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"Khrysé aguardaba echada entre a

mohadones púrpuras traídos de la


Tartaria. Su cuerpo sólo estaba cu-
o por una seda transparente
mantenía ese misteriotan a-
ractivo a los hornbres. Khrysé sa-
¡nucho de ellos.r'

'rKhrysé abrió sus deli-


ciosos b¡azos ofrecié¡r -
dole esa boca húmedf
y roja.tt
', .. ñ,, r \)

Q.-i//t
,(*
8h... Nada... Sóto ¡Perdiendo el tienrpo e¡r vcz dc
leía un poco... atender al honrbre de la casa!
¡A tu propio padre! No lray na-
da que hacerle. Llevas el estig
ma de tu madre en la sangre.

(Sietnpre lo nrismo. lluscallc el vino


para que se emborrachc y lucgo rrro
pegue. ¿Curítrdo demonios va a tcr-
lninar esto?)

/,rl t

Y ,ltr
'yz-
í

r e qtilcro a tr.
¿No te agradarír
navegar por cl Nlcditerrárreo en
l)elo que'esbelt€2. y nu v¿ltc de lujo?
r¡o debes de tener
más de dieciocho
Pero dánclole alttes utta buena ¿Pclo quión te
ducha de jabón. lluelc a corral. crecs que eres?
Y para que lo
Io se
s
pas, estds ha-
bl¿rndo con una
mujer decente.

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€-
i4

iSerá un precio rrruy alto e!


que tendrás que pagar, gor
dinflón!

¡Mario! ¡Socotrol
¡Konstantinas! ¿Qué Urr hombre. Quiere se-
te ocurre? cuestrarme. Necesito

¡Dales duro, Mariol


Konstantinas.,.

Fapá, no debes seguir La eitcontramos, patrón. Vi-


bebiendo. Yo.,. ¡Céllate! ¡Eres cambia las cosas¡
igual a tu ma- vc en una casa del barrio po Io podenlos irlumpir
dre! Es una suer bre con rur r¡adre borracho-- llí, Ni
siquiera somo
te que se haya ciudadanos chipriotas
nrarchado... Debemos ser amables
Dersuasivos.

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Pero pudo, de tod&s lllanelas' oír Ios golpes ett la Dinard (.lhuz¿]
rian, Para ser-
virlo, caballe
Ya v{r... Ya va.." ro. Lst¿r t:s ¡iii

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()h, Por fuvor. l)use a ¡lli De elia quiero hablarle' Ile ve-
Usted... es un hoñrbrc irrl nido a pedirle su mano.
portante. No veo etr qLtd e¡rso. No cs l¡ltlli con)od¿l'
pueda scrlirie alguiett co ni estti rriuY lintPia taltt-
ooeo, l)oro Itti ttrujer nle
irburrtio¡ró Itacc uiros. Só-
lo terrgo utta tliftita que
no vttle trtttla Y.'.

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éá
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Me hottra ell eso, scñol' ( litlz¿il iitlt' Nunca antes hablé más en
serio. Desde que la vir que-
¿Pero está hablancio c¡t scriol dó pcldiduntente enamora-
do. Quiero cas&rme cotl ella.
Vivirá en un palacio colt diez
jardines. Y usted...

Usted tendrá ya mir ¿ I\1-niil libras?


mo la surna de mil
Iibras en su mano.
/q,;l
s+
\-,

Adiós, padre nrío, IIas si- t' Ñ\t


do muy bueno para mí. L-.
Vendré a visitarte.
í4! *-z

t; p r,$,
"Jr
li,

l\,le sorprende que Tú conoces a estos


haya accptado con campesinos. Se vuel
tanta tranquilidad. ven locos por un a-
nillo de cobre.

Tomaron un taxi hasta el puerto. Chuza-


rian dejó una buena propiria al chofe¡'.
En este arma-
Uonro lo dcsces,,. llasta luego, nri a¡ror,..
rio hallards las
rnejores ropas
que- pueda ,te- I
saar urra nrujcr. ft.'Zji.:
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Tc quicro lista ltA : (--'.¡
en nredia hora.
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La ducha, la
:'llccción de los
zapatos, los per
funres, surnieron
a I{olrstantinas
en una profunda
fascinaciórr. Nun
t,
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cri antes había -
tenido aquello
ell st¡s lllanos.

Pero cl ensueño fue internuntpido por esa itrva- I{hrysé aguardaba echada entre altno-
sora fuerza abricttdo la Puerta'

¿ Hstás ljsta?
radoncs púr'pulas traídos de la Tarta-
ia. Su cuerpo sdlo estaba cubierto por
una seda transparente que ntanteltía
e misterio tan atractivo a los lro¡¡l-
V
bles. I(hrysé sabía mucho de ellos."

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r; Ñ,¡

"lilprocónsul descorrió las cor-


tinas con violencia y deseo. Es-
taba decidido a obtener esa ntu
jcr que Io volvía loco. Pcro
Khrysé era una cortesana. No
dna esclava,"
t'Pero Khrysé
ha callado al-
go.tt

(Esos bastardos están bebiendo


en cubierta. No nle verán si hu-
yo por aquí...) - -

hora tengo
que irme ya
miémo de es-
ta ciudad. Si
me encuentran.
me matarán. Y
saben do'nde
buscarme.)
¿Acaso una no
puede caerse
ul_dgue? Ahora
dénre eso bolato.-

l,a pasarela fuc


retir¿rde en el lno
ntento que sonó la
retru tJe vupor.
Iionst&ntinas bus-
aría su lugar cle_s
rs. Ahora desea
estar en cubici
ta, vcr alejarse la
c'iuclad.

L \:

Entonces Ios vio buscándola con ciescs


peración y odio..Corrían de un lu,lo a
otro del mueile en uil vallo intellto dc
encontrarla. Hasta tratarotr de adivi
nar su rostro entre los viajeros de a-
quel barco a Alejandría.

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