Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Como acabamos de acercarnos al altar, tengo que proclamar que María fue el
primer sagrario, que en su vientre llevó a Dios, y el primer manifestador que lo alumbró
–dentro de una semana tan sólo- en un apartado rincón de Belén. Y como dice nuestro
poeta del Siglo de Oro estas confortables pajas del pesebre de Belén mañana,
convertidas en espinas de una singular corona de dolor, pero a la vez de triunfo, mañana,
digo, serán hiel.
Por eso, tu rostro melancólico y sereno derrama lágrimas en la mueca de las
primeras contracciones del alumbramiento y en el dolor que tiñe de sangre y de tinieblas
la ladera del Calvario. “Concebirás y darás a luz un hijo”, “Madre, he ahí a tu Hijo”.
María, Madre,
acogiste la Palabra en tus entrañas,
una carga del mejor trigo,
le diste forma y figura humana,
hasta convertirla en pan bendito
que a todos alimenta y resucita.
(Rafael Prieto)
INTRODUCCIÓN Y AGRADECIMIENTO
“Una joven embarazada ya es una esperanza. La vida que nace ya es un milagro.
Mientras haya una joven en estado de buena esperanza, ya todo se puede esperar. Es la
vitalidad de la flor. Cada vida nueva es como un sacramento. Cada mujer embarazada,
como un adviento, sea la mujer del rey, sea la mujer del criado o la del pastor. Cada
niño que nace, una navidad. Cada madre, como una bendición” (Rafael Prieto).
Por desgracia, nuestro mundo sigue empeñado en matar a Dios y lo hace a veces
con brutalidad, a veces con sutileza. Creedme cuando os digo que matamos a Dios
cuando impedimos una nueva vida o cuando cerramos nuestras fronteras a los
1
desheredados del mundo, cuando ignoramos y despreciamos al hermano y cuando lo
explotamos, cuando promovemos el egoísmo entre los pueblos y naciones, y
fomentamos un sistema económico injusto, cuando facilitamos el estallido de guerras o
la extensión del terrorismo…
Y lo sigue matando –no hay que asustarse, pues el Cristianismo tiene dos mil
años de vida a sus espaldas- ese laicismo militante y agresivo, que a fuerza de ser libre y
solidario, es capaz de imponer silencio al Santo Padre. Sí, porque sus palabras nos
interpelan y, por tanto, nos molestan. Sin necesidad de apretar el gatillo, matamos a
Dios, sin darnos cuenta, rutinariamente. Porque con Jesús no se puede estar a tiempo
parcial o en régimen de media pensión. Se está con Él o se está contra Él. Y en este
tiempo que nos tocó vivir, en todos los tiempos, al hombre le toca elegir.
Acabamos de alabar a Dios mismo, presente en la Eucaristía y me corresponde
ahora el honor de pregonar las excelencias de María, Madre de Jesús y Madre nuestra.
Gracias por invitarme hoy aquí, en este entrañable lugar que nunca ha sido
extraño para mí, gracias a la amistad y buen hacer de Juan Antonio Díaz Sánchez –uno
de vuestros mejores embajadores en Granada, podéis estar seguros-, que ha sido mis
ojos y mis oídos para acercarme a vuestras tradiciones religiosas, a las que ama
entrañablemente y de las que yo no puedo ser más que un torpe discípulo.
Sé, por tanto, que, salvo la amistad y la confianza que me mostráis, no tengo
mérito alguno para ocupar esta tribuna, para invadir este espacio sagrado y para bucear
en la profundidad de vuestro ánimo. Ninguno, o tal vez sólo un motivo: soy, me siento y
vivo mi fe cristiana, convencido y, día a día, más comprometido, como un cofrade hasta
la médula. Cuando tantos y tan fácilmente critican hasta la saciedad la superficialidad de
nuestras convicciones cristianas, tengo que decir, porque así me lo enseñaron y así lo
vivo –como vosotros-, que en medio de nuestras cofradías y hermandades, en el centro
de nuestros cultos y procesiones, en el afán diario de la vida confraternal, sólo está
Cristo y María. Y así lo proclamo, a los cuatros vientos, para gloria de Dios Padre.
2
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Sí, a los hambrientos nos colma de bienes. Como hace Dios con los campos que
germinan. Los que vivís en el campo sabéis bien el gozo que produce la recolección de
las legumbres y después la cosecha del trigo, más tarde la vendimia y ahora la matanza.
Todo entregado para saciarnos y para que nadie pase hambre. Y así, la vida es un ciclo
permanente de frío y de calor, de muerte y de vida, de pecado y de perdón.
Sólo una criatura de esta maltrecha y orgullosa humanidad se libró de la tiniebla
del pecado original, elegida por Dios desde el principio de los tiempos.
María Inmaculada
Del Señor es la tierra
que modelaron sus manos.
hubo una tierra bendita
que Él preparó con cuidado.
Nunca tendría la mancha
ni se convertiría en barro.
3
CANILES, TIERRA ELEGIDA
Resuenan aún en nuestros oídos las alabanzas, de celestes acordes, en loor de
María Inmaculada cuando en esta tarde nos reunimos en torno al misterio de la
Expectación, de Santa María de la O -¿cómo puede caber tanto amor en un nombre tan
corto?-, de Nuestra Señora la Santísima Virgen de la Esperanza.
A Dios le gusta lo sencillo, las cosas naturales, como la vida de nuestros pueblos.
Nuestras certezas y temores. Como la dulzura del Ángel que visitó a María, como la
preocupación de José al verla encinta, como la humildad del pesebre, como el miedo a
la persecución, como el hogar del carpintero, una mesa y un taller, la sinagoga y el
templo, la travesura de un niño perdido, la lección de su enseñanza, las tinajas llenas del
mejor vino, los milagros y parábolas, amigos y seguidores, sorpresa y envidia, alegría y
dolor, esperanza y sufrimiento… Veo a Jesús por los caminos de Palestina y a su Madre
como primera discípula.
Y veo a Caniles, ya muy pronto convertida en Belén, y luego será Nazaret y
Caná, y Betania y Tiberiades, y Jerusalén, Tabor y Calvario…
Y hoy, creo que estamos aquí porque Dios nos ha elegido. No es tiempo de
dudas ni titubeos. No es actitud cristiana ser pusilánime o amargado. A la iglesia se
viene, como a Jerusalén, con cantos de alegría. Al templo material que nos representa
como comunidad, a esta iglesia con más de 500 años de vida fecunda, bajo el amparo
amoroso de la Virgen María y del Apóstol Pedro.
Aquí, donde compartís las risas y las lágrimas de vuestras vidas.
Aquí donde el artesonado mudéjar –crisol de culturas- es testigo de vuestra
historia.
Aquí, donde un día estuvieron las imágenes de Mena y de Mora, de Cecilio
López y de Francisco Salcillo. Soledades y Ecce Homos, Nazarenos y Crucificados… la
devoción de un pueblo arrancada a una madera con alma. Vuestro retablo barroco,
levantado por vuestros antepasados para mayor gloria de Dios.
Aquí, donde aquella aciaga destrucción os ha dejado hoy las obras de Espinosa
Cuadros, de Sánchez Mesa, de Eduardo Fons…
Aquí, donde en la pila bautismal renacéis a la vida y el cuadro de ánimas os
recuerda el más importante negocio de todos nuestros días: la salvación.
Aquí, ante las benditas imágenes (renovadas necesariamente tras aquella inquina
que hizo a los hombres bárbaros) en las que veneráis a la Virgen del Carmen y al
Perpetuo Socorro, a la Virgen de Fátima y a Ntra. Sra. del Pilar, a San Sebastián, a S.
Antonio de Padua y a S. Blas, a S. Isidro, a S. Juan Bautista y a S. José, a Sta. Rita
(abogada de las causas imposibles), al Corazón de Jesús y a vuestro particular
Facundillo-Niño de la Bola, al Cristo del Rescate y a Jesús de Medinaceli, al Nazareno,
al Crucificado (en la talla de Sánchez Mesa y en la Expiración de Urquijo) y al Yacente
y al Resucitado, a vuestras Dolorosas bien amadas de los Dolores y de la Esperanza.
Por eso, a la espera del gozoso tiempo de la Navidad, hoy se alzan puertas y
dinteles para que entre el Rey de la Gloria.
4
la libertad al esclavo,
viene la luz a los ciegos.
“Jesús había hablado del grano de trigo que muere para ganar la espiga. Cristo sepultado
era el más hermoso grano de trigo. Al tercer día llegará la primavera. Él no sólo tenía
vida, sino que era la Vida, y la vida no podía morir.
Duerme, Jesús, tu sueño es merecido
y nosotros quedamos a la espera,
ya todo está cumplido y redimido,
y será para siempre primavera”.
5
¿Cómo expresarlo mejor que con palabras de Santa Teresa de Jesús?
Y es que, bien lo sabéis todos, no hay dicha que se alcance sin dolor, ni vida que
no resurja de la muerte. Porque en la muerte está la vida y en el sepulcro la esperanza.
Así lo proclama el poeta Juan Polo: “Cuerpo entero y llagado, tu latido / se abismaba, y
ponía a nuestras penas / horizonte de vida y de esperanza”.
6
el nombre de Gaspar Lorente Lozano y nosotros lo evocamos con el sincero homenaje
de este humilde pregón.
Allí, callada, como siempre, está María, la Madre. Y el pueblo que se recrea
siempre en su humana y divina maternidad, la hace hablar con sentidas palabras, como
éstas de Lope de Vega:
El hombre nace para morir. Pero así como muere una vez, el hombre vive dos
veces y una de ellas con aires de eternidad. Esa es la fuerza de la esperanza. Es la
promesa del nuevo amanecer, que canta Dionisio Ridruejo:
7
DIOS, LA CARA DEL PERDÓN
Es nuestro sino, la triste herencia de nuestro padre Adán. El hombre jugando al
escondite con Dios. Divina libertad entregada a los hombres para su capricho. El ser
humano que tropieza, enlodado en el fango de la vida y el mismo Dios que, su mano
tendida siempre, levanta del barro a quien hizo a su imagen y semejanza. En Cristo nos
reflejamos todos:
Naúfrago
Violado
Analfabeto
Marginado
8
En divorcio
Pobre
Dios
DESPEDIDA
Madre, purifica nuestra sociedad y nuestra Iglesia. Que por tu amorosa
intercesión se vean libres de las manchas que las afean. Tú, que no distingues a hijos,
porque a todos nos tienes por tuyos. Madre, aquí nos tienes, aquí está Caniles, una vez
más, a tus pies. Esta tierra que sabe de esperanza y de dolores, que llora con el hijo que
sufre y se alegra con el vecino que ríe. Que mira con ojos limpios al hermano y ve a
Dios en la grandeza de su obra creadora, en nuestros campos, en nuestros montes, en
nuestros arroyos…
9
En sus pupilas de Madre
veo el triunfo de los mansos y humildes,
veo el refugio de los perseguidos,
veo la salud de los enfermos,
veo la libertad de los cautivos,
veo la gloria de quienes luchan por la justicia,
veo el pan para el hambriento,
veo el agua pura para el sediento,
veo la fuerza del cristiano,
veo el socorro de nuestro pueblo,
la bienaventuranza de los hijos e hijas de esta tierra.
Caniles, a ti te habla, esta bendita imagen
de la ESPERANZA.
¿No lo ves en su cara?
¿No te lo dicen sus ojos?
¿Acaso no te susurra al oído?
Acércate y oirás
en sus labios de flor temprana,
un mensaje que no pasa jamás:
“Haced lo que Él os diga”.
HE DICHO.
10