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Podemos observar varias causas para esta revolución pero las más importantes se pueden
resumir en las siguientes: las arbitrariedades y abusos del antiguo régimen, debilidad de
carácter del nuevo rey Luis XVI y la grave crisis financiera.
Más de un siglo antes de que Luis XVI ascendiera al trono (1774), el Estado francés había
sufrido periódicas crisis económicas motivadas por las largas guerras emprendidas durante
el reinado de Luis XIV, la mala administración de los asuntos nacionales en el reinado de
Luis XV.
Luis XVI, quién contaba con apenas 20 años de edad carecía de condiciones como
gobernante pues su carácter era débil, su inteligencia era mediana y se dejo influenciar por
su esposa María Antonieta de Austria y por su primo el Duque de Orleans. Dada la grave
crisis financiera el rey se vio obligado a llamar al gobierno a dos personajes de reconocida
honestidad: R. Jaques Turgot, un hombre de ideas liberales que instituyo una política
rigurosa en lo referente a los gastos del estado, y a Malesherves.
Turgot, ministro de hacienda, resumió su plan en esta frase: "Ni banca rota, ni empréstito,
ni aumento de impuestos". Como el plan económico molestaba a la corte Turgot lo presentó
gradualmente, pero en 1776, cuando estableció un impuesto que debía ser pagado por todos
los dueños de tierras, fuesen o no privilegiados el rey, por instancia de los afectados, lo
obligó a renunciar.
Malesherves intentó garantizar los derechos de los ciudadanos, pero también se vio forzado
a renunciar. Entonces el antiguo régimen se restableció con todo su vigor.
Para aplacar los ánimos, Luis XVI designó como sucesor de Turgot a Nécker, un banquero
ginebrino de sólida fortuna personal y gran reputación como financista. Obtuvo grandes
empréstitos que pasajeramente aliviaron la situación financiera. Pero estos remedios
resultaron ineficaces, porque simultáneamente, aumentaron los gastos públicos como
consecuencia de la guerra que estallo entre Inglaterra y Francia, al apoyar esta última a las
colonias inglesas de América del Norte. Como los privilegiados no deseaban una reforma
de fondo provocaron la caída de Nécker en 1781.
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En 1788, la gravedad de la situación obligó a Luis XVI a llamar nuevamente a Nécker, este
sugirió al rey la convocatoria de los Estados Generales (una asamblea formada por
representantes del clero, la nobleza, y el tercer estado o estado llano), exigida también por
el pueblo.
Luis XVI accedió finalmente a celebrar unas elecciones nacionales en 1788. La censura
quedó abolida durante la campaña y multitud de escritos que recogían las ideas de la
Ilustración circularon por toda Francia. Nécker, a quien el monarca había vuelto a nombrar
interventor general de Finanzas en 1788, estaba de acuerdo con Luis XVI en que el número
de representantes del Tercer estado (el pueblo) en los Estados Generales fuera igual al del
primer estado (el clero) y el segundo estado (la nobleza) juntos, pero ninguno de los dos
llegó a establecer un método de votación.
Las discusiones relativas al procedimiento se prolongaron durante seis semanas, hasta que
el grupo dirigido por Emmanuel Joseph Sieyès y el conde de Mirabeau se constituyó en
Asamblea Nacional el 17 de junio. Este abierto desafío al gobierno monárquico, que había
apoyado al clero y la nobleza, fue seguido de la aprobación de una medida que otorgaba
únicamente a la Asamblea Nacional el poder de legislar en materia fiscal. Luis XVI se
apresuró a privar a la Asamblea de su sala de reuniones como represalia. Ésta respondió
realizando el 20 de junio el denominado , por el que se
comprometía a no disolverse hasta que se hubiera redactado una constitución para Francia.
En ese momento, las profundas disensiones existentes en los dos estamentos superiores
provocaron una ruptura en sus filas, y numerosos representantes del bajo clero y algunos
nobles liberales abandonaron sus respectivos estamentos para integrarse en la
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La Declaración de los derechos del hombre y el del ciudadano de 1789, marca el fin del
Antiguo Régimen y el principio de una nueva era.
La Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano es, junto con los decretos del 4
y el 11 de agosto de 1789 sobre la supresión de los derechos feudales, uno de los textos
fundamentales votados por la Asamblea nacional constituyente formada tras la reunión de
los Estados Generales.
El principio de base de la Declaración fue adoptado antes del 14 de julio de 1789 y dio
lugar a la elaboración de numerosos proyectos. Tras largos debates, los diputados votaron
el texto final el día 26 de agosto.
Junto con la Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano, los delegados
formularon los ideales de la Revolución, sintetizados más tarde en tres principios, "Liberté,
Égalité, Fraternité" ("Libertad, Igualdad, Fraternidad").
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01
- Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales
sólo pueden fundarse en la utilidad común.
0)
02
03
- La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no perjudique a otro: por eso, el
ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene otros límites que los que
garantizan a los demás miembros de la sociedad el goce de estos mismos derechos. Tales
límites sólo pueden ser determinados por la ley.
04
- La ley sólo tiene derecho a prohibir los actos perjudiciales para la sociedad. Nada que no
esté prohibido por la ley puede ser impedido, y nadie puede ser constreñido a hacer algo
que ésta no ordene.
0*
0,
- Ningún hombre puede ser acusado, arrestado o detenido, como no sea en los casos
determinados por la ley y con arreglo a las formas que ésta ha prescrito. Quienes soliciten,
cursen, ejecuten o hagan ejecutar órdenes arbitrarias deberán ser castigados; pero todo
ciudadano convocado o aprehendido en virtud de la ley debe obedecer de inmediato; es
culpable si opone resistencia.
0-
- La ley sólo debe establecer penas estricta y evidentemente necesarias, y nadie puede ser
castigado sino en virtud de una ley establecida y promulgada con anterioridad al delito, y
aplicada legalmente.
0.
- Puesto que todo hombre se presume inocente mientras no sea declarado culpable, si se
juzga indispensable detenerlo, todo rigor que no sea necesario para apoderarse de su
persona debe ser severamente reprimido por la ley.
0+5
- Nadie debe ser incomodado por sus opiniones, inclusive religiosas, a condición de que su
manifestación no perturbe el orden público establecido por la ley.
0++
0+)
- La garantía de los derechos del hombre y del ciudadano necesita de una fuerza pública;
por lo tanto, esta fuerza ha sido instituida en beneficio de todos, y no para el provecho
particular de aquéllos a quienes ha sido encomendada.
0+2
- Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de administración, resulta
indispensable una contribución común; ésta debe repartirse equitativamente entre los
ciudadanos, proporcionalmente a su capacidad.
0+3
0+4
0+*
0+,
- Siendo la propiedad un derecho inviolable y sagrado, nadie puede ser privado de ella,
salvo cuando la necesidad pública, legalmente comprobada, lo exija de modo evidente, y a
condición de una justa y previa indemnización.
El rey se vio obligado a ceder ante la continua oposición a los decretos reales y la
predisposición al amotinamiento del propio Ejército real. El 27 de junio ordenó a la nobleza
y al clero que se unieran a la autoproclamada Asamblea Nacional Constituyente. Luis XVI
cedió a las presiones de la reina María Antonieta y del conde de Artois (futuro rey de
Francia con el nombre de Carlos X) y dio instrucciones para que varios regimientos
extranjeros leales se concentraran en París y Versalles. Al mismo tiempo, Necker fue
nuevamente destituido.
La Asamblea Nacional Constituyente comenzó su actividad movida por los desórdenes y
disturbios que estaban produciéndose en las provincias (el periodo del "Gran Miedo"). El
clero y la nobleza hubieron de renunciar a sus privilegios en la sesión celebrada durante la
noche del 4 de agosto de 1789; la Asamblea aprobó una legislación por la que quedaba
abolido el régimen feudal y señorial y se suprimía el diezmo, aunque se otorgaban
compensaciones en ciertos casos. En otras leyes se prohibía la venta de cargos públicos y la
exención tributaria de los estamentos privilegiados.
El Comité de Salvación pública era un cuerpo colegiado de diez o doce integrantes, según
las épocas, encabezado por Maximilien Robespierre, quien señalaría:
Por un lado los diputados del Pantano, en sintonía con la alta burguesía, reprochaban al
gobierno que se mantuviera la política económica dirigista que había impulsado el estado
de guerra, y propugnaban una vuelta a una política económica de corte liberal. Por otro
lado, el Comité de Seguridad General veía con malos ojos la preponderancia del Comité de
Salvación Pública cuyos poderes se solapaban con los suyos. Para terminar, fueron
decisivas las divergencias cada vez más acusadas en el seno del propio Comité, quedando
Robespierre cada vez más aislado por su política social. Su deseo tardío de depurar el
Comité de sus miembros más extremistas, ex hebertistas como Collot d'Herbois y Billaud-
Varenne, precipitó su final. Varios miembros de la propia Convención conspiraron contra
Robespierre y lo arrestaron el 27 de julio (9 de Termidor) junto con Saint-Just, Couthon y
varios seguidores. El guillotinamiento de Robespierre y 28 de sus asociados en la jornada
siguiente marcó el fin del Terror y el inicio de la Reacción de Termidor. Robespierre cayó
de manera expedita como muchos cientos de personas, pero incluso sin proceso, víctima de
la conjuración de girondinos no confesos y de varias personas que clamaban venganza por
las muertes tanto de los hebertistas como de los "moderados" del grupo de Danton.
Años después se reproduciría una nueva época de represión, que con el nombre de El
Terror Blanco se instauraría en 1815 tras el retorno del Rey Luis XVIII al poder; gente
sospechosa de nexos con los gobiernos de la Revolución o de Napoleón fueron arrestados y
ejecutados.
- Medidas económicas
à Medidas sociales
c Eran los empresarios y grandes comerciantes que integraban la gran
burguesía, llamados así por provenir de una zona situada al sur de Francia, denominada
Gironda, eran moderados, contaban con el apoyo de las provincias y consideraban prudente
hallar un acuerdo con la monarquía y la nobleza, limitando el poder real, pero sin permitir
el derecho a voto a las clases pobres, que no pagaban impuestos. La razón era el temor de
este sector burgués, que había alcanzado gran prestigio, de perder sus privilegios por obra
de los movimientos populares.
c Eran el otro sector, su nombre provenía de sus reuniones en el convento de
la orden de los jacobinos, eran extremistas, duros y muy bien organizados, respaldados por
el Consejo y el pueblo de París. Estaba principalmente integrado por profesionales y
modestos propietarios que querían abolir definitivamente la monarquía y proclamar una
República democrática, con derecho a voto para todas las clases sociales.
Sin embargo, esta situación varió sustancialmente entre 1792 y 1794, cuando los jacobinos,
con ayuda de los Sans Culottes, trabajadores urbanos, tomaron el poder e impusieron el
terror.
Como grupo pudimos observar que la Revolución Francesa es uno de los hechos mas
grandes de la historia contemporánea, ya que marca el fin del régimen monárquico y abre
paso a las demás revoluciones producidas a lo largo de todo el mundo. Además podemos
ver que esta revolución fue posible gracias a la organización de la población, que buscaba
una mejor forma de vida, ya que esta se veía abusada por el poder totalitario que poseía el
rey quien no velaba por el pueblo y solo se interesaba en su propio bien.