del servicio. El niño creyente debe ser tomado en cuenta como un
cristiano activo, listo y deseoso de servir al Señor. Muchas veces hay
quejas de que en nuestras iglesias no existe entusiasmo por servir. Se le
deja la responsabilidad a una sola persona habiendo jóvenes, niños y
adultos creyentes con deseos de aprender, pero ninguno se ofrece para
hacer algo. ¡Padre cristino, pastor y maestro de Escuela Dominical,
ustedes tienen en sus manos la gran oportunidad y el privilegio de dar
esta clase de instrucción!

Ya que hablamos del maestro le diremos que, a Él le toca sugerirle a


sus alumnos, niños, jóvenes o adultos, las oportunidades de servicio que
se le puedan presentar en el hogar, en la iglesia o en la escuela.

Cuando un alumno de la Escuela Dominical se ha identificado con la


iglesia mediante su conversión, debe ser considerado disponible para la
multitud de oportunidades de servicio que existen en la Iglesia. Estos
servicios pueden ser: visitas de enfermos, distribución de tratados,
asistencia a cultos en barrios, aldeas o lugares vecinos, ayudando a
maestros, colaborando con las diferentes sociedades de la iglesia o
cooperando en la limpieza del templo, etc.

El servicio no sólo utiliza nuestro tiempo y energía, sino también


nuestras ofrendas dadas sistemáticamente, con liberalidad y alegría para
la obra del Señor. El hábito de dar ha de ser cultivado desde el principio,
y debe formar pare de la instrucción en la adoración.

Nuestro servicio es aceptable a los ojos de nuestro Dios cuando lo


hacemos impulsados porque “el amor de Cristo nos constriñe”,
haciéndolo todo “sea de palabra o de hecho, en el nombre del Señor
Jesús”. Si nosotros como maestros lo hacemos así y enseñamos de esta
manera a nuestros alumnos, no sólo experimentaremos crecimiento en la
gracia y gozo en el trabajo del Señor, sino también habrá recompensa
reservada para los fieles.

LA PROMESA DEL MAESTRO (Tomado de “El Maestro de Escuela Dominical”,


por Albert F. Harper).

1. Trataré en todo tiempo de vivir una vida cristiana de oración que sea un digno
ejemplo a mis discípulos.
2. Seré fiel a la iglesia, aceptando sus doctrinas, practicando sus reglas, fielmente
asistiendo a sus servicios y sosteniendo a sus líderes.
3. Trataré de ser un ganador de almas trabajando personalmente por presentar los
postulados evangélicos a los que no son salvos e invitándoles a venir a la casa de
Dios.
4. Estimularé a mis discípulos convertidos a que se unan a la iglesia.
5. Asistiré a las reuniones de maestros y oficiales de la Escuela Dominical,
compartiendo en los planes tanto como me sea posible, y seré guiado por los
reglamentos adoptados.
6. Procuraré hacer planes para pasar cuando menos una hora cada semana en la
preparación de mi lección, y estar presente a tiempo el domingo en la mañana.
7. Trataré de conocer bien a cada uno de los miembros de mi clase, visitando a los
discípulos en sus casas, o poniéndome en contacto con ellos por todos los
medios posibles fuera de las horas de clase.
8. Trataré de que mi enseñanza progrese este año asistiendo a las clases de
preparación o leyendo al menos un libro que trate sobre la parte que a mí toca en
el trabajo de Escuela Dominical.
9. Me pondré en contacto cada semana con los ausentes de mi clase o haré arreglos
para que estos contactos se lleven a cabo por los miembros de mi clase.
10. Procuraré aumentar la lista y asistencia de mi clase por medio de la visitación
personal y estimulando a los miembros de la clase a traer nuevos alumnos.

CUESTIONARIO

1. ¿Qué pasa cuando un maestro está enseñando sin tener un propósito?

2. ¿Por qué Jesús nunca enseñó sólo porque se lo pidieran?

3. ¿Cuáles fueron los propósitos que Jesús persiguió al enseñar?

4. ¿Cuál debe ser el propósito triple del maestro de Escuela Dominical al enseñar?

5. ¿Cuál es el precio de un alma inmortal?

6. ¿Qué debe hacer el maestro para lograr su propósito de guiar a cada alumno a
los pies del Salvador?

7. ¿Por qué el maestro debe ser además de ganador de almas, un edificador de


vidas?
8. ¿Cómo se expresa el crecimiento espiritual?

9. ¿Por qué debe el maestro interesarse en cultivar la vida devocional de sus


alumnos?

10. ¿Dónde debe el niño practicar la adoración?

11. ¿Cuándo será de valor el testimonio del alumno?

12. ¿Qué hábitos debe cultivar en sus alumnos todo maestro?

13. ¿Por qué la influencia del maestro de Escuela Dominical no es tan poderosa
como la de los padres?

14. ¿Qué oportunidades de servicio se les puede conceder a los niños creyentes de
nuestra iglesia?

15. Escriba un listado de palabras nuevas que encontró en esta lección.

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LECCIÓN 9 (regresar al índice)

CARACTERÍSTICAS SOBRE LAS DIFERENTES EDADES

Infancia y Primera Niñez

Es conocido que en el desarrollo, el niño desde la infancia hasta la madurez, hay


ciertos períodos o etapas bien definidos. Estos períodos tienen características diferentes
y están bien marcados. La Escuela Dominical debiera reconocer estos períodos y
dividir a los alumnos en departamentos correspondientes a las edades de los grupos.
Pero cuando la Escuela Dominical es pequeña o hace falta personal, es importante
agruparlos según sus edades más cercanas; nunca tengamos una misma clase con niños
de 5 años con jóvenes de 17 y 18 años. En estas lecciones veremos los motivos que se
tienen para agruparlos según sus edades. Ojalá que el estudio de estas lecciones ayude a
padres y maestros para que puedan, con mayor sabiduría, orientar a los niños y jóvenes
en su vida espiritual y puedan ayudarlos y comprenderlos mejor en sus diferentes
necesidades. Se ha hallado que el plan siguiente es el mejor para todos los propósitos:

PERÍODOS EN EL ESTUDIO DEL NIÑO EDADES DEPARTAMENTOS DE LA


ESCUELA DOMINICAL
La infancia 0 – 3 años Lista de Cuna
La primera niñez 4 – 5 años Principiantes
La niñez media 6 – 8 años Primaria
La niñez avanzada 9 – 11 años Primaria Superior
La primera adolescencia 12 – 14 años Intermedia
La adolescencia media 15 – 17 años Primera Juventud
La adolescencia avanzada 18 – 24 años Jóvenes
Cuando el niño llega a la edad de siete años ya ha recibido tres cuartas partes de su
educación. Sobre este fundamento será construido el futuro edificio físico, intelectual y
espiritual. Si en los años primeros y más susceptibles o impresionables no se colocan
los cimientos debidos, el fracaso del edificio que se siga construyendo pueda ser el
resultado natural.

Debemos reconocer las posibilidades potenciales que trae en sí cada recién nacido.
Necesitamos preocuparnos porque las primeras impresiones que reciba sean las
correctas. La mayor parte de los problemas que surgen en la niñez y en la adolescencia
hallan su solución en tres palabras: COMIENCE MAS TEMPRANO. Por esta razón
principiaremos nuestro estudio desde los primeros años de vida.

INFANCIA
(Del nacimiento a los 3 años)

¿CÓMO ES EL NIÑO EN ESTA EDAD DE SU VIDA?


I. FÍSICAMENTE ES ACTIVO

No puede quedarse quieto, sentarse unos minutos y escuchar. Quiere


acercarse a las cosas, tocarlas y tomarlas. Hay una razón para tanta actividad.
Tiene un fin específico.

a. La actividad es esencial para el crecimiento. El niño necesita comer,


dormir y hacer ejercicio para poder crecer. Su peso se duplica en los
primeros seis meses y se cuadruplica en los primeros tres años. En su
primer año la estatura aumenta un cincuenta por ciento y en los primeros
tres años un setenta y cinco por ciento. La naturaleza lo ha arreglado
para que si no se le impide, el niño tomará automáticamente el ejercicio
tan necesario para su desarrollo. Por esto se debe no sólo estimular su
actividad, sino dejar libres sus brazos y piernas para que pueda moverse.
b. La actividad no sólo ayudará al crecimiento, sino también al
desenvolvimiento físico o desarrollo. La madurez y fuerza en los
músculos y diferentes tejidos del cuerpo se logra por medio de la
actividad. Poco a poco el niño pone atención a las impresiones que
recibe por el tacto, el gusto, el oído, el olfato y la vista. Este desarrollo
también viene en gran parte por la actividad.
c. El exceso de energía que posee necesita salida. El continuo comer y
dormir del niño acumula energías que demandan un desgaste. Esta es
otra causa de su continua actividad.

II. MENTALMENTE EL NIÑO ES DESCUBRIDOR


Al nacer el niño no tiene inteligencia consciente ni conocimiento. Todo le es
desconocido. Pero mediante sus actividades y descubrimientos, el niño
comienza a tener alguna comprensión de las cosas. Desde que abre sus ojos a la
luz del sol, está descubriendo algo.

a. Descubre a su madre. En ella descubre la protección, provisión y la


providencia. El primer objeto de la religión del niño es su madre.
b. Descubre su mundo. Puede ser muy pequeño, limitado a las cuatro
paredes que le rodean, pero sin embargo, es para él un mundo muy
grande. En él se embarca en viajes de descubrimientos con los ojos, los
oídos, y más tarde con los pies y las manos. Descubre qué alcanzar,
agarrar, o llorar le trae las cosas que quiere.
c. Se descubre a sí mismo. El niño menor de tres años adquiere
paulatinamente el conocimiento de sí mismo como persona distinta de
los otros miembros de la familia. Aprende que hay diferencia entre lo
“mío” y lo “tuyo”. Comienza a imponer su voluntad sobre la de su
madre cuando sólo tiene pocas semanas de edad. Muchas madres
pueden cometer la imprudencia de consentir que ese bebé haga siempre
su propia voluntad, porque no quiere negarle nada de lo que pide.
Entonces el niño descubre que él puede imponerse. Es aquí donde
principia la formación de malos hábitos o buenos hábitos en el carácter
de los niños.

III. MORALMENTE EL NIÑO ES UN IMITADOR


Antes de los cuatro años el niño adquiere un conocimiento de lo bueno y de lo
malo sólo por imitar a otros.

a. Su religión será un reflejo de lo que le rodea. No cabe duda de que el


niño es un imitador desde sus primeros días. Es por eso que en las
lecciones anteriores enfatizamos la importancia del ejemplo de los padres
en el hogar.
b. Sus hábitos morales y sus actitudes son determinados en gran parte por
otros. Si a un niño molesto se le da un dulce para aquietarlo, puede ser
que llegue a creer que los dulces son el premio por su mal
comportamiento. Después hará lo mismo para conseguir sus dulces.
Generalmente los hábitos y las malas costumbres del niño se forman por
causa del mucho consentimiento de los padres. No olvidemos que los
hábitos vienen a ser parte de nuestro ser y persisten durante toda la vida.
c. La aprobación o desaprobación de los adultos sobre sus primeros hechos
será de efectos trascendentales. Los padres deben aprobar todos los
hechos que conducen al desarrollo físico, mental o moral, pero es su
deber desaprobar enérgicamente todos los hechos perjudiciales para tal
desarrollo. En la disciplina siempre hay un término medio.

El niño a quien se azota siempre por cualquier falta, puede convertirse en


malo como aquel a quien se le consiente todo. La madre de Juan Wesley decía
que había criado a sus dos hijos por medio de la oración y una varita. La vara es
una confesión de debilidad, pero todos somos débiles, y una madre sabia tendrá
una vara a la mano para hacer uso de ella en caso necesario.

La Biblia dice claramente que ningún maestro puede reemplazar a la madre.


Dios dirigió los pasos de la hija de Faraón hacia la madre de Moisés en aquellas
primeras horas en que toda la riqueza y la sabiduría de la corte egipcia no podían
proporcionarle una maestra mejor. José y Daniel fueron llevados lejos de sus
hogares y de sus patrias en su tierna edad; a pesar de eso, pudieron sostenerse
por la crianza materna, únicamente, entre las tentaciones y los triunfos de los
poderes paganos.

Hoy día muchos padres y madres no han reconocido que sus hijos son una
herencia de Dios, y descuidan dedicarlos al Señor. Por esta razón la iglesia tiene
la Lista de Cuna con un propósito triple:

1. Matricular al nuevo alumno en la Escuela Dominical. Así se establece un


contacto directo con los niños. La iglesia muestra interés y responsabilidad para con los
niños que vienen a formar parte de las familias de nuestra congregación y comunidad.
Muy luego pasa el tiempo y estos niños estarán listos para asistir a una clase de Escuela
Dominical.
2. Establecer un enlace entre la iglesia y el hogar. Nunca se ha encontrado
un hogar tan indiferente a la importancia de la religión que se oponga a
que los nombres de sus bebés se coloquen en la Lista de Cuna. El padre
más impío conciente en que la iglesia tome este interés en su pequeño
hijo. La oración que eleva el pastor en un hogar que ha sido beneficiado
por el nacimiento de un niño no será olvidada pronto.
3. Obtener ayuda de los padres. Es muy importante que al niño se le
enseñen hábitos cristianos desde muy temprana edad, y sólo los padres
pueden hacer este trabajo. Las sugerencias de algún visitante de la
Escuela Dominical o miembro de la iglesia pueden serles útiles a los
padres.

PRIMERA NIÑEZ
(Niños de 4 a 5 años)

Mientras que el cuerpo crece, la mente se desarrolla y el mundo del niño se


ensancha. El niño retiene muchas características de la infancia, pero ya tiene una nueva
relación. Su medio ambiente se ha hecho más grande, pues incluye además del hogar,
la Escuela Dominical, la escuela de párvulos y el patio de recreo. De manera que ahora
maestros y compañeros de juego influirán en la formación de su vida.

I. FÍSICAMENTE EL NIÑO ES JUGADOR

Ahora la actividad del niño se manifiesta en el juego. El problema de los


niños de esta edad es comer, dormir y jugar. El niño sigue jugando aún después
de los primeros años, pero ahora el juego tiene un gran valor para el cuerpo, la
mente y el carácter.

a. El juego es un entrenamiento físico. Entre las edades de cuatro a


siete años, los miembros del cuerpo crecen notablemente. Esto
explica por qué el correr constituye la parte más importante de los
juegos en este período. El juego proporciona al niño todos los
valores físicos que el trabajo implica para el adulto.
b. El juego instruye en el aspecto mental. La mente de un niño
nunca se revela tanto como en el juego.
1. En el juego se expresan los instintos del niño. Si
observamos el juego de un niño pequeño, puede
divertirnos el número, la variedad y el vigor de sus
movimientos. Muchos de estos le proveen un buen
ejercicio, pero son un desperdicio completo de energía en
cuanto al resultado del juego. Poco a poco, conforme
juega más y más, aprende a evitar tales movimientos y a
utilizar, conservar y concentrar su energía. Esta es una de
las lecciones primeras y más importante en el dominio de
sí mismo.
2. En el juego se expresa la imaginación del niño. El niño
piensa principalmente en cuadros mentales, los cuales
desarrolla en el juego y así vienen a serle reales. El juego
reproduce la imaginación del niño: Le da la confianza en
sí mismo que imparte la experiencia para que más tarde
pueda tomar la iniciativa en la vida. Los poetas, los
artistas y los inventores han sido niños de imaginación
vigorosa.
3. En el juego se expresan las imitaciones del niño. Los
juegos de los niños son generalmente imitaciones de
alguna experiencia que les ha impresionado. Por medio
de la imitación comprenden las acciones, los propósitos,
los rasgos y las costumbres. Al ponerse él en el lugar de
otro, ensancha su vida.
c. El juego es un nivelador social. Ahora el niño incluye en su
conocimiento más amplio a muchos extraños. Al niño de 3 años
le gusta estar con otros niños, pero cuando llega a los cuatro o
cinco quiere tomar parte en sus juegos. Así el niño aprende a
refrenar su espíritu creciente de egoísmo y la importancia del
esfuerzo conjunto.
d. El juego enseña en lo moral. El niño que se pone de mal humor
cuando no puede dirigirlo todo, pronto aprende de la actitud
general de sus compañeros que el egoísmo y la terquedad
significan el autodestierro. Esta pena que los demás compañeros
de juego decretan es una escuela efectiva para el niño mimado.
El mal genio y las lágrimas podrán conseguir algo de una madre
cariñosa muy poco sabia, pero ante el dictado de la opinión
pública de nada le valen.

II. MENTALMENTE EL NIÑO ES UN PREGUNTÓN


El descubrimiento de su mundo ensanchado y de su propia relación personal a
esta vida que se abre ante él, le impulsa hacer preguntas sin fin. Cuando era
nene resolvía sus problemas mediante sus actividades y sus ocasionales
aventuras de descubrimientos, pero ahora que puede hablar, la pregunta es su
método predilecto de obtener información.

Los padres y los maestros saben que se necesita mucha paciencia para
contestar al torrente de preguntas que brotan de un niño. ¿Será justo que
llevemos a un niño a un lugar donde ha de descubrir algo nuevo y luego le
privemos del derecho de ser oído? Al regañar a un niño cuando pregunta y al
obligarlo a que permanezca en silencio hay peligro de que suprimamos su
búsqueda natural del saber, además, de su deseo natural del expresarse.

Debemos considerar que estimular o desalentar las preguntas de un niño


influye en su educación. Este es el tiempo del desarrollo de la personalidad. Si
se le reprimen del todo sus esfuerzos para hacerse sentir, el niño será de
voluntad débil y falto de iniciativa. Conviene, pues, tomar en cuenta todas sus
preguntas y contestarlas juiciosamente a fin de que el niño adquiera sabiduría
más bien que conocimientos, y confianza en vez de vanidad.

III. RELIGIOSAMENTE EL NIÑO ES UN CREYENTE


“La fe sin la cual es imposible agradar a Dios”, predomina en el niño de
cuatro a cinco años. El niño pequeño cree todo lo que se le dice, simplemente
por su falta de experiencia.

Los padres y los maestros deben ser estrictamente veraces al contestar las
preguntas del niño. Si la contestación es sincera, debe satisfacerle; por otra
parte, no es necesario que la explicación sea de su comprensión. Si el niño
recibe una contestación que no le satisface puede ser que él mismo suplirá una
respuesta a su pregunta, pero en tales casos respetará más a quien confiesa su
falta de información sobre el asunto.
Aun cuando se hace todo esfuerzo para rodear al niño con la verdad, es
posible y no improbable que descubra una mentira aun en este período temprano
de la vida. Las mentiras de los niños de esta edad pueden dividir en tres clases:

a. Las declaraciones exageradas. Pueda ser que haya oído hablar a sus
padres en estos términos y él ya se ha formando el hábito de hablar así
también. Quizás quiera impresionar a otros, y por esto cuenta grandezas
de sí mismo.
b. Las respuestas inexactas. Estas pueden ser que se deban en parte a la
distracción, y en parte al olvido. El niño no puede contestar con
exactitud, y por eso da la contestación más fácil que se le ocurre.
c. El engaño provechoso. Un niño puede descubrir que una mentira le sirve
muy bien para salir de un apuro, y así puede adquirir la costumbre de
mentir cuando halla que nadie lo descubre, o porque se le castiga cuando
confiesa una falta. Es mejor estimular al niño a confesarlo todo, sin
esconder nada de sus padres, pero las mentiras no deben pasar
inadvertidas.

IV. LA EDUCACIÓN RELIGIOSA


Los niños de esta edad estarán en la clase de Escuela Dominical de
Principiantes y de Párvulos.

La educación del niño de esta edad se comparte entre el hogar y la Escuela


Dominical. La madre es todavía la maestra más importante, y aún no puede
ceder su lugar a otros.

Así como el niño llega a amar a su padre y a su madre, puede llegar amar a
Dios. No puede comprender a Dios como Creador y Soberano, pero le
comprenderá como padre.

¿Qué debemos enseñarle? Entre otras cosas debemos enseñarle que:

a. Dios es nuestro Padre, y Cristo es nuestro mejor Amigo.


b. La Biblia es el libro de Dios.
c. La iglesia es la casa de Dios.
d. Puede aprender a orar sencillamente.
e. Se puede cantar con el niño coritos sencillos con un mensaje que
él puede comprender.
f. Puede aprender principios cristianos sencillos como:
1. Compartir.
2. Dar. Si los padres proporcionan a los niños solamente un
centavo para la Escuela Dominical y les dan cantidades
mayores para dulces y otras cosas, la lección puede perder
efecto.
3. Ayudar. Los niños deben aprender ayudar en el hogar, en
la escuela, a otros niños y a sus padres que lo necesitan.
4. Ser bondadosos.
5. Agradar a Dios.
6. Tener reverencia en la casa de Dios.
Los niños de esta edad tienen gran admiración y amor por la naturaleza. Ellos
ven al mundo como el mundo de Dios. Privar al niño de lecciones tomadas de la
naturaleza es robarle una de las herencias espirituales más preciosas, o sea, uno
de los medios por los cuales Dios habla claramente al alma. También le
interesan historias bíblicas de niños. Las lecciones que usemos con ellos deben
ser cortitas y sencillas, procuremos usar cuadros o cualquier clase de
ilustraciones. El niño de esta edad sólo puede escuchar durante cinco o siete
minutos seguidos. El programa debe ser variado y atractivo para los alumnos de
esta edad; de lo contrario, se aburrirán y daremos motivos para la indisciplina en
la clase.

CUESTIONARIO

1. Escriba las edades y los departamentos de la Escuela Dominical en que deben


estar los alumnos que se encuentran en las siguientes etapas.
PERÍODOS EN EL ESTUDIO DEPARTAMENTOS DE LA ESCUELA
EDADES
DEL NIÑO DOMINICAL
La infancia
La primera niñez
La niñez media
La niñez avanzada
La primera adolescencia
La adolescencia media
La adolescencia avanzada
2. ¿Cómo es el infante física, mental y moralmente?

3. ¿Por qué es tan activo el niño desde que nace hasta los tres años?

4. ¿Qué descubrimientos hace el niño que se encuentra en la infancia?

5. ¿Cómo aprende a distinguir entre lo bueno y lo malo el niño que está en esta
primera etapa de la vida?
6. ¿Por qué no es bueno pegarle al infante por cualquier falta, así como tampoco es
bueno consentirle todo?

7. ¿Cuál es el propósito triple de la Lista de Cuna?

8. ¿Cómo es el niño de 4 a 5 años física, mental y moralmente?

9. ¿Por qué es importante el juego para el niño de 4 a 5 años?

10. ¿Por qué no debemos reprender al niño de esta edad cuando hace preguntas?

11. ¿Por qué es importante que respondamos con veracidad las preguntas de los
niños?

12. ¿Cómo pueden clasificarse las mentiras de los niños de 4 y 5 años?

13. ¿A qué clase de la Escuela Dominical van los niños de 4 y 5 años cuando la
división de clases se hace según las edades?

14. ¿Quiénes comparten la responsabilidad de instruirles religiosamente?


15. ¿Cómo debe ser el programa de clase para este grupo?

16. ¿Qué debemos enseñarles a los niños de estad edad?

17. Haga un listado de palabras nuevas que encontró en la lección.

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LECCIÓN 10 (regresar al índice)

NIÑEZ MEDIA
(6 – 8 años)

Este es un período de transición puesto que señala el tiempo del instinto a la


voluntad, y de la imaginación a la razón. El hecho de que el niño asista a la escuela le
da una experiencia más amplia. Su círculo de amistades se ensancha, y entra en una
atmósfera más definida de responsabilidades.

I. FÍSICAMENTE EL NIÑO ES ENÉRGICO

En este período el niño es más violentamente activo y enérgico, y estarse


quieto por mucho tiempo le es un tormento. Esta naturaleza inquieta que le
impulsa la actividad continua desempeña un papel importante en su crecimiento
y desarrollo. El ejercicio constante de sus músculos al andar, correr, subir y
partir, todo tiende hacer automáticos estos movimientos. Cuando el niño ha
perfeccionado estos hábitos físicos que son fundamentales, su mente queda libre
para otros propósitos. El desarrollo mental puede adelantarse o retrasarse
conforme progresa el dominio o la coordinación muscular.

Está muy claro que el niño necesita más que nunca un programa lleno de
actividades. Pasará mucho de su tiempo en:

A. EL JUEGO

Los juegos de los niños de estad edad son diferentes a los de los niños de la
etapa anterior. Notaremos que:
1. El niño ya no juega solo. Asistir a la escuela le proporciona
compañeros. Tienen juegos con reglas sencillas. Antes todo el juego
tenía por centro al niño mismo; pero ahora tiene una disposición
creciente de cooperar con otros y de promover el interés del grupo más
bien que de sí mismo.
2. Su juego tiene propósitos más definidos. Ya no es el ejercicio sin objeto
de otros días, ahora hay evidencias de un propósito constructivo. Quiere
adiestrarse en ciertos movimientos, tales como tirar la pelota para que
pueda tomar parte en el juego. Los juguetes ya tienen más significados
que antes. Los juguetes sencillos hechos en el hogar, que se adapten a su
instinto constructivo, son mejores que los que sólo sirven para divertirle.
La esencia del juego es el goce de la actividad más que la admiración
pasiva de una perfección mecánica.
3. El sexo determinará el juego y los compañeros del mismo. Entre los
cinco y seis años notamos alguna diferencia entre los niños y las niñas en
el escogimiento de sus juegos. Los varones prefieren los juegos activos
que requieren contiendas y luchas. Las niñas gozan más con sus
muñecas y muebles en miniatura. Las muñecas sin vestidos despertarán
los instintos de modista y costurera; en cambio el trabajo manual del
varón producirá buques, barriletes, trompos y toscos juguetes.

B. EL TRABAJO

El niño puede dedicar su actividad voluntariamente al trabajo así como al


juego. Cuando la imaginación del niño ha sido debidamente disciplinada,
fácilmente pasa del juego al trabajo sin experimentar las fatigas a que éste se
asocia más tarde en la vida. Es en este tiempo cuando debemos inculcar en el
niño los hábitos de industria. Además de satisfacer una necesidad definitiva del
desarrollo físico, el trabajo tiene:

4. Valor educativo. El trabajo proporciona más contactos sociales que el


juego, porque tiene compañerismo con niños mayores y con adultos que
el juego pocas veces permite. Los padres que hallan difícil compartir los
juegos con sus hijos, consiguen el compañerismo con ellos en el trabajo.
Mientras trabajan juntos, el padre puede impartir conocimientos mucho
mejor que solamente con palabras. El niño aprende más fácilmente al
ver la cosa hecha delante de sus ojos, que tratando de seguir
instrucciones verbales.
5. Valor moral. La Biblia enseña claramente la relación entre el trabajo y el
carácter. Como alguien ha dicho, “el diablo tienta a otros hombres, pero
los holgazanes tientan al diablo”. La ociosidad es la madre del crimen,
así como la laboriosidad es la madre del contentamiento. El temor al
trabajo recio lleva más adolescentes al crimen que a la pobreza y la
ignorancia. Que la persona se interese o no en ocupaciones relacionadas
con la industria, dependerá en gran manera de los hábitos de trabajo que
haya adquirido en la niñez. Nadie que está acostumbrado al trabajo duro,
le teme. Los padres no pueden privar a sus hijos de la disciplina del
trabajo, ni esperar que más tarde adquieran repentinamente tendencias
industriosas sino les enseñan a trabajar. Recuerden que el carácter de la
adolescencia se edifica sobre los hábitos de la niñez.
II. MENTALMENTE EL NIÑO ES OBSERVADOR
El niño observa ahora con más atención debido a su mayor conocimiento,
pero aún más por la agudeza de sus sentidos.

Sus facultades de razonar y de discriminar apenas se están despertando, y


fácilmente podemos sobreestimar su progreso intelectual en este tiempo. La
comprensión mental no crece al mismo tiempo que el poder de la observación,
porque en su mundo creciente el niño tropieza constantemente con experiencias
que le son nuevas.

Poco a poco el niño va aprendiendo a relacionar cada nueva experiencia con


las ideas, los instintos y hábitos que ya posee. Esta ley de la asociación de ideas
es la base de toda educación del niño. Lo nuevo sólo puede ser comprendido en
términos de lo que ya se conocía antes.

Esta es la razón por la cual es importante que el maestro de la Escuela


Dominical visite el hogar y la escuela pública de sus alumnos y se dé cuenta de
las experiencias, ideas y costumbres de ellos para poder relacionar sus
enseñanzas nuevas con los conocimientos y experiencias que el niño posee.

Las facultades de observación de muchos niños son limitadas por causa de


alguna deficiencia física como mala dentadura, deficiencia en la vista o por tener
oídos defectuosos.

III. RELIGIOSAMENTE EL NIÑO ES DISCRIMINADOR


En esta edad el niño tiene una inclinación natural hacia Dios. Su conciencia
es tierna; el impulso hacia la obediencia es fuerte y aún retiene la fe sencilla de
los primeros años. Aunque el niño es crédulo, ahora principia a preparase para
las investigaciones de su vida futura y a pedir pruebas y confirmaciones. Ya
distingue entre:

A. LO VERDADERO Y LO IMAGINARIO

Al terminar de contársele un cuento rápidamente hace la pregunta: “¿es


cierto?” La vida viene a ser muy real para el niño. Por eso necesita cosas reales
para satisfacer sus ansias. Luego principiará a dudar sobre el mito de “San
Nicolás” y “Los Reyes Magos” que supuestamente le traen juguetes. Por eso
importante que los padres le expliquen la verdad sobre estos personajes
mitológicos cuando el niño muestre los primeros síntomas de incredulidad.

Ahora se le debe presentar la Biblia tal como le será presentado en los años
venideros. Debemos decirle al niño la verdad y mantenernos fiel para que no
sufra la agonía de la duda y pierda la confianza en el hogar y en la iglesia, ni en
sus padres y maestros.

B. LO BUENO Y LO MALO

El niño principia a comprender algo del gran conflicto entre el bien y el mal.
Reconoce que él mismo está siendo atraído a esta guerra. Comienza a sentir la
experiencia del fracaso moral y a reconocer su propia debilidad. Descubre que
hay niños buenos y malos. Distingue entre sus hechos buenos y malos, no sólo
por las consecuencias, sino también por el efecto sobre su propia paz y
felicidad. Una mentira a los cuatros años es asunto mucho más serio para el
niño, que a una edad menor. Una conciencia no endurecida es un aliado
poderoso para el bien. El niño concienzudo es el producto de una atmósfera en
donde “todo lo amable, todo lo que es de buen nombre” se comunica
espontáneamente.

C. DISTINGUE ENTRE LOS HECHOS Y LAS PALABRAS, O SEA,


ENTRE LA ENSEÑANZA Y LA PRÁCTICA

Es por eso que tanto los padres como los maestros deben ser cuidadosos de
poner en práctica todo lo que tratan de enseñar con palabras a los niños. Es un
error irreparable decirle a un niño que la mentira es algo horrible, y entonces
contradecir este dicho al engañar a otra persona no diciéndole la edad exacta del
niño. Un niño tiene toda la razón de creer que sus maestros y sus padres
practican lo que enseñan, hasta que descubra que no es así.

IV. LA EDUCACIÓN RELIGIOSA. (Los niños de esta edad pertenecen al


departamento de Primaria)
El maestro de la Escuela Dominical y los padres aprovecharán ese deseo
natural que el niño tiene de conocer a Dios, su capacidad de distinguir entre lo
bueno y lo malo. Deben aprovechar, también, ese impulso de obediencia que es
fuerte en los niños de esta edad, su conciencia tierna y su habilidad de distinguir
entre lo que se dice y hace. Todo esto es indispensable para instruir al niño en el
camino que debe andar. ¿Qué debemos enseñarle?

1. Que Dios le ama y está dispuesto a perdonarle sus pecados.


2. Que Jesús es el Hijo de Dios, que nos ama y nosotros le debemos
obediencia. Vino para ser nuestro Salvador.
3. Que la Biblia es el libro de Dios, nos cuenta de Él y de Jesús. Las
historias de la Biblia son verdaderas.
4. Que la iglesia es la casa de Dios donde aprendemos de Él.
5. Que Dios le dio su hogar y su familia. Debemos ser agradecidos y nos
toca ayudar en nuestro hogar.
6. Que Dios nos oye cuando oramos y podemos hacerlo en cualquier
tiempo y en cualquier lugar.
7. Dios ama a todos los niños del mundo, debemos orar por otros y ser
amables con ellos.
8. Que debe recibir a Cristo como Salvador y vivir para Él, todos los días.
9. Debemos fomentar siempre hábitos cristianos en nuestros niños:
reverencia, orden, regularidad, etc.

NIÑEZ AVANZADA
(9 – 11 años)

La niñez avanzada es uno de los períodos más interesantes e importante de la vida.


Se le llama el período adulto de la niñez porque ya ha alcanzado la madurez de la
primera etapa de la vida. El niño se encuentra en la cumbre de su desarrollo físico,
mental y espiritual. Antes de entrar a la segunda etapa de la vida que es la adolescencia,
el niño tendrá que experimentar grandes cambios que afectarán a su ser entero. Este
período es importante porque en la preparación que se le da ahora se halla la solución de
muchos problemas de la adolescencia. En este estudio interesante del niño adulto se
puede observar que:

I. FÍSICAMENTE ES UN EXPLORADOR

Es en esta edad cuando el niño siente el impulso poderoso de romper los


confines rutinarios del hogar y la escuela. Anhela estar al aire libre, y encuentra
pleno gozo en las ocupaciones que le acerquen a la naturaleza. Estos impulsos
obedecen a una necesidad natural.

A. Es un período de salud rebosante y de intrepidez.

La buena salud y la energía abundante que ya no se necesita para el


crecimiento del cuerpo, impulsan al niño a un campo más amplio de actividad.

B. El amor a la naturaleza.

El niño anhela estar fuera de la casa. Los campos y los bosques le llaman. Le
encantan las aventuras y halla en los montes un mundo hasta ahora desconocido.

Escabullirse de la escuela es su manera de criticar un modo de vivir que no le


permite el ejercicio natural. Los padres y maestros pueden lograr el favor de los
niños de esta edad organizando excursiones al campo, haciendo días de campo o
saliendo a dar una caminata por las tardes. Así se evitará que los niños salgan a
aventurar solos y a escondidas de los padres y maestros.

II. MENTALMENTE ES INVESTIGADOR


La observación es mucho más exacta y la razón empieza hacerse sentir. Esto
y el espíritu creciente de confianza en sí mismo que posee, hace del niño un
investigador independiente y preguntón. Tiene tantas preguntas como antes,
pero ahora descubre maneras de contestarlas por sí mismo. Investiga por medio
de:

A. Las colecciones

A la edad de diez años cualquier niño puede estar coleccionando cuatro o


cinco clases de cosas a la vez. Los varones por lo general coleccionan objetos
de la naturaleza, mientras que las niñas coleccionan cosas del hogar. Las
colecciones tienen un valor educativo y estimulan las facultades de la
observación.

B. Los intereses mecánicos

En esta edad se apodera del niño una pasión para investigar máquinas de toda
clase. Aprecia los juguetes mecánicos, trata d averigua los principios de su
movimiento, y si lo destruye no lo hace por maldad o intencionalmente, sino
más bien con el propósito de reconstruirlos. No sólo los juguetes, sino los
relojes de toda clase corren peligro. Es bueno proveer al niño de objetos que
satisfagan su curiosidad mecánica. Además, si le proveemos herramientas
convenientes, el niño podrá desarrollar las ideas que le proporcionan sus
investigaciones.

C. La lectura

Los libros le ofrecen un nuevo campo de investigación. Los padres y


maestros no pueden encontrar mejor oportunidad que ésta para satisfacer este
apetito natural y cultivar en el niño un deseo para los buenos libros. Además, tal
como sucede con todos los instintos, la falta de estimular ahora el hábito de la
lectura puede resultar en la pérdida del deseo de leer. En una casa donde no hay
libros, ni se habla de ellos, el instinto de leer tiende a no desarrollarse. Los
niños y niñas pueden ser atraídos a la Biblia cuando ya se les ha mostrado que es
un conjunto de libros que contienen acción, emoción, poesía, historia, parábolas,
etc.

D. La memoria

La memoria de los niños de esta edad es aguda. Se le ha llamado la edad “de


oro de la memoria”. Aprenden de dos maneras: por la repetición y por la
asociación con cosas conocidas.

La disciplina mental de la repetición, la cual para el niño no es trabajo penoso,


prepara la mente para recibir impresiones más fácilmente después en la vida.

III. SOCIALMENTE ES GREGARIO


El niño no desea estar solo; anhela estar con otros niños que tienen los
mismos anhelos e intereses. Este es un instinto humano que se muestra aún en
los bebés, no les gusta estar solos, pero ahora el niño de esta edad forma grupos
más o menos organizados. Esta tendencia fomentan:

A. La aversión al otro sexo

Los niños y las niñas de nueve a doce años ya no tienen los mismos intereses,
ni gozan de los mismos juegos. Los varones sienten repugnancia hacia la
conducta tranquila de las niñas; mientras que las niñas hallan grosero el
comportamiento ruidoso y bullicioso del muchacho. A esta dad el niño está
aprendiendo lecciones de lealtad a su grupo; en cambio entre las niñas, celos
insignificantes quedan como fuerza que las divide y estorban la cooperación del
grupo como unidad. El grupo de niñas trata con indiferencia despreciativa a
otros grupos rivales; mientras que los de varones pelean abiertamente. Los
miembros de los grupos de niñas también se desprecian y pelean entre sí; en
cambio los varones son leales a los miembros de su grupo y se defienden unos
con otros.

B. La tendencia a la organización

El grupo de niños o niñas tiene poca organización, siendo éste el primer paso
en esta dirección. Los niños de esta edad descubren que pueden conseguir más
por medio del esfuerzo organizado o de cooperación mutua. Esto viene a ser
motivo tan fundamental como el deseo de compañerismo. Los varones y las
niñas se organizan de diferente manera. Las niñas se agrupan con fines sociales
o caritativos; además, les gusta formar sociedades secretas, industriales y
literarias, tres veces más a menudo que los varones. En cambio, éstos forman
sociedades para actividades al aire libre y clubes atléticos. Los motivos de las
niñas se acercan más a la de los adultos, se organizan para fomentar la
sociabilidad, para adelantar sus propios intereses, para mejorarse así mismas y a
otros. Los varones se parecen más al hombre primitivo; se juntan para cazar,
pescar, viajar, pelear y para competir en superioridad física unos con otros.

Los padres y los maestros no pueden desconocer a estos grupos y su


influencia sobre sus niños y niñas. Es su deber procurar ganar el favor del grupo
y modelar sus tendencias sin que los niños se den cuenta de que se interviene en
sus actividades. El grupo está generalmente sujeto a un cabecilla, quien debe ser
nuestro primer objetivo en cualquier esfuerzo para ganar el favor y el apoyo del
conjunto.

En los primeros años, el niño imitaba a las personas, no a los ideales. Más
tarde en la vida concebirá ideales desligados a la persona. Ahora todos sus
ideales están representados por algún personaje conocido. Su héroe es una
persona. Los varones encuentran sus héroes en la vida diaria. Las niñas, al
contrario, los encuentran generalmente en los libros. Los varones escogen
invariablemente como sus héroes a hombres, pero las niñas pueden buscar su
ideal lo mismo en un hombre que en una mujer.

Los héroes de la historia, de la literatura y del Antiguo Testamento, pueden


ser presentados por medio del cuento y en la propia lectura del niño. No hay
nada que compita con la Biblia. ¿Qué niño no se interesará en la experiencia de
José y la exaltación de Daniel? ¿A qué niña no le encantará el valor y el éxito de
Ester? La razón por la cual un porcentaje tan bajo de niños escoge personajes
bíblicos como su ideal es porque no les han sido presentados de manera tan viva
como otros personajes menos dignos.

Todos los ideales bíblicos deben conducir a Cristo. Jesús es el Héroe de los
héroes. La culminación de todas las lecciones de los héroes debe ser llevar a los
niños a que hallen su ideal en Cristo.

IV. LA EDUCACIÓN RELIGIOSA (Los niños de estad edad pertenecen al


departamento Primario Superior)
Estos son los años dorados de la oportunidad. Con la mejor salud, y una
mente ya capaz de comprender los asuntos serios y solemnes de la vida; el niño
posee un mundo de posibilidades. Ahora mientras es cándido, dócil y confiado,
debe hallar el ancla que le sostenga en las tempestades y los problemas que
conmoverán su alma en los años angustiosos y dificultosos de la adolescencia.
Para lograr ese fin se debe dar atención especial a:

A. El uso del domingo


Aunque para los adultos sea un día de verdadero descanso, para el niño debe
ser un día de cambio. En la iglesia, un programa de información, culto y
expresión debe ocupar buena parte del tiempo. En la casa, los libros acerca de la
Biblia y juegos bíblicos deben ser reservados para el domingo. El maestro o los
padres pueden planear con los niños alguna actividad de servicio al Señor para el
domingo por la tarde, por ejemplo ir a repartir tratados. Es un error profanar el
domingo haciendo en él, las ocupaciones comunes de la semana.

B. El uso de la Biblia

Así como el maestro es la figura central del departamento primario, la Biblia


debe ocupar un lugar prominente en el departamento juvenil. Habiendo ganado
la confianza del niño para sí mismo, su próximo objetivo debe ser atraerle a la
Palabra de Dios, la Biblia. Cada niño y niña de esta edad debe poseer su propia
Biblia.

Los padres y maestros pueden hacer mucho para que conozcan bien su
división en libros, capítulos y versículos, así como el contenido de sus
narraciones. Buscar rápidamente los capítulos y versículos es un ejercicio
provechoso y a la vez agradable para los niños de esta edad.

C. Las tareas de memoria

Puesto que en ninguna otra época de la vida podrá el niño aprender tanto y
recordar tan bien, debemos darle las verdades espirituales a las cuales pueda
recurrir en las emergencias del futuro. Los himnos, los salmos, versículos y
porciones escogidas, lo mismo que los hechos de la geografía y la historia
bíblica, deben ser aprendidos con toda exactitud. Mucho que no comprendan
ahora les será revelado a la mente por medio de sus experiencias futuras, y les
servirá como baluarte de fuerza contra las tempestades venideras de la tentación
y la duda.

D. La experiencia y la educación en el culto

El niño debe tener formado ya el hábito de asistir al culto público. Más tarde
será difícil obligar a ello al adolescente. Si el niño viene a los servicios debe
sentir que le reciben con agrado y quieren que venga. Una parte del culto debe
ser adaptado a su comprensión y para su participación. Un himno, una oración y
un sermón para los niños bien pueden emplearse sin menoscabo de las normas
del culto. Ellos gozarán del culto verdadero si está dentro de su capacidad de
comprensión.

C. La decisión y la membresía de la iglesia

Así como el maestro es la figura central en el sexto año de vida, y la Biblia el


objeto sobresaliente del noveno, Cristo debe ser el tema supremo de los últimos
días de la niñez. Si el niño ya cumplió los once años y no ha hecho todavía una
decisión por Cristo, los padres y los maestros deben enfrentarse a la gran
responsabilidad de lograr que acepte personal y públicamente a Jesucristo como
Salvador personal.
¿Por qué debemos utilizar estos últimos años de la niñez para la obra de
evangelización?

1. La edad de la responsabilidad, según los judíos ( los 12 años), pareciera


ser también la más indicada para la decisión cristiana.
2. Muchos hombres buenos y grandes relatan que su conversión ocurrió
durante la niñez. Como ejemplos citaremos a Policarpo, el anciano
mártir de la iglesia primitiva, que dejó constancia de que fue seguidor de
Cristo desde que tenía nueve años. Mateo Henry da cómo fecha de su
conversión la edad de diez años. Isaac Watt aceptó a Cristo cuando tenía
nueve años, Jonatán Edwards data su vida cristiana desde su séptimo
año.
3. Después de la niñez sigue un decaimiento religioso temporal. Es mejor
que la vida se ancle firmemente en Cristo y se entregue a su cuidado
antes de los años tempestuosos, y no que el barco frágil se eche a las olas
traicioneras de la adolescencia sin la mano firme del Gran Piloto sobre el
timón. En la adolescencia la fe sencilla del niño da lugar a la duda, su
confianza natural a la desconfianza, y su candidez a la reserva. Con estas
cualidades de fe, confianza y candidez, el niño fácilmente entregará su
vida al Señor.
4. La mayoría de los niños deja de asistir a la Escuela Dominical durante
los años de la primera infancia. El fracaso más grande de la Escuela
Dominical está en su incapacidad de retener a sus alumnos después de
que terminan los días de la niñez. Un 75% de estos niños se alejan de la
iglesia, y sólo unos cuantos de ellos regresan después a ella por medio de
reuniones de avivamiento o algún esfuerzo especial. ¿Por qué no
aprovechamos estos últimos años de la niñez para ganarlos para Cristo?
¿Por qué no planeamos actividades interesantes para los adolescentes y
jóvenes con el fin de mantenerlos interesados en la iglesia?
5. Las conversiones de los niños son duraderas. Una evidencia
sorprendente de los resultados permanentes de la conversión de los niños
se ve cuando en alguna reunión se pide que levanten la mano los que se
convirtieron antes de la edad de los doce años.
6. Las decisiones por Cristo en la niñez preparan el camino para otras
decisiones importantes en la adolescencia. Una decisión por Cristo en la
niñez no sólo puede inspirar al adolescente a seguir preparándose, sino
también puede inspirarle a que se decida a dedicarse a la obra cristiana
mientras tiene tiempo y oportunidad para una preparación adecuada. Al
niño de esta edad debemos enseñarle, entre otras cosas, acerca de la
salvación, que puede crecer en su vida espiritual, las verdades de las
doctrinas que están a su alcance, que debe tener su “hora quieta” o
“devocional” todos los días, que pueda ganar a otros para Cristo, y que
Dios le puede resolver todos sus problemas.

CUESTIONARIO

1. ¿Por qué es la niñez avanzada un período de transición?


2. ¿Cómo son los niños de 6 a 8 años física, mental, moral y religiosamente?

3. ¿Por qué razón el niño que se encuentra en la niñez media es violentamente


activo y enérgico?

4. ¿En qué se diferencian los juegos de los niños en esta etapa de la vida a las
anteriores?

5. ¿Qué valor tiene el trabajo para los niños de esta edad?

6. ¿Por qué es importante que el maestro de Escuela Dominical conozca el hogar y


la escuela de sus alumnos?

7. ¿Qué distinciones hace el niño de esta edad?

8. ¿A qué clase de la Escuela Dominical van los niños de la niñez media?

9. ¿Por qué se le llama el “período adulto de la niñez” a la niñez avanzada?

10. ¿Cómo es el niño de 9 a 11 años física, mental y socialmente?


11. Los impulsos de explorador obedecen a dos razones principales. ¿Cuáles son?

12. ¿Cómo podemos evitar que los niños de esta edad se escabullan de la escuela
para irse al campo?

13. ¿Qué medios usa el niño de 9 a 11 años para hacer sus investigaciones?

14. ¿Por qué se llama la “edad de oro de la memoria” a la niñez avanzada?

15. ¿Por qué los niños de esta edad sienten aversión al sexo opuesto?

16. ¿Cuáles son los diferentes motivos que las niñas y los varones tienen para
organizar sus grupos?

17. ¿Cómo pueden los padres y maestros ejercer su influencia sobre estos grupos de
niños y niñas sin que éstos se den cuenta que se está interviniendo en sus
actividades?

18. ¿Cómo debe aprovechar el maestro de Escuela Dominical estos años en que
todos los ideales del niño están representados por algún personaje?

19. ¿Qué debemos enseñarles a los alumnos de Primaria Superior?


20. Escriba un listado de palabras nuevas que encontró en esta lección. Recuerde
que debe buscar el significado de cada una de ellas en el diccionario.

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LECCIÓN 11 (regresar al índice)

SEMANA DE REPASO

Las preguntas que aparecen a continuación, deben ser discutidas en la clase.

LECCIÓN 1

1. ¿Por qué es más importante instruir que enseñar o decir?


2. ¿Cuáles han sido nuestros errores al impartirles la educación cristiana a nuestros
hijos? ¿Quién o quiénes tienen la culpa de que muchos de ellos se parten del
evangelio cuando crecen?
3. Dé cinco razones por la cual tuvo éxito el ministerio de Jesús como maestro.
4. ¿Por qué no sólo la iglesia es responsable de la educación cristiana? ¿Quiénes
más son responsables?
5. ¿Cuál es el verdadero significado de la educación cristiana?

LECCIÓN 2

1. ¿Qué es educación cristiana?


2. ¿Estarán cumpliendo con su tarea los padres cristianos que sólo se dedican a
velar por las necesidades materiales de sus hijos? ¿Por qué?
3. ¿Por qué no es bueno que los padres pasen ausentes del hogar la mayor parte del
tiempo, mientras sus hijos están pequeños? ¿Puede una sirvienta sustituir a la
madre? ¿Por qué?
4. ¿Cómo es amoldado el carácter del niño?
5. ¿Cuál es la obligación más importante de los padres cristianos?

LECCIÓN 3

1. ¿Por qué es el niño la posesión de más valor en todo hogar?


2. ¿Hasta qué punto deben los padres sacrificar su propio placer y comodidad por
el bien de su hijo?
3. ¿Por qué debemos ser cuidadosos con nuestro testimonio cristiano dentro y fuera
del hogar?
4. ¿Son los padres responsables por la conducta de sus hijos? ¿Por qué?
5. ¿Cómo podría evitarse el problema de la delincuencia juvenil?
LECCIÓN 4

1. ¿Cuándo y cómo debe darse la educación cristiana en el hogar según


Deuteronomio 6:5-7?
2. ¿Por qué razones la madre es la maestra más importante?
3. ¿Tiene el padre la misma responsabilidad que la madre en cuanto a la educación
religiosa de sus hijos?
4. ¿Por qué debe ser el hogar el centro del programa de vida y trabajo para todo
buen padre cristiano?
5. ¿Por qué creemos que no hay padres que puedan decir que nunca enseñaron
nada a sus hijos?

LECCIÓN 5

1. ¿Por qué los padres no deben esperar a que sus hijos crezcan para principiar a
preocuparse por su educación cristiana?
2. ¿Por qué razones el buen entrenamiento no forma directamente un carácter
cristiano en el niño?
3. ¿Por qué es importante que los padres cristianos evangelicen a sus hijos?
4. ¿Cuál es el método que la Biblia nos da para impartir educación cristiana a los
hijos?
5. ¿Por qué ser padre cristiano es una responsabilidad más grande?

LECCIÓN 6

1. ¿Qué significa la palabra amonestación según el uso que se le da en la Palabra


de Dios?
2. ¿En qué consiste la disciplina?
3. ¿Por qué son importantes todas las influencias espirituales que el niño recibe
antes de su conversión?
4. ¿Cuáles son las dos principales funciones de la disciplina?
5. ¿Cómo pueden los padres ganar el respeto, la admiración y el amor de sus hijos?

LECCIÓN 7

1. ¿Por qué es el maestro la persona más importante en la organización de la


Escuela Dominical?
2. ¿Por qué es necesario impartirles educación cristiana a los creyentes?
3. ¿Qué requisitos debe llenar toda persona para ser maestro de Escuela
Dominical?
4. ¿Por qué es importante que el maestro muestre interés en sus alumnos?
5. ¿Qué cosas contribuirá al éxito del maestro cristiano en su tarea?

LECCIÓN 8

1. ¿Qué pasa cuando un maestro está enseñando sin tener un propósito definido?
2. ¿Cuáles fueron los propósitos de Jesús al enseñar?
3. ¿Cuál debe ser el propósito triple del maestro de Escuela Dominical al enseñar?
4. ¿Por qué el maestro debe ser, además de ganador de almas, un edificador de
vidas?
5. ¿Por qué la influencia del maestro de Escuela Dominical no es tan poderosa
como la de los padres?

LECCIÓN 9

1. ¿Cómo es el infante física, mental y moralmente?


2. ¿Por qué es tan activo el niño de 0 a 3 años?
3. ¿Cómo aprende a distinguir entre lo bueno y lo malo el niño que está en la
primera etapa de la vida?
4. ¿Por qué es importante el juego para el niño de 4 a 5 años?
5. ¿Por qué no debemos reprender al niño de 4 a 5 años cuando hace muchas
preguntas?
6. ¿Qué debemos enseñarles a los alumnos de la clase de los Principiantes?

LECCIÓN 10

1. ¿Por qué razón el niño que se encuentra en la Niñez Media es violentamente


activo y enérgico?
2. ¿Qué valor tiene el trabajo para los niños de 6 a 8 años?
3. ¿Qué debemos enseñarles a los alumnos del departamento de Primarios?
4. ¿Cómo podemos evitar que los alumnos de la niñez avanzada se escabullan de la
escuela para irse al campo?
5. ¿Por qué los niños de 9 a 11 años sienten aversión al sexo opuesto?
6. ¿Qué debemos enseñarles a los alumnos de la Primaria Superior?

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BIBLIOGRAFÍA

1. Bazán, D. Preparando Maestros para la Escuela Dominical. San Antonio Texas:


Casa Evangélica de Publicaciones, 1948.

2. Benson, Clarence H. Guía de Pedagogía, Libro V. San José, Costa Rica: Editorial
Caribe.

3. Benson, Clarence H. Guía para el Estudio del Niño, Libro IV. San José, Costa Rica:
Editorial Caribe.

4. Erb, Alta Mae. Train Up a Child (adapted fron Nurture of Children) Christian Living
Series.

5. Hamil, H. M. El Maestro de la Escuela Dominical. El Paso, Texas: Casa Bautista de


Publicaciones, 1959.

6. Leavell, L. P. El Discipulado de la Escuela Dominical. El Paso, Texas: Casa


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7. Levis, Hazel. A. Cómo Conocer Mejor a los niños. México, D. F.: Casa Unida de
Publicaciones.

8. Price, J. M. Jesús el Maestro. El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones,


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9. Younger, Paul P. Shall We Evangelize Our Children. Indianapolis, Indiana: Jhon


Woolman Press, Inc., 1965.

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http://www.institutoalma.org/CorazonYVida/Edu-idx.html
2/1/2007 15:44:20
cuáqueros

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