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MÈTODES I TÈCNIQUES D’INVESTIGACIÓ

SOCIAL (9 c.)
(Diplomatura Treball Social)

MÈTODES D’INVESTIGACIÓ
SOCIOEDUCATIVA (9 c.)
(Diplomatura Educació Social)

DOSSIER DE LECTURA

Primer curs
ANY ACADÈMIC 2004-2005

Professora: Concha Doncel


Curs 2004/2005
Mètodes de investigació social
Prof.: Concha Doncel Rasillo

Álvaro Estramina, J.L.; Garrido Luque, A, (1995), Análisis de datos con SPSS/PC+. Madrid. CIS
Bisquerra, Rafael, (1987), Introducción a la estadística aplicada a la investigación educativa. Un enfoque
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Pita Fernández, S. (2001) “Elementos básicos en el diseño de un estudio” publicat a http://www.fisterra.com
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Álvaro Estramina, J.L.; Garrido Luque, A, (1995), Análisis de datos con SPSS/PC+.
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Bisquerra, Rafael, (1987), Introducción a la estadística aplicada a la investigación
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PPU
De Robertis, C.; Pascal, H. (1994), La intervención colectiva en trabajo social. La
acción con grupos y territorios. Buenos Aires. El Ateneo

4 EL ESTUDIO DEL MEDIO

1. Un terreno, no los "problemas"

El "estudio del medio"-- para emplear el vocabulario de la escuela de Chicago' o el


"estudio de la comunidad" -- para emplear el vocabulario de la sociología culturalista,
implica para los trabajadores sociales una ampliación de su mirada. Ya no se trata de
fijarse en los "problemas" que encuentran, de analizar a su "clientela", de estudiar las
"necesidades" de una población. Se trata de analizar el contexto global – un terreno -- en
el que surgen los "problemas", las "necesidades", en el que están integrados sus
"clientes". El estudio del medio implica pues una ruptura, un distanciamiento de la
práctica cotidiana, un "olvido" voluntario de los mandatos

-- implícitos o explícitos

-- que condicionan la intervención de los trabajadores sociales. Si bien el


objetivo final de ]os trabajadores sociales continúa siendo ajustar mejor su
intervención, ahora realizan un cambio de dirección, más exactamente, suben a
un promontorio para tener una visión de conjunto del terreno sobre el que
intervienen

El estudio del medio parte de dos postulados: la realidad colectiva, objeto del estudio
del medio, es un "ser viviente", y, por lo tanto, analizable como tal;

-- la naturaleza del medio estudiado explica condicionamientos sociales,


modalidades de las relaciones sociales de las poblaciones que viven en ese
"medio"

El primer postulado es el fundamento mismo de la existencia de la sociología, que


afirma la existencia propia de una realidad colectiva, diferente de la suma de los
individuos que componen esa realidad. Si tomamos un ejemplo del campo urbano, se
puede decir que una ciudad es a la vez una aglomeración de individuos y de
equipamientos colectivos, un conjunto de aparatos administrativos y de instituciones, un
conjunto de "costumbres y tradiciones" que modela los comportamientos de los
ciudadanos y un sistema de relaciones entre individuos y grupos. Esta es la perspectiva
de la escuela de Chicago y sobre todo de uno de sus fundadores, Robert Erza Park: "Hay
manifiestamente varias maneras de abordar de modo correcto la ciudad como objeto de
investigación, o, por lo demás, toda forma de sociedad organizada sobre el plano
territorial. Se la puede concebir:

-- como simple agregado territorial, como suele serlo en los censos; en este caso no se
tiene en cuenta la pluralidad de los modos de relación y de dependencia recíprocos de
las unidades individuales que componen este agregado;

-- como una especie de artefacto material o conceptual en que la estructura de la ciudad


es reunida en un conjunto de conceptos jurídicos que reglamenta y controla la vida de
los individuos en el seno de la comunidad;
-- finalmente, la ciudad puede ser considerada como una unidad funcional donde las
relaciones entre los individuos que la componen están determinadas no sólo por las
condiciones que les impone la estructura material urbana, ni incluso por las regulaciones
formales de un gobierno local, sino sobre todo por las interacciones, directas o
indirectas, de los individuos unos con otros".'

Si el primer postulado es comúnmente aceptado, no ocurre lo mismo con el segundo. En


efecto, en qué‚ medida puede afirmarse que el nivel explicativo de las relaciones
sociales en el seno de una ciudad, de un barrio, de una zona rural hay que buscarlo en el
interior de este marco Para retomar el ejemplo clásico de Chicago, se puede dividir la
ciudad en " reas naturales" en donde se instalen las poblaciones social o ‚técnicamente
homogéneas. Pero la presencia en Chicago a principios del siglo XX de estas
poblaciones social y ‚técnicamente homogéneas es el producto de la situación de los
campesinos polacos e irlandeses, de los pogromos antisemitas de Rusia y de otros
elementos de la misma naturaleza. Tampoco la explicación de las "relaciones sociales"
en Chicago hay que buscarla solamente en Chicago como fenómeno urbano, sino en un
contexto mucho más amplio. El comportamiento de los emigrados polacos, de quienes
los sociólogos americanos Thomas y Znanicchi han estudiado las cartas a los padres en
el caso de las familias que quedaron en Europa4 en 1918-1920, era consecuencia de su
pertenencia de origen -- el campesinado polaco --, de su situación de ciudadanos de los
Estados Unidos, o más probablemente, de una síntesis de las dos? Estas cuestiones
determinan un replanteo del segundo postulado. Como dice Manuel Castells, a
propósito de la ciudad: "El espacio es determinado más que determinante: desde el
momento en que se descompone el contexto urbano, incluso en categorías tan bastas
como las clases sociales, la edad o 'los intereses', los procesos que parecen ser
característicos de la unidad urbana se especifican por su relación con otros factores".'
Debemos llegar a la conclusión de la imposibilidad metodológica del estudio del medio?
No, si se tiene conciencia de la arbitrariedad relativa del recorte de la realidad social y si
se sitúa este "medio" estudiado en un contexto de determinantes más globales. Por eso,
uno de los problemas centrales del estudio del medio es el trazado de las "fronteras"
entre el medio y el exterior. Antes de abordar esta cuestión, es preciso subrayar que el
estudio del medio permite a los trabajadores sociales sistematizar un capital de
conocimientos sobre su terreno de intervención, adquirido empíricamente; se trata de
organizar, de completar, de objetivar estos conocimientos gracias a las herramientas
teóricas y técnicas de la sociología. Si pueden tomar distancia con respecto a su práctica
cotidiana (y para ello son necesarias condiciones materiales, principalmente la
disponibilidad de tiempo), los trabajadores sociales, por su posición de observador
participante, están bien situados para realizar un estudio en profundidad del medio. La
posición de observador participante es generalmente aquella que permite un
conocimiento en profundidad del terreno, hasta tal punto que algunos sociólogos y
etnólogos se han situado en esta posición para llevar a cabo sus investigaciones, corno
lo señalan, por ejemplo, Paul Lazarsfeld, Marie Jahoda y Hans Zeisel en el prefacio de
su notable estudio sobre el desempleo en los años 30, en una pequeña ciudad austriaca:
"Nuestra convicción del interés que presenta este material no habría podido ser
suficiente para reunirlo. Hemos tenido que recurrir a un procedimiento metodológico
preciso y nuestro principio constante ha sido que ninguno de nosotros o de nuestros
colaboradores debía seguir siendo en Marienthal un periodista o un observador, sino que
todos debían integrarse lo más naturalmente posible en la vida de la colectividad,
eventualmente desempeñando una función útil a la población".'

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2. ¿Dónde trazar las fronteras?

Sobre esta cuestión, las necesidades teóricas y los imperativos de la práctica no siempre
se adaptan. Teóricamente, sería preciso constituir el medio como objeto de estudio
delimitando en un continuo un espacio socioespacial dotado de características
particulares y notables que nos permitan decir que constituye una unidad social. Se
trataría pues de producir indicadores que definan lo que es una unidad social; una
definición del "medio" objeto de estudio podría, pues, ser la siguiente: "Nuestra unidad
de análisis es la comunidad, definida como un grupo humano que vive en un rea
específica y que posee una densidad de relaciones para las funciones de producción, de
administración, de educación, de esparcimiento, etc., mayor que la que posee con el
exterior y que se autoidentifica con el lugar como grupo de pertenencia".' Pero, es muy
raro que los trabajadores sociales puedan delimitar su terreno en función de criterios
teóricos. Ellos intervienen en efecto en un entorno erizado de fronteras administrativas
diversas: mapa escolar, comuna, sectores PMI, sectores de los diversos servicios
sociales, sectores hospitalarios, etcétera

Toda delimitación del terreno va a tropezar con esta mezcla de fronteras ya existentes.
Entre estas delimitaciones administrativas, hay pocas que sean pertinentes para analizar
una realidad social relativamente homogénea; la única delimitación administrativa que
corresponde, en Francia, a una cierta unidad social es la comuna. En efecto, a causa de
su duración histórica, sobre un territorio bien delimitado, las comunas han adquirido
generalmente rasgos característicos, que engendran sentimientos de pertenencia. Una
persona siempre ha "nacido en alguna parte", como cantaba Georges Brassens' y esta
"alguna parte" produce una identidad, salvo cuando la comuna ha sido profundamente
transformada por recientes operaciones de urbanismo que han modificado intensamente
sus características demográficas. La dimensión comunal permite a la vez establecer
fronteras "seguras" para la extensión del estudio del medio y revelar en este marco
socioespacial, las fuerzas macrosociales actuantes en el curso de un período histórico
determinado

¿Qué es una comuna?

Un territorio trabajado por la historia, una sociedad tributaria del espacio. Esta sociedad
no podría ser considerada solamente como una población. Es un organismo que dispone
de una politeia, es decir de instituciones y de una vida pública. Es una sociedad
compuesta por clases sociales. Las energías sociales están aquí en acción. Las vidas se
arraigan en ella, se desarrollan, se viven. Una comuna es una unidad compleja. Pero es
al mismo tiempo una célula en un gran cuerpo social. Estos dos caracteres son
indisociables. Al igual que el individuo biológico reenvía a la especie genérica, el
individuo sociológico reenvía a la sociedad en general. Nuestra investigación debe pues
hundirse en los caracteres singulares de la microsociedad comunal y abrirse a la
inteligencia de la macrosociedad."

Empíricamente, para marcar las fronteras de otro terreno que no sea la comuna, deben
ser retenidas dos series de consideraciones:

-- consideraciones relativas a la naturaleza del medio a estudiar;


-- consideraciones relativas a los objetivos de intervención

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a. Consideraciones relativas a la naturaleza del medio a estudiar

El criterio esencial para delimitar un "medio" es la densidad de las relaciones. El medio


se define como el espacio donde las relaciones son más intensas. Para medir esta
densidad de relaciones se pueden considerar varios indicadores:

-- la frecuentación de los servicios colectivos tales como comercios,


administración, etc. ;
-- la frecuencia de desplazamientos internos más importante que la frecuencia de
desplazamientos externos;
-- la zona que produce para un mercado central en zona rural;
-- la importancia de las relaciones de vecindad, de las actividades de tiempo libre
Se pueden elaborar otros indicadores. Es importante notar que el "medio" definido
como unidad social no es el mismo para todas las categorías de la población. El medio
de los niños estará delimitado por la escuela y algunas calles o bloques de inmuebles, el
medio de las amas de casa estará delimitado por los comercios y diversos servicios de
uso cotidiano, el medio para las personas activas incluirá el lugar de trabajo, etc

El "medio" no es, pues, una "realidad objetiva", es una realidad construida. Así, si
estudiamos un barrio de una ciudad, este barrio puede tener una realidad urbanística,
sobre todo si es un barrio nuevo, sin tener una realidad social. Es lo que demuestra un
estudio sobre un barrio nuevo de la ciudad de Lorient: "Si admitimos por comodidad
que el barrio es una unidad espacial producida por quienes residen en él, más que por
los urbanizadores, incluso si estos últimos pueden favorecer su emergencia, Kervenanec
no existe como barrio autónomo, ni en la práctica social de sus habitantes ni en sus
percepciones

Varias razones pueden explicar esta ausencia en un lugar, que, de lejos, se ve como
homogéneo:

-- la mayoría de los nuevos residentes no han expresado su preferencia por esta


ciudad con respecto a cualquier otra (...) ;
-- el recién llegado a Kervenanec se construye desde su llegada una estrategia de
retorno que puede transformarse en sueño o en pesadilla si no encuentra
alimento para su concreción (...);
-- la observación de la sociabilidad de los residentes de Kervenanec muestra una
orientación mayoritariamente centrífuga de las relaciones personales intensas, en
una proporción de una en la ciudad por dos fuera de la ciudad, y esto incluso
después de varios años de residencia (...);
-- el territorio de identificación del habitante de Kervenanec es mucho más amplio que
la ciudad y engloba la ciudad de Lorient y las comunas vecinas donde ha vivido,
residido y por donde continúa circulando una vez instalado en la ciudad (...)".'

b. Consideraciones relativas a los objetivos de intervención

Los trabajadores sociales no comienzan una intervención en un terreno virgen de toda


intervención anterior. Ellos dependen de los objetivos y del mandato de su servicio
empleador y de las políticas sociales desarrolladas a nivel comunal, departa- mental,
regional y nacional. Todo esto predelimita, sea un espacio territorial, sea un espacio

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social. Es en el interior de esta predelimitación donde el trabajador social deber
construir su objeto de estudio, su terreno sobre el que practicar un estudio de medio

Así, dependiendo de que la intervención tome como meta un espacio o un grupo de


población, de la voluntad del trabajador social de dirigir lo esencial de sus esfuerzos
hacia un espacio socialmente indicado (un barrio desfavorecido, por ejemplo) o hacia
una fracción de población socialmente distinguible (minorías étnicas, por ejemplo), el
estudio del medio tratar sobre un barrio, una zona, una ciudad, un conjunto de aldeas o
una fracción de la población. Esto supone que el trabajador social formule la hipótesis
de que la clave explicativa dominante del comportamiento de las personas que trata se
encuentra en la pertenencia, sea a un espacio geográfico determinado, sea a un grupo
social

El procedimiento del trabajador social que quiere hacer un estudio del medio será, pues,
el siguiente:

1) Hay una impresión difusa, una idea vaga de que el comportamiento de una
fracción importante de la población ante la cual interviene proviene de su
pertenencia a un territorio o a un grupo social
2) Partiendo de esta impresión, va a tratar de confirmarla haciendo un análisis
sistemático de su clientela. Esto le permitirá una primera confirmación o
invalidación
3) El análisis de la clientela y un primer trabajo de documentación van a ofrecer
los elementos que permitan proceder a la delimitación del "medio"
4) En el interior del medio así delimitado, el trabajador social va a proceder a un
inventario y a un análisis de los diferentes elementos constitutivos de aquél
Tendrá así una visión afinada de cada uno de estos elementos
5) Como en un rompecabezas, el último procedimiento consistir en reconstruir
los diferentes elementos analizados para determinar cuál es la dinámica social
del medio estudiado

3. Los esquemas de análisis

Para estudiar este medio es necesario construir un esquema de análisis que permita
aislar los indicadores a tener en cuenta en el proceso de investigación. La elaboración de
este esquema está condicionada por la naturaleza del medio estudiado y los objetivos de
la investigación. No hay un esquema universal, aplicable a cualquier terreno o a
cualquier momento. No obstante, se puede decir que, antes de la elaboración de un
esquema específico, es indispensable un estudio morfológico del terreno. Por otra parte,
se puede orientar la construcción del esquema en tres perspectivas diferentes:

-- la perspectiva sectorial: siguiendo los diversos sectores de la vida social;


-- la perspectiva cronológica: siguiendo el desarrollo de las "edades de la vida" o
los di versos momentos de la vida de una comunidad;
-- la perspectiva estructural : siguiendo la huella dejada por una situación dada
en el conjunto de una población

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A. EL ESTUDIO MORFOLOGICO

Este se despliega en tres dimensiones: geográfica, histórica, demográfica

Dimensión geográfica.

El objetivo es situar el marco geográfico del terreno a fin de analizar su incidencia sobre
las relaciones sociales de los habitantes. Estas incidencias son variables según la
naturaleza del terreno estudiado. Las diferentes características físicas no influirán en un
medio rural de la misma manera que en un medio urbano. Una de las primeras etapas de
este estudio es definir si se trata de un medio urbano, rural o semirrural. Esta definición
se hace a partir de indicadores tales como la densidad de población y el tipo de actividad
económica

Las estructuras físicas y humanas fundamentales, a las que importa tener en cuenta en el
análisis, pueden ser clasificadas en diferentes grupos. En primer lugar, se trata de situar
el terreno con relación a los datos referentes a la circulación: relieve, vías de agua,
carreteras, vías férreas, costa marítima y puertos, aeropuertos, que permiten medir las
facilidades de circulación ofrecidas a los habitantes. A continuación, vendría un análisis
en relación con el modo de ocupación del terreno. El clima, el tipo de hábitat (disperso o
concentrado) determinan ciertos aspectos del modo de vida. Finalmente se puede pasar
al análisis de los tipos de actividad ligados a ciertas limitaciones físicas. La naturaleza
de los suelos, las eventuales riquezas del subsuelo, la vegetación, unidas a las
características precedentes, determinan un cierto tipo de actividad económica

Dimensión histórica.

Los trabajadores sociales no tienen que transformarse en arqueólogos o historia- dores


para buscar en un pasado lejano las claves explicativas del presente. En esta dimensión,
lo que hay que retener es el impacto de ciertos hechos históricos sobre el
comportamiento y las actitudes de los individuos actuales. Al dar cuenta de un estudio
etnológico sobre una pequeña ciudad costera de la Camargue, el investigador precisa
bien esta relación con el pasado: "Las diversas preguntas que hemos planteado a las
series de archivos, han sido hechas a partir de aquellas que nos plantean y se plantean a
veces los habitantes de Port-Saint-Louis. El pasado nos interesa, entre otras razones,
por- que les interesa a ellos y en bastantes dominios aún es de actualidad"." La primera
tarea será después de haber reunido un mínimo de documentación histórica, investigar
cuáles han sido los acontecimientos que han marcado el terreno estudiado. Para ello,
más que buscar en los archivos, sería mucho mejor escuchar las conversaciones
informales, eventualmente indagar en los proverbios y expresiones populares, leer las
páginas locales de los periódicos regionales. La designación peyorativa de los habitantes
de la ciudad de al lado puede revelar una larga tradición de oposición entre dos ciudades
o dos pueblos, oposición que se manifiesta aún en ciertas actitudes. La utilización de un
apellido de persona seguido de las terminaciones "ista" o "iano", puede revelar la
existencia de una corriente política local aún presente (los alcaldes que se suceden de
padres a hijos en ciertos pueblos, e incluso en grandes ciudades), o de fisuras
importantes en el seno de la población (fenómeno de "clan"). En este caso lo que
importa para el trabajador social no es verificar en el pasado si los hechos son reales o

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míticos, sino calibrar cómo estos hechos son reinterpretados y actualizados, cu l es su
influencia

Dimensión demográfica

El número y las características demográficas de los habitantes son uno de los da- tos de
base de todo estudio de medio. En esta dimensión no son sólo los datos brutos los que
importan, sino, sobre todo, su evolución durante un período lo bastante largo como para
indicar las tendencias demográficas

Los principales indicadores a retener son los siguientes:

-- número de habitantes,
-- distribución por sexo,
-- distribución por edad (pirámide de edades),
-- natalidad y mortalidad,
-- nupcialidad (sabiendo que un mismo fenómeno como la tasa de matrimonios
tiene, en ‚pocas distintas, significaciones no comparables: por ejemplo si
comparamos el porcentaje de personas casadas en 1930 con el de personas
casadas en 1980, esto tendrá poca significación demográfica; la comparación
deberá ser: porcentaje de personas casadas en 1930 y porcentaje de personas
casadas + personas que viven en concubinato en 1980),
-- población activa
Estos indicadores (los más fácilmente accesibles) deben ser correlacionados entre ellos
a fin de proporcionar un buen conocimiento de las evoluciones demográficas

A estos datos de base se pueden añadir otros indicadores, elegidos en función de los
objetivos del estudio y de las características de la población, tales como, entre otros:

-- distribución en función del origen (lugar de nacimiento),


-- movimientos de inmigración y de emigración,
-- distribución por nacionalidades

B. PERSPECTIVA SECTORIAL

Este tipo de perspectiva se utiliza cuando se pretende un conocimiento exhaustivo del


terreno, cuando el trabajador social quiere conocer las líneas de fuerza que estructuran
el terreno, determinar los puntos sobre los que va a intervenir. No se puede determinar a
priori lo que es importante y lo que no lo es. Un estudio del medio a partir de este tipo
de delimitación implica, pues, un trabajo importante de reunión de datos, una ausencia
de hipótesis precisas sobre los modos de constitución de las relaciones sobre el terreno.
En este sentido se trata de realizar un "estudio", es decir, la descripción más amplia, más
completa, más enciclopédica posible de un objeto, en este caso un terreno, mientras que
otras aproximaciones

-- que veremos más adelante


-- se acercan a la "investigación" stricto sensu
El principio de base es delimitar la vida social según sus diversas dimensiones y
explorar sistemáticamente cada una. Las dimensiones consideradas son las siguientes:

-- trabajo

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-- esparcimiento y cultura
-- comercio
-- salud y bienestar social
-- hábitat
-- vida política
-- formación
-- vida religiosa
En cada una de estas dimensiones el objetivo es acumular el máximo de conocimientos
por diversos medios de investigación que van desde el tratamiento de documentos
estadísticos a la observación directa. Los trabajadores sociales que realizan un estudio
tal hacen pues una serie de ocho fotografías con un objetivo de gran ángulo de visión. A
continuación, un examen de cada una de estas fotografías permitir recomponer la
realidad social y desgajar los elementos sobre los que podrá apoyarse su intervención

Trabajo.

La primera pista de encuesta trata sobre la población activa y el mercado de trabajo. Los
indicadores principales son:

-- distribución de la población activa por sector de actividad y su peso con


relación a la población global,
-- oferta y demanda de empleo (por edad, sexo, calificación),
-- migraciones ligadas al trabajo (movimiento de población activa entre la zona
estudiada y su entorno próximo y lejano),
-- mano de obra extranjera: proporción y características de los empleos,
-- evolución probable del mercado de trabajo

La segunda pista trata sobre las empresas y fuentes de trabajo:

-- inventario de las empresas y lugares de implantación,


-- tipo de actividad de las empresas (administración, comercio, industria,
servicios, agricultura), y personal,
-- para las empresas agrícolas, distribución de las empresas según la superficie
de explotación y el tipo de producción,
-- evolución de estas empresas (cierre, recesión, desarrollo) y transformación de
su tipo de actividad,
-- zonas industriales o artesanales creadas o en proyecto, número de empresas
instaladas o que han de instalarse en estas zonas

La tercera pista trata sobre las condiciones de trabajo y su impacto social:

-- duración de los tiempos de traslado al lugar de trabajo y medios de transporte


(individuales o colectivos),
-- duración del trabajo y distribución en el tiempo (horario variable, etc.),
-- tasa y frecuencia de los accidentes de trabajo,
-- número de huelgas y conflictos de trabajo,
-- implantación sindical (secciones sindicales, delegados de personal, comités de
empresa),
-- salarios: tasa media en función de las edades, sexo y calificación, medida del
diferencial de salario entre los inferiores y los más elevados,

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-- inventario de las actividades culturales, de esparcimiento, sanitarias y sociales
(mutuales, centros de salud, por ejemplo) ligadas a la vida del trabajo

Comercio.

Una encuesta sobre la vida comercial se centrará en los puntos siguientes:

-- distribución geográfica de los servicios y comercios al por menor,


-- existencia de mercados, centros comerciales, ferias y su frecuentación,
-- frecuencia de cierres y aperturas de comercios,
-- número de quiebras y frecuencia de los cambios de propietarios,
-- transformaciones frecuentes o no de las instalaciones comerciales,
-- hábitos de compra de los consumidores (tiempos y lugares),
-- lista de los grupos y asociaciones de comerciantes y de consumidores

Hábitat

En este sector, el objetivo es analizar cómo se inscriben las relaciones sociales y


políticas urbanas en el marco construido. El estudio de este marco tratar sobre los
puntos siguientes:

-- número y tipos de viviendas (antigüedad, colectiva/individual, número de


habitaciones, insalubridad, confort),
-- distribución del Hábitat en el espacio y fenómenos de segregación social,
-- densidad de población, zonificación urbana,
-- proyectos de construcción,
-- albergues: número, tipo de población, capacidades de acogida,
-- viviendas sociales: número y características,
-- número de personas en lista de espera para las viviendas sociales,
-- tasa de rotación de los habitantes (principalmente en las viviendas sociales),
-- grupos y asociaciones ligadas al Hábitat: asociación de defensa de los
inquilinos, y de defensa del medio ambiente,
-- transportes públicos: líneas y horarios,
-- red de carreteras

A partir de aquí es preciso ampliar el estudio a las representaciones sociales nacidas de


este marco construido: es decir, estudiar los estigmas sociales -- atribuidos por los otros
e interiorizados por los habitantes -- de ciertas zonas y barrios. El lugar de residencia
sitúa siempre a una persona en una categoría social bien definida y condiciona las
actitudes frente a esta persona: habitar el distrito XVI de París o una urbanización de
tránsito de una ciudad de los alrededores provoca un etiquetaje social que puede estar
preñado de consecuencias para las personas, aunque sólo sea en el mercado de trabajo

Formación

El estudio trata sobre las instituciones de formación y su público:

-- inventario de los establecimientos de formación con su ubicación geográfica,


su personal, el contenido de la enseñanza, la esfera de pertenencia (público/
privado),

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-- población en edad escolar,
-- tasa de fracaso en los diferentes exámenes,
-- movimientos migratorios ligados a la escolaridad (alumnos que van a otra
zona o que vienen a la zona estudiada) por tipo de formación,
-- actividades paraescolares (cantinas, centros al aire libre...),
-- asociaciones de padres de alumnos y de estudiantes, sindicatos de docentes,
-- centros de formación específicos para adultos (inventario, efectivos,
características)

Tiempo libre y cultura

Antes de dar los indicadores de esta dimensión, se impone una definición de los
términos. En lo que concierne al tiempo libre, retomamos la definición de Joffre
Dumazedier: "El tiempo libre es un conjunto de ocupaciones a las cuales el individuo
puede dedicarse de buen grado sea para descansar, sea para divertirse, sea para
desarrollar su participación social voluntaria, su información o su formación
desinteresada, después de liberarse de todas sus obligaciones profesionales, familiares o
sociales"." Para la cultura, utilizaremos este término en su acepción común" que remita
a la gratuidad del acto, y se aproxima a la definición de tiempo libre dada más arriba

Partiendo de ahí, es importante subrayar que el tiempo libre y la cultura no son


actividades que el encuestador define como tales, sino actividades calificadas así por las
personas objeto de la investigación. Así, una misma actividad puede ser, para uno, una
actividad cultural o de esparcimiento, y, para otro, una obligación. Por ejemplo, según el
contexto y la persona, pescar con caña u ocuparse de su huerto puede ser una actividad
lúdica o una actividad esencial para la supervivencia. Teniendo en cuenta lo que
precede, los puntos a analizar son:

-- tipología de las actividades culturales y de tiempo libre,


-- distribución de las actividades culturales y de tiempo libre en función de las
características de quienes las practican (edad, sexo, profesión, residencia),
-- distribución de las actividades culturales y de tiempo libre en el espacio y en
el tiempo,
-- impacto de las actividades cultura! es o de tiempo libre sobre el conjunto de
una población (equipo de deportes, por ejemplo),
-- inventario de las asociaciones socioculturales y deportivas,
-- inventario de los equipamientos, su implantación, su frecuentación, radio de
acción

Salud y bienestar social

El procedimiento consiste a la vez en realizar el inventario de las acciones llevadas a


cabo y considerar el análisis de la situación a fin de determinar las características de la
política social y de su adecuación. En este análisis importa tener en cuenta las
características demográficas de la población previendo su evolución, principalmente en
lo que concierne a la pirámide de las edades. Una población que envejece no necesita la
misma política social que una población joven. Por otra parte, es preciso señalar que la
respuesta a ciertas situaciones sociales no pasa solamente por la acción social, sino
también por una acción a otros niveles, económico en particular

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Una lucha contra la delincuencia, por ejemplo, pasa, ciertamente, por una política de
prevención, pero esta última se manifestar poco eficaz si no se obtiene ningún resultado
en el aumento de la oferta de empleo. Dicho esto, los principales indicadores en materia
de salud y bienestar social son:

-- inventario de los equipamientos sanitarios y sociales y su implantación,


-- características de los equipamientos (público/privado, comercial/asociativo),
de su tamaño (número de asalariados, tasa de frecuentación, capacidad de
acogida),
-- tipología de las necesidades cubiertas,
-- análisis de los problemas dominantes y poblaciones implicadas, principal-
mente: estado sanitario de la población, droga y alcoholismo, delincuencia,
prostitución

Vida política

El campo político está estructurado por una serie de organizaciones y de personas que le
dan sus características. Además, conviene indagar sobre los puntos siguientes:

-- inventario de las organizaciones políticas, sus resultados electorales, su


actividad, y las organizaciones parapolíticas (clubes, organismos cívicos...),
-- los funcionarios electos (municipales, cantorales, diputados): pertenencia
política, edad, profesión, lazos con la comuna (trabajo en el lugar o no,
familia originaria o no de la comuna),
-- análisis del presupuesto comunal,
-- lazos entre la municipalidad y la población (reuniones públicas, conferencias
organizadas, boletines municipales...)

Pero, so pena de limitarse a conocer sólo los fenómenos más visibles de este campo, es
preciso ampliar el análisis a otras dimensiones. Así, es de sumo interés analizar bien las
formas y las modalidades de lo que se podría llamar la "notabilización", es decir, la
manera en que se "fabrican" los notables. En este marco, el estudio de las asociaciones
tiene un gran interés. Estas, en efecto, han llegado a ser, principalmente a nivel
municipal, un lugar de producción de notables. No obstante, el término "asociación"
recubre realidades diferentes. En una primera etapa, se puede adoptar la distinción de
Genevieve Pujol entre asociación e institución: "La asociación es un grupo social
organizado según reglas que dependen de la voluntad de sus miembros; la institución es
un grupo social organizado según reglas independientes de la voluntad de sus
miembros".'4 Pero cuando se examinan las asociaciones (bajo su forma jurídica de la
ley de 1901 o asociaciones de hecho), que actúan a nivel municipal, esta definición no
permite establecer una tipología operativa de las asociaciones. Una clasificación que
parta de su modo social de funcionamiento permite distinguir tres tipos de asociaciones:
las asociaciones convivencia les (o "convividles"), las asociaciones reivindicativas y las
asociaciones estatales."' Las asociaciones que denominamos convivencia les agrupan a
un pequeño número de personas; son relativamente cerradas. Tienen como objetivo la
realización de una actividad no ligada a la vida profesional (esparcimiento, cultura,
solidaridad, etc.) por algunas personas que tienen lazos afectivos o de amistad. Se las
puede comparar a ciertas formas de solidaridad local de la sociedad precapitalista
(grupos de edad, de sexo, cofradía) *Asociaciones creadas por las administraciones
públicas que las sustituyen; sirven para facilitar la gestión financiera y del personal que

11
sería mucho más engorrosa si se hiciera dentro de las mismas estructuras públicas. (N.
de la T.)

Las asociaciones reivindicativas son un agrupamiento de personas que tienen en común


la voluntad de defender una reivindicación y que tienen un mínimo de puntos en común
a este nivel. Este tipo de asociación está ligada a la reivindicación: la satisfacción de la
reivindicación conlleva la desaparición de la asociación (Comité de defensa de X). Sin
embargo, la asociación puede mantenerse cuando la reivindicación es bastante amplia y
global, según el modelo sindical (asociaciones ecologistas, asociaciones familiares,
asociaciones de vecinos, asociaciones de inquilinos)

Las asociaciones que llamamos estatales actúan, de alguna manera, como vanguardia
del aparato de Estado, desbrozando y preparando un terreno del que se hará cargo
directa o indirectamente (por la financiación pública de la asociación) el aparato de
Estado. Es el caso de las asociaciones del sector de la educación popular, del sector
sanitario y social, de las federaciones deportivas. En este tipo se pueden igualmente
clasificar las asociaciones creadas por los poderes públicos por razones de comodidad
administrativa o para ser utilizadas como "pantalla". Esta tipología permite clasificar las
funciones de las asociaciones pero no obligatoriamente las asociaciones mismas. Las
asociaciones pueden ser multifuncionales. Así, una asociación puede ser a la vez
reivindicativa y estatal (ejemplo: una asociación de barrio que gestiona un centro de
barrio con financiación municipal); de igual modo, puede ser convivencial y estatal
(ejemplo: una asociación deportiva que gestiona un equipamiento municipal). Además,
a lo largo de su historia, una asociación puede pasar de un tipo a otro. Prácticamente
todas las asociaciones estatales (salvo aquellas de servicios administrativos o las
asociaciones "pantalla") han sido o bien reivindicativas o bien convivenciales (ejemplo:
las federaciones deportivas que con el tiempo pasan desde un grupo pequeño que
practica un deporte a organizaciones nacionales que administran equipamientos y que
tienen decenas de asalariados, o las grandes asociaciones del sector sanitario y social)

Vida religiosa

En cierta medida, con los mismos m‚todos de análisis que los empleados para la vida
política, se pueden elegir, para el estudio de los fenómenos religiosos, los puntos
siguientes:

-- inventario y localización de los lugares de culto,


-- número de ministros de culto para cada religión,
-- medida de la práctica religiosa y características de los practicantes (edad,
sexo, profesión),
-- asociaciones y grupos ligados a una confesión, campos de actividad, recluta-
miento, nivel de actividad,
-- actividades sociales y culturales ligadas a los organismos religiosos

A esto se puede añadir el análisis de los que podrían llamarse "grupos de pensamiento"
que están, a veces, a caballo entre lo religioso en sentido estricto y lo político (los
grupos de la francmasonería, por ejemplo)

12
C. PERSPECTIVA CRONOLOGICA

Este tipo de perspectiva debe privilegiarse cuando se quiere conocer un grupo humano
con rasgos comunes fuertemente marcados que lo distinguen de los otros grupos

Esta aproximación se utiliza, por excelencia, cuando el objeto de estudio es un grupo


étnico minoritario. Pero es también utilizable en el estudio de una aldea o de un grupo
marginal. En este último caso, lo que fundamenta los rasgos comunes de este grupo es
la mirada de los otros, l os procesos de estigmatización social:

"No es en el interior de esta población privada a priori de denominador común, donde se


forma una especie de unidad, sino fuera de ella, en la percepción de la sociedad global,
en la práctica social. La opinión pública califica a las personas en cuestión de
marginales, asociales, inadaptados y, más recientemente, minusválidos sociales. Estos
términos no describen un modo de vida. Sugieren una noción de peligro, de
anormalidad. Designan a una parte de la sociedad como creyéndola capaz de algún acto
aberrante y traducen así, tal vez, un miedo social latente. Tienen una misma
significación pues, a pesar de los matices etimológicos, son empleados de una manera
bastante indiferenciada, a gusto de quienes los utilizan y según la preferencia de la
época.""

La aproximación que presentamos aquí es de tipo etnológico. Se trata de realizar una


investigación de exploración en un grupo, a fin de aislar los "hechos reveladores" de la
vida del grupo. Ahí se encuentra toda la dificultad:

"Finalmente, último problema, y no el menor, relacionado también con las categorías y


los objetivos de la investigación: cómo descubrir los hechos reveladores. Los problemas
que se plantean en los grupos humanos, colectividades o grupos más reducidos, son
complejos y se sitúan, a menudo, a nivel profundo. Nada indica al investigador cuáles
son los criterios significativos. En una investigación de exploración, son, por definición,
desconocidos. Sin duda el investigador podrá acumular de antemano una
documentación estadística concerniente a l a composición de l a población : edad, sexo
y los diversos factores: el nivel de vida, la instrucción, la evolución de las rentas, el
número de televisores o de lavadoras. Estas cifras pueden ser reveladoras, permitir una
hipótesis, pero ¿cómo sienten los miembros de la comunidad sus problemas, cómo los
manifiestan? Es precisamente esto lo que se trata de descubrir, pero ¿porqué medio?
¿Cómo puede estar seguro el observador de que observa efectivamente procesos que
presentan una unidad funcional, y responden a una causa común y no elementos sin
relación entre ellos? "Ninguna técnica puede proporcionar certeza, sólo el conocimiento
de dominios análogos, la experiencia y la reflexión pueden orientar al observador hacia
el descubrimiento de lo que es importante y significativo.""

Uno de los primeros problemas planteados al observador, antes de cualquier cuestión


metodológica, es el de hacerse aceptar por el grupo objeto de la observación

La aceptación del grupo es la clave del acceso a la información, tanto más importante de
adquirir si este grupo está marginado y rechazado. En una situación tal de investigación,
el trabajador social tiene, a la vez, un lugar privilegiado y dificultades importan- tes. El
lugar privilegiado le viene de su posición de intervención: no es un observador exterior
que viene a observar fugazmente cómo vive el grupo. El trabajador social "forma parte
del paisaje"; su presencia no es insólita, no tiene que justificarla. Pero esta posición de

13
participante es también origen de dificultades: el trabajador social no es un "observador
neutro": tiene un mandato institucional. Todas sus preguntas, sus interrogaciones, serán
relacionadas por las personas observadas con este mandato institucional

Detrás de las preguntas, se sospechar n objetivos de intervención, y las respuestas


corren el riesgo de depender más de las expectativas de la población que de su realidad
vivida. Además, es de desear que al equipo de trabajadores sociales que llevan a cabo
este tipo de aproximación, se sumen observadores que no intervienen directamente en el
medio estudiado

Desde el punto de vista metodológico, el procedimiento a privilegiar es la observación


directa, tal como la describe Colette Petonnet: "Sobre el terreno, simplemente hemos
compartido momentos cortos o largos de la vida cotidiana, al arbitrio de los
acontecimientos, de las personas y en las casas, a través de las comidas, las técnicas del
cuerpo, el duelo, el trabajo, el dinero, las relaciones, la otra dimensión aparece con
claridad, poco a poco. Todas las informaciones nos han llegado directamente, sin
intermediarios. Para evitar establecer relaciones sobre una base falsa, nos hemos
abstenido de toda intervención, de toda acción que se pueda prestar a confusión. Hemos
acordado a los hechos y a los gestos de la gente tanta importancia como a su palabra,
aceptando todo lo que nos era dado ver y oír, sin forzar las defensas, sin
cuestionamiento, según el m‚todo artesanal y lento del desciframiento etnológico. Pues
toda su manera de ser es un lenguaje que este libro trata de restituir"." En este "m‚todo
artesanal", importa estar atento no sólo a las palabras y a los gestos de las personas
observadas, sino también a su modo de ocupación del espacio, a su empleo del tiempo,
en una palabra, al conjunto de los momentos de la vida cotidiana restituidos a su entorno
espaciotemporal

En la recolección de datos, el cuaderno de notas

-- eventualmente bajo su forma modernizada del grabador magnetofónico y de


video

-- continúa siendo la principal herramienta. Se trata de acumular las


observaciones anotadas, sin selección previa. Si bien las herramientas
sociológicas clásicas (como el cuestionario, por ejemplo) no han de excluirse
totalmente, la entrevista, registrada o no, es, con todo, el instrumento
privilegiado de recolección de datos. Con esta técnica, el observador puede
recoger las "historias de vida", que son un tipo de aproximación adecuado a un
tal estudio de medio: "La recolección de las historias de vida se inscribe en una
lógica inconsciente de la memoria colectiva y en el marco de una evolución
profunda de los m‚todos y los principios de la creación estética y científica. Las
historias de vida quieren hacer hablar a los 'pueblos del silencio', recogidas a sus
representantes más humildes: desde el pastor de Limoges al emigrado, del
obrero de fábrica al campesino 'bambara' o al pastor 'peul'"." * Este
procedimiento abierto, sin esquema de análisis construido a priori, presenta,
ciertamente, el riesgo de hundir al observador en lo circunstancial e impedirle
tener una visión global del medio estudiado. Pero posibilita también una gran
flexibilidad en la observación, permitiendo, entre otras cosas, no dejar de lado
ninguna de las pistas de investigación inesperadas que pudieran surgir a lo largo
del estudio. Al final, el observador se encuentra con una acumulación de hechos
que debe clasificar, jerarquizar, en una palabra, aislar "hechos reveladores"

14
El objetivo del estudio es la guía que permite una selección y una clasificación del
material de observación acumulado. No existe ninguna manera estándar de
clasificación. Cuando el grupo observado es suficientemente homogéneo, constituye
una unidad social fuertemente tipificada, el modo de clasificación más simple consiste
en seguir las "etapas de la vida", reconstruir la vida del grupo en torno a los
acontecimientos mayores que imponen ritmo a la vida social, desde el nacimiento a la
muerte. Este es un procedimiento bastante clásico en etnología, sobre todo para el
estudio de las civilizaciones sin escritura a fin de dar cuenta de una cultura particular.
Estudiando a los montañeses Arapesh (una tribu de Nueva Guinea), Margaret Mead va
así del "nacimiento entre los Arapesh" al "matrimonio" pasando por la "primera
infancia", el "crecimiento e iniciación del muchacho Arapesh" y "cómo crece y entra en
noviazgo con una joven Arapesh"" *Tribus africanas (N. de la T.)

Más próximo en el espacio, el estudio de Laurence Wylie sobre un pueblo de Vaucluse


(llamado Peyrane), a principios de los años 50, es un buen ejemplo de esta
aproximación por las "etapas de la vida"

La lectura del índice de la obra nos da el modo de clasificación de los datos recogidos
por el autor:

"A la búsqueda de Peyrane";


I Peyrane y sus alrededores;
Il Peyrane y su pasado;
"Crecer en Peyrane";
III La primera infancia;
IV En la escuela;
V La adolescencia "Problemas de la vida adulta";
VI Instalación de l a pareja
-- la vivienda
-- la familia
VII Ganar su vida
-- cómo llegar a fin de mes
-- el arte de reducir los gastos
-- fracasos y éxitos en el plano económico
-- el crédito
VIII Higiene y salud
IX Las relaciones sociales
X Peyrane y el mundo exterior
"Ocio de los adultos" :
XI En el café
-- el propietario del café
-- el juego de bochas
-- el juego de cartas la "belote"
-- el cine
XII En el hogar
XIII Fiestas locales
-- las fiestas de antes
-- la Fiesta de Todos los Santos
-- la misa de Nochebuena
-- la fiesta de San Miguel
XIV Las actividades de grupo

15
-- el banquete de los bomberos
-- las cooperativas
-- la sociedad de caza
XV La distracción ideal "Pasar sus últimos días en Peyrane":
XVI La vejez

Por otra parte, la aproximación de este etnólogo norteamericano subraya la necesidad de


una familiarización lenta con el lugar: para realizar su estudio, ha vivido con su mujer y
sus hijos durante un año en el pueblo de Peyrane y la frecuentación de la escuela
primaria por sus hijos ha sido, para ‚l, una preciosa fuente de información

16
Doncel, C. (1997), LAS HISTORIAS DE VIDA. Un instrumento para indagar en la realidad social.
(Apuntes). en http://perso.wanadoo.es/cdoncelr.

LAS HISTORIAS DE VIDA.


Un instrumento para indagar en la realidad social.
(Apuntes)

SUMARIO

LAS HISTORIAS DE VIDA. UN INSTRUMENTO PARA INDAGAR EN LA REALIDAD SOCIAL..........................1

(APUNTES)...........................................................................................................................................1

ANTECEDENTES ...................................................................................................................................1

LA HISTORIAS DE VIDA UNA TÉCNICA DE INVESTIGACIÓN CUALITATIVA ..............................................3

Algunas desventajas de las historias de vida.......................................................................................3

ESQUEMA: ELABORACIÓN DE UNA HISTORIA DE VIDA ..........................................................................4

BIBLIOGRAFIA .....................................................................................................................................7

Antecedentes
Las historias de vida se enmarcan dentro de una de la corrientes metodológicas más importante
en la s Ciencias Sociales.

Si metodología designa el modo en que enfocamos los problemas y buscamos las respuestas:
las Historia de Vida son una forma particular de ello.
En las Ciencias Sociales han prevalecido dos perspectivas teóricas principales: el positivismo y la
fenomenología.

La primera tiene su origen en los teóricos del siglo XIX y pricipios del XX (A Comte y E.
Durkheim) Busca los hechos o causas de los fenómenos sociales con independencia de los
estados subjetivos de los individuos. Durkheim afirma que el científico social debe considerar
los hechos o fenómenos sociales como “cosas” que ejercen influencia externa sobre las
personas.

La fenomenología tiene una larga historia en la filosofía y la sociología, autores como Berger,
Luckman, Schutz avalan esta corriente. En sentido amplio se utiliza en las ciencias sociales para
designar una tradición preocupada por la comprensión de los fenómenos sociales a partir del
sujeto.

Quiere entender los fenómenos sociales desde la perspectiva del actor. Examina el modo en se
experimenta el mundo desde los actores sociales. La realidad que importa es lo que las
personas perciben como importantes.

En definitiva si el positivismo busca la explicación de los hechos sociales, la fenomenología


pretende la comprensión de los fenómenos sociales
LAS HISTORIAS DE VIDA.
Un instrumento para indagar en la realidad social.

Ambas perspectivas teóricas requieren diferentes metodologías:


El positivismo busca las causas principalmente con cuestionarios, estadísticas,
estudios demográficos,....
El fenomenólogo busca la comprensión de lo que acontece a través de métodos
cualitativos, observación participante, entrevistas en profundidad, historias de
vida,…

Las técnicas cualitativas, observación, biografías, relatos, entrevistas son tan antiguas como la
historia escrita, historiadores y viajeros, desde Herodoto pasando por Marco Polo, podrían ser
ejemplos que dan testimonio de la utilización de esos métodos.

A partir del s.XIX se utilizan conscientemente como instrumento de la investigación social.


Primera obra sociológicamente científica Frederik LePlay (1855) La clase obrera Europea;
estudio sobre familias y comunidad europeas , utiliza la observación participante: observación
empírica e inferencias esenciales

En Antropología el trabajo de campo y la observación participante hizo valer sus méritos como
técnicas para el conocimiento de la realidad social hacia principios de siglo (F. Boas, B.
Malinowski)

En Ciencias Sociales, le cabe el mérito de haber introducido las historias de vida en el mundo de
los científicos sociales como un instrumento más de observación y análisis a la escuela de
Chicago (1910-1940).

Esta técnica es utilizada en estudios sobre la vida urbana tales como: The Hobo de Anderson,
The Taxi-dance de Cressey, The gang de Thrasser, The jack-roller de Shaw, Ladrones
profesionales de Sutherlan.

También existe una amplia bibliografía sobre temas que tiene que ver con la vida de lo
inmigrantes y sus familias. Tempranamente sociólogos vinculados a la Escuela de Chicago como
Thomas y Zaniecki realizan 1918-1920 un estudio sobre las familias campesinas polacas que
emigran a América (The polish peasant in Europe and America.)

A pesar de la importancia de estos estudios el interés por los métodos cualitativos declinó con
la preeminencia de la grandes teoría (Parsons, 1951) y de los métodos cuantitativos. A partir
de 1960 resurgió la tradición cualitativa (Becker, 1963; Goffman, 1961)1

En la actualidad es dificil diferenciar la investigación sociológica cualitativa y lainvestigación


antropólógica o de otras disciplinas enmarcadas en las ciencias sociales. Ejemplos de esto lo
encontramos en: Liebow, 1967, Tally’s Corner, Whyte, 1955, Street Corner Society; Suttles,
1968, The social order of the Slum.

1
Becker, H., (1971), Los extraños. sociología de la desviación. Buenos Aires. Tiempo
contemporáneo.
Goffamn, E., (1972), Estigma. Buenos Aires. Amorrortu.
Goffamn, E., (1972), Internados. Buenos Aires. Amorrortu.
Goffamn, E., (1975), Problemas de la juventud en una sociedad organizada. Barcelona.
Península.

2
LAS HISTORIAS DE VIDA.
Un instrumento para indagar en la realidad social.

La historias de vida una técnica de investigación cualitativa

A diferencia de las entrevistas estructuradas en las que a todas las personas se les formula las
preguntas en términos idénticos, en las historias de vida se utiliza técnicas similares de las
entrevistas en profundidad:
Es decir, se tratan de entrevistas flexibles y dinámicas, no directivas, abiertas, e implica
encuentros reiterados cara a cara entre el investigador e informante. Estos encuentros van
dirigidos hacia la comprensión de las perspectivas que tienen los informantes respecto de sus
vidas, sus experiencias o situaciones, tal como las expresan con sus propias palabras.
Se ha de seguir el modelo de una conversación entre iguales, en contraposición a un
intercambio formal de preguntas y respuestas.
En un comienzo debe avanzarse lentamente, lo fundamental es establecer una relación de
empatía con el informante, aprender como habla, procurar que se sienta cómodo, comprender
aquellas cosas que son importantes para él.
El investigador debe aprehender las experiencias destacadas de la vida de las personas y las
definiciones que esas personas aplican a tales experiencias.
La historia de vida presenta la visión que de su vida que tienen las personas con sus propias
palabras
El investigador debe solicitar activamente el relato de las experiencias y los modos de ver de la
persona, para finalmente construir la historia como producto final

Algunas desventajas de las historias de vida


Los datos son enunciados verbales o discursos
Los relatos son susceptibles de producir las mismas falsificaciones, engaños,
exageraciones y distorsiones que caracterizan el intercambio verbal
Puede haber discrepancia entre los que se dice y lo que realmente se hace
La gente ve el mundo con lentes distorsionadoras
Se dice y hacen cosas distintas según la situaciones (R. LaPiere, 1934-35; visita con
una pareja china 251 hoteles solo uno no les dio albergue, seis meses mas tarde envía un
cuestionario y de los 128 que contestaron solo uno respondió que aceptaría chinos).

3
LAS HISTORIAS DE VIDA.
Un instrumento para indagar en la realidad social.

Esquema: Elaboración de una historia de vida

ETAPA INICIAL:
Definir los objetivos y el tema central ( e hipótesis si hay).
Justificación del método escogido.
Delimitar la unidad de análisis (comunidad, grupo profesional, colectivo, etc.)
Recopilar previamente documentación existente sobre el teme de investigación.
Explicitar los criterios de selección del o de los informantes. Pueden ser escogidos:
.Al azar
.Por aproximación al universo de análisis (haciendo servir censo, padrones, etc.. o técnicas
como encuestas).
(Se pueden escoger ambos métodos).
- Importancia de encontrar al informante ideal.

ETAPAS SIGUIENTES
Aspectos que se han de pactar con el informante:
Las finalidades de la investigación.
La forma como se registrará la información (cassette,...).
El acceso que terceras persones puedan tener a la información .
El tema del anonimato, camuflaje de situaciones, de lugares de personas.
Perspectivas de publicación del material.
Compensación.

FASE DE ENTREVISTA
Aspectos importantes Selección de buenos informantes.
Buena armonía y entendimiento (empatía).
Buena disposición del investigador y paciencia.

4
LAS HISTORIAS DE VIDA.
Un instrumento para indagar en la realidad social.

Se ha de buscar personas que respondan a un perfil característico y representativo del universo


sociocultural que se está estudiando. (Gente integrada en su medio, que dispone de tiempo, de una
buena historia, capaces de reflexionar sobre su experiencia personal e implicados en la realidad
colectiva

Formas de hacer un 1. Localizar documentos personales (narrativas autobiografías, diarios, correspondencia, etc.)
relato biográfico 2. Encargar una narración o grabación de su biografía en solitario.
3. Entrevista biográfica (diálogo abierto, respuestas claras, cronología precisa, referencias
explicativas referentes a terceras persones, ambientes, lugares concretos, ...). Cuanta mas
precisión, mas validación objetiva con otras fuentes. Aquí se incluyen también los relatos
biográficos.
4. La observación participante.
Reglas para realizar la 1. Garantizar la comodidad del informante.
entrevista 2. Estimular les ganas de hablar de nuestro informante. Sugerir el dialogo y la confidencia evitar
respuestas afirmativas o negativas.
3. Las preguntas durante la entrevista no deben ser de carácter múltiple, deben ser claras, no
deben inducir al error.
4. El encuestador no ha de hablar si no es necesario. Ha de llenar los silencios (pedir precisión de
hechos, de fechas, de detalles,...)
5. Evitar dirigir excesivamente la entrevista (no hacer preguntas concretas, ni cerradas que quitan
espontaneidad).
6. La entrevista mas problemática es la primera, o entrevista piloto, sirve para establecer el primer
contacto y de esta forma conseguir un primer borrador general de su biografía (grandes etapas
de la su vida), que será un punto de referencia si el informante padece algún tipo de "lapsus".
7. En las siguientes entrevistas comenzar repasando la transcripción del día anterior, comentándola
y/o completándola
8. Las sesiones debe durar tanto tiempo como la entrevista pueda mantenerse sin agotar al
informante.
9. El informante debe expresarse sin interrupciones solo en casos extremos debe orientarse la
entrevista hacia otros temas
10. El éxito depende en gran medida del grado de confianza y de cordialidad establecidas con el
informante ( feedback ).
11. Ha de haber una aceptación del sujeto y sus circunstancies, es una cuestión de ética profesional.
Grabación de la 1. Cassette, "autoreverse", cinta 90". (para garantizar la continuidad).

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LAS HISTORIAS DE VIDA.
Un instrumento para indagar en la realidad social.

Entrevista 2. Un dictaphone para la transcripción, esto permite la sincronía entre lo mecanografiado y la


audición.
3. La literalidad es un tema delicado, Una propuesta:
1. .Revisar les errores de concordancia morfológica.
2. .Recoger pausas, énfasis, etc., en símbolos.
3. .Mantener todas las expresiones, giros y "jerga“
4. Hacer constar si se ha manipulado.
Soporte Informático 1. Confeccionar un archivo con la transcripción literal de la entrevista
2. Realizar una cronología de las etapas mas importantes del informante.
3. Realizar un registro de las personas citadas durante la narración
4. Realizar esquema organizativo sobre los temas a tratar (socialización, trabajo, experiencias
migratorias, asociacionismo, movilidad socioprofesional, creencias religiosas, valores, ideología
política, alienación cultural, procesos de desviación y marginalización o exclusión…)
Análisis e Interpretación 1. Elaboración de una ficha técnica con los datos biográficos del informante
2. Elaboración de las historias de vida
3. Justificación de la selección de un caso único.
4. Justificación de la validez del estudio del o de los casos en relación con los objetivos.
5. Explicación del procedimiento empleado
6. Realizar una descripción objetiva y sistemática. Eventualmente se pueden cuantificar aspectos
que se consideren relevantes

6
LAS HISTORIAS DE VIDA.
Un instrumento para indagar en la realidad social.

Bibliografía
Bertaux, Daniel, (1980), “L’approche biographique; sa validité méthodologique, ses
potentialités” en Cahiers Internationales de Sociologie, vol. LXIX. pp. 197-225.
Ferrarotti, F., (1980), “Les biografías comme instrument analyttique et interprétatif” en Cahiers
Internationaux de Sociologie, vol. LXIX, p. 227-248.
Ferrarotti, F., 1980, “Les biografías comme instrument analyttique et interprétatif” en Cahiers
Internationaux de Sociologie, vol. LXIX, p. 227-248.
Pujadas, J.J., (1992), El método biográfico: el uso de las historias de vida en ciencias sociales.
CIS. Madrid.
Sarabia, B., (1986), “Documentos personales: historias de vida” en García Ferrando, J.; Ibáñez,
J.; Alvira, F., (1990), El análisis de la realidad social. Métodos y técnicas de
investigación. Madrid. Alianza.
Taylor, S.J..; Bogdan, R. (1986), Introducción a los métodos cualitativos de investigación.
Barcelona. Paidós.

7
II CONGRESO ESTATAL DE ESCUELAS DE TRABAJO SOCIAL
GLOBALIZACIÓN Y TRABAJO SOCIAL
Aula de comunicaciones
Aula 6 Nuevas técnicas e instrumentos renovados de investigación
Madrid, septiembre 1998

Comunicación:
La Investigación un instrumento para la Intervención Social

Concha Doncel Rasillo


Antropóloga
Margarita Pradell Evans
Diplomada en Trabajo Social
Profesoras del ICESB - EUTS
Universidad Ramon Llull

El planteamiento de esta comunicación tiene un carácter preferentemente


práctico.

No se pretende entrar en cuestiones metodológicas sobre la pertinencia o no


de determinados paradigmas de investigación, y por tanto no haremos un
repaso de aquellos métodos que hoy en día se están utilizando con mayor o
menor eficacia en el ámbito de la investigación social. No obstante, esto no
obvia el hecho de que las autoras a tenor de su formación y experiencia
puedan decantarse por unos u otros paradigmas, según los objetivos de la
propia investigación o intervención, o simplemente según un planteamiento que
obedece a una opción personal-profesional.

Dicho esto, la base de nuestra propuesta consiste en la convicción de que la


investigación debe ser una actividad presente en la práctica de los
profesionales que tienen unas responsabilidades directas en la aplicación de
programas sociales y que, por tanto, su ámbito profesional es la intervención
social.

Investigar es conocer la realidad (ya sea esta, considerada como única o


diversa, o como delimitada o inaprehensible), y si bien, parece obvio que esa
realidad es cambiante, y si esto siempre ha sido cierto, creemos que la
percepción de esta circunstancia es hoy mas patente que nunca. En la
actualidad la sociedad evoluciona tan rápido que las personas que tenemos la
responsabilidad de formar a futuros profesionales a duras penas somos
capaces, o bien carecemos de los instrumentos, para reconocer la naturaleza
de esos cambios, y esto en el mejor de los casos, es decir en el supuesto de
que seamos conscientes y responsables ante esta realidad. Para abundar más
en la complejidad del fenómeno, si antes podíamos hablar de fenómenos que
de una u otra forma estaban delimitados espacialmente, ya fuese una
comunidad, una institución o grupos sociales, donde espacio y sociedad
conformaban dos realidades que de alguna manera andaban parejas de forma
La Investigación un instrumento para la Intervención Social

indisoluble, hemos de admitir que esas dos dimensiones no son suficientes, o


no lo son en los términos tradicionales. Sobre todo, debido al gran desarrollo de
las tecnologías de la información, nuestras sociedades ya no tienen un lugar
determinado, sino que hemos de hablar de una sociedad con una realidad local
y una sociedad con una realidad global. Manuel Castells nos habla de una
nueva forma espacial, que el denomina el espacio de los flujos, es decir, según
sus palabras "la organización material de las prácticas sociales en tiempo
compartido que funcionan a través de los flujos", [flujos de capital, de
información de tecnología, de interacción organizativa, flujos de imágenes,
sonidos y símbolos]. Los flujos no son sólo un elemento de la organización
social: son la expresión de los procesos que dominan nuestra vida económica,
política y simbólica". Suponemos que el título de este congreso responde a
esta sensibilización.

Por tanto y sin extendernos en más consideraciones hemos ser capaces de


percibir las realidades sociales en sus manifestaciones locales, pero también
en la multiplicidad de interrelaciones que trasciende esa localidad y que hacen
de ella algo en permanente cambio. Continuando con Manuel Castells "El
espacio del poder y la riqueza se proyecta por el mundo, mientras que la vida y
la experiencia de la gente se arraiga en lugares, en su cultura, en su historia.
Por lo tanto, cuanto más se basa una organización social en flujos ahistóricos,
suplantando la lógica de un lugar específico, más se escapa la lógica del poder
global del control sociopolitico de las sociedades locales/nacionales con
especificidad histórica."

Después de este preámbulo que pretende contextualizar los objetivos finales


que orientan nuestra experiencia como formadores de profesionales de la
intervención social debemos preparar y al mismo tiempo participar en la
instrucción del conocimiento de aquellos métodos y técnicas más adecuadas
para conseguir conocer e intervenir en una sociedad real.

Investigar es conocer, e investigar sobre el terreno, a partir del conocimiento


que las persona tienen de su propia realidad, es intervenir. En cierta forma es
poner en evidencia que las claves del cambio están donde la gente vive los
hechos que acontecen, nuestra labor consistiría en saber recopilar, analizar e
interpretar ese conocimiento que aportan.

Hace dos años académicos presentamos un proyecto en el que nos


planteábamos como objetivos,
x En primer lugar iniciar un ámbito novedoso en nuestro país, en la práctica
del Trabajo Social englobado en un marco teórico de las ciencias sociales
planteado a partir de la Ecología y Antropología Urbanas, el Desarrollo
Comunitario y las Intervenciones de Rehabilitación que se están llevando a
cabo en los últimos años en Centros Urbanos Históricos y, también, en
barrios y municipios creados en los años de las inmigraciones masivas de
Cataluña (proyectos europeos de ayuda para el desarrollo de áreas
degradadas).
x Por otra parte permitir la presencia de los centros de formación de
profesionales en Planes Pilotos de Intervención Global en el Territorio y de
Trabajo Interdisciplinar.

2 C. Doncel ; M. Pradell
La Investigación un instrumento para la Intervención Social

x Y finalmente favorecer la homologación con prácticas profesionales mas


ajustadas a la realidad profesional europea.

Inicialmente el objetivo del proyecto se planteó como la creación de un nuevo


espacio de prácticas con la finalidad de plantear la obertura a nuevos mercados
de trabajo, es decir, el desarrollo de un proyecto de investigación e intervención
sobre necesidades sociales y calidad de vida para su implementación en
colaboración las entidades ciudadanas de la comunidad, renovando el bagaje
profesional que permita afrontar nuevas realidades y consolidar un espacio
profesional autónomo de las políticas sociales públicas. Se trata de ir hacia
políticas basadas en la participación ciudadana. Por tanto, incorporarse a
trayectorias más europeas caracterizadas por una heterogeneidad de
profesionales y prevenir comportamientos estancos obstaculitzadores de una
intervención social transformadora y favorecedora del cambio social.

Esto adquiere especial relevancia en los momentos actuales en los que se


percibe un estancamiento de plazas públicas y la derivación de muchos
servicios a la iniciativa privada. Cada vez más se necesitarán profesionales
capaces de adaptarse a una situación sociopolítica que tiende a una sociedad
civil integrada en un movimiento participativo de acción social, generador de
iniciativas en espacio que deja al descubierto el Estado de Bienestar. En
términos más pragmáticos nos permitiría iniciar trayectorias profesionales que
permitan paliar un problema ya evidente, la falta de oferta pública.

El proyecto que de forma experimental se ha elaborado durante dos años


académicos se planteó como un modelo compatible con el de las prácticas
tradicionales. Con la diferencia de que se trata de un proyecto que va dirigido a
una colectividad y trasciende el nivel individual o familiar. Ambiciona diseñar un
proyecto de intervención en una colectividad, ya sea un grupo social o una
colectividad delimitada geográficamente y afectada per una problemática
determinada. Esta problemático puede incluir tanto categorías grupales como
locales, y en la fase de realización, que a la vez es de formación, se diferencian
claramente lo que son elementos de análisis y elementos de intervención..

En definitiva, siguiendo a C. de Robertis y H. Pascal, se pretende aportar


elementos de intervención colectiva, complementarios a los de intervención
individual o familiar en una perspectiva de una acción profesional favorecedora
del cambio y de la transformación social.

Un proyecto de este tipo plantea como requisito el disponer de tiempo preciso


para realizar el trabajo de campo en el territorio o con el grupos sociales que
sea campo de intervención

Nuestra propuesta actual se dirige hacía la creación de un espacio flexible de


formación en la práctica que combine la técnicas tradicionales de intervención a
partir de las necesidades explicitadas de forma individual o familiar y técnica
interdisciplinares que permitan la intervención a partir de necesidades reales
detectadas.

3 C. Doncel ; M. Pradell
La Investigación un instrumento para la Intervención Social

Esto académicamente plantea problemas a resolver, de adaptación a los


planes de estudio y, también, y por descontado, de la concienciación de los
profesionales y administradores académicos.

En definitiva la forma práctica de realización del proyecto tendría que partir de


las técnicas de investigación e intervención que el futuro profesional ha
asimilado en sus años de formación: observación participante, entrevistas en
profundidad, aplicación de cuestionarios, conocimiento del medio y de las
instituciones...

Constarían de fase diferenciadas.

Fase preparatoria que se trabajaría desde el centro docente:

x Elaborar les hipótesis de trabajo


x Objetivos de la investigación en la estrategia del proyecto de intervención
x Elaborar los cuestionarios
x Fase de diseño de los instrumentos de observación y recogida de datos
(cuestionarios, entrevistas, observación, registros,...)
x Puesta a prueba de los instrumentos y reelaboración
x Iniciar el trabajo de datos de población (datos demográficos, registros de los
centros o instituciones,...)
x Visita e informes de los centros visitados
x Aplicación de los cuestionarios en el lugar de prácticas

Trabajo de campo, análisis. Diseño del proyecto de intervención

x Registro de la información recogida en el primer quadrimestre (introducción


de las datos de los cuestionarios, de les entrevistas, de la observación,...)
x Teoría de análisis de datos (análisis estadístico y análisis de contenido)
x Análisis de los dato
x Elaboración de las conclusiones
x Redacción del informe
x Evaluación operativa de los resultados: necesidades detectadas versus
necesidades expresadas
x Diseño del proyecto de intervención
x Presentación del proyecto

4 C. Doncel ; M. Pradell
La Investigación un instrumento para la Intervención Social

A continuación expondremos algunos resultados del trabajo realizado. Los


datos corresponden al proyecto realizado durante el curso 1996/97, por
premura de tiempo no nos ha sido posible presentar los del curso 1997/98. En
ambos cursos los proyectos fueron realizados por dos profesoras (las autoras
de esta comunicación) y dos grupos de alumnos de prácticas de 3º.

Necesidades y rehabilitación de vivienda en el "Casc Antic" (Ciutat Vella):

La Asociación de Vecinos del “Casc Antic” es una entidad situada en el sector


mas oriental (zona estadística de Parc) del distrito de Ciutat Vella, desde hace
muchos años, esta asociación se distingue por sus continuas iniciativas y
proyectos hacia los vecinos del barrio (la calidad de vida del barrio y de sus
habitantes).

En 1996 en el marco de la aplicación del ARI de Ciutat Vella, surge la


necesidad de identificar las necesidades de los vecinos. De aquí parte la
propuesta de la Asociación de Vecinos de realizar un proyecto integrador de
aspectos sociales y aspectos técnicos entorno de la rehabilitación de vivienda.
A partir de ese momento se ponen marcha dos equipos de técnicos (del ámbito
social, un equipo de profesionales del trabajo social y de las ciencias sociales,
y del ámbito técnico un equipo de arquitectos técnicos1) para iniciar un estudio
de prospección y diagnóstico de la situación real de la población sobre la que
se quiere intervenir y de sus necesidades:

Los objetivos del plan de intervención se articularían entorno de tres ejes:


x Arquitectónico: rehabilitar o renovar las viviendas
x Social: mejorar la calidad de vida de los vecinos
x Encontrar soluciones alternativas y complementarias a la aplicación del
plan

La problemática de los barrios del centro histórico de Barcelona forma parte de


una dinámica común a otros centros históricos similares de algunas ciudades
europeas, las cuales han crecido entorno de un centro urbano histórico. Este
proceso de crecimiento urbanístico, en cierta forma prototípico, en muchos
casos, ha generado un área central, que con el transcurso del tiempo se ha
convertido en un espacio urbanístico degradado.

No obstante, siguen siendo espacios urbanos de un gran valor patrimonial


histórico y arquitectónico, sin plantearnos el valor que como imagen de la
ciudad tienen cada día con más intensidad. Este aspecto, permite a las
administraciones públicas plantearse su rehabilitación y revitalización, y por
tanto, también su rentabilidad.

1
Se establece un convenio con el ICESB-Escuela Universitaria de Trabajo Social – URL y la
Escuela Universitaria Politécnica de Barcelona – UPC
El estudio es llevado a cabo por estudiantes del ultimo curso de trabajo social en periodo de
practicas y por estudiantes de la UPC que desarrollan sus proyectos de fin de carrera.

5 C. Doncel ; M. Pradell
La Investigación un instrumento para la Intervención Social

Por su ubicación en el plano de la ciudad estos centros urbanos configuran


espacios centrales de la ciudad industrial, financiera y de servicios con un gran
valor catastral y comercial. Es el centro de los negocios, de la administración,
de la cultura y del ocio.

La especificidad de este proceso acarrea una serie de problemas


característicos que dificulta su intervención. Por una parte el tipo de población
corresponde a sectores marginales urbanos o en riesgo de marginación. El
perfil social podría definirse en síntesis por las características siguientes:
x Una población activa muy pequeña
x Gran número de personas mayores con pensiones, contributivas o no,
muy bajas.
x Concentración de personas de diversos orígenes geográficos y
culturales recién llegados a la ciudad. Inmigrantes extranjeros con
múltiples problemas de integración (trabajo, permisos de residencia,
familia,...).
x Pequeños comerciantes que pagan alquileres muy bajos.
x Grupos marginales que desarrollan su actividad en este entorno
(problemas de drogadicción, prostitución, familias monoparentales sin
recursos económicos,...)

Por otro lado el estado de conservación y calidad de la vivienda corresponden


a un uso continuado durante años sin ninguna intervención para su mejora o
buena conservación. Se trata de:
x Viviendas muy degradadas sin los servicios mas elementales
x El régimen de tenencia de la vivienda (alquiler, propiedad horizontal, y
vertical,....) responde a diferentes tipos que generan expectativas
diferentes, y a veces, procesos de inercia favorecedores de una
degradación paulatina que dificulta cualquier acuerdo para el
establecimiento de procesos de cambio y mejora.
x Consecuencia de todo ello, es la presencia de problemas sociales y
estructurales en edificios y viviendas.

El diagnóstico y prospección de necesidades se elabora a partir de una


metodología de observación de la realidad, abierta y flexible que pretende
recoger la opinión de los diferentes actores sociales que actúan en el barrio Se
inicia el estudio a partir un reconocimiento primario del territorio y sus servicios
y de las entidades que intervienen en la zona (servicios sociales, socio-
sanitarios, de educación, vecinales, ....). Se elabora un cuestionario para
realizar entrevistas a los vecinos y poder valorar la situación de las familias. El
cuestionario se estructura en diferentes ámbitos, aparte de los datos de
identificación del entrevistado, se recogen aspectos sobre la composición de la
familia, la situación laboral, aspectos de salud asociados al entorno,
indicadores de integración, percepción y grado de integración en el barrio,
conocimientos de las instituciones que actúan, estado de las viviendas y
expectativas de reforma. También se recogen indicadores sobre la capacidad
económica de las familias e indicadores de confort de las viviendas.

6 C. Doncel ; M. Pradell
La Investigación un instrumento para la Intervención Social

Se realizan 125 entrevistas en la Zona de Actuación Preferente del Casc Antic


indicada por la Asociación de Vecinos, delimitada por las calles Comerç, Allada
Vermell, Pl. Sant Pere y Fusina. Las entrevistas se realizaron en los domicilios
de las familias:

Analizando los datos podemos destacar que las personas entrevistadas tienen
una edad media de 55,3 años, estando la moda entorno de los 65 años, lo que
nos permite decir que es una población eminentemente mayor, aunque en la
franja de 25/29 año se puede apreciar un cierto cambio de tendencia en cuanto
a la presencia de población más joven, dato que coincide con una cierta
percepción de algún flujo inmigratorio de jóvenes que eligen el barrio como
lugar de residencia.

En cuanto a la procedencia de las personas se demuestra que es un barrio de


población estabilizada, ya que destaca que el 53 % ha nacido en Catalunya, de
los cuales el 49% son de Barcelona. El 31 % han nacidos en otras regiones de
España, y el resto en América Latina o Europa. Es de destacar que en este
sector concreto no se entrevistó a ninguna persona procedente de Africa o
Asia. En cuanto a la fecha de llegada a Barcelona no hay ninguna significativa,
aunque se podría apreciar un cierto incremente en los últimos 15 años. Lo cual
nos permite decir que existe un flujo débil pero continuo de afluencia a la zona.

En cuanto al nivel de instrucción podemos afirmar que más del 50% tiene
estudios primarios, un 9% no sabe leer y escribir, únicamente el 18% tiene
estudios universitarios. Si estos datos los contrastamos con las edades de la
población se puede afirmar que los niveles más bajos de instrucción coinciden
con las personas de más edad. Los niveles de instrucción son muy similares
entre las personas que son cabeza de familia y las que con lo son, con una
cierta superioridad de los primeros.

La situación laboral puede describirse una población que cuenta con un 45.6%
de no activos, y un 46% de población activa en paro. Es decir, la ratio entre
población no ocupada y ocupada sería 2.3 a 1 aproximadamente2.

En las viviendas habita mayoritariamente solo una familia, siendo en el 84% de


los casos personas solas, pero 1/3 de las personas entrevistadas manifiestan
tener familia viviendo en el barrio.

En mas del 50% de las personas entrevistadas se consideran que no tienen


problemas de salud, destacando en el otro 50% enfermedades propias de las
personas mayores y solo un 27 % cree que el estado de su vivienda dificulta o
influye en su enfermedad crónica, o están en situación de riesgo.

Las rentas de la muestra son bajas, estando el 70% por debajo de 150.00
pts/mes y el 41% por debajo de la 100.000 pts/mes; (de 21 personas no se
obtuvo información)

2
Téngase en cuenta que la población entrevistada eran las personas mayores de edad que
estaban en su domicilio de los cuales 63.% eran cabezas de familia y del 37% restante casi el
80% era el cónyuge.

7 C. Doncel ; M. Pradell
La Investigación un instrumento para la Intervención Social

En cuanto al régimen de tenencia de la vivienda el 54% de los entrevistados


tiene la vivienda en propiedad y aproximadamente el 78% compró el piso a
partir del 1970. Los alquileres oscilan entre las 4000 y las 75.000 pts/mes, de
los cuales el 73% están entre 4000 y 40000, y el 42% entre 4000 y 15000
pts/mes

La media de superficie de las viviendas es de 66 m2., pero el 50% tiene menos


de 60% y lo mas habitual es 40 m23. Por tanto podemos afirmar que se trata de
pisos pequeños y que en general tienen un gran número de estancias.

En cuanto a las reformas el 80% de los propietarios y el 64% de los inquilinos


afirman haber hecho alguna reforma en la vivienda, y únicamente un 12.8%
tienen previsto hacerlas, sin que hay grandes diferencias según el régimen de
tenencia. Hay una mayor tendencia por parte de inquilinos y realquilados
manifestar su deseo de hacerlas.

De las 125 viviendas 75 tienen agua de depósito, siendo el 55% propietarios.


Habiendo 18 viviendas que carecen de agua caliente en cualquier estancia de
la casa. En cuanto al suministro eléctrico 25 viviendas tienen contratada una
potencia de 125 w. La gran mayoría utiliza el butano como sistema de
calefacción

No obstante lo dicho, el 83% de los entrevistados manifiesta un grado de


satisfacción respecto de su piso, entre normal y muy satisfecho, siendo estos
últimos el 36% del total.

Este rápido retrato a partir de las entrevistas de los vecinos del barrio
entrevistados, nos permite resumir que la población estudiada no se aleja en
gran medida del retrato inicial. El bajo nivel económico, la antigüedad de la
vivienda, el bajo nivel de mantenimiento de la vivienda, el media de edad
elevada y el bajísimo porcentaje de población que trabaja, plantea un reto a la
hora de aplicar los planes de intervención urbanística. Especialmente, cuando
una parte importante de esa intervención descansa en el supuesto de una
rehabilitación de vivienda a partir de la iniciativa privada. Si no se arbitran
ayudas muy especiales para esta población el éxito de dicha intervención se
verá muy mermado.

La descripción y escueto diagnóstico de la situación nos permite plantearnos el


avanzar hacia nuevos planteamientos respecto a formas específicas de
desarrollo en colectividades de entornos urbanos históricos. La integración de
un proceso de desarrollo comunitario a través de la realización de planes de
vivienda o de reforma con participación de los usuarios, puede ser un
importante elemento de potenciación de recursos y de la capacidad creativa de
los profesionales del Trabajo Social, así como, de desbloquear procesos
inmovilistas y de resignación, o intervenciones traumáticas para las personas
desde los planes urbanísticos. La vivienda como problema acuciante, y sentido
por todo grupo social como algo esencial para el desarrollo de una vida digna e

3 Todos estos datos son valores según la respuesta del informante, en ningún caso se ha
procedido a medir las viviendas

8 C. Doncel ; M. Pradell
La Investigación un instrumento para la Intervención Social

integrada puede ser un importante elemento potenciador de esa capacidad,


siempre que exista una voluntad sincera de ese desarrollo.

La finalidad de cualquier intervención debería ser la génesis de un movimiento,


que permitiese promover una vida mejor para la comunidad con su
participación activa, y a ser posible su iniciativa. Si esa iniciativa no se genera
de forma mas o menos natural debería plantearse aplicar una serie de técnicas
para levantar ese movimiento y estimularlo a fin de asegurar una respuesta.

Barcelona, septiembre 1998

9 C. Doncel ; M. Pradell
García Ferrando, M., Ibáñez, J., Alvira, F, (1993), El análisis de la realidad social
Métodos y técnicas de investigación. Madrid. Alianza Universidad Textos

SUMARIO

1. El movimiento de las encuestas sociales en los orígenes de la sociología científica141


2. Desarrollo reciente de las encuestas sociales......................................................... 143
3. Temas de estudio a través de encuestas ................................................................. 144
4. Organización de la investigación social a través de encuesta................................146
CONCEPTOS Y ACTIVIDADES EN UNA INVESTIGACION SOCIOLOGICA A
TRAVES DE ENCUESTA CON CUESTIONARIO ...................................................148
5. Tipos de entrevista ................................................................................................. 149
6. El cuestionario ....................................................................................................... 151
6.1. La formulación de preguntas ........................................................................... 152
6.2. Preguntas abiertas y preguntas cerradas .......................................................... 156
6.3. La organización del cuestionario..................................................................... 160
6.4. Prueba o pretest del cuestionario..................................................................... 162
7. La entrevista, el trabajo de campo y el plan de codificación.................................163
7.1. El plan de codificación .................................................................................... 164
8. Consideraciones finales sobre las encuestas.......................................................... 166
Bibliografía ................................................................................................................ 167
II.2 LA ENCUESTA
Manuel García Ferrando

Pocos procedimientos de investigación social son tan populares y conocidos como la


encuesta. En los últimos años, los resultados de encuestas sobre temas de lo más
diverso se encuentran continuamente presentes en los medios de comunicación
audiovisuales y escritos. Esto ha conducido a que las encuestas se hayan convertido en
la técnica de investigación social más utilizada en el campo de la sociología empírica
y aplicada.
Una encuesta es una investigación realizada sobre una muestra de sujetos
representativa de un colectivo más amplio, que se lleva a cabo en el contexto de la
vida cotidiana, utilizando procedimientos estandarizados de interrogación, con el fin
de obtener mediciones cuantitativas de una gran variedad de características objetivas y
subjetivas de la población.
La proliferación de las encuestas como una forma de investigación social
ampliamente utilizada en las sociedades de masas, ha conducido a la creación en casi
todas ellas de un buen número de institutos de investigación social aplicada y de
opinión pública, tanto privados como dependientes de las Administraciones públicas,
que a su vez se apoyan en una tupida red auxiliar de entrevistadores, analistas, centros
de cálculos y otros servicios, lo que ha dado lugar en su conjunto a una estructura
burocrática compleja.

1. El movimiento de las encuestas sociales en los orígenes de la sociología científica

Al comparar los logros teóricos de los padres fundadores de las ciencias sociales,
que llevaron a cabo su labor de investigación científica en condiciones materiales muy
precarias, con lo logrado por los investigadores sociales en estas últimas décadas en
las que se ha generalizado el uso de complejos medios tecnológicos y burocráticos
como auxiliares de la investigación, se podría concluir apresuradamente que quizá no
sean tan necesarios los medios actuales para llevar a cabo un trabajo teórico creativo e
innovador.
Ante una conclusión tal cabría realizar al menos dos objeciones. En primer lugar,
habrá que convenir en que cuando un investigador no tiene capacidades geniales,
situación en la que nos encontramos la mayoría de los investigadores, lo mejor que
puede hacer es disponer de cuantas mejores herramientas de investigación sea posible
encontrar para llevar a cabo su trabajo con rigor y precisión.
En segundo lugar, puede ser conveniente recordar que algunos de los padres
fundadores realizaron encuestas sociales, o al menos lo intentaron. Carlos Marx, cuya
preocupación por recurrir a la observación empírica de los fenómenos sociales está
actualmente fuera de duda, proyectó una Enquete ouvriére en 1880, y se dirigió a los
obreros franceses para que respondieran al cuestionario, argumentando que sólo los
obreros podían describir «con completo conocimiento de causa los males que
soportan». La encuesta no se pudo finalizar entre otras cosas por el escaso número de
obreros que respondió al cuestionario, y por carecer los investigadores de la mínima
infraestructura necesaria para llevar a cabo el trabajo de recogida de la información y
procesamiento de los datos '. De todos modos, este intento de encuesta revela la
preocupación de Marx por llevar adelante las reformas sociales, acompañadas de «un
conocimiento exacto y positivo de las condiciones en que la clase obrera... vive y
trabaja» (Bottomore, 1976, 86).

141
Max Weber también mostró gran interés por las encuestas sociales. A los
veintisiete años de edad, Weber participó en un estudio sobre las condiciones de
trabajo en el mundo rural, y de él extrajo material de trabajo que le sirvió para
preparar su Habilitationsschrift en 1891 (Munters, 1972, 130). Más adelante, Weber
dirigió otro estudio sobre las condiciones de vida de los trabajadores rurales, bajo el
patrocinio del Congreso Social-Evangélico. De los 10.000 cuestionarios que envió, le
fueron devueltos alrededor de 1.000 con los que preparó el correspondiente informe
(Lazarsfeld y Oberschall, 1965, 186). En este estudio, Weber mostró su interés
metodológico por dos temas sustanciales en la investigación por encuesta: la elección
de los informantes y la mejora del diseño del cuestionario, y también se preocupó por
el tratamiento de las actitudes (Mitzman, 1976). Todavía participó Weber en una
tercera encuesta proyectada para investigar la «actitud subjetiva» de los trabajadores
industriales hacia su situación de trabajo. Según Lazarsfeld y Oberschall, el estudio
realizado «anticipa, en todos los aspectos, la perspectiva moderna en el análisis de la
conducta electoral, hábitos de compra, de audiencia de radio, o cualquier otra acción
realizada por grandes números de personas bajo circunstancias comparables. Se utiliza
un cuidadoso análisis estadístico para deducir el mayor número posible de
generalizaciones en base a los datos, y para interpretarlos a la luz de los conceptos
apropiados» (Lazarsfeld y Oberschall, 1965, 189).
En realidad, la investigación a través de encuesta se inicia prácticamente al mismo
tiempo que se establecen los cimientos de la sociología científica. Los nombres del
belga Quételet y del francés Le Play van unidos a los primeros intentos por medir
«cualidades morales» y encontrar indicadores del «bienestar social» de los hogares
familiares. Dentro de la corriente del empirismo y utilitarismo inglés del siglo xix, el
nombre de Charles James Booth, acaudalado hombre de negocios, aparece como
promotor de una gigantesca encuesta sobre la clase obrera londinense del EAT End,
encuesta que en cierta medida se puede considerar la máxima expresión reformista de
encuesta social.
El movimiento de las encuestas sociales es un producto de las preocupaciones de
una clase media profesional que intenta corregir los desajustes sociales de los procesos
de industrialización y urbanización, aunque sin pretender alterar la estructura social
básica de la sociedad. (McGregor, 1957). A través de tales encuestas se recogieron
numerosos datos que no incluían los censos y se prepararon numerosos informes con
fines administrativos y legales ’.
También es posible encontrar el movimiento de las encuestas sociales ligado a
intentos de reformas sociales en Estados Unidos, a principios del siglo xx, e incluso en
España. Los nombres de Joaquín Costa, Azcárate y Posada van unidos en el siglo xix a
investigaciones sistemáticas sobre el terreno de usos y costumbres de la población,
siempre con una voluntad claramente reformista (Gómez Arboleya, 1958). La sección
de Ciencias Morales y Políticas del Ateneo de Madrid promovió en 1901 y 1902 una
gran encuesta sobre temas antropológico-sociales (Lisón, 1968), y la Institución Libre
de Enseñanza promovió estudios a través de cuestionarios desde finales del siglo xix.
Pero el movimiento de la encuesta social en España, a diferencia de lo que ocurrió en
el caso británico y norteamericano, se desplazó rápidamente de la esfera de la libre
iniciativa privada a la burocracia del Estado, institucionalizándose finalmente en el
Instituto de Reformas Sociales, fundado en 1904, desde donde se promovieron
numerosos estudios para conocer los agudos problemas sociales que padecía la
sociedad española de las primeras décadas del siglo xx.

142
2. Desarrollo reciente de las encuestas sociales

Ahora bien, los antecedentes inmediatos de la actual investigación a través de


encuestas tienen nombres y fechas más recientes, y un país determinado. El desarrollo
de la «investigación de mercados» y de la «investigación de opiniones» en los años
treinta y cuarenta en los Estados Unidos, van a ser los elementos que difundan y
popularicen un nuevo estilo de trabajo en el campo de las ciencias sociales empíricas.
Los nombres de George Gallup, Archibald Crossley, Elmo Roper y Paul F. Lazarsfeld
forman ya parte de una tradición de estilos de trabajo, sistemas de organización,
avances metodológicos y teóricos que es posible reconocer actualmente en la
investigación social empírica de prácticamente todos los países occidentales.
El impulso para la investigación vino desde la esfera privada, y la experiencia
obtenida en los estudios de mercado por Gallup, Crossley y Roper la transfirieron al
campo de los estudios electorales, alcanzando rápidamente gran popularidad al
realizar una previsión acertada de la elección del presidente Roosevelt, con sólo el
estudio de una muestra de 4.000 ó 5.000 personas ‘. Como señalan Stoetzel y Girard
(1973), las encuestas de opinión habían nacido. Los departamentos de sociología de
las universidades americanas que en un principio no habían prestado atención a los
estudios de mercados y de opinión pública, se interesaron rápidamente por el nuevo
método. Surge así un nuevo estilo de investigación sociológica en el seno de las
universidades americanas, en el que se combina la preocupación por el avance del
conocimiento sociológico con la práctica de la investigación empírica a través de
encuesta.
Paul F. Lazarsfeld es un caso paradigmático de este nuevo estilo de trabajo
sociológico académico. Fundador del Instituto de Investigación Social Aplicada de la
Universidad de Columbia, desarrolló un trabajo de investigación en el que se atiende
por igual a los problemas prácticos de organización de la investigación social a través
de encuesta, como a los más complejos problemas teóricos y metodológicos de las
ciencias sociales. Los estudios sobre el comportamiento del consumidor le interesaron
del mismo modo que lo hicieron las investigaciones sobre el comportamiento
electoral, la influencia de los medios de comunicación, o las reacciones del mundo
universitario americano frente al maccartismo '.
Una anécdota puede servir para ejemplificar lo que representa el nuevo estilo de
investigación a través de encuesta. Un antiguo estudiante de C. Wright Mills y de Paul
F. Lazarsfeld dijo una vez lo siguiente: «Una de mis fantasías favoritas es un diálogo
entre Mills y Lazarsfeld en el que el primero lee al segundo el primer párrafo de la
Imaginación Sociológica: "Hoy en día los hombres advierten con frecuencia que sus
vidas privadas son una serie de trampas”. A lo que Lazarsfel replica inmediatamente:
"Cuántos hombres, qué clase de hombres, desde cuándo se siente así...”» (citado por el
propio Lazarsfeld en su último libro Qualitative Research, 1972).
En esa hipotética respuesta de Lazarsfeld se encierra el contenido básico de la
investigación a través de las encuestas. La sociedad necesita conocer el cuándo, el
dónde, el quién, el cuánto, el cómo y el porqué de numerosos fenómenos que acaecen
en su seno. El interés por conocer lo tienen por igual las Administraciones Públicas
como los sujetos sociales privados. Es un interés tan grande que según estimaciones
de un buen conocedor de los estudios a través de encuesta, se gastaron en España
durante 1979, año de elecciones, unos 2.000 millones de pesetas en encuestas de
opinión, incluyendo todo tipo de encuestas, políticas, culturales, ocupacionales o de
mercado, lo que supone un gasto de 57 pesetas por habitante (López Pintor, 1982,

143
116). Esta cifra, que a algunos puede parecer elevada, apenas alcanza la mitad de lo
que se gasta en Estados Unidos en donde la estimación del Departamento del Censo
da para 1978 una inversión de 28.000 millones de pesetas, que equivale a 116 pesetas
por habitante. Según López Pintor, el nivel de inversión de España en encuestas la
sitúa a un nivel parecido al de países europeos como Inglaterra, Francia e Italia (López
Pintor, op. cit.).
Los datos sobre gastos en encuestas realizados en 1979 en España, revelan la
rapidez con la que se ha difundido este tipo de investigación en la sociedad española.
Apenas habían pasado quince años desde que se fundara, en 1963, una institución
oficial para realizar encuestas de opinión – el Instituto de la Opinión Pública,
dependiente del entonces Ministerio de Información y Turismo –. Con anterioridad, se
habían realizado unas pocas encuestas, como por ejemplo la primera «Encuesta de la
Juventud» en 1960. Sin embargo, la década de los años sesenta fue, como señala
López Pintor, prolífica en encuestas, «algunas de ellas importantes y de referencia
obligada para estudios posteriores en sus respectivas materias» (López Pintor, op. cit.,
115). Caben citar, sin ánimo de exhaustividad, los siguientes trabajos: las encuestas
del Informe FOESSA, de 1966, que dirige Amando de Miguel, y que se continuarán
en la década de los setenta con otras encuestas sobre la situación social de España; la
encuesta nacional de empresasarios que dirigen Juan Linz y Amando de Miguel; el
«estudio de Andalucía», patrocinado por la OCDE, que realiza un grupo de profesores
universitarios de la Universidad de Granada; la encuesta de funcionarios que realiza
Miguel Beltrán; la encuesta a amas de casa sobre aspectos del consumo que realiza en
1962 Juan José Castillo. Todas estas encuestas y otras más aparecen citadas y
comentadas, entre otros, en el II Informe FOESSA que se realiza en 1970 (Fundación
FOESSA, 1970).
En los años setenta, se consolidan los estudios a través de encuesta en España,
alcanzándose unos niveles técnicos y de organización de la investigación social
similar a los que se puedan encontrar en cualquier otro país industrializado. La cifra
anteriormente citada de lo gastado en las encuestas en 1979 revela con la rotundidad
de los datos económicos, el grado de implantación de esta forma de investigación
social.

3. Temas de estudio a través de encuestas

Cabe ahora preguntarse por los temas que se estudian a través de tantas encuestas
como acabamos de ver que se realizan. Una publicación del Servicio del Banco de
Datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (1983) de Presidencia del Gobierno,
puede orientarnos sobre el contenido de las encuestas. La clasificación de temas y
subtemas en los que se han organizado las encuestas realizadas hasta 1983 en el
referido centro es la siguiente:

a) Grupos y organizaciones: sociología de la organización; organizaciones complejas;


burocracia.
b) Cultura y socialización: religión; ciencia y tecnología; medios de comunicación de
masas; educación.
c) Estructura social: Estratificación y clases sociales; élites; cambio social.
d) Población y familia: grupos de edad; matrimonio y familia; roles sexuales.
e) Medio ambiente: ecología; comunidades rurales; comunidades urbanas.

144
f) Economía y trabajo: actitudes y comportamientos económicos; empresa; consumo;
políticas económica; sociología industrial; mercado de trabajo; sindicatos; profesiones;
ocio y turismo.
g) Política: ideologías políticas; sistema político; partidos y grupos de presión;
comportamiento político; elecciones; actitudes políticas; relaciones internacionales.
h) Problemas y servicios sociales: delincuencia y victimización; política social; salud y
servicios médicos.

Sobre estos temas se han obtenido tanto hechos objetivos como juicios subjetivos,
ya que en las preguntas que se realizan en toda encuesta hay que distinguir entre
preguntas de hechos y preguntas sobre aspectos subjetivos. Las preguntas de hecho se
realizan para obtener información sobre datos comprobables referidos al propio sujeto
entrevistado o a personas, grupos o instituciones que el sujeto pueda conocer. Por
ejemplo, nivel de renta, tipo de consumo, partido al que se votó, edad, nivel de
estudios de los padres, características de una asociación a la que pertenece, etc. En
cambio, las preguntas sobre aspectos subjetivos abarcan todo el amplio espectro de las
opiniones, actitudes, intenciones, valores, juicios, sentimientos, motivos, aspiraciones,
expectativas, que aunque no son indirectamente comprobables como lo pueden ser la
edad o el nivel de renta, no por ello son menos reales y determinantes del
comportamiento social.
Aunque parezca lo contrario, lo cierto es que no siempre es fácil separar
radicalmente ambos tipos de preguntas, ya que pueden existir declaraciones sobre
comportamientos futuros, por ejemplo, intención de voto, que en realidad pueden
expresar intenciones o deseos que pueden o no cumplirse, esto es, se podrá votar el día
de las elecciones por el partido que se mencionó en la encuesta, se podrá votar por
otro partido por haber cambiado de opinión en el tiempo transcurrido, o simplemente
se puede no votar. En la falta de adecuación entre lo que se pueda expresar en una
encuesta y el comportamiento real del sujeto, se ha querido ver más de una vez una
fuerte limitación a la validez de los resultados de la encuesta. Sin embargo, no es ésta
una forma correcta de plantear el problema, ya que en realidad lo que hay que
preguntarse es por los factores que afectan a la conducta humana y por las condiciones
que inciden en la correspondencia entre actitudes y comportamiento (García Ferrando,
1979, 54-55).
También hay autores que consideran un tercer tipo de preguntas, que hacen
referencia a conocimientos sobre temas concretos o recuerdos de acontecimientos
pasados, aunque la decisión de incluir este tipo de preguntas como de hecho,
subjetivas o en una categoría aparte no afecta grandemente al contenido de la
entrevista.
A la vista de la diversidad de temas sobre los que se han realizado hasta ahora
encuestas, y sobre los que se han hecho tantas preguntas diferentes, cabría deducir que
prácticamente todo fenómeno social puede ser estudiado a través de la encuesta. Pero
en realidad no es así, ya que la investigación social por medio de encuesta está
aconsejada en algunos casos para el estudio de determinados aspectos de la realidad
social y del comportamiento humano, de la misma manera que difícilmente se puede
aplicar al estudio de otros temas.
En primer lugar, hay que señalar que las encuestas son una de las escasas técnicas
disponibles para el estudio de las actitudes, valores, creencias y motivos. Tan es así,
que incluso en estudios experimentales los investigadores suplementan su diseño
experimental con cuestionarios o entrevistas con el fin de conocer si una determinada
variable tiene realmente los efectos que se pretenden (Richard-son, et. al, 1965).

145
En segundo lugar, y tal como ya señalaron hace tiempo Selltiz y sus colaboradores
(1959), las técnicas de encuesta pueden adaptarse para obtener información
generalizable de casi cualquier grupo de población. Excepto para los casos de niños
pequeños y de personas con incapacidades mentales o físicas, las técnicas de encuesta
tienen amplia aplicabilidad entre los grupos humanos.
Hay un tercer aspecto que hace recomendable el uso de encuestas y es que se trata
de una de las pocas técnicas que permiten recuperar información sobre hechos pasados
de los entrevistados, como por ejemplo su conducta en épocas anteriores, experiencias
de niñez, conducta sexual, etc. Esto es particularmente interesante para
comportamientos que tienen lugar en el ámbito privado de la vida personal, o que
ocurren de forma irregular y esporádica (Kahn y Cannell, 1957).
De todo esto se deducen los dos rasgos más sobresalientes de la técnica y análisis
de encuestas, como son su capacidad para estructurar los datos y su elevada eficiencia
para obtener información. En otras palabras, y en lo que sería una cuarta razón que
aconseja su uso, las encuestas bien estructuradas poseen una gran capacidad para
estandarizar los datos, lo que facilita su posterior análisis estadístico, tanto univariable
como multivariable (Galtung, 1967). Esta capacidad de estandarizar la información de
las encuestas, tiene un correlato económico muy interesante y es que permiten obtener
grandes cantidades de datos a un precio relativamente bajo en un corto período de
tiempo.
Irónicamente, y tal como destaca con acierto H. W. Smith (1975), estas dos últimas
razones pueden convertirse en razones equívocas para el uso de encuestas. Y es que el
poder obtener grandes cantidades de información en un breve plazo de tiempo y con
un costo relativamente bajo, no ofrece ningún tipo de seguridad de que los datos así
obtenidos tendrán valor teórico para los objetivos de la investigación. Al basarse en la
teoría de las muestras, los datos de encuesta pueden acabar considerando a la sociedad
como si de un simple agregado de individuos se tratase, lo que dificulta, cuando no
impide, el estudio de los fenómenos ricos, variados y siempre complejos de la
interacción social. En este caso, hay que recurrir para su estudio a técnicas más
flexibles que las entrevistas estandarizadas, como pueden ser la participación
observante o la discusión de grupo.
No es posible en un capítulo como el presente entrar en la polémica sobre el
carácter potencialmente manipulativo y propagandístico de las encuestas. En un libro
provocadoramente titulado Más allá de la Sociología (1979), Jesús Ibáñez realiza
consideraciones epistemológicas muy controvertidas sobre los riesgos que entraña el
abuso de las encuestas para el desarrollo de una opinión pública democrática y en
libertad. Remitimos al lector a su lectura para ahondar en estos temas de tanta
trascendencia para una sociología del conocimiento, y para el propio desarrollo de la
sociedad. Para los propósitos de este capítulo introductorio a la técnica y práctica de
las encuestas, baste decir que como ocurre con toda técnica de investigación social, la
encuesta tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles, y que el desarrollo del
conocimiento sociológico no puede, ni debe, avanzar exclusivamente a través de su
uso. Como sabe todo experimentado investigador de la realidad social, cada problema
de investigación reclama su propia técnica, y cuando es posible puede resultar muy
provechoso la utilización complementaría de dos o más técnicas de investigación,
como ocurre tantas veces en los estudios de opinión pública.

4. Organización de la investigación social a través de encuesta


Las encuestas se apoyan fundamentalmente en dos grandes tipos de teorías. Por un
lado, se apoyan en una teoría matemática rigurosa, el teorema del límite central y su

146
correlato, la ley de los grandes números, en la teoría de las probabilidades y en la
teoría del muestreo. Estos principios de la estadística matemática, que serán
estudiados con detalle en el correspondiente capítulo de este mismo libro, son los que
regulan las relaciones existentes entre una población y las muestras extraídas de ella.
En las encuestas se suele trabajar con muestras de las que se obtienen unos resultados,
llamados estadísticos, que sirven para estimar parámetros, o valores de la población,
con unos márgenes de error y unos niveles de probabilidad previamente determinados
’.
Por otro lado, las encuestas descansan en una teoría sociopsicológica de la
comunicación, en la entrevista o conversación entre dos interlocutores, el
entrevistador y el entrevistado. La entrevista, en una encuesta, se repite tantas veces
como unidades muestrales se hayan extraído, y esta operación es la que condiciona en
buena medida la organización de la investigación social a través de encuesta, ya que al
tener que realizar cientos de entrevistas repetidas en una misma encuesta, hace falta
contar con un equipo de entrevistadores bien entrenados para llevarlas a cabo, del
mismo modo que hay que disponer de los medios organizacionales suficientes para
recoger la información, procesarla, tabularla y analizarla.
Precisamente la ausencia de tales medios propició el fracaso de muchos intentos
de encuesta que se llevaron a cabo en las primeras etapas del desarrollo de la
sociología científica, e incluso en la actualidad son determinantes del buen éxito de la
investigación. Porque de poco va a servir extraer una muestra rigurosa y diseñar un
protocolo de entrevista preciso y bien estructurado, si después no se cuenta con un
buen equipo de entrevistadores para realizar convenientemente las entrevistas, o si no
se cuenta con los medios humanos y tecnológicos necesarios para procesar con
precisión la rica información que suelen producir las encuestas '.
De una forma esquemática, se pueden distinguir cinco grandes bloques de tareas
en la realización de una encuesta. En primer lugar, hay que formular con precisión los
objetivos de la investigación, establecer hipótesis, delimitar variables, operacionalizar
conceptos y diseñar la muestra. Nunca se insistirá suficientemente en la conveniencia
de formular con claridad y precisión el problema que se quiere investigar, pues de ello
dependerá en buena medida la manera en que se estructure la investigación. En esta
fase inicial de la investigación, hay que recordar en todo momento la recomendación
que realizara hace ya tiempo Albert Einstein para hacer investigación científica de
calidad, y es que la formulación de un problema es a menudo más importante que su
solución. Se trata, qué duda cabe, de un pensamiento que es válido tanto en el campo
de las ciencias físicas y naturales, como en el de las ciencias sociales y humanas.
En segundo lugar, se formulan las preguntas y en su caso se elaborará el
cuestionario que se ha de aplicar a los sujetos incluidos en la muestra. A continuación,
y en tercer lugar, se preparará el trabajo de campo y se procederá a la realización de
las entrevistas. Se trata de la etapa más delicada de la investigación y de la más
costosa, pues sobre todo en encuestas que tienen un ámbito territorial extenso y se han
de realizar varios cientos de entrevistas, hay que recurrir a un equipo de
entrevistadores bastante amplio que han de realizar muchos desplazamientos para
localizar a los sujetos que se han de entrevistar, lo que encarece notablemente la
investigación.
En una cuarta etapa, se procede al procesamiento de la información obtenida en la
fase anterior, lo que comporta, en el caso de las encuestas por medio de cuestionarios
estandarizados, una serie de operaciones bastante complejas que finalizan en la
preparación de las tablas de resultados. En la última etapa, se procede al análisis de
tales resultados y se prepara el informe final.

147
Nos hemos referido a las encuestas a través de cuestionario como la forma de
investigación social empírica que, por lo general, requiere una organización del
trabajo en equipo más compleja y costosa. Para conocer con mayor detalle la
organización de una encuesta mediante cuestionario, vamos a exponer las etapas y
subetapas que se siguen en investigaciones de este tipo, y que en España fueron
popularizadas sobre todo en los informes FOESSA sobre la estructura social de
España, aunque, como se ha dicho anteriormente, ya se habían realizado unos años
antes de los informes FOESSA encuestas mediante cuestionario, siguiendo el modelo
de investigación difundido por las universidades e institutos de opinión
norteamericanos. El esquema que a continuación se expone ha sido adaptado a partir
del que siguieron los autores del informe FOESSA de 1970, en el capítulo dedicado a
la metodología de la investigación (FOESSA, 1970, págs. 1366 y ss.).

CONCEPTOS Y ACTIVIDADES EN UNA INVESTIGACION SOCIOLOGICA A


TRAVES DE ENCUESTA CON CUESTIONARIO
Orden de la Conceptos Actividades
actividad
1 Formulación del Problema Definición del problema. Discusión
de Investigación. del diseño.
2 Proyecto y Presupuesto. Objetivos. Metodología.
Planificaci6n y programación.
3 Coordinación de los Datos. Reunión de organizaci6n.
Distribución de trabajos. Puesta en
marcha.
4 Programas de Tabulación. Programas de verificación de filtros,
variables, tablas y marginales.
5 Contactos con Selección de entrevistadores.
entrevistadores. Formación de equipos de
entrevistadores.
6 Borrador de Cuestionario. Fichero de preguntas. Organización
del cuestionario.
7 Diseño de la Muestra. Cálculo inicial. Distribuci6n de la
muestra. Instrucciones de aplicación.
8 Plan de Análisis. Conceptos. Hipótesis. Indicadores,
índices y variables. Técnicas de
análisis. Cálculos y tablas.
9 Ensayo (Pre-Test) del Reunión de entrevistadores. Edición
Cuestionario. de prueba. Campo. Confecci6n y
presentación de resultados.
10 Versi6n Definitiva del Precodificación. Edición del
Cuestionario. cuestionario. Preparaci6n de las
instrucciones a los entrevistadores.
11 Planificación del Trabajo de Plan de equipos. Cálculo de tiempos
Campo. y costos de las actividades de campo.

148
CONCEPTOS Y ACTIVIDADES EN UNA INVESTIGACION SOCIOLOGICA A
TRAVÉS DE ENCUESTA CON CUESTIONARIO (continuación)
Orden de la Conceptos Actividades
actividad
12 Cursillos de entrevistadores. Explicación del trabajo y
comentario del cuestionario.
Asignación de tareas.
13 Realización de Entrevistas. Contactos y entrevistas. Supervisión
de las entrevistas.
14 Cierre de Preguntas. Copia literal de respuestas.
Decisiones y agrupamientos. Cierre
definitivo de preguntas.
Precodificación de las preguntas.
15 Libro de Claves. Organización de las respuestas para
la grabación. Preparación y edición
del libro de claves.
16 Codificación de los Aplicación del contenido del libro
Cuestionarios. de claves. Supervisión de la
codificación.
17 Grabación. Grabación de los códigos de los
cuestionarios en cintas o discos
magnéticos. Verificación de la
grabación.
18 Tabulación y Cálculos. Plan de análisis. Realización y
ordenación de tablas. Cálculos de
porcentajes y cálculos
complementarios.
19 Preparación del Informe. Interpretación de tablas y otros
resultados. Discusión de los
resultados. Comprobación de
hipótesis.
20 Final de la Investigación. Conclusiones.

En lo que queda de capítulo se va a tratar en extensión la preparación de la


entrevista, el diseño del cuestionario, el cierre de preguntas y la codificación de los
cuestionarios, dejando para otros capítulos de este libro el estudio del diseño de la
investigación, de la obtención de la muestra y el análisis de los resultados.

5. Tipos de entrevista

La entrevista es, con mucho, el instrumento más importante y utilizado de la


investigación social empírica. La entrevista, como conversación con un propósito
entre dos interlocutores, es, como señalan Stoetzel y Girard (op. cit., pág. 166), una
situación bastante trivial y universal de la que toda persona tiene la suficiente
experiencia para poder participar en ella, bien sea como interrogador, o bien sea como
interrogado. Pero el carácter universal que tiene la entrevista no garantiza que siempre
se pueda conducir según el objetivo marcado, ya que «una entrevista puede no

149
conducir a nada, no procurar más que placer o desagrado y fallar su objetivo, si es que
lo tenía» (Stoetzel y Girard, op. cit). En la medida en que la entrevista se ha difundido
como una técnica de amplio uso en la investigación en las ciencias sociales, así se han
ido desarrollando la teoría y la práctica de la entrevista.
En realidad, el investigador utiliza la entrevista no tanto como un medio de
acceder al conocimiento de comportamientos y rasgos individuales de las personas,
sino más bien como un medio de acceder al conocimiento de los fenómenos sociales.
Estos no son aprehensibles en cuanto tales, pero sí se manifiestan en la interacción de
dos o más personas. El individuo, en una encuesta por muestreo, es, como señalan
certeramente Stoetzel y Girard, «un intermediario por el que hay que pasar para captar
una realidad colectiva». Lo que puede pensar o sentir no cuenta sino en la medida en
que sus pensamientos y sentimientos se acercan más o menos o se desvían de los
pensamientos y de los sentimientos de los demás. No es en modo alguno un fin: no
nos interesamos por su caso personal. Es un donante de informaciones relativas a
hechos u opiniones que comunica a otro para un uso perfectamente definido y que le
sobrepasa. El problema es colocarlo en tal situación que pueda transmitir el mensaje
que porta. Esta transmisión se opera durante la entrevista que tiene con la persona que
le pregunta, gracias a la relación que se establece entre ellos... Las relaciones
interpersonales son específicas sociológicamente, y se producen en un contexto social
institucionalizado. Este es el punto de partida de toda teoría de la entrevista. Los dos
interlocutores tienen una posición inicial específica de la que derivan papeles no
menos específicos. El conocimiento recíproco de esta posición y de estos papeles
permite la comunicación porque dicta a cada uno su conducta» (Stoetzel y Girard, op.
cit., pág. 167).
En esta larga cita de los dos autores franceses se contienen, admirablemente
sintetizados, los elementos que hacen de la entrevista un instrumento de investigación
social que ha de ser preparada con rigor teórico y precisión técnica, si no se quiere
caer en el riesgo de convertirla en una conversación con escaso interés científico. En
realidad, la entrevista es, como destaca Scheuch, una relación social muy poco común
y una forma muy especial, y en cierto modo «no natural», de comunicación, que es
susceptible de aprendizaje (Scheuch, 1973, pág. 167). En la entrevista, el entrevistador
ha da abstenerse de ejercer influencia en las respuestas del entrevistado y, sobre todo,
ha de evitar formular cualquier juicio de valor. De cualquier modo, el tipo de relación
social que se establece entre el entrevistador y el entrevistado no es siempre el mismo.
Las entrevistas se pueden clasificar de diferentes modos, de los que nos interesa
destacar aquí los siguientes tres criterios de clasificación que desarrollan Mayntz y sus
colaboradores (1975, págs. 134-135). Atendiendo al grado de estandarización se
pueden diferenciar entre las entrevistas no dirigidas (cualitativas, no estructuradas),
entrevistas intensivas o en profundidad y entrevistas por medio de cuestionario
estandarizado. También se puede diferenciar entre entrevista oral y entrevista por
escrito o autoadministrada. Finalmente cabe distinguir entre las entrevistas
individuales y las entrevistas o discusión en grupo. Naturalmente, el tipo de relación
que se establece entre entrevistador y entrevistado no puede ser el mismo cuando la
entrevista se desarrolla exclusivamente en términos diádicos en la entrevista
individual, que cuando participan otros entrevistados, como en la discusión de grupo.
Como tampoco puede ser la misma la relación que se establece en una entrevista
intensiva o en profundidad, en la que el entrevistador indaga por las razones profundas
del comportamiento objetivo y subjetivo del entrevistado, que la relación que se
establece en el caso de la entrevista por cuestionario, en la que el entrevistador se

150
limita a formular las preguntas escritas en el guión, sin que pueda apartarse de lo allí
escrito.
La entrevista no dirigida, cualitativa o no estructurada suele utilizarse con fines
exploratorios, cuando se está tratando de obtener las primeras informaciones antes de
poder delimitar con precisión el problema de la investigación. Una vez explicitado el
tema sobre el que se desea tratar, el entrevistador conversa libre y espontáneamente
con el entrevistador, quien sólo interviene realizando precisiones, preguntas
accidentales u ordenando mínimamente la conversación.
En la entrevista intensiva o en profundidad el entrevistador cuenta con un esquema
fijo de cuestiones, pero las preguntas no se encuentran estandarizadas, aunque sí
ordenadas y formuladas. Con todo, el entrevistador puede formular alguna pregunta
adicional si considera que puede ser útil para los propósitos de la investigación. Este
tipo de entrevistas se suelen utilizar con personas de confianza o suficientemente
motivadas. Su uso está recomendado cuando se pretende ampliar sistemáticamente el
conocimiento sobre un problema mínimamente estructurado.
La entrevista estandarizada por medio de cuestionario permite al entrevistado un
grado menor de espontaneidad, ya que tiene que responder a preguntas perfectamente
formuladas en el cuestionario y, con frecuencia, escogiendo entre alternativas
previamente dadas. A cambio, este tipo de entrevista permite comparar las respuestas
dadas a la misma pregunta por diferentes entrevistados, así como también permite
cuantificar los resultados. Por ello, es el método más fiable y utilizado de entrevista en
las encuestas.
Habitualmente, las entrevistas son orales y el entrevistador plantea las preguntas y
anota las respuestas que ofrece la persona entrevistada. Pero a veces la entrevista se
realiza exclusivamente por medios escritos; en tal caso, el entrevistado rellena por sí
mismo el cuestionario que le ha sido entregado por el entrevistador, y que contiene las
instrucciones que se han de seguir para responder convenientemente. Este es el caso
de las encuestas por correo y de las encuestas que se realizan con poblaciones
«cautivas», esto es, que se encuentran reunidas en un mismo lugar y suficientemente
motivadas para rellenar el cuestionario, como puede ser el caso de los alumnos de una
clase.
Las entrevistas pueden ser también realizadas con individuos o con grupos. En este
último caso, la entrevista a un grupo de personas puede convertirse en una discusión
de grupo, en la que un conjunto de entre cinco a diez personas discuten sobre un tema
prefijado, dirigido por el entrevistador, quien se limita a formular preguntas y
sugerencias incidentales. Las discusiones de grupo suministran informaciones valiosas
para preparar buenos cuestionarios, de la misma manera que permiten estudiar la
formación de opiniones, imágenes, etc.
Dado que la entrevista en profundidad y la discusión de grupo se tratan en otro
capítulo del presente libro, en lo que queda de este capítulo vamos a ocuparnos de la
formulación de preguntas y de su organización en un cuestionario estandarizado, que
es la fórmula más habitual de entrevista en la investigación a través de encuestas.

6. El cuestionario

El cuestionario es el instrumento más utilizado para la obtención de datos en los


estudios de sociología empírica. Pese a su rigidez, pues se trata de un listado de
preguntas que se han de formular de idéntica manera a todos los entrevistados,
presenta otras ventajas que superan claramente a sus inconvenientes. La función del

151
cuestionario en el proceso de una investigación social es doble. Por un lado, pretende
colocar a todos los entrevistados en la misma situación psicológica y, por otro lado,
mediante un sistema de notaciones simples, facilita el examen y asegura la
comparabilidad de las respuestas (Stoetzel y Girard, op. cit., página 176). Todas las
estrategias y técnicas para construir y administrar buenos cuestionarios se dirigen a
satisfacer ambas funciones.
El cuestionario ocupa un lugar preciso en el proceso global de la investigación. Se
debe construir después de haber formulado los temas de la investigación, de haber
explicitado sus objetivos y de haber redactado las preguntas que se vayan a realizar.
Si se tienen claros los objetivos de la investigación, será más fácil decidir y escoger
las preguntas que conviene realizar.
Una vez delimitado el objetivo general de la investigación hay que desarrollar los
objetivos específicos de tal modo que se puedan definir los tipos de información que
se necesitan obtener. Gráficamente, se puede situar la construcción del cuestionario
en el contexto de la encuesta del siguiente modo:

Entrevista

Construcción del
cuestionario

Preguntas
I Codificación
(Tabulación)

Objetivos
específicos

Análisis

Objetivo
general

Todos los autores que han escrito sobre el tema de las encuestas, desde
perspectivas basadas en una amplia experiencia en esta técnica de investigación ’,
coinciden en destacar que resulta contraproducente precipitarse en la confección del
cuestionario, sin haber resuelto previamente los problemas que plantean las fases
anteriores. Aunque cada vez son más numerosos los estudios sistemáticos publicados
sobre la elaboración del cuestionario, cabe afirmar todavía en los tiempos actuales que
el arte de construir un buen cuestionario descansa fundamentalmente en una buena
experiencia, que se va adquiriendo sobre todo con la cosecha de fracasos.

6.1. La formulación de preguntas

Las preguntas en una entrevista tienen la doble función de tratar de trasladar los
objetivos de la entrevista a un lenguaje familiar para los entrevistados, y de ayudar al
entrevistador a que logre un alto nivel de motivación en el entrevistado para que se
avenga a realizar la entrevista.

152
A) El lenguaje de la entrevista.– El tipo de lenguaje que se ha de utilizar para la
entrevista debe consistir básicamente en términos que sean compartidos por la
experiencia común del entrevistador y del entrevistado. A fin de incrementar el área
de lenguaje común se puede ampliar el vocabulario del entrevistador instruyéndole
previamente a la realización de la entrevista en el lenguaje de la población que se va a
estudiar, o también se puede lograr dicho objetivo ampliando el vocabulario del
entrevistado. En este último caso, es práctica corriente en la formulación de algunas
preguntas incluir una definición clara de los términos que se sospecha no pueda
entender toda la población que se va a encuestar.
Las siguientes preguntas pueden servir de ejemplo de ampliación de vocabulario
del entrevistado:

a) ¿Qué opina usted acerca de los impuestos sobre el trabajo personal, esto
es, sobre la cantidad de dinero que le retienen en su nómina y del que
paga anualmente a Hacienda, del conjunto de dinero que usted gana con
su trabajo?
b)¿Cree usted que se debería controlar la pornografía, esto es, las obras literarias o
artísticas de carácter obsceno?
c)¿Qué opina usted sobre la defensa civil, esto es, la organización de voluntarios para
proteger y ayudar a la población en caso de un desastre o catástrofe?

En la formulación de estas tres preguntas se ha incluido una definición en lenguaje


sencillo de los términos que se sospechaba podían ser mal interpretados o poco
comprendidos por una parte de la población. De este modo se lograría que los
términos «defensa civil», «pornografía» y los «impuestos sobre el trabajo personal»
fueran comprendidos por toda la población.
El lenguaje, como símbolo social, suministra claves al entrevistador y al
entrevistado sobre el tipo de persona que el otro es. Con el objeto de mejorar la
comunicación, el entrevistador no debe de esforzarse tanto en hablar el mismo
lenguaje que el entrevistado, como en lograr una actitud de simpatía, y que el
entrevistado sienta que el entrevistador lo entiende. En este sentido, es muy
conveniente que el entrevistador sea capaz de mostrar al entrevistado que puede
entender sus sentimientos y experiencias.
Con frecuencia, la población que se va a encuestar puede tener niveles
heterogéneos de educación, por lo que el lenguaje que utilicen unos individuos y otros
puede diferir grandemente, así como sus grados respectivos de comprensión. Si se
utiliza un lenguaje «culto» se corre el peligro de que las personas de menor nivel de
educación no comprendan algunos de los términos incluidos en las preguntas,
mientras que si se utiliza un lenguaje excesivamente «vulgar» pueden sentirse
desairadas las personas de mayor nivel educativo. En estos casos conviene lograr un
compromiso en el tipo de lenguaje utilizado, y que no es otro que el de utilizar un
lenguaje que permita comunicar con los entrevistados que tienen los niveles más bajos
de educación, al mismo tiempo que se evita la aparición de simplificaciones
exageradas.
B) El marco de referencia, la relevancia de las preguntas y los niveles de
información.– Otros aspectos a tener en cuenta a la hora de formular las preguntas
tienen que ver con el marco de referencia de los entrevistados, la relevancia que para
ellos puedan tener las preguntas formuladas y los niveles de información que cabe
suponer tiene la población sobre los temas de la encuesta.

153
El lenguaje es siempre ambiguo en lo que se refiere a la proposición exacta de lo
que indica, ya que cada individuo interpreta la comunicación, hablada o escrita, desde
su propio punto de vista y experiencia personal. El marco de referencia que un
individuo aporta a la comunicación es un factor psicológico importante en la
determinación de lo que la comunicación significa para él y, por lo tanto, en cómo
responderá a la pregunta.
Para tener en cuenta el marco de referencia del entrevistado se pueden seguir
diferentes procedimientos. Así, se puede sonsacar información adicional del
entrevistado para que explicite el marco desde el que se originan sus respuestas,
preguntándole, por ejemplo, por qué ha respondido de la manera que lo ha hecho.
También se pueden dar las instrucciones al entrevistado acerca del marco de
referencia que el investigador considera apropiado. Por ejemplo: «¿cómo le van las
cosas este año?, económicamente, se entiende».
Un tercer procedimiento consiste en seleccionar un marco de referencia común a
toda la población encuestada (si somos capaces de hacerlo). Por ejemplo, al realizar
una encuesta en una ciudad determinada se puede preguntar lo siguiente: «¿Cree usted
que es necesario construir un nuevo parque municipal?» En tal caso, es tan evidente
que el marco de referencia es la propia ciudad en la que reside la población y en la que
se realiza la encuesta, que no necesita especificarse de qué parque municipal se trata.
Otro factor que contribuye a establecer un clima favorable en la entrevista es la
percepción por parte de los entrevistados de la relevancia de las preguntas.
Precisamente una de las mayores fuerzas motivacionales se origina en la percepción
del entrevistado de que comunicando, esto es, respondiendo a la entrevista, favorecerá
el logro de algún objetivo personal valioso. Por ejemplo, la persona entrevistada en
una encuesta de opinión pública sobre temas de actualidad puede pensar que al dar a
conocer sus opiniones va a influir de alguna manera en la política del gobierno en la
dirección que le interesa.
El aspecto negativo de este panorama motivacional es que si una pregunta concreta
se percibe como irrelevante puede disminuir la motivación para comunicar al aparecer
una actitud de escepticismo o desconfianza. Para evitar esto último es importante que
las preguntas en la entrevista las perciban los entrevistados congruentes con el tema en
discusión, y relevantes para sus propios objetivos.
Otro aspecto a considerar es que las preguntas tienen que redactarse de acuerdo con
el nivel de información que se supone posee la población. Es importante evitar en una
entrevista que se produzcan situaciones en las que el entrevistado no sabe cómo
responder a la pregunta, ya que puede producirse una actitud de resentimiento y
confusión por parte del entrevistado, lo que se puede traducir probablemente en una
disminución de su motivación a seguir comunicando. Tales situaciones también suelen
propiciar que la persona entrevistada se sienta obligada a responder algo sobre lo que
no sabe en realidad nada.
A los problemas que plantean los niveles de información de la población se le
pueden dar distintas soluciones. Cuando el problema es de tipo lingüístico, lo que se
hace es buscar nuevas palabras o explicar bien claramente el sentido que desea el
investigador que se les dé. Así, en una encuesta sobre problemas regionales, los
investigadores indagaron en los sentimientos regionalistas de la población con la
siguiente pregunta: «En todas las provincias y regiones de España se habla mucho de
regionalismo y hay gente que se llama a sí misma regionalista o incluso nacionalista.
Teniendo en cuenta esta idea amplia de regionalista, y de acuerdo con sus
sentimientos, ¿cuán regionalista se siente usted...?» Con este preámbulo se trataba de

154
evitar que el término regionalista se interpretase de formas muy diferentes por la
población.
Otras veces conviene «informar» a los entrevistados sobre el contexto en el que se
plantea la pregunta. En un estudio realizado en España antes de aprobarse la ley que
regula el divorcio, se preguntó a la población sobre su opinión acerca del grado de
dificultad que convenía introducir en las demandas de divorcio, y para enmarcar la
pregunta se realizaba una breve introducción acerca de la situación del divorcio en
otros países: «En algunos países el divorcio se concede en unos casos rápida y
fácilmente y en otros se hace más difícil y largo. Suponiendo que en España hubiese
divorcio, ¿qué piensa usted que deberían hacer los jueces en cada uno de los siguientes
casos concretos que le voy a leer, respecto a rechazar el divorcio, hacerlo difícil y
largo o fácil y rápido?» A continuación se le leían al entrevistado los diferentes
supuestos matrimoniales: matrimonio con o sin hijos, mayores o pequeños, etc. De
este modo se situaba al entrevistado en un marco comparativo desde el que podía serle
más fácil ofrecer su opinión.

C) La idea única y las preguntas condicionantes.– Es muy importante tener


presente cuando se prepara la redacción de preguntas el que éstas se limiten a una sola
idea o a una sola referencia. Por ejemplo, en la pregunta «¿está usted a favor o en
contra de un control oficial de los estudios de opinión y de la promulgación de un
código de ética profesional para los institutos que se dedican a tal tipo de estudios?»,
una respuesta positiva o negativa imposibilita conocer si el entrevistado favorece o se
opone al control oficial de los estudios de opinión, a la promulgación de un código de
ética profesional o a ambas cosas a la vez.
Por eso, si se quiere respetar el principio de la idea única en cada pregunta,
convendría formular dos preguntas en el caso anterior, una sobre el control oficial y
otra sobre la promulgación de un código de ética. De este modo, se podría conocer con
mayor precisión lo que piensa la población sobre tales temas.
De igual modo que hay que evitar la formulación de respuestas que contengan dos
o más ideas diferentes, no se han de formular preguntas que condicionen el sentido de
la respuesta que debe dar el entrevistado. Por ejemplo, si se pregunta: «¿Diría usted
que favorece un sistema de control del gasto público?», se propicia la respuesta
afirmativa, ya que al decir «sí» el entrevistado se limita a mostrar su acuerdo con el
sentido de la pregunta, mientras que para responder «no» tiene que contradecir al
entrevistador.
Otro tipo de preguntas condicionantes que hay que evitar son las que utilizan
palabras que han adquirido una sobrecarga emocional tan fuerte que es virtualmente
imposible evitar una reacción estereotipada ante ellas. Por ejemplo, si se pregunta: Les
usted demócrata?, ¿es usted feliz en su matrimonio?, hay que hacer un notable
esfuerzo para responder negativamente, ya que poca gente estará dispuesta a
reconocer públicamente en nuestra cultura que no es demócrata o que no es feliz en su
matrimonio.
Una tercera forma en que una pregunta puede estimular una respuesta condicionada
aparece cuando una de las respuestas alternativas va adscrita a un objetivo tan
deseable que difícilmente puede negarse. Por ejemplo, la pregunta ¿es usted partidario
o se opone a que España permanezca en la Alianza Atlántica para que el Ejército esté
mejor preparado contra la amenaza de una guerra?, relaciona la permanencia en la
Alianza Atlántica con la preparación del Ejército ante una eventual amenaza de
guerra, y a esto último difícilmente se le puede dar una respuesta negativa.

155
Desde el punto de vista del interés científico hay que evitar siempre, y en la medida
de lo posible, tal tipo de preguntas.

6.2. Preguntas abiertas y preguntas cerradas

Una de las principales decisiones que se han de tomar en la formulación de


preguntas está relacionada con la forma de la respuesta: esto es, si el entrevistado ha
de responder en sus propias palabras o, por el contrario, debe de seleccionar de una
serie preasignada de categorías la respuesta que mejor se aproxima a su opinión. Si
ocurre lo primero, se trata de preguntas abiertas, y si ocurre lo segundo, se trata de
preguntas cerradas.
Se ha discutido mucho sobre el tipo de pregunta que resulta más adecuada para
obtener buenos resultados, aunque conviene decir desde un principio que la tendencia
en los cuestionarios estandarizados es a utilizar preferentemente preguntas cerradas y
dejar las preguntas abiertas para indagar sobre aspectos muy puntuales. Desde el punto
de vista de la economía del esfuerzo, es más ventajoso operar con preguntas cerradas,
ya que resulta más sencillo el examen comparativo de las respuestas dadas por todos
los entrevistados. Sin embargo, no siempre es posible construir el cuestionario sólo
con preguntas cerradas, y entonces se han de introducir preguntas abiertas.
La elección de preguntas abiertas o cerradas depende de un cierto número de
factores situacionales, que Lazarsfeld (1935) delimita del siguiente modo: 1) los
objetivos de la entrevista; 2) el grado de conocimiento o el nivel de información que la
población posee sobre el tema de la pregunta; 3) el grado en que el tema ha sido
pensado previamente por los entrevistados; 4) el grado en que la población está
motivada a comunicar sobre el tema, y 5) el grado en que la situación de la población
que se va a encuestar en relación con los cuatro aspectos anteriores es conocida
previamente por el entrevistador.
Por lo que se refiere a los objetivos de la entrevista, el principio básico que formula
Lazarsfeld es el de que la pregunta cerrada suele ser más útil cuando el objetivo de la
entrevista es «clasificar» a los entrevistados, esto es, cuando se pretende que expresen
su acuerdo o desacuerdo con un determinado punto de vista. Por ejemplo, en relación
al tema del aborto se puede preguntar si se está a favor o en contra de su regulación, y
con una pregunta cerrada de respuesta alternativa, esto es, está a favor o está en
contra, es suficiente para poder clasificar a la población en torno a este tema.
Pero si el objetivo de la encuesta va más allá de la mera clasificación de la
población, e incluye el deseo de conocer algo sobre el marco de referencia de los
entrevistados o del proceso por el que han llegado a sustentar sus puntos de vista
particulares, lo más apropiado es formular una pregunta abierta. Así, sobre el tema del
aborto, si se desean conocer los motivos que conducen a manifestar apoyo o rechazo a
su regulación, puede estar justificado preguntar abiertamente por qué los entrevistados
tienen una opinión u otra.
Al considerar el nivel de información de la población se puede decir de manera
general que la pregunta abierta suministra una oportunidad para que el entrevistador
compruebe el grado de información o la ambigüedad de los entrevistados, mientras
que la pregunta cerrada no lo permite. Si se tiene la sospecha de que el tema a
discusión se encuentra fuera de la experiencia de una parte importante de la población,
es conveniente adoptar la pregunta abierta y evitar la forma cerrada. Así, pues, la
pregunta abierta resulta más apropiada en las investigaciones dirigidas a poblaciones
con niveles de información muy diversos o desconocidos para el investigador.

156
Desde el punto de vista del grado de estructuración de las opiniones o actitudes de
la población, esto es, del grado en que las personas a entrevistar han iniciado o no el
proceso cognitivo previamente a la realización de la entrevista, la pregunta cerrada
está justificada cuando tal proceso ya se ha iniciado, mientras que la pregunta abierta
es deseable cuando los entrevistados no tienen formulada claramente una opinión. La
utilización de una pregunta cerrada en el caso de que el entrevistado no tenga una
actitud clara sobre el tema a debate o no haya adquirido todavía suficiente
información, entraña el riesgo de que la elección de respuesta sea diferente de la
conclusión que alcanzaría si se hubiera detenido a reflexionar y evaluar su propia
experiencia. Así, en estudios de opinión sobre temas políticos, resulta aconsejable
utilizar preguntas cerradas al tratar temas de política nacional que se supone son
bastante o muy conocidos en general por la población; en cambio, si se trata de temas
de política nacional poco difundidos o se refiere a temas de política exterior, que
suelen ser en general poco conocidos, las preguntas abiertas resultan más
recomendables.
Otro factor a tener en cuenta se refiere a la capacidad de motivación de la
pregunta. Anteriormente se discutió la importancia que tiene el conseguir una
motivación adecuada para que las personas a entrevistar se avengan a comunicar sin
reservas. Cuando un entrevistado no responde, o evade el objetivo de la pregunta, la
forma abierta permite que el entrevistador pueda tratar de motivar al entrevistado para
que siga la entrevista, bien razonando la pregunta, o bien destacando la importancia
del propósito de la entrevista. La pregunta cerrada, por el contrario, requiere un nivel
menor de motivación para comunicar, ya que el entrevistado ha de realizar menos
esfuerzo para dar su respuesta.
En términos generales, el entrevistador que utiliza la pregunta cerrada corre menos
riesgos de enfrentarse con ausencias de respuestas o con el «no sabe». Pero esta
aparente ventaja de la pregunta cerrada tiene sus riesgos, ya que en situaciones en que
la persona entrevistada desea evitar una situación ambigua o azarosa, puede elegir la
palabra o frase sin traicionar su confusión o ansiedad. En tal caso la elección de la
respuesta la puede hacer más en función de tratar de evitar esta situación, que por su
motivación a ofrecer una información válida. Así, pues, la pregunta cerrada resulta
más apropiada cuando no están presentes factores distorsionantes, o cuando la persona
a entrevistar no vaya a percibir fácilmente una respuesta alternativa como más
aceptable para el entrevistador. Si no se cumplen tales condiciones, es más
conveniente utilizar la forma abierta y enfrentarse directamente con el problema de la
motivación del entrevistado.
De una forma sintética, y como resumen de lo anterior, lo que nos retrotrae al
problema del conocimiento que pueda poseer el entrevistador sobre la situación del
entrevistado, se puede afirmar que la pregunta cerrada es conveniente cuando los
objetivos del estudio son relativamente sencillos, y el entrevistador tiene una
seguridad razonable de poder comunicar fácilmente con la población que se va a
estudiar. Para estudios más ambiciosos o en situaciones no tan bien definidas conviene
alternar las preguntas cerradas con las preguntas abiertas.

A) Tipo de preguntas cerradas.– Existen dos tipos de preguntas cerradas, las de


respuesta alternativa dicotómica y las de respuesta de elección múltiple. Las preguntas
de respuesta dicotómica se usan preferentemente para clasificar a la población en
torno a comportamientos, actitudes u opiniones bien definidos y que admiten sólo
alternativas a favor o en contra, positivas o negativas. Por ejemplo: « ¿piensa usted
votar en las próximas elecciones?», admite en principio sólo la respuesta afirmativa o

157
la negativa, aunque se podría incluir una tercera respuesta alternativa para los que
todavía no lo han decidido. También la pregunta ¿Usted cree que la gente que
gobierna España es gente preparada, que sabe lo que lleva entre manos o le parece a
usted que muchos de ellos no están suficientemente preparados?», admite en principio
sólo dos tipos de respuestas: 1, es gente preparada; 2, muchos no están preparados.
Pero al igual que en la pregunta sobre la intención de votar, cabe pensar en una tercera
alternativa de respuesta más matizada o de «no sabe». En todo caso, las alternativas de
respuesta deben ser mutuamente excluyentes y complementarias.
En temas más complejos el número de alternativas de respuestas suele ser superior
a dos, en cuyo caso tenemos las preguntas de respuesta múltiple. En tales preguntas el
entrevistado ha de seleccionar una de las respuestas apuntadas, aunque en algunos
casos puede elegir simultáneamente dos o más respuestas. Por ejemplo, en la pregunta
« ¿Se interesa mucho, regular, poco o nada por la política en general?», el entrevistado
ha de elegir necesariamente una sola respuesta. En cambio, en la pregunta «De los
problemas que a continuación le voy a enumerar: crisis energética, desigualdades
sociales, moralidad en las costumbres, paro, seguridad social, precios, relaciones de
España con otros países, orden público y seguridad ciudadana, terrorismo, y
autonomías, ¿cuál o cuáles de ellos le parecen los más graves? (Nota: se pueden dar
hasta tres respuestas)», el entrevistado puede elegir una, dos o tres de los problemas
alternativos que se han presentado.
Un tipo especial de secuencia de preguntas, cerradas y abiertas, es el que George
Gallup (1947) ha denominado diseño pentadimensional que se utiliza ampliamente en
el estudio de opiniones y actitudes. Los cinco componentes de este diseño –
familiaridad con el tema, expresión de las actitudes individuales, reacciones a
propuestas específicas, razones por las que se sostienen tales opiniones e intensidad de
las opiniones – son muy útiles para abarcar las diversas dimensiones de un tema
complejo de investigación. Las dimensiones primera, segunda y cuarta se suelen
analizar por medio de preguntas abiertas, y la tercera y quinta mediante preguntas
cerradas. Por ejemplo, la siguiente secuencia de preguntas sobre la ley del aborto se
adapta al diseño pentadimensional:

1. ¿Qué significa en concreto para usted la «ley del aborto»?


2. ¿Qué habría que hacer con la actual ley del aborto?
3. Unas personas están de acuerdo con la actual ley del aborto, mientras que otras
personas la estiman inadecuada. ¿Está usted a favor o en contra de que se
cambie la ley del aborto?
4. ¿Por qué piensa usted así?
5. ¿Hasta qué punto es usted muy, bastante o sólo un poco partidario de dicha
opinión?

Aunque no siempre son necesarias las cinco preguntas al explorar un tema, con
frecuencia los cinco componentes del diseño penta dimensional son útiles para cubrir
convenientemente las diferentes dimensiones de un tema de investigación.

B) Aproximaciones indirectas a temas difíciles.– En lo dicho hasta ahora sobre la


utilización de un lenguaje adecuado, tanto para las preguntas abiertas como para las
cerradas, se ha dado por supuesto que el entrevistado desea y puede suministrar la
información que se le pide, siempre que el entrevistador deje bien claro lo que se
quiere que el entrevistado informe, o que se establezca una relación interpersonal

158
favorable. Sin embargo, existen diferentes situaciones en que el entrevistado puede
ser incapaz o simplemente no desear responder al tipo de pregunta que se le hace.
Piénsese, por ejemplo, en temas relacionados con la vida sexual privada o con
sentimientos de prejuicio ante ciertos objetos o personas. Algunos de los
entrevistados pueden sentirse tan amenazados en su intimidad si responden a
preguntas sobre tales temas, que ninguna capacidad persuasoria del entrevistador será
suficiente para convencer al entrevistado de que cambie de actitud.
Incluso puede ocurrir que cierto tipo de información sea inaccesible al propio
entrevistado. Por ejemplo, si se desean conocer los sentimientos de hostilidad hacia
un cierto grupo social o hacia un partido político, probablemente el entrevistado no
tenga conciencia clara de la intensidad de sus sentimientos de hostilidad. Puede
ocurrir incluso que sobre algunos de los temas que se quiera discutir, el entrevistador
y el entrevistado no tengan un vocabulario ni un marco conceptual común.
En tales circunstancias conviene utilizar preguntas que de forma indirecta se
aproximen al tema en cuestión. Esto es, en lugar de preguntar directamente sobre los
aspectos que se estiman difíciles o perturbadores, se formularán preguntas que
indirectamente aborden tales aspectos. De este modo será más fácil descubrir los
estereotipos, prejuicios y bloqueamientos irracionales que impiden una buena
comunicación en la entrevista.
La forma más sencilla de aproximarse indirectamente a un tema difícil consiste en
dirigir la atención del entrevistado hacia una tercera persona. Esto se puede lograr
con una sustitución o con un preámbulo a una aproximación más directa, en el
supuesto de que una vez que el sujeto ha sido capaz de verbalizar su propia conducta
atribuyéndola a otra persona está mejor dispuesto a admitirla como algo propio.
En un estudio sobre los sentimientos nacionalistas y regionalistas de la población
española se abordó la clasificación de la población en centralistas, autonomistas,
federalistas e independentistas mediante la siguiente sucesión de preguntas: «Vea
estas dos frases que dicen dos personas con actitudes diferentes ante el regionalismo.
Señor García: Lo mejor es mantener la unidad del país como hasta ahora y no dar más
autonomía a las regiones. Señor Pérez: Nadie puede poner en duda que en España hay
regiones que son incluso verdaderas nacionalidades y que lo lógico es darles
autonomía a cada una de ellas, para que resuelvan por sí mismas una parte de sus
propios asuntos. Dígame, por favor, ¿con cuál está usted más de acuerdo? A los que
respondían el señor Pérez se les preguntaba a continuación lo siguiente: «Vea ahora
estas otras dos actitudes igualmente diferentes: Señor López: No sólo hay que dar
más autonomía a las regiones para que gestionen sus propios asuntos, sino que hay
que dejarles que cada uno haga sus propias leyes. Señor Fernández: Me parece bien
darles más autonomía a las regiones para sus asuntos internos, siempre que se respete
la unidad política del país. ¿Con cuál está usted más de acuerdo?» Finalmente, con
los que respondían señor López se continuaba la entrevista: «Volvamos a ver estas
otras dos actitudes, igualmente diferentes: Señor Martínez: Yo soy partidario de que
las regiones tengan sus propias leyes, pero siempre debe haber algunas cosas como el
ejército, las relaciones internacionales, etc., que tienen que depender del Gobierno
central. Señor González: Las regiones son verdaderas nacionalidades que, aparte de
sus propias leyes, deben tener incluso su ejército, aduanas, etc. Es decir, que deben
ser Estados totalmente independientes. ¿Con cuál está usted más de acuerdo?» De
este modo, la identificación con las posturas respectivas del señor García, señor
Fernández, señor Martínez y señor González permitieron clasificar indirectamente a
la población en centralistas, autonomistas, federalistas e independentistas (García
Ferrando, 1982).

159
Otras veces se necesita utilizar una aproximación indirecta cuando se desea que el
entrevistado reaccione a una situación o estímulo complejo. En tal caso, la utilización
de fotografías u otro material visual evita la descripción verbal o el empleo de
definiciones. La ventaja del dibujo, gráfico o fotografía es obvia, ya que el
entrevistado puede estudiarla con detenimiento, y reaccionar ante ella sin necesidad de
instrucciones verbales complicadas.
Pero quizá la situación en la que el procedimiento indirecto está más indicado
ocurre cuando los objetivos del estudio requieren que se obtenga una información que
el entrevistado es incapaz de suministrar. Se sabe que existen características de la
personalidad que el propio individuo desconoce, o que existen fuentes de tensión o
ansiedad que se evita admitir en uno mismo. En todos estos casos hay que recurrir a
preguntas indirectas muy bien diseñadas.
Se puede pensar en la existencia de varios niveles o estratos de la vida psicológica
del individuo que se podrían ordenar del siguiente modo: observación sensorial del
entorno o mundo «real» de los hechos «objetivos»; procesos perceptivos y cognitivos;
actitudes conscientes; actitudes inconscientes, y personalidad básica. La ordenación de
estos cinco niveles en un «cono de conciencia» ofrece en un extremo las percepciones
y rasgos que son más fáciles de captar a través de preguntas directas – observación
sensorial del entorno, procesos perceptivos y cognitivos y actitudes conscientes –,
mientras que en el otro extremo se encuentran los rasgos que se han de abordar
necesariamente de forma indirecta – actitudes inconscientes y personalidad básica.
En realidad, no resulta tan fácil separar tajantemente el nivel consciente del nivel
inconsciente, ya que se influyen mutuamente en cualquier situación, pues cuando se
observa un objeto o un hecho del entorno el individuo lo estructura o le da un
significado personal desde los niveles más profundos de la organización de su
personalidad básica. Pero gracias a la interacción de los distintos niveles, es posible
realizar preguntas relacionadas con los niveles más conscientes que permiten hacer
referencias acerca de actitudes o factores más profundos de la personalidad.
Para el estudio de las manifestaciones menos accesibles de la personalidad los
psicólogos y los psiquiatras utilizan las llamadas «técnicas proyectivas» (Anderson y
Anderson, 1951). Tales técnicas requieren de la persona entrevistada que reaccione a
estímulos muy poco estructurados, con el fin de que sus actitudes inconscientes
jueguen un papel más importante en la determinación de su respuesta.
Una de las técnicas proyectivas más utilizadas en la psicología clínica es el Test de
Rorschach, que consiste en 10 láminas que reproducen manchas de tinta, y ante las
cuales el sujeto expresará lo que le sugieren tales manchas. Otra técnica muy utilizada
en la práctica clínica es el Thematic Apperception Test, o TAT, que consiste en un
conjunto de fotografías sobre las que se pide al sujeto que invente algún tipo de
historia. A partir de las respuestas dadas, los analistas infieren los rasgos de
personalidad de los sujetos.
En el estudio de actitudes sociales se ha realizado un amplio uso de técnicas
proyectivas, tales como las dos anteriores o el test de asociación de palabras (Kidder y
Campbell, 1970), aunque conviene destacar la dificultad real de su diseño e
interpretación en el estudio y medida de actitudes. Algunas de las escalas que se
estudiarán en el capítulo de este libro dedicado a medición y escalas pueden
considerarse buenos ejemplos de formas indirectas de medición de actitudes.

6.3. La organización del cuestionario

160
La secuencia que adquieren las preguntas al elaborar un cuestionario es muy
importante en el logro de una entrevista con éxito. Al organizar las preguntas en un
cuestionario conviene considerar tres aspectos: el logro de una introducción
apropiada, la transición fácil y razonable de un tema a otro y la formulación de una
adecuada conclusión a la entrevista.
Es conveniente que el cuestionario comience con una serie de preguntas que no
planteen problemas subsiguientes. A continuación, conviene que se realice una
aproximación gradual al problema central. De este modo se le introduce a la persona
entrevistada no sólo en el problema a investigar, como también en el papel de sujeto
que se enfrenta con un instrumento de análisis. Después vienen las preguntas más
complejas o con mayor carga emocional, que conviene formular cuando la persona
entrevistada se encuentra en una situación que corresponda a la naturaleza de los
estímulos. Finalmente, conviene dedicar la última parte del cuestionario a preguntas
que representen estímulos más fáciles y que permitan tanto al entrevistador como al
entrevistado terminar la entrevista con una sensación más relajada.
Suele ser conveniente dejar para el final del cuestionario algunas preguntas
referentes a datos clasificatorios del sujeto, tales como la edad, nivel de estudios, clase
social subjetiva, ingresos, etc., mientras que las preguntas clasificatorias relacionadas
con el tema principal de la entrevista conviene que vayan al principio.
En un cierto sentido una organización de las preguntas como la que aquí se sugiere
resulta obvia, ya que corresponde exactamente a las reglas implícitas en la
conversación cotidiana: en primer lugar, conviene aproximarse al tema gradualmente,
para, en segundo lugar, plantear el tema principal abiertamente y, por último, después
de haber discutido ampliamente el tema, buscar la distensión en una conversación
breve sobre temas generales antes de finalizar la conversación.
Algunos autores (Esomar, 1973) hablan de la secuencia del embudo para referirse
al ordenamiento de preguntas desde lo más general a lo más específico. Uno de los
principales objetivos que se tratan de lograr con la secuencia del embudo, es impedir
que las primeras preguntas del cuestionario condicionen o sesguen las respuestas de
las preguntas que vienen a continuación. Además, la secuencia del embudo facilita el
mantenimiento de unas buenas relaciones con el entrevistado que puedan propiciar el
interés por comunicar. Así, por ejemplo, en un cuestionario cuyo objetivo principal
sea el conocer la intención de voto del entrevistado, se puede comenzar con preguntas
sobre política en general, para pasar a preguntas sobre simpatías hacia líderes y
partidos políticos que introduzcan las preguntas principales sobre intención real de
voto, para volver otra vez a temas de política general y terminar con las preguntas de
clasificación general.
Otras veces puede resultar conveniente invertir la secuencia y comenzar con las
preguntas específicas, para concluir con las preguntas más generales. En tal caso se
tiene la secuencia del embudo invertido que, aunque elimina las ventajas básicas de la
secuencia anterior, ofrece en cambio otras que la hacen útil en algunas situaciones.
Así, la secuencia del embudo invertido facilita la reflexión sobre las propias actitudes
que mantiene la persona entrevistada en una serie de subáreas relacionadas con el
objetivo principal. Por eso, la secuencia del embudo invertido puede resultar
aconsejada cuando el investigador quiere estar seguro de que el entrevistado ha
considerado ciertos aspectos al ofrecer su evaluación. En un cuestionario sobre
actitudes y opiniones en torno al tema del aborto, por ejemplo, se puede comenzar
directamente preguntando la opinión favorable o desfavorable sobre la regulación del
aborto, para pasar a continuación a preguntas relacionadas con la vida familiar y
valores básicos, que permitan ulteriormente ofrecer al investigador elementos de

161
análisis sobre el marco actitudinal y valorativo desde el que la población manifiesta su
apoyo o su oposición a la regulación del aborto.

A) La organización de los temas.– Además de los problemas de la secuencia de las


preguntas relacionadas con un tema en particular, y del problema de las fases
generales del cuestionario, se encuentra el problema de cómo disponer a lo largo del
cuestionario los diversos temas que se quieren tratar en la entrevista. El principio
general, en cierta medida implícito en lo que se ha dicho anteriormente, es que los
temas y las preguntas conviene que se distribuyan de tal manera que ofrezcan el
mayor sentido a la población que se va a encuestar. Esto es, la secuencia de las ideas
en el cuestionario conviene que siga la lógica del entrevistado. Por esta razón, las
preguntas que se encuentran fuertemente asociadas unas con otras en términos de los
objetivos del estudio, deben encontrarse ampliamente separadas a lo largo del
cuestionario.
A pesar de los esfuerzos que se puedan realizar para lograr que el cuestionario
transcurra con suavidad, y que la secuencia de los temas tenga sentido para el
entrevistado, algunas veces resulta imposible evitar un salto brusco de un tema a otro.
En tales casos el entrevistador debe ayudar al entrevistado a realizar el cambio. Lo
más usual es informar al entrevistado de que se ha completado la discusión de un tema
y de que se va a iniciar uno nuevo.

6.4. Prueba o pretest del cuestionario

Por mucho cuidado que se haya puesto en el empleo de palabras adecuadas en la


formulación de preguntas, en el desarrollo de la secuencia apropiada de las preguntas,
y en el diseño del cuestionario, el investigador debe, siempre que ello sea posible,
probar el cuestionario antes de proceder a realizar las entrevistas con el conjunto de
personas que integran la muestra. Con ello se llega a la fase de la prueba o pretest del
cuestionario.
Para ello se selecciona un grupo reducido de personas, habitualmente entre 30 a 50,
en el que estén representados los diversos segmentos o sectores sociales que
componen la muestra, y se realizan las correspondientes entrevistas con la versión
inicial del cuestionario. Los resultados obtenidos se analizan seguidamente para
comprobar si encajan con los objetivos propuestos. En este sentido, el pretest o prueba
del cuestionario es realmente una encuesta en miniatura de la encuesta general que se
pretende realizar, pero en lugar de buscar resultados concretos, lo que se pretende en
esta fase es contrastar hasta qué punto el cuestionario funciona como se pretendía y las
preguntas provocan el tipo de respuestas deseadas.
Normalmente, el pretest o prueba conducirá a la revisión de alguna pregunta e
incluso a la revisión de la secuencia de temas y preguntas. Cuando se trata de temas
especialmente difíciles y sobre los que no existe mucha investigación previa, puede
resultar conveniente realizar varias pruebas del cuestionario antes de editar la versión
definitiva.
Otro objetivo de esta fase de ensayo consiste en la determinación del grado en que
el cuestionario satisface las necesidades de los entrevistados, y es realista con las
demandas que ejerce sobre ellos. Por ello, con el fin de saber hasta qué punto el
cuestionario provoca una relación apropiada con los entrevistados, y de comprobar si
las preguntas pueden formularse sin explicaciones ulteriores, resulta muy conveniente,

162
por no decir necesario, realizar la prueba o pretest del cuestionario para evaluar las
reacciones de la población que se pretende encuestar.

7. La entrevista, el trabajo de campo y el plan de codificación

Una vez se cuenta con la versión definitiva del cuestionario, se procede a la


realización de las entrevistas con los sujetos seleccionados siguiendo las instrucciones
de la muestra. Al llegar a esta fase del estudio a través de la encuesta, el investigador
ha de tomar la decisión de realizar personalmente las entrevistas, o bien de delegar en
un equipo de entrevistadores las tareas de ejecución de las mismas. La fase de
realización de las entrevistas se suele denominar trabajo de campo, quizá por
influencia de las actividades que realizan los científicos naturales cuando estudian a
los animales y a las plantas in situ, esto es, en el campo. Dado que los científicos
sociales se han inspirado normalmente en los modelos de trabajo de los científicos
naturales, muchos términos desarrollados por éstos han sido copiados por aquéllos
para denominar procesos de trabajo equivalentes.
Cuando el número de sujetos que componen la muestra no es muy elevado, la
decisión probablemente ni se plantea dado que la propia importancia de la entrevista
aconsejará al investigador a que tome la iniciativa personal de su realización. Pero
cuando la muestra la componen varios cientos o varios miles de personas, puede
resultar una tarea excesiva conducir personalmente todas las entrevistas. En tal caso,
conviene contar con la ayuda de un equipo de entrevistadores que efectúen las
entrevistas.

Todos los investigadores que han realizado encuestas reconocen las dificultades que
comporta el desarrollo con éxito de esta forma de comunicación social. Como dicen
Mayntz, Holm y Hübner (op. cit., pág. 149), «apenas hay una fase del proceso de
obtención de datos por encuesta que contenga tantos problemas por resolver como el
proceso mismo de la entrevista». Tales dificultades se incrementan cuando no es el
propio investigador que ha planteado el estudio, formulado las preguntas y organizado
el cuestionario, el que ha de llevar a cabo las entrevistas.
En el capítulo dedicado al estudio del grupo de discusión y a la entrevista en
profundidad se estudian los problemas principales de interacción que surgen en la
situación social que protagonizan entrevistador y entrevistado. Baste decir ahora que
cuando el investigador no realiza personalmente las entrevistas, ha de seleccionar
cuidadosamente el equipo de entrevistadores. A veces, los problemas que plantea la
utilización de terceras personas para conducir las entrevistas son tan grandes, que el
investigador ha de renunciar al empleo de entrevistadores y ha de conducir
personalmente las entrevistas, todo lo más con la ayuda de algunos colaboradores.
Esto fue lo que les ocurrió a Kinsey y a sus colaboradores en su ya clásico estudio
sobre la sexualidad humana (Kinsey et al., 1948 y 1953). Las primeras entrevistas
sobre la vida sexual de los encuestados resultaron tan problemáticas, que Kinsey tuvo
que renunciar al equipo de entrevistadores que había preparado con este objetivo, y
pasó a realizar personalmente, con la ayuda de unos pocos colaboradores, las 12.000
entrevistas que necesitó llevar a cabo para satisfacer sus objetivos de estudiar con
amplitud y profundidad la sexualidad humana. La investigación se inició en 1938 y los
primeros resultados no se publicaron hasta 1948. Había necesitado diez años
prácticamente para realizar las entrevistas y analizar los primeros resultados.

163
Pero habitualmente los investigadores no disponen de un plazo tan dilatado de
tiempo para llevar a cabo su trabajo de investigación, y han de realizar el trabajo de
campo en el plazo de tiempo más breve posible. En los estudios de opinión.pública
que se basan normalmente en muestras que van desde un millar hasta unos cuantos
miles de entrevistas, resulta inevitable contar con un equipo de entrevistadores más o
menos profesionalizados, pero que en todo caso conozcan bien la forma de conducir
entrevistas. Casi resulta inevitable la introducción en una encuesta de cierto grado de
sesgo del entrevistador, por lo que no se puede hacer otra cosa que al analizar los
resultados tener este factor en cuenta. En una prueba realizada por Francisco Alvira y
Emilio Martínez Ramos (1985, páginas 219-256), se demostró que la ideología de los
entrevistadores influía en cierto modo en el tipo de respuestas obtenidas al formular
preguntas de carácter político. Por todo ello, uno de los aspectos más complicados de
la organización de los institutos de sociología aplicada que realizan estudios de
opinión pública y similares, es la red de campo y el equipo de entrevistadores, ya que
el éxito de la investigación depende en buena medida de que el trabajo de campo se
realice con agilidad, prontitud y sobre todo con efectividad.
Precisamente una de las razones principales de los fracasos de los primeros
sociólogos cuando trataron de realizar encuestas sociales habría que buscarla en la
inexistencia de redes de campo y de equipos de entrevistadores cualificados, que
pudieran haber realizado las numerosas entrevistas previstas por los ambiciosos
proyectos de investigación de aquellos primeros sociólogos.

Cuando se habla de trabajo de campo y de equipos de entrevistadores, la palabra


clave es control. Control de que las entrevistas se conduzcan atendiendo a las
instrucciones que contienen los cuestionarios y que ha dado el investigador; control de
que se eligen las personas seleccionadas originalmente por el diseño de la muestra;
control de las relaciones sociales que establecen entrevistadores y entrevistados;
control, en fin, de que los cuestionarios sean devueltos con prontitud y debidamente
cumplimentados al investigador que los ha de analizar. Por tratarse aspectos que
tienen que ver más con la organización del trabajo en el seno de una empresa que con
los problemas intrínsecos de la investigación social, dejamos aquí este tema que se
encuentra mejor tratado en textos más especializados (por ejemplo, Noelle, 1970), y
que en todo caso se aprende finalmente en la propia práctica de la investigación social
empírica.

7.1. El plan de codificación

Para facilitar la operación de contar las respuestas dadas por la población


encuestada, y apuntadas en los cuestionarios, hay que codificarlas. Para ello se han de
formar series de grupos y categorías que sean suficientes para que en ellas quepan
todas las respuestas dadas a una pregunta. La codificación consiste, pues, en el
establecimiento de grupos que permiten clasificar las respuestas. Tal como dice
Elizabeth Noelle, «suena fácil pero es un proceso de ordenación difícil. Colocamos
una red, por decirlo así, sobre todo el material de respuestas y, mediante el tamaño y
tipo de mallas, determinamos lo abundante que ha sido la pesca de la investigación»
(Noelle, op. cit., pág. 233).
La codificación ha de adaptarse al sistema técnico por el que se valora la encuesta.
Cuando no se dispone de medios mecánicos o electrónicos para codificar, la
codificación se realiza a mano, y se tiene completa libertad para asignar grupos y

164
categorías. Resulta recomendable en los recuentos a mano pasar las respuestas a hojas
de codificación para realizar con más facilidad las operaciones de clasificación y
numeración. Pero resulta más frecuente utilizar medios mecánicos, en la actualidad de
naturaleza electrónica.
Los diversos sistemas electrónicos conocidos utilizan el mismo sistema lógico de
clasificación. Originalmente se partía del espacio de perforación que permite una
tarjeta de 80 columnas, cada columna integrada por doce dígitos perforables, lo que
ofrece un total de 960 posibilidades de perforación por tarjeta. La pregunta cerrada
típica se precodifica en el cuestionario adaptándose a los dígitos de una columna, de
tal manera que a cada posible respuesta corresponda un dígito. Hay casos de preguntas
en que hacen falta los dígitos de dos columnas para precodificarlas. Así, la pregunta:
¿Cómo calificaría usted la situación política actual?», se puede precodificar del
siguiente modo:

Muy buena 1
………………………
Buena 2
……………………………..
Regular 3
…………………………...
Mala 4
………………………………
Muy mala 5
…………………………
No sabe 6
…………………………...
No contesta 7
……………………….

Y la pregunta: «¿Por qué grupo político siente usted mayor simpatía?», se puede
precodificar con dos columnas:

Anarquistas ……….............................. 01
Partidos extrema izquierda . ................. 02
Comunista ……….............................. 03
Socialista marxista .............................. 04
Socialista no marxista .............................. 05
Centrista .......................................... 06
Nacionalista de centro .............................. 07
Derecha moderada ….......................... 08
Derecha nacional ….......................... 09
Otros, ¿cuál? …………………............... 10
No sabe/No contesta ……...................... 99

En el caso de las preguntas abiertas, el procedimiento que se sigue para «cerrarlas»


es el siguiente: se transcriben literalmente las respuestas de un número suficiente de
cuestionarios. A continuación se analiza el contenido y se anotan las categorías,
conceptos o términos que son comunes a varias respuestas. Cuando ya no aparecen
más respuestas que necesiten nuevas categorías, se cierra el proceso.

165
No existen reglas fijas para el «cierre» de preguntas abiertas, ya que la
denominación de las categorías, conceptos o términos depende del objeto de estudio y
de los conocimientos teóricos del investigador. Como ejemplo (García Ferrando,
1984, pág. 111), veamos qué categorías se utilizaron para cerrar las respuestas a la
pregunta: ¿Qué entiende usted por ser de izquierdas?», y los códigos asignados :

Significado de «izquierda» Código

Defensa de trabajadores y obreros ............... 01


Defensa interés del pueblo .......................... 02
Defensa de las clases media y baja ............. 03
Igualdad social .......................................... 04
Ideas humanistas y progresistas .................. 05
Partido ideas avanzadas ............................. 06
Lo contrario a la derecha (en mejor) ............ 07
Lucha contra la explotación ........................ 08
Anticapitalismo ......................................... 09
Revolucionarios ........................................ 10
Rojos ........................................................ 11
Partidos con ideas de desorden .................. 12
Lo contrario de la derecha (en peor) ........... 13
El mito de la defensa de los trabajadores ..... 14
Socialismo y comunismo ............................ 15
Ideas socialistas ......................................... 16
Marxismo .................................................. 17
Cambio radical .......................................... 18
No sabe ..................................................... 98
No contesta ............................................... 99

Una vez codificadas todas las preguntas de todos los cuestionarios, si se sigue el
procedimiento mecánico, se graba la información en cintas magnéticas – hasta hace
poco se perforaban fichas especiales, pero este procedimiento ya ha quedado
anticuado –, que son las que se analizarán en el ordenador, normalmente aplicando un
programa estadístico especial para datos de encuesta. Las tablas y estadísticos
resultantes se analizarán siguiendo los procedimientos que se estudian en un próximo
capítulo.

8. Consideraciones finales sobre las encuestas

La encuesta no es sólo la técnica de investigación social más utilizada por la


sociología empírica, sino también es la más debatida. Tiene tantos defensores como
detractores, aunque hay que reconocer que muchos de estos últimos acaban
utilizándola en alguna ocasión u otra. Como toda técnica de investigación, tiene sus
puntos fuertes y sus puntos débiles y ofrece mejores resultados cuanto mejor se
adaptan los objetivos de la investigación a las propias posibilidades analíticas de la
encuesta, tal como se ha visto en las páginas anteriores. Los resultados que se
obtengan mediante unas encuestas serán tanto más válidos y más fiables, cuanto más
rigor y cuidado se hayan desplegado en la realización de cada una de las fases que
componen esta forma de investigación.

166
A pesar de su popularidad y amplia utilización, diversos aspectos centrales en la
investigación por encuestas, tales como la dinámica entrevistador-entrevistado,
efectos de los cambios de palabras de las preguntas en las respuestas, contexto de la
entrevista, etc., han sido escasamente investigados, por lo menos no lo
suficientemente como el amplio uso de las encuestas merece. Por eso son muchos los
autores que consideran que las encuestas se utilizan en exceso, y que los sociólogos
debieran diversificar más sus técnicas de obtención y análisis de datos. Los diversos
capítulos de este libro ofrecen una buena muestra de esta variedad metodológica que
caracteriza, afortunadamente, a la sociología científica actual.

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168
2 Para un estudio de los orígenes de la sociología empírica, ver M. GARCIA FERRANDO,
Sobre el Método, Madrid, CIS, 1979, especialmente los capítulos 2, 3 y 4.
3 Paralelamente, la revista Literary Digest había consultado a 2.400.000 personas –
utilizando las direcciones de abonados al teléfono y de propietarios de automóvil –, y
predijo la derrota de Roosevelt. El fracaso de la predicción sirvió sobre todo para
revalorizar la importancia de la teoría de las muestras y para hacer creíble las
predicciones basadas en las consultas realizadas a un número relativamente pequeño
de personas convenientemente seleccionadas.
4 Para obtener una visión de conjunto de la amplia obra de Lazarsfeld, ver R. K.
MaRvorv, J. C. CoLEMAN, y P. H. Rossi (eds.), Qualitative and Quantitative Social
Research. Papers in Honor of Paul F. Lazarsfeld, New York, The Free Press, 1979.
5 Para un estudio detallado de las distribuciones muestrales y de las estimaciones
puntuales y por intervalos de parámetros, se puede consultar: Manuel García Ferrando
Socioestadística, Madrid, Alianza, 1985, especialmente los capítulos 5 y 6.
6 En lo que sigue en el resto del capítulo vamos a ocuparnos de estudiar la encuesta
mediante entrevista personal, que es la forma de encuesta más utilizada. Pero hay que
tener en cuenta que existen otras formas de encuesta tales como la encuesta por
correo, la encuesta telefónica y la encuesta mediante cuestionario autoadministrado,
que se utilizan cada vez más, sobre todo en la medida en que los costes económicos de
la encuesta mediante entrevista personal se van elevando, y que el propio cambio
social amplía y facilita la comunicación telefónica y por otros medios. Todas las fases
de investigación por medio de estoscuatro tipos de encuesta son idénticos, a excepción
de la manera de abordar a la persona
7 La bibliografía sobre encuestas, entrevistas y cuestionarios es muy extensa. Aparte
de los autores ya citados en el presente capítulo, se pueden dar los siguientes nombres
por tratarse de autores y obras que han tenido particular incidencia en este área de la
investigación social: LAZARSFELD, 1935; PAYNE,1951; HYMAN, 1962; Noelle,
1970; MacFalane, 1972; Esomar, 1973.

169
http://cidipmar.fundacite.arg.gov.ve/Doc/Paradigma96/doc1.htm

PARADIGMAS CUANTITATIVO Y CUALITATIVO


EN LA INVESTIGACIÓN SOCIO-EDUCATIVA:
PROYECCIÓN Y REFLEXIONES 1*

Lidia Gutiérrez B.
Instituto Pedagógico Rural "El Mácaro"

SUMARIO

PARADIGMAS CUANTITATIVO Y CUALITATIVO .................................................. 1


EN LA INVESTIGACIÓN SOCIO-EDUCATIVA:....................................................... 1
PROYECCIÓN Y REFLEXIONES 1* .......................................................................... 1
Resumen ..................................................................................................................... 2
Palabras Claves: .................................................................................................... 2
Planteamientos Previos ............................................................................................ 2
Antecedentes Históricos de los Paradigmas......................................................... 3
Soporte filosófico del paradigma cualitativo de la investigación socio-
educativa ..................................................................................................................... 5
Relación Sujeto-Objeto ............................................................................................. 6
Propósitos de la Investigación ................................................................................. 7
Conceptos claves que enfatizan ............................................................................. 7
Proceso de Investigación ......................................................................................... 8
Estrategia de Investigación ...................................................................................... 9
Escenario de la Investigación ................................................................................ 10
Credibilidad de los hallazgos ................................................................................. 10
Discurso del Informe ............................................................................................... 11
Interrogantes generadoras de discusión.............................................................. 11
Notas.......................................................................................................................... 11
Referencias............................................................................................................... 13
La Autora................................................................................................................... 14
Lidia Gutiérrez B. ................................................................................................. 14

1
Resumen
En este trabajo se intenta precisar las implicaciones filosóficas, epistemológicas
y metodológi-cas que están presentes en el contexto de los paradigmas
cuantitativo (convencional) y cualitativo (emergente) de investigación socio-
educativa. Se propone un esquema de análisis que considera los siguien-tes
aspectos: (a) Antecedentes Históri-cos (contextualización de las situa-ciones
que dan origen a cada paradigma dentro del marco de la Ciencia); (b) Soporte
Filosófico del Paradigma Cualitativo de la Investigación Socio-educativa
(supuestos implícitos); (c) Modo de expresión que asume cada paradigma en la
relación sujeto-objeto; (d) Propósitos de la Investigación (criterios de decisión
según el objeto de estudio); (e) Conceptos que se manejan en cada uno de los
contextos; (f) Proceso de Investigación (modos de abordar la investigación en
cada paradigma); (g) vía deductiva del paradigma cuanti-tativo y la vía inductiva
del paradigma cualitativo; (h) Concepciones en cuanto al ambiente (escenario)
en donde se realiza la investiga-ción; (i) Criterios de credibilidad de los
hallazgos; (j) Diferencias en el discurso de los informes de investigación.

Palabras Claves:

Investigación cualitativa, Paradigma, Metodología de la


Investigación

Planteamientos Previos
La exposición está basada sobre cuatro planteamientos previos:

Primer planteamiento. Vamos a iniciar afirmando que existen diferencias entre


los paradigmas1 cuantitativo y cualitativo de la investigación socio-educativa.
Este planteamiento es contrario a la manera como se quiere hacer ver la
divergencia desde puntos de vista muy perso-nales y en ocasiones simplistas.

Autores como, por ejemplo Smith (1983), Pérez Gómez (1985), Shulman
(1986), discriminan dos paradigmas en la investigación socio-educativa. Para
esbozar una aproxima-ción de cada uno de estos paradigmas utilizaremos la
expresión paradigma cuantitativo para referir-nos al paradigma "tradicional" o
"clásico" de investiga-ción expresado mediante las tendencias racionalistas,
positivistas, empiristas, cuantitativa, predominantes en la investigación socio-
educativa hasta la década del 60. Mientras que el paradigma cualitativo
representa las tendencias interpretativa, fenomenológica, hermenéutica,
naturalista, etnográfica, que figura en la investigación socio-educativa desde la
década de los años setentas2. Otros autores, como Carr y Kemmis (1988),
diferencian un tercer paradigma que denominan paradigma crítico para agrupar
las tendencias de la investigación de denuncia, de investigación acción, de la
producción o descubrimiento de teorías para el mejoramiento, cambio y
transformación.

2
Segundo planteamiento. Las diferencias ocultas o manifiestas entre ambos
paradigmas van más allá de las teorías y métodos utilizados, hasta llegar a una
concep-ción filosófica. Las discrepancias entre los paradigmas cuantitativo y
cualitativo en la investigación socio-educativa arrojan un planteamiento
trascendental que supera el aspecto instrumental y/o teórico de un estudio.
Tales discrepancias se expresan en una manera distinta de afrontar la vida, de
abordar los problemas. El llamado "debate metodológico" (el cual no es nada
nuevo3) ha marcado en la historia las diferencias entre ambos para-digmas.

Tercer Planteamiento. Cada paradigma surge en un contexto histórico-


político-social-cultural particular, en donde -interpretando a García Guadilla
(1987)- el motor que impulsa la creación es la insatisfacción ante las
respuestas que da un paradigma a interrogantes formuladas sobre el quehacer
de la investigación. Es necesario hacer aquí la acotación sobre posiciones que
consideran no existir ruptura y/o discontinuidad de para-digmas sino más bien
complementariedad.

Antecedentes Históricos de los Paradigmas


Las discrepancias existentes entre los paradigmas cuantitativo y cualitativo de
la investigación socio-educativa se inician en el enfrentamiento de los
supuestos filosóficos del positivismo y del idealismo científico4 (Smith, 1983).

En el recuento histórico, la metodología de la inves-tigación (como modo de


enfocar problemas y buscar res-puestas) en el campo educativo en particular y
de la investigación social en general viven en el siglo pasado un momento
crucial en el cual se interroga acerca de si las ciencias sociales pueden o no
"tomar prestada" la metodología de las denominadas ciencias físicas para
investigar el mundo social y humano. Tal pregunta genera inquietudes acerca
de la pretendida unidad en las inte-rrogantes de la ciencia. En este contexto, el
grupo identificado como positivista5 (conformado por Comte, Mill, Durkheim)
estaba trabajando dentro de la tradicio-nal forma empirista establecida por
Newton y Locke. En otro lugar, el grupo que pudiera denominarse idealista
(tales como Dilthey, Rickert, Weber) encontraron una filosofía particular a partir
de la tradición Kantiana.

Autores como Taylor y Bogdan (1986) declaran que en las ciencias sociales
han prevalecido principalmente dos perspectivas teóricas principales. Los
positivistas (Comte, Durkheim) quienes buscan los hechos o causas de los
fenómenos sociales con independencia de los estados subjetivos de los
individuos y los fenomenólogos6 (Husserl, Schutz) quienes quieren entender
los fenómenos sociales desde la propia perspectiva del actor.

La más alta cuota del positivismo está planteada en la posición de Comte y se


desarrolla mediante dos líneas de pensamiento: primero, que la sociedad
evoluciona desde la posición teológica a la metafísica hasta llegar al
positivismo. En este sentido, el conocimiento está basado en la ciencia y en los
métodos científicos. La segunda línea de pensamiento está referida a la
jerarquía de las ciencias que según su emerger histórico corresponden en este

3
orden: matemáticas, astronomía, física y en último lugar la sociología.
Apoyadas en estos planteamientos, las ideas positivistas se desarrollan de
manera relevante en el siglo XIX desde una perspectiva de cuantificación. Más
adelante, el pensamiento positivista propuesto por Durkheim declara a los
elementos o factores sociales como cosas (algunos autores expresan esta
declaración como la "cosificación" de las ciencias sociales) y con esto se quiere
establecer que el objeto de estudio de las cien-cias sociales puede ser tratado
de la misma forma como lo hacen las ciencias físicas. Esto implica, por una
parte, aceptar que el objeto de estudio de las ciencias sociales es posible
independizarlo de los sujetos de la investi-gación y sus pensamientos, luego el
objeto de estudio existe con o sin significados intrínsecos, tal como ocurre en
las ciencias físicas. El conocedor y lo conoci-do o por conocer se pueden
separar y los científicos sociales adoptan el rol de observador
independientemente de la existencia de la realidad. Por otra parte, el
pensamiento de la escuela positivista llega a concebir la investigación social
como una actividad neutral en rela-ción a valores, puesto que desde este punto
de vista la investigación cree tener poder para: eliminar todo sesgo y
preconcepción, no estar envuelta en situaciones emocio-nales o actitudinales,
trascender más allá de la aparien-cia y del sentido común.

El uso del enfoque científico para el estudio del mundo social comienza a tomar
un rumbo diferente a partir de enfoques desarrollados en Alemania, los cuales
contra-staban con el pensamiento positivista imperante. Dentro de la tendencia
idealista de la filosofía, el primero en resaltar un cambio en la concepción
metodológica de las ciencias sociales fue Dilthey. Sus argumentos se basan en
que las ciencias físicas poseen objetos inanimados, en cambio en los estudios
de las ciencias sociales es impo-sible separar el pensamiento de las
emociones, la subje-tividad, los valores. La complejidad del mundo social
presenta cambios constantemente y es imposible establecer leyes similares a
las existentes en las ciencias físicas. La posición de Dilthey consiste en
proponer a las cien-cias culturales ser más descriptivas y concentradas sobre
la comprensión interpretativa que en ser predictivas o explicativas. La
comprensión interpretativa es concebida por Dilthey como un proceso
hermenéutico en el cual la experiencia humana depende de su contexto y no se
puede descontextualizar ni utilizar un lenguaje científico neutral. Dice Bourdieu
(1987) "...en tanto no hay regis-tro perfectamente neutral no existe una
pregunta neutral".

De manera similar a Dilthey, Weber (personaje que sirve de medio de


expresión de las ideas del filósofo alemán Friederich Nietzsche) enfatiza que la
comprensión interpretativa es el objetivo del quehacer de las ciencias sociales
y argumenta que nada puede ser compren-dido con la ausencia del contexto. A
diferencia de Di-lthey, Weber establece la posibilidad de enunciar leyes
sociales para un determinado contexto y en un tiempo determinado.

Rickert, por su parte, da relevancia a la introduc-ción de los valores en la


investigación social desde dos puntos de vista: los valores de los sujetos que
partici-pan en la situación social7 bajo estudio y los valores del investigador.
Weber agrega a esto que existe diferen-cia entre seleccionar un tópico sobre la

4
base de valores y hacer un juicio personal acerca de la importancia del objeto
de estudio después que ha sido seleccionado.

Con estos aportes, el grupo idealista es reconocido por sus argumentos acerca
de la interdependencia existen-te entre lo que es investigado y los procesos de
investigación.

Soporte filosófico del paradigma cualitativo de la


investigación socio-educativa
Rastrear los enunciados filosóficos sobre los cuales se apoya el paradigma
cualitativo de la investigación socio-educativa propicia establecer conexión con
filóso-fos como Nietzsche, Heidegger, y Husserl.

A finales del siglo XIX y principios del XX, el optimismo del proyecto de
emancipación humana de las filosofías imperantes comienza a decaer ante la
preponde-rancia de corrientes antirracionalistas promovidas por las ideas de
Nietzsche.

El filósofo alemán (conocido como el filósofo del eterno retorno) Friederich


Nietzsche expone que "el mundo es el resultado de una cantidad de errores y
fantasías que han surgido en la evolución de los seres orgánicos." Para este
filósofo el hombre moderno es totalmente apa-riencia, lo que representa no es
visible y se oculta tras la representación". Son frases de Nietzsche: "...los
hechos más grandes son permanentes", "...el mundo gira en torno de los
inventores de valores nuevos, gira silencio-samente..." (citas por Bloom, s/f).

Nietzsche y sus seguidores, en contraposición con las ideas imperantes,


sostienen que los valores son producto de la mente de los pueblos y sólo para
ésta tienen signi-ficado.

El heredero de las ideas de Nietzsche, el filósofo alemán Martín Heidegger,


resalta el aspecto hermeneútico del conocimiento y sostiene que el ser humano
es un ser interpretativo pues la verdadera naturaleza de la reali-dad humana es
interpretativa. La interpretación para Heidegger es el modo natural de los seres
humanos y no el instrumento para adquirir el conocimiento.

En la re-orientación heideggeriana el destino indivi-dual "abre una relación de


co-presencia, un destino común ... con la generación dentro de la comunidad y
el pueblo..." (Goldman, 1973). En relación con la perspectiva fenomenológica,
Heidegger concibe al mundo como "subsis-tente", como dado; el sujeto
cognoscente sólo debe com-prenderlo y actuar sobre él: hombre, sentido y
mundo conforman una unidad inseparable, es la identidad sujeto-objeto. Para
la propuesta filosófica heideggeriana el ser es temporal, significativo e histórico.
En estas tres condiciones se concentran las ideas que nutren el trabajo
interpretativo de la investigación social.

Husserl, en su obra "Ideas relativas a una fenomeno-logía pura y una filosofía


fenomenológica" (primera edición en alemán en 1913) inspira a los hacedores

5
de la Nueva Sociología de la Educación. Es Husserl quien enun-cia "... las
formas de ser que tienen esencialmente sus modos de darse también tienen
sus modos en cuanto al método de conocerlas". "Un método no es, en efecto -
dice Husserl- nada que se traiga ni pueda traerse de fuera de un dominio.
"...Un método determinado ... es una forma que brota de la fundamental forma
regional del dominio y de las estructuras universales de éstas, o sea, que del
conocimiento de estas estructuras se depende esencialmen-te para
aprehenderlo epistemológicamente"8.

Las advertencias de estos filósofos se desconocieron en la práctica durante la


euforia positivista de la primera mitad de este siglo y se asume durante
suficiente tiempo como criterio de verdad el método de las ciencias físicas que
hace énfasis en la observación empírica y sensible, en el objeto mensurable y
en la comprobación objetiva.

Los supuestos filosóficos y epistemológicos de ambos paradigmas implicaron


consecuentemente diferencias en la concepción del sujeto (quien investiga), el
objeto (lo que se investiga) y el método (cómo se investiga).

Relación Sujeto-Objeto
En el paradigma cuantitativo, el sujeto de la inves-tigación es un ser capaz de
despojarse de sus sentimien-tos, emociones, subjetividad, de tal forma que
podemos estudiar el objeto, la realidad social y humana "desde afuera". La
relación entre el sujeto y el objeto de investigación es de independencia. Aún
cuando se investi-ga sobre aspectos humanos como motivación, actitud,
intereses, percibimos al objeto social como algo que no es directamente
observable, que es real pero que existe independientemente del pensamiento
(de manera similar como los científicos físicos ven al átomo).

Desde la perspectiva del paradigma cualitativo, es inaceptable desligar


pensamiento y realidad, y se tiene la convicción sobre una realidad modelada y
construida por nuestros pensamientos, en donde investigaremos de acuerdo a
como formemos parte de esa realidad y desde nuestra perspectiva y posibilidad
para conocerla.
El objeto en sentido proposicional, de la investiga-ción cualitativa es un "objeto
que habla" (en palabras de Bourdieu, 1987). El hecho social adquiere
relevancia en su carácter subjetivo y su descubrimiento se realiza a través de lo
que piensa el sujeto que actúa. Entre el sujeto de la investigación y el objeto
que habla se establece una relación de interdependencia e interacción.

6
Propósitos de la Investigación
Los propósitos básicos del paradigma cuantitativo en la investigación socio-
educativa consisten en realizar mediciones y predicciones exactas del
comportamiento regular de grupos sociales. "Los positivistas buscan los hechos
o causas de los fenómenos sociales con independen-cia de los estados
subjetivos de los individuos" (Taylor y Bogdan, 1986), es decir buscan la
objetividad. La búsque-da principal consiste en explicar las causas de los
fenómenos, confrontar teoría y praxis, detectar discre-pancias, analizar
estadísticamente, establecer conexiones y generalizaciones (abstracciones).

En el paradigma cualitativo el propósito consiste en describir e interpretar


sensiblemente exacta la vida social y cultural de quienes participan. "El
fenomenólogo quiere entender los fenómenos sociales desde la propia
perspectiva del actor" (Taylor y Bogdan, 1986). La búsqueda principal es del
significado, de comprensión de la reali-dad. Weber utiliza el término verstehen
para significar la compresión en un nivel personal de los motivos y creencias
que están detrás de las acciones de la gente. Además, la búsqueda en
ocasiones se traduce en desarrollo de conceptos y teorías, descubrimiento de
realidades múltiples.

Conceptos claves que enfatizan


En el paradigma cuantitativo, la investigación socio-educativa destaca
elementos como variables9 (cuantitativas y cualitativas), confiabilidad
(consistencia y esta-bilidad), validez (libre de distorsiones), hipótesis
(formulación a ser probada por la comprobación de los hechos) y grado de
significación estadística (nivel de aceptación o de rechazo y margen de error
aceptado).

En el paradigma cualitativo, la investigación hace énfasis en el significado (la


interpretación que hace el autor de su realidad), contexto (aspectos que forman
parte de la vida social, cultural, histórica, física, del actor), perspectiva holística
(concepción del escenario, los participantes y las actividades como un todo),
cultu-ra (qué hace el actor, qué sabe el actor y qué cosa construye y utiliza).

7
Proceso de Investigación
En el paradigma cuantitativo el proceso de investiga-ción sigue un patrón lineal
mientras que en el paradigma cualitativo el patrón es cíclico.

La secuencia lineal en las investigaciones cuantita-tivas de las ciencias


sociales está representada en el Gráfico 1. Desde el paso 1 hasta el 4 el
investigador actúa "desde afuera" de la escena cultural.

Gráfico 1

Patrón Lineal de la Investigación Cuantitativa

Fuente: James P. Spradley (1980). ¨Observación Participante¨. New York: Rinehart and
Winston.

En la práctica esta secuencia lineal puede sufrir modificaciones, pero en líneas


generales es la secuencia aceptada para proceder en un investigación.

El patrón cíclico de la investigación cualitativa se muestra en el Gráfico 2. Las


actividades principales siguen un patrón cíclico en el cual se repiten una y otra
vez de acuerdo a la información arrojada por las observa-ciones en cada fase
de la investigación. Se reduce la amplitud de la indagación sistemáticamente
para prestar atención sobre aspectos que van surgiendo "desde adentro" de la
propia situación social.

8
Gráfico 2

Patrón Cíclico de la Investigación Cualitativa

Fuente: James P. Spradley (1980). ¨Observación Participante¨. New York: Rinehart and
Winston.

Estrategia de Investigación
El paradigma cuantitativo es preferentemente deducti-vo, se recolectan datos
para evaluar modelos, hipótesis o teorías pre-concebidas. La perspectiva de
investigación cuantitativa enfatiza sobre lo exterior, es decir lo válido o externo,
posible de observación.

En el paradigma cualitativo, los hechos sociales se diferencian de los hechos


de las ciencias físicas por considerar las creencias y las opiniones de quienes
parti-cipan. Hayet señala, por ejemplo, "... que no deben ser definidos según lo
que podríamos describir sobre ellos por los métodos objetivos de la ciencia sino
por lo que piensa la persona que actúa" (en cita de Bourdieu, 1987). El
investigador cualitativo estudia a las personas en el contexto de su presente y

9
de su pasado. Esta perspectiva de investigación enfatiza sobre lo interior, es
decir lo válido o que proviene de adentro del sujeto.

La estrategia de investigación difiere en ambos paradigmas socio-educativos.


Por ejemplo, la estrategia cuantitativa contempla (en su abordar desde afuera)
la observación sistemática y entrevistas, mientras que la investigación
cualitativa en contraste utiliza (para abordar desde adentro) la observación
participante y la entrevista a informantes claves y entrevista biográfica.

Escenario de la Investigación
El ambiente en donde se realiza la investigación social en el paradigma
cuantitativo tiene visos "artifi-ciales"10. Se recurre a escenarios en los cuales se
pre-tende aislar y controlar situaciones intervinientes, abstraer una serie de
variables, en donde el investigador y sujetos de estudio viven una especie de
ambiente tipo laboratorio11.

El escenario del paradigma cualitativo está definido actualmente, sin


modificaciones; se estudia el fenómeno tal y como se desarrolla en su
ambiente natural en el sentido de no alterar las condiciones de la realidad
(Rockwell remite a condiciones normales del fenómeno).

El contexto y el aspecto a ser abordado no se anali-zan en forma separada sino


que son estudiados en su interrelación espontánea y natural

Credibilidad de los hallazgos


En los resultados de la investigación cuantitativa se enfatiza, además de la
validez, en la confiabilidad, es decir la repetibilidad del fenómeno hasta
encontrar su generalización (por la vía de la estadística cuando es posible). La
credibilidad de la investigación cuantitati-va es pretendida mediante la validez,
confiabilidad y objetividad.

En la investigación cualitativa la realidad social es única y dependiente del


contexto, por lo tanto irrepeti-ble. La investigación cualitativa requiere que toda
información recolectada se interprete sólo en el marco contextual de la
situación social estudiada. La investi-gación se basa en la contextualización.
Contexto es para la investigación cualitativa la comunidad o sistema de
personas, su historia, su lenguaje y habla, sus caracte-rísticas. La credibilidad
de los hallazgos es vista según Guba (1985) a través de la transferibilidad (no
generali-zables pero sí descriptivos o interpretativos de un contexto dado),
dependencia (estabilidad de los datos), confirmabilidad (certificación de la
existencia de datos para cada interpretación).

10
Discurso del Informe
La investigación cuantitativa está predeterminada, se utilizan formalizaciones y
especificaciones en los reac-tivos, por ejemplo; se revisa extensamente la
bibliogra-fía. Antes de orientar la investigación se establecen "por escrito" todas
las previsiones posibles. El discurso del informe utiliza patrones en el lenguaje
y no se emplea el relato.

En la investigación cualitativa el proyecto de inves-tigación tiene flexibilidad, sin


estructuración rígida de modelos o referentes teóricos. El proyecto es más
especu-lativo que normativo, se desarrolla a medida que progresa la
investigación. La problemática es abordada desde una perspectiva global e
integradora. La transcripción del informe se desarrolla en relato libre.

"La investigación cualitativa consiste en descripcio-nes detalladas de


situaciones, eventos, personas, inte-racciones y comportamientos que son
observables. Además, incorpora lo que los participantes dicen, sus experien-
cias, actitudes, creencias, pensamientos y reflexiones ... tal y como son
expresadas por ellos mismos y no como uno los describe" (Montero, 1984).

Interrogantes generadoras de discusión


1. ¿Es necesariamente propia del paradigma cuantitativo una investigación
que utilice procedimientos cuantitativos?
2. ¿Es suficiente para que una investigación sea cualita-tiva el uso de
variables de investigación cualitativas?
3. ¿Son los procedimientos cuantitativos lo suficiente-mente objetivos?
4. ¿Es la investigación socio-educativa cuantitativa suficientemente
generalizable?
5. ¿Es cualitativa una investigación que utilice varia-bles cualitativas?
6. ¿Es necesario o es imprescindible que el investigador declare el
compromiso de su investigación en un determi-nado paradigma de
investigación socio-educativo?
7. ¿La definición o precisión de cada paradigma está en función de las
variables utilizadas, las técnicas aplica-das, la metodología de
investigación planeada, o de los supuestos filosóficos y
epistemológicos?

Notas
1
El término paradigma es utilizado en su acepción más generalizada
como compromisos comparti-dos por un grupo científico que incluyen
aspectos instrumentales y teóricos de la comunidad científica.

"La comunidad científica" es un micro-cosmos social, con sus


instituciones de control, de presión y formación, autoridades
universitarias, jurados y tribunas críticas ... que determinan las normas
de la competencia profesional y tienden a inculcar los valores que

11
expresan" (Bourdieau). Paradigma implica conjunto de ideas
preconcebidas, tendencias de pensamiento y/o patrones de
investigación compartidos. En el sentido de Kuhn (1970) el paradigma es
algo implí-cito, oculto, penetrante, tácito, "sin habla", que impregna al
trabajo conceptual y metodológi-co de una investigación.
2
Es pertinente destacar que la investigación cualitativa no es novedosa
sino diferente a la predominante en el campo socioeducativo. Sant'Anna
(1983), por ejemplo, resalta experiencias etnográficas en el campo
sociológico desde 1898. Sin embargo, a partir de la década del 70 el
paradigma cualitativo resalta en los campos educativo, sociológico y
antropológico.
3
El conflicto metodológico planteado entre los paradigmas cuantitativo y
cualitativo no constituye una discrepancia reciente, por el contrario el
enfrentamiento que permanece en la actualidad tiene su origen en el
siglo pasado y hasta los momentos la literatura refleja puntos de análisis
diferentes. Smith (1983), por ejemplo, propone la discusión sobre tres
interrogan-tes: ¿cuál es la relación entre el investigador y lo que
investiga?, ¿cuál es la relación entre factores y valores en el proceso de
investigación?, y ¿cuál es el objetivo de la investigación?. Reichard y
Cook (1986) con la intención manifiesta de contribuir a la superación del
enfrentamiento entre los métodos cualitativos y cuantitativos, basan su
análisis sobre diez diversas interrogantes que descubren el nexo entre
paradigma y método.
4
Sant'Anna (1983) y Smith (1983) sugieren que el paradigma
cuantitativo se nutre de los su-puestos filosóficos del realismo,
racionalismo, positivismo y de la epistemología científica de Comte y el
Círculo de Viena. De manera diferente, el paradigma cualitativo utiliza
formulacio-nes del idealismo, irracionalismo, fenomenología y de las
epistemologías paracientíficas de Bergson y Husserl.
5
El término "positivista" es utilizado en el sentido práctico de etiquetar la
tendencia global del grupo. Con esto se quiere decir que no se descarta
la existencia de perspectivas diferentes dentro de este grupo. El trabajo
de Locke hace la advertencia del uso indiscriminado que se le ha dado
al término "positivismo" para generalizar al paradigma tradicional o
clásico de investigación.
6
La fenomenología en sentido amplio designa una tradición de las
ciencias sociales preocupada por la comprensión del marco de
referencia del actor social. "Fenomenologismo y verstehen (compresión)
... interesados en comprender la conducta humana desde adentro. El
significado original del término fenomenología se ha perdido y en la
actualidad se designa con él desde supuestos filosóficos hasta técnicas
de investigación.

12
7
La frase situación social remite a Castillo (1984) la autora identifica
situación social como un grupo de actores o participantes que realizan
una determinada actividad en un escenario particular.
8
La epistemología como reflexión sobre la ciencia en vías de realización
(Bachelard en Bourdieu, 1987)
9
El término variable representa características, cualidades o fenómenos
que pueden tomar diferentes valores (cuando se refiere a variables
cuantitativas) o difieren en cuanto a su clase (variables cualitativas).
10
El uso que se le da aquí al término "artificial" no tiene connotación
peyorativa.
11
Es pertinente hacer aquí la aclaratoria que el escenario "artificial" de la
investigación no es generalizable a toda tendencia de investigación
cuantitativa.

* Este artículo se apoya en Gutiérrez, L. y Denis, L. (1989). "La Etnografía como


metodología de investigación", Caracas: Universidad Nacional Experimental
"Simón Rodríguez", Doctorado en Educación.

Referencias
1. Bloom, Allan (s/f) Nietzsche en los E.U.A. Facetas.
2. Bourdieu, P. y Otros (1987) El oficio del sociólogo. México: Siglo
Veintiuno, Editores.
3. Carr, W. y Kemmis, S. (1988) Teoría crítica de la enseñanza. Madrid:
Editorial Martínez Roca.
4. García Guadilla, C. (1987) Producción y transferencia de paradigmas
teóricos en la investigación socio-educati-va. Caracas: Fondo Editorial
Tropykos.
5. Goldman, L. (1973) Luckas y Heidegger: Hacia una Filosofía Nueva.
Buenos Aires: Amorrortu Editores.
6. Guba, E. (1985). Criterios de credibilidad en la investigación
naturalística en la enseñanza. En J. Gimeno Sacristán y A. Pérez
Gómez. La Enseñanza: su teoría y práctica" Madrid: Akal Editor.
7. Husserl, E. (1986) Ideas relativas a una fenomenolo-gía pura y una
filosofía fenomenológica. México: Fondo de Cultura Económica.
8. Montero, M. (1984) La investigación cualitativa en el campo educativo.
La Educación (96), 19-31
9. Pérez Gómez, A. (1985) Paradigmas contemporáneos de investigación
didáctica. En J. Gimeno Sacristán y A. Pérez Gómez. La Enseñanza: su
teoría y práctica. Madrid: Akal Editor, 95-138
10. Reichardt, Ch. y Cook, T (1986). Hacia una superación del
enfrentamiento entre los métodos cualita-tivos y los cuantitativos en
investigación. Madrid: Ediciones Morata, 25-58.

13
11. Rockwell, E. (1988). Perspectiva de la investigación cualitativa sobre la
práctica docente. DIDAC Número 12, 22-25.
12. Sant'Anna, F. (1983). Estratégias quantitativas e qualitativas de pesquisa
educational: da ação a obser-vação participante. Educação e realidade
8(2), 45-53
13. Shulman, L. S. (1986). Paradigms and research programs in the study of
teaching: A contemporary perspective. En Wittrock, M. Handbook of
research on teaching, 3-36
14. Smith, J. (1983). Quantitative versus qualitative research: An attempt to
clarify the issue. Educational Researcher 12(3), 6-13
15. Spradley, J.(1980) Observación Participante. New York: Rinehart and
Winston.
16. Taylor, S. J. y Bogdan, R. (1986). Introducción a los métodos cualitativos
de investigación. La búsqueda de significados. Buenos Aires: Editorial
Paidós.

La Autora
Lidia Gutiérrez B.

Instituto Pedagógico Rural "El Mácaro"

14
252 EDWARD T. HALL, MILDRED R. HALL
Los sonidos del silencio*
jes silenciosos de las culturas latina e inglesa son más difíciles de apren-
der que sus lenguajes hablados.
Edward T. Hall, Mildred R. Hall Vemos, en cada uno de estos casos, el poder sutil de la comunicación
no verbal. La primera forma de comunicación que uno aprende es pre-
cisamente el único lenguaje usado a lo largo de la mayor parte de la
Bob sale de su apartamento a las 8:30 y se detiene a desayunar en historia de la humanidad (en términos evolutivos, la comunicación vocal
el bar de la esquina. Antes de que pueda decir nada, el camarero de es relativamente reciente). Usamos a diario este lenguaje preverbal, cons-
la barra le pregunta, «¿Lo de siempre?» Bob asiente con la cabeza. Mien- ciente e inconscientemente, para decir a otros cómo nos sentimos en
tras saborea su café, un hombre gordo pugna por sentarse en el asiento relación con ellos y con nosotros mismos. Dicho lenguaje incluye la
de al lado, invadiendo su espacio. Bob le mira frunciendo el ceño, y postura que adoptamos, los gestos, las expresiones faciales, la vesti-
el otro se retrae lo que puede. Bob ha enviado dos mensajes sin pronun- menta, el modo de caminar; incluso la manera como manejamos el
ciar una sílaba. tiempo, el espacio y los objetos. Todas las personas se comunican simul-
Henry tiene una cita con Arthur a las 11; llega a las 11:30. Su con- táneamente en varios niveles diferentes, pero con frecuencia sólo son
versación es amistosa, pero a Arthur le queda una cierta hostilidad con- conscientes del diálogo verbal y no se dan cuenta de que están respon-
tenida. Henry ha comunicado inconscientemente que no piensa que la diendo a mensajes no verbales. Pero cuando alguien dice una cosa dis-
cita fuera demasiado importante, ni que Arthur sea una persona que pre- tinta de la que realmente piensa, la discrepancia entre ambas a menudo
cisa ser tratada con excesivo respeto. se deja sentir. Los sistemas de comunicación no verbal están mucho
George está charlando con la esposa de Charley en una fiesta. Aun- menos sujetos al engaño premeditado que los sistemas verbales, donde
que su conversación es completamente trivial, Charley los vigila de reojo, es tan frecuente. Cuando nos encontramos pensando, «no sé lo que será,
suspicaz. Su proximidad física y los movimientos de sus ojos revelan pero esta persona no parece sincera», normalmente es dicha falta de
que se atraen poderosamente el uno al otro. congruencia entre sus palabras y su comportamiento lo que nos hace
sentir incómodos.
José Ybarra y Sir Edmund Jones se encuentran en la misma fiesta.
Para ellos resulta importante establecer una relación cordial, por razo- Pocas personas se percatan de la dependencia que tenemos de los
nes de negocios. Ambos tratan de ser cálidos y amigables, y no obstante movimientos del cuerpo para la conversación, o de las reglas ocultas
se separarán con una desconfianza recíproca; probablemente su transac- que gobiernan el modo de escuchar. Pero, sin embargo, todos sabemos
ción fracase. José, a la manera latina, se ha ido aproximando cada vez al instante si la persona con quien estamos hablando está «sintonizando»
más a Sir Edmund mientras hablaban, y dicho movimiento fue malinter: o no, y somos muy sensibles a cualquier ruptura de la etiqueta a la
pretado por éste como si aquél le estuviera presionando. Sir Edmund hora de escuchar a otros. Cuando en la cultura norteamericana blanca
se zafaba de esta excesiva intimidad echándose hacia atrás, lo cual a de clase media uno quiere mostrar que está atendiendo a alguien, le
su vez era erróneamente entendido como frialdad por José. Los lengua- mira a la cara, o de forma aún más específica, a los ojos, oscilando
con la mirada de un ojo a otro.
Si observamos a una persona conversando, podremos notar cómo indica
De E.T. Hall, M.R. Hall, "The sounds of silente", Playboy Munazine. 1971.
a su interlocutor que le está escuchando mediante movimientos con la
cabeza. También hace pequeños ruidos, como «Umm». Si está de acuerdo
con lo que le están diciendo, puede que mueva la cabeza vigorosamente,
asintiendo. Para manifestar placer o afirmación, sonríe; si tiene alguna
reserva, se muestra escéptico arqueando una ceja o haciendo bajar las
comisuras de la boca. Si uno de los participantes desea dar por finali-
zada la conversación, puede comenzar a girar la posición de su cuerpo,
estirar las piernas, cruzarlas o descruzarlas, balancear un pie o desviar
su mirada de quien habla. Cuanto más se mueva aquél, más consciente
se volverá éste de que está perdiendo audiencia. Como último recurso,
es posible que el oyente mire su reloj para indicar el inminente fin de
la conversación.

Curs 2004/2005
Mètodes de investigació social
Prof.: Concha Doncel Rasillo
Dossier
LOS SONIDOS DEL SILENCIO _______________________________________ 253 254 ____________________________ EDWARD T. HALL, MILDRED R. HALL

Hablar y escuchar son cosas tan intrincadamente entremezcladas que bes y otros pueblos miran a su interlocutor ya sea a los ojos, ya sea
una persona no puede hacer la una sin la otra. Hasta cuando uno se profundamente en el interior de los ojos. Nos dimos cuenta de esto hace
habla a sí mismo en solitario, hay una parte del cerebro que habla mien- algunos años mientras tratábamos de comprar unas joyas en el Medio
tras otra escucha. En toda conversación el oyente está reforzando per- Oriente. De repente, el comerciante comenzó a ofrecer una pulsera en
manentemente al hablante, de forma positiva o negativa. Puede incluso concreto a un cliente, diciéndole «Compre ésta». Lo que nos llamó la
guiar la conversación sin saberlo, riendo, frunciendo el ceño o cerrando atención fue que el brazalete en cuestión no era el que el comprador
una discusión con un ademán. había seleccionado conscientemente. Pero el comerciante, mirándole las
pupilas, supo adivinar lo que aquél quería realmente comprar. Si sabía
El lenguaje de los ojos —otro modo bastante antiguo de intercambio además cómo lo sabía, eso es ya una cuestión a debatir.
de sentimientos— es al mismo tiempo sutil y complejo. No sólo hom-
bres y mujeres usan sus ojos de forma diferente, sino que también hay El primero en realizar estudios sistemáticos sobre el reflejo pupilar
diferencias culturales de clase, generacionales, regionales, étnicas y nacio- fue Eckhard Hess, un psicólogo de la Universidad de Chicago. Su mujer
nales. Los norteamericanos se suelen quejar de que los extranjeros clavan le había dicho una mañana, mientras él estaba leyendo en la cama, que
los ojos, manteniendo excesivamente la mirada. La mayor parte desvía los debía de estar muy interesado en la lectura puesto que tenía dilatadas
ojos ante cualquiera que use los suyos de forma inhabitual; les hace las pupilas. Siguiendo esta pista, Hess intercaló algunos desnudos entre
sentir demasiado conscientes de sí mismos. Como indicábamos más arriba, un montón de fotografías que pasó a su ayudante. Tan sólo fijándose
si un hombre mira de cierto modo a la esposa de otro, se está buscando en sus pupilas Hess fue capaz de decir con precisión cuándo éste llegaba
un problema. Pero puede que no se trate de malos modales, ni de que a los desnudos. En experimentos posteriores, Hess retocó sobre una foto-
pretenda desafiar al marido. Puede ser un europeo de viaje que no haya grafía los ojos de una mujer. En un caso hacía las pupilas más grandes,
aprendido las costumbres visuales estadounidenses. Muchas norteameri- y en otro más pequeñas; todo lo demás se dejaba igual. Los sujetos
canas se sienten muy turbadas al visitar Francia o Italia debido a que, a quienes pasó las fotografías encontraron mucho más atractiva a la mujer
por primera vez en su vida, los hombres las miran realmente —sus ojos, de pupilas dilatadas. Cualquier hombre que haya tenido la experiencia
pelo, nariz, labios, pecho, caderas, piernas, muslos, rodillas, tobillos, de ver a una mujer mirarle mientras sus pupilas se abren con velocidad
pies, vestido, peinado, hasta su forma de andar. Cuando esas mismas refleja, sabe que ella le está enviando un mensaje.
mujeres, una vez que se han acostumbrado a que las miren así, regresan El fenómeno del brillo ocular aparece con frecuencia en nuestras entre-
a los Estados Unidos, a menudo les asalta el sentimiento de que «ya vistas con parejas de enamorados. Aparentemente, es uno de los indi-
nadie me mira de verdad». cios más fiables en la otra persona de que el amor es genuino. Hasta
Analizando el volumen de datos existente, resulta posible entresacar la fecha no existen datos científicos que permitan explicar el brillo del
de él al menos tres formas de uso de la vista para comunicar: dominio ojo; ninguna investigación de la pupila, la córnea o la sustancia blanca
versus sumisión, implicación vs. desapego y actitud positiva vs. nega- muestra cómo se origina. Y sin embargo todos lo reconocemos al verlo.
tiva. A ello se añade la existencia de tres niveles de consciencia y con- Una situación común para todo el mundo es el uso de la mirada en
trol, que pueden ser categorizados como sigue: 1) uso consciente de la calle y en público. Aunque la conducta ocular sigue un conjunto defi-
los ojos para comunicarse, como el guiño durante el coqueteo o el ponerse nido de reglas, éstas varían según el lugar, las necesidades y sentimien-
bizco arrugando la nariz en una situación de familiaridad; 2) la amplí- tos de las personas, y su procedencia étnica. Entre los norteamericanos
sima categoría de conductas aprendidas pero inconscientes que gobier- blancos de las ciudades, hay una mutua evitación del contacto ocular
nan cuándo y adónde dirigir los ojos (este conjunto de reglas no escritas una vez se está a una distancia de reconocimiento definida (5-10 metros
dicta cómo y bajo qué circunstancias los sexos, así como los distintos para gente con capacidad de visión media), a no ser que deseen algo
grupos de status, se miran entre sí); y 3) las respuestas del ojo por sí en particular: un encuentro, una petición de información de algún tipo.
mismo que se hallan completamente fuera tanto de la consciencia como No obstante, en el Oeste y en los pueblos pequeños en general, es mucho
del control —cambios en la inclinación y brillo del ojo, reflejo pupilar. más probable que las personas se miren y se saluden aún cuando sean
El ojo se distingue de cualquier otro órgano del cuerpo en el hecho extraños.
de constituir una prolongación del cerebro. Las gentes del Oriente Medio Está permitido mirar a alguien en tanto se halle más allá de la distan-
conocen bien desde hace mucho tiempo tanto el reflejo pupilar incons- cia de reconocimiento; pero una vez dentro de esta zona sagrada, a los
ciente como el ángulo ocular —aunque la mayoría de ellos no se dé desconocidos apenas se les puede robar una mirada de reojo. Sin embargo,
cuenta de su propio conocimiento. Dependiendo del contexto, los ara- a los amigos hay que saludarlos, y el no hacerlo es una ofensa. Aun
LOS SONIDOS DEL SILENCIO _______________________________________ 255 256 ____________________________EDWARD T. HALL, MILDRED R. HALL

así, quedarse mirándolos demasiado fijamente es, incluso con ellos, con- historial de conducta violenta no podían tolerar su proximidad y reac-
siderado grosero y hostil. Por supuesto, todas estas reglas son variables. cionaban con cierta ansiedad.
Muchos negros, por ejemplo, se saludan en público aunque no se Aparentemente, las personas sometidas a stress experimentan la pre-
conozcan. A los negros, la conducta visual de los blancos les produce sencia de los demás como mayor y más cercana de lo que realmente
en general la impresión de que es como si ellos no estuvieran allí; pero es. Los estudios sobre esquizofrénicos han mostrado que éstos a veces
tal impresión es debida a que los blancos evitan en la calle entrar en tienen una percepción distorsionada del espacio, y muchos psiquiatras
contacto ocular con cualquiera. han informado de pacientes que sienten que su cuerpo ocupa una habita-
ción entera. Para tales personas, quienquiera que entre en el cuarto se
El sentido territorial y el manejo del espacio constituyen también dife- halla de hecho en el interior de su cuerpo, y tal intrusión puede desenca-
rencias básicas entre personas de distinto origen étnico. En nuestro anterior denar un acceso violento.
ejemplo, fue esta clase de silenciosa comunicación —o incomunicación—
la que causaba fricción entre el señor Ybarra y Sir Edmund Jones. Gra- Desafortunadamente, existe poca información detallada sobre la gente
cias a la investigación sabemos que todos llevamos a nuestro alrededor normal que vive en áreas urbanas sobrecongestionadas. Sabemos, desde
una burbuja de espacio invisible que se contrae o ensancha dependiendo luego, que el ruido, la polución, la suciedad, la aglomeración y la con-
de ciertos factores: el estado emocional, el tipo de actividad que se esté fusión de nuestras ciudades producen en la mayoría de nosotros una
llevando a cabo en ese momento, la procedencia cultural. Dicha burbuja sensación de stress, el cual conduce a su vez a una mayor necesidad
es una especie de territorio portátil que defendemos de los intrusos. La de espacio. Alguien que sea vea empaquetado en el metro, empujado
burbuja de alguien acostumbrado a un estrecho contacto con los demás en la calle, encajonado en un ascensor, y forzado a trabajar durante
todo el día metido en un corral o una pequeña oficina sin privacidad
será menor que la de quien esté habituado a una mayor distancia perso- visual ni auditiva, al final de la jornada estará considerablemente estre-
nal. Los pueblos de herencia norteeuropea —ingleses, escandinavos, sui- sado. Lo que necesita son lugares que proporcionen alivio a su sistema
zos, alemanes— tienden a evitar el contacto. A los de herencia italiana, nervioso tras la constante sobreestimulación. El stress producido por la
francesa, española, rusa, latinoamericana o mediooriental les agrada la aglomeración es acumulativo, razón por la cual las personas pueden tole-
proximidad en el trato. rarla mejor al comienzo del día; nótese el creciente mal humor de la
Las personas son muy sensibles a cualquier intrusión en su burbuja hora punta de la tarde por comparación con el barullo de la mañana.
espacial. Cuando alguien se te coloca demasiado cerca, tu primera reac- Ciertamente, un factor que incide en el deseo de la gente de desplazarse
ción es echarte hacia atrás. Si no es posible, te orientas en otra direc- en coche es la necesidad de encontrar intimidad y de descansar de la
ción, encogiéndote, y poniendo los músculos en tensión. En caso de aglomeración (excepto, a menudo, de la que producen los otros coches);
que el intruso no responda a estas señales corporales, entonces proba- acaso sea el único rato del día durante el cual nadie puede invadirte.
blemente trates de protegerte mediante un maletín, un paraguas o inter- En lugares públicos muy concurridos, tensamos nuestros músculos
poniendo la gabardina. Las mujeres —especialmente cuando viajan solas— y nos ponemos rígidos, comunicando así a los demás nuestro deseo de
a menudo colocan su libro de bolsillo de tal manera que nadie se pueda no invadir su espacio y, sobre todo, de no tocarlos. También evitamos
acercar mucho. Como último recurso, puedes cambiarte de lugar, colo- el contacto ocular, con lo que el efecto final es el de haber «desconec-
cándote tras un escritorio o una silla que sirvan de pantalla. Todo el tado». Al caminar por la calle, nuestra burbuja se alarga levemente según
mundo trata de ajustar el espacio que le rodea de modo que le resulte nos movemos entre la corriente de extraños, teniendo cuidado de no
cómodo; la mayor parte de las veces, esto se hace de manera inconsciente. topar con ellos. En la oficina, en reuniones, en restaurantes, nuestra
burbuja no cesa de cambiar, ajustándose a la actividad de que se trate.
Las emociones también tienen un efecto directo sobre el tamaño del
territorio de una persona. Cuando alguien está enfadado o bajo stress, La mayoría de los norteamericanos blancos de clase media usa cuatro
su burbuja se expande y requiere más espacio. El psiquiatra Augustus distancias principales en sus actividades y relaciones sociales: íntima,
Kinzel, de Nueva York, encontró diferencias en lo que él llamó las Zonas personal, social y pública. Cada una de estas distancias tiene una fase
Amortiguadoras del cuerpo entre reclusos violentos y no violentos de próxima y otra distante y se acompaña de cambios en el volumen de
la misma prisión. El Dr. Kinzel realizó experimentos en los que cada la voz. La distancia íntima varía del contacto físico directo con otra
prisionero era colocado en el centro de una pequeña habitación, y entonces persona a una distancia entre tres y ocho centímetros, y se usa para
el experimentador caminaba lentamente hacia él. Los reclusos no vio- las actividades más privadas —acariciar o hacer el amor. A esta distan-
lentos le permitían llegar bastante cerca, mientras que los reclusos con cia, uno es inundado por impulsos sensoriales procedentes de la otra
LOS SONIDOS DEL SILENCIO 258_________________________________EDWARD T. HALL, MILDRED R. HALL
________________________________________________________________________ 257
_
El tacto es también parte importante de la continua corriente de comu-
nicación que tiene lugar entre los seres humanos. Un toque leve, uno
persona —el calor del cuerpo, la estimulación tactil de la piel, la fragan- firme, un golpe, una caricia, todas ellas son comunicaciones. En un
cia del perfume, hasta el sonido de la respiración—, todo lo cual literal- esfuerzo por romper barreras entre las personas, se ha producido un
mente te envuelve. Incluso en la fase distante es aún posible tocar con reciente resurgimiento de las actividades de grupos de encuentro donde
comodidad. En general, la utilización de la distancia íntima en público se anima a gente que no se conoce a que se toquen entre sí. En situacio-
entre adultos es reprobada. Es también una distancia excesivamente pró- nes especiales como éstas, las reglas para no tocarse son transgredidas
xima entre desconocidos, excepto en condiciones de aglomeración extrema. con la aprobación del grupo, y sus miembros pierden gradualmente algu-
En la segunda zona —distancia personal— la fase cercana se sitúa nas de sus inhibiciones.
entre los cincuenta y los setenta centímetros; es a esta distancia a la Aunque la mayoría de las personas no sea consciente de ello, percibi-
que se colocan en público las mujeres casadas respecto de sus maridos. mos el espacio y establecemos las distancias por medio del conjunto de
Si otra mujer entra en esa zona, es probable que la esposa se incomode. los sentidos, no sólo mediante la visión. El espacio auditivo es percibido
La fase lejana —entre setenta y ciento veinte centímetros— es la distan- por los oídos, el espacio termal por la piel, el kinestésico por los múscu-
cia usualmente utilizada para mantener a alguien «a mano», y es la dis- los del cuerpo y el olfatorio por la nariz. Y, de nuevo, es la propia cul-
tribución espacial más frecuente para conversar. tura la que determina como están programados estos sentidos —qué infor-
La tercera zona —distancia social— se emplea durante los tratos de mación sensorial tiene mayor o menor rango. Lo que no debe olvidarse
negocios o los intercambios con un empleado o un dependiente. Las a este respecto es lo persistente que es la cultura. En los Estados Unidos
personas que trabajan juntas suelen mantener una distancia social pró- hemos podido detectar la existencia de patrones culturales determinantes
xima —de ciento veinte centímetros a dos metros. Esta es también la de la distancia interpersonal en la tercera y cuarta generación de algunas
distancia propia de la conversación en encuentros sociales. Mantenerse familias, a pesar de su contacto prolongado con herencias culturales muy
a esta distancia con alguien que está sentado tiene un efecto dominante distintas de la suya.
(v.g., el profesor al alumno, el jefe a la secretaria). La fase distanciada Dondequiera que se dé gran distancia cultural entre dos personas,
de esta tercera zona —entre dos y tres metros y medio— es la que adopta es esperable la aparición de problemas derivados de diferencias en su
la gente cuando alguien dice «aléjate para que pueda verte». Esta distan- comportamiento y sus expectativas. Un ejemplo es la pareja norteameri-
cia imprime su tono formal a los negocios y al discurso social. En una cana que consultó a un psiquiatra acerca de sus problemas maritales.
oficina, el mostrador sirve para mantener al público a esta distancia. El marido era de Nueva Inglaterra y había sido criado por padres estric-
La cuarta zona —distancia pública— es la que usan los profesores tos que le educaron en el control de sus emociones y el respeto a la
en el aula o los oradores en una reunión pública. Su fase más alejada privacidad. Su mujer procedía de familia italiana, y había crecido en
—de siete metros en adelante— es la que se guarda ante figuras públicas estrecho contacto con todos los miembros de su numerosa parentela,
importantes, y su violación puede acarrear serias complicaciones. Durante que era extremadamente cálida, voluble y expresiva.
su visita en 1970 a los Estados Unidos, el presidente francés, Georges Cuando el marido llegaba a casa después de un duro día de oficina,
Pompidou, fue hostigado en Chicago por unos piquetes a los que se arrastrando los pies y buscando paz y tranquilidad, su mujer se le echaba
permitió que llegaran casi a poder tocarle. Como a los piquetes en Fran- encima y lo asfixiaba. No le dejaba ni un momento solo, agarrándole
cia se les mantiene tras controles a una manzana de distancia como las manos, frotándole las cejas, hablando sin parar en torno a su dolo-
mínimo, el presidente estaba indignado por ese insulto a su persona, rida cabeza. Pero cuando la esposa estaba enojada o ansiosa al final
y el presidente Nixon se vio obligado a comunicar su preocupación por del día, la respuesta de su marido era retirarse completamente y dejarla
el incidente y ofrecer sus excusas de forma personal. sola. Ni un consuelo, ni un abrazo afectuoso, ni una pequeña atención;
Es interesante hacer notar cómo los vendedores y pedigüeños nortea- nada más que soledad. La mujer acabó convencida de que su marido
mericanos explotan las convenciones no escritas ni habladas del ojo y no la quería, y, desesperada, consultó a un psiquiatra. Su problema no
la distancia. Ambos sacan partido del hecho de que, una vez se esta- era de base psicológica, sino cultural.
blece contacto ocular explícito, resulta grosero mirar a otro lado porque ¿Por qué ha desarrollado el hombre todos estos modos de comunicar
hacerlo significa disminuir bruscamente a la otra persona y sus necesi- mensajes sin palabras? Una razón es que a la gente no le gusta verbali-
dades. Una vez el mendigo ha atrapado la mirada de su presa, ya no zar cierta clase de mensajes. Preferimos encontrar otras formas de mos-
la deja escapar hasta que pueda ir pasando desde la zona pública a la trar nuestros sentimientos. Esto es especialmente cierto en cuanto a rela-
social, luego a la personal y, finalmente, a la esfera íntima, donde las
personas son más vulnerables.
LOS SONIDOS DEL SILENCIO ______________________________________ 259 260 ___________________________EDWARD T. HALL, MILDRED R. HALL

ciones tan sensibles como el cortejo. A los hombres no les gusta ser o a alguna otra mujer adulta. Los chicos imitan a su padre, a un tío
rechazados, y la mayoría de las mujeres no desea desdeñar a un hombre respetado o a algún personaje de la televisión. De este modo aprenden
abiertamente. En lugar de eso, buscamos sutiles caminos para animar las señales de género adecuadas a su sexo. Los patrones de conducta
o desanimar al otro que evitan confrontaciones y salvan nuestra cara. corporal regionales, étnicos y de clase también se aprenden en la infan-
La manera que alguien tiene de manejar el espacio en el trato con cia, y persisten durante toda la vida.
los demás es un indicador obvio y muy sensible de lo que siente hacia Tales patrones de conducta corporal masculina y femenina varían
ellos. En una primera cita, si una mujer se sienta o se coloca tan cerca ampliamente de una cultura a otra. En Norteamérica, por ejemplo, las
de un hombre que él es nítidamente consciente de su presencia física mujeres se colocan con las piernas cerradas. Muchas caminan con la
—dentro de la zona de distancia íntima— éste normalmente imagina que pelvis levemente arqueada hacia adelante y la parte superior de los bra-
se le está insinuando. No obstante, antes de que el hombre trate de apro- zos pegada al cuerpo. Cuando se sientan, cruzan una pierna a la altura
ximarse a ella, tendrá que asegurarse de qué mensaje le están enviando de la rodilla, o, si se trata de mujeres de edad madura, cruzan los tobi-
realmente; de otro modo se arriesga a que hieran su ego. Lo que parece llos. Los varones norteamericanos separan los brazos del cuerpo, y a
próximo a alguien que pertenezca al entorno norteeuropeo puede ser menudo los balancean al andar. Separan las piernas al estar de pie (el
neutral o distante para alguien de herencia italiana. Además, las mujeres ejemplo extremo lo constituye el cowboy, con las piernas abiertas y los
a menudo usan el espacio como una forma de confundir a un hombre, pulgares encajados en el cinturón). Cuando se sientan, colocan los pies
y existen pocas cosas que lo logren tanto como una mujer que envía sobre el suelo con las piernas separadas y, en algunas partes del país,
mensajes contradictorios —como los de la que se deja abrazar y reac- cruzan las piernas colocando un tobillo sobre la rodilla opuesta.
ciona ofendida cuando el hombre da el paso siguiente. El movimiento de las piernas indica sexo, status y personalidad. Indica
¿Cómo comunica una mujer interés por un hombre? Además de movi- también si alguien está o no cómodo, y si muestra respeto o desprecio
mientos tan familiares como sonreírle, puede mirarle tímidamente, enro- respecto a otra persona. Los varones latinoamericanos jóvenes evitan
jecer y desviar la vista a continuación; o bien dirigirle una mirada de cruzar las piernas. En su mundo de machismo la posición preferida de
verdadera llamada y arrimarse mucho cuando éste se aproxime. Puede los jóvenes cuando están juntos (si no se encuentra presente un varón
tocarle en el brazo y pedirle fuego. Al inclinarse a encender el cigarrillo, dominante de mayor edad hacia quien deban mostrar respeto) es sen-
puede rozarlo levemente, envolviéndolo en su perfume. Probablemente tarse sobre la base de la columna vertebral, con los músculos de las
continuará sonriendo mientras hace uso de lo que los etólogos llaman piernas relajados y los pies bien separados. Su posición respetuosa es
gestos de limpieza —arreglarse el pelo por detrás, levantar hacia delante equivalente a la nuestra militar; columna erguida, talones y tobillos jun-
los pechos, ladear las caderas al estar de pie y cruzar las piernas al tos —casi idéntica a la que exhibía una muchacha bien educada de Nueva
sentarse, exponer quizás un muslo o acariciárselo con la mano. Es tam- Inglaterra a comienzos de siglo.
bién posible que se frote las muñecas mientras conversa, o que muestre No se trata de que las mujeres norteamericanas que se sientan con
las palmas de la mano como llamada de atención. Su piel puede tener las piernas separadas en presencia de hombres les estén enviando nece-
una palidez o rubor infrecuentes; sus ojos, estar más brillantes, y sus sariamente una señal de insinuación —sencillamente están sentándose,
pupilas, más grandes. sin darse cuenta, como lo suelen hacer los hombres. Las mujeres de
Cuando un hombre ve a una mujer a la que quiere atraer, trata de clase media en ocasiones se tiran sobre un sofá o un sillón en presencia
presentarse con su postura y su pose como alguien seguro de sí mismo, de otras mujeres de su entorno cercano, hablando de cualquier cosa.
moviéndose de forma activa y confiada. Al entrar en contacto con la Ello es señal de que no se va a tratar de nada en serio. Los hombres,
mirada de ella, puede que la sostenga algo más de lo normal. Si recibe por otro lado, reclinan el asiento y ponen los pies encima del objeto
una sonrisa de aprobación, se acercará y establecerá cualquier conversa- más próximo.
ción trivial. Mientras conversa, su mirada se desplaza a lo largo de su Nuestro modo de caminar indica, igualmente, status, respeto, estado
rostro y su cuerpo. También él es posible que haga gestos de limpieza de ánimo y extracción étnica o cultural. Las muchas variantes de anda-
—apretarse la corbata, aplanarse el cabello o estirarse los puños de la res femeninos son demasiado bien conocidas para que hablemos aquí
camisa. de ellas, excepto para decir que un hombre tiene que estar ciego para
¿Cómo aprenden los individuos el lenguaje del cuerpo? De la misma no verse impactado por el modo de andar de algunas mujeres —un hecho
forma que aprenden el lenguaje hablado —observando e imitando mien- que hizo rica a Mae West antes de que ningún científico estudiara estos
tras crecen a quienes los rodean. Las niñas pequeñas imitan a su madre temas. A los norteamericanos blancos, el andar de algunos franceses
LOS SONIDOS DEL SILENCIO ____________ 261 262 ____________________________ EDWARD T. HALL, MILDRED R. HALL

de clase media les resulta cómico, cuando no sospechoso; tiene un rebote Para apreciar la importancia de los sistemas de comunicación no ver-
y una laxitud como si de algún modo las distintas partes del cuerpo bal, considérese el caso del negro no cualificado del centro de la ciudad
carecieran de relación entre sí. Jacques Tati, el actor de cine, anda de que busca empleo. Su sólo manejo del espacio y el tiempo es lo bastante
ese modo, como también lo hace el gran mimo Marcel Marceau. distinto del patrón de los blancos de clase media como para crear graves
malentendidos en ambas direcciones. El negro está citado para una entre-
Los blancos y los negros de Norteamérica —excepción hecha de los vista de trabajo a cierta hora. Llega tarde. El entrevistador blanco infiere
profesionales de clase media y media-alta de ambos grupos— andan de este retraso que es poco responsable y que no está realmente intere-
y se mueven de formas muy diferentes. Para los negros, los blancos sado en el empleo. Lo que no sabe el entrevistador blanco es que el
a menudo parecen increíblemente tiesos, casi mecánicos en sus movi- sistema temporal de los negros (al que a menudo se refieren entre ellos
mientos. Los varones negros, por otro lado, tienen una soltura y una como T.G.C. —tiempo de la gente de color—) no es el mismo que el
coordinación que a los blancos frecuentemente les incomoda un poco; de los blancos. En palabras de un estudiante negro a quien se dio una
es demasiado distinta, demasiado integrada, demasiado viva, demasiado cita para ver a su profesor: «Tío, estarás de broma. Yo no he quedado
masculina. Norman Mailer dijo que la gente formal anda desde los hom- con nadie en mi vida».
bros, como los osos, y los negros y los hippies desde las caderas, como
los gatos. El negro aspirante al trabajo, habiendo llegado tarde a su entrevista,
es posible que ponga al entrevistador blanco aún más en su contra debido
En todo el mundo, las personas no sólo caminan según su propia a su postura y su conducta ocular. Quizás se eche en la silla con desidia
forma característica, sino que tienen formas de caminar que comunican y evite mirarle; para él, eso es tomárselo fríamente. Para el entrevista-
la naturaleza de su relación con lo que estén haciendo. El andar lleno dor, no obstante, es mostrarse esquivo y falto de interés. El entrevista-
de determinación de los norteeuropeos es un componente importante de dor no ha sido capaz de detectar los auténticos signos de interés y deseo
la conducta considerada apropiada en el trabajo. Cualquier varón que en el comportamiento del negro, como la alteración sutil del tono de
haya hecho el servicio militar sabe lo esencial que es allí andar correcta- voz —una excitación suave y vacilante—, un cambio casi imperceptible
mente (lo cual constituye una fuente permanente de tensión entre blan- en la dirección de la mirada y un relajamiento de los músculos de la
cos y negros). El rápido arrastrar de pies de los criados en el antiguo barbilla.
Lejano Oriente era una muestra de respeto. La última vez que visita-
mos la isla de Truk, sus habitantes tenían hasta un nombre para denomi- Aún más, la lectura correcta del comportamiento entre blancos y negros
nar la forma reverente de andar que debía usarse en presencia de un se ve continuamente complicada por el hecho de que ambos grupos están
jefe o al pasar frente a su casa. El término era sufan, que significa «ser compuestos de individuos de dos clases: unos tratan de acomodarse, mien-
humilde y respetuoso». tras que otros convierten el no hacerlo en una cuestión de orgullo. En
la actualidad, eso significa que muchos norteamericanos, al ser enfren-
La idea de que la gente comunica un montón de cosas por medio tados unos con otros, se hallan en la precaria posición de no saber qué
de sus gestos, expresiones faciales, postura y forma de andar no es nue- patrón es el pertinente. Una vez analizados, los sistemas de comunica-
va; de ello han sido conscientes desde siempre actores, bailarines, escri- ción no verbal pueden enseñarse, como una lengua extranjera. Sin dicho
tores y psiquiatras. Mas sólo en años recientes han comenzado los cien- adiestramiento, respondemos a las comunicaciones no verbales en tér-
tíficos a hacer observaciones sistemáticas de los movimientos del cuerpo. minos de nuestra propia cultura; leemos la conducta de los demás como
Ray L. Birdwhistell, de la Universidad de Pensilvania, es uno de los si se tratara de la nuestra, y en consecuencia la malinterpretamos.
pioneros en este campo de investigación, para el que acuñó el término
kinesia. Haciendo uso de un enfoque similar al de los lingüistas cuando Hace algunos años hubo en la ciudad de Nueva York un programa
estudian los elementos básicos del habla, desarrolló un elaborado sis- para enviar a niños de barrios habitados predominantemente por puer-
tema de notación para registrar los movimientos tanto faciales como cor- torriqueños y negros de escaso nivel de ingresos a las escuelas de verano
porales. Birdwhistell y otros kinesistas como Albert Sheflen, Adam Ken- de un barrio blanco de clase alta en el East Side. Una mañana, un grupo
don y William Condón filman a la gente interactuando. Luego pasan de niños negros y puertorriqueños correteaba por la calle dando voces
la película una y otra vez, a menudo a cámara lenta, para poder analizar y gritos, y volcando los cubos de basura camino del colegio. El portero
fotograma a fotograma de modo que se observen hasta los movimientos de un edificio de apartamentos de los alrededores los persiguió, acorra-
corporales más leves, imperceptibles a la velocidad normal de interac- lando a uno en el interior de un edificio. El chico sacó una navaja y
ción. Estos movimientos son registrados a continuación en cuadernos lo atacó. Esta tragedia no habría ocurrido si el portero hubiera estado
de notas para su posterior análisis. acostumbrado a la conducta de los niños de barrios bajos, donde tales
LOS SONIDOS DEL SILENCIO _____________________________________ 263

travesuras son habituales y socialmente aceptables, y donde una perse-


cución hace esperar una respuesta violenta.
El lenguaje de la conducta es extremadamente complejo. La mayoría
de nosotros tiene la suerte de controlar un subsistema cultural —el que
refleja nuestro sexo, clase, generación y región geográfica dentro de
los Estados Unidos. A causa de esta complejidad, los esfuerzos por ais-
lar unidades mínimas de comunicación no verbal y generalizar a partir
de ellas son vanos; no se llega a ser un experto en el comportamiento
de la gente a base de observarla en los cócteles. El lenguaje del cuerpo
no es independiente de la persona, no es algo de quita y pon como una
colección de trajes.
Nuestra investigación y la de nuestros colegas ha mostrado que, lejos
de ser una forma de comunicación superficial conscientemente manipu-
lable, los sistemas de comunicación no verbal están imbricados en la
construcción de la personalidad y, como demostró el sociólogo Ervin
Goffman, de la sociedad en sí misma. Forman la trama de las interac-
ciones cotidianas con los otros, afectan al modo de expresarnos y expe-
rimentarnos a nosotros mismos en tanto que hombres y mujeres.
La comunicación no verbal transmite a los miembros de tu grupo
qué clase de persona eres, cómo te sientes en relación con los demás,
cómo encajarás en una tarea de grupo, si estás seguro de tí o ansioso,
en qué medida te sientes cómodo con los estándares de tu propia cul-
tura, así como otros sentimientos profundamente significativos sobre el
yo, incluido el estado mental. Para la mayoría de nosotros, es difícil
aceptar la realidad del sistema conductual de los demás. Y, por supuesto,
nadie llegará a conocer en su totalidad la importancia de cada señal no
verbal. Pero en la medida que cada cual se haga consciente del poder
de tales señales, la diversidad de esta sociedad puede ser una fuente
de fuerza en lugar de una fuente —sutilmente poderosa— de división.
Investigación: Elemento básicos en el diseño de un estudio 1/4

Elementos básicos en el diseño de un estudio

Pita Fernández, S.
Unidad de Epidemiología Clínica y Bioestadística. Complexo Hospitalario Juan Canalejo. A Coruña
(España)
Cad Aten Primaria 1996; 3: 83-85. Actualización 08/01/2001.
_________________________________

La investigación se debe entender como el proceso dedicado a responder a una pregunta. Dicha respuesta
lo que pretender es aclarar la incertidumbre de nuestro conocimiento. No se trata de almacenar datos de
forma indiscriminada sino que se define como un proceso sistemático, organizado y objetivo destinado a
responder a una pregunta. La palabra "sistemático" significa que a partir de la formulación de una
hipótesis u objetivo de trabajo se recogen unos datos según un plan preestablecido que, una vez
analizados e interpretados, modificarán o añadirán nuevos conocimientos a los ya existentes (Tabla 1)
(1,2). El método científico parte de la observación de una realidad, se elabora una hipótesis explicativa, se
contrastan las hipótesis y dicha hipótesis se acepta se realizan proposiciones que forman la teoría
científica.

TABLA 1. Esquema general del planteamiento de un estudio.


x Hipótesis de trabajo
x Objetivos
x Diseño de estudio
x Selección de variables
x Definición de variables
x Escala de medida
x Protocolo de recogida de datos
x Selección de la muestra
o ¿Cuántos?
o ¿Quiénes?
x Recogida de datos
x Automatización de los datos
x Depuración de los datos
x Análisis
x Resultados
x Conclusiones

La epidemiología y la estadística son instrumentos indispensables para la realización de este proceso. En


general podemos decir lo que habitualmente sucede es que de una población se extrae una muestra, sobre
la que se realiza un experimento o medición y los resultados del mismo se extrapolan nuevamente a la
población realizando una estimación con una seguridad definida completando así la inferencia (Tabla 2)
(3,4).

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Investigación: Elemento básicos en el diseño de un estudio 2/4

Tabla 2. Elementos de la inferencia estadística

La definición del objetivo es el eje en torno al cual se construye la estructura del estudio. Si este objetivo
no está claramente definido será difícil tomar decisiones sobre el tipo de estudio más apropiado, sobre la
selección de la muestra, sobre el tamaño muestral, sobre las variables a medir y sobre el análisis
estadístico a realizar.

El problema a investigar debe entenderse como la incertidumbre sobre algún hecho o fenómeno que el
investigador desea resolver realizando mediciones en los sujetos del estudio. En este proceso es
fundamental la realización de la revisión bibliográfica que como se señala en la tabla 3 presenta
importantes utilidades y por consiguiente es imprescindible (5).

Tabla 3. UTILIDAD DE LA REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA


x Fuente de ideas susceptibles de investigación.
x Valoración de los conocimientos actuales sobre el tema.
x Valoración sobre la pertinencia y viabilidad del proyecto.
x Provisión del marco conceptual para la investigación.
x Ayuda en la delimitación del objetivo específico.
x Información sobre aspectos concretos del diseño:
o Estrategias
o Procedimientos
o Pautas de seguimiento
o Criterios de selección
o Determinación del tamaño de la muestra
o Definición de variables
o Instrumentos de medición
o Prevención de problemas
o Análisis estadístico
x Comparación de los propios resultados con estudios similares.
x Contribución a la valoración de la validez extrema.

Fuente: Argimón Pallas J.M., Jiménez Villa J. (5)

La pregunta a investigar debe reunir en definitiva una serie de características que se señalan en la tabla 4
y que se resumirían diciendo que debe ser factible, interesante, novedosa, ética y relevante (2).

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Investigación: Elemento básicos en el diseño de un estudio 3/4

Tabla 4. CRITERIOS DE UNA BUENA PREGUNTA A INVESTIGAR


x FACTIBLE
o Número adecuado de individuos
o Experiencia técnica adecuada
o Abordable en cuanto a tiempo y dinero
o Manejable en cuanto al alcance
x INTERESANTE PARA EL INVESTIGADOR. NOVEDOSA
o Confirma o refuta hallazgos previos
o Amplia hallazgos previos
o Proporciona nuevos resultados
x ÉTICA Y RELEVANTE
o Para el conocimiento científico
o Para la política clínica sanitaria
o Para líneas de investigación futuras

Fuente: Stephen B. Hulley, Steven R. Cummings (2)

La falta de claridad en nuestra pregunta no nos permitirá entre otras cosas poder calcular el tamaño
muestral de nuestro estudio, donde precisaremos conocer la seguridad de nuestra estimación, la precisión
de nuestra inferencia, el poder estadístico o la capacidad para detectar diferencias si es que existen. Si
estos pasos han sido solucionados, debemos decidir a la vez que tipo de estudio epidemiológico vamos a
realizar. Los estudios epidemiológicos clásicamente se dividen en experimentales y no experimentales.
En los estudios experimentales (ensayos clínicos, ensayos de campo, ensayos comunitarios) se produce
una manipulación de una exposición determinada en un grupo de individuos que se compara con otro
grupo en el que no se intervino, o al que se expone a otra intervención. Cuando el experimento no es
posible se diseñan estudios no experimentales que simulan de alguna forma el experimento que no se ha
podido realizar (estudios ecológicos, estudios de prevalencia, estudios de casos y controles, estudios de
cohortes o de seguimiento) (6,7).

Tras decidir el tipo de estudio habrá que tener en consideración las amenazas o riesgos que dicho estudio
lleva implícitos; en particular debemos reflexionar sobre los sesgos del estudio. En el sesgo de selección
los grupos no son comparables debido a como fueron seleccionados los pacientes (elección inadecuada
del grupo control, elección inadecuada del espacio muestral, pérdidas de seguimiento y supervivencia
selectiva), en el sesgo de información los grupos no son comparables debido a como se obtuvieron los
datos (instrumento de medida no adecuado, diagnóstico incorrecto, omisiones, imprecisiones, vigilancia
desigual en expuestos y no expuestos, errores de clasificación, errores en los cuestionarios o
procedimientos…) y finalmente en el sesgo de confusión existe una mezcla de efectos debido a una
tercera o más variables. Esta variable está asociada con la exposición a estudio e independientemente de
la exposición es un factor de riesgo para la enfermedad. La confusión puede ser controlada en el diseño
del estudio y en el análisis del mismo con lo cual nuestro estudio podría ser válido. La presencia de
sesgos de selección e información podrían ser cuantificados en algunas ocasiones pero invalidarían el
estudio (8).

Podemos afirmar sin lugar a dudas que realizar un estudio es una carrera de obstáculos que aún no siendo
infranqueables, permanentemente están presentes y dificultan a la vez que hacen atractivo la realización
de cualquier trabajo de investigación.

M. Susser en sus reflexiones sobre causalidad (9) señalaba "cuando hay minas por todas partes no debe
uno aventurarse sin un detector de minas". El conocimiento de la metodología y su aplicación a la
práctica clínica debemos considerarla como un elemento útil, necesario y atractivo pues nos va a permitir
aumentar nuestra capacidad para responder a preguntas a la vez que incrementará nuestra capacidad
crítica para discriminar lo seguro y correcto de lo que no lo es tanto.

Bibliografía

1. Contandriopoulos AP. Champagne F. Potvin L, Denis JL, Boyle P. Preparar un proyecto de


investigación. Barcelona: SG Editores; 1991.
2. Stephen B. Hulley, Steven R. Cummings. Diseño de la investigación clínica. Un enfoque
epidemiológico. Barcelona: Doyma; 1993.

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Investigación: Elemento básicos en el diseño de un estudio 4/4

3. Beth Dawson-sauders, Robert G. Trapp. Bioestadística Médica México, D.F.: Editorial el


Manuel Moderno; 1993.
4. J.S. Milton, J.O. Tsokos. Estadistica para biología y ciencias de la salud. Madrid:
Interamericana-McGraw Hill; 1989.
5. Argimón Pallas J.M. Jimenez Villa J. Métodos de Investigación aplicados a la atención primaria
de salud. Barcelona: Ediciones Doyma; 1991.
6. Hennekens CH, Buring JE. Epidemioloy in Medicine. Boston: Little Brown and Company;
1987.
7. Kelsey JL, Thompson WD, Evans AS. Methods in Observational Epidemiology. New York:
Oxford University Press; 1986.
8. Kleinbaum DG, Kupper LL, Morgenstern H. Epidemiologic research. Principles and
Quantiative Methods. Belmont. California: Lifetime Learning Publications; 1982.
9. Susser M. Conceptos y estrategias en epidemiología. El pensamiento causal en ciencias de la
salud. México: Biblioteca de la Salud; 1991.

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Investigación: Determinación del tamaño muestral 1/6

Determinación del tamaño muestral

Pita Fernández S.
Unidad de Epidemiología Clínica y Bioestadística. Complexo Hospitalario Juan Canalejo. A Coruña.
Cad Aten Primaria 1996; 3: 138-14. Actualización 06/03/2001.
________________________________

Todo estudio epidemiológico lleva implícito en la fase de diseño la determinación del tamaño muestral
necesario para la ejecución del mismo (1-4). El no realizar dicho proceso, puede llevarnos a dos situaciones
diferentes: primera que realicemos el estudio sin el número adecuado de pacientes, con lo cual no
podremos ser precisos al estimar los parámetros y además no encontraremos diferencias significativas
cuando en la realidad sí existen. La segunda situación es que podríamos estudiar un número innecesario
de pacientes, lo cual lleva implícito no solo la pérdida de tiempo e incremento de recursos innecesarios
sino que además la calidad del estudio, dado dicho incremento, puede verse afectada en sentido negativo.

Para determinar el tamaño muestral de un estudio, debemos considerar diferentes situaciones (5-7):

A. Estudios para determinar parámetros. Es decir pretendemos hacer inferencias a valores


poblacionales (proporciones, medias) a partir de una muestra (Tabla 1).

B. Estudios para contraste de hipótesis. Es decir pretendemos comparar si las medias o las
proporciones de las muestras son diferentes.

Tabla 1. Elementos de la Inferencia Estadística

A. Estudios para determinar parámetros

Con estos estudios pretendemos hacer inferencias a valores poblacionales (proporciones, medias) a partir
de una muestra.

A.1. Estimar una proporción:

Si deseamos estimar una proporción, debemos saber:

a) El nivel de confianza o seguridad (1-D). El nivel de confianza prefijado da lugar a un coeficiente (ZD).
Para una seguridad del 95% = 1.96, para una seguridad del 99% = 2.58.

b) La precisión que deseamos para nuestro estudio.

c) Una idea del valor aproximado del parámetro que queremos medir (en este caso una proporción). Esta
idea se puede obtener revisando la literatura, por estudio pilotos previos. En caso de no tener dicha
información utilizaremos el valor p = 0.5 (50%).

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Investigación: Determinación del tamaño muestral 2/6

Ejemplo: ¿A cuantas personas tendríamos que estudiar para conocer la prevalencia de diabetes?

Seguridad = 95%; Precisión = 3%: Proporción esperada = asumamos que puede ser próxima al 5%; si no
tuviésemos ninguna idea de dicha proporción utilizaríamos el valor p = 0,5 (50%) que maximiza el
tamaño muestral:

donde:

x ZD 2 = 1.962 (ya que la seguridad es del 95%)


x p = proporción esperada (en este caso 5% = 0.05)
x q = 1 – p (en este caso 1 – 0.05 = 0.95)
x d = precisión (en este caso deseamos un 3%)

Si la población es finita, es decir conocemos el total de la población y deseásemos saber cuántos del total
tendremos que estudiar la respuesta seria:

donde:

x N = Total de la población
x ZD2 = 1.962 (si la seguridad es del 95%)
x p = proporción esperada (en este caso 5% = 0.05)
x q = 1 – p (en este caso 1-0.05 = 0.95)
x d = precisión (en este caso deseamos un 3%).

¿A cuántas personas tendría que estudiar de una población de 15.000 habitantes para conocer la
prevalencia de diabetes?

Seguridad = 95%; Precisión = 3%; proporción esperada = asumamos que puede ser próxima al 5% ; si no
tuviese ninguna idea de dicha proporción utilizaríamos el valor p = 0.5 (50%) que maximiza el tamaño
muestral.

Según diferentes seguridades el coeficiente de ZD varía, así:

x Si la seguridad ZD fuese del 90% el coeficiente sería 1.645


x Si la seguridad ZD fuese del 95% el coeficiente sería 1.96
x Si la seguridad ZD fuese del 97.5% el coeficiente sería 2.24
x Si la seguridad ZD fuese del 99% el coeficiente sería 2.576

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Investigación: Determinación del tamaño muestral 3/6

A.2. Estimar una media:

Si deseamos estimar una media: debemos saber:

a. El nivel de confianza o seguridad (1-D). El nivel de confianza prefijado da lugar a un coeficiente


(ZD). Para una seguridad del 95% = 1.96; para una seguridad del 99% = 2.58.
b. La precisión con que se desea estimar el parámetro (2 * d es la amplitud del intervalo de
confianza).
c. Una idea de la varianza S2 de la distribución de la variable cuantitativa que se supone existe en la
población.

Ejemplo: Si deseamos conocer la media de la glucemia basal de una población, con una seguridad del 95
% y una precisión de r 3 mg/dl y tenemos información por un estudio piloto o revisión bibliográfica que
la varianza es de 250 mg/dl.

Si la población es finita, como previamente se señaló, es decir conocemos el total de la población y


desearíamos saber cuántos del total tendríamos que estudiar, la respuesta sería:

B. Estudios para contraste de hipótesis:

Estos estudios pretenden comparar si las medias o las proporciones de las muestras son diferentes.
Habitualmente el investigador pretende comparar dos tratamientos. Para el cálculo del tamaño muestral
se precisa conocer:

a. Magnitud de la diferencia a detectar que tenga interés clínicamente relevante. Se pueden


comparar dos proporciones o dos medias.
b. Tener una idea aproximada de los parámetros de la variable que se estudia (bibliografía, estudios
previos).
c. Seguridad del estudio (riesgo de cometer un error D)
d. Poder estadístico (1 - E) (riesgo de cometer un error E)
e. Definir si la hipótesis va a ser unilateral o bilateral.

x Bilateral: Cualquiera de los dos parámetros a comparar (medias o proporciones) puede


ser mayor o menor que el otro. No se establece dirección.
x Unilateral: Cuando se considera que uno de los parámetros debe ser mayor que el otro,
indicando por tanto una dirección de las diferencias.

La hipótesis bilateral es una hipótesis más conservadora y disminuye el riesgo de cometer un error de tipo
I (rechazar la H0 cuando en realidad es verdadera).

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Investigación: Determinación del tamaño muestral 4/6

B.1. Comparación de dos proporciones:

Donde:

x n = sujetos necesarios en cada una de las muestras


x ZD = Valor Z correspondiente al riesgo deseado
x ZE = Valor Z correspondiente al riesgo deseado
x p1 = Valor de la proporción en el grupo de referencia, placebo, control o tratamiento habitual.
x p2 = Valor de la proporción en el grupo del nuevo tratamiento, intervención o técnica.
x p = Media de las dos proporciones p1 y p2

Los valores ZD según la seguridad y ZE según el poder se indican en la Tabla 2 (8).

B.2. Comparación de dos medias:

Donde:

x n = sujetos necesarios en cada una de las muestras


x ZD = Valor Z correspondiente al riesgo deseado
x ZE = Valor Z correspondiente al riesgo deseado
x S2 = Varianza de la variable cuantitativa que tiene el grupo control o de referencia.
x d = Valor mínimo de la diferencia que se desea detectar (datos cuantitativos).

Los valores ZD según la seguridad y ZE según el poder se indican en la Tabla 2 (8).

Tabla 2. Valores de ZD y ZE más frecuentemente utilizados


ZD
D Test unilateral Test bilateral
0.200 0.842 1.282
0.150 1.036 1.440
0.100 1.282 1.645
0.050 1.645 1.960
0.025 1.960 2.240
0.010 2.326 2.576
Potencia
E (1-E) ZE
0.01 0.99 2.326
0.05 0.95 1.645
0.10 0.90 1.282
0.15 0.85 1.036
0.20 0.80 0.842
0.25 0.75 0.674
0.30 0.70 0.524
0.35 0.65 0.385
0.40 0.60 0.253
0.45 0.55 0.126

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Investigación: Determinación del tamaño muestral 5/6

0.50 0.50 0.000

Ejemplo de comparación de dos medias:

Deseamos utilizar un nuevo fármaco antidiabético y consideramos que seria clínicamente eficaz si lograse
un descenso de 15 mg/dl respecto al tto. Habitual con el antidiabético estándar. Por estudios previos
sabemos que la desviación típica de la glucemia en pacientes que reciben el tratamiento habitual es de 16
mg/dl. Aceptamos un riesgo de 0.05 y deseamos un poder estadístico de 90% para detectar diferencias si
es que existen.

precisaremos 20 pacientes en cada grupo.

Ejemplo de comparación de dos proporciones:

Deseamos evaluar si el Tratamiento T2 es mejor que el tratamiento T1 para el alivio del dolor para lo que
diseñamos un ensayo clínico. Sabemos por datos previos que la eficacia del fármaco habitual está
alrededor del 70% y consideramos clínicamente relevante si el nuevo fármaco alivia el dolor en un 90%.
Nuestro nivel de riesgo lo fijamos en 0.05 y deseamos un poder estadístico de un 80%.

n = 48 pacientes. En cada grupo precisamos 48 pacientes.

El tamaño muestral ajustado a las pérdidas:

En todos los estudios es preciso estimar las posibles perdidas de pacientes por razones diversas (pérdida
de información, abandono, no respuesta….) por lo que se debe incrementar el tamaño muestral respecto a
dichas pérdidas.

El tamaño muestral ajustado a las pérdidas se puede calcular:

Muestra ajustada a las pérdidas = n (1 / 1–R)

x n = número de sujetos sin pérdidas


x R = proporción esperada de pérdidas

Así por ejemplo si en el estudio anterior esperamos tener un 15% de pérdidas el tamaño muestral
necesario seria: 48 (1 / 1-0.15) = 56 pacientes en cada grupo.

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Investigación: Determinación del tamaño muestral 6/6

Bibliografía

1 - Contandriopoulos AP, Champagne F, Potvin L, Denis JL, Boyle P. Preparar un proyecto de


investigación. Barcelona: SG Editores ; 1991.

2 - Hulley SB, Cummings SR. Diseño de la investigación clínica. Un enfoque epidemiológico. Barcelona:
Doyma; 1993.

3 – Cook TD., Campbell DT. Quasi-Experimentation. Design & Analysis Issues for Field Settings.
Boston: Houghton Mifflin Company; 1979.

4 - Kleinbaum DG., Kupper LL., Morgenstern H. Epidemiologic Research. Principles and Quantitative
Methods. Belmont, California: Lifetime Learning Publications. Wadsworth; 1982.

5 – Dawson-Saunders B, Trapp RG. Bioestadística Médica . 2ª ed. México: Editorial el Manual Moderno;
1996.

6 – Milton JS, Tsokos JO. Estadística para biología y ciencias de la salud. Madrid: Interamericana
McGraw Hill; 2001.

7 - Martín Andrés A, Luna del Castillo JD. Bioestadística para las ciencias de la salud. 4ª ed. Madrid:
NORMA; 1993.

8 – Argimón Pallas J.M., Jiménez Villa J. Métodos de investigación aplicados a la atención primaria de
salud. 2ª ed. Barcelona: Mosby-Doyma; 1994.

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Investigación: Representación gráfica en el análisis de datos 1/11

Representación gráfica en el Análisis de Datos

Pértega Díaz S., Pita Fernández S.


Unidad de Epidemiología Clínica y Bioestadística. Complexo Hospitalario Juan Canalejo. A Coruña.
Actualización 02/04/2001.
_______________________________

La realización de los estudios clínico-epidemiológicos implica finalmente emitir unos resultados


cuantificables de dicho estudio o experimento. La claridad de dicha presentación es de vital importancia
para la comprensión de los resultados y la interpretación de los mismos. A la hora de representar los
resultados de un análisis estadístico de un modo adecuado, son varias las publicaciones que podemos
consultar1. Aunque se aconseja que la presentación de datos numéricos se haga habitualmente por medio
de tablas, en ocasiones un diagrama o un gráfico pueden ayudarnos a representar de un modo más
eficiente nuestros datos.

En este artículo se abordará la representación gráfica de los resultados de un estudio, constatando su


utilidad en el proceso de análisis estadístico y la presentación de datos. Se describirán los distintos tipos
de gráficos que podemos utilizar y su correspondencia con las distintas etapas del proceso de análisis.

Análisis descriptivo.

Cuando se dispone de datos de una población, y antes de abordar análisis estadísticos más complejos, un
primer paso consiste en presentar esa información de forma que ésta se pueda visualizar de una manera
más sistemática y resumida. Los datos que nos interesan dependen, en cada caso, del tipo de variables que
estemos manejando2.

Para variables categóricas3, como el sexo, estadio TNM, profesión, etc., se quiere conocer la frecuencia
y el porcentaje del total de casos que "caen" en cada categoría. Una forma muy sencilla de representar
gráficamente estos resultados es mediante diagramas de barras o diagramas de sectores. En los gráficos
de sectores, también conocidos como diagramas de "tartas", se divide un círculo en tantas porciones
como clases tenga la variable, de modo que a cada clase le corresponde un arco de círculo proporcional a
su frecuencia absoluta o relativa. Un ejemplo se muestra en la Figura 1. Como se puede observar, la
información que se debe mostrar en cada sector hace referencia al número de casos dentro de cada
categoría y al porcentaje del total que estos representan. Si el número de categorías es excesivamente
grande, la imagen proporcionada por el gráfico de sectores no es lo suficientemente clara y por lo tanto la
situación ideal es cuando hay alrededor de tres categorías. En este caso se pueden apreciar con claridad
dichos subgrupos.

Los diagramas de barras son similares a los gráficos de sectores. Se representan tantas barras como
categorías tiene la variable, de modo que la altura de cada una de ellas sea proporcional a la frecuencia o
porcentaje de casos en cada clase (Figura 2). Estos mismos gráficos pueden utilizarse también para
describir variables numéricas discretas que toman pocos valores (número de hijos, número de recidivas,
etc.).

Para variables numéricas continuas, tales como la edad, la tensión arterial o el índice de masa corporal,
el tipo de gráfico más utilizado es el histograma. Para construir un gráfico de este tipo, se divide el rango
de valores de la variable en intervalos de igual amplitud, representando sobre cada intervalo un rectángulo
que tiene a este segmento como base. El criterio para calcular la altura de cada rectángulo es el de
mantener la proporcionalidad entre las frecuencias absolutas (o relativas) de los datos en cada intervalo y
el área de los rectángulos. Como ejemplo, la Tabla I muestra la distribución de frecuencias de la edad de
100 pacientes, comprendida entre los 18 y 42 años. Si se divide este rango en intervalos de dos años, el
primer tramo está comprendido entre los 18 y 19 años, entre los que se encuentra el 4/100=4% del total.
Por lo tanto, la primera barra tendrá altura proporcional a 4. Procediendo así sucesivamente, se construye
el histograma que se muestra en la Figura 3. Uniendo los puntos medios del extremo superior de las
barras del histograma, se obtiene una imagen que se llama polígono de frecuencias. Dicha figura
pretende mostrar, de la forma más simple, en qué rangos se encuentra la mayor parte de los datos. Un
ejemplo, utilizando los datos anteriores, se presenta en la Figura 4.

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Investigación: Representación gráfica en el análisis de datos 2/11

Otro modo habitual, y muy útil, de resumir una variable de tipo numérico es utilizando el concepto de
percentiles, mediante diagramas de cajas4,5. La Figura 5 muestra un gráfico de cajas correspondiente a
los datos de la Tabla I. La caja central indica el rango en el que se concentra el 50% central de los datos.
Sus extremos son, por lo tanto, el 1er y 3er cuartil de la distribución. La línea central en la caja es la
mediana. De este modo, si la variable es simétrica, dicha línea se encontrará en el centro de la caja. Los
extremos de los "bigotes" que salen de la caja son los valores que delimitan el 95% central de los datos,
aunque en ocasiones coinciden con los valores extremos de la distribución. Se suelen también representar
aquellas observaciones que caen fuera de este rango (outliers o valores extremos). Esto resulta
especialmente útil para comprobar, gráficamente, posibles errores en nuestros datos. En general, los
diagramas de cajas resultan más apropiados para representar variables que presenten una gran
desviación de la distribución normal. Como se verá más adelante, resultan además de gran ayuda cuando
se dispone de datos en distintos grupos de sujetos.

Por último, y en lo que respecta a la descripción de los datos, suele ser necesario, para posteriores
análisis, comprobar la normalidad de alguna de las variables numéricas de las que se dispone. Un
diagrama de cajas o un histograma son gráficos sencillos que permiten comprobar, de un modo puramente
visual, la simetría y el "apuntamiento" de la distribución de una variable y, por lo tanto, valorar su
desviación de la normalidad. Existen otros métodos gráficos específicos para este propósito, como son los
gráficos P-P o Q-Q. En los primeros, se confrontan las proporciones acumuladas de una variable con las
de una distribución normal. Si la variable seleccionada coincide con la distribución de prueba, los puntos
se concentran en torno a una línea recta. Los gráficos Q-Q se obtienen de modo análogo, esta vez
representando los cuantiles de distribución de la variable respecto a los cuantiles de la distribución
normal. En la Figura 6 se muestra el gráfico P-P correspondientes a los datos de la Tabla I que sugiere, al
igual que el correspondiente histograma y el diagrama de cajas, que la distribución de la variable se aleja
de la normalidad.

Comparación de dos o más grupos.

Cuando se quieren comparar las observaciones tomadas en dos o más grupos de individuos una vez más
el método estadístico a utilizar, así como los gráficos apropiados para visualizar esa relación, dependen
del tipo de variables que estemos manejando.

Cuando se trabaja con dos variables cualitativas podemos seguir empleando gráficos de barras o de
sectores. Podemos querer determinar, por ejemplo, si en una muestra dada, la frecuencia de sujetos que
padecen una enfermedad coronaria es más frecuente en aquellos que tienen algún familiar con
antecedentes cardiacos. A partir de dicha muestra podemos representar, como se hace en la Figura 7, dos
grupos de barras: uno para los sujetos con antecedentes cardiacos familiares y otro para los que no tienen
este tipo de antecedentes. En cada grupo, se dibujan dos barras representando el porcentaje de pacientes
que tienen o no alguna enfermedad coronaria. No se debe olvidar que cuando los tamaños de las dos
poblaciones son diferentes, es conveniente utilizar las frecuencias relativas, ya que en otro caso el gráfico
podría resultar engañoso.

Por otro lado, la comparación de variables continuas en dos o más grupos se realiza habitualmente en
términos de su valor medio, por medio del test t de Student, análisis de la varianza o métodos no
paramétricos equivalentes, y así se ha de reflejar en el tipo de gráfico utilizado. En este caso resulta muy
útil un diagrama de barras de error, como en la Figura 8. En él se compara el índice de masa corporal
en una muestra de hombres y mujeres. Para cada grupo, se representa su valor medio, junto con su 95%
intervalo de confianza. Conviene recordar que el hecho de que dichos intervalos no se solapen, no implica
necesariamente que la diferencia entre ambos grupos pueda ser estadísticamente significativa, pero sí nos
puede servir para valorar la magnitud de la misma. Así mismo, para visualizar este tipo de asociaciones,
pueden utilizarse dos diagramas de cajas, uno para cada grupo. Estos diagramas son especialmente útiles
aquí: no sólo permiten ver si existe o no diferencia entre los grupos, sino que además nos permiten
comprobar la normalidad y la variabilidad de cada una de las distribuciones. No olvidemos que las
hipótesis de normalidad y homocedasticidad son condiciones necesarias para aplicar algunos de los
procedimientos de análisis paramétricos.

Por último, señalar que también en esta situación pueden utilizarse los ya conocidos gráficos de barras,
representando aquí como altura de cada barra el valor medio de la variable de interés. Los gráficos de
líneas pueden resultar también especialmente interesantes, sobre todo cuando interesa estudiar tendencias

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Investigación: Representación gráfica en el análisis de datos 3/11

a lo largo del tiempo (Figura 9). No son más que una serie de puntos conectados entre sí mediante rectas,
donde cada punto puede representar distintas cosas según lo que nos interese en cada momento (el valor
medio de una variable, porcentaje de casos en una categoría, el valor máximo en cada grupo, etc).

Relación entre dos variables numéricas.

Cuando lo que interesa es estudiar la relación entre dos variables continuas, el método de análisis
adecuado es el estudio de la correlación. Los coeficientes de correlación (Pearson, Spearman, etc.)
valoran hasta qué punto el valor de una de las variables aumenta o disminuye cuando crece el valor de la
otra. Cuando se dispone de todos los datos, un modo sencillo de comprobar, gráficamente, si existe una
correlación alta, es mediante diagramas de dispersión, donde se confronta, en el eje horizontal, el valor
de una variable y en el eje vertical el valor de la otra. Un ejemplo sencillo de variables altamente
correlacionados es la relación entre el peso y la talla de un sujeto. Partiendo de una muestra arbitraria,
podemos construir el diagrama de dispersión de la Figura 10. En él puede observarse claramente como
existe una relación directa entre ambas variables, y valorar hasta qué punto dicha relación puede
modelizarse por la ecuación de una recta. Este tipo de gráficos son, por lo tanto, especialmente útiles en la
etapa de selección de variables cuando se ajusta un modelo de regresión lineal.

Otros gráficos.

Los tipos de gráficos mostrados hasta aquí son los más sencillos que podemos manejar, pero ofrecen
grandes posibilidades para la representación de datos y pueden ser utilizados en múltiples situaciones,
incluso para representar los resultados obtenidos por métodos de análisis más complicados. Podemos
utilizar, por ejemplo, dos diagramas de líneas superpuestos para visualizar los resultados de un análisis de
la varianza con dos factores (Figura 11). Un diagrama de dispersión es el método adecuado para valorar
el resultado de un modelo de regresión logística (Figura 12). Existen incluso algunos análisis concretos
que están basados completamente en la representación gráfica. En particular, la elaboración de curvas
ROC (Figura 13) y el cálculo del área bajo la curva constituyen el método más apropiado para valorar la
exactitud de una prueba diagnóstica.

Hemos visto, por lo tanto, como la importancia y utilidad que las representaciones gráficas pueden
alcanzar en el proceso de análisis de datos. La mayoría de los textos estadísticos y epidemiológicos4
hacen hincapié en los distintos tipos de gráficos que se pueden crear, como una herramienta
imprescindible en la presentación de resultados y el proceso de análisis estadístico. No obstante, es difícil
precisar cuándo es más apropiado utilizar un gráfico que una tabla. Más bien podremos considerarlos dos
modos distintos pero complementarios de visualizar los mismos datos. La creciente utilización de
distintos programas informáticos hace especialmente sencillo la obtención de las mismas. La mayoría de
los paquetes estadísticos (SPSS, STATGRAPHICS, S-PLUS, EGRET,...) ofrecen grandes posibilidades
en este sentido. Además de los gráficos vistos, es posible elaborar otros gráficos, incluso
tridimensionales, permitiendo grandes cambios en su apariencia y facilidad de exportación a otros
programas para presentar finalmente los resultados del estudio.

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Investigación: Representación gráfica en el análisis de datos 4/11

Figura 1. Ejemplo de gráfico de sectores. Distribución de una muestra de


pacientes según el hábito de fumar.

Figura 2. Ejemplo de gráfico de barras. Estadio TNM en el cáncer gástrico.

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Investigación: Representación gráfica en el análisis de datos 5/11

Tabla I. Distribución de frecuencias


de la edad en 100 pacientes.
Edad Nº de pacientes
18 1
19 3
20 4
21 7
22 5
23 8
24 10
25 8
26 9
27 6
28 6
29 4
30 3
31 4
32 5
33 3
34 2
35 3
36 1
37 2
38 3
39 1
41 1
42 1

Figura 3. Ejemplo de un histograma correspondiente a los datos de la Tabla I.

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Investigación: Representación gráfica en el análisis de datos 6/11

Figura 4. Polígono de frecuencias para los datos de la Tabla I.

Figura 5. Ejemplo de un diagrama de caja correspondiente a lo datos en la Tabla I.

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Investigación: Representación gráfica en el análisis de datos 7/11

Figura 6. Gráfico P-P de normalidad para los datos de la Tabla I.

Figura 7. Diagrama de barras agrupadas. Relación entre la presencia de alguna


enfermedad coronaria y los antecedentes cardiacos familiares en una muestra.

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Investigación: Representación gráfica en el análisis de datos 8/11

Figura 8. Barras de error. Variación en el índice de masa corporal según el sexo.

Figura 9. Gráfico de líneas. Número de pacientes trasplantados renales en el


Complexo Hospitalario "Juan Canalejo" durante el periodo 1981-1997.

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Investigación: Representación gráfica en el análisis de datos 9/11

Figura 10. Diagrama de dispersión entre la talla y el peso de una muestra de


individuos.

Figura 11. Dos diagramas de líneas superpuestos. Variación en el peso medio de


una muestra de recién nacidos según el control ginecológico del embarazo y el
hábito de fumar de la madre.

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Investigación: Representación gráfica en el análisis de datos 10/11

Figura 12. Diagrama de dispersión (regresión logística). Probabilidad de padecer


cirrosis hepática, según un modelo de regresión logística ajustando por el % de
protrombina y el presentar o no hepatomegalia.

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Investigación: Representación gráfica en el análisis de datos 11/11

Figura 13. Curva ROC para el porcentaje de protrombina en la predicción de


cirrosis.

Bibliografía

1. Lang TA, Secic M. How to report statistics in medicine. Annotated Guidelines for authors, Editors, and
reviewers. Philadelphia: Port City Press; 1997.

2. Altman DG, Bland JM. Statistics Notes: Presentation of numerical data. BMJ 1996; 312: 572.
[Medline] [texto completo]

3. Singer PA, Feinstein AR. Graphical display of categorical data. J Clin Epidemiol 1993; 46(3): 231-6.
[Medline]

4. Simpson RJ, Johnson TA, Amara IA. The box-plot: an exploratory analysis for biomedical
publications. Am Heart J 1988; 116 (6 Part 1): 1663-5. [Medline]

5. Williamson DF, Parker RA, Kendrick JS. The box plot: a simple visual method to interpret data. Ann
Intern Med 1989; 110 (11): 916-21. [Medline]

6.Altman DA. Practical statistics for medical research. 1th ed., repr. 1997. London: Chapman & Hall;
1997.

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Spradley, James P , (1980), “Jaleo en la celda: la ética en el trabajo
de campo urbano” en Velasco, Honorio M. (comp.), Lecturas de
antropología social y cultural. La cultura y las culturas. Madrid. UNED. Pág.
199 a 213

Jaleo en la celda: la ética en el trabajo


de campo urbano*

James P. Spradley
I.

La reunión del claustro empezó puntualmente a las ocho. Aquel jue-


ves por la mañana, a comienzos del mes de junio de 1967, estaba yo
comenzando a darle vueltas a una decisión que más adelante se habría
de convertir en una serie de dilemas éticos. El jefe del departamento
ocupó su sitio acostumbrado a la cabecera de la gran mesa del seminario
y abrió la reunión.
«Dentro de Grandes Ciclos, tendremos esta mañana a las diez en el
aula 405 de Ciencias de la Salud un caso clásico de esquizofrenia. El
Dr. Johnson hará la presentación, y espero que a todos ustedes les sea
posible asistir». Siguió un momento de silencio mientras él ordenaba
sus papeles. Luego, mientras el resto de los miembros del claustro dis-
cutía el Programa de Verano de Formación Investigadora para estudian-
tes de medicina, mis pensamientos derivaron hacia mi propio programa
de investigación.
Llevaba ya casi un año formando parte del Departamento de Psiquia-
tría de la Universidad de Washington y, no obstante, aún me sentía algo
así como un intruso. Todo el mundo parecía saber qué era lo que se
esperaba de él, mientras que yo a menudo echaba de menos la seguridad
de unas responsabilidades bien definidas. Mi formación no me facultaba
para aplicar tests psicológicos o implicarme en terapia. No tenía deseo
alguno de llegar a ser un joven psiquiatra. Impartía un curso en prima-
vera, y daba alguna charla sobre cultura y enfermedad de vez en cuando.
Aparte de esto, podía dedicarme con libertad a la educación de los futu-
ros psicólogos, psiquiatras y médicos. Podía participar en actividades

* De «Trouble in the tank: Ethics in urban fieldwork». En M.A. Rynkiewicli and J.P.
Spradley, Ethics and Anthropolouy: Dilemmas in Fieldwork. New York. John Wiley & Sons
Inc.. pp. 17-31.
200 JAMES P. SPRADLEY

relacionadas con pacientes, como los grupos terapéuticos. Podía tam-


bién llevar a cabo investigaciones sobre enfermedad mental, siempre
y cuando los datos procedieran del área metropolitana de Seattle. Yo
me sentía más cómodo investigando, y el resto de los miembros del
departamento aceptaba ese rol. Hacía poco que había terminado un tra-
bajo sobre un jefe Kwakiutl en la Columbia Británica y estaba deseando
emprender un nuevo proyecto. Pero, según acabé descubriendo, la posi-
bilidad de hacer investigación me situaba ante un nuevo conjunto de
alternativas y me forzaba a hacer otras elecciones.
La reunión terminó, me hice paso hasta la puerta y crucé el vestíbulo
velozmente en dirección al ascensor. El Departamento de Psiquiatría
ocupaba un ala de la séptima planta del Hospital de la Universidad. Los
dos ascensores estaban frente a la sala de enfermeras, y tras de ellos
el otro ala con pacientes. Se abrieron las puertas y salió un río de gente;
entré, apreté el botón del tercer piso —Departamento de Pediatría— y
me recosté en el fondo, esperando. Sabía que, cualquiera que fuera mi
elección sobre el tema de estudio, probablemente tendría que estar tra-
bajando en él durante varios años. Quería un proyecto interesante, que
supusiera un desafío y que fuera plenamente antropológico. Quizá un
estudio de la comunidad griega inmigrada en Seattle cumpliera estos
criterios; incluso tal vez pudiera algún día llevarme a hacer investiga-
ción en Grecia. Pensé en otras alternativas como los consejeros espiri-
tuales y los curanderos religiosos que atraían clientes de toda la ciudad.
Me pregunté si, estudiando sus métodos, podría compararlos con los
rituales curativos de África o Asia. También podría estudiar la estruc-
tura social de una unidad psiquiátrica en cualquiera de una serie de hos-
pitales, un proyecto similar al que William Caudill, otro antropólogo,
había realizado hacía más de diez años.
Mientras el ascensor se paraba en el cuarto piso para recoger a una
enfermera pensé en la opción más factible, un estudio de indios urba-
nos. Muchos nativos americanos se habían venido a Seattle desde las
reservas rurales y yo podía investigar sus estrategias de adaptación a
la vida en la ciudad. Una agencia del gobierno que ayudaba al realojo
de los llegados de Alaska tenía un despacho cerca de la Universidad
de Washington, y cuando tanteé a su director acerca de un posible estu-
dio había parecido receptivo, entusiasta incluso.
Pero cada semana traía nuevas ideas, nuevas oportunidades. La última
era un centro de tratamiento de alcohólicos. Vi encenderse la luz de
la tercera planta, y cuando se abrieron las puertas salí, atravesé la sala
de espera y recorrí el pasillo hasta el Departamento de Pediatría. Había
decidido ir a ver a Jim Oakland, un psicólogo que trabajaba allí, por
si tenía tiempo para tomar un café en la cafetería del hospital. Quería
hablar con él sobre las posibilidades y problemas de estudiar un centro
de tratamiento de alcohólicos.
JALEO EN LA CELDA: LA ÉTICA EN EL TRABAJO____________________

Jim Oakland y yo habíamos coincidido impartiendo clases en el Seat-


tle Pacific College algunos años atrás, mientras hacíamos ambos tareas
de graduado en diferentes departamentos de la Universidad de Washing-
ton. A menudo hablábamos sobre nuestros respectivos trabajos e intere-
ses de investigación. Él había aplicado algunos tests psicológicos a James
Sewid, el jefe Kwakiutl cuya historia de vida acababa yo de terminar,
mientras que yo le había hecho en alguna ocasión sugerencias sobre los
aspectos sociales y culturales de su trabajo de desarrollo de normas para
el Inventario de Personalidad de Edwards. La puerta del despacho estaba
entornada; la abrí. «¿Tienes tiempo para un café? Quiero contarte mi
última idea de investigación». Sin dudarlo, dio un salto, alcanzó su abrigo
y nos pusimos en camino hacia la primera planta del hospital.
Mientras sorbíamos café en un rincón tranquilo de la agitada cafete-
ría, le conté lo que sabía. «Este verano van a abrir un nuevo centro
residencial de tratamiento para alcohólicos callejeros. El Departamento
del Sheriff del Condado de King se encargará del centro; planean rete-
ner en él a los borrachos bajo arresto para ponerlos en tratamiento, en
lugar de imponerles sentencia de cárcel. No conozco demasiado los deta-
lles, pero sería una oportunidad para ver sobre el terreno los inicios
del centro y para estudiar su cultura según se vaya desarrollando».
Jim escuchó con interés y preguntó: «¿Cómo te las arreglarías para
llevar a cabo la investigación?».
«Iría en coche al centro de tratamiento; por el momento, los edificios
están en construcción, a pocos kilómetros de la ciudad. Puede que fuera
tres o cuatro días a la semana, tal vez más, a observar y a conversar
con los pacientes y el personal. Sería como estudiar una sociedad en
pequeño. Los alcohólicos pasarán varios meses de tratamiento, de modo
que yo intentaría participar en las diversas clases de terapia, observar
el programa de trabajo, comer con ellos, o simplemente andar por allí
reuniendo datos sobre los aspectos informales del centro. Más tarde puedo
confeccionar algún cuestionario o usar algún test de personalidad. Lo
que haría sería una etnografía del centro de tratamiento —mi meta sería
describir su cultura».
«Pero, ¿por qué una etnografía de una institución de tratamiento del
alcoholismo?», preguntó. «¿Qué clase de contribución haría?¿No tiene
un estudio de este tipo algún otro objetivo de mayor alcance?». Esta
pregunta iba dirigida justo al núcleo de mis propios valores, así que
me tomé una pausa antes de responder. «Bueno, además de los objetivos
estrictamente científicos, acaso aprendamos algunas cosas que ayuden
a mejorar el medio social en el que se lleva a cabo el tratamiento y
tal vez eso conduzca a un programa más efectivo. No sé mucho sobre
alcoholismo, pero parece que el alcohólico callejero es el que más difí-
cilmente se cura y la mayoría de las aproximaciones al problema no
202 ___ _______ JAMES P. SPRADLEY

es que hayan funcionado muy bien. Tal vez pueda hacer alguna contri-
bución en ese sentido».
Continuamos hablando durante cerca de una hora sobre posibles pro-
blemas, sobre las metas de un estudio semejante, sobre las estrategias
de recogida de datos, sobre en qué aspectos podría conducir a mejoras
en el tratamiento y sobre qué tal me sentiría con este estudio por con-
traste con los otros que había considerado hacer. Volvimos a hablar a
lo largo de la semana siguiente, y para mediados de junio todos los
signos apuntaban hacia el estudio del centro de tratamiento de alcohólicos.

II.

Los frescos y húmedos días de junio dieron paso al brillante sol de


comienzos del verano. Antes de tomar una decisión definitiva acerca
del proyecto, traté de informarme mejor sobre el futuro centro de trata-
miento, revisar alguna bibliografía de estudios institucionales y pensar
ideas de cara a la recogida de datos. Un colega del Departamento de
Psiquiatría me comentó que un tal Ron Fagan, nombrado recientemente
director del centro, era e! tipo de persona que podría ser receptiva a
mi investigación. Le llamé y concené una cita con él. Delgado, de unos
cincuenta años, me recibió calurosamente; su estilo informal rae hizo
sentirme cómodo de inmediato. Comenzó por hablar de los alcohólicos
y de las esperanzas que tenía puestas en lo que llamó «Centro de Trata-
miento del Alcoholismo Cedar Hills». Aunque no acabara de entender
por completo el tipo de aproximación que yo pretendía seguir como antro-
pólogo, contó que una vez había colaborado con un sociólogo de la uni-
versidad en una investigación sobre alcoholismo. Creía en la importan-
cia de tal investigación. Daría la bienvenida al tipo de estudio que yo
quería hacer.
Antes de que termináramos la conversación me di cuenta de lo mucho
que iba a aprender del señor Fagan. Sentí también que su trabajo era
algo más que una simple dedicación profesional. Toda su vida había
soñado con ayudar al alcohólico, especialmente al «borracho terminal»
de la calle. Según hablábamos se refirió a sus propias experiencias, a
cómo él había pasado por dicha situación en Seattle, San Francisco y
otras ciudades del país, su lucha con la bebida, sus intentos de romper
el círculo vicioso, tocando finalmente fondo y encontrando ayuda por
medio de Alcohólicos Anónimos. Desde su recuperación había traba-
jado en distintos contextos de ayuda a los alcohólicos.
Supe que la policía de Seattle arrestaba a más de 10.1)00 borrachos
al año. enviando un flujo continuo de ellos a la prisión de la ciudad.
Después de algunas semanas o meses para des intoxicarse, la mayoría
JALEO EN LA CELDA: LA ÉTICA EN EL TRABAJO __________________ 203

volvería a la calle sólo para ser arrestados de nuevo. Era una rueda
sin fin. Ron insistió en que este sistema no servía más que para desinto-
xicar al borracho y alejarlo de la botella por unas semanas. Trataba el
síntoma, no la causa. Los hombres necesitaban ayuda, no castigo. El
alcoholismo era una enfermedad que podía ser tratada, y Cedar Hills
haría uso de los mejores sistemas de tratamiento conocidos, desde cui-
dados médicos y terapia en grupo hasta Alcohólicos Anónimos. Por
supuesto, no tendrían sitio para todos los borrachos arrestados al año,
pero seleccionarían a quienes parecieran más susceptibles de responder
al tratamiento. Ron dijo que iba a comenzar a contratar la plantilla y
a seleccionar a los pacientes en las semanas venideras, y que yo podía
comenzar casi de inmediato mi investigación. Me ofreció asistir a las
entrevistas con los potenciales pacientes y registrar los procedimientos
de selección. Tan sólo requeriría el permiso del Sheriff Jack Porter,
responsable último del centro. Confiado en la aprobación del Sheriff,
Ron sugirió concertar con él una cita. Asentí en preparar para ello una
breve propuesta por escrito.
El 18 de julio envié la propuesta al Sheriff Jack Porter. En ella for-
mulaba mis intenciones: «Este proyecto de investigación se centrará en
el funcionamiento de Cedar Hills como centro de tratamiento para alco-
hólicos. Serán estudiados el desarrollo del centro, la organización for-
mal e informal del personal y de los pacientes, las actividades diarias
de ambos, las distintas formas de terapia utilizadas, y el significado del
centro para los pacientes, la plantilla y los visitantes».
Tres días más tarde me hallaba en una confortable, sobrealmohadi-
llada silla del espacioso despacho del Sheriff Porter, acompañado por
Ron Fagan. El Sheriff coincidió con Ron en que mi estudio de Cedar
Hills era una buena idea, y opinó que podía ayudar a desarrollar un
programa de tratamiento eficaz. Señalé que tal estudio tal vez nos ayu-
dara a comprender mejor este tipo de instituciones, a proveer de una
base para evaluar diferentes aproximaciones terapéuticas, e informar del
centro a la comunidad mediante posibles publicaciones. Entonces le pre-
gunté qué tipo de institución era la que tenía en mente para Cedar Hills.
«Creo que lo que debemos crear es un centro de rehabilitación de
tipo custodial. Dar tratamiento con éxito a los alcohólicos precisa de
una institución», dijo, echando su silla ligeramente hacia delante. «¿Qué
quiere decir con custodian», le pregunté. «Hay muchas otras clases de
instituciones, pero es necesario tener una con un entorno controlado;
mientras haya alcohólicos y mientras la policía tenga que manejarlos,
alguien tiene que hacerlo. Tenemos ahí a los alcohólicos, y puesto que
nadie más se ocupa de ello es nuestro deber poner en marcha algún
tipo de programa de rehabilitación».
Sentí al oírle hablar su profundo empeño en rehacer las vidas de los
reincidentes, en cambiar un sistema arcaico que tan sólo proporcionaba
204 JAMES P. SPRADLEY

castigo. Mi imagen del duro policía que había trepado hasta la cima
del condado más populoso del Estado de Washington comenzó a desva-
necerse. Habló del programa de redención de penas por trabajo que había
desarrollado para los presos de su jurisdicción, de modo que pudieran
conservar un puesto de trabajo en tanto cumplían pena. Continuó expli-
cando sus ideas para el centro de tratamiento: «Creo que nuestro trata-
miento en Cedar Hills debiera ser tan sofisticado como sea posible. Un
programa de trabajo es importante en terapia. Lo es también para rever-
tir dinero al contribuyente. Pero el trabajo es secundario; la cura es
lo más importante. Pienso que hay cosas valiosas en Alcohólicos Anóni-
mos y en varias tendencias terapéuticas. La rehabilitación vocacional
es muy importante. Si Cedar Hills no ha cambiado en seis meses», dijo,
dando énfasis a cada palabra, «entonces tendremos que reexaminarlo de
nuevo. Debe mantenerse en cambio permanente. Debemos darle algún
seguimiento. Si podemos hacer un seguimiento del cincuenta por ciento
de los hombres que pasen por Cedar Hills, será más de lo que otros
están haciendo».
Salí de la reunión profundamente impresionado por estos hombres
que estaban trabajando por hacer realidad un tratamiento eficaz de los
alcohólicos crónicos. Me sentía contento, absorbido por anticipado por
la investigación que había de comenzar. La confusión sobre un exceso
de alternativas había dado paso en pocas semanas a una firme decisión
de estudiar el Centro de Tratamiento del Alcoholismo Cedar Hills. Me
sentía bien porque había elegido un medio cultural único para investi-
gar. Sabía que era un proyecto que podía tener aplicación directa a un
problema de inmensas proporciones para las ciencias sociales; aunque
no planeaba convertirme en un antropólogo aplicado ni tenía pretensión
de cambiar instituciones o individuos. Incluso le había dicho a Ron Fagan
que, con vistas a no influir en el desarrollo de Cedar Hills, tendría que
reservarme mucho de lo que observara hasta que el estudio estuviera
acabado. Durante los dos años siguientes me habría de ver envuelto con
vagabundos y borrachos de la calle más de lo que nunca pude haber
imaginado en aquella calurosa tarde de verano en que dejé el despacho
del sheriff Porter.

III.

Antes de que julio terminara ya estaba metido a fondo en el trabajo


de campo. El centro de tratamiento, casi concluido, carecía aún de pacien-
tes. Por las mañanas iba a los juzgados de Seattle a ver el diario desfile
de borrachos, a escuchar su declaración de «culpable» y a grabar las
sentencias impuestas por el juez. Allí se encontraban Ron Fagan y un
consejero recién contratado para observar y seleccionar pacientes. Entre-
JALEO EN LA CELDA: LA ÉTICA EN EL TRABAJO __________________ 205

viste a ambos con el fin de captar sus razones para seleccionar a algunos
y descartar a otros. Visité Cedar Hills y reuní información sobre la his-
toria del nuevo centro. Mis cuadernos de campo crecían a medida que
iba apuntando cuanto podía de mis observaciones y entrevistas.
A finales de la primera semana de agosto ya había sido seleccionado
un primer grupo de hombres; esperaba en la cárcel de la ciudad para
su traslado al centro de rehabilitación. Todos tenían una sentencia de
seis meses; aquellos que respondieran rápidamente al tratamiento serían
puestos en libertad más pronto. Noté un aire de expectación entre los
empleados porque, por fin, la espera terminaría y podrían entregarse
a la dura tarea de rehabilitar a esos desamparados de la calle. Pero enton-
ces, en el último minuto, una repentina traba burocrática complicó la
fuente de financiación de la que dependía la compra de comida para
los presos que iban a ser trasladados. Hablé con la gente de la plantilla,
escuché sus frustraciones y grabé sus reacciones ante la noticia de que
aquellos primeros pacientes nunca llegarían a Cedar Hills. Algunos pen-
saban que el retraso era debido a la antigua rivalidad entre el departa-
mento de policía de la ciudad y el del condado. Pasó otro mes hasta
que el problema pudo resolverse y fue seleccionado un nuevo grupo
de pacientes.
En la mañana del 14 de septiembre, salí de casa antes de lo habitual.
Fui en coche hasta el edificio de Seguridad Pública en el centro de Seat-
tle, donde me encontré con Bill Adams, un oficial de policía que se
había unido recientemente al personal del centro de tratamiento; juntos
llevaríamos a los seis primeros pacientes a Cedar Hills. Por fin podía
hablar con los pacientes, saber las razones por las que se habían ofre-
cido voluntarios, escuchar qué les parecía el nuevo centro y, así lo espe-
raba yo, llegar a comprender sus vidas como alcohólicos. El ascensor
trajo a los hombres desde las celdas del séptimo piso hasta la planta
baja, donde fueron escoltados a un coche celular. Salimos del garaje
de la policía y nos dirigimos hacia el sur. Treinta minutos más tarde
entrábamos en el recinto de Cedar Hills. Los nuevos edificios y su pano-
rama me parecieron contrastar de forma aguda con el adyacente verte-
dero del condado, las hectáreas de bosque circundante y los seis vaga-
bundos de la calle.
Todavía recuerdo vividamente un incidente que entonces casi me pare-
ció demasiado insignificante como para registrarlo, y que ocurrió sobre
las diez de la mañana. Parado en la planta baja del multifuncional edifi-
cio, tratando de no parecer un estorbo, hablé con esos pacientes mien-
tras ellos entregaban sus magras pertenencias y recibían unos uniformes
verdes para vestir en tanto permanecieran en el centro. Algunos habla-
ban de la cárcel de la ciudad: «Desde luego aquello está a rebosar, un
montón de gente duerme en el suelo», dijo uno. «La comida era real-
mente terrible», añadió otro de más edad. «Yo me he pasado dos sema-
206 ______________________________________________JAMES P. SPRADLEY

nas sin probar el café porque no era capaz de beber el de allí». A conti-
nuación otros dos comenzaron a quejarse de que los policías que los
habían arrestado les habían robado el dinero. Por un instante me sentí
vagamente incómodo, consciente de que Bill Adams y el sargento Ron
Colvin estaban oyendo esas quejas. Un paciente recordó: «Yo tenía un
billete de veinte dólares cuando me arrestaron, y cuando pedí mis perte-
nencias ya no estaba». El otro exclamó que él tenía veintidós cuando
le detuvieron por borracho, pero que también habían desaparecido.
Cuando terminó la discusión y los hombres comenzaron* a irse a sus
dormitorios, el sargento Colvin me aseguró que probablemente nadie
les había quitado nada. «Estos hombres están bebidos cuando los arres-
tan, y realmente no saben el dinero que tienen. Este tipo de protesta
es bastante común».
Los días siguientes trajeron más pacientes, y Cedar Hills se animó
con la actividad. Entrevisté a informantes y participé en reuniones de
personal, orientación a pacientes, comidas, partidas de cartas, sesiones
de discusión informal, y siempre haciendo largas y detalladas notas de
cuanto aprendía. A finales de septiembre me junté con un grupo de pacien-
tes a tomar café en el comedor. Estaban discutiendo sobre las leyes que
en ciertos estados protegen a los alcohólicos de los arrestos reiterados
por embriaguez. El tema fue derivando hacia las condiciones de vida
en varias cárceles del país. Dijo uno de ellos con acritud: «No sé cómo
puede un juez irse tranquilamente a la cama cada noche después de haber
sentenciado a esas personas». Otro intervino con profundo resentimiento:
«Meter a alguien en la cárcel una y otra vez lo único que consigue es
volverlo un amargado». Una hora más tarde oí por casualidad a dos
de ellos hablando sobre su propio arresto, hacía algunos días. Había
ocurrido al mismo tiempo y fueron juntos a la cárcel. El policía les
había ordenado que vaciaran sus bolsillos, buscando ostensiblemente
cuchillos o cualquier objeto personal. Uno tenía diecisiete dólares y el
otro veintitrés, pero al ser sacados de la prisión para venir a Cedar Hills
no les devolvieron nada. Al notar que yo estaba escuchando sus quejas,
me rogaron que no los delatara. Les aseguré que no trabajaba para Cedar
Hills y que no se lo diría a nadie. Entonces uno exclamó: «En esta cár-
cel no te dan ni un recibo por el dinero que te quitan». Sólo más ade-
lante llegaría a entender completamente el significado de esta afirmación.
Durante las siguientes semanas mi rol como observador neutral pero
interesado fue siendo aceptado; cada vez eran más los pacientes que
se encontraban conmigo para charlar —y casi siempre sus preocupacio-
nes giraban en torno a las condiciones de vida en la cárcel. Si durante
dicha conversación se acercaba un miembro de la plantilla, el tema cam-
biaba o se volvía mucho más general. Pero cuando yo estaba a solas
con ellos, ya fuera individualmente o en grupo, hablaban con libertad,
expresando su resentimiento hacia el poder de la policía. Hablaban a
partir de largos años de experiencia; muchos de ellos habían cumplido
JALEO EN LA CELDA: LA ÉTICA EN EL TRABAJO 207

condena de «cadena perpetua a plazos», como uno la llamó. Me habla-


ban de robos y palizas, de policías que rondaban al acecho de los borra-
chos para arrestarlos a la menor provocación. Los de más edad descri-
bían, con un profundo sentimiento de disgusto, la celda destinada a los
borrachos, casi insoportable para ellos, en la que a menudo se habían
visto forzados a dormir sobre el frío cemento del suelo a lo largo de
varias noches. Otros habían sido testigos de cómo la policía había robado
o golpeado a personas ebrias en la calle o en la celda. Subrayaban la
imposibilidad de oponerse en ningún caso a una acusación por embria-
guez, de forma que prácticamente todo el mundo se declaraba culpable
aunque fuera inocente. Uno de ellos recordaba, «una vez me arrestaron
por andar pidiendo dinero, mendigando; le había pedido un cigarrillo
a un hombre, y me arrestaron. Pero al ir a declarar, el policía de turno
dijo, "bueno, como es la primera vez que te cogemos, pondremos sen-
cillamente que estabas borracho"».
En esta época acudí a uno de los consejeros de Cedar Hills, un alco-
hólico recuperado que, en el pasado, había sufrido varias semanas de
arresto por embriaguez. Una mañana, a finales de septiembre, venía-
mos juntos en coche de Seattle a Cedar Hills. «Cuando andabas bebiendo
y vagando, y cuando más tarde te encarcelaron», le pregunté, «¿fuiste
maltratado alguna vez por la policía? Me estoy preguntando si podemos
dar crédito a las historias que cuentan estos hombres». Sabía que él esta-
ría dispuesto a hablarme de su propia experiencia, y que conocía, ade-
más, a cientos de personas con las que había trabajado en Alcohólicos
Anónimos. Tras un silencio, respondió: «Sí, una vez yo estaba en un
ascensor y dije algo desagradable; un policía comenzó a golpearme. Y
en cuanto a malos tratos, es cierto, los borrachos son maltratados por
la policía continuamente». Conversamos un buen rato sobre los graves
problemas que encaran estos hombres con la policía de Seattle y otras
ciudades. Y a medida que íbamos llegando a Cedar Hills comencé a
sentirme vagamente inseguro sobre qué dirección dar a mi investigación

IV.

Octubre trajo un cálido verano indio a Seattle; los árboles pasaron


del verde al rojo y al oro, y la universidad tomó nueva vida con la
vuelta de los estudiantes. Yo continuaba recogiendo datos en Cedar Hills,
pero ahora luchaba casi a diario con la pregunta que tan cómodamente
había resuelto el verano anterior: «¿Qué estudiar?» ¿Debía seguir inves-
tigando sobre esta institución de tratamiento y rehabilitación de alcohó-
licos? ¿O debería estudiar el sistema de arresto y encarcelación de los
borrachos, mucho más antiguo?¿Sería correcto utilizar Cedar Hills como
base para entrevistar a informantes sobre su vida en la cárcel? Y si cam-
208 JAMES P. SPRADLEY

biaba el enfoque de mi investigación y me centraba en las experiencias


de los borrachos con la policía de Seattle, ¿sería correcto esconder al
Sheriff Porter este hecho? Puede que Ron Fagan aceptara semejante giro
en mis objetivos de investigación, pero es dudoso que el Sheriff lo per-
mitiera. En el caso de dar comienzo a entrevistas sistemáticas sobre la
cárcel, aún tendría que continuar investigando por algún tiempo en Cedar
Hills para no levantar sospechas entre los oficiales de seguridad que
trabajaban en el centro de tratamiento. Por otro lado, tal vez debiera
olvidar las historias sobre la policía y atenerme a mis objetivos origina-
les. A fin de cuentas, no se puede estudiar todo; tarde o temprano ten-
dría que trazar una línea que excluyera algunas cosas.
Jim Oakland estaba al tanto de cuanto yo había ido aprendiendo durante
esos primeros meses de investigación, y un día durante el almuerzo le
dije, «me pregunto si no debería centrar las entrevistas con los pacientes
en la cárcel, prestando más atención a sus experiencias allí que al centro
de tratamiento. ¿O debería olvidar la cárcel? No creo que pueda estu-
diar ambas cosas y hacer justicia, no obstante, a mi propósito inicial».
La siguiente pregunta en buena medida la esperaba, pues yo mismo me
la había formulado a menudo. «¿Cómo sabes que esas historias sobre
la policía y la cárcel son ciertas?», preguntó. «La mayoría de la gente
consideraría a tus informantes como simples vagos y maleantes que no
pueden tomarse en serio».
«No estoy seguro de que sean efectivamente ciertas», le dije. «De
hecho, hasta el momento no las he tomado más que como quejas que
deberían ser investigadas. Pero estoy seguro de que en la cárcel pasan
cosas de las que pocas personas se enteran. El sistema consistente en
arrestar a los borrachos parece, en su conjunto, alimentar la injusticia.
Se arresta a unas doce mil personas por año, y algunos llegan a pasar
hasta seis meses de cárcel simplemente por haber aparecido borrachos
en público. Si tuvieran el dinero suficiente para pagar la fianza, podrían
salir libres por sólo veinte dólares. Con que las condiciones allí sean
la mitad de malas de lo que cuentan, ese lugar debe ser un infierno.
Casi todos los que vienen a recibir tratamiento han pasado años entrando
y saliendo de la celda, y parecen bastante más preocupados con la poli-
cía y la cárcel que con la bebida. Algunos no son alcohólicos; se pre-
sentaron voluntarios para Cedar Hills sólo para escapar a la dureza del
arresto. Esto no puede sino tener una influencia profunda en cualquier
programa de tratamiento. Probablemente sea cierto lo que me dijo uno
de mis informantes, "Después de treinta días en la cárcel, te mereces
un trago". Me pregunto si hay modo de cambiar las leyes o hacer algo,
no lo sé; pero mientras sigan arrestando a esta gente, cualquier pro-
grama de tratamiento será una batalla perdida». Jim estuvo de acuerdo,
y cuando nos fuimos me animó a considerar seriamente una investiga-
ción más detallada sobre la experiencia colectiva de estas personas con
la policía y la cárcel.
JALEO EN LA CELDA: LA ÉTICA EN EL TRABAJO
_________________________________________________________________ 209
)

Como para ayudarme a decidir, algunos días más tarde ocurrió un


acontecimiento inesperado. El martes 31 de octubre estaba yo sentado
en el juzgado, esperando que comenzaran los procesos. El alguacil gol-
peó repetidamente con su mazo, y todo el mundo se puso en pie guar-
dando silencio. «Comienza la sesión del Juzgado número uno de la ciu-
dad de Seattle. Preside el honorable James Noe». Me sabía de memoria
el procedimiento y me senté a tomar notas como lo había hecho otras
tantas mañanas. Oí comenzar al fiscal de la ciudad: «Delmar Luden,
se le acusa de embriaguez en público, ¿cómo se declara?». «Culpable».
Tras un repaso rápido de su historial, el juez anunció, «treinta días de
arresto». Al señor Luden le llevó su día de juicio diez segundos de
comienzo a fin. Siguió Stephen Brady con una sentencia en suspenso
del día anterior. Escribí rápidamente según cogía ritmo —los mismos
cargos, la misma declaración, condenas siempre. Repentinamente el
número catorce me llamó la atención: Charles Roberts. Miré con más
detenimiento y vi al que fuera paciente de Cedar Hills andar desde la
celda de prisioneros hasta la sala y colocarse ante el juez. Tan sólo unos
pocos días antes yo había estado hablando con este hombre acerca de
la cárcel, su pasado, el programa de tratamiento, y sus esperanzas de
futuro. Evité mirarle a la cara, por miedo a que me pudiera reconocer
allí sentado entre la audiencia, como un espectador, observándole. El
juez Noe pidió a un ordenanza que notificara el hecho a Cedar Hills,
y dijo, «Sr. Roberts, vamos a dejar su caso por sentenciar hasta el jue-
ves por la mañana. Quinientos dólares de fianza». Charles Roberts salió
abatido de la sala.
Durante los meses que siguieron otros pacientes habrían de pasar por
allí como un reguero: desde el centro de tratamiento a la calle de nuevo,
de allí al coche celular, y otra vez de vuelta a la celda de los borrachos.
Supe que ya nunca podría volver a sentarme en el juzgado como un
observador distante; no me sería posible ver tan sólo borrachos sin cara
declarándose culpables y recibiendo su sentencia. Ni podría ver a estos
hombres como meros candidatos a un centro de tratamiento del alcoho-
lismo. En adelante iban a contar como individuos, personas a las que
yo había escuchado, con las que había compartido risas y almuerzos.
Lo más importante es que yo ahora conocía algunas de las condiciones
que tendrían que sufrir tras recibir su sentencia, dar la espalda al juez
y volver a la celda en callada desesperación. Al abandonar aquel día
el juzgado me preguntaba, más que nunca, sobre el sentido de la leyenda
que me venía observando durante meses desde lo alto, por encima del
sillón del juez, y que rezaba: TODOS SOMOS IGUALES ANTE LA
LEY.
210 ______________________________________________JAMES P. SPRADLEY

V.

Había pasado casi un año cuando, en una cálida tarde de septiembre


de 1968, encontré un mensaje en mi oficina: «Llame al Dr. Anderson,
vicedecano de la Facultad de Medicina». Marqué el número y respondió
una secretaria. «Soy Jim Spradley, de Psiquiatría», dije. «El Dr. Ander-
son me ha dejado un aviso». Dio la sensación de que esperaba mi lla-
mada. «Oh, sí, señor Spradley, ¿le sería posible a usted venir mañana
a las 9:30?». «Sí», contesté, «creo que puedo. ¿De qué se trata?» Me
pidió que esperara un momento mientras iba a informarse. Nunca había
estado citado con el vicedecano y pensé que debía de haber alguna reu-
nión general, o quizás algún tipo de comisión. La voz de la secretaria
volvió a la línea: «Es sobre los problemas con el Departamento de Poli-
cía». Colgué, me recosté en la silla y cogí un ejemplar antiguo del Post-
Intelligencer de Seattle, que se hallaba sobre mi escritorio. «Me pre-
gunto qué tendrá que decir», pensé mientras ojeaba los titulares de hacía
tres semanas: LA CELDA DE LOS BORRACHOS DE SEATTLE: UN
LUGAR DE MUGRE, HEDOR Y DEGRADACIÓN HUMANA. Volví
a releer aquel periódico del 13 de agosto de 1968.

Vista con los ojos de un alcohólico callejero, la cárcel de la ciudad de


Seattle es una sobresaturada jungla de cemento y acero.
Es un lugar mugriento y fétido, de insomnio y degradación humana.
Un lugar donde eres afortunado si consigues suficiente alimento o atención
médica.
Un lugar donde los pobres están más tiempo y sufren más que el resto.
Ésta es la sórdida pintura que contiene el informe de 88 páginas reciente-
mente realizado por el Dr. James Spradley, profesor ayudante de psiquiatría
y antropología en la Universidad de Washington.
El informe se basa en entrevistas a 101 alcohólicos de la calle, todos ellos
arrestados al menos una vez por embriaguez pública, durante el pasado año.
Spradley emprendió el proyecto de investigación con el fin de averiguar
si arrestar a los alcohólicos y ponerlos bajo prisión tiene algún valor terapéutico.
Encontró que los entrevistados consideraban su experiencia en la cárcel
como algo mucho más perjudicial que terapéutico. De los alcohólicos a quie-
nes entrevistó:
—El 83 por ciento decía haber pasado al menos una noche con la celda
de los borrachos tan llena que no era posible tumbarse.
—El 93 por ciento contó que en dicha celda no hay más que una taza para
que beban todos.
—El 98 por ciento dijo que nunca se les había dado un recibo por el dinero
y propiedades entregadas al ser inscritos al entrar en la cárcel, y el 40 por
ciento dijo que la policía había cogido dinero de entre sus efectos mientras
estaban presos.
—El 50 por ciento estimó como muy pobres los cuidados médicos recibidos
en la cárcel, y el 40 por ciento dijo no haber podido conseguir la atención
médica que necesitaba mientras permaneció en la celda de los borrachos.
JALEO EN LA CELDA: LA ÉTICA EN EL TRABAJO __________________ 211

El artículo continuaba con más estadísticas y citas de los entrevista-


dos. Salté a la segunda página del periódico y ojeé los otros titulares:
¿ABUSO POLICIAL SOBRE LOS VAGABUNDOS?, rezaba uno. Otro
decía, ALGUNOS ALCOHÓLICOS PIENSAN QUE LA POLICÍA LOS
ARRESTA PARA OBTENER FIANZAS. Un breve artículo, en la cabe-
cera de la página, fue el que me produjo mayor satisfacción. Leí:

Nuevo énfasis en rehabilitación.

La encuesta de los alcohólicos callejeros por el Dr. James Spradley fue


publicada ayer, tan sólo cuatro días después de que el Comité de Seguridad
Pública de la ciudad recomendara el establecimiento de un centro de desinto-
xicación para acogerlos.
El concejal Tim Hill dijo que el propósito de esta decisión es cambiar la
forma de enfrentarse al problema de los alcohólicos indigentes, de modo que
deje de ser un asunto policial para convertirse en una cuestión de salud pública.
«El nuevo énfasis», dijo, «está en el tratamiento y la rehabilitación».

Doblé el periódico, lo coloqué junto a otro montón en el fondo de


mi escritorio, cogí mi cartera y me dirigí hacia el coche, pensando todo
el tiempo en el Dr. Anderson y mi cita del día siguiente.
Eran apenas las nueve de la mañana cuando entré en el parking reser-
vado del hospital de la universidad. Según caminaba en dirección al des-
pacho del decano pensé en la repetitiva escena del juzgado, que había
de estar desarrollándose en el centro de Seattle en ese mismo instante.
Me preguntaba a cuántos de los acusados hubiera podido reconocer allí
ese día. Me sonreí pensando en un reciente comentario del juez James
Noe: «Inmediatamente después de las noticias sobre su informe de inves-
tigación, el número de borrachos en la agenda del juzgado decayó de
forma significativa», dijo, y luego añadió con un brillo en los ojos, «tal
vez sea esa la única manera que tienen de mantener la celda lo bastante
limpia de cara a todos los visitantes que lleguen».
La secretaria del Dr. Anderson me mostró el camino a su despacho,
y él se levantó para estrecharme la mano; un médico en sus cincuenta,
de voz suave; me pareció amigable e interesado. «Bien», dijo, yendo direc-
tamente al asunto, «me gustaría comentar con usted su estudio sobre los
alcohólicos. Lo he leído y creo que es bastante bueno, pero desearía
que discutiéramos la forma de abordar estas cuestiones en el futuro para
evitar que ocurran cosas de este tipo». El pulso se me aceleró, y le pre-
gunté, «¿qué quiere decir usted con evitan» Traté de parecer calmado
y desimplicado pero estaba empezando a sentir calor, y mi voz sonó
defensiva. «Bueno», respondió, «lo que quiero decir es que quizás hubiera
habido un modo mejor de plantearlo, quizás hubiera sido mejor presen-
tarlo en un congreso científico y luego haber dejado que siguiera su curso».
212 JAMES P. SPRADLEY

Aunque estaba empezando a enojarme, traté de que no se notara. «No


puedo estar de acuerdo con eso», dije, subiendo levemente la voz. «Si
hubiera presentado el informe en un congreso o lo hubiera publicado
en cualquier revista casi nadie lo hubiera leído, y entonces no habría
servido de mucho». La pregunta siguiente la veía venir. «Por cierto,
¿cómo obtuvieron los periódicos su informe?». Le miré fijamente y con-
testé con calma, sin vacilación, «yo se lo di». Se quedó boquiabierto,
mirándome con incredulidad.
Entonces le conté también que había sido miembro del Comité Espe-
cial para el Indigente Adicto puesto en marcha por el concejal Tim Hill,
el cual quería que yo aportara la perspectiva del alcohólico callejero.
Nos habíamos estado reuniendo durante meses con objeto de planear
un centro de desintoxicación que supusiera una alternativa al procedi-
miento de encerrar a la gente que se emborracha en público. El juez
James Noe era miembro de dicho comité, como también lo eran un
inspector del departamento de policía, uno o dos médicos, y otras per-
sonas dedicadas al trabajo con alcohólicos. Le expliqué que el comité
se había formado bajo presión de una posible sentencia del Tribunal
Supremo, el caso Powell contra Texas, por la cual todas las leyes sobre
embriaguez quedarían, así lo esperábamos todos, declaradas inconstitu-
cionales; coincidíamos también en que Seattle debía poner en marcha
un programa de desintoxicación con vistas al cambio que se avecinaba.
Entonces, a comienzos del verano, el Tribunal Supremo sentenció en
contra de Powell, dejando de este modo intactas las leyes estatales y
locales sobre el tema. Cuando nuestro comité volvió a reunirse tras ello,
muchos miembros expresaron la opinión de que ya no debíamos pla-
near el centro de desintoxicación. Hasta los médicos del comité estuvie-
ron de acuerdo; uno de ellos, de la Facultad de Medicina, había dicho,
«resulta duro pensar que no vaya a haber otro lugar para ofrecer un
mejor cuidado que la cárcel, un trozo de celda». Aquella reunión me
convenció de que debía terminar mi informe y entregarlo. Di copias
a los miembros del comité, envié uno al Alcalde de Seattle, al Departa-
mento de Policía, al Juzgado Penal, y a los miembros del Consejo Muni-
cipal de Seattle. Después de eso llamé al editor del Post-Intelligencer
y le di una copia.
Escuchó con interés mi larga explicación, y entonces se centró en
el informe en sí mismo. «He leído el informe. Yo solía hacer guardias
en el Condado de 435e. Conozco las condiciones, muchos hombres mue-
ren en la celda de los borrachos, y aprendí bastante de su informe, espe-
cialmente en cuanto al sistema de fianzas y este tipo de cosas. Pero
he notado que usted siempre critica. Aunque a lo mejor las estadísticas
sean que sólo un 20 por ciento experimentó determinado aspecto nega-
tivo, usted hace en cualquier caso su comentario crítico. El cuadro que
pinta está sesgado hacia el lado negativo».
JALEO EN LA CELDA: LA ÉTICA EN EL TRABAJO ____________________ 213_

A estas alturas yo ya estaba más relajado, y me mostré de acuerdo


con él. «Es muy posible que eso sea cierto», contesté, «pero nadie puede
hacer investigación científica completamente libre de sesgos. Yo intenté
ser imparcial, aunque realmente creo que no lo conseguí por completo.
Estoy dispuesto a asumir esa responsabilidad. Pero usted debe compren-
der que este informe se elaboró con la pretensión de arrojar luz sobre
un tema específico. Lo que está en disputa es si la cárcel es terapéutica
o no; la decisión del Tribunal Supremo se basó, en parte, en la asunción
de que encerrar a un borracho tiene un valor terapéutico para él. En
vista de esta opinión, y del hecho de que mucha gente pretende que
las cárceles son terapéuticas, creí que deberíamos escuchar a quienes
han sufrido repetidamente la encarcelación por embriaguez pública. Yo
presenté mis datos en función de estas cuestiones, y así lo indico en
el informe».
Estuvimos hablando durante un rato sobre el informe y el problema
de los alcohólicos. El Dr. Anderson dijo que simpatizaba con mi enfo-
que en muchos aspectos, y que no había sido idea suya el llamarme
al orden. Cuando nuestra charla se acercaba a su fin, le pregunté, «¿de
qué otro modo piensa usted que se podría haber manejado este asunto?».
Tras pensarlo un momento, me contestó, «bueno, tal vez no entregán-
dolo directamente a la prensa. Si usted lo hubiera dejado filtrar a través
del subcomité, habría preservado su identidad propia como investigador
de la Universidad».

VI.

Como personas que dedican su vida profesional a la comprensión


del hombre, los antropólogos tienen una responsabilidad efectiva en mani-
festar de forma pública, tanto individual como colectivamente, lo que
conocen y lo que creen como resultado de su experiencia profesional,
obtenida con el estudio de los seres humanos. Esto es, tienen la respon-
sabilidad de contribuir a una «definición adecuada de la realidad» sobre
la cual puedan basarse la opinión pública y las decisiones colectivas.

Principios de responsabilidad profesional


American Anthropological Association
Steward, I. (1986). ¿Juega Dios a los dados? La nueva
matemática del caos. Barcelona. Grijalbo Mondadori

Curs 2004/2005
Mètodes de investigació social
Prof.: Concha Doncel Rasillo
Dossier
Taylor, S.J.;
Bogdan, R.
(1986),
Introducción a
los métodos
cualitativos de
investigación.
Barcelona. Ed.
Paidós

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