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El proceso de desinstitucionalización.

Feminismo: Análisis del caso BPW


Argentina1

Las instituciones no son estáticas, sufren un ciclo evolutivo, el que a su


vez, depende de la “interacción entre instituciones y organizaciones”. Este ciclo
evolutivo contiene cuatro etapas: la formación institucional, el desarrollo
institucional, la desinstitucionalización, y la reinstitucionalización2.

Las organizaciones surgen en función de los incentivos que generan


las instituciones, y actúan para modificarlas en función de sus intereses. En
última instancia el cambio depende de los emprendedores o líderes visionarios
(en particular las élites dirigentes) que perciban que un cambio en las reglas del
juego los beneficiará, pero esta percepción depende tanto de la información
que reciben como de la forma en que la procesan. Estas visiones ideológicas
pueden favorecer o frenar el cambio institucional.

Con el tiempo los valores cambian, los intereses internos entran en


conflicto y la fragmentación social aumenta, y esto produce la disipación o
deterioro de las prácticas institucionales. Por lo tanto, la
“desinstitucionalización” tiene muchas raíces. Puede deberse a una inadecuada
socialización, a la intrusión de intereses personales, o a cambios que tornan a
las prácticas corrientes en inadecuadas o inefectivas.

La institucionalización muchas veces ocurre de manera espontánea,


pero la desinstitucionalización rara vez es accidental. En todos los casos, para
que el proceso se convierta en un “medio” para que la institución desaparezca,
significa que no se ha practicado una acción correctiva para la adecuación o
habituación, con la finalidad de asegurar su continuidad en el tiempo y
supervivencia. Una buena ilustración de este análisis, es ofrecida por la
organización no gubernamental BPW Argentina.

Business and Professional Women Argentina, es la Federación


Argentina de Mujeres de Negocios y Profesionales, miembro de la organización

1Business and Professional Women Argentina.


2Jepperson, Ronald L. Instituciones, efectos institucionales e institucionalismo. (En: Powell, W. y Di
Maggio, P. (1999) El nuevo institucionalismo en el análisis organizacional, Editorial FCE, México, p.
206)
internacional no gubernamental “International Business and Professional
Women”. Esta organización fue creada en 1930 en Europa y hoy está presente
en más de 90 países. Su misión es “desarrollar el potencial profesional y el
liderazgo de las mujeres en todos los niveles”. La estructura de esta
organización a nivel internacional es por asociación de federaciones, que a su
vez cuentan con un sistema de asociaciones locales o clubes. En la Argentina,
surge en el año 1962 y en la actualidad cuenta aproximadamente con 12
asociaciones locales o clubes, distribuidos por todo el país.

En BPW Argentina3, la estructura organizacional está profundamente


centralizada en la comisión directiva y en particular en la figura de la
presidencia, donde se concentran la totalidad de las decisiones, mientras los
niveles subordinados son meramente operativos y se limitan a ejecutar
programas y acciones preestablecidas.

Esta organización, al menos en Argentina, no acepta donaciones de


empresas (para limitar situaciones de corrupción, dependencia o utilización de
la organización para fines comerciales), y sustenta su actividad exclusivamente
con el pago de cuotas y eventos cerrados con escasa propaganda, como por
ejemplo los desayunos de trabajo. Los cargos directivos, y el resto de los
niveles, no son rentados. Estas últimas consideraciones, no resultan atractivas
para las nuevas generaciones, porque no encuentran el beneficio de
pertenencia que si dan otras asociaciones profesionales de carácter mixto.

Las organizaciones, en general, son mini-sociedades con sus propios


patrones de cultura. Estos patrones de creencias compartidas, divididos o
integrados, y soportados por varias normas operativas y rituales, pueden
ejercer una influencia decisiva en la eficiencia de la organización para alcanzar
su propósito estratégico4. BPW Argentina se origina alineada a la misión
internacional, pero en forma gradual desvirtúa su naturaleza e impone una
fuerte adhesión a la idea de “voluntariado” para la caridad y el asistencialismo,
no específicamente con temas de género, o de carácter profesional, o del

3 La información contenida en este trabajo a cerca de BPW Argentina, fue extraída de un


informe de observación y análisis organizacional realizado por Marcela T. Fernández, en el año
2008.
4 Morgan, G. Imágenes de la organización: Ed. Alfaomega, México (1996). P. 109.
mundo de los negocios. Es decir, en Argentina, como en algunos otros países
del mundo; la organización estaba integrada en su mayoría por mujeres
profesionales que no se encontraban en genuino ejercicio, ni estaban ligadas
en forma directa con los negocios, sino por intermedio de sus esposos
(diplomáticos, embajadores, empresarios, etc.). Por lo tanto, la mujer
“profesional y de negocios” con independencia económica y financiera, que
representa el tipo actual, colisiona con sus valores. Por su cultura, a esta
organización le cuesta implementar proyectos que ayuden a las mujeres a
emprender “independencia” en los negocios ó a romper el techo de cristal en su
carrera profesional. Por lo tanto, se organizan para desarrollar debates
cerrados y programas comunitarios de ayuda a los sectores más pobres de la
sociedad; acciones estratégicas que generan desvíos en la misión
internacional.

Asimismo, sus integrantes y socias se declaran a-políticas y no


feministas, lo que resulta incoherente con su denominación y con la naturaleza
de la “asociación”, al intentar negar la acción política de las organizaciones y
asociaciones de la sociedad civil, y al feminismo como teoría y práctica política
articulada por mujeres que deciden organizarse para cambiar la sociedad y
promover la integración política, económica, cultural, social y educativa de la
mujer5.

En el proceso de institucionalización, en particular en la fase de


sedimentación6, esta organización confunde institucionalización con

5 El sociólogo francés Alain Touraine, expresó durante el acto de asunción de la Presidenta


chilena Michelle Bachellet (2006), que su preocupación principal es conseguir que las mujeres
se den cuenta de que ahora les toca a ellas transformar la sociedad, pero desde una
transformación cultural (femenina) y no política (feminista). Al respecto, dice la periodista y
analista de política internacional española Nuria Varela en su libro Feminismo para principiantes:
“… está claro que identificarse como feminista no otorga prestigio. Y si una mujer ya lo tiene,
decir que es feminista solo le hará perderlo o mitigarlo (…) lo de femenina como opuesto a
feminista, es misterioso (…) si <a una mujer que se declara femenina y no feminista>, se le
preguntase: ¿quiere ser una persona libre?, ¿cree que las mujeres deben tener derecho a ir a la
universidad?, ¿le parece bien que haya mujeres en la política?, ¿le parece que una mujer
puede soñar y aspirar al cargo que su capacidad le permita?... contestará: sí a todo, seguro. Y si
le preguntan si es una persona débil o endeble (lo que la Real Academia Española define como
“femenina”), lo negará rotundamente…” pero si le preguntasen si es feminista, lo negaría aun
más. Esta claro que declararse feminista, representa en la actualidad un costo social.
6 Las etapas del proceso de institucionalización, según Tolbert y Zucker (1996) son: (1) La

innovación, donde se toman los cambios, (2) La habituación, implica la generación de una
nueva estructura en respuesta a un problema, y la formalización de un orden (3) La objetivación,
supone el desarrollo de algún grado de consenso social con relación al valor de la estructura,
supervivencia, y no adapta su visión. Ante el advenimiento de una crisis de
valores en la sociedad posmoderna7, no rediseña su estrategia para el
fortalecimiento del concepto de “organización” como constitución de una fuerza
política creada para asegurar un lugar de poder dentro de los debates que se
dan en el espacio público.

El feminismo, es sin lugar a dudas, un discurso político, que fue muy


impertinente y revolucionario cuando nació, a finales del siglo XVIII8, cuando
los revolucionarios e ilustrados franceses abogaban la defensa de las ideas de
igualdad, libertad y fraternidad. Pero su evolución hasta su “institucionalización
y desinstitucionalización”, fue muy lenta y con grandes luchas en medio, hoy
perdidas en los libros o desconocidas por muchas mujeres que emiten el
sufragio, sin saber que ese acto que parece hoy tan elemental en la vida cívica
de una mujer, es producto de la acción de un grupo de mujeres del siglo XIX9.

El “feminismo institucional”, surge formalmente con la creación de la


Comisión del Estatus de las Mujeres de las Naciones Unidas en 1946. A partir
de este momento, surgen organizaciones, asociaciones, ministerios y
secretarías relacionados con temas del género femenino. Estas acciones de
organización y asociación, ejercen presión en el sistema económico y
productivo mundial, aun hoy de matriz patriarcal, logrando grandes avances en
materia de derechos. Pero sin embargo, la estructura de la sociedad, fue dando
respuesta a esos cambios, donde el hombre también sufre los efectos de la
imposición patriarcal de los roles tradicionales, y entran en crisis los mandatos
exigidos que suponen un “deber ser” en la masculinidad.

En este contexto, los valores cambian y se desactivan los patrones que


daban sentido a la visión original de esta organización y al feminismo como
institución, encausándola en una fase de declive, al no poder generar una

(4) La sedimentación, implica la institucionalización, la continuidad en el tiempo de la estructura


y su supervivencia, lo que implica la transmisión a las generaciones venideras.
7 Lo que el filósofo francés, Gilles Lipovetsky, denomina en su libro, “El Imperio de lo esfímero”

(1987), una sociedad dominada por la seducción y por lo esfímero, centrada en la frivolidad,
dentro del terreno intelectual una ausencia casi absoluta de cultura.
8 Casi un siglo antes, en 1673, un joven filósofo y cura, Poulain de la Barre, publica su libro “Sobre

la igualdad de los sexos”, allí comienza el debate entre el discurso de la excelencia y la


inferioridad de la mujer.
9 Nash, Mary. Mujeres en el mundo. Historia, retos y movimientos: Alianza, Madrid (2004). P 81.
adecuada comunicación con las generaciones futuras de mujeres, que tienen
intereses, necesidades y valores distintos, y por lo tanto no se realiza una
correcta transmisión. Esto hace que al perder fuerza e influencia la presión
institucional que la sostenía, el propósito original carece de significado, y no
encuentra conexión con ninguna variable que la eleve al cambio.

Algunas cifras demuestras claramente este declive organizacional, por


ejemplo en los años setenta, la organización contaba con un número
aproximado a las 800 socias, en el rango etario de los 21 a los 65 años, y en la
actualidad (censo año 2007) cuenta con 250 socias en un rango etario
(ampliamente mayoritario) que va de los 45 a los 80 años. Este estado, refleja
un envejecimiento de la organización y una clara falta de renovación en las
estructuras directivas y ejecutivas, que representan las decisiones estratégicas
y tácticas respectivamente.

Para que una reinstitucionalización de la razón feminista10 suceda, el


feminismo debe ser repensado. En la actualidad, existe un descrédito por el
feminismo, este no ha sido plenamente asumido. El feminismo es considerado,
inclusive por las mismas mujeres que sufren a diario abusos y discriminación,
como un movimiento anacrónico, o bien se intenta desarticular “políticamente”
la acción asegurando que ya está todo hecho. Existe un pacto de negación en
las sociedades occidentales, donde se mantienen las desigualdades mediante
mitos, prejuicios y estereotipos (por ejemplo: “las feministas son feas y solteras
amargadas”), y pactos explícitos en la sociedades orientales (Cómo Afganistán
y Arabia Saudita) mediante leyes que sancionan lo que está permitido o no
para las mujeres. Es necesaria la salida de la actual forma institucional, para
dar lugar al nacimiento de una nueva institución que se enfoque en nuevas
razones, valores y ejes11 (por ejemplo, aun la sociedad debe un compromiso

10 El feminismo es un movimiento social y político que supone la toma de conciencia de las


mujeres como grupo o colectivo humano, y no necesariamente como la lucha que exige para
las mujeres iguales derechos que para los hombres. El feminismo como concepto es mucho más
amplio y busca en definitiva que los seres humanos sean lo que quieran ser y vivan como
quieran vivir. (Sau, Victoria. Diccionario ideológico feminista ( 2000))
11 “La trata de personas es ampliamente considerada como un importante problema del siglo

XXI, que sólo puede resolverse colectivamente y a nivel mundial, abarcando todas las regiones y
los distintos sectores de la sociedad. Dado que la Asamblea General es el principal órgano de
las Naciones Unidas encargado de las deliberaciones, la formulación de políticas y la
coordinación, desempeña un papel especial para determinar cuál debe ser el concepto
multilateral de una lucha eficaz y productiva contra la trata de personas (…) En 2006, la
real y profundo en los debates públicos por los derechos propios de las
mujeres, como los sexuales y reproductivos, y existen índices alarmantes de
violencia doméstica, pobreza feminizada y tráfico de mujeres12 para la
explotación sexual y esclavitud)13.

Asamblea General aprobó la resolución 61/144, relativa a la trata de mujeres y niñas (…).
Debate temático de la Asamblea General sobre la trata de personas. Sede de las Naciones
Unidas, Nueva York, 3 de junio de 2008. (www.un.org)
12 Por acción o por omisión, el Estado es responsable de la desaparición de estas mujeres, niñas y

niños, debido a su inacción frente a las redes de trata, que violan claramente los Derechos
Humanos. Por lo que la sociedad civil debe a este problema un debate en el espacio público.
13 La Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Viena, recién hacia 1993, reconoce en su

Declaración y programa de acción, que los derechos de la mujer y la niña, son parte
inalienable, integrante e indivisible de los derechos humanos universales.

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