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Introducción.
"Chile es una tierra de océanos, o sea, un país que por su estructura y su posición
geográfica no tiene mejor objetivo, ni mejor riqueza, ni mejor destino – más aún – ni
otra salvación que el mar. Para el mar nació; del mar se alimentaron sus aborígenes;
por el mar se consolidó su conquista; en el mar se afianzó su independencia; del mar
deberá extraer su sustento; sin el mar, no tiene sentido su comercio".
Desde este punto de vista, el control del mar para Chile no sólo es un factor de
seguridad nacional, sino que también está estrechamente unido al desarrollo
de su economía e integración como país; define su identidad como país e
impulsa su Proyecto Nacional.
El teorema geopolítico que los peruanos deben tener siempre presente es que
Chile ha visto al Perú, históricamente, como su enemigo natural. Y hacen muy
mal los panegiristas del entendimiento y la cooperación vecinal en olvidar,
soslayar o edulcorar este hecho. Ese teorema fluye fácilmente del análisis del
comportamiento histórico de Chile con respecto al Perú y nos da la pauta de
cómo es menester actuar, porque nunca es tarde, para que por fin podamos
encarrilar las relaciones vecinales sobre un terreno común de mutuo respeto y
ventajas recíprocas.
“En cuanto al comercio, el mar provee una vía de comunicación para el transporte
rápido, seguro y eficiente de grandes volúmenes de carga. El rápido desarrollo de las
naciones del otro borde de la cuenca del Pacífico, erigiéndose como atractivos
mercados para los productos nacionales y de la región, permite visualizar a este
océano como la vía de comunicaciones marítimas de mayor importancia, lo cual
generará un alto grado de actividad, que se deberá aprovechar y controlar
adecuadamente. En todo caso, nuestro comercio de exportaciones e importaciones no
sólo se mueve en el ámbito de la Cuenca del Pacífico, sino que también abarca la costa
este de Estados Unidos, Europa, Medio Oriente y todos los centros comerciales del
mundo.
Las estadísticas señalan que aproximadamente el 90% de nuestro comercio exterior
fluye por mar. Nuestro principal producto de exportación (el cobre) y nuestro principal
producto de importación (el petróleo) se transportan íntegramente por vía marítima.
En consecuencia, su protección adquiere una especial importancia.” (LIBRO DE LA
DEFENSA NACIONAL DE CHILE. pp.33 y 34.).
“Por último, el conflicto comercial con el Perú, ocurrido hacia 1832, hace a don
Diego Portales mostrar toda su firmeza, no sólo en materias internacionales
sino también en su propósito de avanzar en el control marítimo.
Perú se negaba a recibir la mercadería chilena y si lo hacía era fuertemente
gravada en el Callao, situación que estaba perjudicando significativamente a los
comerciantes chilenos. Además, Perú había decidido gravar también con fuertes
impuestos a toda mercadería que hubiese estado siquiera en tránsito en
Valparaíso... Portales se daba cuenta que lo que Perú quería era obligar a los
buques a transitar directo al Callao, en desmedro de los puertos chilenos.
La tensión político comercial entre Perú y Chile se dilató por años ... Portales,
enfrentado a decidir medidas ante la inconsistencia en que eran llevadas a cabo
las conversaciones diplomáticas, manifestó lo siguiente: "o nos humillamos ante
el Perú o los presionamos militarmente. Y, por cierto, no nos humillamos jamás".
Portales encargó al Almirante Manuel Blanco Encalada que dirigiera la
expedición al Perú, llevando al Ministro Plenipotenciario Mariano Egaña, para
que, tras presionar con las armas, se lograra un rápido y conveniente arreglo
diplomático.
Las cartas que Portales hizo llegar al Almirante Blanco Encalada evidencian el
sentido que el Ministro le atribuyó a la misión. En una de éstas, fechada el 10 de
septiembre de 1836, le dice que el triunfo de sus armas significará "la segunda
independencia de Chile", agregando que "la Confederación debe desaparecer
porque de lo contrario ahogaría a Chile antes de muy poco" y termina con
energía expresando:... "Adios, y por última vez, no se vengan ustedes sin gloria
de algún género, porque con la batería de San Antonio mando a echar a pique
la escuadra con Almirante y todo".
...
Dirá Portales, en carta a Garfias, del 17 de abril de 1832, escrita desde
Valparaíso, que "encuentro más necesario, en nuestra posición, un buque de
guerra que un ejército. Por grande y bueno que éste (ejército) sea, podremos
ser insultados impúnemente en nuestras costas y en nuestros puertos mismos
por un acorazado de cuatro cañones...(si no tenemos qué oponerle). Por lo
tanto, la verdadera libertad la tendrá Chile cuando realmente domine el mar. De
otro modo, será presionado de una u otra manera, se pondrán condiciones al
comercio marítimo, al tráfico, al abastecimiento, a la recalada de naves. La
libertad marítima es equivalente pues a la segunda independencia nacional.
Para conseguir lo anterior, Chile debe lograr una notable superioridad naval
regional, no con el fin de ofender a sus vecinos, sino con vistas al dominio del
mar que asegura la soberanía real de la nación" .” (GERMÁN GODDARD DUFEU.
Vicealmirante. PORTALES Y EL PENSAMIENTO MARÍTIMO).
En 1866, Chile fue arrastrado a la guerra contra España por la pasión insensata
de sus dirigentes políticos, poseídos por un americanismo exaltado... El país
pagó un alto precio por la alocada aventura: nuestra floreciente marina
mercante desapareció y soportó inerme el bombardeo de Valparaíso ...
“En tiempos de paz, el Control del Mar tiene dos dimensiones. En el contexto de
la Convención del Mar, el espacio marítimo tiene una jurisdicción hasta las 200 millas
de la costa. En la segunda, el Control no está asociado a la soberanía, sino a la
promoción y defensa de nuestros intereses en cualquier lugar. ...
Para explicar nuestra acción, hemos divido los espacios marítimos. Uno, dentro
del ámbito de jurisdicción que nos ofrece el Derecho Internacional Marítimo. El
otro, en el ancho mar, donde quiera que sea necesario promover o
proteger nuestros intereses.” (Almirante, MIGUEL A. VERGARA VILLALOBOS,
Comandante en Jefe de la Armada chilena en la clausura del Seminario del Mes
del Mar en Iquique.).
Bajo esta premisa geopolítica, cabe destacar que el Estado chileno se convierte
en un ente regulador y responsable de articular la inserción de Chile en el
proceso de globalización e interdependencia económica internacional. Pese a
que el Estado chileno ya no tiene el ejercicio monopólico de la política
internacional y que su poder relativo ha decrecido, es el único actor capaz de
comprometer a los diversos agentes económicos tras algunos de sus objetivos
esenciales, como sucede en el caso de la presente política oceánica.
“Si el ayer es luz de hoy, debemos tener bien claro que la única manera de vivir
en paz con nuestros vecinos es estar siempre en condiciones de derrotarlos en
guerra, si pretenden violar los tratados que con tanto esfuerzo y generosidad -y
a veces ingenuidad- nos legaron nuestros mayores, después de regar con su
sangre los territorios recuperados o legítimamente conquistados”. (RAÚL
HERMOSILLA HANNE. Historiador chileno. En Página Web
www.despiertachile.cl).
Quien no entienda, lo que antaño era ley geopolítica, que quien domine el mar,
manda en el continente, seguirá extraviado y persistirá en la contumaz
condición de perdedor eterno.
NINO CONTAVALLI