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ECONOMIA.

Modernamente se ha definido a la economía como “la ciencia que estudia la forma en que
los individuos y la sociedad efectúan las elecciones y decisiones para que los recursos
disponibles, que siempre son escasos, puedan contribuir de la mejor forma a satisfacer las
necesidades individuales y colectivas de la sociedad”.

Considerando, por otro lado, que la economía por si misma no basta para responder a las
necesidades de la sociedad, sino que debe estar inserta en un conjunto de normas jurídicas,
podemos explicar que exista el derecho económico, al que podemos definir como “la rama
del derecho que tiene por finalidad organizar y regular la actividad económica”.

DERECHO DE LA ECONOMIA.

Para Giovanni Quadri. El Derecho de la economía se ubica en el Derecho Publico de la


economía, que estudia y sistematiza las normas jurídicas por las cuales el poder puclico
actua en la economía.

Para otros autores el Derecho de la Economia, es aplicable exclusivamente a la


intervención de las personas publicas en la economía. (Empresas Publicas).

Para Robert Goldschmidt el derecho económico es el "Derecho de la Economía."

DERECHO ECONOMICO.

“la rama del derecho que tiene por finalidad organizar y regular la actividad económica”.

El Derecho y la economía se encuentran en una frontera mutua y vasta, que comprenden las
relaciones sociales comunes que forman parte de su objeto y que son tratadas en forma
distinta por cada disciplina, relaciones susceptibles a alteraciones en la problemática social,
que inducen a cambios en las especialidades jurídicas sobre el sistema del Derecho,
originando uno de sus más recientes productos el Derecho Económico.

Charles Chapaud argumenta que el derecho económico más que una nueva rama del
derecho es un nuevo derecho. Coexiste con el cuerpo de reglas jurídicas tradicionales de la
misma manera que el orden social industrial cohabita con el orden social precedente y lo
define como el "Derecho de la organización y del desarrollo económico, ya sea que éstos
dependan del Estado, de la iniciativa privada o del concierto de uno y otra."
Andrés Serra Rojas distingue al Derecho Económico como "El conjunto de estructuras,
valores, normas, procedimientos, medidas técnicas y jurídicas de la economía organizada,
del desarrollo económico y social de un país, que formula el Estado para la realización y
dirección de su política económica."

Hug argumenta que el Derecho Económico incluye todas las normas de derecho público y
privado, que rigen la exigencia y actividades de las empresas económicas. La materia del
Derecho Económico según Hug es: a) Derecho de la empresa: Constituyen su objeto la
totalidad de las relaciones que se dan al interior de la empresa, elementos constitutivos y
relaciones jurídicas con el Estado y otras empresas. b) Derecho de la organización de la
economía: Constituyen su objeto la disciplina de los administradores públicos y privados,
las formas societarias y las formas coactivas de la organización de las empresas. c) Derecho
sobre las cosas en la economía: Abarca relaciones entre las empresas y elementos
materiales que sirven a su actividad (bosques, productos del subsuelo, etc.), constituye su
tema el contenido de la propiedad privada en la economía. d) Derecho del tráfico en la
economía: Régimen de actos jurídicos donde se manifiesta el ejercicio de la empresa frente
a terceros, el régimen del Derecho privado, como las normas esenciales sobre contratos de
comercio o cuando el régimen público restringe la libertad de contratar. e) Derecho al
trabajo: Que incluiría todas las relaciones entre la empresas y sus diferentes grupos de
trabajadores.

Para Giovanni Quadri, el Derecho Económico es "La disciplina que estudia y sistematiza
las normas por las cuales el poder público actúa en la economía." Razón por la que el autor
citado considera al Derecho Económico como una parte del Derecho Administrativo.

También se ha considerado definir al Derecho Económico por sus sujetos, como lo ha


propuesto el profesor suizo Hug, que asimila al Derecho Económico como el Derecho de la
Empresa, que rige la organización de ella y sus relaciones. De acuerdo a Guzmán, Kaskel,
Lehman y Kiraly sustentan similar posición, la misma que puede ser criticada por no incluir
al Estado como un sujeto relevante del quehacer económico de la sociedad.

Aunque la discusión se inicia en Europa, es en América Latina donde adquiere una especial
importancia, a partir de los proceso dirigidos de industrialización y de intervención
económica del estado.

Darío Munera Arango, define al Derecho Económico como "Conjunto de principios y de


normas jurídicas que regulan la cooperación humana en actividades de creación,
distribución, cambio y consumo de la riqueza generada por un sistema económico."

Juan Bautista Siburu, uno de los primeros jurisconsultos latinoamericanos en abordar la


cuestión del Derecho Económico lo conceptúa como " aquél que regula la producción,
distribución, circulación de bienes y servicios." Posición, que ha decir del jurista Marco
Antonio Guzmán, ha sido criticada, por considerar que el Derecho Económico en ese caso
sería más bien un Derecho de la economía, antes que un Derecho Económico.

Hugo Rangel Cuoto estima que el Derecho Económico es un instrumento para el logro de la
eficacia económica y la justicia social.
Para el jurista Julio G. Olvera el Derecho Económico debe ser entendido como una fase del
desarrollo del Derecho Objetivo, cuyo destino es diferenciarse paulatinamente de las
formas jurídicas que participan de su objeto.

Para Díaz Müller, en cambio, son dos los aspectos que se observan en la construcción del
concepto de derecho económico, a saber, en primer lugar la noción de orden público
económico, que según el autor, es la que confiere un status jurídico autónomo al derecho
económico, tal orden público económico se construye en y desde el estado, mediante su
intervención global en la economía (política económica, industrialización, planes de
desarrollo, integración económica, etc); opinión equivalente, en esta parte, a la del profesor
Alfonso Insuela Pereíra, que precisa por Derecho Económico "El complejo de normas que
regulan la acción del Estado sobre las acciones del sistema económico y las relaciones entre
los agentes de la economía."

En segundo lugar, el Derecho Económico se expresa como una rama metajurídica en que
los factores explicativos provenientes de otras ciencias sociales poseen la misma fuerza
analítica que la propia técnica jurídica, esto último es lo que le otorga su autonomía, junto
con el contenido del objeto a que se aboca esta disciplina.

Aunque la opinión J.H.G. Olivera sobre la autonomía del Derecho Económico debe
plantearse ex post, de los resultados interactivos de la aplicación de sus principios con la
realidad que pretende normar.

El profesor O. Correas nos ofrece, otra posibilidad de análisis, al considerar que la principal
función del estado es garantizar las condiciones necesarias para la reproducción ampliada
del capital, este concepto aporta en el Derecho Económico, una perspectiva de análisis más
precisa de la acción del Estado, como orden público económico, en su intervención sobre la
economía.

Los conceptos citados plantean que el Derecho Económico es una disciplina autónoma de
la economía en razón de su objeto, que diferenciado del de la economía presupone la
aplicación de reglas jurídico técnicas en la construcción de sistema normativos (de
objetivos) y de política económica, ordenados a través del discurso deóntico para la
administración de la coacción y coerción entre los distintos agentes económicos a base a los
datos proporcionados por la economía objetiva, a fin de establecer normas de mínimo daño
económico social.

No obstante, en lo que no parece haber consenso entre los autores, es cual es el producto
específico de la forma jurídica del Derecho Económico si la norma positiva o la regla
técnica jurídica.

Nuestra orientación a este respecto es de carácter racionalista, pues estimamos que el


Derecho Económico es un conjunto de reglas técnicas organizadas en forma de método, que
bajo la forma del discurso deóntico traduce el contenido económico en relaciones jurídicas,
susceptibles de ser abstraídas en una, como lo expone Cabanellas, "colección de reglas
determinantes de las relaciones jurídicas originadas por la producción, circulación,
distribución y consumo de la riqueza."
Esto nos plantea la cuestión del Derecho Económico, como reglas jurídico técnicas, opinión
que es apoyada por E. Cottely, cuando comenta que el "El Derecho Económico es una
disciplina propia de la hermenéutica jurídica, para el análisis de los puntos interactivos
entre las instituciones y relaciones económicas frente a la diversidad social a la que
afectan o modifican.", pero agrego y preciso que son sólo aquellas relaciones económicas
comprometidas con el desarrollo económico

NEOLIBERALISMO.

El neoliberalismo es el movimiento basado en el liberalismo, mediante el cual se le concede


al Estado un limitado poder de intervención en los asuntos jurídicos y económicos de un
país. Dicho modelo liberalista se fundamenta principalmente en la hegemonización de las
políticas económicas y sociales por medio del capital.

Además, va unido a lo que se denomina `globalización', aunque teóricamente son dos cosas
distintas, en la práctica, resulta difícil separar ambos aspectos.

Todos sus esfuerzos van dirigidos a toda una visión unitaria del mundo a nivel económico,
político, social, cultural, religioso y a nivel represivo (militar-policiaco).

LIBERALISMO.

El liberalismo es un sistema filosófico, económico y político, que promueve las libertades


civiles; se opone a cualquier forma de despotismo, suscitando a los principios republicanos,
siendo la corriente en la que se fundamentan la democracia representativa y la división de
poderes.

Aboga principalmente por:

 El desarrollo de las libertades individuales y, a partir de ésta, el progreso de la


sociedad.
 El establecimiento de un Estado de Derecho, donde todas las personas sean iguales
ante la ley, sin privilegios ni distinciones, en acatamiento con un mismo marco
mínimo de leyes.

LIBERALISMO ECONOMICO.

El inicio del liberalismo económico está en su lucha contra el sistema económico político
absolutista. Con su habitual agudeza Voltaire reivindica la virtud del empresario contra la
nobleza ociosa en estos términos: «el negociante oye hablar tan a menudo con desprecio de
su profesión que es lo suficientemente tonto como para enrojecer de ella. No sé, empero,
quién es más útil a un Estado, un señor bien empolvado que precisamente a qué hora el rey
se levanta, a qué hora se acuesta, y que se da aire de grandeza haciendo el papel de esclavo
en la antecámara de un ministro, o un negocio que enriquece a su país, desde su despacho
dando órdenes a Surate y al Cairo contribuye a la felicidad del mundo.»

También tuvieron que luchar contra las teorías mercantilistas que defendían regulación de
la economía por el Estado. La libertad económica tiene su base en el conocimiento de la
realidad que sólo los empresarios y comerciantes tienen.

Durante la primera fase de la Revolución Industrial el liberalismo político define un modelo


de Estado; una teoría similar trata de definir un modelo de economía. Se considera a Adam
Smith (imagen) , con su obra La riqueza de las naciones (1776), como el fundador del
liberalismo económico y el iniciador del período de los llamados economistas clásicos. El
propósito de Smith, como el de los fisiócratas y los mercantilistas, era descubrir el
procedimiento de enriquecer al Estado, como demuestra su título, pero llega al
convencimiento de que es condición previa el enriquecimiento de los individuos, y éste es
el meollo de su obra: “Cuando uno trabaja para sí mismo sirve a la sociedad con más
eficacia que si trabaja para el interés social”, es su axioma de la armonía entre el interés
particular y el general.

Adam Smith es el gran panegirista de la libertad económica; para él es inútil la intervención


del Estado, que habían predicado los mercantilistas; el orden se establece por sí mismo, por
el juego de la oferta y la demanda. Si un producto es solicitado sube el precio y se favorece
su elaboración, con lo que todo vendedor es retribuido según la importancia de los servicios
que presta; la actividad concurrente garantiza el orden, la justicia y el progreso de la
sociedad.

La llamada doctrina del laissez faire llena una etapa del pensamiento y de la actividad
económica. En su base se esconde una glorificación de la libertad: el mercado se regula por
libre concurrencia, el trabajador elige libremente su trabajo, la mano de obra se desplaza
libremente, el contrato de trabajo es un acuerdo libre entre patronos y obreros.

El papel del Estado se reduce a defender la libertad de una actividad económica autónoma
de cualquier regulación política. Los críticos de la escuela clásica distinguieron, como
Sismondi, entre la libertad teórica y la real, que suponía igualdad.

Laissez faire («dejar hacer, dejar pasar»)

Una característica del liberalismo económico es la que indica al Estado que debe «dejar
hacer, dejar pasar» es decir no intervenir. El mayor abanderado de esta idea m Bentharn:
«el gobierno no puede hacer nada mas que lo que podría hacer para aumentar el deseo de
comer y de beber. Su intervención es perfectamente inútil.»” y agrega: «Los impuestos no
deben tener otro objeto que su objeto directo: el de producir una renta disminuyendo el
gravamen tanto cuanto sea posible. Cuando se quiere hacerlos servir como medios
indirectos del estímulo o de restricción para tal o cual especie de industria, el gobierno,
como lo hemos visto ya, no consigue mas que desviar el curso natural del comercio y dar la
dirección menos ventajosa a los negocios.» ~
¿Cómo es que esta libertad económica absoluta puede regular la economía de una Nación?
Mediante la ley de la oferta y la demanda que los liberales clásicos consideran una ley
natural, como la que regula el ciclo de las estaciones o la ley de la gravedad. Cuando un
producto es demandado por la gente en cantidades superiores a las existentes el precio sube.
Al subir algunos compradores se retraen y destinan su dinero a otros productos. Al ver esos
precios más altos, los poseedores del capital invierten en producir esa mercadería que ahora
se ha vuelto muy rentable y por su competencia hacen que el precio baje. De esa manera la
ley de la oferta y la demanda no sólo regula el precio de las mercaderías sino que reasigna
el uso de los capitales y la mano de obra a aquellos que más demandan los consumidores
Cuando el Estado interviene fijando el precio de un producto, o colocando impuestos
diferenciales a determinadas mercadería, destruye ese equilibrio natural y determinados
productos sobrarán y otros escasearán. Cada vez que se fijan precios máximos, se produce
desabastecimiento.

Las leyes del mercado, basadas en el juego de la oferta y la demanda, son la mano invisible
que rige el mundo económico y a la larga equilibran la producción y el consumo de los
diversos artículos. Toda barrera artificial, incluso entre las naciones, que dificulte las leyes
de mercado, debe ser abolida; se postula el incremento del comercio internacional,
principio que casa perfectamente con las necesidades de las potencias industriales.

Para decirlo en términos más modernos, el Estado se debería limitar a mantener el orden y
hacer cumplir los contratos que las partes firmen libremente. Todo lo demás debería quedar
librado a las leyes de la economía. Cada individuo deberá trabajar y ahorrar  para educar a
sus hijos, para enfrentar enfermedades y accidentes, y para mantenerse en la vejez y la
invalidez.

Se considera factor imprescindible del desarrollo la acumulación de capital, al que se exalta


como rector y benefactor de la sociedad. Adam Smith escribe: “La industriosidad de la
sociedad sólo puede aumentar en proporción al aumento de su capital”. De esta forma la
doctrina del beneficio ilimitado queda canonizada.

El pensamiento liberal centra su preocupación en la trilogía ganancia, ahorro, capital. El


interés individual y el social coinciden siempre, asegura Adam Smith; más lejos llega
Malthus cuando condena la asistencia a los desvalidos por ser perjudicial para la sociedad;
la felicidad general no sería posible “si el principio motor de la conducta fuera la
benevolencia”.

La ideología del liberalismo económico favoreció el proceso de industrialización, la


creación de mercados mundiales, la acumulación de capitales, el surgimiento de empresas
gigantescas, dimensiones todas que se reflejan en la segunda fase de la Revolución
Industrial; pero separó la ética de la economía y se despreocupó de los problemas sociales
de la industrialización.

Individualismo Económico: Cada individuo en particular pone todo su cuidado en buscar el


medio más oportuno de emplear con mayor ventaja el capital de que puede disponer. Lo
que desde luego se propone es su propio interés, no el de la sociedad en común: pero estos
mismos esfuerzos hacia su propia ventaja le inclinan a preferir, sin premeditación suya, el
empleo más útil a la sociedad como tal (...).

Todo sistema de preferencia extraordinaria o de restricción, se debe mirar como proscrito,


para que de su propio movimiento se establezca el simple y obvio de la libertad labrantil,
mercantil y manufacturante.

Todo hombre, con tal que no viole las leyes de la justicia, debe quedar perfectamente libre
para abrazar el medio que mejor le parezca para buscar su modo de vivir y sus intereses; y
que puedan salir sus producciones a competir con las de cualquier otro individuo de la
naturaleza humana.

DIRIGISMO.

Política económica que confiere el Estado un papel predominante en las decisiones


económicas.

El dirigismo es la actividad económica del Estado destinada a la vigilancia y el control del


sector privado. El dirigismo sólo puede cumplirse si existe un importante sector privado
que justifique las medidas de encuadramiento de origen gubernamental. El objetivo de esta
restricción deliberada de la iniciativa de productores y comerciantes consiste en impedir
que los comportamientos individuales perjudiquen la búsqueda del bien común, definida
dentro del marco general de la política y estimulada por el debate público.

El desarrollo del dirigismo en las economías de estructura capitalista es característico de los


últimos tiempos. La gran depresión de los años 30 señala la ampliación del papel del
Estado, particularmente en la vida económica. Durante la guerra 1939-1945, las economías
directamente afectadas por el conflicto llevaron a cabo un control general de la producción,
de los ingresos y de los precios. Esta experiencia de economía dirigida debió proseguirse
después de la guerra. Los equipos en el poder, intensamente inspirados en el socialismo,
crearon sistemas de protección (seguridad social en Gran Bretaña y en Francia), un
programa para luchar contra el estrangula-miento económico y repartir la penuria (plan) y
también intentaron instaurar en el interior de las empresas contrapoderes
institucionalizados. La oleada de nacionalizaciones completa este conjunto de medidas a
cargo del Estado.

La política presupuestaria, la política crediticia, la legislación fiscal, el control de los


precios, la reglamentación de los convenios y el control de las inversiones extranjeras en el
territorio nacional forman parte de los medios tradicionales del dirigismo. El predominio
del sector privado durante el primer período del capitalismo no garantizaba más que una
seguridad económica general. La opinión nacional ha admitido claramente que los poderes
públicos debían recuperar las palancas de mando para contrarrestar las iniciativas privadas
de la producción, inspiradas prioritariamente por el afán de acrecentar el rendimiento del
capital invertido. El dirigismo se ha convertido en el chivo expiatorio de los jefes de
empresas medianas, que lo consideran un freno al desarrollo de su actividad y un
incremento importante de las cargas administrativas.
El dirigismo ha hecho evolucionar al capitalismo en el terreno del lenguaje. Así, con
frecuencia se dice "neocapitaíismo" para designar el sistema en el que el Estado, ayudado
por poderosos medios de intervención y control, corrige, neutraliza y encuadra la actividad
de las firmas. Algunos autores han visto una tendencia del sistema capitalista a aproximarse
a los esfuerzos por flexibilizarse de los regímenes colectivistas, encaminados a la
"convergencia de los sistemas".

Los economistas marxistas ortodoxos no aceptan el término de neocapitalismo, aunque sí el


de "capitalismo monopolista de Estado", previsto y canalizado por Karl Marx. Este sistema
constituye, según ellos, la culminación de las contradicciones internas del capitalismo, en el
que el antagonismo entre trabajo y capital no cesa de acrecen tarse, y en el que la gran
burguesía financiera penetra poderosamente los resortes del aparato estatal, tratando de
disimular su auténtico rostro.

SOCIALISMO

El socialismo es la teoría, doctrina o práctica social que promueve la posesión pública de


los medios de producción y un control colectivo y planificado de la economía en pro del
interés general de la sociedad. El socialismo puede ser no-estatal (mediante la propiedad
comunitaria en un sentido amplio) o estatal (a través de la nacionalización y la planificación
económica de la producción).

En un sistema socialista, al establecerse la propiedad social (colectiva) de los medios de


producción, desaparece cualquier forma de propiedad privada de los bienes de capital y con
esta el capitalismo como forma de apropiación del trabajo asalariado, que supone en la
teoría marxista una forma de explotación por vía económica. Siendo el capitalismo la
última sociedad con clases dentro de la secuencia histórica de los modos de producción de
Marx, esto comportaría a su vez la desaparición de las clases sociales que son generadas
por los diferentes orígenes del ingreso, dando así por superada la lucha de clases como
motor histórico.

A diferencia de lo que sucede con el concepto de "comunismo" (término cuya utilización se


remonta a Platón), en el cual la contribución a la producción común es libre y no
planificada mientras que el consumo se vive en común, la palabra "socialismo" (que
apareció por primera vez en 1834 bajo los auspicios de Robert Owen) describe la
organización colectiva de la producción y la distribución en tanto el consumo permanece
siendo particular. En el siglo XIX en proceso de proletarización masiva por el ascenso del
capitalismo industrial la idea socialista evolucionó como concepto e ideología de economía
política proponiendo un sistema social, económico y político basado en la organización
consciente (planificada) de la producción de acuerdo a unos fines preestablecidos de
contribución al bien general: sería el denominado movimiento socialista (en algunos
lugares movimiento para la reforma del trabajo).

Sintetizado a partir de las ideas y escritos de distintos grupos y pensadores que buscaban
alumbrar un sistema menos voraz y más justo, el socialismo recibe un gran impulso de la
teoría marxista que desprende al socialismo de todo idealismo moral y político, y lo
fundamenta como una necesidad para el desarrollo del presente período tecnológico, que es
lo único que podría hacerlo realizable (no-utópico) según la doctrina del materialismo
histórico.

Con el surgimiento del marxismo los medios socialistas y los fines comunistas son
absorbidos y reformulados dentro de una sola doctrina que entiende ambos sistemas como
dos pasos históricamente necesarios en el desarrollo de una sociedad escindida por la lucha
de clases hacia una etapa comunista final sin clases. El movimiento comunista, que ya
había surgido de ciertos períodos radicales colectivistas de la Revolución francesa como
movimientos remanentes (véase el comunismo de Babeuf y la Conspiración de los Iguales)
y había dejado de ser un activismo social cambiante durante diferentes períodos históricos
para convertirse en activismo político, se transforma en partido e ideología gracias a la
introducción por parte de Karl Marx de las ideas de los doctrinarios socialistas (por
entonces tomadas seriamente), adoptando un sólido cuerpo doctrinal del que carecía.
Mientras que gracias al marxismo las ideas socialistas y comunistas se desprenden del
idealismo y se unifican en un solo movimiento ideológico llamado Comunismo, el
Socialismo como ideología se escinde en varias corrientes: socialismo utópico, socialismo
de Estado, socialismo corporativista, socialismo militar, socialismo clerical, socialismo
obrero, socialismo popular, socialismo nacional, etc.

Frecuentemente coexisten diferentes movimientos políticos que adoptan el título


Socialismo: desde aquellos con vagas ideas de búsqueda del bien común e igualdad social,
hasta los proyectos reformistas de construcción progresiva de un Estado socialista en
términos marxistas, o las variantes pre y post-marxistas de socialismo (sean obreristas o
nacionalistas), o al intervencionismo, definiciones de socialismo o de sus métodos que
pueden variar drásticamente según varíen los interlocutores políticos y que algunas veces se
distancian en mayor o menor medida de su etimología: estatistas, nacionalistas, marxistas,
cooperativistas, corporativistas gremiales clásicos, corporativistas de Estado o fascistas,
socialistas de renta, socialistas de mercado, mutualistas, socialdemócratas modernos, etc.

El socialismo continúa siendo un término de fuerte impacto político, que permanece


vinculado con el establecimiento de un orden socioeconómico construido por, para, o en
función de, una clase trabajadora organizada originariamente sin un orden económico
propio, y para el cual debe crearse uno público (por vía del Estado o no), ya sea mediante
revolución o evolución social o mediante reformas institucionales, con el propósito de
construir una sociedad sin clases estratificadas o subordinadas unas a otras; idea esta última
que no era originaria del ideario socialista sino del comunista y cuya asociación es deudora
del marxismo-leninismo. La radicalidad del pensamiento socialista no se refiere tanto a los
métodos para lograrlo sino más bien a los principios que se persiguen.

PROCESO DE COMPETENCIA.

Rivalidad entre empresas que buscan incrementar sus utilidades o participación de


mercado.
Si dos empresas compiten por vender el mismo producto o servicio, tratarán de tener una
ventaja sobre su rival, ya sea en el precio, la calidad o la funcionalidad. Sin embargo, puede
ser que alguna de ellas trate de sacar ventaja de manera desleal, de imponer los precios o
que trate de eliminar a su competidor. En tanto que el poder de mercado se distribuya entre
los competidores equilibradamente, no es necesaria la presencia de un regulador. Sin
embargo, puede ser que las características de la industria no promuevan la competencia
porque los costos hundidos sean demasiado altos o porque la duplicidad no sería eficiente.
Así, la competencia alienta la inversión, promueve el uso productivo de los recursos e
impulsa la productividad.

La función de un agente regulador de competencia económica se enfoca en la vigilancia,


supervisión y delimitación del marco normativo para la competencia entre las empresas.

Para cumplir sus funciones objetivamente, el órgano debe contar con suficiente autonomía
y poder para aplicar sanciones en caso de ser necesario. Además, es importante que tenga la
facultad de evaluar y autorizar las fusiones entre empresas que podrían generar una
excesiva concentración en los mercados.

El artículo 28 constitucional prohíbe la existencia de monopolios en México. Sin embargo,


establece cuáles son las áreas económicas de competencia exclusiva del Estado y afirma
que no serán consideradas como monopolios. Del mismo modo, las asociaciones de
trabajadores y los sindicatos autorizados para ejercer exclusivamente una actividad durante
un periodo determinado por el Estado tampoco se considerarán como prácticas
monopólicas.

Formalmente, la política de competencia en México comienza en 1993, cuando entra en


vigor de la Ley Federal de Competencia que sustituye a la Ley de Monopolios de 1934 y
cuando se crea la Comisión Federal de Competencia (CFC).

En México, la CFC ha evitado algunas concentraciones que implicaban efectos


anticompetitivos. Su marco normativo establece los criterios para que una práctica sea
considerada anticompetitiva y especifica las sanciones correspondientes. No obstante, en la
práctica no siempre actúa de acuerdo a los parámetros. Asimismo, sus retos más
importantes están en el poder que tienen los sindicatos para oponerse a la libre
competencia; en la incapacidad para implementar sus sanciones y evitar que las empresas
sancionadas se protejan con recursos legales ante otros tribunales; y en la carencia de
instituciones y normas claras que resuelvan los problemas en caso de privatizar
posteriormente los sectores económicos exclusivos del Estado.

Comisión Federal de Vigila sectores no regulados, donde existe competencia pura.


Competencia
Misión "El objetivo de la LFCE es promover la eficiencia económica y proteger al proceso
de competencia (rivalidad entre empresas que buscan incrementar sus
utilidades o participación de mercado) y libre concurrencia (posibilidad de
incursionar libremente en los mercados para ofrecer bienes y servicios).
Los principales beneficiados por la competencia son los consumidores, es decir,
todos los mexicanos, ya que genera una mayor diversidad opciones de productos y
servicios, y a menores precios. La competencia incrementa también la eficiencia de
las empresas y tiene un alto impacto en la competitividad internacional de México."

¿Qué es lo que regula? Autoriza concentraciones (adquisiciones y fusiones empresariales)


Emite opinión sobre licitaciones y privatizaciones de bienes del Estado.
Sanciona prácticas monopólicas prohibidas.

Promueve la eliminación de obstáculos que limiten la competencia económica.

Tipo de atribuciones: Económicas

Independencia: Desconcertado de la Secretaría de Economía. Autonomía técnica y operativa.

Autonomía No. Presupuesto asignado por la SHCP.


presupuestal:

Recursos Humanos: Integrada por 175 personas. Dirigida por 5 comisionados, de los cuales uno ejerce
la Presidencia del órgano.

Transparencia: Publicación de informes anuales desde 1994 y de Gaceta Económica desde 1998.

Publica las resoluciones.

Facultad para fijar No.


precios:

Facultades de   Sí. Los procedimientos se inician de oficio o a petición del posible afectado.
mediación de conflictos:

Capacidad para crear Tiene facultades para opinar sobre los ajustes a los programas, políticas, leyes,
reglas y normas en el reglamentos, acuerdos y circulares   de la administración pública federal, cuando de
sector: éstos resulten efectos que puedan ser contrarios a la competencia y la libre
concurrencia. No obstante, sus opiniones no tienen efectos jurídicos.

A nivel interno, tiene la obligación de elaborar los reglamentos de procedimientos y


manuales organizativos.

Otorgamiento y Sí. Autoriza, condiciona o niega la concentración de dos agentes en caso de que
revocación de permisos tengan poder de mercado significativo. Además, evalúa y sanciona prácticas
y licencias: monopólicas.

Revisión y aprobación Sí. Determina el mercado relevante para la concentración. Autoriza la concentración
de contratos entre siempre y cuando no incremente sustancialmente el poder de mercado y los
compañías reguladas: agentes no incurran en prácticas monopólicas.

Supervisión y facultad Sí. Tiene la facultad de suspender, condicionar, objetar las concentraciones o de
de emitir sanciones: ordenar la desconcentración parcial o total, así como de otorgar multas.

Acceso libre a la Sí. Tiene la facultad de requerir los documentos relevantes para la investigación a
información de las los involucrados.
compañías reguladas:

Atribuciones fiscales: No.

Consultas públicas: Sí. Solicita que los propios agentes sean quienes notifiquen cualquier tipo de
concentración o reestructuración corporativa.
Asimismo, tiene la obligación de iniciar investigaciones en caso de que un tercer
agente denuncie la posible existencia de prácticas monopólicas o de poder
sustancial de mercado.

Por último, cuenta con un recurso de reconsideración, en caso de que algún agente
involucrado solicite poner fin a un procedimiento.

Principales debilidades: Sus resoluciones sobre concentraciones no siempre corresponden a criterios de


eficiencia económica.
No proporciona toda la información relevante en sus resoluciones ni accede a todas
las solicitudes de apertura del IFAI.

Demora en tiempos de resolución.

Carece de instrumentos para implementar la prohibición de prácticas monopólicas.

LIBRE CONCURRENCIA.

Libre concurrencia. Ningún agente puede influir en el mercado. El número de compradores


y vendedores es muy alto y las cantidades producidas o demandadas por cada uno de ellos
son tan pequeñas en relación con el total que su influencia sobre los precios es inapreciable.
(Ningún fabricante individual ni ningún comprador de trigo puede influir sobre el precio).
Para que haya libre concurrencia es imprescindible la libertad de entrada y salida en las
industrias, es decir, que no haya barreras que impidan a una empresa dedicarse a producir
cualquier cosa. (Cualquier empresario que lo desee puede destinar su capital a la
fabricación de trigo).  La expresión "industria" indica el conjunto de empresas que se
dedican a producir el mismo bien.

Esta característica no está presente en las situaciones de monopolio (un único productor),
duopolio (dos productores), oligopolio (pocos productores), monopsonio (un comprador) y
otros mercados no competitivos. En realidad, para que haya verdadera "libertad de entrada
y salida" sería necesario que no hubiera costes de transformación, es decir, que la
maquinaria destinada a una producción pudiera "reconvertirse" sin coste alguno para
producir cualquier otra cosa.

La libre concurrencia en realidad es la excepción y no la regla. Algunos economistas


británicos sugirieron que para estudiar el sistema económico habría que empezar
analizando el monopolio, que es lo más habitual, y no la libre competencia. En cualquier
caso, las ventajas de los mercados de libre competencia son tan grandes con respecto a los
demás mercados que son presentados como la meta a la que se debe tender: las
legislaciones nacionales y las normativas supranacionales se plantean como objetivo
explícito el fomento de la libre competencia y la represión de las prácticas que la limitan.
La libre concurrencia, llamada también libre competencia, tiene mucha importancia en la
economía política clásica.

La competencia económica y la libre concurrencia son, a la vez, garantías individuales y


mandatos constitucionales a cargo del Estado.

Los dos párrafos iniciales del artículo 28 de la Ley Fundamental disponen que:

“En los Estados Unidos Mexicanos quedan prohibidos los monopolios, las prácticas
monopólicas, los estancos y las exenciones de impuestos en los términos y condiciones que
fijan las leyes. El mismo tratamiento se dará a las prohibiciones a título de protección a la
industria.

En consecuencia, la ley castigará severamente, y las autoridades perseguirán con eficacia,


toda concentración o acaparamiento en una o pocas manos de artículos de consumo
necesario y que tenga por objeto obtener el alza de los precios; todo acuerdo, procedimiento
o combinación de los productores, industriales, comerciantes o empresarios de servicios,
que de cualquier manera hagan, para evitar la libre concurrencia o la competencia entre sí y
obligar a los consumidores a pagar precios exagerados y, en general, todo lo que constituya
una ventaja exclusiva indebida a favor de una o varias personas determinadas y con
perjuicio del público en general o de alguna clase social.”

Tales disposiciones constitucionales son el fundamento de validez y explican el contenido


de la Ley Federal de Competencia Económica –vigente desde mil novecientos noventa y
tres– que tiene por objeto proteger el proceso de competencia y libre concurrencia,
mediante la prevención y la eliminación de los monopolios, de las prácticas monopólicas y
de las demás restricciones al funcionamiento eficiente de los mercados de bienes y
servicios.

La relevancia que la Constitución Federal otorga a las garantías de libre concurrencia y de


competencia económica deriva de los beneficios que éstas traen consigo en favor de los
consumidores: con mayor competencia económica, las empresas tienen incentivos para
mejorar la calidad de sus productos y, también, para ofrecerlos al menor precio posible. En
consecuencia, la población tiene acceso a bienes y servicios de buena calidad a precios
razonables, lo cual, sin duda, contribuye a incrementar sus niveles de bienestar.
Igualmente, en relación con la competitividad de la economía mexicana, la libre
concurrencia y la competencia generan valores fundamentales, tales como certidumbre a los
agentes económicos respecto de la posibilidad de tener acceso a las oportunidades de
negocios que crea la economía. Adicionalmente, tales principios garantizan que los agentes
económicos puedan disponer de insumos de la mejor calidad al precio más bajo, situación
que contribuye a disminuir los costos de producción y a la competencia exitosa en los
mercados internacionales.

PRODUCTO INTERNO BRUTO


El PIB es el valor monetario de los bienes y servicios finales producidos por una economía
en un período determinado. EL PIB es un indicador representativo que ayuda a medir el
crecimiento o decrecimiento de la producción de bienes y servicios de las empresas de cada
país, únicamente dentro de su territorio. Este indicador es un reflejo de la competitividad de
las empresas.

¿Por qué es importante que crezca el PIB?

Indica la competitividad de las empresas. Si la producción de las empresas mexicanas no


crecen a un ritmo mayor, significa que no se está inviertiendo en la creación de nuevas
empresas, y por lo tanto, la generación de empleos tampoco crece al ritmo deseado.

Si el PIB crece por abajo de la inflación significa que los aumentos salariales tenderán a ser
menores que la misma.

Un crecimiento del PIB representa mayores ingresos para el gobierno a través de


impuestos. Si el gobierno desea mayores ingresos, deberá fortalecer las condiciones para la
inversión no especulativa, es decir, inversión directa en empresas; y también fortalecer las
condiciones para que las empresas que ya existen sigan creciendo.

Algunas aclaraciones sobre el PIB

El PIB de una país aumentará si el gobierno o las empresas dentro del mismo toman
préstamos en el extranjero, obviamente, esto disminuirá el PIB en períodos futuros.

No toma en cuenta la depreciación del capital (Aquí se incluyen tanto maquinaria, fábricas,
etc., como así también recursos naturales, y también se podría incluir al "capital humano").
Por ejemplo, un país puede incrementar su PIB explotando en forma intensiva sus recursos
naturales, pero el capital del país disminuirá, dejando para generaciones futuras menos
capital disponible.

No tiene en cuenta externalidades negativas que algunas actividades productivas generan,


por ejemplo, la contaminación ambiental.

No tiene en cuenta la distribución del ingreso. Los pobladores de un país con igual PIB per
cápita que otro pero con una distribución más equitativa del mismo disfrutarán de un mayor
bienestar que el segundo.

La medida del PIB no tiene en cuenta actividades productivas que afectan el bienestar pero
que no generan transacciones, por ejemplo trabajos de voluntarios o de amas de casa.

Actividades que afectan negativamente el bienestar pueden aumentar el PIB, por ejemplo
divorcios y crímenes.
Tabla que muestra el crecimiento del Producto Interno Bruto de México a partir del Milagro
Mexicano.
Tasa Crecimiento del
Crecimiento
promedio PIB
PIB $ Constantes (miles de del
Presidente Periodo anual de per capita
millones de pesos) PIB en el
crecimiento durante
sexenio
del PIB el sexenio
Lázaro Cárdenas del
1940 77.49 30.27% 4.52% 18.02%
Río
Manuel Avila
1946 110.86 43.06% 6.15% 20.49%
Camacho
Miguel Alemán
1952 155.31 40.10% 5.78% 18.38%
Valdés
Adolfo Ruiz
1958 225.60 45.26% 6.42% 21.21%
Cortines
Adolfo López
1964 333.47 47.81% 6.73% 21.56%
Mateos
Gustavo Diaz Ordaz 1970 493.47 47.98% 6.75% 23.49%
Luis Echeverría
1976 706.24 43.12% 6.16% 16.20%
Alvarez
José López Portillo 1982 1030.97 45.98% 6.51% 24.36%
Miguel de la Madrid
1988 1042.07 1.08% 0.18% -10.07%
Hurtado
Carlos Salinas de
1994 1311.66 25.87% 3.91% 12.42%
Gortari
Ernesto Zedillo
2000 1651.50 22.18% 3.39% 9.97%
Ponce de León
Vicente Fox
2006 1900.89 14.80% 2.32% 7.17%
Quesada
Se dice que México requiere un crecimiento del 6% anual para tener una buena economía,
pero durante el último sexenio apenas si pasó del 2% .

Una de las razones que no ayudan a que el PIB crezca es que mucho del capital invertido en
nuestro país por extranjeros es capital especulativo que entra en la Bolsa Mexicana de
valores. Otro factor es que la acumulación de la riqueza mexicana está en menos de cuarenta
corporativos que cotizan en la BMV a pesar de no representar más del 4% del total de
empresas existentes.

PRIVATIZACION

La privatización es un proceso jurídico-económico mediante el cual las actividades


empresariales son transferidas del sector público al sector privado, es decir, traspasadas o
tomadas ya sea desde el Estado o la comunidad (ver Bien público y propiedad comunitaria)
hacia agentes económicos privados. Es uno de los pilares de la libre empresa, existiendo
empresas que libremente otorguen a clientes cualquier servicio que haya dado
anteriormente el Estado, ahora bajo la libre empresa y competencia para evitar monopolios
e intervención estatal a favor de sectores económicos. Sin restricción comercial del Estado
ni servicios estatales obligatorios los ingresos privados deben ser resultado de la inversión
privada, es decir son los ciudadanos y no el Estado quienes contratan servicios privados en
un sistema privatizado.

Este proceso permite a los actores no-gubernamentales intervenir en la financiación y


producción de bienes prestación de servicios. Así mismo la privatización introduce cambios
en las funciones y responsabilidades públicas y privadas. No necesarimente se limita a la
venta de empresas públicas. La privatización fundamentalmente es desmontar el Estado y
dejar en manos de agentes privados y del mercado lo que anteriormente había sido
administrado por el Estado. En sus versiones radicales se plantea que incluso es posible
volver privados servicios como el poder judicial, que actualmente es estatal y único o la
planificación urbana.

Suele confundirse con la capitalización de empresas públicas que se puede definir como un
proceso en el cual se vende a inversionistas privados una parte de las acciones, que no esta
definido cuanto debe ser pero en la mayoría de los casos oscila entre 40% a 60% de las
acciones, puede ser más, puede ser menos, ya que no existe un patrón fijo. La privatización
es lo opuesto a la estatización. Tampoco debe confunirse con la transnacionalización en que
el Estado transfiere el dominio de una empresa pública a un consorcio internacional, estatal
o privado, sin que dicha medida necesariamente vaya de la mano con una apertura a la libre
empresa en dicho servicio.

CONCESION.

En economía, una concesión es el otorgamiento del derecho de explotación por un lapso de


tiempo determinado de bienes y servicios por parte de una empresa a otra, generalmente
privada.

A medida que se fue extendiendo el modelo económico neoliberal por los distintos países
del mundo, muchas empresas públicas fueron concesionadas como paso anterior a lo que
hubiera sido una privatización completa.

La concesión tiene por objeto la administración de los bienes públicos; mediante el uso,
aprovechamiento, explotación, uso de las instalaciones, la construcción de obras, de nuevas
terminales de cualquier índole sea marítima, terrestre o aérea de los bienes del dominio
público del Gobierno.

Los objetivos de estos negocios radican en proporcionar servicios esenciales para el


público, por ejemplo, la electricidad, el gas, el suministro de agua, la depuración de aguas
residuales y las telecomunicaciones. Las concesiones públicas afectan a casi toda la
infraestructura de los países desarrollados, ya que requieren grandes redes de distribución
integradas, o la coordinación de muchos servicios esenciales como la red nacional del
tendido eléctrico. Muchas concesiones públicas tienen una estructura de costos que se
beneficia de la gran escala, puesto que los costos unitarios caen a medida que la red
aumenta. Sin embargo, la existencia de estas redes suele provocar que las concesiones
públicas se beneficien de un monopolio natural para dar ese servicio en el área donde
operan.

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